Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2011

Jóvenes que pasan por el ojo de una aguja

Lucas 18:18-30 (Mt. 19:16-30; Mr. 10:17-31)   18 Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. 20 Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio honra a tu padre y a tu madre. 21 Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22 Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 25 Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 26 Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27 Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible

Vive sin susto, Dios no cambia

"Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios" (Ro. 11:29). Estas palabras del apóstol Pablo dichas para Israel las voy a comentar bajo el título de la inmutabilidad de Dios y lo que escribe otro y no yo. Al final le pondré una nota mía de tipo devocional que escribí cuando leí el libro, porque los libros aunque sean de doctrina deben ser espirituales y aplicativos a la vida cristiana, capaces de ayudarnos a vivir para Dios. Aunque llenen el entendimiento si no tocan el corazón resultan poco eficaces. "Debemos por un momento hacer una pausa para tratar dentro de la inmutabilidad de Dios su esencia incambiable . "Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán" (Sal. 127:2) "porque yo Jehová no cambio" (Mal. 3: 6). "Porque yo soy Dios y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio lo que aún no era hecho; que digo que mi consejo permanecerá y haré todo lo que quiero, yo hablé y lo ha

No maniobres la voluntad de los impíos

“Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así fue de tu agrado. Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt. 11:25-27). Se ha dicho con alguna razón que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que un “PHD” (un doctor universitario) entre al reino de los cielos. No es que el evangelio sea sólo para los ignorantes sino que esos presumidos se creen saber más que Dios. Pero el tema principal de este texto no es ése sino la soberanía de Dios en la salvación de los pecadores, y es propio para otra clase de presumidos y buenos tontillos que creen que pueden hacer cristianos como monedas en una fábrica. Inteligentes, los que entran al reino de los cielos lo hacen por un distinguido e inmerecido acto de Dios que se llam

Triste por un segundo

“Entonces el rey se entristeció ” (Mateo 14:8-10). Esto no es una condescendencia de Mateo sino una observación hecha por el Espíritu Santo. Dios mismo fue el que reveló a los evangelistas que Herodes se había entristecido; y Marcos dice que mucho. Ninguno se percató de su emoción, eso pasó dentro de su corazón. Era una fiesta, su cumpleaños y él no debía estar triste. Se repuso de su emoción, esbozó una sonrisa, o mueca, y fortalecido con la resolución sin alternativa, dio la orden de decapitar a Juan.   Pero los sentimientos de tristeza por verse forzado a eliminar a aquel varón justo y santo no pasaron desapercibidos para Dios. Esto nos da una vislumbre de la perfecta justicia divina . Aun el más perverso, cuando sea juzgado sus actos hallarán un juez justo e imparcial, inclinado en ese momento a no prescindir de ninguna cosa que alivie, atenúe o suavice su condenación. En ese gran día la misericordia tampoco estará ausente y cualquier cosita, por mínima que sea, un sentimie

Jesús tiene su opinión y yo la mía

“Jesús les encargó rigurosamente, que nadie lo sepa. Pero ellos divulgaron la fama de él por toda aquella tierra” (Mateo 9: 27-31). Jesús parece al principio tener alguna reticencia para bendecirlos y después que lo hizo ellos probaron ser desobedientes y dañinos para la obra. Este es un caso parecido al que se cuenta en Mr. 1: 40-45; Jesús les dice una cosa y ellos hacen otra. Pensaban que era muy grande la noticia para mantenerla callada y que era lo mejor aunque Jesús dijera lo contrario. ¿Cómo puede ser lo mejor si es lo contrario? Creían   que a otros les había dicho que se lo dijeran a todo el mundo (Mr. 5:18-12). Y estaban equivocados porque Jesús específicamente a ellos les dijo que no. Oyeron lo que les decía a otros y diferente a la prohibición específica personal hicieron lo opuesto, cuando debían haber cerrado la boca. Pero queremos ser más sabios que Jesús. Queremos estereotiparlo. No se trata de hacer lo bueno sino hacer la voluntad de Dios cualquiera que sea. La o