¿Salvación universal?
2 Pedro3:9
“9 El Señor no
retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente
para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento”.
¿Enseña Pedro, en este versículo
una salvación universal? De ningún modo, nada es tan sospechosamente
anticristiano como afirmar que Dios es amor, y que no puede condenar
eternamente a los impíos, o que como desea la salvación de todos, todos lo
serán. Cuando Pedro dice "no queriendo que ninguno perezca", ¿quiere
decir que no hay reprobación, que Dios no ha pasado por alto algunos dejándolos
en sus pecados? ¿Quiere decir que el hombre en sus manos está decidir salvarse
o no? La respuesta a todas esas preguntas es un rotundo no. Cuando Pedro dice
que "todos" procedan al arrepentimiento, según su contexto no se
refiere a cada persona de la especie
humana y a cada habitante del mundo porque entonces no hubiera dicho que es
paciente "para con nosotros" sino que es paciente "para con el
mundo".
En todo este texto Pedro habla de
la salvación del pueblo del Señor, de su nación Santa, de su Iglesia. Es su iglesia la que el Señor no quiere que perezca,
la iglesia que aún no ha sido salvada por la iglesia que vive en pecados, pero
de un modo o de otro siempre él "nosotros" se refiere a la iglesia.
No estoy usando filosofía dentro de la teología sobre este texto, ni hablo
sobre la voluntad activa y la voluntad pasiva de Dios, ni hago diferencia entre
sus deseos y sus decretos, simplemente "nosotros", no incluye a los
reprobados sino a los escogidos.
Si alguno se aferra a esas palabras
de Pedro desesperadamente para negar la doctrina de la elección puede separarse
de ella, pero también aceptar el
universalismo de la salvación, lo cual es completamente absurdo, porque el punto medio que ellos toman no existe.
En este texto no se habla de la llamada libertad humana para escoger la
salvación, ni se puede deducir de él que se le conceda a sí mismo la capacidad
intrínseca para arrepentirse.
La salvación se mira no desde el
hombre sino desde Dios, ni de que Dios esté lejos, esperando que el hombre por
sí mismo se arrepienta, porque cuando habla de su paciencia en relación con
nuestro perdón, eso siempre se hace (3:15; 1 Pe. 3:20). Así, hay que decidir
entre la verdad y la herejía universalista. Todo este texto como ya dije, habla
de cristianos, y de entre ellos
muchísimos que están viviendo sin santidad, pero fundamentalmente cristianos
(vv. 11; 13,17).
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