Dios habla con un gotero, a poquitos
Miqueas
2: 6, 7
“No
profeticéis, dicen a los que
profetizan; no les profeticen, porque no les alcanzará vergüenza”.
“No les profeticen porque no les alcanzará
vergüenza”. Eso dicen ellos pero sí les alcanzará la vergüenza, y en cuanto a
que no profeticen, el profeta no les hace caso, como fiel predicador sigue
haciéndolo. Es interesante notar que la palabra profeticéis quiere decir “no destiléis” sobre nosotros esas gotas, no lluevas sobre nosotros, y eso
lo dicen en sentido figurado de hablar, predicar y profetizar. No nos prediques
ni profetices. En esa forma pensaban los profetas, “goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi
razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la
hierba” (Deu. 32:2).
Nos gusta conocer eso que el Señor nos
habla por poquitos, no mucho de una
vez, “un poquito aquí y otro poquito allá, una línea, un renglón” (Isa. 28: 9,10).
La revelación de Dios está repartida en toda la Biblia y como por goteo, desde
Génesis hasta Apocalipsis; en nombres cuyos significados son importantes
indicando descripciones como Adán que quiere decir tierra roja, Eva, madre de
los vivientes, Abel que significa debilidad, vapor y transitoriedad, Caín es
adquirir, Enoc el profeta que fue traspuesto quiere decir consagrado, Jacob significa
suplantador, Israel significa el que combate a Dios, y Jesús es salvador. Toda
la tierra de Israel es palabra de Dios, sus ríos, pozos, montes y valles.
Los mensajes de Dios son destilados dentro del alma del profeta
por el Espíritu y la Palabra. Un texto de difícil traducción y de difícil
entendimiento; pero de acuerdo a esta versión habían prohibido a los profetas
dar mensajes negativos y eso que se llamaban hijos de Jacob. Sin embargo el
profeta contesta que aunque a la mayoría no les aprovecharían sus palabras
destiladas, las gotas de Dios, a los
que andaban rectamente sí les harían bien.
Para el que hace lo bueno estas palabras no representan ningún problema.
El Señor nos hablará y destilará su palabra dentro de nosotros por el medio que
él escoja y estaremos atentos para oír
todo lo que Dios le haya hablado.
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