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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Si yo fuera Dios ¿a qué iglesia iría?

(Tomado de mi diario) Maryland, 20 octubre 2002. Hoy asistimos a Burtonsville Baptist Church. La más cerca de nuestra casa. La dejé a un lado porque era pequeña. El pastor tiene 59 años; de todos los que he oído es el que más ha utilizado citas de la Biblia, y las leíamos detrás de él en una pantalla. Él no se volvía. Habló sobre el anuncio de la negación de Pedro. Se alzaba sobre la punta de sus pies, marchaba para atrás del púlpito, vivamente emocionado con las verdades que decía y el deseo de hacer bien a la iglesia. Ofrecía a Dios y a su público, sin miramientos, el resto de la fuerza de sus años. Unas 80 o 100 personas le escuchamos. En ninguna otra congregación de 500,600, 1000, he hallado más palabra de Dios. No parecía buscar el éxito sino ser fiel a la palabra del Señor. Su gente parecía disfrutar su sermón.  Si yo fuera Dios ¿a qué iglesia iría? Donde pueda escuchar muchas citas de las cosas que he dicho. Nada me gustaría más en un culto que oír decir lo que he di

Consejos para un pastor frustrado

Dales aquello que los haga sentir importantes y superiores y te seguirán dondequiera que vayas, niégaselos y se alejarán de ti; tendrás tantos seguidores como provisión tengas para sus egos; evita las palabras que los humillen y si lo haces garantízales que no es ante ti que lo hacen sino ante Dios y que serán lo que paguen para ser exaltados; provócales una visión de ellos mismos arriba, hazles creer que por el camino que llevan van subiendo. Jamás toques su imagen y autoestima para disminuirlas, nunca te lo perdonarán; refiérete a ellos en términos que les hagan pensar que son más de lo que son; ínflalos, adúlalos, que se crean que son gente especial y serán tus amigos y colaboradores en todo lo que hagas, no tendrás un perro que sea mejor amigo: obra completamente en oposición a la gracia de Dios y tendrás la iglesia llena.  El arrepentimiento sin esas motivaciones, para ellos no tiene sentido, no lo buscan y lo aborrecen; para ser un hombre público a tu gusto, haz como te d

La oración, un modo de “lavar dinero”

Mateo 6:11-12     " 11  El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12  Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Jesús enseñó a sus discípulos a orar por los medios para obtener la comida , en el Padre Nuestro, y como dice Calvino eso incluye a todas las necesidades. Y si él dijo específicamente “el pan nuestro” eso tiene que ser orar por los medios para conseguir el dinero para comer, beber y vestir. Se est á orando por el trabajo. ¿Sería necesario que el Señor nos enseñara a orar por la comida? (v.11). Desde un principio Jesús trata de hacer celestial nuestra vida recordándonos que nuestro Padre es celestial y que nuestro fin es el cielo y no la tierra. Pero hay cosas como las necesidades básicas de la vida que nos atrapan momentáneamente a esta tierra. Reconociendo que fuimos hechos de tierra y que estamos sujetos a los campos, y que todo el trabajo va para la boca, nos da la norma para que en este orden imprescindible d

No hables cuando mastiques

Salmo 106:25 “…murmuraron en sus tiendas”. ¿En qué otro lugar se suele murmurar más contra Dios y el prójimo que en la propia casa, sobre todo a la mesa? Israel siempre fue un pueblo de gente murmuradora   y quejosa; por todo protestaba y con nada estaba conforme. Se olvidaba pronto de las bendiciones de Dios y protestaba por la más pequeña dificultad que encontraran.   Para mal, ese mal hábito de la murmuración ha pasado a la iglesia cristiana, sobre todo a la hora de la cena.   Algunos, en vez de tener una iglesia en su casa como Filemón, Aquila y Priscila, lo que tienen es un Tribunal, donde continuamente se quejan de los otros y hasta de Dios.   Se sientan a la mesa a comer los alimentos y después de bendecirlos en oración protestan de los caminos del Señor y maldicen con sus lenguas a sus hermanos que él creó a su imagen y semejanza. Hablan mal de aquellos con los cuales adoran y de los que los acompañan en la santa cena del Señor.   Cierran la puerta de su aposento