Bravo por Piper en T4G


John Piper en T4G 2012, Louisville, Kentucky
Mark Dever, Pastor de Capitol Hill Baptist Church
He leído algunos libros de John Piper donde no se menciona su llamado hedonismo cristiano ni tampoco se enfatiza el hecho de la satisfacción personal en aras de la gloria divina, y esas páginas han sido muy bien escritas, con mucha sinceridad por parte de este hombre con lógica alemana en cuyo país estudió, recibió su doctorado y aprendió el idioma. Es un lector voraz y parece vivir siempre queriendo alcanzar más de lo que ha logrado, por la gracia; y así vierte sus metas y las pone delante de la juventud que lo admiran y lo siguen. Todos sus compañeros en la plataforma mostraron hacia él respeto y admiración, y con cariño lo escuchaban.


Cada cual de los 9000 asistentes a las reuniones de T4G (Juntos Por el Evangelio), celebradas en Louisville, Kentucky esta semana, y llegados hasta de Asia, tendrá sus propias experiencias e impresiones, y las evaluará de acuerdo a sí mismo. Los predicadores y panelistas fueron invitados desde dentro de las principales denominaciones cristianas, presbiterianos, metodistas, bautistas y reformados llamados conservadores o carismáticos. Mark Dever de Capitol Hill en Washington DC, el Presidente de 9 Marks y artífice de estas reuniones. Thabitti Anyabwile, formado por Dever y enviado a las islas de Gran Caimán, Ligon Duncan pastor de la Primera Iglesia Presbiteriana en Jackson, Mississippi. Albert Molher, presidente del Seminario Teológico Bautista  en Louisville, David Platt pastor en Alabama, y otros.
David Platt e Ifdy, que fue a ayudar en T4G 2012
Al Mohler e Ifdy mi hija  en T4G 2012
El estadio de Louisville se miraba completamente ocupado incluyendo todos sus balcones, y a veces con personas que no podían encontrar un asiento. La visión estaba llena de colorido, literalmente hablando y espiritualmente también. Vestuarios de diferentes colores y expresiones de alabanzas, amenes y aleluyas que demostraban el calor y la euforia, fuera por el canto o los sermones, que a veces eran interrumpidos con aplausos, ya fuera para Dios o para el predicador, y también risas por chistes dichos con intención o sin ella.


C.J. Mahaney e Ifdy en "give me five" en T4G 2012
Los sermones generalmente estaban cargados de emoción, alguna que otra lágrima y muchos gestos que dibujaban en el aire el asunto que se iba expresando. La palma en ese sentido la tuvo, después de C. J. Mahaney de Sovereign Grace Ministries,  John Piper, el cual hablando sobre los versículos finales de la epístola de Judas la ilustró también con sus gestos que parecían elocuentes parábolas. La impresión que me produjo este veterano predicador fue favorable tanto en su contenido, su energética personalidad y juvenil alegría, con todo eso envuelto en una aureola de admiración, incluyendo a sus compañeros que mencionaban sus palabras con frecuencia como por la audiencia que le conocía por sus libros y videos.

Piper contó, o más bien leyendo en su diario, que hacía 26 años en su iglesia en Minneapolis se hallaba tan deprimido que no veía otra opción que la renuncia y le pedía a Dios constantemente que lo ayudara a irse porque su desánimo, como el profeta Elías del cual estaba hablando (1 Re. 19), hubiera preferido la muerte. Era evidente que Piper quería animar a todos los pastores y líderes a que se sobrepusieran de su desánimo, a pesar que no lograran lo que querían, y continuaran en su posición de fidelidad pues había todavía bendiciones en el futuro. Insistió que somos una creación de Dios y que tanto la vida física, espiritual provenían de él. Impresionó a muchos cuando dijo que según la Escritura después de esta crisis espiritual del profeta cuando se refugió en una cueva, apenas se dice algo de él, como concluyendo su santo ministerio. En esos momentos volcaba su corazón cristiano, amplio y lleno de desesperadas ansias por Dios, afirmando que siempre seríamos sostenidos por él Señor, y que ahora, en el pasado y en el futuro, no saldría de su asombro de la constancia de la perseverancia, gracias a un milagro de la majestad y de la gloria de Dios.

Yo, tomando notas mientras predicaba Piper
Explicando los versículos de Judas empezó y terminó, de una forma única y doctrinal refiriéndose, como afirmó muchas veces citando a Spurgeon, que Romanos 8 es la maquinaria de Dios en la salvación, y concluyó gloriosamente exaltando la providencia dentro de la predestinación, la elección, la justificación y el llamamiento. Piper fue prácticamente el único que mencionó con claridad esas bellas doctrinas reformadas. Una y otra vez dijo que a pesar de nuestro movedizo corazón Dios nos guarda de caídas, y nos preserva en nuestras salidas y entradas.

No se refirió exactamente al fondo histórico de la epístola de Judas pero las explicaciones, apoyadas por su vida cristiana, fueron bien recibidas. Generalmente no fue el único sino como todos los predicadores del evento, exceptuando a Al Mohler, hacían una exégesis somera. Al terminar John Piper le envié un texto al pastor americano de nuestra Iglesia y le dije, "since now on, I love Piper”; y él inmediatamente me respondió "Excellent!” Porque sabe de mi inconformidad hacia su hedonismo, el cual para satisfacción mía no mencionó. Bravo por Piper.

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