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Mostrando entradas de agosto, 2008

La Reina de los Dones de Dios

La fe es el don más codiciado de mi vida. Cambio el mundo entero, si fuera su propietario, por una porción de ella. No sólo es el don más preciado de Dios sino el primero que necesito. Sé bien que no puedo aspirar a que mi corazón palpite por Dios, ni mi esperanza de juntarme a mi Salvador venza el miedo a la muerte si ese sagrado depósito [i] no existe. El día que no tema a lo alto ni a lo profundo, ni al presente ni a lo porvenir, ni a ninguna otra cosa creada, [ii] entonces viviré como Dios quiere que yo viva, y mi fe me habrá hecho perfecto. Donde hay plena fe en la Palabra de Dios no hay miedo. [iii] A tanto miedo tanta desobediencia e incredulidad. La fe es la reina de los dones que otorga Dios. En el hombre natural [iv] es inexistente; no se halla en el terreno de la naturaleza humana, jamás nace allí espontánea, a no ser que Dios siembre la semilla. Lo menos que uno puede imaginar en un corazón sin el Espíritu es la fe. Antes bien, Jesús dijo que de la mente reprobada [v