El Catecismo Menor dice:
Pregunta: ¿Cuál es el fin principal del hombre?
Respuesta: Glorificar a Dios y disfrutarlo para siempre.
John Piper dice:
"En el corazón de mi ministerio se encuentra la convicción (la cual yo he llamado hedonismo cristiano) que Dios es más glorificado en nosotros cuando más satisfechos estamos en él. C. S. Lewis dice exactamente lo mismo, incluso más claro, ‘el Catecismo Escocés dice que el principal fin del hombre es "glorificar a Dios y disfrutarlo para siempre’. Pero veremos entonces que ambas cosas son lo mismo. El pleno gozo es glorificar. En el mandamiento que nos da de glorificarlo a él, Dios nos está invitando a disfrutarlo’.
“Durante 30 años he tratado, con mucha imperfección y muchos fallos, vivir mi propio mensaje, penetrar y despertar los mismos afectos para Dios que están de acuerdo con su gloria, y crear vidas que lo muestren a él grande. Esto tiene su base en la convicción de que Dios es más glorificado en nosotros cuando más satisfechos estamos en él… la frase en del apóstol Pablo ‘entristecidos más siempre gozosos’ (2 Co. 6:10), es el estandarte que flota sobre la casa del hedonismo cristiano.
“(Mi) historia es la historia de la emergencia de un pastor con un desesperado deseo de gozo en Dios. El pensamiento correcto acerca de Dios existe para servir a los sentimientos correctos por Dios. La lógica existe por razón del amor. El razonamiento existe por razón del gozo. Las doctrinas existen por razón de su disfrute. La reflexión acerca de Dios existe por razón de afectos hacia él" (The Pastor as Schollar; pag. 46, 48, 66).
I. El hedonismo cristiano tiende a ser popular en la cultura y recibido con los brazos abiertos
Con todo el respeto que ese siervo de Dios merece, y sabiendo la gran admiración que sienten por él tantos en Estados Unidos como en el resto del mundo; que un desconocido pastor hispano cuestione el énfasis de toda su vida y ministerio, de gozo en Dios, como el deber principal de todo hombre, parece una osadía y es más que eso, un atrevimiento que pido le disculpen al agresor de tanta gloria y fama, por dos razones, una porque escribe sin envidia y dos, con total honestidad; o quizás con severa incomprensión.
La definición de hedonismo según el Diccionario de la Real Academia Española, es “doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida". Hedonismo cristiano supongo que no quiere decir la creación de “otro yo” mejor, un yo cristiano separado del anterior porque eso no es teológicamente convincente. Sino que sacando provecho de la inclinación hacia nosotros mismos con que nacemos en vez de dirigir todas esas oscuras fuerzas hacia las cosas del mundo, la carne y el diablo, se dirijan hacia la Santa Trinidad y hallarlas mejores en ella que fuera de la Deidad. Algo así como una reconstrucción del yo o de la imagen de Dios.
En caso de ser así, el Cristianismo lo que haría es redirigir en un mejor sentido los impulsos desordenados del yo central, en una palabra, sin anularlo, cristianizarlo, con la ayuda de la gracia de Dios comunicada en el evangelio de Cristo. La tarea consiste en convencer al yo que está obrando mal, que tiene mejores oportunidades con Dios que con el diablo y que gozarse en Dios es mejor que gozarse en la carne y en el mundo.
A esa inteligente operación de cambios, oportuna para la evangelización de una sociedad hedonista, le pudieran llamar nuevo nacimiento y la nueva persona formada con un estilo diferente de vida, nueva criatura. Por supuesto, que todo eso se supone que es efectuado por la gracia de Dios, según se explica. Eso es efectivo para convencer a la gente que se haga cristiana, porque el arrepentimiento no tiene ningún dolor y es un cambio hecho por con conveniencia. Las palabras culpa y vergüenza no son tan necesarias y si aparecen es por breve tiempo mientras se negocian los cambios; y el yo no es molestado sino que se le permite que se siente en otro asiento más cómodo, que pudieran llamarlo “en los lugares celestiales en Cristo”. Y como se sabe, hay predicadores dentro del llamado “nuevo calvinismo” que dedican toda su vida a glorificar a Dios de este modo, convenciendo al Ego sin molestarlo ni usando reprimendas, que le conviene arrepentirse, haciendo que los pecadores acepten y sonrían de gozo y hallen satisfacción plena en Dios. Es un mensaje muy popular.
II. Poniendo las cosas en orden
Lo que habría que explicar es que ese gozo que se siente al disfrutar a Dios brota después y no antes de una profunda humillación y arrepentimiento, y que no puede ser ofrecido como un regalo de Dios sin haber experimentado el nuevo nacimiento; y ese llamado "hedonismo cristiano" tendría que consistir en gozar a Dios santamente antes que plenamente. Precedido por una negación a nosotros mismos como enseñó Jesús (Luc. 9:23), y como enseñó Pablo, después de la muerte y sepultura del yo (Ga. 2:20). El yo nunca se santifica, el propósito del Evangelio no es santificarlo sino crucificarlo. La santificación cristiana consiste en su reducción, descentralizarlo y colocar en esa posición a Cristo. No tiene sentido hablar de cierto hedonismo cristiano, son dos cosas completamente opuestas. El desesperado deseo de un cristiano según la antigua teología no es por gozo en Dios sino por santificación. Las doctrinas, aunque el cristiano las disfrute enormemente (¡Oh, la Elección Particular y Eterna, la Justificación y Redención!), fueron dadas primeramente para su salvación no para producirle gozo.
No dice que el hombre fue creado para que disfrute a Dios sino para que le glorifique. Dios creó al hombre con un designio opuesto, glorificarse viendo que era bueno en gran manera; que el hombre lo disfrute no es el fin principal. Si se pone el disfrute de Dios por el hombre en primer lugar, glorificarlo queda en segundo, y eso no está bien. Y es ir demasiado lejos afirmar que Dios se glorifica en ese gozo y promover el gozo como el principal sentido de la vida. Si se predica que Dios hizo al hombre para que él lo disfrute hay que aclarar que antes de disfrutarlo tiene que glorificarlo como dicen las confesiones reformadas, no conjuntamente con su disfrute sino anteriormente, el glorificarlo tiene que preceder a su disfrute y eso implica que hay ciertos requisitos enseñados en doctrinas que van antes del deleite que el humano saca de Dios.
Esos son, nacer de nuevo, convertirse en una nueva criatura, recibir de Dios el arrepentimiento y la fe, en resumen, el hombre pecador puede disfrutar de Dios en santidad, que en Dios es el resumen brillante de todos sus atributos, y en el hombre lo mismo, la expresión máxima de la gloria de Dios en los dones recibidos. A ningún pecador le es posible disfrutar a Dios como Padre si no es hijo de Dios, no lo puede disfrutar como Juez si no ha sido justificado de sus pecados por medio de Cristo, no lo puede disfrutar como Amigo si no ha sido reconciliado por medio de la cruz. El hombre natural no conoce a Dios ni puede disfrutarlo, a no ser carnalmente y hacerse la idea que su sensualidad es espiritual sin él serlo. Si se pone en orden las cosas quedarían mejor planteadas.