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Mostrando entradas de abril, 2016

Los discípulos le preguntaron a Jesús cuándo habría de regresar, y él les dijo no sé

1TESALONICENSES 4:13-18 “Por lo cual os decimos esto por la palabra del Señor: que nosotros los que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron”.  No hay forma de interpretar esta palabra que no sea afirmando la creencia de Pablo que él y ellos estarían vivos cuando Cristo regresara. El mismo Señor Jesucristo no sabía el día de su regreso (Mr.13: 3).¡Y algunos hoy hasta le han hecho un programa de regreso con paradas y todo, esos saben más de Jesús que él mismo!; Jesús pensaba en la catástrofe de Jerusalén y la desintegración de Israel, y en sus discursos su venida y aquella guerra aparecen juntos, dichos intencionalmente por él o por el estilo y entusiasmo de los evangelistas. Para un judío la destrucción del templo era como el fin del mundo. Si el Hijo no lo sabía sólo dejó expectación pastoral de consuelo, que los discípulos por verlo casi le fijaron fechas pero no lo hicieron. Si el Hijo no lo sabía el NT lo ignora y “por

El diablo te dirá que no sirves para nada

 1TESALONICENSES  2:4 "Sino que así como hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos, no como agradando a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones".  ¿Tú lees ahí que Pablo diga que es "un instrumento indigno para predicar el evangelio? No, al contrario, dice que Dios examinó su vida y la aprobó, un sentimiento de indignidad de nada le hubiera servido para defender su ministerio ante aquellos que precisamente buscaban faltas en su vida. Él se siente indigno en relación a su vida pasada no en relación con su conversión, su redención, su justificación, con la fe en Cristo (Efe.3:8 ;1Co.15:9,10). Eso es lo que el diablo nos quiere hacer creer y que lo repitamos constantemente, que no valemos para nada, que no servimos, que no somos útiles, que no vale la pena ser santos, que eso es inalcanzable. Si así nos juzgamos ¿no nos enfermaremos? ¿No viviremos espiritualmente melancólicos y vocacionalmente

Cómo podría seguir siendo un autor sagrado

SALMO 51:11                                          “No quites de mí tu santo Espíritu”. Mi mayor horror no es perder las bendiciones del Señor, que sin duda me harían llorar en tierra, sino   quedarme definitivamente sin Dios. Cada vez que peco siento ese mismo temor de David, que el Señor quite de mí su Santo Espíritu, o por lo menos su influencia y retroceda a ser como un hombre cualquiera. Así pensaría David: “¿Cómo podría seguir siendo un autor sagrado, mantener mi nombre con dignidad junto a los otros compositores del sagrado canon?   ¿Cómo dejar de ser un hombre “conforme al corazón de Dios”? No soportaría la idea que mis libros, frutos de mis experiencias, labores, desvelos, que reflejan mis conflictos y éxtasis espirituales sean desechados para siempre y que yo o nadie en el mundo pueda leerlos ya con algún provecho y consuelo. ¡Oh no! No quisiera dejar de ser el dulce cantor de Israel y reflejar la renovada imagen celestial. “No podría ya gobernar sin Dios, ¿quién