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Mostrando entradas de septiembre, 2018

Es ridículo decir que la Biblia es un libro de ciencia, pues es un libro de fe

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JOB 26:7,10,14; Ge.1:2. “ El extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada.   Puso límite a la superficie de las aguas, hasta el fin de la luz y las tinieblas . Ha trazado un círculo sobre la superficie de las aguas”. La palabra que usa es “compás” o círculo. Redonda ¿no? Esta traducción suena mejor dentro del tono del contexto. Estas palabras si quieres las puedes entender como dos “revelaciones científicas” (si se pudieran combinar ambas palabras); una, el vacío en la parte norte del cosmos, un foso muy oscuro, sin nada, según afirman algunos científicos; lo otro, la tierra que flota en el vacío sin apoyo ninguno ni nada que la sostenga sino las leyes de Dios. Más adelante habla de la atmósfera, “al dar peso al viento, y poner las aguas por medida” (28:25). En otra parte hay algo parecido. Palabras del profeta Isaías parecen indicar que el Espíritu, indirectamente y como por descuido incidental, revela que la tierra es redonda y no plana como decían en tiempo

Tu pecado te daña a ti no a Dios

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JOB 22:2,3 “ ¿Traerá el hombre provecho a Dios? Al contrario, para sí mismo es provechoso el hombre sabio. ¿Tiene contentamiento el Omnipotente en que tú seas justificado, o provecho de que tú hagas perfectos tus caminos?”.   Esta es una verdad muchas veces comentada entre nosotros, que la salvación o la perdición de un pecador no le quita ni le añade nada a Dios, al contrario, es el hombre quien gana; el pecado destruye la vida presente y malogra la esperanza de la vida eterna, es dañino para la mente, el espíritu, el cuerpo, la familia y la sociedad, no para Dios. La oposición de Dios al pecado, además por su gloria, es por causa nuestra, porque somos sus criaturas y nos destruimos a nosotros mismos; nos envenenamos con alcohol y drogas, nos matamos con tabaco, nos engañamos cuando somos desleales, nos hace daño la envidia, nos aniquilamos por odio y por codicias, sembramos vientos y recogemos tempestades. Dios ni siquiera tiene que castigarnos porque nuestro pecado nos ca

Dios no ha muerto, como escribió Nietzsche

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JOB 19:25-27 “ Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí ”.  Ni el sentido ni las palabras pueden tomarse como que Job declara la esperanza de la resurrección de su cuerpo. No dice que "mi redentor vivirá" sino "vive" y que "al fin se levantará". No se refiere a que emerja de entre los muertos; es una forma figurada para decir que Dios al fin, que es su Redentor, entrará en acción, saldrá de su escondite en el polvo, desde donde nadie lo espera, súbitamente, y lo librará de toda su enfermedad. Sus palabras indican que cree que el fin es de Dios y que todo se arreglará. Y ese es el bendito consuelo de nuestra esperanza cuando estamos en tribulaciones, que el Redentor vive , que el Dios en el que creemos está vivo; como sepultado pero vivo, y que sorprender

El diablo piensa que nuestra salvación fue un error suyo

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ÉXODO  14:8,9 “Entonces los egipcios los persiguieron con todos los caballos y carros de Faraón, su caballería y su ejército, y los alcanzaron acampados junto al mar, junto a Pi-hahirot, frente a Baal-zefón”.  ¿No ves en esos egipcios, faraón y sus soldados yendo detrás de los israelitas, lo mismo que ocurre cuando un pecador es llamado por Dios afuera de su cautividad, como el diablo y sus huestes lo persiguen tratando de darle alcance y hacerlo retroceder para que le sirva? Nota como el diablo lamenta haber tenido que dejar ir a un pecador fuera de sus dominios (v.5) “¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel para que no nos sirva ?”. Tienes que saber que una vida entregada al diablo es una vida a su servicio , y es esclavitud. La paga del pecado es muerte y el diablo no paga de otro modo; y no regala nada, sino que exige algo a cambio. Estrictamente no da nada . Faraón no les pagaba a los israelitas a no ser malos tratos y azotes si fueran necesarios. Cuando

No son ellos la sal sino la miel del mundo

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JEREMIAS 23: 30 "Hurtan mis palabras cada uno de su más cercano; yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dice: él ha dicho, hacen errar a mi pueblo con mentiras y lisonjas".  Dice Gill que posiblemente usaban las mismas frases que los verdaderos profetas, “así dice Jehová” “así dijo el Señor”. Usan palabras bíblicas pero no son auténticos profetas. Estas palabras no se refieren a los sencillos predicadores poco surtidos de ideas para predicar que compran libros de sermones para predicar y los usan como propios. Eso es bueno hacerlo, leer cómo otros han explicado la palabra de Dios y aprender de ellos. Los que menciona Jeremías no es que roban mensajes para predicarlos como propios sino que la palabra de Dios que el pueblo oye, los que la guardan, ellos con su falsedades se la quitan como si se las robaran. Esa es una interpretación, y si yo fuera a ampliarla diría que lo que ellos roban es el oficio de profetas, el llamamiento de profeta, o sea el

Dios no nos pide que tengamos más optimismo y fe que nuestro Señor Jesucristo

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JOB 9:27,28 “ Si yo dijere: Olvidaré mi queja, dejaré mi triste semblante, y me esforzaré, me turban todos mis dolores; sé que no me tendrás por inocente ”. Lo peor que pueda hacer una persona en la prisión es fingir delante de Dios que todo está bien, que no está sufriendo, y hacer lo mismo delante de sus semejantes, poner buena cara cuando en realidad se les saltan las lágrimas a los ojos. Dios siempre espera que nos presentemos delante de él como realmente somos, y como lo sentimos, sin fingir estados de ánimos. Si estamos confundidos, no podemos decirle que entendemos cada cosa, si perdemos el sosiego no podemos decirle que nos hallamos en paz, si damos vueltas en la cama sin poder dormir, no podemos darle gracias por todo un sueño reparador que obtuvimos durante la noche cuando en realidad casi no hemos podido pegar un ojo por las preocupaciones y la falta de fe. Eso de “al mal tiempo buena cara” no es tan honesto como decir “el mal tiempo enfrentaré”. “No fingiré qu