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Mostrando entradas de abril, 2012

El oropel de Hollywood y Broadway

Salmo 62: 9 “Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; pesándolos a todos igualmente en la balanza, serán menos que nada”. La palabra vanidad que se menciona significa “vaciedad”, “transitoriedad” e “insatisfacción”. Y esas cosas no pesan nada, menos que nada. La vida y la gloria humana es precisamente eso, no pesan nada, caben en un dedal. Sin embargo la gloria de Dios sí pesa, como dijo Pablo “eterno peso de gloria” (2 Co. 4: 17); un poco, pequeña cantidad de la gloria de Dios hace que pese, en la verdadera balanza, la de Dios donde son pesados todos los seres humanos, pesa muchísimo, o sea no es algodón, paja, aire y humo. Vale más la aprobación silenciosa de Jesucristo a una vida que todo el oropel de Hollywood o Broadway . El lujo, la fama, los títulos honoríficos, elogios y adulaciones (Job 32: 21).  Hay otra cosa que pesa mucho y es el pecado y del cual se nos invita a despojarnos (He. 12: 1). Su peso es terrible sobre la concienci

Exégesis carcelaria

Génesis 40: 6-8 “ Y José vino a ellos por la mañana y los observó, y he aquí, estaban decaídos. Y preguntó a los oficiales de Faraón que estaban con él bajo custodia en casa de su señor: ¿Por qué están vuestros rostros tan tristes hoy?”.     José es un extraño carcelero, único, no sólo se preocupa porque los presos tengan comida y facilidades sanitarias sino que se sientan bien; les preguntó sobre su tristeza, como un pastor o capellán para ellos. Piensa que la privación de libertad es el único castigo que deben tener los presos sin añadirle las malas condiciones de la cárcel. ¡Esperaba que sus presos estuvieran contentos allí! Tal vez la dura vida que se le impone al preso sea un método de corrección y tenga sus resultados positivos pero también los endurece. Sobre todo los presos por motivos religiosos y políticos. ¿Cómo pueden estar llenas las cárceles, en este siglo XXI, de presos políticos? Estos dos pensaban, como la mayoría, que todos los sueños son mensajes qu

Alcoba conyugal

Génesis 38:8,9 “ Y   Onán sabía que la descendencia no sería suya; y acontecía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, derramaba en tierra para no dar descendencia a su hermano. Pero lo que hacía era malo ante los ojos del Señor; y también a él le quitó la vida”. Dios conoce el corazón de todos los hombres y las motivaciones de sus acciones; y el Señor también mira con quién se tienen relaciones sexuales y cómo se efectúan , porque el Espíritu dijo que el lecho matrimonial deber estar “sin macilla” (He. 13: 4). ¿No dice el Señor que se cierre la puerta de la habitación y se ore en secreto porque Dios ve en secreto? (Mt. 6:6). ¿O es que Dios entra, si es que el Viviente que me ve, tiene que entrar, sólo cuando lo que se va hacer en la alcoba es un culto religioso? Cuando se cierra la puerta Dios no se queda afuera, está dentro y ve y oye todo lo que pase. Siempre el matrimonio se halla en la presencia de Dios.  Onán no quería darle un hijo a su hermano porque el pri

Las religiones desparecerán, si son baratijas

Génesis 35:4 “ Entregaron, pues, a Jacob todos los dioses extranjeros que tenían en su poder y los pendientes que tenían en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de la encina que había junto a Siquem”. Figuras de dioses, amuletos y talismanes, objetos extraños para superstición (31:19) que les colgaban de las orejas. Posiblemente no tendrían mucho valor y fueron rotos en pedazos y después sepultados. Si hubieran sido de oro o plata podrían haberse derretido y convertido en dinero. Ver Josué 3:5. Esto es una conversión. Tendría que saber que a su familia se le estaban pegando las costumbres de las naciones, especialmente por el contacto con los cananitas y los de Siquen. Uno debe estar atento a la vida religiosa de la familia y sus atrasos y adelantos y de vez en cuando hay que ordenar un registro y regresar a la antigua pureza poco a poco perdida. Tal vez hay que regresar hasta donde se perdió el “primer amor” y rescatarlo para un presente fr í o o tibio, casi sin t

El trabajo no mata a nadie

G é nesis 31:38-42   “Estaba yo que de día el calor me consumía y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos. Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham, y temor de Isaac, no hubiera estado conmigo, ciertamente me hubieras enviado ahora con las manos vacías. Pero Dios ha visto mi aflicción y la labor de mis manos, y anoche hizo justicia”.   “El trabajo no mata a nadie”, suele decirse. Jacob obtuvo riqueza porque trabajó muchos años seguidos y sin mencionar reposo. No sólo trabajó sino que con honradez . Si una fiera se comía alguna oveja él la pagaba, si se accidentaba o perdía, era su responsabilidad y abonaba el precio por ello. Además, confiaba en la providencia de Dios, en su continua bendición de modo que no necesitaba enriquecerse con trampas, engaños, o robando. Aunque puso las varas delante de las ovejas cuando parían, no fue su superstición lo que le trajo prosperidad sino la providencia del Señor sobre sus labores.      Todo lo que tuvo lo consiguió con traba

No hagas lo mismo si no quieres verte así

Salmo 59: 10-13 “No los mates para que mi pueblo no se olvide”. La muerte de los impíos puede que no sea lo mejor para la iglesia que los ha visto pecar; si murieran el pueblo del Señor podría olvidarlos y olvidar las iniquidades que cometieron, pero si los contempla vivir maldecidos por causa de sus pecados e injusticias, serán como vivos ejemplos que exalten su justicia. En esta porción David no parece estar orando contra sus posibles homicidas,   sino contra aquellos que por   sus calumnias le han levantado tantos enemigos acérrimos, los que le han originado tantos adversarios. A estos son los que él quiere que Dios disperse, que los abata (v.11), se tengan que tragar el orgullo con que han hablado (v.12), vivan gruñendo como perros hambrientos (v.15), y total, se conviertan en nada (v. 13). El homicida merece la muerte pero el calumniador la maldición de Dios en vida. Caín no murió cuando mató a Abel sino lo contrario, se prohibió bajo castigo a cualquiera que le die