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Mostrando entradas de febrero, 2016

Dos hombres distintos, dos ministerios distintos

JOSUE 12:6,7,24 “Y estos son los reyes de la tierra que derrotaron Josué y los hijos de Israel, a este lado del Jordán hacia el occidente, desde Baal-gad en el llano del Líbano hasta el monte de Halac que sube hacia Seir”.  Dos hombres distintos, Moisés y Josué, dos vidas con misiones diferentes. Moisés fue tan siervo de Dios como Josué y viceversa. Ambos fueron llamados por Dios para servirle, pero no en lo mismo, no con el mismo ministerio. En la lista de reyes que venció Moisés sólo aparecen dos, Sehón y Og, mientras que en la de Josué hay treinta y un reyes. Josué fue militarmente mucho más útil a Dios que Moisés, pero Dios no llamó a Moisés para que hiciera aquellas batallas, ni a Josué para que escribiera los cinco primeros libros de la Biblia, para que hiciera maravillas en Egipto, para que viera a Dios cara a cara y para que fuera el hombre más manso del mundo (Num.12:3), sino para que meditara en la ley de Jehová y hallara en ella su delicia. ¿No? E

El único martillo de la iglesia

1 Reyes 6:7 “Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro”. “Ni martillos ni hachas se oyeron en la casa”.  En completo silencio de construcción; más bien en paz, sólo se oía la voz humana. ¿Se construye así la iglesia? Si bien ha de hacerse con reverencia y gloria, con discreción y sin bulla, en la edificación de la iglesia sí se cortan las piedras dentro de ella, se trabaja allí mismo, se perfeccionan con el martillo y el cincel de la palabra de Dios que es la voz del Señor y el trabajo que ella hace es en total privacidad. Ese es el único martillo que debe oírse cuando se están forjando cristianos. Lo que sí no se deben oír son los martillos y las hachas de la crítica destructiva. Lo único que puede martillar en la iglesia es el de la gracia de Dios, su Palabra sonando sobre corazones empedernidos y concien

Jesús no es el señor de las moscas

Mateo 10:16-25 “ 16  He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. 17  Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; 18  y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. 19  Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. 20  Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. 21  El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. 22  Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 23  Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del

Apúrense a vivir en amor, que Jesús nos halle abrazados

1 CORINTIOS 16:19-24 "Os saludan las iglesias de Asia. Aquilas y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor.   Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con un beso santo.   La salutación de mi mano: Pablo.   Si alguno no ama al Señor, sea anatema. ¡Maranatha! La gracia del Señor Jesús sea con todos vosotros.   Mi amor sea con todos vosotros en Cristo Jesús”. Amén. Esta es nuestra exposición final, gracias al Señor   podemos decir ebenezer porque hasta este momento el Señor nos ha ayudado. Nota que el amor fraternal entre los hermanos es mucho y especialmente que   Pablo lo promueve ; él es quien recibe los saludos y no olvida pasarlos porque sabe que los destinatarios se han de poner muy contentos al recibirlos. En todas aquellas iglesias de Asia había hermanos que conocían algunos corintios o al menos habían oído a los apóstoles hablar de ellos y por referencia ya los amaban, “o s saludan las iglesias de Asia ”. Asia