Si eres cabo, no quieras ser sargento en un dos por tres
1 Pedro 5:5,6
“5 Igualmente,
jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos
de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes. 6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios,
para que él os exalte cuando fuere tiempo”.
Como el apóstol o dicho a los pastores,
o ancianos, que no se enseñoreen de la iglesia, bien podía haber pasado que
algunos tomaran esas palabras en sentido equivocado para actuar con indebida
independencia o anarquía; dentro de esa posibilidad se hallan especialmente los jóvenes (v. 5); y como el
"igualmente" al principio, lo conecta objetivamente con lo dicho
anteriormente. Para mí la palabra "anciano" de este versículo se
refiere a los presbíteros o pastores de la Iglesia.
Entonces nos preguntamos ¿habría algún
motivo para esa recomendación? No existen evidencias que hubiera algún complot
juvenil contra los pastores o que ellos estuvieran tratando de asumir el
control del gobierno de la iglesia, o que se negaran a cumplir con lo que
enseñaban los maestros. Supongo que no había nada de eso por dos razones.
(1) que contrario, lo que se ve en el Nuevo
Testamento es que los jóvenes estaban activos e integrados a la estructura de la
iglesia.
Jóvenes actuaron como enterradores en
los casos de Ananías y Safira, un joven llamado Marcos era misionero y escribió
un evangelio, Eutico fue otro joven miembro de la iglesia en Troas, muy querido
por los hermanos por la alegría que les produjo su resurrección. Y en los
propios evangelios vemos que los jóvenes estaban entusiasmados con Jesús, y lo
prueba el hecho de que lo seguían y alababan a Dios cuando entró a Jerusalén,
en el templo, y frente a los fariseos. Cuando los jóvenes están entusiasmados
con Jesús, difícilmente ocasionan motines y divisiones.
(2) la otra
razón para pensar que no se trataba de un problema existente, es que aunque
ellos encabezaron la lista, la petición se le hace a todos, "todos sumisos
unos a otros". En la organización de la iglesia, del hogar y de la
sociedad.
No obstante la petición es adecuada y sabia. Todo el que ha llegado
a la adultez necesariamente ha pasado esa etapa de la juventud y sabe que es
emotiva, impulsiva, quimérica, soñadora y rebelde, y que fácilmente se juzga de
excesiva la prudencia pastoral, de lento los trámites organizativos
reglamentarios, de ineficiente lo establecido, y gustan de propugnar cambios
drásticos sin medir realmente la necesidad de ellos, si valen la pena y las
consecuencias que tendrían dichos cambios. Debido a esto los jóvenes tienen que
tener a veces puesto un freno y un cabestro. Y por favor que no quieran quitárselos
hasta que se les pase el período indómito. Los jóvenes que se someten a sus
pastores con docilidad, cuando lleguen a la adultez sin dejar la congregación,
la iglesia habrá adquirido con ellos una membresía excelente.
El apóstol dice cómo se llega a la recíproca sumisión, "con humildad" (v.
5). Un hermano puede ser cariñoso, generoso, inteligente, dotado pero si no es
humilde y no se somete a los que están por encima, más temprano que tarde causará problemas, y si
no rompe la organización, ésta lo echará afuera. De las bendiciones de Dios, la
humildad es necesaria para preservar el orden. El orden hace falta para
ejecutar un trabajo y el trabajo ordenado conduce al progreso del cuerpo. Es la arrogancia humana la que se niega a
aceptar jerarquías y piensa que nadie tiene derecho a mandarme y a ejercer
sobre mí autoridad, y eso no es cierto, Dios ha puesto a otros por encima de
nosotros y ellos a su vez están sumisos, y Dios está sobre todos. El mismo
Jesucristo, dice la Escritura que al fin se sujetará al que le sujetó a él
todas las cosas (1 Co. 15: 27. 28).
La humildad es la conciencia de
nuestras limitaciones y de un deseo profundo de obedecer los mandatos de Dios. Cuando
Pedro dice que Dios da gracia los humildes, no discute el origen de la humildad
sino que advierte que a los que no respetan el orden jerárquico de la familia,
el de la iglesia y la sociedad, cuenten con tener a Dios en contra, en el bando
opuesto, porque esas cosas están así organizadas por voluntad divina.
Enseguida el apóstol indica que la
sujeción humilde a otros no conduce a la
esclavitud. De lo que trata es de ser respetuoso con la congregación y no tratar de desmantelarla
a gusto y capricho. Con el tiempo cada miembro se gana un grado honroso. Y debe
esperar que por su trabajo y testimonio llegue el momento de su ascenso en
responsabilidad. Nuestros padres nos enseñaron a obedecer hasta que pudiéramos ser
independientes. Desde nuestra cuna aprendimos a estar sujetos mientras crecíamos.
Si Dios en su ejército ha hecho a fulano cabo, que no quiera ser sargento en un dos por tres, ni el teniente en un santiamén
coronel. Que esperen su “exaltación” (v. 6). Pedro dice "cuando fuere
tiempo". El éxito inmaduro no es duradero, la exaltación que Dios conduce
se toma su tiempo y la conjuga con las leyes de su sabiduría.
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