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Mostrando entradas de julio, 2012

No se dejen abatir por el desánimo, ni por el trabajo baldío

Lucas 5:1-10   (Mt. 4:18-22; Mr. 1:16-20)   1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. 2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. 3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. 5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. 6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. 7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. 8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, d

La raíz de las equivocaciones teológicas del cristianismo

 2Cro. 28:22-23 “Ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan”. Acaz se equivocó en el análisis de su situación y como no la juzgó espiritualmente, la decisión que tomó para solucionarla fue desastrosa, tanto para él mismo como para su pueblo. Pensó que porque los sirios le habían derrotado había sido por la capacidad superior de sus dioses sobre Jehová; y no era así, los dioses no le habían ganado sino que “Jehová los entregó en manos de los sirios”. Dios no les había fallado, ellos le habían fallado a Dios. Satanás se había apoderado de ellos porque ellos se habían alejado del Señor. Ningún dios en el universo, si lo hubiera, es superior a nuestro Único Dios. Pero Acaz no lo pensó así, se dirigió a los dioses de los damascenos y abandonó completamente al Dios de la historia, para su ruina y para Israel. Las victorias que el mundo tiene sobre la iglesia no se deben a que pueda vencer

Lean la historia y examinen todos los manuscritos que aparezcan

Juan 18:19-24   (Mt. 26:59-66; Mr. 14:55-64; Luc. 22:66-71) “19  Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20  Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. 21  ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. 22  Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23  Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? 24  Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote”. ¿ Qué quería este hombre, que Jesús delatara a sus discípulos, que le hiciera una lista de ellos para que los apresara? Con claridad les había dicho "si me buscan a mí aquí estoy, dejen ir a estos". En cuanto a la pregun

Con rencor las caras y los nombres no se olvidan

Juan 18:25-27 (Mt. 26:71-75; Mr. 14:69-72; Luc. 22:58-62) “25  Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No lo soy. 26  Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él? 27  Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo”. Ya en otra parte he comentado que el trasfondo de la negación del apóstol Pedro, porque la cuentan todos los evangelistas, se escribió no con el propósito de dañar su reputación sino de alentar a los cristianos perseguidos, especialmente a los que zarandeados como trigo, de forma similar al apóstol, habían negado la "profesión" (1 Ti. 6:12,13; He. 3:1; 4:14;10:23). La prueba de eso es que también se menciona su llanto por haber hecho lo que hizo, lamentando profundamente haber negado triplemente al Señor. Lo nuevo aquí es el señalamiento de que el acusador es un pariente de Malco a quien Pedro

Pregúntale a Pablo qué opina sobre Santiago y Apocalipsis

G á latas 1:13-24 “13 Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; 14 y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres. 15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, 17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. 18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; 19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. 20 En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento. 21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia, 22 y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que er

Jesús era más hombre que todos los adúlteros y ladrones de Jerusalén

1Cro. 20:5-8 “Y hubo guerra otra vez en Gat, donde había un hombre de gran estatura que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y seis en cada pie; él también descendía de los gigantes. Estos descendían de los gigantes en Gat y cayeron por mano de David y por mano de sus siervos”. Un hombre con tantos dedos no puede funcionar bien; le sobra uno en cada mano y pie, y si perdiera ese excedente estaría mejor. El era descendiente de los gigantes. Este hombre se sentía más hombre que todos los demás hombres e injurió a Dios, y fue abatido por otro hombre, en apariencia menos que él, inferior. Los verdaderos hombres no son los que tienen más cuerpo, masculinidad, sino los que sirven a Dios y son llenos del poder de su Espíritu. Los “sobrados” como dice la RV no pueden ser sacerdotes (Lev. 21:18), que es una prolongación extrema, de más, o “superflua”. Tenía de más, más de lo normal, era anormal. Hay hombres que se creen más hombres que los demás mortales porque en al