Si yo fuera Dios ¿a qué iglesia iría?


(Tomado de mi diario)
Maryland, 20 octubre 2002.
Hoy asistimos a Burtonsville Baptist Church. La más cerca de nuestra casa. La dejé a un lado porque era pequeña. El pastor tiene 59 años; de todos los que he oído es el que más ha utilizado citas de la Biblia, y las leíamos detrás de él en una pantalla. Él no se volvía. Habló sobre el anuncio de la negación de Pedro. Se alzaba sobre la punta de sus pies, marchaba para atrás del púlpito, vivamente emocionado con las verdades que decía y el deseo de hacer bien a la iglesia. Ofrecía a Dios y a su público, sin miramientos, el resto de la fuerza de sus años. Unas 80 o 100 personas le escuchamos. En ninguna otra congregación de 500,600, 1000, he hallado más palabra de Dios. No parecía buscar el éxito sino ser fiel a la palabra del Señor. Su gente parecía disfrutar su sermón. 

Si yo fuera Dios ¿a qué iglesia iría? Donde pueda escuchar muchas citas de las cosas que he dicho. Nada me gustaría más en un culto que oír decir lo que he dicho y comentarlo. Agarraría mi Biblia y me iría si otras cosas le roban el espacio a mi Palabra.

Si yo fuera Dios tendría que darle una recompensa a ese, más grande que a los ministros de las iglesias enormes; éstos ya tienen la recompensa de sus trabajos, mejor dicho, la remuneración de sus ministerios, porque eso es lo que deseaban y administraron a la gente para lograrlo: el éxito. Si yo fuera Dios a aquel otro alabaría  más porque evidentemente le intereso más que a los otros y me sentaría a escucharlo a él primero; a los demás, los dejaría seguir entreteniéndose en el arte y pretensiones espirituales donde el culto y la adoración es el fin y no yo. 
Pueden haber congregaciones muy conocidas por la sociedad que en el cielo no signifiquen nada y apenas algún ángel o Santo ha oído hablar de ellas.

Comentarios

  1. ¡De nuevo por aquí! Y leyendo este post, me encantó la siguiente frase con a cual estoy de acuerdo: "No parecía buscar el éxito sino ser fiel a la palabra del Señor." Quiera el Señor que todos seamos así, que no busquemos la gloria y el honor para nosotros ¡jamás le quitemos al Señor lo que él solo merece!
    Un abrazo afectuoso desde México.

    ResponderEliminar
  2. Ese hombre, a mi juicio, era un gran pastor de una iglesia pequeña. Aprendí mucho oyendo a otros ministros, sobre todo lo que no hacer, que hacían los famosos de megaiglesias. Gloria a Dios siempre, en todo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Ahuyenta los pájaros y las aves de mal agüero

El altar de tierra