Empecé revisarlo 21 febrero 2011, terminé 21 julio 2011.
Nueva revisión, 6 octubre 2013
Última revisión, 1 noviembre 2013 is
Empecé mayo 25/2014, terminé junio 14/2014
Notas Sobre Los SALMOS. ESTE ES MAS COMPLETO)
Para leer una introducción ver 28:6-9; 30:11,12; 31:24; David copiaba y cantaba sus oraciones, algunas muy largas para ser un cántico público sino más bien una plegaria colectiva. Todos los temores de David son porque le quitaran la vida, no el trono. Es como el diario de David que recoge casi únicamente el tiempo de sus huidas ,delante de Saúl. Así nació su salterio. Una época de su vida. David fue tenido como “el dulce cantor de Israel” porque recoge en sus versos no sólo su propia vida, que fue dulce sólo en sus momentos con Dios, sino la vida de muchos a los cuales servía de receptor de sus problemas y consejero espiritual; y por eso sus salmos eran tan queridos por todos ellos (Sal. 69). Al hacer eso llegó a profetizar los sufrimientos de Cristo, los cuales se iban cumpliendo en todos ellos (69:21). Enseñó a orar a su pueblo, más que a cantar (22:18 y Mt. 27:35; Jn. 19:24). Cuando acaba una colección dice que se terminaron sus ¿cánticos? No, sino sus oraciones (Sal. 75).
Una observación sobre la expresión y otros “…sobre no destruyas” (Sal. 57). Estos salmos son buenos, son inspirados por Dios, pero, dicho con total reverencia, no tienen la misma calidad que los de David. El santo autor que hay detrás hace la diferencia. No todos los creyentes oran iguales. Los salmos de David son más oraciones que canciones, tienen más de él, de sus emociones e intelecto. Hemán escribe parecido pero en la colección de Coré, ver el salmo 88. Algunos piensan que es Etán Sal. 89. Vea en el título su relación con David y dentro del salmo su parecido espiritual, especialmente al final. En David hay muchos enemigos que enfrentar y contra los cuales orar, en los otros autores casi ninguno, si es que hay alguno. Los otros autores escriben más poesías que oraciones.
En cuanto al salmo 110, todos los comentaristas concuerdan que la interpretación de este salmo es difícil; unos creen que perteneció a la colección de David y algún admirador suyo lo compuso para él pidiendo la bendición de Dios y transmitiéndole la promesa de subyugación de todos sus enemigos; entonces cuando dice “Jehová dijo a mi Señor…”, el señor es con minúscula, David, su amado rey. ¿Y qué? ¿No es David un tipo del Mesías? Pocos o nadie duda eso. Así pues el salmo habla del Cristo, es mesiánico, que se sentaría en gloria junto a su Padre y gobernaría sobre el orbe. En las palabras de Mt. 21: 41-46, Jesús asume la autoría de David lo mismo que sus contemporáneos creían; porque después de todo tenían razón porque cualquier salmo que llegaba a manos de David él lo revisaba, le añadía, le quitaba y sobre todo se identificaba con el espíritu del mismo, y en ese entonces sería suyo y de su colección. Si el Espíritu quiso que lo dejara en esa forma, siendo ya suyo, fue para indicar lo que Jesús interpretó, que David hablaba en el Espíritu del Mesías y de su reino en el porvenir. Y a eso se dirigen mis notas.
1 (Conformar las acciones de la vida a las leyes de Dios es la ruta del éxito.)
Sal. 1: 1
Los "consejos de malos" se oponen en el salmo a "la ley de Jehová" (v. 2) y por ende al éxito (v. 3) y a la prosperidad; son dos vidas comparadas, una con códigos éticos bíblicos y otras sin ninguno; tal vez sus propios intereses.
Sal. 1: 2
“En la ley de Jehová está su delicia”. La Biblia es un buen libro para los hombres de negocios e inversionistas (v. 3); no es para leerse si que
da tiempo sino para consultarla constantemente; no sólo para seguir sus consejos sino para tener relación con Dios y obrar en el espíritu de ella. “Delicia”, también “deseo o placer”; eso está distante a leerla por deber. Si uno pudiera tener su mente llena de la Palabra del Señor de día y de noche, estaría lleno del Espíritu Santo, viviría triunfalmente en la gracia y sin pensamientos carnales.
Un creyente enraizado en la fe
Sal. 1: 3
“Árbol plantado junto a corrientes de agua”. La palabra que se traduce plantado también se usa para trasplantar, que en realidad lo que ha hecho la gracia con nosotros es cambiarnos de territorio, de un pacto viejo para otro nuevo en la sangre de Jesús, un pacto de gracia no de obras, de fe, no de la carne sino del Espíritu, de lo carnal a lo espiritual. Pablo dice que somos injertados (Ro. 11:23,14). David dice que somos trasplantados y María Magdalena dice que Jesús es el hortelano que cuida de nosotros. Amén. Un creyente enraizado en la fe es semejante a un árbol. Es cierto que para uno prosperar necesita algo más que consejos bíblicos; hace falta dones, oportunidades, etc.; el compromiso de la Biblia en este salmo no es darnos nuevas ideas y planes sino asegurar el testimonio divino en la mejora económica. Provocar la bendición de Dios. "En su tiempo", dice, entonces no te apures ni vivas en incrédulas preocupaciones financieras que Cristo tiene muchas riquezas en su gloria; con la bendición de Dios el resultado de tus acciones llega. La Biblia aboga por una prosperidad sin meternos en pecados. Y no creo en ese engañoso evangelio de la prosperidad.
Sal. 1: 4
"Que arrebata el viento": remolino, tragedias y líos. He visto como sacude la vida a los impíos. Son tamo, paja, vidas de paja, hombres y mujeres de paja, listos para ser quemados. Los creyentes son zarandeados por el diablo pero la fe no falta (Luc. 22: 31,32).
Sal.1: 5,6
“El camino de los impíos perecerá”. Esto no es tanto para decir que los impíos no prosperan sino para alentarnos a prosperar diferente a ellos. La celebridad de los malos es temporal. Los negocios de los impíos aunque se encuentren en vías de desarrollo su destrucción viene caminando “como hombre armado” (Pro. 24: 34). La verdadera prosperidad es la que se construye con materiales eternos. Más tarde o temprano las situaciones sacudirán la vida y los negocios de los impíos. Aguarda tú, buenos resultados aunque no lleguen que Dios premia de algún modo la fidelidad.
Sal. 2:1-12
“Eres mi Hijo por decreto”. Cuando uno lee este salmo se dice, "aquí hay algo escondido"; por supuesto, son profecías camufladas sobre Jesucristo. Cosas importantes en el texto: la unción real del Hijo de Dios. Hereda el trono porque es Hijo y es ungido no con aceite sino con Espíritu Santo: no se debe disputar su lugar ni pelear para deponerlo es por decreto Hijo de Dios. Dios lo ha constituido rey y heredero de todo. Se vaticina la sublevación, inútil. Termina con un llamamiento a servirle con temor y a mostrar alegría en su coronación.
Sal. 2: 1
“¿Por qué los pueblos traman cosas vanas?”. La respuesta es: Por ignorancia, rebeldía. ¿Qué puede el polvo contra el cielo? ¿Qué pueden los mortales contra quien la muerte no pudo nada? Ahora quieren cambiar la historia y dejar afuera a Jesucristo. ¡Qué tontos, ellos se quedarán afuera y no él!
Sal. 2: 2
“Y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido”. Fíjate que luchar contra Cristo es dar coces contra un aguijón. ¿No se unieron los saduceos y fariseos? Pero fue en vano. Dios exaltó a Cristo y lo puso como príncipe (Hch. 4:25-29).
Sal.2: 3
“…rompamos sus ligaduras (cadenas)”. En todas las épocas los impíos quieren deshacerse de Dios. He ahí palabras de advertencia para cuando tengas pensamientos de apostasías. Guarda tu corazón de pensar cosas vanas y al mismo tiempo pensar que todo te saldrá bien (Ecl. 4: 12; 2 Pe. 2:17-22). Señor que yo no trate echar de mí tus cuerdas de amor con las que me has atraído (Ose. 11: 4); si he sido desatado en el cielo quiero serlo en la tierra, quiero continuar siendo cautivo de tu palabra, y de tu amor. Atráeme siempre, ahora mismo, a ti, mi Señor. Enlázame a tu corazón, a tu misma voluntad, que mi futuro sea tu tiempo justo. Tu paso y tu voluntad siempre son los más adecuados. Mi obligación contigo no es una soga al cuello. Sedúceme y seré seducido (Jer. 20:7).
Sal. 2:2-5
“El que se sienta en los cielos se reirá de ellos”; en presente según LBLA. No sólo se burlará de ellos sino que se reirá. Una confederación de reyes unidos y dispuestos a derrotar el reino de los cielos. Entiéndase de modo figurado.
Sal. 2:6-9
“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy”. Estas son palabras mesiánicas (He 1:5; 5.5). No tomes la palabra engendrado como si el Mesías en ese momento hubiera sido engendrado porque a lo que se refiere es a su instauración o declaración de Hijo, a la posición que “hoy” ocupa por “decreto”, habiéndolo exaltado hasta su diestra y dado un nombre que es sobre todo nombre. “Hoy que he tomado posesión del reino es como si hubiera sido engendrado con mi unción y le pido a mi Padre como regalo un manojo de naciones”. ¡Que inspirador es meditar en los decretos de Dios! Somos lo que somos por decreto suyo. Amén. Yo no cesaré de predicar y sentirme firme en los decretos de Dios porque salvo he sido y he perseverado por decreto suyo porque ha dado la orden de que me vigilen los ángeles y me fortalezcan y salga airoso en toda prueba y tentación. Bendito seas Señor.
Sal. 2:8
“Pídeme y te daré por herencia las naciones”. Es decir, una enormidad. Se refiere a los paganos idólatras y corruptos. No tienes que tener codicias necias y engañosas (1 Ti. 6:6-10) porque todo es del Señor y todo es tuyo, más que las naciones, la muerte, la vida, el presente y el futuro (1 Co. 3:22). Somos colaboradores con Cristo. ¡Pide, oh cristiano, paganos para Cristo! ¡Qué rico se vuelve uno cuando hereda almas ajenas!
Sal. 2:7-12
“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy”. Jesús el día que fue bautizado fue declarado Hijo de Dios, lo mismo que cuando fue resucitado (Hch. 13:33; Ro. 1:4), para por medio de la iglesia tomar posesión del mundo entero. El día de su unción. Es inolvidable el día que se ejecuta el decreto de la salvación, que se decreta la fe, el arrepentimiento, el nuevo nacimiento; quiero decir que se cumplen los decretos eternos. ¡Viva Dios, viva Cristo!
Sal. 2:11
“Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor”. Más bien servir al Señor. Con reverencia está bien pero con temor encaja igual. Moderar nuestra alegría con el temor del Señor. Tenga usted en cuenta caballero que el culto al Dios de Jesús no es una fiesta, y si lo toma así, que sea reverente y haya temor. Y si eso no le cuadra a su gusto tenga cuidado su alegría no se desarrolle dentro de la carne y la sensualidad. Usted está adorando y no divirtiéndose (Flp. 2:12).
Jesús es el beso de Dios a nosotros
Sal. 2: 12
“Honrad al Hijo”; sea muy oriental o no la expresión, en hebreo lo que dice David es “besad al Hijo” (el que fue engendrado hoy). Es exactamente, por ejemplo, la misma palabra que se utiliza en Ge. 27:27 cuando Jacob besó a su padre. No exactamente cuando el Padre besó a su hijo pródigo (Luc. 15.20, “katafileo”; pero sí exactamente cuando David besó a Absalón su hijo traidor, 2 Sa. 14:33). Una enorme familiaridad que podemos tener con nuestro Salvador Jesús (Luc. 7:38). Es extraordinario como Jesús acortó distancia entre Dios y nosotros y entre nosotros y él. ¿No sabes que los éxitos de Jesús son tus éxitos, y que tus éxitos son los suyos, los de su gracia, que las batallas que ha ganado son tus batallas, que los honores, las medallas y su corona de vida son para ti? (2 Ti. 4:8). Besa a Jesús. Estas palabras no son una amenaza a los santos sino a los impíos (v.2; 2 Te. 1:5-9), a los que hacen afrenta al Espíritu de gracia. No como Judas que con un beso lo traicionaba ni como Joab besaba a Amasa y le clavaba el puñal en el vientre. El beso de Jesús es un ósculo santo; y nos besa con nuestra reconciliación. Es que Jesús es el beso de Dios a nosotros.
Absalón no fue un buen hijo
Sal. 3.
“Oración matutina” (título), ¡Dios mío levantarse con esos pensamientos de enemigos y uno entre ellos su propio hijo!, respirar hondo y decir, “he dormido bien con la protección de Dios”. Absalón, hijo de David. Tener un hijo sedicioso y corrupto es una gran pena pero inferior a tenerlo como un peligroso enemigo. Es significativo que en la colección de David casi desde el principio se coloca un himno inspirado en el dolor que como padre le produjo la sublevación de su hijo Absalón. No fue el salmo 32 ni el 51 cuyo tema es su caída en pecado ni el 119 sobre la palabra de Dios. David también mencionó la traición de su amigo Ahitofel, pero no la de Absalón (41:9). Pero si miras el contenido del salmo no hay ni una palabra de su “huída”; pero la gente lo sabía. Esa otra cosa está escondida dentro del salterio hebreo, no eliminada pero colocada en su interior. El mensaje que nos han dejado los coleccionistas es claro. Fueron ellos los que le pusieron el título. La muerte de su hijo lo devastó. Los vv. 5-8 parecen más inspirados en su huída delante de Saúl que de Absalón. Y era Absalón.
Sal. 3:1,2
“Cómo se han multiplicado mis adversarios”. “Estoy asombrado que haya tanta gente que no me quiera”. David tenía muchos amigos y enemigos, incluyendo a su hijo. Todos sabían que el gran defensor de él no era su ejército sino Dios. Para que se cumplieran los deseos de ellos tendrían no que combatirlo sino inducirlo a pecar. O como se dijo de un gran joven creyente, que no se encontraría falta en él a no ser en relación con la ley de su Dios (Dan. 6:4,5). Nada puede el diablo ni el mundo contra nosotros, ni siquiera la corrupta carne, a no ser que primero nos aparte de Dios.
Una oración que alcanza los lugares celestiales
Sal. 3:4
“Con mi voz clamé al Señor y él me respondió”. Tiene montones de experiencias con oraciones respondidas. Era algo común. David siempre alzaba los ojos a los montes y esperaba desde allá arriba su socorro, eso él lo dice muchas veces; su infinita ayuda bajaba desde el cielo, quiere decir desde Dios. Es bueno pedir a otro que no os acompañe en oración, que una su corazón al nuestro, para pedirle misericordias al Señor, pero la voz que Dios quiere escuchar es la nuestra. Por eso David dice "con mi voz clamé", y después añade que Dios le respondió. Es posible que Dios responda la oración de fe de otro a favor nuestro, pero la satisfacción es mucho mayor cuando nos damos cuenta que nuestra fe por pequeña que sea, obtiene respuesta de Dios y eso quiere decir que subió hasta los montes, que llegó hasta los lugares celestiales.
Sueño y conflictos diurnos
Sal. 3:5
“Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba”. “Me acosté y dormí”, y me levanté. Puede que no se refiera a que tuvo un plácido sueño sino que amaneció vivo. De todos modos pudo dormir, con tantos peligros. A sus amados da Dios el sueño (Sal. 127:2); y Pedro dormía tan profundo en la cárcel la noche antes de su posible ejecución, que un ángel tuvo que empujarlo para despertarlo. Uno lleva a su sueño muchos conflictos diurnos contra Satanás. Y excitaciones de todo tipo, que suenan dentro de la cabeza como los estrépitos de los espinos debajo de la olla (Ecl.7:6). Jesús dormía plácidamente sobre un cabezal. Quizás soñaba con nosotros. Cada día al amanecer y abrir nuestros ojos debemos darle gracias a Dios que nos concede un día más de vida, con sus conflictos y oraciones.
No sueño con angelitos femeninos
Sal. 3:5; 4:8
“Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba”. Yo nunca pienso que hay ángeles junto a mi cama, no sueño con los angelitos, que son ellos los que me sustentan, ni dentro de mi casa, yo pienso que es Dios quién está ahí...he aprendido a no confiar en los ángeles, ni me relaciono con ellos, ni les envio cartas, ni menos en “angelitos femeninos”; yo confío en quien los manda, el que les ordena hacer esto y aquello, y no darían ni un paso hacia mí si Dios no los envía, no me harían ni un solo favor si Dios no se los pide...Sal. 121:4. Uno puede acostarse y dormir así porque se halla en la presencia de Dios. De lo que sí estoy seguro es que se hallan donde se predica el evangelio, que vienen a los cultos, que “anhelan mirar estas cosas”, y que “se alegran con un pecador que se arrepiente…”.
¿Has tenido la experiencia de dormir plácidamente toda la noche habiéndote acostado con muchos temores y peligros? Nada malo te ocurrió, ni siquiera tuviste una hora de insomnio porque el Señor te ayudó en tu reposo. A sus amados ayuda a dormir (Sal 127 .2). ¿No has leído como dormía el Señor sobre un cabezal y Pedro entre soldados? (Mr 4.38; Hch 12.7). ¿Llevas al sueño los conflictos espirituales diurnos contra Satanás? ¿Se te introduce él en tu reposo y te acosa con pesadillas? (v. 8; 4. 4,8). Uno recibe bendiciones mientras duerme y al despertar la tormenta ya pasó y se siente renovado.
Sal. 3:6
“No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí”. “No temeré a los diez millares de enemigos en contra”. David gobernó la iglesia con mucha gente en contra. Vivió muchos momentos de fe. Es difícil dirigir, gobernar, a un pueblo grande o pequeño y no tener gente inconforme, murmuradora, y que se presente siempre en contra. Obstáculos vivientes.
Sal. 3:8
“La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición”. “Yo soy, oh Dios, la bendición de tu pueblo, que no se salgan con la suya los que piensan que no puedo contar contigo”. Note en el texto que se habla de la salvación al principio, y de la bendición al final. La bendición más grande que pueda recibir la iglesia es la salvación de los pecadores. La edificación de los ya creyentes es importante, pero las nuevas adiciones mediante la regeneración del Espíritu y de la Palabra, son fundamentales. Es un gozo inefable poder tener el privilegio de juntar los escogidos de Dios. Cualquiera que sea el trayecto que tenga la bendición de Dios, siempre proviene de Dios.
Sal. 4:1
“Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración”. “Sobre Neginot” propiamente significa una música instrumental, un instrumento de cuerdas. Aquella fue una oración matutina y ésta vespertina. Orando por bendiciones y comunión y terminar agradeciéndolas. No pasó el día en paz a pesar de haber orado, sino muy agitado. “En angustia me has aliviado” o estrechez y es lo opuesto a “ensanchar” o alargar. “…De mi justicia”; no esperaba que Dios lo apoyara si era injusto. “La experiencia que tengo contigo es que las cosas han mejorado y mis problemas han pasado” “Vuelve otra vez, oh Dios, con una misericordia oportuna; recuerdo tu ayuda en otras ocasiones, tú eres el Dios de mis experiencias”.
Sal. 4:2
“Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?”. “…mi gloria”. La palabra "honra" es mejor traducirla "gloria" y eso literalmente significa “peso”; por eso Pablo habla de “eterno peso de gloria” (2 Co. 4:17). Es semejante al “peso y del pecado” (He. 12:1); con la diferencia de que el pecado hunde y Dios exalta; pero aquí significa primero “masa” una masa de pecado que produce peso. El peso del pecado abruma y hunde, el peso de la gloria de Dios eleva. “Me estoy cansando de defender mi honor (la palabra primeramente significa esplendor)” “Estoy harto que haya lenguas que me deshonren sin causa” y conviertan mi testimonio en deshonra y confusión.
Sal. 4:3
“Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare”. Aquí la palabra escogido suena muy bonita pero exactamente lo que escribió el poeta fue que Dios ha “apartado" al piadoso, quiere decir también al religioso, al bondadoso. Parafraseando lo que dijo pudiera quedar así: “Pueden estar seguros que mi vida religiosa sirve para algo cuando contiendan conmigo”. ¡Qué confianza tiene, como si su oración fuera su principal defensa!, y lo es. “Tengo a Dios de mi lado y oraré contra ustedes, tiemblen”.
Sal. 4:4
“Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad”. “Sé piadoso por tus futuros contratiempos”. Ten más miedo a pecar que al daño que te puedan hacer otros. “Callad”; no hace falta que hables mucho en tu defensa sino que ores mucho en tu defensa. ¿Oras y estudias sobre tu cama, como si fuera un templo? Debiera darnos miedos pecar. Por eso debemos cuidar la salvación con temor y temblor. Irse a la cama después de haber orado bien, es como si toda ella nos recibiera con un abrazo y nos recostara sobre su pecho, y fuera nuestra almohada hecha con plumas y nubes.
Sal. 4:6
“Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro”. “¿Quién nos mostrará el bien?” –Dios-, al bien le toma tiempo vencer pero arrolla. Miran para todas partes y no encuentran un caudillo apropiado. Estas palabras posiblemente sean dichas por aquella parte del pueblo que es incrédula, y se muestra escéptica de que baje de alguna manera e intervenga la ayuda divina. Y Dios intervino, no para reprocharle nada, sino porque David oró por su intervención y respuesta a su sencilla oración, el bien que los ingratos no merecían por sus dudas, lo recibieron. Exactamente como los predecesores de ellos en el desierto, cuando pedían carne, y les dio codornices, y todavía no estaban terminando de masticarla cuando la ira divina en forma de fuego los consumía.
No envidio como se divierten ellos
Sal. 4:7
“Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto”. Uno andando el tiempo, tiene oportunidad de comparar el gozo del Señor con la alegría que sienten aquellos cuando reciben prosperidad. Ciertamente el hecho de tener una buena cosecha y recoger mucho grano, y que el producto de la viña sea abundante y vino añejando que tiene la bodega, es una gran bendición y un motivo correcto para estar contentos, y elevar plegarias a Dios por el triunfo del campo y de la economía. Un bolsillo repleto de dinero causa mucho gozo, claro carnal, y si lo dio Dios estará lleno de gratitud hacia él. Hay otra clase de alegría que no tiene que ver con los bienes materiales y es una alegría espiritual, que proviene del cielo, en la comunión que uno tiene con el Espíritu Santo. Oh alma, quizás no sepas plenamente lo que es “el gozo del Señor”; el cristiano lo sabe cuando lo tiene y lo sabe cuando lo pierde. David le llama en otro sitio, cuando lo perdió, “el gozo de tu salvación” (Sal. 51:8,12) porque aparece en el corazón del creyente cuando el Espíritu Santo lo salva. Es un gozo espiritual, dado por el Espíritu como se enseña en Ga. 5:22; no está conectado “al grano y mosto” como dice el salmo. No se pierde por la ausencia de medios materiales como dijo el profeta Habacuc, “aunque la higuera no florezca...”. Es el gozo que da la presencia de Cristo en el corazón (Jn. 15:11). Puede extinguirse después de un tiempo de conflicto con alguien, pero se recupera de nuevo si uno ora y entra a la comunión del Señor (Flp. 4:4). No hay mayor alegría que esa, la que tiene a Cristo como centro inconmovible, santa, profunda, amplia. “Mi alegría es más grande y tiene más calidad”, parece haber querido decir David. “Realmente no envidio como se divierten ellos”, es lo que quiere decir.
Con miedos y preocupaciones no se puede dormir
Sal. 4:8
“En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. Literalmente se pudiera traducir "habitar seguro", porque la palabra indica eso, pero por el contexto es correcta la traducción de acostarse, porque está hablando de sueño. No puede llevar todos esos pensamientos en la cabeza a la cama, pero se mete en su lecho esperando dormirse. Ojalá. Y ¡quién sabe cuántas horas y después despertarse o toda la noche reposando! Parece que por este versículo le pusieron el título. Textos para meditar: Sal. 127:2; 145:4; Mr. 4:38; He. 13:4. No teme que vengan de noche y lo acuchillen, deja los virtuales peligros y sobresaltos en las manos de Dios. Con miedos y preocupaciones no se puede dormir. David tiene muchas experiencias espirituales sobre su cama, pero no pecaminosas, sino santas; cantaba en su cama; a menudo la abandonaba para salir a alabar a Dios sin despertar a su esposa. Aquí en este salmo hace referencia a dos de sus costumbres santas. Una se halla en el v. 4, la meditación; se quedaba largos períodos en silencio meditando seguro en la palabra del Señor, en sus hechos poderosos que sabemos que a él le fascinaban y eran motivos de sus más deleitosos éxtasis de fe; o pensando profundamente en los peligros que había corrido su vida espiritual durante el día; entonces un temblor le sacudía todo el cuerpo imaginando qué cerca había estado de haber ofendido a Dios y arruinar su comunión con él. La cama es un lugar muy especial para meditar en las cosas del Señor y se corresponde con la vida piadosa de oración que aconsejó Jesús que dijo: “cerrada tu puerta ora a tu Padre que está en secreto”; y él la recomienda a todos como un altar donde se puede adorar al Señor. No era para él su cama un lecho con mancilla (He. 13:4), sino un lugar tan santo como el santuario de Jehová, su habitación tan llena de Dios como las cortinas del tabernáculo que tanto amaba.
Cada mañana se levantaba en comunión con el Señor buscando su rostro y sus amaneceres eran deliciosos, llenos de alegría espiritual. Se entregaba al sueño placentero, pensando que no sería interrumpido por las terribles pesadillas que padecía Elifaz, porque antes de dormirse todo aquello que perturbaba su espíritu era conversado con Dios y se entregaba al reposo no bajo la presión mental de una circunstancia sino liberado espiritualmente por su contacto con Dios. Nota que “en paz me acostaré” es la forma más segura de ir a la cama.
Sal. 5:1
“Nehilot” es una flauta. Para ser cantado con flautas. Cuando sufrimos visitamos con frecuencia la casa de Dios. Cuando todo pase recordemos que un día fuimos a Dios llorando.
Sal. 5.3
“Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré”. “…oirás mi voz”; las oraciones audibles son más edificantes que las silentes. No sólo Dios oye mi voz sino yo también y ordeno mejor mis pensamientos, reflexiono mejor y lo que digo tiene más sustancia y sentido; me es más difícil desvariar hablando que si oro pensando y callado. La parte más importante de la oración no es expresar un deseo sino la espera, que se cumpla. El texto en LBLA introduce “con ansias”, pero es mejor dejar eso afuera, no está en el texto ni debe hallarse en la espera de la oración. La agenda de su día la empieza con oración. La mañana y la tarde son preciosas para orar y la meditación (Ge. 24:63).
Cuando Dios se hace accesible
Sal. 5:3,4,7
“Por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa”. “Si no fuera por ella no pondría un pie en tu tabernáculo, mis enemigos me interceptarían”. David se regocija en la recepción que Dios le da. Piensa que sólo los santos obtienen esa recepción, no los impíos. A la presencia del Señor no se entra sino por un acto de misericordia suya, que no es un movimiento físico sino cuando El se hace espiritualmente accesible, acerca su estado al nuestro y penetramos en su intimidad (25:14). Le quiere decir “tú no le darás tu apoyo a los que están en mal. Estoy seguro que no están teniendo tu respaldo”. Cuando nos convertimos a Cristo empezamos una relación espiritual con Dios por medio suyo. La conversión nos concede el derecho a su presencia (He. 10:19-22); a la comunión con él, el estar en su presencia, es algo que se busca y se vive cada día, empezando en la mañana y terminando en la cama.
Sal. 5:8
“Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino”. “Señor, allana delante de ti mi camino”. Es mejor como dice RV “endereza”. Aquí es donde comienza a orar. Nota que ha gastado bastante tiempo en preparación espiritual para pedir. Vierte sus inquietudes e incertidumbres primero. “Yo no vengo aquí para que seas mi aliado sino para que seas justo conmigo. Si he cometido errores enderézalos; esto se ha puesto tortuoso, arréglalo un poco”. “…endereza delante de mí tu camino”; debiera decir “endereza mi camino delante de ti” o “déjame ver tu camino e iré por él” “estoy en una encrucijada, oriéntame cuál senda seguir”.
Lo que le dijo David a Pablo, Agustín y a Calvino
Sal. 5:9
“Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; sus entrañas son maldad, sepulcro abierto es su garganta, con su lengua hablan lisonjas”. “Jehová, sepulcro abierto es la garganta de ellos”. Más o menos eso quiere decir. En vez de continuar pidiendo por sí mismo sigue describiéndolos como si Dios no supiera quiénes son, o porque necesita su alma decirle a alguien, y no hay nadie mejor que Dios, la mala opinión que tiene de ellos. Es a Dios a quien hay que decirle el mal concepto que tenemos de algunas personas, no a otros. Cuando uno le dice de otro a Dios lo que no tiene que decirle a nadie más, no peca. Según Pablo, Dios le permitió a David contemplar de cerca la naturaleza humana; y no sabía que estaba poniendo el fundamento teológico escritural de “la completa depravación del hombre”, la salvación por la gracia y la justificación por la fe, suministrándole el material a Pablo, Agustín y Calvino (Ro. 3:13).
Sal. 5:10
“Castígalos, oh Dios; caigan por sus mismos consejos; por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, porque se rebelaron contra ti”. “Tenlos por culpables, oh Dios”. “Tómate como un asunto personal lo que me han hecho a mí porque tú y yo vamos en la misma dirección”. No oró “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” porque David no era Jesucristo. Algunas veces no podemos orar como el Espíritu Santo quisiera porque no somos cristianos como debiéramos. Por lo menos hemos sido honestos y más adelante cambiaremos de opinión y oraremos mejor, cuando Dios haya usado el mal de ellos para nuestro bien (Efe. 5:20; Mt. 5:44). ¿Y qué opinas Señor si con espíritu apostólico te pido que le pagues conforme a sus obras? (2 Ti. 4:14).
Sal. 5:11,12
“Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre”. “Alégrense todos los que en ti se refugian”. Se da cuenta orando que está resentido y triste; otros pudieran decirle “¿y por qué no tienes tú mismo la fe, esperanza y alegría que nos recomiendas?”. Si no podemos salir de cierto estado depresivo y de melancolía espiritual no se lo recomendemos a los demás, y que no participen ellos del daño que nos han causado nuestras depresiones; no vayamos por el mundo poniendo a todos tristes.
Neginot y Seminit
Sal. 6.
“Neginot”; instrumento de cuerdas parecido al arpa. “Seminit” un instrumento de 8 cuerdas, parecido al arpa. Barnes piensa que se refiere a la octava musical y la voz baja. La palabra es femenina, quizás un cántico especialmente escrito para un coro de mujeres. Hay algo de femenino en el salmo. Es una especulación mía; pero David ha llorado tanto que le da vergüenza que Jedutún, el músico principal (Sal. 62:1), se lo dé al coro de hombres del tabernáculo. A mí me parece que David escribía los salmos para él mismo, para su uso personal, arroja en ellos mucha sensibilidad, fragilidad e intimidad para que se las dedicara a otros; “al músico principal” no lo escribió él sino quien descubrió su salmo. En el salmo 72:20 el coleccionista dice “aquí terminan las oraciones de David”. Eran oraciones, escritas y cantadas para Dios. ¿Tendría algún interés que supieran que inundaba de noche con llanto su cama? David era demasiado sensible para ser rey, estaría mejor como sacerdote que como jerarca, inapropiado para vivir dentro de un mundo político tan turbulento donde Dios lo puso. Sin embargo fue el mejor de todos los reyes, como Jesús, el que lloraba, el sensible, el predicador del Sermón de la Montaña. No es un gran líder lo que Dios quiere para dirigir su iglesia sino un gran creyente; el gran líder es Dios. Un hombre que ore mucho en contra de las dificultades (vv. 7-10) y que pueda ser un tipo de su hijo Jesucristo.
Sal. 6: 1
“Jehová, no me reprendas en tu enojo, ni me castigues con tu ira”. “Jehová no me reprendas en tu ira”. Yo temo tu ira y tiemblo cuando veo que soy propenso a sentir y hacer lo que tú aborreces. Oh Señor para convertirme en un enemigo desertor de tu gracia sólo hay un paso. Y no pienso darlo ni lo quiero. Tú gracias es suficiente para mí. ¿Quieres ponerme lejos de toda tentación? (4:4).
Sal. 6:2
“Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen”. “Señor, mis huesos se estremecen”. Parece que tiene fiebre y su cuerpo tiembla, con mucho frío dentro en los huesos. Cuando uno sigue leyendo y llega al v.7 entonces duda que sea una enfermedad sino más bien otros espantos comparables a estremecimientos físicos. Tal vez estremecimientos y miedos al pecado.
Sal. 6:3
“Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?”. “Mi alma está turbada”. ¿Quién cuando esté enfermo tiene buen ánimo? Pregunta, “¿hasta cuándo?”. Dios camina más despacio que nosotros, y más seguro, nunca tropieza ni yerra su camino. Una cosa con la cual tengo que luchar con Dios es con su paciencia; a veces, para mi confusión, me parece que todos sus relojes están descompuestos. ¿Para qué uno quiere saber cuándo será su final? (Sal. 39:4).
La escatología de David es limitada
Sal. 6:4-6
“Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el Seol, ¿quién te alabará?”. “En el seol ¿quién te alabará?”. Quiere decir, “te convengo más en este mundo que en el otro”. La obra de Dios se hace aquí, mientras haya vida; hay creyentes que dejan muchas cosas para el cielo. David, prácticamente, no tenía otro mundo ni Dios para otro mundo. Vivía sin escatología y estaba conforme. Amaba a Dios con todo el corazón como si no hubiera “el más allá”. Tal vez eso es lo que Dios quiere y por eso se conoce tan poco sobre la vida futura; aunque a menudo pienso que la apatía y materialismo de los creyentes en este siglo es debido a que en su adoración no hay escatología. La de David no es un materialismo sin fe. No vengan algunos a citarme estas palabras y decirme “¿no ve usted?, es que no hay alma, si la hubiera David hubiera dicho que estaba en el cielo cantando”. David tenía poca escatología porque la revelación divina es progresiva, si hubiera sabido lo que Pablo habría escrito que partir y estar con Cristo es mucho mejor (Flp.1:23), y lo escribió.
El miedo a morirse
Sal. 6:1-6
“Porque en la muerte no hay memoria de ti;”. Está enfermo, o débil, como dice una versión inglesa, y ruega a Dios para no morir (vv. 4,5). ¿Es correcto para un cristiano pedirle a Dios que lo libre de la muerte? ¿O de tan grande muerte, como dice Pablo? ¿Es acaso una señal de debilidad en su fe y esperanza? ¿No contradicen sus temores su credo? ¿No es una indirecta acusación de hipocresía dentro de sus principios? No, hermano. No. No, si la razón para querer vivir, en los casos que conozco, es Dios (v. 5), no exactamente la familia y otras cosas de las cuales la providencia pudiera tomar cuidado en su ausencia.
Pablo recibió con seguridad que no habría de morir decapitado porque la obra de Cristo lo necesitaba (Flp. 1:21-25). Aunque al final dicen que murió así. El argumento de David, que en el Seol nadie podría alabar a Dios, Pablo no lo usaría por el conocimiento que él sí tiene sobre ese estado futuro. Pero de todo esto puedes aprender que si oras para ser sanado de alguna enfermedad perniciosa y Dios te da la vida, acuérdate consagrar a él los restantes días de tu existencia. Saca provecho de tu enfermedad y cuando te hayas recuperado, toma la decisión de caminar en los pasos de la voluntad de Dios, sobre todo humildemente, como hizo Ezequías cuando se curó (Isa. 38: 15-21). Tu salud es un don de Dios que él puede darte o quitarte.
Si los santos, los que son como aquel dulce cantor de Israel, a los que Dios ha hecho firmes sus misericordias, los que esperan al morir ver a Dios y estar con el Salvador lo cual es muchísimo mejor, si no temen ninguna condenación porque están en Cristo; si ellos a veces tienen miedo a la muerte, ¿no temerás tú a la muerte que has llegado hasta ella en disoluciones, en carnalidades sensuales, en indiferencia religiosa? ¿No temerás cuando te halles en la misma condenación? (Luc. 23:39-43). Puedes estar seguro que ese miedo a la muerte que los hombres toman como natural, es una señal de infinita misericordia de Dios para que los que no han buscado a Dios, como aquel ladrón, al llegar a ese momento le teman y aunque fuere por ese medio clamen a él sobre sus camas. Ningún santo pierde su salvación por temer a la muerte, nadie es condenado por su poca fe, dondequiera que haya alguna hay salvación. Pienso que a muchos Dios les extiende la fe en sus últimos minutos cuando acobardados y en pánico, claman a él; y él les concede aquello que no pidieron en todos sus años pasados.
Orgullo para con Dios
Sal. 7:1
“Sigaión”; canto vehemente y vagando, yendo de un sitio a otro, cuando huía, de Absalón o Saúl. “Cus hijo de Benjamín”, quizás Simei (2 Sa. 16:5). A mí me aterra oír a David constantemente defender sus problemas ante Dios sobre la base de su conducta; vive bajo una ley que las obras malas deben ser castigadas pero no el buen comportamiento. Una ley muy simple pero cerca de la realidad humana y social. David decía a Dios “yo hago esto y lo otro ¿por cuál de ello me castigas?”; lo que no recuerdo bien es que usara sus obras religiosas para defenderse; la religión no era una cosa diferente a vivir agradando a Dios y ser justo con los demás. Estos buenos reyes y aquellos antiguos patriarcas no vivían cohibidos por mandamientos ceremoniales; David extrajo la esencia de la ley de su predecesor Moisés y vivió por ella. Hacía justicia y se humillaba ante Dios. Jamás se gloriaba ante los hombres de lo que era; su orgullo era para con Dios y no para los hombres; se “gloriaba en el Señor” “gloríese en el Señor” (1Co.1:31; 2Co.10:17). Uno piensa que el propósito de la salvación es darle al hombre la vida eterna, pero no es así, es para que sea como lo creó y glorificar a Dios. Uno puede sentirse contento y orgulloso de todas las doctrinas que le mencionan en su salvación, de ser un elegido, un favorito de Dios, uno que ha recibido perdón gratuito, arrepentimiento, fe y conocimiento de Dios.
Sal. 7:4,5
“Persiga el enemigo mi alma y la alcance”. “Que me deshonren si he sido injusto o cruel”.
Sal. 7:1-5; 8-10
“Júzgame conforme a mi justicia y mi integridad”. No pienses que siendo justo en tu trato con todos, misericordioso con los adversarios (v. 4); no pienses que eres el único que sufre injusticias y que sin causa te aborrecieron; no tienes razón para que extiendas tus manos a la iniquidad (1 Pe. 3:8-14). Sé justo por la justicia misma no por la paz y la retribución que te daría; y haz bien aún a quien procuró tu falta de paz.
Sal. 7:6
“Levántate, oh Jehová, en tu ira; álzate en contra de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste”. “Despiértate oh Jehová a favor mío”. Ora, acude al Señor, exponle tu caso, muéstrale tu vida que tiene gran valor y verás que Dios se pone de tu parte. Se duermen los ídolos pero no el que guarda a Israel (1 Re. 18:27; Sal. 121:4).
Sal. 7:17
“Alabaré a Jehová conforme a su justicia, y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo”. “Le daré gracias conforme a su justicia”. A David le gusta como es Dios, lo admira y lo ensalza por lo que es, por eso parece decirle, “yo soy como tú, ellos no, estamos de acuerdo, haz algo por mí”. La adoración de David no son adulaciones sino realmente simpatías.
El hombre, semejante a Dios y menor que un ángel
Sal. 8:1
“La gloria de Dios y la dignidad del hombre” (LBLA). “Al músico principal, sobre gitit”. “Gitit”, es una pequeña arpa, la voz es femenina. Especulo que compuesto para que un coro de mujeres lo cantaran, o de niños y niñas (los que maman). Quizás fue escrito en los días tempranos de David cuando era un muchacho; se hace mención a los enemigos de Dios pero no a los suyos (v. 2); parece el himno de un campesino (pastor de ovejas); no diría “cuán grande eres Dios, le has dado el poder al hombre para caminar sobre la luna, descubrir el átomo y hacer clones”. Más bien dice, “has puesto al hombre sobre los bueyes, los peces y los pájaros”; es que el señorío humano sobre la creación es secundariamente importante y comienza en el v. 6 hasta el final; es más importante que haya sido creado sólo un poco menor que Dios, un poco menor que los ángeles (v. 5). Se puede referir al Supremo Dios, a los jueces, magistrados y a los ángeles, por supuesto. Las dos mejores traducciones son, Dios y los ángeles. El autor de Hebreos en 2:8, hablando de Jesús no usa la palabra Elohim, referida a la pluralidad de la Deidad sino “aggelos”, ángeles”, “le hiciste un poco menor que los ángeles” no “menor que tú” porque se está refiriendo a su posición no a su esencia. Sentimos gratitud a Dios porque haya creado nuestra especie.
Sal. 8: 2
De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza “De la boca de los infantes has establecido tu fortaleza”. O “has ordenado tu fortaleza”; quiere decir que en los niños se encuentra su poder, en lo débil de Dios que es más fuerte que los hombres (1 Co. 1:25-29). Así de pequeño se siente él cuando se compara con Dios; como si en ese momento de inspiración recordase quién es él, y los muchos enemigos que tiene; el rey, el soldado, el hombre de guerra vuelto un niño y alabando a su Dios como un niño, con el entusiasmo de un jovencillo. La versión griega (Septuaginta) dice "perfeccionaba la alabanza", citada por los del Tárgum (Mt. 21:16) y la hebrea, que la alabanza es parte de su fortaleza y del poder de Dios. ¡Qué fortalecidos salimos de nuestras meditaciones y alabanzas!
No es la Madre Naturaleza sino el Padre Dios
Sal. 8:1-2
“Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! has puesto tu gloria sobre los cielos”. Hay cosas que uno oye decir que tienen que herir el corazón de Dios; por ejemplo, en alusión al tiempo bueno o malo dicen: “Si la madre naturaleza nos concede tal y tal”. Sí, ¿la madre naturaleza te hizo? ¿Quién es ella? ¿Es sabia, inteligente, habla, piensa? No, no han sido sus leyes las que te han formado, no fueron sus leyes las que te dieron origen; fuiste formado con leyes pero no por impersonales leyes. Las leyes de la naturaleza son los procedimientos de Dios, la forma por la cual hizo y gobierna el mundo; las leyes son impersonales, actúan en cierta dirección pero no se mueven a voluntad propia sino en el sentido que se les impuso. Órdenes permanentes de Dios. No es la madre naturaleza la que te dio origen, la que ocasiona el clima y las estaciones del año sino el Padre Dios, que hace el invierno y sus nevadas, las primaveras con sus flores y cantos de aves, el abrasador verano y el triste pero no menos bello, y colorido otoño. Pero hablas así porque estás ciego, como dijo Abraham Lincoln: “Bien ciego es, o más bien, bien ciegos son los ojos de los que no ven a Dios”.
El v.2 no parece formar parte del contexto de maravilla de todo el salmo, pero sí lo es; David adora a Dios públicamente enfrente mismo de muchos enemigos. El rey, el varón derramador de sangre, el soldado combatiente adora como un niño, canta alabanzas a su Dios, se exalta, se emociona y precisamente en eso, cuando se hace mil veces más vil es cuando más fuerte es en Dios. Le confiesa delante de gran congregación. Por eso la versión griega recoge “perfeccionaste la alabanza” y la hebrea: “Fundaste la fortaleza”, ambas cosas forman parte del mismo sentimiento que tiene el cantor. ¡Oh sólo los que son niños entienden el privilegio de haber sido creados por Dios y enseñorearse de la obra de sus manos! No agradezcas a la madre naturaleza sino al Padre Dios.
El divino visitador
Sal. 8:4,5
“Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?”, “Digo: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides?”. El primer significado no es cuidar sino visitar. Y ¿qué diría David si se enterara que el Espíritu Santo ha hecho del hombre su templo? Si “el hombre” o “hijo del hombre” se toma en genérico eso maravilla, que es el sentido del salmista, pero si se piensa en la unidad de la raza, es decir en un hombre, por ejemplo yo y tú, habiendo tantísima gente en el mundo que precisamente me visite a mí, que vaya a mi casa, que me quiera visitar a mí. Ninguna otra cosa da tanto significado al ser humano como Dios. Esa relación que tú Señor has establecido con ese hombre, y ¡Dios santo, soy pecador!, me asombra y me deja mudo (Eze. 24:27). Somos la única criatura en toda la creación que conoce su existencia, que sabe que existe, su nacimiento, su historia, pasado, presente, futuro, y que tiene conciencia. Oh, qué responsabilidad. Somos un producto semejante a nuestro Creador.
Sal. 9:1
“Mut-labén”, con el artículo incluido significa “morir por el hijo”, y se piensa es el título de una canción popular. Significa muerte. Que el músico principal le ponga un tono luctuoso, o compuesto sobre la muerte de su hijo Absalón (2 Sa. 18:33). Pero “el hijo” puede ser el mismo rey que fue declarado hijo de Dios en su ungimiento, porque el salmo parece escrito cuando ha obtenido una victoria casi total. De todos modos, ¡oh morir por el Hijo de Dios, Jesucristo!
Sal. 9:2
“Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo”. “Cantaré a tu nombre Altísimo”. Veo cuando cantas que estás feliz y mientras lo haces te pones más feliz. Oh yo quisiera decir “Altísimo” como tú, David. (Luc. 8:28; Hch. 7:48).
Sal. 9:3
“Mis enemigos volvieron atrás; cayeron y perecieron delante de ti”. “Mis enemigos retroceden”. Hoy no contaré tus maravillas como creador sino lo que has hecho defendiéndome. Y siguió cantando su salmo.
El Dios del universo, del elefante y de una flor
Sal. 9:3-8
“Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron”. ¿No te maravillas de la grandeza de Dios, cómo él puede ejercer su soberanía y amor sobre lo grande y sobre lo pequeño? En este salmo hallas esa verdad; en los primeros versículos Dios tratando con naciones vv. 3-8 y en vv. 9- 14 con individuos, el pobre y afligido. Oh Dios, ¡cómo puedes dirigir los destinos de una y muchas naciones y los de cada hombre! Eres el Dios del elefante, del leviatán y de la abeja, del mosquito; eres Dios de un hombre y de un gorrión, de un imperio y de una flor. Oh, salta de alegría corazón mío en mi pecho, Dios se relaciona con el mundo caso por caso, uno por uno, situación por situación; él oye la oración de todo un pueblo y de un solo creyente. ¡Oh Dios de los muchos y de los pocos, de los grandes y pequeños! ¡Oh la omnisciencia divina! La mentalidad de Dios es inconcebible.
Sal. 9:4
“Porque has mantenido mi derecho y mi causa”. “Tú has mantenido mi derecho”. Ellos han interferido en mi vida pero no han triunfado.
Sal. 9:5
“Borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre”. “Has borrado su nombre para siempre jamás”. He sabido que se han muerto y los he visto enterrados; ya no me preocupa que me hagan daño, están en sus tumbas.
Sal. 9:6
“Los enemigos han perecido; han quedado desolados para siempre; y las ciudades que derribaste, su memoria pereció con ellas”. “Ha llegado a su fin en desolación eterna”. Mis enemigos no sólo han desaparecido del mapa sino que han salido de la historia; ya no son una raza ni perduran sus civilizaciones. Jesucristo es invicto.
Sal. 9:7
“Pero Jehová permanecerá para siempre”. “Pero el Señor permanece para siempre”. “Con ellos se fueron sus dioses y tú en cambio perduras para siempre; los estudiarán como folclore, pero nadie los respetará como dioses; he contribuido con mi espada y mi pluma a que haya menos paganismo en el mundo. No me quejo de tu propósito conmigo, Señor” (Flp. 2:10,11).
Sal. 9:8
“Juzgará al mundo con justicia”. A Dios le quedan muchas cosas por hacer en el mundo, quizás no conmigo sino con los que me reemplacen. Yo y otros.
Sal. 9:9
“Será refugio para el pobre”. Jehová protegerá a los pobres piadosos que no anden en vicios ni sean incrédulos; estará de parte de ellos y no serán ateos ni comunistas. El proletariado será de Dios, con ideas democráticas, con cruz y sin hoz ni martillo.
Sal. 9:10
“En ti confiarán los que conocen tu nombre”. “En ti pondrán su fe los que conozcan tu nombre”. (Paráfrasis). Los que se animen a buscarte y ensayen contigo en sus vidas, se quedarán para siempre adorándote porque harás por ellos algo. Más que por nuestras palabras por sus experiencias crecerán tus prosélitos.
Sal. 9:11
“Cantad a Jehová, que habita en Sion; publicad entre los pueblos sus obras”. Popularicen al Dios de nuestra nación, hagan que los pueblos miren para acá; somos una nación pequeña pero con un Dios mejor que el de ellos. Inviten a los pueblos que vengan a adorarle pero no paren de hacerlo si no quieren venir.
Sal. 9:12
“Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos”. El escucha la voz de la sangre (Ge. 4:10). Los pueblos devastados por Jehová, la gente que quede, no le guarde rencor por lo que les hizo porque se portaron mal con él; no los atropelló por gusto; una vez castigados, humillados; le dolió en su corazón lo que les hizo y está dispuesto a ayudarlos como amigo si lo solicitan. La justicia humana ha absuelto criminales, pero Jehová nunca lo hará. No tendrá por inocente al culpable.
Sal. 9:13
“Jehová tú me levantas de las puertas de la muerte”. “Mis guerras no han acabado con mis triunfos porque ni con la espada ni con tu gracia algunos se doblegan; no me reconocen como un instrumento tuyo y les inspiro odio en vez de simpatías. Gracias por la misericordia de ayer y la solicito para mí de nuevo; pensé que cuando triunfara sería feliz pero continúan mis problemas; no dejaré de sufrir mientras permanezca en contra del pecado de ellos. Si pudieran, Señor, no sólo me destituirían sino que me darían muerte”.
Sal. 9:14
“Para que cuente todas tus alabanzas”. Una razón que veo para seguir vivo es que dé mi testimonio; no es mi vocación la que me hace feliz, Señor, sino mi adoración; he escapado de la muerte para tener la dicha de contarlo; la historia de mi vida cabe en un puño como un grano de maíz, y lo más importante de ella es lo que tú has hecho por mí.
Sal. 9:15
“Las naciones se hundieron en el foso que hicieron”. “No soy político Señor, mejor sería teólogo, y sabía que el pecado hundiría a esas naciones; ellos no lo comprendían y se recreaban en él, de antemano vi que desaparecerían porque tú las ibas aborreciendo más y más; el pecado las perforaba y cavaban felices sus tumbas”.
Sal. 9:16
“Higaion” significa meditación y un sonido solemne, y en vez de vocalizarse la palabra se murmullaba. No esperaban lo que les venía encima y pensaban que a ti, el gran Dios de una pequeña nación, sus hechos no te incumbían, porque ignoraban que el mundo te pertenecía y con guerras, epidemias y violencias los redujiste poco a poco, se dispersaron y se diluyeron y otras sangres los reemplazaron, se ahogaron sus culturas y se menospreciaron sus adelantos; de ellos hoy sólo se ocupan los cronistas.
Sal. 9:17
“Los impíos volverán al Seol”. No contaban con sus muertes prematuras; y les pasó para que se enmienden los vivos. La muerte de todo ser humano es un terrible sermón. Se creen dichosos los vivos porque no les pasó a ellos y no sacan ninguna lección; hasta contentos velan los amigos muertos y no aprenden ni un ápice. (Ecl. 7:2-4).
Sal. 9:18
“El necesitado no será olvidado para siempre”. No hace falta ir a la escuela para ser virtuoso, si el hogar no es un nido de descomposición. No es una obligación de los pobres ser perversos. Los pobres piadosos tienen las simpatías de Dios y sus sueños, con tiempo, se realizarán; no hace tanta falta un nuevo orden social como una mejor relación con Dios. Tengo miedo que las iglesias entusiasmadas en la alabanza a Dios, sin la predicación expositiva de la Biblia, no pasen de ser grupos alegres sin trascendencia. La sociedad se salva de su extinción no con fiestas sino con bíblica reflexión seria.
Sepan bien, hombres modernos, que no son dioses
Sal. 9:19, 20
“Aprendan las naciones que no son sino hombres”. No Jehová, no permanezca el mundo si no quiere ser mejor; no estoy interesado que se salven los pueblos que por obstinación incuban en sus entrañas impiedad. Que se desplomen los pueblos que no son dignos de vivir dentro de este globo. No es oh Dios, que le imponga una religión universal sino que al menos se porten bien porque tú te agradas en todas las naciones de los que hacen justicia (Hch. 10:34, 35). Pon tu temor en ellos, no para que haya un solo Dios universal como sería tu justo derecho, sino como mínimo para que no se crean dioses sino seres humanos. Es utópico pensar que el mundo se va a comportar bien si no tiene una moral teológica, si el bien y el mal son relativos; gústenle o no, téngalo como arrogancia si quieren, la esperanza de sobrevivir nuestras épocas está en temer a Dios, así como suena, sin el eufemismo de exponerlo basándose en el amor y no en el miedo. Es menor el miedo que hay que tener a Dios que el que sentiríamos si pudiéramos anticipar las consecuencias que traerá si establecemos nuestra regla de lo que es bueno y malo. Malo. ¿Qué te crees tú, “hombre de pecado que te sientas en el templo de Dios como Dios que eres Dios?” (2 Te. 2:3,4). No lo eres.
Sal. 10.
No parece que sea un salmo de David, pero sí inspirado por él; parece que sufre menos. Los salmos que David escribía eran sus oraciones en tiempos de adversidad y el autor de este salmo está tranquilo, no le desespera nada, no agoniza dentro de alguna situación. Debiera llamársele “masquil” porque pretende enseñar, y ha observado de cerca el comportamiento de los malos.
Sal. 10:1
“¿Por qué Jehová te mantienes alejado?”. ¿Lejos? Si le puedes sentir la respiración, te deslizas dentro de su esencia (Hch. 17:28); pero eso es lo que a uno le parece cuando sufre, que Dios está ausente; se siente uno víctima y se empieza a tomar compasión, y llora por sí mismo. Y se pudiera recostar en el hombro de Dios.
No sólo ignoran a Dios, también lo excluyen
Sal. 10:2-4
“Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová”. “Maldice el codicioso y blasfema a Dios”. En ninguno de sus pensamientos hay Dios. No existe para él, no se halla ahí. Hacen referencia a pocos hombres los salmos, si hay alguno, que filosóficamente niegue a Dios; los malos más bien lo excluyen; en ninguna de las cosas que piensan incluyen a Dios; y una razón, no la única, es el orgullo; piensan que pueden manejar todos sus asuntos sin oración ni consejos sagrados, que no necesitan su bendición para cada día ni a Jehová el pan imploran, cuando debieran decir “si el Señor quiere” (Sgo. 4:13-16). El v. 3 debe leerse con el v.5, “a todos sus adversarios los desprecia”; con el v.7, “llena está su boca de blasfemias”; y ha sido traducido de diversas maneras tal como “bendice al codicioso a quien el Señor aborrece”. La palabra “desprecia” podría traducirse blasfema o provoca. Y bendice como maldice. Así que sería, que el codicioso maldice y desprecia al Señor. La razón principal que tiene un no cristiano para no convertirse es su orgullo, por supuesto que también su amor al pecado. Se hace la idea que su vida no sufrirá bruscos cambios para mal.
Sal. 10:5- 11
“A sus adversarios desprecia. Llena está su boca de blasfemias”. El hombre malo, como persona o clase social, en el cual está pensando el salmista, vive holgadamente, y los que hacen negocios con él se empobrecen porque en sus manejos hay trampas, engaños y fraudes y humilla a los que vienen a él. No menciona la extorsión, pero tiene las características de un prestamista o un usurero; aunque posiblemente si fuera eso lo hubiera mencionado, o porque la identificación haría demasiado evidente la alusión porque los perversos que inspiraron este salmo podrían cantarlo o escucharlo. Esta porción presenta a lo que Pablo llama “el hombre de pecado”, pero más pequeño, territorialmente más chico, pero es de esa clase.
Sal. 10:5
“…torcidos”. De acuerdo al fondo del salmo es mejor traducir torcido que “prospera en todo tiempo”. Ninguna cosa la hace derecha sino para aprovecharse de los demás. Nota que aquí el salmista ora como lo haría un discípulo de David.
Sal. 10:6
“Dice en su corazón: No seré movido jamás; nunca me alcanzará el infortunio”. “Estoy bien plantado como una estatua, soy todo oro”. (Paráfrasis). No hables así porque si te hubieras mirado los pies verías que son como los de Nabucodonosor, de barro (Dan. 2:33-42). Así habla un hombre cuando tiene dinero, salud, y una posición social fuerte; piensa que es inconmovible y que hasta donde ha llegado no lo alcanzará el infortunio; su triunfo ha contribuido a engreírlo y hacerle pensar que Dios es innecesario, y más, que se puede lograr lo que quiera sin respeto alguno hacia él. Dime secularista, ¿no te retrataron aquí, tú que sólo piensas en trabajo y dinero?
10:8-10
“Se sienta al acecho en las aldeas”. Compara al malo con un león que se tira sobre la presa; y sus planes de asalto son sus estratagemas para enredar y engañar (v. 9).
No piensan en Dios como investigador
Sal. 10:11,13
“Dios no lo verá jamás”. Los impíos en el AT generalmente no dudaban de la existencia de Dios sino que tenían una desdichada concepción pagana de él. Describir a Dios por el hombre es una equivocación; si nuestro Dios hubiera sido creado por nosotros sería más comprensible. Si Dios fuera como nosotros sería mucho menos de lo que es.
El cuerpo de este salmo mayormente se dedica a describir a un pecador sin Dios; específicamente define a un homicida y ladrón (v. 8) pero por extensión a todos los que se olvidan de Dios (vv. 4,5). La diferencia entre pecadores alcanza sólo a la clase y la cantidad de pecados que cometen, pero los impulsos y deseos de sus corazones son semejantes. Según el v. 13 cuando un pecador se dispone a hacer su pecado, ¿ora a Dios y le dice que no lo investigará? No, porque si orara el Espíritu lo detuviera de pecar; lo que sí es cierto es que no piensa dentro de sí en ninguna clase de investigación sobre lo que se dispone hacer. La idea de un juicio es la que menos cerca está de su mente. Cuando seas tentado a pecar piensa que serás juzgado (v. 6), que tendrás que explicar tus pecados ante el tribunal de Cristo. Quita la doctrina de un juicio investigativo y ya los hombres no se frenan. Incluso hombres que creen en Dios no pueden admitir que él los juzgará. Medita en Ro. 14:10; 2 Co. 5:10; Apc. 20:12.
Pecados en el trato social
Sal. 10:13
“¿Por qué ha despreciado el impío a Dios?”.
¿Por qué? Porque piensa que a Dios no le interesa el trato que le damos al prójimo, que injusticia social, abuso económico, discriminación, no son pecados. Que lo único que importa a Dios es si uno lee la Biblia, si ora, si asiste o no el domingo a la iglesia, es decir, Dios es eclesiástico y no se preocupa de la política ni de los negocios, que su incumbencia se reduce a los servicios religiosos, a la obra de evangelización y apoyar los esfuerzos de los misioneros. El Espíritu Santo clama por justicia social. No hay que criticar a los hermanos que participan en la política, allí los necesita Dios. Y uno debe ser respetuoso de las ideas del otro. ¿O criticaría al mismo apóstol Pablo por decir que los césares, son puestos por Dios para el bien? Textos para reflexionar (Miq. 6:8; Sgo. 5:4. Este salmo, 10:12-15, 17, es una oración a favor de los pobres.
Induce, Dios, la oración
Sal. 10:17
“Jehová tú has oído el deseo de los humildes”. Los necesitados oran no sólo por necesidad sino porque Dios les da su gracia para que clamen. El “da gracia a los humildes”. Ora no solamente porque tu iglesia se haga grande sino porque tu sociedad sea mejor. Señor dispón mi corazón para orar, inclínalo. Mi vida de oración depende de ti porque soy demasiado débil para orar bien. ¿Cómo podré orar si no tengo fuerzas, si mis labios no se abren? Señor la oración que tú quieres oír indúcela, derrama tu gracia y tu pueblo orará (Zac. 12: 10), que mis labios expresen la intención del Espíritu (Ro. 8:26,27). Oh Jehová yo sé que el impío no ora (Sal. 53: 4).
Sal. 11:1
“En Jehová he confiado; ¿cómo decís a mi alma, que escape al monte cual ave?”. No me aconsejen que huya, ¿un hombre como yo ha de huir? (Neh. 6:11). No hay que escapar de deberes y responsabilidades sino del pecado (1 Co. 6:18). ¿Cómo he de negar con acciones la fe que he confesado con mis labios?
John Stott se iría de la iglesia, Spurgeon dejó la Unión, y los presbiterianos Princeton
Sal. 11:3
“Si los fundamentos fueren destruidos”. Si fueren destruidos los fundamentos de la religión cristiana, que son sus doctrinas básicas y su ética, ¿qué harán los que han confiado sus vidas a ellas? ¿Qué harán los simples creyentes cuyas almas son cuidadas por pastores? ¿Qué harán si a los mismos maestros que les oían enseñar las verdades ortodoxas del N.T. ahora les oyen lo opuesto y les ven destruir lo que edificaron? ¿Qué podrán hacer los justos si oyen que ya el fundamento de la salvación no es Cristo sino que lo han quitado y han puesto en su sitio otro nombre y otro evangelio; y que la salvación no es un don de la gracia solamente que se recibe por fe sino que el hombre tiene que hacer obras para ponerlas junto ellas? (1 Co. 3:11). ¿Qué harán los justos si se dan cuenta que en la predicación, en el evangelismo y en la adoración Cristo tampoco en todo tiene la preeminencia (Col. 1:18), que es vana porque se dice que no resucitó? ¿Huirán los justos al monte cual ave? ¿O hacer como dijo John Stott en una entrevista cuando le preguntaron si su iglesia aprobaba el matrimonio entre homosexuales y lesbianas, afirmó que lucharían quizás por unos años y luego se iría?
Sí, quizás sea mejor así, tratar de dominar aquellas instituciones que son como el fundamento de la iglesia, de la denominación y a partir de ella luchar para poner de nuevo el fundamento que quiso ser destruido; y si no se logra, pues entonces salir, como hicieron los presbiterianos con el seminario en Princeton; cuando ya no pudieron detener la ola liberal, se marcharon y fundaron el que ahora radica en Filadelfia. O lo que hizo Spurgeon en Londres cuando la Unión Bautista se negó a condenar a los que estaban enseñando el liberalismo en sus iglesias; después de lo que se conoce como el Downgrade Controversy, abandonó la Unión y a poco tiempo murió.
Esa actitud defensiva o combativa fue la que usó Pablo contra judaizantes y pro-gnósticos en sus iglesias como los gálatas y los colosenses (Flp. 1:17) ¿Qué haremos si aquellas doctrinas que son el fundamento de la religión cristiana, que hizo del movimiento una secta, como lo llamaron sus contemporáneos, algo distinto al judaísmo, son socavadas? Por ejemplo, la divinidad de Cristo. ¿Qué haremos con la iglesia que rechaza la divinidad de Cristo o con una denominación entera? ¿Le toleraríamos esa deserción teológica para que como Himeneo y Alejandro ande gangrenando todo el cuerpo? ¿O es mejor expulsarla para que haga su mal afuera, entre aquellos a quienes el dios de este siglo cegó el entendimiento para que no les resplandezca la luz del evangelio? ¿Qué harán los justos si oyen a sus profetas y maestros enseñar que la salvación no es por fe sola sino fe con buenas obras, promesas, comidas, etc.? ¿Qué harán los justos (que pueden hallarse en cualquier denominación) si se dan cuenta un día que en su iglesia los fundamentos han sido destruidos hace siglos y se ha estado venerando imágenes como dioses lo cual la Biblia prohíbe? ¿Deben seguir adorando a Dios entre altares y altares, cantando alabanzas evangélicas, usando dones del Espíritu entre figuras de talla y oro que otros hundidos en la ignorancia adoran? ¿Qué harán los justos si empiezan a enseñar en su religión que ya Dios no es más trino sino una sola persona, la del Padre, que el Espíritu Santo no tiene personalidad sino que es una fuerza divina? Si los justos se dan cuenta que eso es lo que se enseña en su denominación, ¿qué harán? ¿Tolerar o dejarla? En tales casos, si no hay fuerzas para combatir y ganar sea mejor y hacer lo que David no quería, huir al monte cual ave, escapar, como dice la tradición que hizo Juan cuando supo que Cerinto el gnóstico estaba bajo el mismo techo que él y temía se desplomase por la ira de Dios. David pregunta qué harán los justos si eso les pasa y da a entender que los justos tienen que hacer algo, la situación es crítica, terrible, dolorosa, pero no pueden quedarse con los brazos cruzados mientras los fundamentos apostólicos son destruidos.
Pero, ¿qué harán los justos si los fundamentos básicos de la sociedad son destruidos? ¿Si los fundamentos morales sobre los cuales ha sido edificada nuestra sociedad occidental, que son los fundamentos cristianos son destruidos? ¿Qué hacer si en las escuelas se enseña una educación sexual liberal y anticristiana? ¿Sacamos nuestros hijos y los ponemos en una escuela privada o nos hacemos miembros del PTA, vamos a las reuniones y protestamos para que los fundamentos no sean destruidos? ¿Se cruzarán de brazos los justos y no harán nada? Lo que pudiéramos hacer con la iglesia, dejarla, no lo podemos hacer con la sociedad donde vivimos, por lo menos en muchos casos; el primer camino a tomar es usar los medios que se han conservado para evitar que los fundamentos sean destruidos. Si un presidente aprueba el aborto, la constitución nos garantiza la oportunidad de votar en su contra y no reelegirlo, si se manifiesta en pro de los matrimonios de homosexuales, hay que cambiarlo y elegir a otro para quien los mandamientos de Dios sean más importantes que la interpretación filosófica de la libertad democrática. ¿Elegiremos un presidente, o lo renovaremos sólo contemplando los progresos económicos o las promesas financieras que hace sin juzgarlo cristianamente? ¿O no nos importan los fundamentos cristianos de la sociedad y los sacrificamos por la prosperidad individual y la conveniencia? Si los fundamentos cristianos que pusieron los peregrinos que se bajaron del barco Flor de Mayo, en el caso de Estados Unidos, y sobre los cuales se inició, prosperó y sobresalió esta sociedad son destruidos, y que ahora influye tanto en Hispanoamérica, su esplendor se marchitará y como el imperio romano, ella también se caerá y nosotros con nuestros hijos pereceremos en su derrumbe.
Sal. 11:4
“El trono de Jehová está en los cielos”. El concepto que Dios está en el cielo no es para afirmar que se halla lejos sino que lo ve todo, que es sublime y soberano; los judíos asociaban la omnisciencia de Dios con la altura; mientras más alto más ve. Cuando se dice “Padre nuestro que estás en los cielos…” no es para afirmar que no se halla en la tierra sino que está sobre ella, que es puro y la domina. Por eso “alzaré mis ojos a los montes de donde vendrá mi socorro”; y se habla del “tercer cielo” o paraíso arriba, y Jesús ascendió al cielo, entró a la diestra de Dios, arriba, donde debemos buscar todas las cosas. Ver Sal. 121:1; 2 Co. 12.2; Luc. 24:40; Col. 3:1.
Sal. 11:5
“Jehová prueba al justo y al impío”. El justo es probado y el malo aniquilado; el bueno es acrisolado y el perverso acribillado. Les suceden lo mismo y los resultados son distintos.
11:6
“Sobre los impíos hará llover carbones encendidos” (trampas). Los creyentes sufren calamidades pero no una lluvia de ellas; y si algún aguacero, Dios le provee refugio contra el turbión (Isa. 32:2). Todos los salmistas afirman que a los que litigan contra la ley divina les irá mal.
Sal. 12.
“Seminit” probablemente una lira de ocho cuerdas. Cuando David, lo mismo me pasa a mí, está tranquilo sin que nada le moleste, parece que lo que escribe no es suyo; es otro hombre; cuando uno deja de ser afligido deja de contemplarse demasiado. En este salmo invoca a Dios por la causa de otros y carece de un grito de propia desesperación; cuando la intensidad del sufrimiento disminuye oramos con menos intensidad.
Sal. 12:1
“Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos”. Ora con el mismo escepticismo de Abdías (1 Re. 19: 14-18); en todas las épocas a uno le parece que el cristianismo va a desaparecer; y se equivoca. Aunque es cierto que la verdadera piedad escasea. El peligro sería real si se acaban los piadosos dentro de la iglesia. Si continuamos formando malos cristianos entonces sí el cristianismo peligra.
Sal. 12:3
“Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente”. “La lengua que habla con exageración”, en alta voz, cosas insolentes, que habla mucho y con orgullo.
Dios de todos los miembros del cuerpo, excepto de la lengua
Sal. 12:4
“Han dicho: nuestros labios nos defienden”. “Por nuestras lenguas prevaleceremos” “Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?”. ¿Quiénes son estos Tértulos leguleyos, picapleitos y abogados sin conciencia? ¡Qué difícil es quitarse el mal uso de la lengua!, es de los últimos baluartes que se tarda en ser tomado por el Señor Jesucristo. Uno ve que es el Señor de las manos y le sirven con obras piadosas, Señor de sus pies que los conducen a la casa de Jehová, Señor de los ojos que los usan para escudriñar la palabra de Dios, sin embargo, a la lengua todavía no ha llegado su reino y no está domesticada (Sgo 3: 7,8) y dicen: ¿quién es Señor sobre nosotros? El apóstol dice que glorifiquemos a Dios con nuestro cuerpo, y no seremos realmente piadosos mientras no haya piedad en nuestros labios y estén limpios de mentiras, calumnias, dobleces, y sean purificados con las brasas del cielo (Isa. 6: 5-7). La conversión a Cristo de los magistrados tiene que contemplar el buen trato de los pobres.
Purifícate siete veces
Sal. 12:6
“Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra,
purificada siete veces”. Quiere decir hasta la perfección, que es lo que el siete significa. “La palabra de Jehová es plata”. (Paráfrasis). La conversión a Dios está relacionada con su Palabra y clama por el fin de la desobediencia; los que manejan de alguna forma la palabra de Dios que es limpia, tienen en otros modos, que hablar limpio y actuar justamente. ¿Qué avivamiento es ese, qué conversión es esa, que no afecta para nada el comportamiento, que no le permite a la palabra de Dios meterse en sus negocios, que no tiene nada que ver con la vocación secular? Si la palabra de Dios está purificada siete veces, el pecador debe purificarse siete veces; hundirse siete veces como Naamán en el Jordán y expulsar siete demonios como a la Magdalena, y perdonar 490 veces (Leer 2 Re. 5:10; Mr. 16:9). Entonces será en la iglesia un número perfecto, un miembro de plata. O de oro.
Leyendo el Antiguo Pacto
Sal. 12:6
“Las palabras del Señor son puras”. Si son puras deben leerse con ojos puros, oírse con oídos puros y tocarse con manos limpias. ¿Has oído algunos decir que el Antiguo Testamento, en la Biblia, es un libro desagradable? Cuando ellos leen las batallas de Israel contra sus enemigos, las cruentas luchas, cuando Jehová peleaba por su pueblo, se sienten ofendidos por la lectura y no quieren continuar; afirman entonces que no puede tratarse de un libro inspirado por Dios, el libro de Dios. ¿Y no son así las historias de todos los pueblos? ¿No es la historia de la civilización en gran parte sus guerras? ¿Por qué ha de ser distinta la historia de Israel? Pero lo que más les repugna es que Dios se halle involucrado, como comandante en Jefe, en esas guerras, como un soldado más que pelea por Israel; y muchas masacres a enemigos son ordenadas por él mismo. Es la ley del talión, la que Israel aplica y la que le aplican. Esas cosas forman parte del libro de Dios porque son ciertas, son históricas y contienen la forma más confiable de revelación de la verdad que existe, la revelación histórica; por eso se puede decir con David que las palabras de Dios son limpias, contienen siempre lo cierto, lo que ocurrió, cuenta las cosas como pasaron para que creyésemos en ellas. Cualquier libro religioso que no enmarque sus sucesos dentro de la historia, es falso, cuenta mitos o leyendas. La palabra de Dios es como plata acrisolada siete veces en horno de tierra, pura, sin escorias, estrictamente cierta, confiable.
A otros cuando leen el Antiguo Testamento les desagradan las violaciones, traiciones, inmoralidades, incestos, desnudez que él contiene. ¿Y no son ciertas? ¿No son todas esas cosas parte de la vida humana? Se cuenta todo lo malo y lo bueno que podemos hacer los hombres. Son cosas que fueron escritas no para ser leídas por los ángeles, ni trata de la vida de ellos sino de hombres pecadores. Lo que leemos es nuestro retrato, lo que somos y lo que merecemos. La Escritura es la verdad humana limpia y por eso estamos seguros que es inspirada por Dios y útil (2 Ti. 3:16, 17). Jesús leía el Antiguo Testamento, la Escritura, la ley, los salmos, los profetas, ¿eres más santo, con escrúpulos más delicados que los de él? Ellas forman parte del libro santo de los cristianos y sirven de base, cuna y sombra al que nosotros llamamos Nuevo Testamento; no obstante, tu lectura no está completa si no lees también este último.
Sal. 12:8
“Cuando la vileza es exaltada”. La vileza puede ser exaltada pero no deja de ser vileza; el pecado no pierde su esencia aunque se le haga sublime, aunque esté en el trono es pecado. Vileza se puede traducir frivolidad y lo inútil. Y ¿qué son ellos? Gente vil, señores frívolos e inútiles, y eso porque a una se hicieron inútiles puesto que se desviaron (Ro. 3:12).
Sal. 13.
Este salmo sí respira la autoría de David, el rey sufrido y desesperado, no el escritor de ánimo compuesto, del salmo anterior. Si todas esas experiencias las sufrió “el dulce cantor de Israel”, no pudo ser tan feliz. ¿Serían enemigos reales, imaginarios o potenciales? Pienso que verdaderos; siempre tuvo que gobernar con enconada oposición y la oración a Dios formaba parte sustancial de su perseverante éxito.
Sal. 13:1, 2
“¿Hasta cuándo me olvidarás?”. Nota lo impaciente que se halla en su aflicción al preguntarse cuatro veces “¿hasta cuándo?” Nunca sabemos hasta cuando ha de durar una aflicción pero el Señor sí y no nos dejará ser probados más de lo que por gracia podamos resistir. La circunstancia hace pesada resistencia, pero la fe la atraviesa (1 Jn. 5: 4,5). La experiencia nos dice que los hasta cuándo tienen un fin.
Sal. 13:1
“¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?”. David no se imaginaba enemigos, pero sí que Dios le volviera la espalda; se preocupaba hasta la desesperación; ninguna otra persona estaba tan presente en la mente de Dios como David y él no lo creía; pensaba en él constantemente y él suponía que ni siquiera a ratos. Le decía a Dios “¿hasta cuándo volverás tu rostro de mí?”. Y se estaban mirando cara a cara como compañeros (Ex. 33:11). Lectura adicional, Isa. 26:3,4; 49:14-16.
Sal. 13:2
¿“Hasta cuando mi enemigo será exaltado sobre mí?”. “Ya me has enseñado con dolor tantas lecciones como cualquier viviente pueda soportar. Estoy harto de aprender lecciones sobre los hombres impíos; son ellos mis instructores de siempre. No hay un solo y bendito día que no tenga que llorar, o al menos que me arranque un suspiro, alguno de ellos. Si fueran pocos mis enemigos no me preocuparían demasiado, pero crecen como pelos en mi cabeza. Lo peor es que no puedo mantener mis triunfos, siempre hay alguno que me gana alguna ventaja; disfrutan cuando ponen sus pies sobre mí. Si no fuera por ti me hubieran hollado”.
Sal. 13:4, 5
“Mis enemigos se alegrarían si yo resbalara”. O si yo fuera sacudido. “Ellos darían un ojo de la cara por verme resbalar; y si me tardo en resbalar se ponen impacientes e inventan mis resbalones. Ignoran que, aunque resbale Jehová no me dejará caer (Sal. 62:2,3). A veces los tenemos como hermanos. No pienso aguantarme con mis brazos sino por la misericordia de Dios; cuando pierda el equilibrio Dios me ayudará a recobrar el balance; de todos modos ustedes no me tendrán a sus pies”.
Sal. 13:6
“El Señor me ha colmado de bienes”. “No me digan que me imagino una ayuda divina porque Dios me ha visitado otras veces. Ingrato no soy y olvidadizo tampoco. Me inspiran al arpa no sólo mis dolores sino las bondades de Dios; es cierto que convierto mis tribulaciones en melodías pero no las escribo para otros sino para Dios porque son mis oraciones; cada estrofa subraya alguna experiencia mía; estoy melancólico sólo cuando oro, no todo el tiempo cuando Jehová me responde; las expresiones más tristes de mi vida son mis oraciones, que generalmente no las bailo sino las releo y me dan fe para otras ocasiones”.
Si no hay Dios el significado de vivir no existe o es pequeño
Sal. 14:1
“Dijo el necio en su corazón: No hay Dios”; la Biblia habla bastante sobre esta clase de hombres que en realidad es más grande de lo que uno imaginaría. Estrictamente no se trata de un grupo, una casta, sino de la humanidad. Si lees el contexto, el Espíritu no se refiere a una sociedad determinada ni a ciertos enemigos judíos que tuviera David sino a todos los hombres, a lo que son ellos por naturaleza. Eso quiere decir que cada ser humano tiene escrito en su corazón, a pesar de haber ser hecho a su imagen y semejanza, estas tres palabras: “No hay Dios”; o sea, el ateísmo es innato, lo mismo que la idolatría, y si sigo lo que dice Pablo, el ateísmo es un capricho o una contradicción. Cada descendiente de Adán viene a este mundo como un incrédulo, negando la existencia misma de Dios.
Pero habría que aclarar que de modo práctico. El ateísmo filosófico, el que dicen algunos que lo sostienen porque no es científico, de ese no habla la Biblia; pienso que no porque no hubiera ateos de esa clase en el largo período en que ella fue escrita sino por su procedencia, porque proviene del otro, quiero decir, que el ateo filosófico dice “no hay Dios” porque no quiere que haya Dios, por alguna razón en su carne o historia personal, generalmente ética, o porque no quiere ser como alguien que conoce que cree en Dios. No es tan importante el último como el primero, por eso la Biblia no lo menciona, no hace énfasis en hombres de esa forma de pensar, no los toma en serio. A los que sí define como ateos son a los que viven como ateos, los que no tienen en cuenta a Dios para nada, que actúan como si no existiera y hasta profesan alguna religión.
Mi alma se rebela contra la concepción de que en el mundo no haya Dios. Es una negación intelectual demasiado grande para ser admitida. No he creado a mi propio dios porque me haga falta. Dios existe y tiene que existir porque de lo contrario, nada tiene razón para existir si él no existiera. Si Dios no existe, vivimos en un mundo descabellado y cruel. Si no hay Dios, la realidad de existir apenas existe. La vida humana sería como un juego ciego o una obra de teatro, a veces burlesca, otras trágica, pero las más, tonta o espantosa. Si Dios no nos creó sino que la Casualidad nos hizo y evolucionamos desde los unicelulares a monos y nada debe explicarse con un propósito o finalidad; concluyo que nos hizo una broma de mal gusto y la mejor venganza contra ella es el árbol y la cuerda de Judas. ¡Oh Dios, que razón más grande eres tú mismo!
Predicar para restaurarles la suerte
Sal. 14:2,3
“Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. ¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan y a Jehová no invocan? ”. Quien interpreta mejor este salmo es Pablo en Romanos capítulo tres. Te remito a mis comentarios sobre aquel texto. Aquí David menciona a su pueblo, que lo devoran aquellos hombres, y él quiere que de alguna parte salga la salvación y Dios le restaure la suerte, como también se puede traducir el v.7; y esos prisioneros en pensamiento apostólico han de ser tanto los judíos como los gentiles que no buscan a Dios ni hacen lo bueno. Así hallamos en el salmo estas cosas: una clase de hombre sin gracia, un pueblo buscado y hallado por Dios que recibe la salvación. Es una clase de hombres y no un grupo impío que se come a los buenos puesto que empieza hablando en singular, “dijo el necio”; y después amplía el enfoque cuando dice que la mirada de Dios recorrió la vasta humanidad y no halló un solo hombre inclinado a buscarlo porque todos ante sus ojos estaban deplorablemente corruptos (v.2); y la señal inequívoca que son sin gracia es que no oran, o a Jehová no invocan (v.4). Recuerde aquel primer avivamiento en la humanidad (Ge. 4:26), y como Dios convenció a Ananías que Saulo estaba en la gracia cuando le dijo que estaba orando (Hch. 9:11). La situación de la humanidad es esta: es atea en su corazón, vive en corrupción y oscuridad intelectual (vv.2, 4); entonces no se puede esperar por nadie para que sienta deseos o piense en buscar a Dios, hay que ir por ellos, no hay que estimar que haya alguno que sea moralmente aprobado por Dios ni pensar inocentemente de ellos, porque todos se han corrompido. No estoy defendiendo adrede un sistema teológico sino exponiéndolo, cómo mirar a la humanidad con los ojos de Dios y qué debemos saber todos sobre aquellas personas que deseamos que les sea restaurada la suerte y vuelvan a Dios. Examinemos los métodos que usamos. ¿Creen que con danzas, panderos y flautas estos se interesarían en Dios, harían lo bueno, se corregirían moralmente? ¿Creen que con predicarles un evangelio por conveniencia serían salvos? ¿O es que ya la iglesia no entiende lo que es la salvación, algo muy grande?
Sal. 15.
¿En quién estará pensando David? Posiblemente en los sacerdotes y levitas que trabajaban en el monte Sion donde se hallaba el arca de Dios, ocupados en la adoración y los sacrificios con los cantores y todos aquellos que como él mismo anhelaban hallarse en ese lugar aunque fuera por un día.
Dos señales tangibles del amor
Sal. 15:1-5
“Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? 2 El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino. Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás”.
Este salmo habla del amor al prójimo aunque no se mencione, amor al prójimo en hechos, demostrado, de dos maneras, la primera es con respecto a la lengua. En primer lugar vamos a la identificación de quiénes habla David. Mostrando el amor en el uso de la lengua. Una lengua santa. Los que habitan en el tabernáculo, los que viven allí, o sea los que ministran para Dios y para el pueblo, los que habitan en “el monte santo”; en otras palabras, David está pensando en el testimonio de los sacerdotes, los levitas, los porteros, los aguadores, los músicos, los que son líderes del pueblo de Señor, los que son mediadores entre Dios y los pecadores, los que corren un rol importante en la reconciliación de la congregación con Dios, los que manejan los asuntos eternos, la sangre de la expiación, la oración, ofrendas por las culpas, por el pecado. Es una gran responsabilidad participar en la salvación de los demás. Los que enseñan la Palabra de Dios al pueblo, los que abren y cierran las puertas del tabernáculo, los diáconos, los ministros, deben ser personas veraces.
El prójimo; ¿quiénes son los primeros prójimos de los que ministran en el tabernáculo? Son los otros colaboradores de Dios de los cuales cada uno debe ser un celoso guarda y amar el trabajo que hacen y la reputación con la que lo hacen para que no tenga impedimento y porque su honra es después de su familia lo que más ama. Si usted lo calumnia daña todo su trabajo y le destroza su moral, lo hace llorar y sangrar y a la vez impide que su trabajo avance y se entristece al Espíritu Santo, se opone a sus oraciones, estudios, esfuerzos en la gracia.
Ahora más que nunca estamos en condiciones de identificar una calumnia como un arte diabólico que consiste en la manipulación de la verdad, tomar un trozo de ella y no decirla completa para que se piense lo contrario, decirla fuera de contexto, añadirle, exagerarla, en fin, convertirla para provecho propio en mentira; a ese trabajo se le llama “calumnia” y pertenece al arte del infierno, es un talento desarrollado por el diablo. Un hombre “íntegro” “veraz” no puede vivir sin reputación, se hunde en la vergüenza; es una obra diabólica, satánica que es la palabra traducida calumniadora en 1 Ti. 3:11. Los que habitan en el tabernáculo de Jehová deben dominar la lengua. Es un simple requisito para servir.
La otra señal de amor al prójimo tiene que ver con el dinero; así dicho simplemente. La lengua y el dinero están relacionados. Se prueba el amor que se tiene en el corazón cuando el dinero está por el medio, cuando tiene que expresarlo con dinero y no con palabras a un necesitado de los muchos que vienen al tabernáculo de reunión, (recuerda como lo expresó el buen samaritano; Jesús nunca dijo a nadie “te amo” pero la gente se lo conocía hasta en la mirada; nunca dijo “te amo mamá” pero le dijo a Juan que cuidara de ella; nunca le dijo a Pedro que lo amaba pero le sanó la suegra ¡!, y le pagó el impuesto que le cobraban y sanó la oreja de Malco que él cortó, o sea, el daño que hizo a otra persona. ¡Hechos! No dijo a Juan que lo amaba pero le dejó que se recostara en su costado. No le dijo al joven rico que lo amaba pero se lo leyeron en la mirada. Se ama cuando se hace una colecta o se pide que de los fondos de la iglesia se le entregue una porción y no se proteste y se halle objeción para no hacerlo.
El dinero sirve para hacer más firme la hermandad o debilitarla, si tiene que prestar el dinero, con amor es sin interés, pagar un salario justo, no pagarlo o dilatar el pago indefinidamente sabiendo que el otro lo necesita, o querer que se trabaje sin cobrar, que el otro regale su trabajo. Y el caso más difícil que prueba el amor al prójimo es cuando decide perder dinero por ser fiel, “jurar en daño suyo”, en perjuicio suyo, y dice, “mejor pierdo ese dinero y no pierdo un amigo o un hermano, el dinero se recupera pero el amigo que se pierde por causa del dinero no se recobra jamás”.
El dinero también sirve para medir amor a los que sirven en el tabernáculo y el valor que le damos a sus trabajos. Si le da igual ir o no al tabernáculo de reunión, llevar cualquier cantidad, de cualquier calidad, una oveja gorda y saludable o una enferma y roñosa, un par de tórtolas o palominos teniendo becerros, teniendo bendiciones de Dios ser de poca bendición, ¿de qué amor a los ministros usted habla, amor al evangelio, a la predicación, a la salvación? Se puede medir el amor que siente para esas cosas por el esfuerzo que hace en mantenerlas funcionando. Si le da valor al trabajo sagrado que ellos hacen, a la siembra espiritual, o ¿pondrá un bozal al buey que trilla? Exhortación: Así piensan los que no son de Cristo, los que no aman esta obra porque no son bendecidos por ella, no la entienden, y no la financian porque no la han experimentado, ¿es usted uno?
Sal. 16
“Mictam” significa grabar y poema. La primera define bellamente la segunda, que el poeta crea con su ingenio. Este salmo es una joya y cada versículo es un rubí; yo me quedo con todo él y ojalá pudiera tenerlo presente en cada momento.
Sal. 16:2
“Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti”. “Me acuerdo que oré así: tú eres mi Señor, no hay para mí bien fuera de ti. Recuerdo mis oraciones; procuro vivir conforme a ellas y no deseo que Dios considere que han sido hipocresías. Si te llamo Señor haré lo que tú quieras (Luc. 6:46); y cuando tenga que escoger entre otras cosas que amo y tú, me quedaré contigo” (Mr. 10:29,30).
Sal. 16:3
“Para los santos es toda mi complacencia”; o mi deleite y afición. David ama verdaderamente a la iglesia, está dispuesto a complacerla y se complace en ella. No se complace con sus malos miembros, los carnales, sino con aquellos que son genuinos, íntegros, los “largos, famosos, excelentes”. David no tiene santos en el cielo sino en la tierra y estos son los que ama.
Diligencia en la adoración
Sal. 16:4
“Aquellos sirven diligentes a otro dios”; o que los sirven apurados, prontos. Compara su religión con la de otros; ofrecen sacrificios a sus dioses como él al suyo, adoran de la misma manera pero la diferencia mayor está en a quién; reconoce que son personas consagradas y sirven con diligencia, pronto, apurados, a sus dioses pero la dedicación de ellos no lo estimula a dejar sus convicciones, al contrario, para servir a la verdad mejor que ellos a la mentira. Moloc tenía muchos adoradores en su culto bárbaro, Astarté atraía diariamente un gentío hacia sus ritos inmorales, y Manmón ni se diga, miríadas que aún viven y, ¿serviremos a Jehová con menos diligencia?
¿Has visto lo diligentes que son los que sirven a dioses ajenos? ¡Qué consagrados! Manmón, el dios de las riquezas tiene muchos adoradores que expondrían por él sus vidas aunque no les dé vida eterna. Astarté, la diosa de la fecundidad cuenta con hombres y mujeres que le adoran con sus deseos sexuales, y sirven apenas para pensar en otra cosa. Baal, el dios de los campos tiene quien le suplique (los ambientalistas), Moloc (o secularismo, en brazos de quien entrega sus hijos la sociedad), y hasta Beelzebub, (los que adoran a Satanás) el señor de las moscas cuenta con feligreses diligentes. ¿No ves como al error y al pecado le sirven con diligencia? ¿Y nosotros no a Jehová el Padre de nuestro Señor Jesucristo? (Romanos 12: 11; Ecl. 9: 10).
Heredades que nos han tocado
Sal. 16:5,6
“Es hermosa la heredad que me ha tocado” “En verdad es hermosa mi herencia”. “No me puedo quejar, las cosas que tengo me las ha dado Dios y me gustan; mis propiedades son bendecidas por él y me las cuida, soy muy afortunado por lo que la providencia ha hecho conmigo; estoy a gusto con lo que tengo y lo hallo hermoso, no tengo que envidiar a otros ni desear tener lo suyo, estoy más que conforme y considero que Dios ha tenido un trato especial conmigo. Estar dentro de lo mío es mi delicia y no deseo irme de allí porque cada día llega con Dios su bendición”. Dios no nos da nada que no nos guste y no tenga la más alta calidad, si se lo pedimos y si sustenta nuestras bendiciones (Mal. 2:2). La mayor parte de las propiedades de David fueron heredadas de sus antecesores; lo mismo podemos decir de las doctrinas cristianas llamadas agustinianismo, calvinismo o paulinismo. No porque ellos las hayan inventado, sino que han sido sus transmisores. En otras palabras, nuestra herencia incontaminada, reservada en los cielos. Bendito el hombre que está contento con el trabajo que tiene, el lugar donde vive y la iglesia que tiene.
Sal. 16:7
“Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia”. “Dios me instruye, en las noches me enseña mi conciencia”. David piensa y está seguro que tiene la ley de Dios escrita en su conciencia, y que en sus meditaciones nocturnas sobre los sucesos del día puede leer en ella (Ro. 2:15; Jer. 31:33). Confiesa sus remordimientos y pide perdón para dormir en paz; tiene una conciencia saludable y equilibrada porque no sólo le acusa, sino que le defiende; no le deja que ella misma persista en acusaciones cuando Dios, el juez, lo ha absuelto. Mi conciencia, la ley natural, está enriquecida por la ley escrita (Jos. 1:8); no pienso ser justificado por mi conciencia sino por mi fe, y sé que la sangre de Jesucristo la ha lavado de obras muertas (1 Co. 4:4; He. 9:14).
Más de lo que David intentó escribir
Sal. 16:8-11
“Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. “No permitirás que a tu siervo lo maten” (paráfrasis). “No doy ni un solo paso sin que tenga de Dios el cien por cien de aprobación; cuando lucho y negocio no me olvido de quien soy, un creyente, y del Dios que tengo. Y mi experiencia es que todo me ha salido bien; puedo decirlo claramente, todo lo que hago prospera y mis hojas no se caen (Sal. 1:3). Me pueden combatir pero es difícil derribarme; mi conciencia, mis actos y la ley divina forman una estructura sólida de testimonio; mis enemigos se quedan con las ganas de verme en el piso. ¿Han visto ustedes como a otros les tiemblan las carnes por el miedo y le saltan los miembros por la tensión nerviosa? A mí no. He estado al borde de la muerte, pero no me han matado; mis peligros han sido tan grandes que son como si desde el Seol hubiera regresado resucitado”. En una forma más completa, literalmente, Jesús cumplió esos deseos; dice el autor de Hechos que fue una profecía (2: 25-28); y es seguro, a juzgar por la historia del Señor, que el Espíritu dijo por la pluma de David más de lo que él intentó escribir.
Sal. 16:10
“Que tu santo vea el pozo” (corrupción, destrucción), por supuesto la tumba.
Sal. 16:11
“Me darás la vida”. “En comunión contigo, cuando subo a ti, hallo plenitud de gozo. Me hiciste para tenerme a tu lado, salgo renovado, soy otro”. David no desea escapar con vida para irse a pecar sino para continuar, como Dorcas, dentro de su religión, disfrutando a Dios y haciendo las mismas cosas. David, igual que Salomón, tenía muchas formas de alegrarse que no fuera en Dios pero no las usaba; no era por miedo a sus enemigos que visitaba el tabernáculo sino porque con su lira allí, cantando sus oraciones, era verdaderamente feliz; tal vez prestaba al músico principal sus composiciones y entonces las oía cantar por el coro y salía jubiloso, como si hubiera comido en un banquete y deleitado para mucho tiempo. Siempre.
Sal. 17:2
“De tu presencia proceda mi vindicación; vean tus ojos la rectitud”. “Que mi vindicación venga de tu presencia”. Encomienda al Señor tus hechos y él vindicará tu causa y hará resplandecer tu justicia como la luz del mediodía (Sal. 37:6), no para la jactancia de tu testimonio sino para gloria de Su palabra. Del Señor es la venganza no tuya.
Sal. 17:3
“Has probado mi corazón, me has visitado de noche”. Todos los que hayan leído los salmos de David saben que él se conocía bien; cuando dice “mi corazón” no se refiere a su naturaleza humana sino a sus motivaciones y comportamiento. Ha obrado sin mala voluntad. Lo aclara en el v. 4. Y de noche, cuando debiera reposar vienen a su mente pensamientos que no quisiera que llegaran y ayudan a desvelarlo más, lucha con la culpa, examina su conciencia, se lamenta, ora y termina por ponerse en las manos de Dios y vuelve a conciliar el sueño. No fueron pensamientos peregrinos sino enviados por Dios. Lo ha despertado para que hablen.
Sal. 17:5
“Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen”. “No han resbalado mis pies”. Sabe que sus caminos están seguros si se dan pasos aconsejados por Dios. Usa mucho la palabra “resbalar” para indicar equivocación, fallar (Sal. 13:4; 15:5; 112:6; 116:8; 121:3). Con todo, los justos pueden resbalar y caerse pero Dios los incorpora (55:22).
Sal. 17:6
“Te he invocado porque tú me responderás”. No me caben dudas que me oirás.
Sal. 17:7-9
“…maravillosas misericordias” o bondades, bellezas, piedad. ¡Oh Señor, muéstrame tus bellezas, tú eres bello, yo lo sé por las bellezas de tu ley! Fíjate en tu vida y verás que en muchos puntos de ellas resplandece la maravillosa misericordia divina. Dios ha hecho muchos milagros para mí. Mis enemigos espirituales son frustrados porque no me han podido atrapar, ni cuando me tuvieron abocado.
Sal. 17:10, 14
“De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, y cuyo vientre está lleno de tu tesoro. Sacian a sus hijos, y aun sobra para sus pequeñuelos”. “Libra mi alma de los hombres del mundo”. Comerán bien y engordarán. Tú no lo sabes pero la gordura de ellos es mala (Sal. 73:7). “Cuya porción la tienen en esta vida”; son ricos aquí y perversos, en la otra vida serán pobres y condenados.
Sal. 17:13
“Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrales; libra mi alma de los malos con tu espada”. “Sal a su encuentro, derríbalo”. Yo no he leído en la Biblia algún complot que se haya consumado contra David, excepto el de su hijo; la historia no recoge ningún asalto histórico; todos se quedaron con los planes hechos porque él oró y no pudieron llevarlos a cabo. Se evitó muchas desgracias con oración. Si Dios los postró o no, no lo sabemos pero sí los inutilizó. Ahitofel no realizó su consejo.
Sólo me satisface volver a ser como Dios
Sal. 17:14,15
“En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”. “Contemplaré tu rostro al despertar”. No hay duda; David lo sabía o el Espíritu se lo dijo, que había otra vida; confiaba en la resurrección de su cuerpo y que sería una experiencia eternamente deliciosa (Sal. 16:10, 11). Sin embargo no deseaba que lo asesinaran. Nadie tiene nada por mucho que tenga que valga más que nuestra resurrección a la semejanza con Cristo; somos un pueblo muy rico, con una esperanza así. No estoy satisfecho con nada sino con volver a ser como Dios. Envídienme millonarios impíos que tengo mejor suerte que ustedes porque la vida eterna es más que el alimento y un cuerpo glorificado más que el lino fino. También se refiere a que un día tendrá de nuevo el rostro de Dios brillando sobre él, con su presencia. “Con su forma” y con “su semejanza”. Eso también es razonable.
Entrarás a mi habitación y me despertaré con tu presencia
Sal. 17:14,15
“De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, y cuyo vientre está lleno de tu tesoro. Sacian a sus hijos, y aun sobra para sus pequeñuelos. En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”. “Estaré satisfecho cuando me despierte y te vea, entonces seré como tú, y siendo como tú es como único quedaré satisfecho” (paráfrasis, 1 Jn. 3:2). Ahí tienes una profunda comparación entre un hombre del cielo y uno de la tierra; los mundanos tienen su porción en esta vida, todo lo quieren de la tumba para acá, engordan y envuelven sus carnes en grosuras (v. 10), llenan sus vientres continuamente con los tesoros delicados de Dios, o como dice una mejor traducción que Dios se los llena con sus tesoros, pero de acá abajo. Estos son los que oyen a los que son del mundo. La satisfacción de David, no es competir en posesiones con ellos ni igualarlos; esa no es la vía de su realización para sentirse completo. Su plenitud la toma del Señor y ocurrirá cuando Dios se le acerque a su cama y él vea su figura, es decir, como dice Calvino, cuando el Señor intervenga y lo libre y le conceda sus peticiones. Cuando se despierte y contemple su imagen o semejanza, entonces estará satisfecho, lleno y pleno. El texto tiene diversas traducciones. La idea de despertarse de la muerte y resucitando ser como Dios, es un poco remota del texto, pero si esencialmente las palabras se tomaran en ese sentido serían ciertas. En la presencia del Señor siempre hay llenura y no falta nada, aquí en la tierra y mucho más después de la resurrección. Señor, veré tu rostro cuando me hagas justicia, será aquel día cuando me despiertes con tu presencia y salga de esos momentos tenebrosos.
Sal. 18:1
“Te amo Señor, fortaleza mía”. Las primeras palabras que dice David cuando repasa ante Dios la mitad de su vida son: “te amo Dios”.
Sal. 18:4
“Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron”. “El señor es mi lugar inaccesible”, “mi alto refugio”. El que toca a uno de sus hijos toca la niña de sus ojos (17:8). David no tenía un enemigo o dos sino torrentes. Esto no tiene que ver con la corrupción de la naturaleza humana sino con adversarios. No dejes que te quiten el gozo uno o un par de ellos.
Sal. 18:5
“Las tristezas del infierno” (tumba, pozo, pero más bien los lazos) (KJV); “mi alma ha estado muy triste, hasta la muerte”. No tengo muchos enemigos sino algunos, y siempre han tenido ganas de tocarme y no han podido. Dios se los impide.
Sal. 18:6
“Clamé a mi Dios; desde su templo oyó mi voz”. David creía que Dios estaba lejos pero que sus oraciones lo alcanzaban. Esa expresión “mi Dios” parece muy neotestamentaria y similar a la de María Magdalena, “Señor mío y Dios mío”. Nos conectamos con Cristo y en Cristo con todas las épocas, y cuando pasemos, los del futuro se conectarán a través del Mediador y la Única esperanza, con nosotros. Se acercarán a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, a los espíritus de los justos hechos perfectos” (He. 12:22-24). Amén.
Sal. 18:10
“Cabalgó sobre un querubín y voló raudo sobre las alas del viento”. “Voló”; ¿cómo dices, corazón impaciente, que los relojes de Dios se atrasan, que tu Dios se demora? ¿No sabes que vuela? ¿Se demora cuatro días para sanar a Lázaro? Jesús vuela. ¿No sabes que una resurrección es mejor que una simple curación, que curar una enfermedad es más pequeña que sanar de la misma muerte? El Señor siempre llega a tiempo porque cuando para ti no hay remedio a él le queda uno.
Una oración que sacude la tierra
Sal. 18:6-15
“En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. La tierra fue conmovida y tembló; se conmovieron los cimientos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó él. Cabalgó sobre un querubín, y voló; voló sobre las alas del viento”. “La tierra se estremeció y tembló”. ¡Dios mío, una oración, cuántas acciones de parte de Dios puede provocar! Oraciones bien hechas pueden provocar tantos movimientos de la providencia. ¡Y luego dudamos que si somos escuchados por El o no! Los fenómenos naturales fueron sus aliados. David jamás les tuvo miedo a los truenos, siempre los oyó como las voces de Dios y sus relámpagos cruzaban el firmamento para defenderlo. Sus enemigos tendrían que enfrentarse a los relámpagos, a las descargas eléctricas de Dios y a un diluvio de juicio como el de Noé. Las imágenes tomadas de una tormenta son bonitas, pero ¿quién le dijo a David que Dios jineteaba un ángel? (v.10). ¿Es eso una imaginación positiva? Fue su experiencia, cuando en retrospectiva se dice: así actuó Dios, galopando raudo. Los corceles y los ángeles eran lo que más rápido conocía. Hoy diría, quizás, en una nave espacial y describiría la turbonada de llamas que salen del cohete impulsor de la cápsula, si visitara Cayo Cañaveral.
Sal. 18:17
“Me libró de mis enemigos pues eran más fuerte que yo”. Nunca he sido más fuerte que ellos pero Dios sí; eran más poderosos y numerosos, pero eso no importó. Se bebieron sus maldades. El pecado es más fuerte que yo porque soy débil en la carne pero no que la gracia en el Espíritu; el diablo es más fuerte que yo pero no que Jesús. ¡Victoria Señor, victoria! ¡Salvaciones y confirmaciones!
Sal. 18:18
“Me asaltaron en el día de mi quebranto, mas Jehová fue mi apoyo”. “El Señor fue mi sostén”. “Jehová fue mi apoyo”. Puse una mano sobre Dios y me recosté en él. Otros tienen sus bastones, yo tengo mi cayado, el de Dios.
Sal. 18:19
“Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí”. “Se complació en mí”. Dejé atrás mis conflictos y sonreí. La razón de mis triunfos es la gracia de Dios.
Por tu justicia no te salvas, pero triunfas
Sal. 18:20-24
“Jehová me ha premiado conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado”. “El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia”. Ten por seguro que la piedad tiene promesa para esta vida presente; si en tu trabajo y vocación eres fiel a Dios, él te recompensará. Esa palabra aparece repetida (vv.20,24). La obediencia y fidelidad a Dios son básicas para obtener el triunfo. Fíjate que este salmo lo escribe David el día que Dios lo libró de "todos" sus enemigos, en el apogeo de su carrera. Sufrió mucho, lloró mucho, suspiró, a veces perdió pero siempre retuvo su integridad (Job 2:3). Aquí David no está hablando de su salvación, como si se ganara por méritos sino para explicar por qué triunfó, y lo asegura: porque fue fiel, y para animar a otros a vivir del mismo modo. Nota los vv. 6-15 en lenguaje de los poetas y la actuación de Dios en el conflicto; es una combinación de momentos espirituales divinos y reacciones naturales de la creación a su favor. No narra sus estrategias humanas, emboscadas, las armas que usó, no se gloría en el valor de sus hombres, como si por ellos obtuviera el triunfo. El éxito de los santos en sus carreras es espiritual, Dios baja, se pone al lado de ellos, los apoya, los protege, los anima. Se fiel hasta la muerte y tendrás una corona en esta vida (vv. 32-35). Por tu justicia no te salvas, no tienes la vida eterna, pero eres mejor cristiano y triunfas. ¿O es que el mal comportamiento no tiene que ver con las derrotas y la integridad con ganar, y ser “más que vencedor”? David se miró las manos y dijo, están limpias, no tanto como para construir un templo pero sí para triunfar (1Cro.22:8).
Sal. 18: 20
“El Señor me ha premiado conforme a la pureza de mis manos”. “La limpieza de mis manos”. ¿Ya las ves limpias? Sí, para tener buenas ideas, para visionar largos proyectos y que los hagan otros (1 Cro. 22:8). Nunca construiré un templo, me reúno con Dios entre cortinas, pero dejaré a otros mis tesoros para que lo hagan, no a mis hijos solo sino al Hijo, al mundo entero. Hay cosas que son demasiado sagradas y nunca pude hacer.
Sal. 18: 21
“No me he apartado impíamente de mi Dios”. Es un negocio espiritual tener una conciencia pura.
Más tiempo a combatirme que a combatir
Sal. 18: 23
“Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad, por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista”. “...me he guardado de mi maldad”. He dicho que no a mis impulsos pecaminosos. Me asusta más el pecado que está dentro mío que el que hallo afuera; tendré sobre todo “cuidado de mí mismo” y después de las herejías (1 Ti. 4:16). Más es el tiempo que dedico a combatirme que a combatir, a santificarme que a santificar, a lavar mis pies que los de los otros, a quitar la viga de mi ojo, que es más grande y pesada, que la paja del ojo ajeno, en cerrar mi boca que tapar la de los demás (Tit. 1:11), en encontrar mi senda que conducir al extraviado, en poner colirio a mis ojos para ver y curar mi ceguera que alumbrar el entendimiento de mis pupilos (Apc. 3:18).
Sal. 18: 28
“Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas”. “Mi Dios alumbra mis tinieblas”. Si espero un poco veré a Dios encender mi lámpara. Cuando me quede a oscuras, oh Señor, acuérdate de mí porque no podré vivir sin tu luz. Tú eres mi Sol. Amén
18: 29
“Con mi Dios escalaré murallas”. No te pido que yo no tenga enemigos, sino que los venza. Suspiro Señor, por tanta potencia. No estoy cansado, consolida mis triunfos y dame otros. Amén. En la KJV dice “asalté murallas”, que encaja mejor en el contexto. “Desbarataré” o aplastaré. No un soldado o dos sino una multitud, mucha gente; la clave está en la primera palabra “contigo”, en la presencia de Dios. Con la compañía de Dios son ilimitadas las victorias.
Sal. 18:31
“¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?”. Estoy seguro que no lo hallarás, aunque lo busques, porque no hay un apoyo mejor para la vida que el nombre de Dios.
18:31-46
“Grandes triunfos da a su rey, y hace misericordia a su ungido, a David y a su descendencia, para siempre”. Después de recordar sus batallas no dice: ¡viva yo y mi ejército!, sino ¡viva Dios!, y en el v.50 lo recalca.
Sal. 18:31-50
“El me afirma en mis alturas”. Esto es un recuento, una mirada en retrospectiva sobre cómo llegó a triunfar. Se capta el espíritu de alabanza al Señor por el caro y peligroso éxito (vv.31,41,50); y fue completo. David trabajó duro para que se cumplieran en su vida las promesas que Dios le había hecho. Dios nos capacitará para que hagamos lo que nos ha mandado, donde nos ha mandado y hasta donde nos ha mandado (v.47).
De todos modos, sonríele a la sabiduría de Dios
Sal. 18:32
“Dios ha hecho perfecto mi camino”. Hemos cometido imprudencias, equivocaciones y pecados; pero un día cuando el Señor lea (en su memoria) y explique la providencia en nuestras vidas, cuando todos nuestros enemigos hayan sido vencidos, incluyendo la misma muerte, seguro hallaremos que nuestro camino siempre fue perfecto; y llenos del Espíritu Santo exclamaremos con Pablo: ¡Oh profundidad de la ciencia y la sabiduría de Dios! (Ro. 11:33-36). Y ¿por qué será así? Porque el Señor lo hace; no dice el texto que nosotros no nos hemos equivocado, que siempre hemos decidido bien. La experiencia desmentiría esa falacia; tenemos muchas cosas que lamentar y si fuéramos a hacerlas de nuevo, la haríamos de modo distinto; pero el Señor ha hecho que ellas obren para bien (Ro. 8:28). No que hayan sido sabias o hubieran estado bien hechas, sino que el Señor las ha usado para nuestro bien; en ese sentido nuestro camino ha sido perfecto, que no ha dañado nuestra salvación, que ha redundado para nuestro crecimiento en gracia. Nuestros caminos no son perfectos en sí mismos sino en el uso que Dios hace de ellos. “He escrito dos salmos confesando mi asunto con Betsabé y su esposo Urías el hitita; no pude evitar en mi literatura que los que entienden la mente hallen mucha culpa cristiana en mis composiciones; mi mucho gemir y llorar en mi lecho ha acortado significativamente mis años, ya tengo setenta y siento mucho frío. Busquen para mí un poco de calor humano para expirar tranquilo. Lo agradeceré y no sucumbiré a mis pasiones juveniles. En fin, lo sucedido es que Dios los ha enderezado (Sal. 5:8)”. En resumen, nuestro camino es perfecto cuando somos guiados por el Espíritu Santo (Ro. 8:14); y en retrospectiva mirando lejos, le sonreímos a esa hermosa pareja divina, la sabiduría y la gracia.
Sal. 18:32-45
“Me has puesto por cabeza de las naciones”. Al leer esto se puede decir: “es un héroe, un bravo guerrero, un conquistador de almas, un evangelista internacional” (vv.43-45).
Sal. 18:33
“Hace mis pies como de ciervas”. ¡Oh tantos años reteniendo sus triunfos y conservando las misericordias de Dios! Si estás abajo y te caes sólo tú te enteras pero si estás en alto otros lo sabrán. Ora por la gracia preservadora. Señor preserva tus éxitos en mí (v.36).
Sal. 18;39
“Has subyugado debajo de mí a los que se levantaron”. David mientras no se cansó dirigió el éxito de su pueblo (2 Sa. 21:15-17).
Sal. 18:41
“Aun a Jehová clamaron mas no les respondió”. Jehová era como un dios en una serie de ellos. No se ganan peleas contra los propósitos de Dios en las vidas de otros. No hay garantías de socorro de parte de Jehová cuando es un dios suplente y para emergencias. David diría: “yo los oí orar a Ti Señor, te pedían que me dejaras, que te volvieras en contra mía, que yo tropezara y cayera, que me fuera mal, pero tú no les hiciste caso porque estabas de parte mía”.
Sal. 18:44
“Los extranjeros me fingen obediencia”; en un buen esfuerzo por verter la idea así traduce LBLA; la palabra significa mentira; y la RV de 1909 traduce “y los hijos de los extraños me mintieron”; pero la mayoría traduce obediencia. No hay duda que los pueblos conquistados lo obedecían pero no de buena gana sino fingiendo. Así no amamos a los hermanos, con fingimiento ni así tampoco creemos con una fe fingida (ver 81:15); ni fingimos a Dios amor.
Sal. 18:46-50
“Señor, cantaré alabanzas a tu nombre”. Tendrá una imagen doble, de hombre duro y espiritual, de militar y creyente; nos diría: “no me avergüenzo de ser creyente ante mi ejército, de mi vida espiritual, de mi fe, mis creencias, no me importa si esa imagen me hace menos popular porque mi popularidad me la ha dado la bendición de Dios”.
Sal. 18:47
“El Dios que venga mis agravios” (En RV; otras versiones no mencionan agravio, venganza y ya; pero está implicado). El agravio que soportaste, Jehová lo vengará porque quien te agravia a ti, a él agravia (1Sa. 8:7; 1Co. 6:7).
Sal. 18:50
“Grandes triunfos da a su rey, y hace misericordia a su ungido, a David y a su descendencia, para siempre”. “…grandes triunfos” que me dejan con la boca abierta o me hacen sonreír (Sal. 126:1,2), “grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros, estaremos alegres”. Llegué hasta lugares distantes, más allá de Ilírico, todo es gracia y salvación. Mi aljaba se vaciaba entrando en el corazón de los enemigos del rey y el Señor la llenaba de nuevo. He dicho infinidades de verdades. Mi mayor triunfo es mi fe, el amor de Dios, la victoria sobre mis flaquezas, sobre mi carne, y no tengo mayor gozo que ver a “mis hijos andando en la verdad”. Una buena traducción sería “grandes salvaciones da él a su rey”.
Sal. 19.
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal.”. David nos invita a abrir nuestros ojos y ver la gloria de Dios en la creación (vv.1-6) y abrir nuestros oídos y escuchar su palabra en la exposición de ella (vv. 7-14). El mundo es bello y la palabra de Dios dulce (10).
Sal. 19:1-4
“Salió su voz…no hay voz ni palabras”. No se oye nada, sí se oye, no hay mensaje alguno, sí hay muchos en toda la tierra. En qué quedamos ¿hay o no hay? Hay si crees que le hay, o sea si tienes fe en que Dios existe (He. 11:6). El que no tiene fe no tiene ojos para ver ni oídos para oír, y no oye. Cree en “la madre naturaleza”. “No hay mensaje, no hay palabras” pero la creación emite sabiduría, hay ciencia e inteligencia en ella; está hecha por Alguien que la pensó mucho y le salió bien, y vio que todo era bueno en gran manera (Ge. 1:31). La creación no es muda sólo está en silencio.
Sal. 19:5
“Y éste, como esposo que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino”. “Se alegra”; el sol sale contento y nos alegra a todos. Las aves son las primeras que se adelantan.
Echo mano de la Biblia y no me salgo de ella
Sal. 19:7,11
“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo”. “Es perfecta que convierte el alma” o “retorna el alma”, por supuesto a Dios, a la cordura. A propósito, ¿cómo el Hijo Pródigo retornó al hogar sin ella, sino por sus necesidades? ¿Qué clase de conversión es aquella? Esos detalles minuciosos no estaban en la mente de Jesús al componerla. Volvamos al salmo. La palabra de Dios es útil para evangelizar a los que no son convertidos (v. 7) y para perfeccionar a los santos que se desvían; “amonestado” o “advertido” (v. 11); es útil (2 Ti. 3: 16,17). Si la palabra de Dios “convierte el alma” ¿qué necesidad hay de usar otra cosa sino ella? Entonces la usaré continuamente y haré, mientras sea pastor de la iglesia, que ella abunde entre nosotros (Col. 3:16). Siempre la leeré para estar convirtiéndome a ella, en su meditación hay grande galardón. Premio.
Sal. 19: 10
“El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal”. “Deseables más que el oro fino”. Una sola de las cosas que enseña el Espíritu vale más que una montaña de oro. Con oro no se rescata mi alma ni se adorna mi espíritu (1 Pe 3. 3,4). Hay más Dios en su palabra que en el oro que hizo, lo sé, lo siento, lo oigo, lo prefiero. ¿Metal precioso? Metal precioso es Dios. Mejor que el metal precioso son los mensajes del Espíritu de Dios.
Dios tiene tanto interés en mi vida cristiana que me paga
Sal. 19:11
“El testimonio de Jehová es fiel. Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón”. “En guardarlos hay gran recompensa”. La vida cristiana tiene promesa en esta vida presente y en la venidera. El mismo diablo conoce esa verdad, que nadie sirve a Dios de balde (Job 1:9-10). Por Jesús sabemos que él promete pagarnos todo lo que hagamos por su servicio a nuestros hermanos desde un vaso de agua fría hasta lo que más valga; y recompensarnos por cualquier pérdida que nuestra adhesión a él conlleve: Cien veces más y la vida eterna. El que pierda su vida la hallará. Por tanto, si la palabra de Dios nos amonesta, ¿por qué no soportar la exhortación? (He. 13:22).
¿Quién ha vivido un sólo día obedeciendo el evangelio y no ha recibido un salario por él o le han premiado? Lo que estoy obligado hacer porque se me demanda, lo debo hacer porque me conviene. Se me premia como si Dios obtuviera algún beneficio de mi fidelidad. ¡Maravilla de Dios! (Mal. 1:10). Dios tiene tanto interés en mi vida cristiana que me paga. Me paga para que sea creyente, santo, fiel, para que ame, para que tenga paciencia, para que perdone. Yo sé que he vivido sin malgastar mi vida, al contrario, el uso en su servicio me ha evitado desperdiciarla; me ha ahorrado muchas lágrimas y sinsabores (Jer. 31:16; Ge. 15:1). Otros cuando mueran, sus trabajos los acompañarán en sus fosas, pero lo que yo he hecho permanecerá, tendré tesoros en el cielo. Lo que se hace ahora tiene su continuidad en el mundo venidero (1 Co. 3:13-15; Apc. 14:13). Somos grandes negociantes.
Los pecados desconocidos
Sal. 19:12
“¿Quién podrá comprender sus errores?”. Es mejor esa palabra que “entender”, y otra posible traducción es distinguirlos, por supuesto entre cosas acertadas que hicimos. En vez de decir “ocultos” debiera decir escondidos, de mis ojos, que no veo, no que los haya escondido. De los que no siento culpa, pero deben ser los que nos dejan sin frutos, los que nos achican, los que crecen en nuestro interior sin que lo notemos. A veces pienso Señor, que estoy haciendo el bien y estoy equivocado, veo los errores de otros y no los míos, percibo y critico los defectos de los demás y no los propios.
Y no dice exactamente “líbrame”, porque la palabra significa primero limpiar y después extirpar. Oh Dios, si yo entendiera por qué me han salido las cosas mal, tienes tú, con la lengua de otros, que cortarme en pedazos, permitirme que me juzguen por no haberlo hecho yo primero, y que se coman mis carnes los que desean señalar mí rebelión (1 Co. 11:31,32). Libra mi alma de pecados ocultos que tú sólo conoces, límpiame de ellos y extírpalos porque suelo confundir defectos con virtudes y sigo siendo año tras año el mismo, genio y figura, supongo sin variación, hasta mi sepultura. Por favor. Y eso lo dice un autor de la Biblia, un profeta, una nueva criatura, un hombre nacido de nuevo, de los pecados posteriores a eso, y con eso demuestra que quiere cambiar en relación con Dios.
Sal. 19:13
“Preserva a tu siervo de las arrogancias” (soberbias). Oh Señor que no me endurezca por el pecado para aceptarlo o justificarlo, admita yo la amonestación y oiga la voz de los que me exhortan, que no me haga piedra cuando con palabras de amor desean mi arrepentimiento. Corta mi tendencia a compararme para ponerme primero, medirme para parecer mayor, envíame tus bendiciones juntamente con la gracia de la humildad. Amén.
19:14
“Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti”. Señor no quiero meditar en cosas malas, que no son ciertas o son pecaminosas, o pertenecen a la incredulidad y no a la fe, que son productos del miedo, de la desconfianza, que me hacen perder mi aplomo y pierdo mi paz y balance, no quiero ni siquiera pensarlas, que vuelen sobre mi mente si no puedo evitarlo pero que no se detengan dentro de ella, que después de un suspiro se ahuyenten todas, quiero pensar en lo sano, virtuoso y puro. Amén (Flp. 4:8).
20.
Este salmo está lleno de buenos deseos. Son los deseos del Espíritu Santo para nosotros. Parece escrito por David en tercera persona o por algún israelita admirador de la relación del rey y Dios. El Espíritu Santo quiere decir “el Señor responde tus oraciones”.
20:1
“Jehová te oiga en el día de conflicto”. “Que el Señor te responda”. Y me has oído, Señor, y despacio he visto tu respuesta en el desarrollo de los acontecimientos, no por una intervención súbita tuya sino por la organización sabia de la vida; me he gozado al percibir que hay un plan que se lleva a cabo. Mis planes de hallan en proceso, “Te dé conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo” (v.4). La palabra significa consejo y por implicación también plan o proyecto, propósito.
Sal. 20:2
“Que desde el santuario te envíe ayuda”. Desde su misma presencia, en el tabernáculo. Dios le inculcó a Israel la seguridad que él andaba con ellos. Entre aquellas cortinas habitaba el omnipotente, de parte de ellos. David recibiría una ayuda sagrada. O desde el santuario celestial. Eso quiere decir que nuestras oraciones tocan la puerta del cielo, y con permiso divino la abren.
20:3-9
“Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo oirá desde sus santos cielos non la potencia salvadora de su diestra”. Como he dicho, un hermano de nuestra religión, gran amigo y compañero del rey en quien reconoce y respeta la unción (v. 6) y a quien Dios honra con victorias. Este hermano transmite los deseos de la iglesia (v. 7) y del Espíritu Santo (que no solo clama con gemidos indecibles sino con gozo) para su ministro que lidera sus huestes. El apoyo espiritual de la iglesia al ministro es hermoso.
Sal. 20:3
“Que el Señor se acuerde de todas tus ofrendas”. “El Señor tenga en cuenta tu constante vida religiosa, no pase por alto nunca el cuidado que tienes de tu vida espiritual”. Dios no es olvidadizo, ni es injusto para olvidar "las obras de nuestras manos" cuando lo hemos servido a él o hemos servido a sus santos (He. 6:10).
Sal. 20:4, 5
“El Señor cumpla todas tus peticiones”. “El Señor te haga muy feliz respondiendo tus oraciones y te dé lo que buscas; que no apetezcas nada que Dios no cumpla; sólo te pedimos que tengas paciencia y esperes realizarlos en el curso de los años que te conceda y no en un dos por tres; que cuando acaben tus días y te despiertes de nuevo te sientas satisfecho (17:15)”. LBLA el v. dice “cumpla todos tus anhelos”, o todos tus planes y propósitos; en el v.5 lo traduce victoria en vez de salvación. Ambos están bien. Anhelo (Job 6:8; Sal. 38:9).
Sal. 20:6
“Ahora sé”. Esto fue escrito después de una gran victoria, porque la iglesia nos desea más bendiciones cuando ve nuestras bendiciones, y desean al rey más bendiciones.
No sé si reírme o indignarme
Sal. 20:7
“Algunos confían en carros y caballos”. No se oye a la Escritura alabar al ejército de David, ni que él inventara armas de guerra (sólo instrumentos musicales, Amós 6:5); no eran los medios los que buscaba perfeccionar sino la fe. No compres más carros y caballos sino ten fe. Ten en Dios tu poderío (21:13). No sé si reírme de los que siempre están inventando medios para ponerlos en práctica en la iglesia, o no sé si indignarme con ellos, pero esos carros y caballos han probado ser ineficientes y se han descarrilado todos en el fondo del Mar Rojo, como los de faraón. No son estructuras e inventos de nuevos modelos para poner en acción lo que la iglesia, el pueblo del Señor necesita, sino confianza en la oración y vidas espirituales poderosas donde habite Dios en ellas. No le ganamos la batalla a Satanás con nuestros carros y nuestros caballos. La promesa que nos da Pablo es que Satanás será "aplastado debajo de nuestros pies", no debajo de las ruedas de modernos inventos bélicos.
Sal. 20:7-9
“Ellos cayeron y nosotros nos mantenemos en pie”. La experiencia se lo probó, los medios espirituales son más poderosos que los carnales para la destrucción de fortalezas; los hijos del Señor siempre reciben suministro de vigor y a los carnales se les agotan las fuerzas; nosotros perennemente estables y ellos inconstantes; nuestras caídas no son eternas, nos levantamos y nos ponemos de pie… y caminaremos mejor.
21.
Este salmo como otros parece que fue enviado a David por algún amigo compositor que lo amaba, un poema o una oración que copió y le puso música. A su vez David lo colocó en su colección y como siempre lo envió al músico principal para que el coro del tabernáculo lo aprendiera y cantara. Y Jedutún para identificar su autoría le escribió encima a quien pertenecía…y quizás para cuando tuviera que devolverlo saber cuál era.
Sal. 21:1,6
“El rey se alegra en tu poder, oh Jehová; y en tu salvación, ¡cómo se goza!”. “Con tu presencia le deleitas con alegría”. ¡Qué alegría tiene el rey porque Dios le ha respondido! (20:4). “Le has concedido el deseo…no le negaste la petición de sus labios…”. ¡Cómo honras Señor los labios que hablan contigo! ¡Cómo miras los labios que te piden y entonan tus alabanzas! (1 Sa. 1:13). Disfruta su victoria, pero más conocer que tiene fe. Su gozo es por la presencia de Dios en su salvación. El salmo 20 son los deseos del Espíritu Santo, en éste los obtuvo, aunque le surgieron nuevos problemas (21:1-7; 8-13). El salmo fue alargado por la nueva situación y el salmista pide al Señor que repita su experiencia, que la palabra corra como lo fue entre vosotros. Se aguarda la ayuda de Dios, tranquilo. Se desespera uno orando y saliendo a mirar las respuestas (1 Re. 18:43,44).
Sal. 21:3
“Le sales al encuentro con bendiciones de bien”. Sorpréndeme Señor con bendiciones, si fuiste hallado de los que no te buscaban y te manifestaste a lo que no preguntaban por ti (Isa. 61:1), ¿no lo harás con el que con desesperación te solicita? ¿No tienes más que una sola bendición Padre mío? (Ge. 27:38). El que ora busca bendiciones y ellas lo buscan a él. Oh Señor, sal a nuestro encuentro y dinos: “Heme aquí, heme aquí; si por mí preguntaban estoy aquí”.
Sal. 21:4
“…Vida te demandó…largura de días”. ¿Exagera el autor o eso fue lo que pidió, eternidad? ¿Un reino inconmovible? (He. 12:28). No sólo vida sino en abundancia; estaba pidiendo lo que Dios depositó en nosotros en Cristo. Días alargados, los días de la eternidad (Miq. 5:2). Sin saberlo el Espíritu intranquilo oraba por su resurrección. Oraba por el reino de los cielos, y pidiendo a Cristo recibió muchas cosas añadidas (Mt. 6:33). O pidió a Dios salud, la demandó, pero en primera acepción es preguntar. Le preguntó a Dios si podía darle vida, y después la pidió, y aferrado a eso le dijo, “tú me dijiste que sí, por favor cumple tu promesa”. Y vivió. Cada día que vivimos es un don que Dios nos da, un regalo precioso que debiéramos admirar, y glorificarle por tanta bondad.
Sal. 21:5
“Esplendor y majestad has puesto sobre él”. La gente lo mira ahora con respeto y admiración. Esa es la verdadera fama: la bendición que no se pierde (v.6), bendiciones que nunca serán maldecidas (Mal. 2:2); ya Dios no nos amenaza con maldiciones porque Cristo fue hecho por nosotros maldición y nos ha bendecido desde los lugares celestiales.
Sal. 21:8-12
“Intentaron el mal contra ti, fraguaron una conspiración, no prevalecerán”. (Un plan). Yo sé lo que le pasará a la gente que se amotinan contra su ungido y su Cristo (Sal. 2:1). Irán al horno de su ira que nunca se apagará (v.9); sus genealogías que desaparecerán (v.10); porque han pensado cosas vanas contra la iglesia y han dado coces contra el aguijón (v.11). ¿Por qué se reagrupan después de tan escandalosa derrota? Podrán planear conspiración pero no llegarán a nada.
22.
“Ajelet” es el femenino de ciervo o venado y sahar es amanecer, la mañana, alzamiento. Una combinación muy tierna que puede indicar la dulzura con que se debe cantar este poema. David amaba esas criaturas; en otro lugar se comparó a ellas “como el ciervo brama por las corrientes de las aguas así clama por ti, oh Dios el alma mía” (Sal. 42). Este salmo profético tiene como tema la cruz del Señor Jesús. El tema de la crucifixión de nuestro Salvador es el más dulce de todos los temas cristianos, donde el amor divino mostró toda su ternura, justicia y compasión. David recomendaba que se cantara como si se mirara ese animalito al amanecer, una viva estampa de belleza y encanto.
22:1
“Dios mío ¿por qué me has abandonado?”. En la portada misma se halla el Calvario. Estas palabras fueron llevadas por Jesús a la cruz (Mt. 27:46) cuando se le hacían más amargos nuestros pecados y tocaba el fondo de nuestra expiación; los momentos desde ahí hasta el “consumado es” se les hacían infinitamente largos, hasta que al fin los completó, dejando al descubierto completamente su alma de ciervo (siervo) inocente. Ver nota v.24.
Una parte de oración y tres de fe
Sal. 22:2-5
“De día clamo y no me respondes”. “Avergonzados” “confundidos”; la idea es ponerse pálido, o que no fueron decepcionados. Si a la posible decepción se le anteponen: confiaron, clamaron, que es la versión correcta, no llega la decepción. La RV tiene traducido dos veces esperaron y una confiaron, pero es mejor tres veces confiaron, aunque esperar y confiar es más o menos lo mismo. La prueba de la fe es la paciencia. Jesús nos amonestó a orar sin desmayar. No me respondes, pero no pierdo la fe, eres santo. Observa que tres cuartos de espera con paciencia (como LBLA), como si se gastaran los días y las noches inútilmente; uno de oración y tres de fe; o mejor dicho, la fe en el testimonio bíblico se pone al final porque es la cúspide, el ribete de oro, el término que lo agrupa todo, como la cubierta de piel de tejones que tapaba los utensilios sagrados del tabernáculo. Las tres terceras partes son espera y confianza, y sólo la última cuarta parte oración. No te pases el día orando sino confiando. Tres cuarto confiando, y una orando.
Sal. 22:3
“Habitas entre las alabanzas de Israel”; no exactamente así. La palabra primeramente significa sentarse, como en un trono un rey, a quien el pueblo le canta. No que dentro de las notas y compases musicales, entre las líneas del pentagrama, la buena o mala música esté Dios. Así sólo habita Dios entre las líneas de la Biblia no dentro de una canción, haciendo tan sagrada la música como la revelación. Muy cerca de donde se hallaba el coro del templo cantando se encontraba el arca del pacto con la gloria de Dios encima de ella. Por eso dice que habita entre las alabanzas, porque hasta ella donde se encuentra la gloria de Dios llegaba la música de aquellos cantantes santos.
Los testimonios bíblicos y los modernos
Sal. 22:4,5
“En ti confiaron nuestros padres, a ti clamaron”. El testimonio que un hermano da de su experiencia espiritual es útil. No voy a discutir su utilidad porque esa está bien asentada, lo que quiero es meditar sobre el uso y exagerada confianza que algunos tienen en las experiencias religiosas contadas por otros, y que a veces esta costumbre aprendida de la televisión, y otros líderes, se ha dispersado tanto que se ha hecho una adicción. Mi propósito es establecer lo peligroso que es esa costumbre y lo débil que puede ser la certidumbre de la experiencia narrada.
Sin embargo, si como hizo David, cuando procuraba fortalecerse en la oración de fe, se remite a los antiguos, a sus antepasados, a los testimonios sagrados, la Escritura, y basa en ellos su petición, lo hará sobre testimonios confiables sobre los cuales esperar en fe. David no niega que amigos suyos, familiares, tuvieran experiencias con Dios genuinas, pero es precavido y no edifica su alma con ellas porque los testimonios divinos son más confiables; por ejemplo en su narración.
Cuanto él leía en los testimonios de los antiguos, el Pentateuco, los Jueces, era más seguro que lo que podía escuchar de los labios de un creyente. Palabra por palabra sería exacta, lo narrado y lo sucedido serían una misma cosa ajustada a la estricta verdad, sin exageraciones, adiciones y sin motivaciones pecaminosas. Pero aún el mejor hermano cuando cuenta su experiencia no necesariamente puede estar inspirado por Dios y cuando uno lo oye por segunda o tercera vez pudiera encontrar adiciones lo cual significa que inconscientemente el narrador las habrá editado, de modo que guste lo que contó y tenga “un buen testimonio”.
En el testimonio bíblico la verdad es lo principal. Hay documentos bíblicos que son repetitivos, otros carecen de organización, en algunos el lenguaje es confuso y no se puede extraer fácilmente el contenido; pero todo lo que dicen se ajusta a la estricta verdad, son creíbles. Es muy común que el testimonio de alguien sea embellecido con su narración y aumentado o corregido en algunas partes. Ningún santo se edifica con fábulas y mitos, ni con cuentos personales que a conciencia o no, parcialmente, son más deseos que realidades. Hay testimonios muy conmovedores, que arrancan lágrimas de los ojos y suspiros del corazón, de una audiencia embobada escuchándolos, como los talk show de Ophra Winfrey, y sin embargo marcharse a casa emocionada sin haberse edificado la fe.
El pecado es el que convierte a uno en gusano, no la opinión de otros
Sal. 22:6-8
"Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvele, puesto que en él se complacía.
“Gusano soy y no hombre”. Esto diría David: “ojalá estuviera con mejor ánimo pero no puedo, la gente se ríe de mí y me dice que mi vida cristiana no me ha servido, me consideran como un gusano. Ese no es mi concepto dentro de la gracia de Dios, porque el que se deleita en Dios como ellos reconocen que yo lo hago, no se siente tan bajo sino un privilegiado hijo, predestinado, llamado, justificado, glorificado. El amor que Dios me tiene me hace sentir que tengo para él valor. Por más que ellos quieran que yo me considere un gusano se equivocan, esa es la opinión de ellos sobre mí y no la que yo tengo. A Saúl le pregunté por qué perseguía a un “perro muerto o a una pulga” pero no que yo crea que lo soy (1 Sa. 24:14). El pecado es el que me hace sentir que soy un gusano porque convierte a los hombres en gusanos, pero no a mí, si hago la voluntad de Dios. Así ven los impíos a mi nación y comentan que somos “gusano de Jacob”, quizás porque somos pequeños (Isa. 41:14). Ya he dicho que reconocen que en Dios me deleito, y me tienen envidia porque no pueden, no les late el corazón por Jesucristo, como a mí”. No te sientas gusano, ni diablo, sino elegido y privilegiado.
A David lo criaron como un elegido de Dios, a otros elegidos no
Sal. 22:6-10
“Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios”.
Aquí hallamos a un hijo que se considera un elegido por Dios, que es de Dios desde el parto y antes del parto (vv.9,10); un hijo que está viviendo momentos difíciles cuya vida espiritual no está edificada sobre la llamada autoestima (v.6) porque lo hallamos deprimido y triste, sino sobre la gracia de Dios, un hijo que camina con Dios a pesar que pertenece a una minoría (v.6); con una fe resistente al desprecio, las muecas, las burlas y el desaire (vv.6,7); que confiesa su creencia en Dios puesto que todos lo saben (v.8), y con una vida de fe que realmente disfruta sin aburrirse (v.8); los otros no pero él sí.
Con un par de padres que lo criaron más dependiente de Dios que de ellos mismos, “sobre ti fue echado” (v.10), un hijo que no les perteneciera y que pudiera vivir solo “cuando mi padre y mi madre me dejaren” (27:10); y por último, David decía, “amo a Dios porque me amó primero, creo porque tengo Dios antes de nacer”.
Pero hay un cuadro distinto. David tenía el privilegio de tener padres santos que lo llevaban al tabernáculo, le enseñaban la ley de Dios, no se oponían cuando lo oían cantando himnos, aprendió a orar con ellos. Lo criaron como un elegido por Dios porque ellos así se tenían, como todos los judíos, pero ¿qué de aquellos que hemos nacido de padres sin religión, que sí hemos vivido en pecado, que no fuimos echados sobre Dios sino al mundo y a los deseos pecaminosos, que aprendimos a pecar desde chicos y viendo malos ejemplos? No buscábamos a Dios, no preguntábamos por él, ni sabíamos tocar la lira, el arpa y cantar. Lo último que hubiéramos pensado sería en dedicar el talento a la religión; estábamos muertos en delitos y pecados.
Pero ocurrió una cosa extraña, una “extraña obra” (Isa. 28:21), llegó hasta nosotros la palabra de Dios y el efecto que produjo fue especial, no el mismo que en otros que estaban a nuestro lado; ellos oyeron la voz, pero no entendieron “ni vieron a nadie” (Hch.9:7) y a nosotros nos hablaba Cristo. Ocurrió un milagro en el gusto, nos encantó lo que oímos y nos pareció verdadera y la creímos, era algo distinto a lo que conocíamos por crianza, superior y mejor, un mundo maravilloso sin manchas y puro, y completamente cierto. Después nos dimos cuenta que habíamos sido “paridos” para creer aquello, descubrimos que nuestro “embrión vieron sus ojos” (Sal. 139:16), siempre nos había estado cuidando aunque “éramos hijos de ira lo mismo que los demás”, sin embargo no fuimos pasados por alto como la mayoría, y nos sentimos privilegiados y escogidos por Dios para la salvación desde y antes de alojarnos en el vientre de nuestra madre (Ga. 1:15; 2 Te. 2:13).
Sal. 22:11-18
“Me horadaron las manos y los pies”. ¿Habrá vivido físicamente David todo esto? Algo de eso pienso que sí, el resto no; el Espíritu Santo en la profecía describió los sufrimientos de otro, Jesús, que sí habría de sufrir completo. Cristiano, ¿por qué piensas que eres la persona que más sufre en el mundo? Busca dentro de tus sufrimientos los de Jesús, por él tú sufres. Tus padecimientos tienen valor, no son fuerzas ciegas las que te azotan. Dios te concede el dolor para hacerte como Jesús. Esa profecía es asombrosa. El Espíritu lo anunció con pasmosa exactitud.
22:22-25
“En medio de la congregación te alabaré”. No desestimes el culto público, la reunión con los hermanos. David quiere ser liberado de sus enemigos para alabar a Dios en la iglesia. No tanto por causa de otros como por sí mismo. Pero también por otros para estimularlos a temer a Dios.
22:24
“Cuando clamó a Jehová, los escuchó”. La respuesta a la oración de Jesús en la cruz fue su resurrección; las explicaciones a la pregunta del v. 1 las tuvo tres días después. “Fuiste desamparado para que por tu justicia muchos fueran justificados y por tu sangre muchos pecados lavados; eso tú lo sabías, no lo habías olvidado; mi silencio te recordó nuestro pacto. Los dos sabíamos que llegaría esa situación.”
Aun no existían Estados Unidos, España, Cuba y yo
Sal. 22:22-31
“Anunciarán su justicia a un pueblo por nacer”. Es el resultado de la muerte de Cristo, la resurrección y la predicación del evangelio. Es el camino y el éxito en establecer el reino de Dios sobre la tierra. El mundo volviéndose entero a Dios, desde tan lejos como naciones que aún no existían: Estados Unidos, España, Cuba y yo.
Esto parece haberlo escrito David más adelante cuando sus circunstancias habían cambiado y salido de su aflicción, o fue otro su autor, uno de los músicos del templo que le añadió algunas estrofas al salmo. Tú y yo pasaremos, pero la palabra de Dios no; en la generación posterior a nosotros Dios escogerá su remanente y ése le servirá, el cristianismo jamás será una religión muerta. Si dentro de los 5000 próximos años el mundo no ha llegado a su fin, habrá cristianos en esas edades y leerán la Biblia en los idiomas que tengan. La Biblia nunca será un libro pasado de moda. Dios tendrá ávidos lectores de ella y lo conocerán por sus páginas, las vivirán y las enseñaran. En España, en toda Europa, en Asia, Australia, y en las tres Américas con todos sus cayos y cabos y Canadá. Los elegidos de todos lados y épocas buscarán, por los impulsos de la gracia, al que la tiene dispuesta para entregarla.
23.
Es un salmo para confiar en el sostenimiento y la protección de Dios, un salmo contra el miedo; si usted siente miedo penetre dentro de él y no temerá “mal alguno”, peligro, desprotección, temor económico, porque junto a finos pastos lo llevará y “aunque ande en valle de sombra de muerte” no tendrá miedo. La razón por la cual impresiona es por las doctrinas de fe que están puestas detrás de las palabras; muchos que por siglos se han aprendido este salmo y les gusta tanto no saben porqué; sienten que les da esperanza, que los ayuda; es uno de los más sencillos y primitivos de David, de los primeros que compuso cuando quizás no era rey sino pastor de ovejas.
Un salmo para recibir aliento (v. 4), para descansar (v. 2), como he mencionado, para quitarle a uno el miedo (v. 4), la ansiedad (v. 1); además transmite un estado anímico de gozo espiritual diferente al de los placeres y adquisiciones, real y triunfal porque no excluye las adversidades sino el triunfo sobre ellas (v. 6). Estas son las impresiones que sin darnos cuenta nos produce David; cosas que son arrancadas de su propia experiencia; pero el verdadero autor de ese salmo no es David sino el Dios de David. En muchos salmos de David, el valiente de los valientes, se ve que a veces sentía miedo.
Sal. 23:1-3
“Nada me faltará”. Lo que le hace descansar es su seguridad en la providencia de Dios y le quita la ansiedad de cualquier tipo porque sabe que Dios lo dirige hacia lo mejor, que su vida progresa y va hacia un fin bueno; no lo hará trotar porque es un pastor de ovejas; enfrente suyo hay un gran Sábado de reposo eterno. “Por amor de su Nombre”. Aunque Dios nos ama ninguna cosa ama más que su Perfecto Nombre; encontrará dentro de sí mismo miles de razones disponibles para ayudarnos, incomprensibles motivos.
La teología de David es pastoral
Sal. 23:4-6
“Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. A veces he subido al púlpito como un vaso vacío y he descendido como una copa, rebozando (v. 5). En el contexto del salmo lo que infunde aliento a David, es la omnipotencia y omnipresencia de Dios; es lo que le quita el miedo. Nada ni nadie puede contra Jehová; su omnipotencia pastoril, su omnisciencia pastoril; por eso la misma teología de Dios es pastoral. Tendré la muerte cerca pero su sombra no me tragará (o la enfermedad), Dios está más cerca que ella, me acompañará un tramo de mi camino, pero tendrá que dejarme pasar; y si en algún momento me alcanza y luchamos el uno contra el otro, al fin por el poder de Su resurrección la dejaré tendida en el sepulcro “sorbida en victoria” ¡Amén! (1 Co. 15:54). Y como he dicho, el v. 6 transpira la clase de vida de fe, reposada, victoriosa y gozosa que deseamos vivir. Este salmo sólo lo puede escribir un hombre de fe. David creía en la sabiduría de Dios y luchaba contra cualquier sentimiento de abandono, desprotección y de sentir lástima por sí mismo; miraba hacia el futuro esperando que cambiara y fuera mejor, su óptica era positiva. Sufría adversidades como cualquiera de nosotros, pero creía que Dios es omnipotente, mayor que todas ellas y que ninguna circunstancia podía destruirlo definitivamente; sus adversidades lo hacían temblar, lloró mucho, se sintió débil, pero era inquebrantable. Muchas veces pasó bajo la sombra de la muerte, de la fría e incompasiva muerte. Otras veces se sintió desterrado de Dios, abandonado, olvidado, pero al fin supo que todo era una falsa percepción mental, una conclusión derivada de una situación anímica porque Dios era omnipresente, estaba siempre localizado por su ojo y que no se dormía ni entretenía. El bien y la misericordia lo siguieron toda su vida, no la mala suerte. Estoy satisfecho de poder seguir al Cordero como los 144,000, por dondequiera que va, pero más me gusta ser seguido por la misericordia de Dios, contento por asir a Cristo, pero más por ser asido por él (Apc. 14:2; Flp. 3:12).
Sal. 24.
Contiene tres partes como tres momentos espirituales distintos con dos pausas o suspensiones (selah). (1) El mundo pertenece a Dios porque lo creó (vv. 1,2) (2) Qué persona se abrirá paso a través de innumerables dificultades y vivirá bendecido por Dios (vv. 3-6). Estos podrán permanecer en la presencia divina por “el derecho” de su vida recta. Para el salmista es importante la santidad del que visita a Dios (vv. 3-6). El que practica la religión (3) ésta parece una adición para usar en alguna festividad o para animar a Jerusalén (vv.7-10). Dios, un capitán glorioso que regresa de la batalla. Uno puede suponer que algunos salmos no son obras de un único autor sino varios, o expresan diferentes vivencias. Y aquí, dice Spurgeon, manifiesta la entrada del Redentor cuando abrió las puertas del cielo a sus elegidos.
24:1,2
“De Jehová es la tierra y su plenitud”. Dios no creó nada que no pudiera controlar, supervisar y sustentar; todo lo creó por su palabra, de sí mismo y para que tuviera conexión con él. Todo lo creó con propósito, funciones, para que estuvieran cerca de sus oídos, sus manos, deseos y voluntad, de éste lo más grande, el leviatán, elefante y los pájaros, los insectos. Él tiene una mente perfecta y a todo le da importancia.
Sal. 24: 3-5
“Y ¿quién podrá estar en su lugar santo?”. ¿Quién podrá tener comunión contigo Señor? ¿Quién podrá ocupar un lugar santo en tu servicio? ¿Quién podrá ir al monte eterno donde habitas? El limpio de manos, sin hurtos, sangre, etcétera. Mi alma se ha vuelto loca algunas veces y se ha elevado a vanidades y cosas falsas, también he mentido con engaño. ¿No tendrá tu bendición? Todavía quiere subir a tu monte santo. ¿La recibirás cuando a ti llegue? Si Cristo está en la puerta ella será recibida porque de él se dijo “a los pecadores recibe” y él predicó “el que a mí viene no le echo fuera”. David no habla como si nadie no lo pudiera alcanzar, aunque es difícil; sus palabras son una exhortación, entonces sí se puede, porque para Dios nada hay difícil (Mt. 19: 23-26). En lenguaje del NT el que subirá al monte del Señor es el justificado por la fe en Cristo, el que se halla en él, éste ya se encuentra en “los lugares celestiales”, y ya tiene “escondida su vida con Cristo en Dios”, por la justicia de su Salvador.
24:6
LBLA dice “De los que buscan tu rostro como Jacob”; la Septuaginta es la que dice “tu rostro Dios de Jacob”. Ver Ge. 32:24-28. Me quedo con la primera.
24: 7-10
“Alzad oh puertas vuestras cabezas y entrará el rey de gloria”. ¿Estás humillada, tienes baja la cabeza y avergonzada? Alza tu cabeza que viene Cristo, ¡día glorioso cuando Cristo entre por la puerta de tu corazón! El es el rey de la gloria porque es nuestra “esperanza de gloria” cuando estábamos “destituidos de la gloria de Dios”. Estas palabras debieron haber inspirado las hosannas que cantaron cuando Jesús entró proféticamente por la puerta de Jerusalén. Se les llaman “puertas eternas” a las de Jerusalén que conducen al monte Sion. También son eternas las puertas de corazones por donde entra Jesús.
Sal. 25.
Este es un salmo acróstico y contienen sus veintidós versículos las letras del alfabeto hebreo. El arte al servicio de Dios. Probablemente para ayudar a su memorización. Dios me dice en diferentes momentos cosas diferentes con la misma letra y palabras. Este salmo recomienda a Dios para todo; si somos instruidos por él, perdonados nos redimirá (vv.4-13) y hallaremos bienestar. Si tenemos una relación personal íntima con él, las redes se detendrán poco tiempo en nuestros pies y las congojas no hallarán nido permanente en nuestro corazón (vv.14-22).
25:1
"Levantaré mi alma". Varias veces. Quiere decir "oraré y cantaré".
25:3
“…sin causa se rebelan”, tiene varios significados, encubiertamente, pillaje, ofender, transgredir, traicionar y ser infiel; los que por gusto, sin que les den motivo, Dios o los hombres, hacen daño; roban sin tener necesidad, cuando tienen trabajo y se les paga, por el placer de apropiarse fácilmente de lo que no es suyo; ofenden sin que les hayan dicho o hecho algo que justifique el mal trato, simplemente por sentirse bien humillando, traicionan a la mujer dándole ella todo lo que tiene, al amigo, a la patria, al Señor que los rescató, al amo que tienen en los cielos.
25: 4-6,12
“En ti espero todo el día”. Los días de mucha incertidumbre son días de mucha paciencia y oración (v. 5). Espera todo el día alguna indicación de Dios para tomar cierta decisión (v. 12). Espera una respuesta a diario, en la mañana o la tarde. Dios no se olvida que sus misericordias son perpetuas, forman parte de la naturaleza divina, “desde antiguo o la eternidad”. Dios no se olvida de lo que es o de lo que tiene y el salmista pide que las use con él. “Tarde, mañana y mediodía” (55:17).
Aventuras juveniles
Sal. 25:7
“No te acuerdes de los pecados de mi juventud”. David ha llegado a la edad madura, ha crecido en gracia; y ahora piensa en sus “aventuras” juveniles, las cuales ya no llama así porque fueron pecados. ¿Piensas que las contaría como gracias juveniles, como chistes? No. No las menciona, pero las recuerda y le dan vergüenza. No tuvo que cometer muchos pecados, con quince años abominables eran suficientes para que la tierra lo vomitara, pero Dios tuvo misericordia y sus “pasiones juveniles” no lo tragaron (2Tim.2:22). Ha llegado a viejo y las lamenta. Teme que Dios recuerde aquellos pecados cometidos con otros jóvenes, o solo, y ahora le pedirá cuentas por ellos, sobre todo cuando ha cometido otros en su adultez, como relaciones íntimas con la mujer de un amigo y su homicidio, para sumarlos (vv. 11,18). Sus palabras nos permite Dios sacar lecciones. No hagas en tu juventud lo que te pudiera avergonzar cuando seas adulto; y no cometas como adulto los mismos pecados de tu juventud o los que no pudiste cometer porque te faltó oportunidad. Perdona Señor los pecados de tus siervos, aquellos cuando vivían en ignorancia, y que tampoco ya siendo viejos hagan lo que no hicieron entonces.
Cuál camino mira Dios desde allá arriba
Sal. 25:8-13
“Bueno y recto es Jehová. Él le muestra a los pecadores el camino”; entonces, las cosas que Dios hace son buenas y justas. Dice: "necesito un camino, estoy en un punto muerto, necesito saber qué tengo que hacer para salir de esto". Cuando uno tiene que depender de Dios completamente, siente miedo que por los pecados cometidos Dios no lo ayude. Dios no nos dice que no por los pecados que hemos cometido sino por los no confesados, que están sin arrepentimiento. Con todo, dice que el Señor le enseña a los pecadores la verdad para que la sigan (v.8), y que si se siguen sus caminos se hallará en ellos siempre misericordia y verdad, buena voluntad, ningún engaño. Compara el v. 8 con el v. 12 y regocíjate; nada gusta tanto al Señor cuando estamos perdidos que elevemos a él una petición de orientación, que le preguntemos cuál camino desde allá arriba él mira que es el mejor. Y dice ¡éste!
Ora pidiendo orientación para escoger y quédate todo el día esperando la indicación (vv.4,5). Estos versículos puedes unirlos al v.14 donde hay una promesa, que la decisión correcta estará enmarcada dentro de su pacto (nuevo pacto en la sangre de Jesús). Dios responde las oraciones de los que han hecho un pacto con él, o se han acogido a su pacto. Las respuestas a oraciones fuera del pacto son improbables, Dios no oye a los impíos; y el secreto de las respuestas a nuestras oraciones no tiene que ver tanto con ellas como con el hecho que estamos en el pacto de la gracia, y ellas son medios que usamos para recibir las riquezas de ese pacto, por eso todas cooperan para nuestro bien. Nuestro compromiso específico no es tanto pedir, como velar para permanecer en la fe del pacto, dentro de él. Lee Mt. 26:28; 1 Co. 11:25; 2 Co. 3:6; He. 8:8-13. ¡Y bendiciones! Y un último detalle, lee el v. 22, el último, si lo comparas con el v.17 llegarás a la conclusión que de quien verdaderamente está hablando David es de su pueblo y toda la orientación y perdones que pide es para una nación en angustia, y con esa perspectiva todos los detalles coinciden en armonía mucho más que dentro de la experiencia de un solo hombre. Toda nación debiera ser una nación de oración.
25:15-21
Es la parte más intensa del salmo. El miedo a que por sus pecados Dios no le abra puerta continua (v. 18). Esta oración (v. 17), “sácame de mis congojas”, es humana y yo la he hecho, pero orar: "Señor dame tu consuelo para mis congojas, ya casi me tengo lástima, ayúdame a aprender las lecciones que me estás dando, que mi fe se gradúe hoy", es mejor.
25: 14
“…la comunión íntima…” no es la más acertada traducción, aunque se implica en “el secreto del Señor” que concuerda mejor con el tema de pedir orientación y recibirla. De todos modos, para oír un secreto del Señor hay que tener una relación íntima con él. Si quieres conocer su voluntad pides bastante. “Las cosas secretas pertenecen a Jehová” (Deu. 29:29). Señor yo quiero tener comunión íntima contigo, estar en tu secreto (Jer. 23:22); oír de ti Señor Jesús las cosas que dice un amigo a otro (Jn. 15:15). Alma mía entra en tu aposento y ora en secreto para que hables con Dios las cosas que no te atreves con nadie, ¿por qué has de descubrir tu secreto a otros? Como el Padre y el Hijo tenían comunión, así tenla tú con Dios. Lee Mt. 6:4-6; 18.
Sal. 26.
Sólo dos cosas pide: (1) que yo no corra la misma suerte de los impíos (v.9) (2) presérvame (mejor que “redímeme”) del castigo. Ambas son una misma cosa. Quiere decir: “No me he portado como uno de esos que estás castigando, no me trates igual”. David era rey y profeta y aunque no sacrificaba como un sacerdote pasaba tanto tiempo allí como uno de ellos.
26:1
“Sin titubear”, sin zarandeos, vaivenes (Sgo. 1:6). La palabra “titubear” significa resbalar aunque en primer lugar sacudirse, estremecerse, temblar o subir y bajar en el sentido de la onda marina. En el salmo 32 y 51 no va a decir lo mismo, no orará más teniendo como base su comportamiento. De todos modos quiere decir que ha creído sin titubear o sin dudar. Eso cree él pero si uno lee otros salmos suyos sí lo nota confesando su debilidad, desesperado y angustiado. Esos estados de ánimo concuerdan con impaciencia y es falta de fe. O puede ser que no titubee ahora en esta ocasión porque habiendo tenido esa experiencia aprendió que era una inmadurez suya que su fe titubeara y se quedó tranquilo. Y llegó Jehová. No digas nunca al Señor “aunque otros te negaren yo no”. Entiende a los hermanos débiles en la fe cuando recuerdes tus inconstancias.
Basta que examines tu conciencia
Sal. 26:2
“Examíname, pruébame”. Propone a Dios que ponga su vista en su alma, más que en sus hechos, en sus íntimos pensamientos. Exactamente quiere decir en sus riñones, que es lo más profundo que dentro de él encuentra. Que lo mire por dentro. No es un examen sobre su naturaleza humana lo que le propone sino los sentimientos y motivos que ha tenido su comportamiento; por eso asegura que no ha sido un falso (v. 4) y que ha vivido en sagrada comunión con su presencia, (vv. 6,8). Cuando te auto examines no extiendas tu escrutinio a tu naturaleza caída, al Señor le basta con que examines tu conciencia; llega hasta la conciencia y vive feliz y en paz con el Señor. ¿Por qué habrás de atormentarte mirando todas las deformaciones que como humano tienes por herencia? Procura una sana conciencia y preséntala ante Dios, si tus motivos no son malos, aún en tus equivocaciones hallarás a los ojos divinos una excusa y el perdón. “Íntimos pensamientos” o “mis riñones y corazón”; por dentro, en lo profundo. Él se examinó primero.
26:4
“…los que andan simuladamente”, daría la idea de hipocresía, pero la palabra lo que significa es escondido, oculto, personas que muestran una cara y tienen otra, una maquillada y otra fea. Ellos por un lado y yo por el otro. Nos saludaremos de lejos. No apartes, Señor, de mí al amigo sino a éstos (88:18).
26:6
“Andaré en torno a tu altar”. David se sentía sacerdote y rey. No era de la tribu de Leví ni de la casa de Aarón, pero hubiera cambiado todo lo que tenía por esos privilegios, tenía que servir al Señor, estando un poco más distante. Por medio de Cristo somos lo que David no pudo, “reyes y sacerdotes” (Apc 1:6; 5:10). Siempre, en justicia, andaba alrededor del altar de Dios.
Sal. 26:8
“Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar de la morada de tu gloria”. “Yo amo el lugar donde habita tu gloria”, pero no me presento donde no la distingo, donde hay hombres que se glorifican y se reparten justicias y se enaltecen, dejando poco o nada para ti. He ahí el secreto porqué se le veía tanto dentro de las cortinas de la casa de Dios, no porque hallara allí amigos, sino porque se encontraba con Dios y llevaba con él un millón de preguntas (Sal. 27:4). Para él eran “moradas amables” (84:1). No hay, ni siquiera en el NT una persona que revele tanto amor por la compañía de Dios, como David.
26:9
“No arrebates con los pecadores mi alma, ni mi vida con hombres sanguinarios”. “No juntes mi alma con pecadores”. Si se traduce “no arrebates” tiene el mismo sentido, juntarlos o arrebatarlos en juicio. Dios no nos junta con los pecadores, eso es una elección que se hace. Compáralo con 28:3.
Sal. 26:12
“Mi pie ha estado en rectitud; en las congregaciones bendeciré a Jehová”. “Sobre tierra firme está mi pie”. No se puede convertir a David en un absoluto proclamador de la salvación por gracia, por medio de la fe, porque para él los méritos de la conducta son importantes para reclamar peticiones, sin embargo, lo que recibe no piensa que sean retribuciones merecidas sino concesiones de la misericordia; clama oraciones mosaicas y las recibe como un cristiano. Se arrodilla sobre las tablas de la ley de Moisés en su conducta y termina siendo justificado por la gracia.
Sal. 27:1, 2
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”. Si Dios es tu luz y tu salvación, eres espiritualmente invencible. Los salmos de David enseñaban al pueblo a confiar más en la protección de su Dios que en su ejército (vv.3,5).
Contemplar a Dios es vivir la experiencia de sus virtudes
Sal. 27:1-4
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”.
“…para inquirir en su templo”. Literalmente significa arar, romper (la tierra); en este caso investigar, escudriñar (se), penetrar dentro de lo profundo de Dios y de su corazón. Pero también es admirar (a Dios). Lo que pides a Dios búscalo; las bendiciones que quieres, trabaja por ellas. Y ¿qué pide? Gastar más tiempo en la casa de Dios; no recortar el tiempo a la adoración para ocuparse en los compromisos reales de palacio, administración, la guerra, la economía, la diplomacia, sino quitárselo a todo ese trabajo para dedicarlo totalmente a la adoración. No quiere trabajar seis días y reposar uno para consagrarlo a Jehová, sino reposar y consagrar a él los siete, la semana entera, el año completo, su vida. ¿Cuándo tú lees que David esté dedicado a un día semanal? Para dos cosas quiere hallarse en la casa de Dios. Para contemplar la hermosura, no del templo, sino de Dios, no del coro ni para saludar a su amigo Jedutún, sino para cavar, para arar en la Biblia, para romper la Biblia, quiero decir interpretarla, romper sus pensamientos yendo más allá de la envoltura de las palabras. ¿Tendría visiones espirituales? Él nunca las menciona aunque era un hombre espiritual. Para él Dios se le revelaba por su Palabra; lo contemplaba no con sus ojos sino con su Espíritu. Así iba al templo para tener una aproximación a la realidad de Dios, para tener la delicia infinita de sentirlo cerca. Llevaba al tabernáculo todas sus preguntas y luego se marchaba respondido en todo o esperando la respuesta sobre lo inquirido. Contemplar a Dios es vivir la experiencia de sus virtudes, de su amor, de su sabiduría, de su belleza espiritual.
Sal. 27:8
“…tu rostro buscaré”. Señor, dame un corazón que te busque, dispuesto para orar, alabar, ¿no buscará tu corazón a Dios? ¿No le buscarás de corazón? Ahí no se enseña a identificar los presentimientos del corazón, las voces interiores de la mente, como la voz del cielo. Otra traducción dice: (LBLA) “Cuando dijiste: Buscad mi rostro, mi corazón te respondió: Tu rostro, Señor, buscaré”. Esa traducción me parece mejor y aleja el pensamiento que el corazón sea el que hable, porque es un hablador sospechoso (Jer. 17:9).
Los padres de David
Sal. 27:10
“Aunque mi padre y mi madre me dejaren...”, otra traducción dice “cuando mi padre…” y conociendo algo sobre los padres de David y su celo por Dios es difícil pensar que lo abandonen; incluso para este tiempo ya ellos necesitaban más de él que viceversa (1 Sa. 22:1-3); es una suposición como si fuera posible para exaltar el cuidado y amor divinos, pero más que eso cuando sus padres mueran y se quede huérfano, el Señor lo recogerá… y si mis hijos me ocasionan muchos problemas, y no se ocupen de mí, me quieran quitar lo que tengo, tú me recogerás. Los padres de David fueron buenos y anduvieron con él en sus huídas, y Dios también. Fue un regalo precioso que el Señor les dio a ellos con el hijo y al hijo con sus padres. Amén.
27:12
“Porque se han levantado contra mí testigos falsos”. “…testigos falsos”. Dios te guarde de esa amarga experiencia, y si puedes gozarte cuando digan toda clase de mal contra ti mintiendo, te felicito. Ojalá yo hubiera siempre estado a la altura de ese texto (Mt. 5:11).
Sal. 27:13
“… hubiera yo desmayado si no creyese”. Esa última frase es puesta para supuestamente mantener el pensamiento, es una interpretación; lo que hay delante es un pero, que la justifica, se hubiera desmayado, desesperado, no hubiera podido soportar tanto. El creer es lo que nos mantiene de pie, el creer en la bondad de Dios (Ro. 11:22; Tito 3:4,5); si creo veré la gloria de Dios porque al que cree todo le es posible (Jn. 11:40; Mr. 9:13).
27:14
“Espera, esfuérzate, espera”. Mira esas dos palabras que cubren el esfuerzo y significan lo mismo: paciencia. Y dentro de ellas tres hay dos más: la bondad de Dios y el aliento. El pensamiento de la bondad de Dios es lo que hace que uno se esfuerce y que cobre ánimo. Aliéntate cuando te esfuerces. Todo tiene su tiempo. “Aliéntese tu corazón” o como también dice, ten buen coraje; lo necesitas para esperar y esforzarte.
Sal. 28:1
“Roca mía, no te desentiendas de mí”. “Desentiendas”; más bien, “no estés en silencio, no seas sordo, tú no eres mudo”. A David le agobiaban los silencios de Dios. Cuando oraba luchaba en su interior con la posibilidad que Dios se quedara callado.
28:3
“No me arrastres con los impíos”. “Si yo no he vivido como ellos, mi Dios, que no me suceda lo mismo (26:9), si no he querido ser semejante en vida a ellos que no muera como ellos; muera yo la muerte de los justos”. (Ver 26:9).
Sal. 28:3-5
“Dales su merecido conforme a la obra de sus manos”. “Dales conforme a su obra, págales su merecido”. No te extrañe que pida la condenación de ellos porque con hipocresía fingen a sus prójimos y rehúsan convertirse (v.5). Nadie sino Dios puede defender la iglesia de los falsos hermanos que entran encubiertamente, fingen fe, amor y aparentan ser trigo y siembran cizañas. Son como Herodes, aparentan querer adorar a Jesús pero le desean el mal. (Ver 2 Ti. 4:14; Ro. 3:8).
28:5
“Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová, ni a la obra de sus manos, él los derribará, y no los edificará”. “No tienen en cuenta los hechos del Señor”. No es que hayan vivido ignorantes de ti sino que tú no les interesas.
David hizo más por su pueblo con sus oraciones que Joab con el ejército
Sal. 28:6-9
“Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos”. Esto parece escrito un tiempo después. David elevaba sus oraciones y se quedaba esperando la contestación, (vv.1-5); el salmo estaba incompleto hasta que Dios le respondiera, lo cantaba una y otra vez cortado por la mitad, y cuando tenía la contestación no arreglaba su oración poniéndole más fe a sus palabras ni reflejando sus mejores sentimientos. No le corregía cualquier defecto (por ejemplo, venganza) porque sabía que Dios la había aceptado. Dice, “en él confió mi corazón y fui ayudado”; y me hace sentir y ¡qué contento nos ponemos cuando Dios responde aunque sea un poquito de fe! El Señor provee incienso santo para añadirlo a las oraciones de los santos (Apc. 8:3). David hizo más por su pueblo con sus oraciones que Joab con el ejército. Si somos “aceptos en el Amado” cualquier defecto que tenga nuestra oración no impide que sea aceptada.
29.
Su autor parece estar mirando llover o recordando alguna tormenta eléctrica. No es una voz de salvación sino de poder. No siente miedo por los truenos. El salmo no termina dando gracias por la lluvia sino afirmando que quien da poder al rayo insuflará poder a su pueblo y le bendecirá con paz. Si tiene poder tiene paz.
Ciencia, tú no has matado a mi Dios
Sal. 29:2
“Dad a Jehová la gloria debida a su nombre”. David comienza invitándonos a dar gloria a Dios y como para que tengamos idea de ella nos muestra como él actúa en las tormentas. El relámpago que enciende con rojo el firmamento, el ronco trueno que cae sobre los árboles, el diluvio que trae a Jah (v.10). No siente horror sino regocijo, ¿cómo dices que el origen de todas las religiones es el miedo? No es el origen de Jehová. David no conoce ninguna explicación científica sobre el rayo y el diluvio, pero reconoce en ello la voz de Dios. Hoy los hombres que han descubierto las leyes naturales que hacen funcionar todo, se han tornado ateos. ¿Cómo pueden negar que haya un legislador? No hay razón para que el hombre moderno no adore a Dios con la misma fe sencilla de las remotas civilizaciones. La ciencia no ha destruido a Dios, le ha ayudado a eliminar supersticiones nada más; pero se ha engreído por hallar tantas religiones falsas. Alma moderna, adora a tu Dios como David, con su entusiasmo, con su gozo, con su piedad. Hazte ignorante y serás sabia, adora como los ignorantes. Yo quiero adorar así, moderno en ciencia y antiguo en religión. Ciencia, tú no has matado a mi Dios, no has destruido mi culto, al contrario, me has dicho claramente cuando te leo entre líneas agnósticas, que no lo has podido eludir. (Meditar en 1 Co. 3:18; 1 Ti. 6:20). Si te haces, más por política que por exactitud, agnóstica, te descreo y te apellidas “falsamente”.
Sal. 29:2,9
“Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad”. Si estas palabras se refieren al tabernáculo, su propósito sería que los truenos hagan que la gente acuda a la casa de Dios para alabar su gloria en la hermosura de la santidad, con temor y reverencia (He. 12:28). El Dios del tabernáculo es el Dios de las tormentas. La santidad es hermosa, todo lo santo es bello, todo lo pecaminoso es feo, la salvación hermosea a los humildes. LBLA traduce “la majestad de la santidad”, pero aquí me parece mejor RV. Y “hace parir a las ciervas”, supongo que de sustos, pero por el contexto es mejor “que desgaja las encinas” (Meditar en Jer. 18:13; Sal. 149:4).
29:11
“El Señor bendecirá a su pueblo con paz”. Es un poder de la misericordia de Dios poder vivir en paz, decir “en paz me acostaré y así mismo dormiré”, sentir que su paz “sobrepasa todo entendimiento” y que el Señor nos diga “paz a vosotros” y “gracia y paz os sean multiplicadas” (1 Pe. 1:2). La paz de Dios cuando se siente vale más que un millón.
30.
“Salmo cantado en la dedicación de la casa…”; principalmente en la dedicación de su casa de cedro que fabricó para sí mismo cuando ya no tenía que vivir en la cueva de Adulam, para que sus amigos pudieran visitarlo y él recibirlos, allí donde cantaba sus salmos y podía adorar con ellos. También se piensa que lo compuso pensando en la casa de Jehová que ayudó a edificar pero que nunca vio. Nuestras casas son nuestros templos y debemos edificarlas pensando que sea un sitio santo, familiar, bonito y limpio, y donde pueda reunirse la iglesia, y dedicarla a él como la casa suya. Lo escribió al parecer después que guardó cama por muchos días, para aquella memorable ocasión.
30:1
“Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado”. “Me has elevado”. Se extrañan de verme tan alto porque esperaban verme bajo. LBLA traduce “para que no se rían de mí”; y es para que no se alegren, no hagan fiesta, no dancen a costa de mi infortunio. Las sonrisas son para mí y yo soy quien va a danzar, lo aseguro (vv.11,12).
30:1-5
“Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste”. “Oré y me curaste” (paráfrasis). Querían que me muriera pero tú me sanaste.
Arrastras las consecuencias, pero Dios sigue amándote
Sal. 30:5
“Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría”. “Su ira es sólo por un momento”. Estas palabras son muy dulces para el alma que ha pecado; el enojo y la tristeza de Dios con sus hijos cuando ellos han faltado es breve, dura poco tiempo, en cambio, su gracia es para toda la vida a pesar que arrastre las consecuencias. No debes pensar por el sufrimiento que te ocasionan las consecuencias de un pecado que él no te ha perdonado. Puedes haber sido perdonado hace años, sin embargo no poder librarte de las consecuencias hasta el día de hoy. Ya disfrutas su favor. Ya estás reconciliado. “Ya tus obras (las nuevas) son agradables a Jehová” (Ecl. 9:7). Te puede perdonar en un instante aunque no te deje hasta que llegue la mañana y sientas el perdón; y pasas la noche en medio de llantos y suspiros. Por ejemplo, Moisés, no pudo entrar a la tierra prometida pero a pesar de ello contó con el favor y la bendición del Señor todos los cuarenta años que anduvo por el desierto. Ya Dios lo había perdonado, ya no estaba airado con él, sin embargo nunca pudo deshacerse de las consecuencias de su pecado. No te desalientes (Ex. 4:14; Dt. 3:26; 4:21). Que el diablo no te haga creer que porque llevas las consecuencias de tu pecado es porque Dios no te ha perdonado. Se pueden hacer grandes cosas para Dios viviendo bajo las consecuencias de algunos pecados, residuos de su justicia, negar al Señor tres veces pero después confirmar a los hermanos, como Pedro, y ser columna de la iglesia en Jerusalén, del cristianismo, predicar para la salvación de miles y ser un escritor inspirado (Luc. 22:32).
Sal. 30: 6,7
“En mi prosperidad dije: Jamás seré conmovido”. Cuidado alma porque detrás de la exaltación puede venir la caída. La arrogancia es pecado. La jactancia no es buena. En tu prosperidad puedes hallar más peligro que en tu humillación, necesitas más gracia para estar arriba que abajo. Tus bendiciones no deben sustituir a tu Dios. ¿Has perdido tu primer amor, el celo por la casa de Dios, el fuego del Espíritu? Reconoce que en tu prosperidad te has envanecido y caíste en la condenación del diablo (1 Ti. 3:6). Señor, que de nuevo halle la luz de tu rostro sobre mi alma. Señor cuando prospere mi trabajo no te olvides de mi alma (Jn. 3:2), y no quites de mí ese aguijón para que la grandeza de las revelaciones no me exalte sobremanera (2 Co. 12:7).
30: 9
“¿Acaso te alabará el polvo?”. Con estas palabras en su vehemencia, no habla conforme a todo el conocimiento teológico que tiene sobre la vida en ultratumba (Sal. 17: 15; 48: 14). Simplemente lo que quiere es servir a Dios en esta tierra y la muerte anula ese deseo, quiere ser de provecho a Dios en este mundo, como Pablo (Flp. 1: 25). Quiere ser de utilidad a la iglesia militante. Señor concédeme ser de provecho a tu obra. Ahora. Retarda mi disfrute del cielo por causa de ella, y que al cesar mi utilidad tú le pongas punto final a mi peregrinación.
30:11, 12
“Tú has cambiado mi lamento en baile”. Los biógrafos de David en Samuel, Reyes y Crónicas, no recogen sus enfermedades y pasaron por alto su diario musical o sea su salterio. A ellos sólo les interesó su utilidad en el reino. Para conocer al hombre que llevaba la corona de Israel y la unción santa, hay que leer las estrofas de sus melodías que son en suma sus oraciones. ¡Qué feliz está al sentirse sano! ¡Qué agradecido a Dios por devolverle la salud! A un lado el cilicio y la humillación. No es tiempo de culpa y arrepentimiento porque si Dios lo ha sanado es que lo ha perdonado. No es tiempo de ayuno porque el Esposo está con Él. No solamente está alegre, lo disfruta y lo festeja sino que alaba al Señor. ¡Qué cambio, que salto, de lamento a baile! En un instante, llegó la promesa, la creyó y salió de su angustia a lugar espacioso y feliz dejándolo todo atrás. La fe obra milagros sobre el cuerpo y el ánimo.
31.
Los enemigos de David siempre están presentes en sus oraciones, de acuerdo, y también sus enfermedades; pero aquí se mezclan ambos como dos experiencias vividas aparte o una sola que recoge ambas situaciones, y forman a mi parecer el fondo histórico de esta composición. No se pueden aplicar todas sus palabras a los adversarios ni todas a sus males del cuerpo. Si eso no se presupone no se pueden explicar correctamente sus palabras y hallarles pertinencia. Este es un salmo, como otros suyos, que bien cabe parafrasear la pregunta del oficial de la reina Candace a Felipe, “¿de quién habla aquí, del autor o de algún otro?”. En múltiples casos, de Otro, el Mesías. Veamos.
El alma, bien guardada en el seno de Dios
Sal. 31:5
“En tu mano encomiendo mi espíritu”. Jesús murió con estas palabras en sus labios; es bueno orar, vivir y morir en el espíritu de la palabra de Dios. El Espíritu Santo usa estas palabras para que oremos. David quiso decir “mi vida está en tus manos”. El “soplo de vida” que pide sea recogido con su mano, no es un viento que exhaló sus pulmones y yéndose por las narices se fue por el aire; al viento no hay que encomendarlo, y si de eso se trata no tiene por qué preocuparse porque hay suficiente en el ambiente y si es igual que el que le circunda y no tiene nada especial, no hace falta pedirle que con cuidado lo preserve. Es que se trata del aliento divino que en resumen llamamos alma y contiene en sí misma todo lo que somos y como somos. Esa es la que se va en manos de ángeles para ver el rostro de Dios (Luc. 16:22) y la cual, bien guardada en su seno, retorna el día de la resurrección, buscando en su lugar de deceso, las partículas gloriosas que formen para ella un cuerpo transformado, semejante al cuerpo “de la gloria suya”. Si como dicen los Testigos de Jehová, los agnósticos y otros, que no tenemos alma inmortal, ¿entonces por qué el apóstol Pablo dice que morir y estar con Cristo es muchísimo mejor que quedarse vivo? (Flp.1:23). Amén.
31:6
“Vanidades ilusorias”: ídolos. No es tanto “ilusorias” como desoladoras, malas, destructivas, engañosas, y literalmente significa ruinas. Una vida en pecado encierra todo eso.
31:7
“Las angustias de mi alma”; mira el plural, más de una angustia. No digas que él no sabe cuando tú sufres, ni el monto de tu dolor puesto que es experimentado en quebrantos (Isa. 53; Mt. 26:37,38).
31:9
“Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo”. “Ten piedad de mí porque estoy en angustia”. Ayúdame en esta angustia como en pasadas angustias (v.8). Haz lo mismo buen Dios, recibe mi oración como aquella.
Esa trama es real no inventos de paranoia
Sal. 31:9-13
“De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; los que me ven fuera huyen de mí”. ¿Será que David se identifica con el espíritu de una situación ajena? ¿Revisaba, como editor, otras composiciones o son enteramente suyas? ¿Colaboró en la composición de este salmo de simpatías? Pudiera ser si fuera así, que por eso sus salmos hallan eco en nuestra alma, por la variedad de personajes que él mismo como protagonista representa. Una señal a favor de su autoría es su costumbre de relacionar sus enfermedades con sus pecados; no dice eso porque Dios se lo haya revelado sino porque sabe que sus pecados merecen castigos. Y uno ve que no busca tanto el perdón para tener buena salud sino para reconciliarse con Dios. Si a ese deplorable estado físico, con el cual tiene que aventurarse para cumplir sus obligaciones en el exterior, en la calle, y que por lo visto era repulsivo (41:8), si a eso, he dicho, se le añaden las continuas conspiraciones que lo envolvían entenderemos por qué se sentía tan temeroso y miserable, desconfiando de aquellos que so pretexto de visitarle en su casa se aprovecharían para darle muerte. Y otros, no se atreven a tanto pero muestran la hostilidad hacia él ignorándolo como un muerto. Es este cuadro espiritual el que le reduce su vigor y la vida. Y la existencia de esa trama es real no inventos de paranoia.
31:15
“En tu mano están mis tiempos”. Tiene el mismo sentido de las palabras del v.10, en ese por enfermedad y en v.15 por peligros. La vida se registra por “tiempos”, los fáciles y los difíciles. Prefiero esa traducción a LBLA que anota “años”, que también es muy significativa, ayúdame Señor como en otros tiempos y que nada me corte los tiempos que son tuyos. Si en tu mano se hallan mis años, sobre todo los de la vejez, ¿por qué he de preocuparme? Dios es quien da los años de la vida y su bondadosa providencia no se desentiende de ellos cuando los otorga. Ningún año se halla en nuestra mano sino en la suya. Debo estar contento y no preocupado por mis tiempos porque están en sus manos. Me niego a preocuparme por el futuro porque es enteramente suyo. Mi vida es enteramente suya en su totalidad. Amén.
Es diferente cuando tú le dices al Señor que ya has orado
Sal. 31:17
“No sea avergonzado, oh Jehová ya que te he invocado”. Así la RV suena más elocuente que otras versiones. A mí me hace pensar en las oraciones hechas, las elevadas. No te dejará Dios postrado después que lo invocaste, como si no lo hubieras hecho. La oración es una razón poderosa para que la fe espere un cambio. Si ya has orado puedes decir: “Dios, ya he orado, ahora espero que tú respondas.” Si tú no oras puede ser que Dios por su misericordia te conceda aquello que no pediste; y en ese caso podrás tener experiencia con la libre gracia de Dios, pero es diferente cuando tú le dices al Señor que ya has orado. Los santos siempre han valorado mucho sus oraciones y nunca han pensado que el uso de ellas es de importancia menor porque han sabido que son dirigidas al carácter de Dios porque afirman así: “No sea yo avergonzado ya que te he invocado”, lo cual quiere decir: “Te he solicitado ayuda, te la he pedido, la necesito y me hallo esperándola.” No es lo mismo que no pedir porque en ese caso Dios pudiera decir: “No clamaste a mí.” Una oración de fe va dirigida a la misma esencia recta de lo que Dios es. “Te he pedido algo, si me dices que no me sentiré avergonzado”.
31:19, 20
“¡Cuán grande es tu bondad!”. Sepamos que cuando oramos lo hacemos a un Dios bondadoso, por eso alaba el salmista ¡cuán grande es tu bondad! Su bondad está asociada a su grande riqueza (Efe. 2:7), es la motivación misma de su propósito contigo (2 Te. 1:11), y muestra específicamente su bondad al convertirse en nuestro Salvador (Tit. 3:4). Eso es lo que buscaba. Gracias Espíritu Santo por estas palabras; no tienes guardado enojo, rencores y justicias contra mí sino bondad para mí. ¡Qué bueno ha sido Dios con él! Amén. Tengo un concepto muy elevado de tu bondad, Señor, “estoy esperando en ti a causa de los hijos de los hombres” o “ellos saben que estoy esperando”. El miedo lo asalta por todas partes, sin embargo, cuando su oración se profundiza siente segura en su mente la bondad de Dios. No hay refugio más seguro contra la murmuración y la calumnia que la oración secreta (Mt. 6:6). Seguirán moviéndose alrededor de ti pero no serás afectado por esas amenazas y calumnias. Oh Señor, que mi alma te busque así.
Sal. 31:22
“Decía yo en mi premura (alarma): Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba”. “Yo en mi precipitación, adelantándome a los acontecimientos me mentía sin saber que mis conclusiones eran mentiras” (paráfrasis). Se imaginaba que iba a morir pero no sucedió así. “Mis presentimientos no se cumplieron ni el diagnóstico de los médicos tampoco. Veía mi mal en el horizonte y era un espejismo. Sufrí en el presente preocupaciones inútiles. Oh Señor mío, ¡cuántas veces mi imaginación se vuelve mi enemiga y me traiciona!”. Y todavía sigo usándola, sirve a mi fe y a pesar mío a la carne y la incredulidad.
31:24
“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón”. “Esforzaos y aliéntese vuestro corazón”. David enseñaba con cánticos a orar a su pueblo, y después de recoger en su composición varias situaciones, con sus palabras los anima. Es increíble como este hombre se podía poner en el lugar de los demás (es el éxito de la consejería y la ayuda espiritual).
32.
“Masquil”, significa instructivo, es un poema de tipo didáctico.
Cuándo el pecado está verdaderamente oculto
Sal. 32:1
“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado”. “Transgresión perdonada, pecado cubierto”; y consiste en una bienaventuranza que eso le pase a alguien. David habla para otros lo que él sintió, lo que Dios le dijo y lo que aconseja. La situación personal parece ser el pecado de adulterio que cometió con la mujer de Urías. El pecado es verdaderamente ocultado cuando es perdonado porque ya Dios no lo mira más, como dijera el profeta, los pone sobre sus espaldas donde no los vea (Isa. 38:17). O los ahoga en el fondo del mar (Miq.7:19). Lo importante no es cubrirlo de los ojos de la gente sino de los de Dios. El pecado se disfruta pero no hace feliz. La doctrina que hay detrás de cubrir el pecado se llama justificación, cuando el pecador es cubierto con la justicia de Cristo. Adán no fue justificado cuando él trató de cubrir su vergüenza con hojas de higuera sino cuando Dios con pieles lo tapó. Es una felicidad ser perdonado; es bienaventurado a quien Dios borra de su conciencia la iniquidad e inscribe su nombre en el libro de la vida del Cordero. David al fin descubrió su iniquidad ante Dios pero ante los hombres quiso ocultarla. Y el que oculta su pecado por sí mismo, no prosperará (Prov. 28:13). Dios es quien cubre el pecado y la desnudez, no con hojas de árboles sino con la piel de Jesucristo. Si lees el v.5 lo confiesa, “no encubrí mi iniquidad”.
32:2
“Jehová no culpa de iniquidad”. Bienaventurado el que no es acusado por Dios porque ha sido justificado por él, porque Dios es quien justifica (Ro. 8:33); nadie lo puede acusar porque Cristo ha clavado sus acusaciones en la cruz (Col. 2:13,14). Dios no ve nuestro pecado porque él mismo nos reviste con el Señor Jesucristo (Ro. 13:14; Col. 3:12).
32:3,4
“Mientras callé se envejecieron mis huesos”. Hizo mal en ocultar su pecado, esconderlo, justificarlo o callárselo, cuando su conciencia no lo dejaba hacer otra cosa que lamentarse. No tenía un solo rato de paz. “Literalmente me secaba, mi vida se volvía un invierno; y no sólo perdía el gusto por todo sino que por dentro también me secaba (51:8), porque Dios abatía mis huesos”. El envejecimiento es el principio de la muerte. El pecado mata. Envejece. Si no pecáramos y viviéramos bajo la gloria de Dios, no envejeceríamos.
32:5,6
“Confesaré mis transgresiones a Jehová”. “Llegué a un punto en que no pude más, cuando mi amigo Natán vino y me reprendió, (Sal. 51 y 2 Sa. 12:7-13), el impacto de sus palabras fue como una espada, me deshizo, y confesé mi pecado a Dios; yo bendigo a ese amigo y más bendigo a Dios por haberlo enviado a mí, también me trajo palabras de esperanza, la cual yo casi había perdido, me dijo que Dios me había perdonado. Hoy escribo mi testimonio para que otros no callen sus pecados y los confiesen a Dios, y serán bienaventurados como yo, el que me perdona a mí perdona a muchos”.
32:6
“En la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él”. “No solamente me secaba sino que me ahogaba, pero el brazo de Jesús se extendió y me asió (Mt. 14:30,31). El Señor no permitió que esas aguas me anegaran” (Isa. 43:2).
32:7
“Con cánticos de liberación me rodearás”. “Por primera vez en más de un año pude cantar porque estaba perdonado, mi conciencia fue liberada de culpa y volvió mi primavera, de nuevo, habiéndome sentido maldecido por mi pecado, regreso a ser un olivo verde en la casa de Dios (Sa.l 52:8)”. “A otros le rodea la mala suerte o la fortuna, a mí me rodean “cánticos de liberación”, me rodea Dios (34:7). Vivo dentro de un círculo de misericordia, “me rodea la misericordia” (v.10). Yo les digo que no hay bienaventuranza mayor que el perdón de Dios, el mundo vuelve a tener vida y colores para mí, ahora oigo los pájaros cantar y respiro tranquilo”. Estoy regresando a lo que dijo en el v. 4, pasó del verano seco a la húmeda primavera.
Vivir sin perdón ya se empieza a vivir el infierno
Sal. 32:8-11
“No seáis como el caballo o como el mulo que no entienden”. No se acercan a Dios con palabras sino con golpes, no con sermones sino con azotes. Esta porción la escribió a partir de su experiencia. Es un resumen. “Dios me dijo: has sido como un caballo y como un mulo, sin entendimiento, si no te hago sentir mi mano sobre tu corazón y te envío a mi profeta, que fueron como un freno, no te hubieras acercado a mí; no es mi propósito ofenderte con la comparación sino quebrantarte, los que se ofenden con mi palabra y no se humillan ante ella son plantas que yo no he sembrado (Mt. 15:12,13), te atraje con cuerdas humanas, con cuerdas de amor; ahora que has sido perdonado y te sientes feliz, necesitas nuevas instrucciones para que restablezcas tu vida espiritual, yo te las enseñaré con mi Santo Espíritu, hay caminos nuevos para ti, que tú nunca has transitado, mi mirada no se apartará de ti y esto que has vivido no lo vivirás nunca más y no será motivo para que maldiga tu futuro o lo que tienes, no maldeciré tus bendiciones (Mal. 2:2), tu arrepentimiento y confesión y mi perdón han salvado tu familia, tus posesiones y tu vocación, yo me olvido de lo que hiciste, también olvídalo tú; mira a tu alrededor y oirás los muchos lamentos de los impíos (v.10), viven en un infierno; vivir sin mi perdón es vivir en un actual infierno”.
Si vas a cantar, canta bien, si eres músico, toca bien
Sal. 33:2-4
“Cantadle cántico nuevo; Hacedlo bien, tañendo con júbilo”. “Hacedlo bien”. Estas son unas notas para los que usan algún instrumento musical en sus alabanzas. ¿Cómo alabar adecuadamente al Señor en ciertos momentos? En dos sentidos tomo estas palabras: (1) Alabadle bien porque él cumple lo que promete en su palabra; si él es fiel y hace lo que dijo, alabadle bien. “Alabadle porque recta es su Palabra y toda su obra es hecha con fidelidad” (v.4).
Si tenemos el privilegio que nuestros ojos contemplen el cumplimiento de alguna promesa, alabadle. Son aplicables a todos los que tienen que ver con la alabanza, primeramente los músicos, los que tocan los instrumentos que acompañan a los que cantan. Para ellos dice que toquen bien, (la palabra significa “tañendo con habilidad, hermosamente, que sea aceptada), y eso quiere decir que se aprendan bien lo que vayan a tocar porque ellos ayudan a los que cantan y a los que están aprendiendo la melodía. Es una pena que los que tocan los instrumentos lo hagan mal y el que canta desentone.
Y si eso lo combinas con lo anterior, “cántico nuevo”, quiere decir que amplíen el repertorio, pues dice que cantemos cántico “nuevo”. Los que saben música en la iglesia debieran siempre estar aprendiendo nuevas canciones, componiéndolas o buscándolas; así tendrán oportunidad de edificarnos con la experiencia cristiana que tengan, por medio de la música. Por supuesto que eso no quiere decir que de un brochazo borren todos los himnos gloriosos del pasado.
Los músicos de la iglesia debieran tener una exquisita relación con el Señor, de modo que nos enriquezcan con el canto de la gracia que reciban. La alabanza a Dios sirve para expresar no sólo nuestra alegría sino gratitud, por ello se le canta cántico nuevo y bien.
(2) También pueden referirse estas palabras: “La palabra de Jehová es recta y toda su obra es hecha con fidelidad” a la exposición de la Palabra, es decir a la predicación. Alabadle cuando oigas la Palabra de Dios, si la hallas hermosa, edificante, elocuente. Hermano, ¿cómo cantamos después de la predicación de la Palabra? La predicación inspira el canto y el canto sella la predicación; si la predicación ha sido buena, alabemos bien al Señor. Esa deliciosa mezcla la practicó la iglesia apostólica y está referida en Col. 3:16. Aquí habla de la Palabra que hizo el cielo y la tierra (vv. 6-8) que es la misma que la escrita, aquella que sirve de base a la predicación (2 Co. 4:6); entonces tendremos alabanza perfecta con sermones hermosos.
33:4
“Toda su obra es hecha con fidelidad”. Se derrumba el mundo antes que una sola letra o sílaba de su Palabra se olvide o él se retracte.
USA e Israel
Sal. 33:5
“El ama justicia y juicio; de la misericordia de Jehová está llena la tierra”. La palabra de Dios ocupaba un lugar importante en el sistema legal de Israel, “ama justicia y juicio”. Es bienaventurada la nación de la que Dios es Jehová (vv.10-12); si esa nación no cambia la monarquía divina por la democracia popular y si no desplaza los mandamientos absolutos (la moral y la justicia) por el relativismo dentro de las generaciones. USA dejará de ser una nación bienaventurada si continúan los ataques contra Dios, está dando coces contra el aguijón; USA como Israel ha sido “escogido como heredad para sí”, pero como una elección semejante a Israel, no igual; ha sido injertada como el olivo silvestre (Ro. 11:17-24), si no destruye lo que ha edificado. Es una obra diabólica lo que estamos mirando, y el mundo entero se verá perjudicado por la declinación espiritual y apostasía de USA, que está renunciando a sus padres. Que se miren en el espejo de Israel, lo que le ha pasado. Pero a USA le pasará peor, como Corazín y Capernaum, que bajará al infierno, como a Babilonia que dejó de existir (Mt. 11:23,24). No es suficiente tener un poderoso ejército, moderno (vv.13-22). Dios tenga misericordia de este país. Trabajemos a su favor con el evangelio y que se diga Judá aún gobierna con Dios (Ose. 11:12). Salvémonos a nosotros y a Estados Unidos. No imiten, países del orbe, no imiten a Estados Unidos en su secularismo tonto, obstinado y necio. ¿Y no ha pasado por esa experiencia el Reino Unido? Lo que se dice para las naciones se dice para todos aquellos que Dios ha escogido, tienen que hacer firme su elección, añadiendo y no quitándose a Dios, la gracia, las virtudes y lo que nació de él (2 Pe. 1:5-10). ¡Basta de la tontería escolar del Big Bang! ¡Hollywood hasta el infierno serás bajada!
33:6
“Por la palabra de Dios fueron hechos los cielos”. Toda la Biblia insiste en que la Palabra de la creación es la misma de la Escritura.
33:9
“El habló y fue hecho”. Con un puñado de palabras hizo el mundo. Sus deseos y voluntad lo crean. Dijo: “sí, quiero” y fue hecho.
33:14-18
“El ve a todos los hijos de los hombres”. Cada hombre en esta tierra puede decir como Agar: “Dios me mira”.
33:20,21
“Nuestra alma espera a Jehová”. En el día señalado llegará una bendición que nos alegrará.
34.
Uno de los muchos salmos didácticos de David. Es escrito en el espíritu de oraciones contestadas y sobre eso precisamente se basan sus enseñanzas (vv.9,17). La oración respondida permite tener la seguridad de la compañía de Dios (vv.6,7); y constantemente asegura el valor de ser una persona justa ante Dios (vv.15,16,19). Piensa que aunque el justo padezca mucho sus aflicciones no lo destruirán completamente, “no será quebrado hueso suyo” (v.20). El salmo refleja gratitud pero no da ningún detalle del contexto histórico que anuncia su encabezamiento (1 Sa. 21).
34:1
“Bendeciré a Jehová en todo tiempo”. ¿En todo tiempo? Es cierto que sus salmos reflejan su completa historia y todos sus estados anímicos. Es que oraba sin cesar, y sus salmos fueron sus oraciones (72:20). Observa esas dos palabras “todo” y “continuo” porque está desapareciendo la bella costumbre de cantar himnos fuera de las reuniones. Ni cuando se toma un baño.
34:2,3,8,9,11,13,14.
“En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán”. David escribe este salmo para ayudar espiritualmente a otros; tiene como base su experiencia entre los filisteos (1Sa. 21:13-15) o comenzó a escribirlo por ese tiempo. Ofrezcamos a otros lo que hemos aprendido de Dios. Eso estoy haciendo ahora.
34:2
“Lo oirán los deprimidos”; o los mansos o los humildes. Escoja usted. Es todo eso. Cuando lo oigan los tristes, los humildes y los pobres, se regocijarán. En realidad el texto no señala a los mansos sino a los deprimidos, a los afligidos.
34:3
“Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre”. “Les invito a que se unan conmigo, yo me alegro con los que se disponen a ir a la casa de Jehová (122:1), quiero llevar un grupo grande a la presencia de Dios para que le exalten y lo engrandezcan; aspiro a tener un enorme coro, todos los apenados para que experimenten liberación en la adoración”.
34:4
“Busqué a Jehová y me libró de mis temores”. Cuando el coro de los tristes comience a cantar empezará con la fe de David, y el regocijo y la fe de él les serán transmitidos a ellos. El pueblo recibirá mientras canta, un sermón de fe. “Hoy no tengo miedos, mis angustiadores se hallan lejos”.
34:5-11
“Este pobre clamó y Jehová lo oyó”. “Vengan, les voy a leer lo que escribí, yo los conozco, la luz de Dios también ha caído sobre muchos de mis compañeros, él alumbra a su pueblo, no sólo a los que están encumbrados sino a los pobres y menesterosos alza del muladar (113:7)”. David no quería tener una iglesia sólo con gente rica; convence a los pobres, a los que no tienen el consuelo del dinero y sus propiedades, que busquen a Dios porque él no hace acepción de personas (Ro. 2:11). “Este pobre” y señaló con el dedo a uno, o a sí mismo. “Aquí está, es otro testimonio que Dios oye a los que le buscan”.
34:7,8
“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”. Aunque la idea de defensa está contenida, su significado tiene que ver con un rescate. “El ángel de Jehová los rescata”. Hay un representante de Dios cerca porque están al servicio de los herederos de la salvación (He. 1:14); son espíritus ministradores. No siempre se hallan en el cielo cantando sino cooperando con nosotros, y son enviados para fortalecer a los que pasan momentos difíciles (Luc. 22:43). “Bueno es Jehová” es que está en excelente disposición para ayudarnos. La traducción “acampa…y los rescata” es mejor que “los defiende”, lo digo repitiendo.
34:9,10
“Los leoncillos tienen hambre”. “Los he invitado para que vengan a orar por sus necesidades, canten sus problemas, los leoncillos padecen hambre pero no los que oran a Dios”. La vida de los animales salvajes y de las aves silvestres es muy dura, la providencia es más benigna con los que tienen fe.
34:12
“… ¿quién es el hombre que desea…? Yo, Señor.
34:15
“Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”. Lo que yo quisiera que dijera 1 Pe. 3:12 lo dice, que sus oídos están atentos a sus oraciones, pero de todas maneras clamar y orar es lo mismo. David habla por su experiencia y ella vale. Y tiene que ser así porque su ángel está estacionado en los alrededores de donde vivimos, estamos o vayamos; ahí pone su tienda y la levanta cuando nosotros marchamos. Pero además el Señor oye las oraciones porque está cercano (v. 18); está cerca de cada uno de nosotros porque en él estamos y nos movemos y somos. No hay distancia ni tiempo entre él y nosotros.
34:17-20
“Jehová oye…”; esas solas palabras son todo un sermón. El que hizo el oído ¿no oirá? ¿Mis balbuceos que llamo oraciones? ¿Mis peticiones quebradas? ¿Oirás mi confusión de sentimientos? ¿Tan pálida oración? Oh Bendito, yo sé que sí. “Muchas serán las aflicciones…”, pero menos que los que no son justos; tus misericordias son mayores que ellas, y sé que vendrán con consuelos, y tendré tu hombro para recostarme y mis lágrimas las pondrás en tu redoma y las contarás, y serás afligido juntamente conmigo (meditar en 56:8). Estas palabras son mejor entendidas si se toman como una profecía del Señor (Jn. 19:36), como la intervención divina para que sus aflicciones no lo abatan completamente. ¡Cómo habla de Jesús la Escritura!
35:1
“Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; pelea contra los que me combaten.”. “Ataca a los que me atacan”. Intervén en mi problema, Señor. Hay veces que pedimos así, a gritos.
35:2,3
“Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda”. “Empuña la lanza y el hacha”. Soy un soldado de Jesucristo, tengo tus marcas, tú eres mi Capitán, ven en mi ayuda, tus armas son poderosas para la destrucción de fortalezas (2 Co. 10:4). Esas no son las armas que usa Dios sino la armadura de un cristiano (Efe. 6:12-17). Dios pelea con la espada de su boca, su palabra (Apc. 2:16). Aunque Dios parezca inactivo, él no tiene porqué usar nuestro medios. Jehová peleará por nosotros, y estaremos tranquilos.
35:5,6
“El ángel de Jehová los acose”, o los persiga, los derribe, los acorrale. David estaba convencido que Dios tenía un ángel que cuidaba su nación (34:7). Nunca olvidó cuando el ángel de Jehová se le apareció en la heredad de Arauna. Siempre tengan tinieblas y resbalen. Este hombre no murió muy viejo pero en sus cabales. Sus iras, odios, miedos y amores a Dios se los expresaba. Para el Señor no tenían sus cóleras y todas emociones, alguna contención. No practico contigo, Dios, mimetismo, soy como soy, te he pedido que veas mi fragilidad y a ti te la expongo (39:4), si no puedo orar como cristiano oraré en el espíritu de la ley de Moisés, si soy incapaz de rogar con palabras del Sermón del Monte iré al Sinaí y mi oración será de piedra.
35:10
“Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú?”. Tengo gratitud porque todos mis huesos están sanos (34:20), y en nombre de ellos te doy las gracias.
35:12-17
“Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno”. “No soy médico sino creyente y usé mi fe para orar por aquellos amigos que hoy son mis enemigos; tú eres testigo como los serví y reclamé para ellos de ti el bien que hoy disfrutan, pero ellos fingían ser mis amigos y me traicionaron, ¿no tengo razón para pedir hoy que el ángel tuyo los acose? Se hubieran muerto si no hubiera sido como un sacerdote de paz para ellos. ¡Oh Señor, quién iba a pensar que el que metía conmigo la mano en el plato levantaría contra mí su calcañar! (41:9; Jn. 13:18). Los peores enemigos (leones) son los falsos amigos (v.17). Hay hombres o mujeres que son leones o leonas y sus lenguas muerden como fieras.
David no puede decir a un enfermo, “levántate y anda”
Sal. 35:13,14
“Cuando ellos estaban enfermos mi oración se repetía en mi pecho”; puede referirse a la posición con la cabeza inclinada en sus rodillas, como Elías (1 Re. 18:42), o lo más posible es que la oración llegaba a ellos, como la paz apostólica, y la rechazaban. Elevé repetidas oraciones, no una sino muchas veces, y con ellas los fui sanando poco a poco. Nota algunas cosas. (1) No posee algún don de sanidad, ya que ora. ¿No te das cuenta que los que poseen un don se confían en él, pudieran inclinarse a ser menos dependientes de la oración que aquellos que no lo tienen? David no puede decir a los enfermos: “Levántate y anda” y por eso ruega por ellos, inclusive, ayuna por su recuperación. No ordena al mal que salga del cuerpo ni declara sano a nadie, como si poseyese autoridad divina sobre las enfermedades (Sgo. 5:14). (2) Mira sus deseos por la recuperación de los enfermos, al punto que ayuna por ellos. ¿Y quiénes son? ¿Sus amigos o parientes? No, son sus ahora enemigos; bien porque se tornaron en adversarios debiéndoles tantos favores espirituales o siendo sus enemigos él deseaba que recobraran la salud. ¿Puedes sin hipocresía orar por la salud de tus adversarios? ¿Puedes orar por los que te persiguen y ultrajan? (Mt. 5:42). Comprendo que ahora no intercede por ellos (vv.3-5). ¿O ves en la enfermedad que sufren una señal de la justicia de Dios y te alegras? A Dios no le gusta que nos alegremos cuando él castiga alguno, a no ser que el amor a la justicia lo demande; porque él mismo lo hace por esa única razón, no porque se complazca en hacer morir al impío. Pienso que quizás se nos mueran los enfermos sin luchar con Dios por ellos para que se sanen; oramos sí, pero solemos esconder nuestra falta de interés en la salud de ellos tras las palabras: “Hágase tu voluntad”; o queremos un milagro instantáneo, rápido, espectacular al decir, “ponte de pie y vete”.
35:16
“Como bufones impíos”; así dice LBLA, y mejor sería “rastreros” o “arrastrados bufones”, que comen el pastel en una fiesta; esa traducción es mejor que “lisonjeros” según RV. Gente de la peor calaña.
35:17
“Mi vida… de leones”, es mejor “mi única vida”, la única que tengo, ¿me la quitarán ellos, Señor?; te la he vendido a ti, la has comprado por tu gracia y ella te pertenece, y todavía sigue siendo mi única vida, y lo que queda de ella está reservado para ti.
35:19-25
“Ensancharon contra mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!”. “Y abrieron bien grande su boca contra mí, que no digan: ¡Lo hemos devorado!”. Para David es terrible que lo devoren ellos, los que fueron sus amigos y por quienes oró tanto. Es increíble que se puedan alegrar (vv. 21,25). Por dos veces dice “¡ea, ea!” o “¡ajá, ajá!”. Le duele conocer lo contento que están, cómo se regocijan y trabajan para derribarlo, los que lo apoyaron en un tiempo. Por eso, maldito el que confía en el hombre (Jer. 17:5), y quien ignore lo que hay en el corazón del hombre (Jn. 2:24,25). Cuídate del hombre que te lisonjea. Todo lisonjero es un potencial traidor.
36.
Nota que se le llama a David “siervo de Jehová” no dice “rey de Israel” o “su majestad”. David no escribía su literatura inspirada como rey, ni entraba al tabernáculo como monarca sino como creyente; y de todos modos ser siervo de Dios es un título mayor que rey y emperador.
Sal. 36:1,2
“La transgresión habla al impío dentro de su corazón” (LBLA), “La iniquidad del impío me dice al corazón” (RV). Prefiero la primera versión que es una y mejor posible lectura. El pecado le habla al impío en su corazón y él se dice: “No temo a Dios ni respeto a hombre”; pero tristemente se engaña que su maldad no va a ser descubierta, o mejor aún que su propio pecado le ciega sus ojos y no puede descubrirlo y aborrecerlo. Me quedo con esa versión que me trae mejores pensamientos que si hubiera leído que el pecado de los malos me hace pensar que no temen a Dios, lo cual es cierto pero lo dejo para otros. Es una gran verdad cristiana que al pecador le es imposible odiar o aborrecer su propio pecado; al contrario, lo ama.
Corazón loco y sin sentido
Sal. 36:3
“Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien”. O de ser sabio, circunspecto e inteligente. Si según la versión R.V., el pecado es una locura; cuando peco dejo de ser cuerdo. Si alguien peca muestra que no está en su cabal juicio; el pecado es una insensatez y pone al hombre en un estado de demencia. ¿Cuál es el origen de todas las neurosis? ¿El sexo, como dijo Freud? No, es la falta de fe en Dios. Todo lo que no provenga de fe es pecado. No se le encierra al hombre en un manicomio, no se le pone una camisa de fuerza, no se le lleva al psiquiatra, pero está loco; no es declarado loco porque todavía la incredulidad no se diagnostica así; pero si pensáramos en lo sinsentido que tiene el pecado nos daríamos cuenta que quien comete pecado, en ese preciso momento no es razonable, no es juicioso y actúa como un insensato. Cuando algunos pecan, cambian el honor por la deshonra, la fidelidad por la infidelidad, la confianza por la traición, el amor por el odio o por atracción carnal, el alma por el dinero, el espíritu por la carne, al Creador por la criatura, lo limpio por lo sucio, lo que es de buen nombre por lo que es de mal nombre, su esperanza por nada, lo eterno por lo temporal. Piensa en cualquier pecado y aplícale la razón y verás que el acto no tiene sentido, es una estupidez. Por ejemplo, tomemos una pequeña lista, aunque pudiera confeccionar otra más larga. Es locura la fornicación (1 Co. 6:9-10), la idolatría, el adulterio, la homosexualidad; corazón, cuando eres tentado enloqueces. Y tú placer, ¿de qué me sirves? (Ecl. 2:2).
Ningún atributo de Dios se desprende de los otros
Sal. 36:5,6
“Al hombre y al animal conservas”. Mira la hermosura de esos dos versículos. ¿Los juicios que ejecuta sobre el mundo? ¿Su palabra o la imposición de su voluntad sobre el orbe? Desde el v.5 hasta el v.7 tomados en un conjunto y teniendo en cuenta que exalta la misericordia de Dios y su providencia, específicamente desde “oh Jehová al hombre y al animal conservas, por eso los hijos de los hombres se amparan…” que es providencia, y así hasta el final del salmo, la justicia aunque cae sobre los impíos (vv.11,12) es parte también de la providencia divina; y meditando en la estructura completa desde los vv.5-12, la justicia y los juicios del Señor forman parte de la protección del cristiano por parte de Dios en especial frente al daño venido de los hombres mal intencionados; así la providencia no es sólo alimentación sino protección, defensa y liberación, como se podría traducir, no sólo prosperidad sino cuidado. En cuanto a la creación, de que se destruya. Cuando dice “hombre” se refiere a la humanidad. Nunca vemos una doctrina separada y que no tenga que ver con las otras, las bendiciones del Señor son coordinadas; ni un atributo de Dios que ignore al otro porque todo su carácter y personalidad participa de lo que hace. Oh Señor cuán grande es tu providencia, tú “autor y sustentador de mi fe”.
Razones para no dejar de ir al culto
Sal. 36:7-10
“En ti está la fuente de la vida, en tu luz vemos la luz”. Es mejor así, en presente, que “veremos”, futuro, la luz. Oh, hermano, ¿no has salido de algún culto diciendo “el Señor nos ha abrevado del torrente de sus delicias”? El Espíritu Santo estuvo activo en el servicio y ha hecho que la palabra del Señor abunde (Col. 3:16); podemos decir que Dios nos ha dado a beber de un mismo Espíritu y que nuestro corazón ahora es una fuente que salta para vida eterna (Jn. 4:14). Nos da a comer su carne que es verdadera comida y beber su sangre que es verdadera bebida. Vivimos de toda palabra que sale de su boca. Vinimos confundidos al culto y para inquirir en su templo y ahí con su luz vemos la luz, la respuesta que buscábamos la hallamos, el misterio escondido se revela y al fin entendemos lo que nos hacía falta comprender. Oh Señor, maravillosa es tu gracia en los cultos, muchas razones tiene mi alma para no estar ausente, para no perderme ninguna reunión, para estar pendiente de cada himno, cada oración, cada palabra. Muy preciosa es tu misericordia, por eso la busco donde la halle y la encuentro, impulsa a tus hijos al templo, hazlos subir allí por tu Espíritu. ¡Qué distinta es la luz de tu Espíritu a la luz que creaste! (Ge. 1:3,4), ¡qué diferente es la luz de la razón carnal de las verdades reveladas! En todo momento en tu luz siempre veré la luz y todo quedará claro, lo que hoy oscuro está. Estas son razones para no dejar de ir al culto.
37:1,2
“No tengas envidia de los que practican iniquidad” “Hacen iniquidad”. ¿Cómo envidiaría, Señor, la vida de esa gente si no cambiaría una hora de mi vida por mil de ellos? Esa clase de hierba verde no quiero ser. ¿Tienen dinero? ¿Compran artículos y casas caras y se dan la buena vida del mundo, y los sigue la fama y son la envidia de sus conocidos? No la mía, porque han iniquidad y los valores que ellos tienen no son los míos, y las riquezas que ellos poseen no es mejor que las que tengo, en familia, en la obra de Cristo, en sus doctrinas y en la providencia amorosa de Dios.
El futuro del planeta Tierra
Sal. 37:3
“…y te apacentarás de la verdad” es una traducción de menor valor que “te apacentarás verdaderamente, ciertamente serás alimentado, protegido, cuidado”; es muy bello y del Nuevo Testamento “te apacentarás de la verdad” pero no corresponde al hebreo aquí. Por otra parte, y me extiendo, más importante que habitar en la tierra es apacentarse de la verdad; sin embargo este salmo contiene un tema interesante de la escatología (cosas futuras): El futuro de la tierra. El salmista mira hacia el futuro, no lo ve con la luz meridiana de un ojo apostólico, pero observa mucho sobre esa materia. El origen de su meditación espiritual comienza en que los justos, los mansos permanecerán en la tierra. Dios siempre inculcó la esperanza celestial a Israel de ese modo; para ellos era importante la herencia que los padres le habían dejado, la posesión de un pedazo de tierra que les perteneciera, un suelo que fuera propio. Afirma que el justo no perderá lo que tiene, no se le despojará de su herencia terrenal.
La tierra será de los justos, ellos la disfrutarán, el bien y el bueno al final triunfarán. Quizás nosotros, con una mente neotestamentaria, hubiéramos esperado que nos dijera que los justos heredarán el cielo; pero no es así, los mansos heredarán la tierra. Y eso fue lo que también afirmó Jesús, que los mansos recibirán la tierra por heredad (Mt. 5:5). Muchas veces esas palabras se repiten (vv. 3,9,11,18,22,29,34). ¿Es la tierra la última herencia de los cristianos? Los antiguos no sabían mucho sobre las cosas futuras, pero vislumbraban que el reino del Mesías (49:10) se establecería en la tierra y pertenecería a los mansos. Estaban seguros que al final los impíos no se quedarían con nada, ni un centímetro de ella, ni un puñado, ni siquiera la habitarían como peregrinos o extranjeros.
Pero nosotros sabemos algunas cosas que los antiguos ignoraban porque se nos ha revelado más sobre el misterio del reino de Dios. (1) Los que destruyen la tierra serán destruidos (Apc. 11:18) (2) Que la tierra ahora en su presente estado actual gime con el pecado humano, anhela ser libertada de la situación de servidumbre que tiene de servir de escenario a hombres que deshonran a su Creador, y espera su transformación en la redención de nuestros cuerpos por la resurrección de los muertos (Ro. 8:20-23). La tierra y el mar entregarán sus muertos y ya no habrá ni tumba ni lágrima. El mundo entero será un paraíso. (3) Que esa transformación se llamará cielos nuevos y tierra nueva (2 Pe. 3:10-14). Ese es el futuro de la tierra que fue creada para que el hombre la disfrute y dé honra a Dios que se la dio, pero que no es su final poseedor, pues fue creada por Cristo y para Cristo y para gloria de Dios por medio de él. El cielo y la tierra pasarán, pero lo que Cristo ha dicho no pasará. Estos cielos serán enrollados, otros mejores, más brillantes; alumbrada la tierra por Dios mismo y por Cristo.
Sal. 37:4
“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Compáralo con v. 1. No envidies, ora. “Pon tu delicia en el Señor y él te concederá” esto o aquello. ¿Qué ansiosa inquietud es esa que sientes? ¿No te das cuenta que así no se espera la respuesta a tu oración? Tienes que calmarte y mientras aguardas espera con gusto en Dios. Es mejor esperar calmado en la fe y disfrutándolo que con los nervios tensos y estresado.
37:5
“Confía en él que él actuará” “Hará”. Cuando no puedas cambiar tus caminos y no puedas ser señor de ellos, encomiéndalos al Señor, confíalos a Dios y a su tiempo hará por ti lo que quieres.
El buen testimonio evangeliza
Sal. 37:6
“Hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía”. No te aflijas porque a tu espalda se hable injustamente de ti, sólo será por un tiempo; hay promesa de que exhibirá tu justicia como la luz y tu derecho como el mediodía. Aunque no te enteres del cambio de opinión. Pero, ¿por qué quieres que eso ocurra? ¿No será que lo que quieres es rescatar la buena opinión de los hombres? ¿Que ellos piensen bien de ti? Ese no es un buen sentimiento para que Dios exhiba tu justicia; ¿de qué te sirve ser admirado por los que no creen si no es para evangelizarlos? ¿Qué reportará a la gloria de Cristo? No, no es un cambio en la opinión humana lo principal; el Señor te exaltará porque su obra necesita de ello. Tu buen testimonio, tu buen nombre, tu fama, es importante porque junto con esa buena opinión la obra de Jesucristo crecerá. Si el Señor hace eso y tu justicia es exhibida no es para glorificarte a ti sino a él y porque haciéndolo así tu vida, tus éxitos, serán notorios como una señal de gracia divina para contigo y buscarán tu palabra y a tu Dios. Dios nos perdone mil veces cuando buscamos la gloria de los hombres, en la exhibición de nuestras justicias. (Lee seriamente Jn. 5:41). Alégrate cuando digan “toda clase de mal contra vosotros mintiendo porque grande es vuestro galardón en los cielos” (Mt. 5:11,12); si siempre se recibe la favorable opinión de todos se pudiera sospechar que nos pasa lo mismo que a los falsos profetas. Pero eso pasará por un tiempo, las aguas se aclaran solas al paso de la corriente.
37:7
“Guarda silencio ante Jehová…” “Confía callado” (LBLA). ¿Quiere decir no orar ni hablar del asunto con nadie? Después de dos o tres oraciones diciendo las mismas palabras (Mt. 26:44), o tres veces he rogado al Señor (2 Co. 12:8), lo que está en orden es una actitud de fe. El Señor nos oyó desde la primera vez que se lo dijimos (Dan. 9:3). Esperar y velar. Y puedes prosperar guardando la ley de Jehová (Sal. 1) y no haciendo maldades.
Sal. 37:13
“El Señor se reirá de él”. Es mejor que el Señor se ría de los pecadores cuando los juzgue y no tú, es pecado.
37:16
“Mejor es lo poco del justo”. Poco pero riquezas en gloria, poco pero en Cristo; poco quiere decir suficiente, para mí y para los que están conmigo, poco pero enriqueciendo a muchos (leer Hch. 20:34; 2 Co. 6:10).
37:20
“Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros serán consumidos; se disiparán como el humo”. “Los enemigos del Señor se desvanecen como el humo”. ¿No te asusta, pecador, quemarte dentro de un holocausto de ira, convertirte en humo? Oh Señor, ten piedad de este mundo, pon tu temor en los hombres.
37:21
“El impío toma prestado y no paga”. Has todo lo posible para no pedir prestado y si lo haces devuélvelo. “No debáis a nadie nada” (Ro. 13:7,8).
37:23
“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre” y después “él se deleita en su camino”; no es tanto que “aprueba” su camino, lo que es cierto porque los caminos que él endereza los aprueba, pero lo que cantó David fufe que disfruta, le gusta, halla placer en su camino. Cuando leemos que “agradó a Jehová” es que le gustó como lo vio viviendo. La primera es la que da lugar a la segunda. Señor yo no quiero simplemente hacer fríamente tu voluntad sino hacer lo que a ti te agrada, yo quiero ser así como fue Jesús (Jn 8.29); y agradándote a ti seré aprobado por los hombres (Ro 14.18).
37:24
“Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano”. “Cayere” “postrado”. Dos tristes palabras. Oh Dios, recupera, alza al que ha caído; Señor si fuera derribado que no sea vencido (2 Co. 4:9).
Ya soy viejísimo
Sal. 37:25,26
“Joven fui y he envejecido, no he visto justo desamparado ni que su simiente mendigue pan”,
Es mi experiencia. Ya soy viejo. Llegué adonde veía a otros. Me alcanzaron los años. Estoy en la lista de ellos, ya me llaman usted. Yo y mis amigos somos viejos. Se ven muy viejos. Yo me veo viejísimo. No lo puedo evitar ni lo pretendo. No me tiño mis sienes. No le pido perdón al mundo por ser viejo ni le miento. Siempre me adentraba en el futuro corriendo, y lo traspasé. Así es la vida y estoy contento de haberla dedicado al Señor. Serví muy poco tiempo al pecado y al diablo, y lo lamento. He servido a muchos que lo agradecen y otros malagradecidos, pero lo he hecho en el Nombre del Señor. No encontré en ellos la felicidad pero tampoco la busqué, ¿para qué sirve eso? He pasado ratos muy ricos con el Señor y con su Palabra, en su comunión he sido feliz, estoy contento porque me haya escogido como su siervo y él sea mi Amo. Soy un esclavo de Cristo y de su Palabra. Mi familia me ama y yo los amo. ¿No es eso ser feliz? El que mucho ama es muy feliz. Entonces yo soy profundamente feliz. Puedo amar. Lo que he sido el Señor lo sabe, ni yo mismo lo sé, pero sé que no he mendigado y a mis hijos tampoco los he visto pedir. Tienen. Oh, llama a los ancianos, a los viejos de Dios, y pregúntales si él los ha desamparado o si han mendigado. No hay uno. Yo tampoco los he conocido. No existen.
¿Cambiaría mi vejez por mi juventud o la que otros ahora tienen? Nunca. Ahora valgo más. Como hombre y como cristiano, y como pastor. Y como esposo y como padre. Mi esposa también es vieja como yo pero no la cambio por la joven con la que me casé. Y la veo muy bonita. Ahora la amo más. La admiro más. Si es la mitad de mi vida es la mejor mitad. Mis hijos viven honrando a Dios por lo que les enseñé con mi vida y con palabras. Los que son jóvenes ahora y crían, ¡quién sabe cómo serán! Mi experiencia se ha multiplicado en la mano de Jesús, como los panes y los peses. Es un tesoro. Soy un libro. Tengo escrito en mi historia los hechos poderosos de Dios. Mi llamamiento. Conozco por la Biblia y la experiencia mi elección eterna, mi predestinación. ¡Oh qué dicha saberse elegido por Dios! ¡Oh la providencia de Dios! Sé que todas las cosas han obrado para bien. Mi conversión a Cristo, mis triunfos y derrotas, y un millón de perdones. Soy un libro no escrito con tinta sino con el Espíritu Santo. Con el Dedo de Dios. Hay muchos renglones y párrafos borrados con la sangre de Cristo. Solo quedan sus cicatrices porque fueron levantados de ahí, de mi conciencia, por el perdón divino. Soy un pergamino, muy antiguo, quizás del siglo I, apostólico, viejísimo. Donde Dios sigue escribiendo.
37:25-36
“He visto al violento extenderse como frondoso árbol. “Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como laurel verde”. ¿Dónde están aquellos laureles verdes..., hermosos, orgullo de la sociedad? ¿Dónde se encuentran sus empresas? Ya no se conocen ni se hablan de ellas. Algunos de esos laureles se queman en el infierno (Isa. 14).
37:28
“Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados; mas la descendencia de los impíos será destruida”. Este salmo habla bastante de “descendencia” “herencia”, del futuro del mundo y la familia (vv.11,18,22) y del dinero. Su tesis es que la prosperidad de la familia está garantizada por generaciones si se conserva dentro de ella el temor de Dios. No habrá mendigos.
No se olvide tomar las medicinas
Sal. 38:2-8
“Mis llagas hieden y supuran”. Esto parece referirse simbólicamente a las heridas hechas por el látigo de Dios por causa del pecado. Las voy a tomar con un poco de libertad. No hay indicación en la Biblia que todas las enfermedades procedan por la acción de algún espíritu maligno ni que sus curas sea expulsarlos del cuerpo; lo que sí consta es que los profetas, aunque obraban milagros usaban medicinas por recomendación del mismo Dios, por ejemplo, higos (Isa. 38:21) como ocurrió con la enfermedad del rey Ezequías. El apóstol Pablo es otro ejemplo de este mismo tipo de obrar, recomendó vino como medicina a Timoteo como un modo de aliviarse de su enfermedad estomacal (1 Ti. 5:23); y otras muchas recetas sabría de su amigo y médico amado, Lucas (2 Ti. 4:11).
La consulta de los enfermos a los médicos no es algo que la Biblia desaprueba y mucho menos la utilización de las medicinas que ellos recetan. No encontraban ninguna contradicción entre orar por los enfermos y comprar alguna receta médica. Eso es importante para aquellos que creemos que Dios lo mismo obra por medio de un milagro, sin la intervención de un tratamiento farmacéutico, que por medio de cirugías, operaciones, amputaciones, quimioterapias y medicinas hechas en laboratorios. Los conocimientos que los hombres adquieren son porque Dios los enseña o les da la capacidad para que los adquieran, que es lo mismo.
El adelanto de la ciencia lo miro como una bendición del Señor y no como una señal demoníaca; como una manera que ha tenido de usar su misericordia extendiéndonos la vida y haciéndonos más humanos por medio de la medicina. Si se usa conforme a la bondad de Dios. En una época como la bíblica, de tanto atraso en higiene, salud, cuando la ciencia de los galenos estaba en pañales, y era más brujería que ciencia, curarse de cualquier enfermedad casi era un milagro y por ende el único remedio que existía para no morirse por un catarro era orar por los enfermos. La gente sufría muchísimo con cualquiera enfermedad, sin aspirinas, y por eso se les llamaban enfermedades o dolencias (Sal. 103:3). ¡Qué bendición ha sido el descubrimiento de los anestésicos!
Hay enfermedades que nos dice que tienen un origen espiritual, que son los demonios los que la producen, con síntomas muy parecidos o los mismos de las que hoy se conocen como males de tipo orgánico; por ejemplo, la epilepsia. Un niño echa espumarajos por la boca, quizás intenta suicidarse (lee la descripción, Mr. 9:14-29). Sabemos que éste niño era además de epiléptico, endemoniado, o que el demonio provocaba su epilepsia; pero no quiere decir que todos los endemoniados eran epilépticos ni todos los epilépticos endemoniados. En tiempo de Jesús no se conocían los virus, los parásitos, etc. y las enfermedades solían describirse espiritualmente, sin que se adjudicaran a algún espíritu inmundo.
La mujer sanguinolenta que tocó el manto de Jesús declaró que había sufrido mucho con los tratamientos de los médicos y gastado todo su dinero, no en hechiceros. Lucas el médico, narrando cómo Jesús sanó a una mujer encorvada dijo que tenía espíritu de enfermedad; alguna versión dice que “causada por un espíritu”, pero es más interpretación que traducción. No hizo mención a la expulsión de algún ser inmundo sino que simplemente narra su curación (Luc. 13:11). Por eso pienso que se ha metido muchísima superstición ignorante dentro de la religión cristiana moderna y bien agradecemos a la ciencia que colabore con el evangelio para echarla afuera.
Por otra parte, la Escritura enseña que la iglesia cristiana, lo mismo que los santos del antiguo pacto, solían pensar que ciertas enfermedades tenían alguna relación con el comportamiento moral de la persona y la acción de Dios. No todas, pero sí, había la posibilidad de que el mal que alguien sufriera tuviera que ver con sus pecados, bien como una consecuencia moral o como un castigo de parte de Dios, señalando su juicio. En ese caso, si la enfermedad era repentina e incurable, los hermanos veían el juicio sobre el impío, si se trataba de un hermano, se pensaba que podría haber pecado y oraban para que les fuesen perdonados y devuelta su salud (Sgo. 5:14,15). De todos modos, cuando nos enfermamos es bueno hacer reflexiones y juzgar moralmente nuestros pasos, meditar en el uso que estamos haciendo de nuestra salud, la transitoriedad de la vida y la preparación espiritual para morir. Y no se olvide tomar las medicinas.
38:9
“Delante de ti están todos mis deseos”. ¡Cuántos son los deseos del corazón! Ora por ellos. “Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios con toda oración y ruego” (Flp. 4: 6). Ora y espéralos, llena de fe tus deseos, sostenlos con ella. Amén.
Sal. 38:12-15
“Soy como sordo, como mudo que no abre la boca”. ¿Qué haces con las murmuraciones y calumnias sobre ti, hijo de Dios? ¿Te defiendes, sales a proclamar tu justicia? ¿Llamas a juicio a los que han dañado tu reputación? ¿Defiendes como oro tu dignidad? Dices: Si pierdo mi dignidad, ¿qué más que queda? Oh, ¿no sabes que ni la calumnia ni el chisme te la pueden quitar? No, las murmuraciones no pueden despojarte de tu reputación, podrán hacerte sufrir injustamente, podrán mermar tu influencia entre tu pueblo, pero no podrán dañarte perennemente porque Dios te vindicará y el día ha de llegar cuando él exhiba tus intenciones y tus hechos. Alégrate, como dijo Jesús, cuando sin causa digan mal de ti, mintiendo (Mt. 5:11,12). Sólo tu pecado podrá dañarte, no las murmuraciones, calla, no averigües nada, no aclares nada, espera a que llegue tu momento y ora. Es el poder del mudo silencio.
38:16
“Cuando mi pie resbala se engrandecen contra mí”. Señor, enséñame a poner mi pie donde no resbale.
38:17,18
“Confieso mi iniquidad” “Se me oponen porque yo sigo lo bueno”. Mi arrepentimiento me salvará de mi tentación. Satanás no cuenta que confesaré mi pecado y recibiré ayuda de arriba. Me queda el recurso espiritual de mi arrepentimiento, entonces veremos quién gana, porque cuando Dios vea que me he humillado mandará su auxilio.
38:22
“…apresúrate…”. Todos los cristianos cuando estamos en tribulación le pedimos a Dios que se apure. Cuando el reloj de Dios marca las tres el mío tiene las cinco, pero cuando yo llegue donde tengo que llegar ya Dios está allí.
39.
Jedutún, el director del coro del tabernáculo. Amigo de David, músico copmo él, el coleccionista del salterio davídico.
39:1
“Yo dije: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí”. “…atenderé mis caminos…”, no tus caminos ni los caminos de ellos, yo velaré por mi conducta primero, sacaré la viga de mi ojo primero, me ocuparé primero de mi salvación con temor y temblor.
Sal. 39:3
“…en mi meditación se encendió fuego…así proferí con mi lengua...”. Se “enardeció” más bien es que se puso caliente mi corazón, y en mi “meditación” también puede ser en mi queja o en mi murmuración. Todas esas traducciones tienen su provecho. La palabra del Señor no tiene mucho provecho si uno no medita en ella, sea que la lea o que la oiga predicar. Pero ese es el sentido más alejado del texto; la idea de David es que se quemaba por dentro mientras reflexionaba en todo aquello, mientras se quejaba para sí en su oración o en soliloquio, porque cuando uno habla o conversa con otro sobre un asunto penoso, éste se le fija y le domina sus emociones; y si tú quieres que algo se te meta más adentro, repítelo. Inclusive en nuestras confesiones pecaminosas a Dios, tenemos que tener cuidado no sea que al contarle algún secreto volvamos a pecar.
La vida, la muerte y su continuidad
Sal. 39:4-6
“Todo hombre en la plenitud de su vigor es sólo soplo” (vanidad). ¿Qué es la vida? Si Dios le revelara a un hombre la brevedad de su vida y se diera cuenta que no es eterno no se sentiría como si fuera uno de los dioses inmortales (Sal. 49:10-12), si él conociera su fragilidad y que ha sido hecho de hilos muy finos; que es un cuenco que se rompe contra la fuente, y si además le enseñara la vanidad que es vivir para el dinero y no para Cristo, porque en el día de la muerte no puede retener ni llevarse nada, sino que desnudo vino y así se va, aprovecharía mejor sus días en lo más importante, traería a su corazón sabiduría (Sal. 90:10-12), se perfeccionaría en el amor, en la comprensión de los otros seres vivientes amándolos, se perfeccionaría en su santidad, viviría con menos afanes y mucha más gratitud a Dios, más total sería su dependencia de él, hallaría el enigmático sentido de su creación.
Pero el hombre está equivocado con su vida, la define en términos equivocados, biológicos y naturales; en su uso porque la destina completamente a la tierra de donde viene y a donde va, a los placeres sensuales. Algunos han sido enseñados por Dios sobre la brevedad de los días sobre la tierra y se apuran para aprovecharla perdidamente antes que se les acabe, otros procuran de muchas maneras alargarla hasta el máximo en vez de procurar prepararse para morir. Lo más triste de la vida no es que sea corta sino que los hombres no creen que tenga continuidad y la viven escépticamente como si no hubiera Dios en el cielo ni resurrección en los cementerios (Meditar en Jn. 10:10; Ro. 6:23; Sgo. 4:14).
39:8
“Líbrame de todas mis transgresiones”. David no creía en la mala suerte; sus malos tiempos los relacionaba con su pecado y se dedicaba a la autorreflexión. Pensaba que si su vida espiritual mejoraba también lo harían sus circunstancias y que un arrepentimiento a tiempo evitaba grandes calamidades.
39:8-11
“Consumes lo que es más precioso para él” “Lo más estimado para él”. Le decía al Señor en su mal momento “tú lo hiciste” “Tú has obrado” (v.9) y procuraba no protestar y aceptar la voluntad de Dios. “Lo más estimado” (v.11) de uno puede convertirse en un pecado o un pecado destruir “lo más estimado” que uno tiene. El testimonio, la familia, una buena carrera y la preciosa vida.
39:11
“Con castigos por el pecado corriges al hombre, y deshaces como polilla lo más estimado de él, ciertamente vanidad es todo hombre”. Si con sermones no dejamos el pecado, los castigos están en orden. Señor, aunque me duelan tus golpes (v.10) y llore, beso tus manos.
39:13
“Déjame y tomaré fuerzas” “Aparta de mí tu mirada”. Concédeme recesos en mis tribulaciones, dame períodos de descansos. No me azotes sin interrupciones porque mi fe no lo soportaría. Si tu propósito al castigarme es separarme de mi pecado, haz que cuando ya no lo tenga a mi alcance también lo aborrezca.
40:1
“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor”, cuando ve que adquirimos paciencia, retenemos la que nos da, responde.
40:2
“…pozo desesperación” o pozo horrible, de conmoción, destrucción; la desesperación es el resultado de estar allí. ¿Caen en el pozo los que dudan? Yo conozco lo terrible que es hundirse en el lodo que hay en su fondo. Me he sentido hundido en mi concupiscencia sin tocar el fondo. Si ella fuera simplemente el lodo de las calles, pero no es así, es “cenagoso”, un sitio intransitable que cuando se llega a él uno no puede adelantar en su vida cristiana, y es tragado. Y con “cuerdas de amor” sus brazos eternos me han sacado, con la cuerda de la fe y la palabra de ánimo dicha por el Espíritu, poniéndome sobre Cristo que es la Roca, y desde allí he podido cantar uno de los cánticos de Sión (v. 3), y muchos al conocer quién es Dios y de la cantera de donde fui tomado se animan, y lo que yo fui y viví les recomienda a mi Salvador; y concluyo que sufrí para dar a otros aliento.
Un millón de razones para creer que Dios piensa en ti
Sal. 40:5
“Has aumentado tus pensamientos para nosotros”. La palabra hebrea que se traduce pensamientos pudiera traducirse de otras maneras muy sugestivas y ricas: intención, plan, imaginación, inventos, y propósitos. Al final de la nota escoge alguna de ellas y aplícalas a tu caso y disfruta en el Espíritu tu meditación. ¿Cómo puedes decir que Dios no piensa en ti? Dios piensa en su pueblo; ¿no eres uno de sus santos? ¿Serías un santo si él no hubiera pensado en ti? ¿No pensó en ti cuando te predestinó y te eligió desde antes de la fundación del mundo? ¿No piensa en ti y sin embargo Cristo murió por ti antes que nacieras? ¿No te sentó en los lugares celestiales con Cristo antes que tuvieras la conversión? ¿No ha dicho: conozco mis ovejas y ellas me conocen? Si él no pensara en ti, tú tampoco pensarías en él como sucede con los impíos, porque ¿qué es el hombre para que tenga de él memoria? ¿No ha entregado a muchos a una mente reprobada para que hagan cosas que no convienen? (Ro. 1:28). Tu perseverancia en el estado de gracia, los dones, las respuestas a tus oraciones, ¿no te indican que Dios piensa en ti? No podrías haberle sido fiel si no pensara en ti porque te ha dado su gracia, ¿y el perdón de tus ofensas? Si no pensara en ti, ¿cómo te ha perdonado? Tu misma vida, a diferencia de la de muchos otros, se desarrolla conforme a un supremo llamamiento en Cristo Jesús, conforme a un plan espiritualmente concebido, en cambio en los demás no hay sentido espiritual alguno. Cree en una omnisciencia particular, que Dios piensa en todo, en todos, particularmente en sus elegidos.
40:6-8
“Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. Estas palabras se refieren a nuestro Señor Jesucristo, él las aplicó a sí mismo (He 10.7; ver Luc 4.17-22), a David y por último a todos los santos. En el rollo del libro se habla de Jesús, en los salmos mismos, en la ley, en los profetas. Dice muchas cosas sobre su persona y obra, principalmente entre ellas el cumplimiento de la voluntad de Dios por medio de lo cual salvaría a su pueblo (He. 10:5-7). Quiere decir “no me pides sacrificios de animales que gustoso ofrecería” (Dt. 10:12; Miq. 6:6-8; Sal. 51:15-17). No son mis obras Señor sino mi fe es lo que quieres.
40:8
“Tu ley está dentro de mi corazón” “en medio de mi corazón”; es ahí donde debe estar, escrita (Jer. 31:13).
Sal. 40:9,10
“He publicado tu fidelidad y tu salvación; no oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea”. No le has negado delante de los hombres, por lo tanto, Dios no te negará. El que testifica sin timidez de su fe cristiana ante los hombres, tendrá su recompensa. No seas una luz debajo del almud aunque seas minoría (Mt. 5:14-16). Si no puedes ante muchos ¿qué ante uno, dos, que trabajan contigo? (Luc. 8:47; 1 Ti. 6:12). Estima la gloria de Dios y la salvación de ellos.
40:12
“Me rodean males sin número”. Los salmos de David, que son sus oraciones, revelan que vivía con mucha culpa, con miedos y falta de paz. ¡Pobre David! Más o menos, Señor, así somos todos.
40:17
“Aunque estoy afligido y necesitado Jehová pensará en mí” “Por cuanto estoy afligido el Señor me tiene en cuenta” (LBLA). David entendía la salvación por gracia porque escribió “aunque” y no “porque”; no porque lo necesitemos pensará en nosotros; la necesidad no es una virtud o mérito, lo necesitemos más o menos. Aunque seamos insignificantes, sin influencias, sin nombre, él pensará en nosotros y tendrá de nosotros memoria (Sal. 8). Y podemos con impaciencia orar, cuando nos falta la fe que es habitual, “no te tardes”; y con esa convicción de haber sido oídos persistimos, sin saber si andaremos mucho, pero mirando las nubes de donde esperamos anhelantes el auxilio. No te tardes, por favor, bondadoso Padre.
41:3
“…mullirás su cama en su enfermedad…”; el sentido es “lo recuperarás, como si volteara su cama, le cambiará una cama de enfermo por otra de una persona saludable”. Sin embargo, ¿no ves alma, que aunque ser generosa y acordarse de los pobres no evita que te enfermes, sí tienes una promesa que cuando lo estés la misericordia de Dios será contigo? Jehová abreviará tus días de enfermedad, aliviará tus dolores para que sean llevaderos. No sólo por las oraciones que se hagan por tu pronta recuperación como por tus buenas obras. Siempre lo que somos, como hayamos vivido tiene su valor ante Dios en momentos críticos (Neh. 13: 14, 22, 31). Bendito seas Señor por nuestra salud. Una bendición puede llegarnos por algo que hicimos.
41:8
“Cosa pestilencial”. Literalmente dice “cosa de Belial”; dios pagano, o sea, como traduce LBLA “cosa del demonio” ha sido derramada sobre él, o se ha apoderado de él.
Sal. 41:9
“Mi amigo, en quien confiaba, ha levantado contra mí su calcañar”. Todos los evangelios tienen esto como una profecía sobre la traición de Judas (Mt. 26:24; Jn. 13:18). Conocemos como tú, oh Señor, acerca de deslealtades. Los sufrimientos de ellos anticipaban los del Señor, que sufrió “nuestros dolores”.
41:11
“Para que mi enemigo no cante victoria sobre mí”; así lee LBLA y se adapta bien a la palabra que significa lanzar un grito. Al contrario, el enemigo puede ser puesto debajo de la suela de tus zapatos.
41: 12
"En cuanto a mí en mi integridad me has sustentado" “Me mantienes en mi integridad”. No es que haya podido estar sino porque me has ayudado a estar, en tu presencia.
41:13
“Desde la eternidad y hasta la eternidad” "Por los siglos de los siglos". Si se pudiera imaginar la eternidad hacia el pasado y hacia el futuro, esta es una frase elocuente y bella. Y si me permiten: el amor de Dios y todo su bien: la predestinación.
42.
“Masquil”, para instruir, un poema didáctico. En ese sentido todos los salmos son masquiles. Sobre los hijos de Coré ver Núm. 27:11 cuando a su padre y otros familiares se los tragó la tierra por rebelarse contra el sacerdocio de Moisés y Aarón. No se nos dice porqué Dios los exceptuó a ellos de la catástrofe, pero quedaron tan llenos de gratitud que se consagraron a la alabanza. Del mismo modo nosotros, habiendo sido rescatados de ir al pozo que no tiene fondo, dedicamos nuestras vidas, por gratitud y llamamiento, para dar a conocer las misericordias del Señor. La gracia sólo es explicable por la gracia.
Sal. 42:1,2
“Así suspira por ti el alma mía”. "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas así clama por ti oh Dios el alma mía". Compárate alma mía con el alma del salmista y dime si tú apeteces a Dios como la de él. ¿Bramas por él, lo deseas ardientemente, clamas así? Quiero decir ¿oras así? No es su necesidad la que describe sino su oración. Oh Señor enséñame a orar, Santo Espíritu jamás podré orar así si tú no intervienes en mi vida de oración. Oh Dios siento una insaciable sed de ti. Suspiro por ti.
42: 2
“¿Cuándo me presentaré delante de Dios?”. Parece que el salmista está recluido o distante de la casa de Dios, y la añora. Señor ¿cuándo me dejarás entrar en tu presencia? ¿Cuándo abrirás las puertas de tu presencia y me dejarás estar en ella? Allí yo siento plenitud de gozo, delicias para siempre (16:11). Tómame como Noé la paloma y hazme entrar en tu arca de íntima comunión.
42: 2-5
“Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mí”. Cuando uno piensa en las bendiciones pasadas, en lo que se perdió, turba su propia alma y ya no tiene control sobre ella. Sin embargo, espera que su situación cambie (vv. 5,11). Aunque ha perdido el control de sus emociones por los recuerdos, su continuo hablar con su alma indica que se está llamando a la fe, a esperar en Dios. Espera en Dios, aunque el desaliento te haga sentir que esperas en vano.
No acuses a Dios de ser malo
Sal. 42:3
"Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿dónde está tu Dios?".
Es una cosa horrible que nuestro buen Dios sea acusado de ser malo, siendo fiel de ser infiel, siendo misericordioso de ser déspota, siendo sabio de ser insensato y que al intervenir en la vida de los hombres cometa errores. Esas cosas son tan monstruosas que sólo Satanás puede inventarlas y confundir a los hombres para que las crean. Por boca de los hombres los santos las han oído. El varón del Salmo 42 en el v.3 oye que sus vecinos, familiares, le dicen: “¿Dónde está tu Dios?” La acusación satánica favorita es hacer pensar que Dios es cruel, o sea que es como él; para quitarnos toda esperanza de salvación.
Sí, la forma en que alguien se salva y la experiencia cristiana que tiene, es un misterio con que ha de glorificar a Dios. Nuestro buen Dios, por más que el más sabio de los santos lo conozca siempre es incomprensible, hay muchísimas más cosas que desconocemos sobre él que las que sabemos. Los ángeles, que hace millones de años que ven su rostro, son como criaturas necias en comparación con la suya (Job 4:18). Como no podemos comprender todas las cosas que Dios hace es por eso que no las ha revelado y muchas de sus acciones en la vida de los santos están obscuras y no son entendidas ni por ellos ni por los que los ven vivir. A veces lo que les pasa a los creyentes desconcierta a los inconversos. Ese es el caso de este salmo. El salmista parece hallarse sufriendo destierro y los enemigos de su religión se apresuran a burlarse de sus creencias afirmando que Dios a pesar que le adora le ha pagado mal.
No es cierto que porque las circunstancias nos sean adversas y las cosas vayan al revés de como las deseamos es que Dios nos está pagando mal por nuestra religión, como si se riera de nuestra fe. Dios se ríe de los impíos, pero no de los fieles. Dios siempre recompensa la fe y la vida cristiana y no es injusto para olvidar la obra de nuestras manos. Dios es bueno.
Debes pensar que tu religión es Jesús y que a muchos como a ti el Espíritu Santo ha ayudado a practicar el evangelio en tiempos difíciles; que las grandes doctrinas del evangelio los han ayudado, los han consolado y han sido fieles a pesar que la gente los invitaba a dudar. Es el diablo quien usa a sus siervos para hacer que el creyente cuando su fe es probada se decepcione de Dios y de la utilidad de su religión. Algunos son tentados así y llegan a caer diciendo cosas que el Señor considera que son violentas (Mal. 3:13-15). Cuando esos pensamientos penetren en tu corazón, no los dejes que salgan por tus labios; pide misericordia al Señor no sólo para reprimirlos sino para pensar de modo distinto (Job 1:21,22).
Sal. 42:5
“¿Por qué te abates oh alma mía? ¿Por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque…aún he de alabarle…” y “por la salvación de su presencia”, que es una buena traducción; no me desintegraré pronto, me quedan días por vivir y razones para no abandonar mi fe, Dios no ha estado totalmente ausente en mis peores tiempos; Dios me reintegrará a mi antigua posición, mi alejamiento de sus alabanzas no será definitivo, y esos que piensan que Dios ha desertado de mí se equivocan. No pongas ese "aún" o todavía, en el futuro cuando estés mejor, siempre tienes razón en el presente para alabar a Dios por su misericordia. La llama no calentó tanto, hubo respiros que te permitieron tomar aliento, el día terminó con una misericordia.
42:6
"Dios mío, mi alma está abatida en mi" “Mi alma está deprimida”, o decaída y hundida. ¿Te identificas con él? En el v.9 dice que anda sombrío o enlutado (35:14; 38:6).
Sal. 42: 7-9
“Tus ondas y tus olas han pasado sobre mí”. Esto es inspirado quizás por hallarse “en la tierra del Jordán” (v.6).Sí, le hieren mucho cuando le dicen que su religión no le ha servido para nada, no los hermanos en la fe sino Dios mismo. Eso le ha hecho sufrir pero no le disminuye la fe porque continúa orando y Dios sigue siendo el "Dios de mi vida". No, la fe no le da la razón al diablo cuando calumnia a Dios; espera que su situación cambie y de nuevo reanude su ministerio de alabanza (v. 11). Oh cristiano que sufres, llama a tu alma a la fe, aplícate más a la oración, dile tus tristezas (v. 6) y repréndete por tus melancolías (v. 11) si sabes que su misericordia y su cántico estarán contigo aunque sus ondas y olas te cubran. Es mejor que pase sobre ti un mar de aflicciones que un mar de dudas y pecados.
43:2
“…desechado…”, te sientes desechado pero no estás desechado. ¿Estás sombrío? Camina hasta donde está la luz de Dios.
43: 3
"Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán" “Que tu luz y tu verdad me guíen”. Desea salir de la situación que tiene pero con la ayuda de Dios, con su luz y su verdad. No por cualquier puerta sino por la que abra Dios.
44.
Ver notas sobre el título del salmo 42.
Dios puede repetir lo que hizo
Sal. 44:1-3
"Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos". Los hijos oían a los padres, los nietos a los abuelos, y otros se iban para un asiento con un libro para leer los hechos de Dios. Lee la historia que cuentan nuestros padres espirituales y entenderás la obra maravillosa de Dios en tiempos antiguos, y te dirán que fue una obra de gracia, que no fue porque eran valientes, porque usaban mejores métodos que nosotros sino por la gracia del Señor. Frente a ellos el pecado disminuía y los fieles crecían. Señor levanta líderes como ellos porque tú hiciste esa obra de gracia por manos de ellos. Tremendos triunfos, la desproporción entre uno y otro, y verás que fue mayor la ayuda recibida que el trabajo hecho y el coraje mostrado. Haz un poco aquí y otro poco allá y todo el mundo dirá que tus logros son sobrenaturales. Y ninguna gente dirá que se apoderaron del mundo por sus verbos ni por sus testimonios sino por la gracia de Cristo en ellos. Lee sobre Hus, Savonarola, Los Tres Capadocios, Agustín de Hipona, Lutero, Calvino, Edwards, Konx, Whitefield, Wesley, Carey, Judson Taylor, Brairnerd, Spurgeon, y verás la obra que Dios hizo con ellos. Y es repetible.
44:5
“En medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos”; está simpática la traducción pero la idea original es acornear o pisotear y en ese caso vamos hasta Ro. 16:20. Los cristianos pudieran ser, como Pedro (Luc. 22:31), zarandeados como a trigo por Satanás, pero de ahí no pasa, al fin acornearán al príncipe rebelde y lo sacudirán de copa a raíz.
44:6
“…no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará ”, ni yo en el mío Señor, va y me canso, me debilito como los demás hombres, el enemigo puede ser grande como los hijos de Anac y yo serle como una langosta y simplemente me aplasta con un pie o me sopla; no confío en mí mismo sino en mi debilidad para que repose sobre mí el poder de Cristo; para mi protección no cuento con mi astucia, echo a un lado mi experta experiencia, la luz que me has dado y dedico el cuidado de mi alma a tu sabia providencia y a tus ojos que miran en la oscuridad. Cuando llegue al cielo diré “aquí estoy porque me trajo la gracia”.
Sal. 44: 9,10
“No sales con nuestros ejércitos y nos haces retroceder”. Se da cuenta que las cosas no son como antes, que la presencia de Dios no está como en aquellos gloriosos tiempos. Oh Dios aviva tu obra, sale con tu pueblo, bendícelo, ayuda. Por un tiempo nos hiciste retroceder y fuimos diezmados y fuimos quedando menos, y tuvimos que abandonar las posiciones que habíamos conquistado. Dios de nuestra salvación qué duro fue retroceder, qué humillante qué desacreditado quedaba nuestro liderazgo y nos menospreciaba tu pueblo y los que no nos querían bien se alegraban. Pero tú Señor has detenido nuestras huídas y ya ahora con un pueblo mayormente nuevo nos permites casi volver a reedificar las posiciones abandonadas.
Confusión espiritual que sufren los que padecen
Sal. 44:9-26
“Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales con nuestros ejércitos. ¿No se habría dado cuenta Dios de eso? El conoce los secretos del corazón” (v.21). Me parece mejor esa traducción que tiene en cuenta el contexto que la que traduce "¿no demandaría Dios esto?". Por supuesto que sí hermano. Dios se da cuenta de todo. Pero ojo, las cosas que tú no ves Dios sí. Se mira bien que este salmo no lo escribió David porque él no hubiera dicho muchas de esas cosas tales como (1) que no habían violado su pacto. Sí lo violaron (v. 17), y muchas veces, Dios no aflige sin causa a su pueblo; quizás a él no, un grupo pequeño que ahora sufre junto las consecuencias de los pecados de los muchos (2) que no habían abandonado el pacto (v. 18). Sí, quizás no lo sabe, no lo ve, o juzga con exagerada indulgencia las apostasías (v. 20). No obstante ese es el ideal: sufrir sólo por el glorioso nombre de nuestro Señor Jesucristo (v. 22; 1 Pe. 4: 14-17). El salmista nos muestra la confusión espiritual que sufren los que padecen. No pueden encontrar, a veces, ninguna razón, pero las razones existen, escondidas, pero existen, la última pudiera ser la gloria de Dios. Señor, ayúdame para orar, para interceder por tu pueblo, rogar por él; si no nos permites comprender una aflicción porque sólo tú conoces los secretos del corazón (v. 21), que nunca perdamos la fe.
45.
“Sobre lirios…”, puede ser con trompetas. Se cree que esta canción de amores fue compuesta con motivo de la boda de la hija de Salomón, o de Salomón con su esposa egipcia, o de algún otro rey de Judá. Es un himno nupcial y se aplica bien a las bodas del Cordero, y por la forma tan exaltada de su tono a ningún otro rey se aplica mejor que al Señor. En ese sentido es mesiánico. Títulos similares se hallan en los salmos 60, 69, 80.
Sal. 45:1
“Rebosa mi corazón palabra buena”. "Un tema bueno". Músicos y compositores de Dios, ¿cantan de corazón? ¿Salen del corazón vuestros poemas? Fíjense si el corazón rebosa con palabras buenas, o un asunto bueno, lleno de emoción, y si es a Dios a quien cantan. Señor si yo tuviera lengua de poeta al predicar ¡si tú hicieras que mi corazón rebosara con palabra buena, con los mejores temas de la Biblia que son los que pertenecen a la gloria tuya y a la salvación! O como también dice “rebosa mi corazón un tema bueno”, es decir el de la misericordia al elegir a su pueblo, en de la cruz es un tema bueno, la utilidad del Espíritu Santo es un tema bueno. Hay muchos temas buenos para rebosar el corazón porque la Biblia reboza de ellos.
El retrato de Jesús
Sal. 45:2
“Eres el más hermoso de los hijos de los hombres”. ¿Ha quedado guardado por el Espíritu Santo, como los documentos bíblicos, algún dibujo del rostro de Jesús? No, pero sin embargo la letra de la Escritura nos dice que su rostro fue sin parecer ni hermosura, sin atractivo porque por lo mucho que sufrió en la cruz fue desfigurado (Isa. 53:2). El tradicional rostro del Señor usado en la veneración de la Iglesia Romana, es falso. No consta que tuviese el cabello largo ni las manos delicadas (¡manos de un carpintero!), sin embargo, dice que en su rostro plenamente brillaba la gloria de Dios (2 Co. 4:6), en el Jesús glorificado; por lo menos tres hombres lo apreciaron en la transfiguración.
Lo que sí los evangelios nos preservan es el dibujo de su persona, de cómo es, como era su persona. Como Maestro y Predicador era incomparable (Jn. 7:36,45). Aquellos soldados del imperio salieron para prenderle y quedaron cautivados por su poderosa voz y elocuencia, la gracia se derramaba desde sus labios porque estaba lleno de gracia y de verdad. Marcos dice que sus ojos estaban llenos de amor (10:21). Con su mirada podía conducir a un pecador al arrepentimiento recordándole todas sus faltas (Luc. 22:61). Hebreos dice que era más sublime, exaltado, que los cielos (He 7:26), manso y humilde de corazón. Y ningún hombre pudo jamás reprocharle algún pecado (Jn. 8:46). El dibujo que tenemos de él es impresionante. Amigo de los publicanos y pecadores (Mt. 11:19), justo, sincero, fiel. La misma gloria y sustancia divina (He. 1:3). El rey era un tipo de Jesús. Todos los cristianos son llamados a conformarse no a este mundo sino a la imagen de Cristo, llevar estampada en sus vidas la preciosa persona del Señor Jesús. Si la gracia se derramaba de sus labios es porque la tenía en el corazón.
Este es Jesús el Conquistador
Sal. 45:3-5
"En tu gloria se prosperado; cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, y tu diestra te enseñará cosas terribles". Es un texto confuso y susceptible de varias traducciones. Las cosas terribles son las que así las enfrentan sus enemigos, las derrotas que sufren delante de Aquel que con la espada de la Palabra de Dios en su boca rinde a sus enemigos. “Cabalga sobre palabra de verdad…” es más hermosa traducción que “cabalga triunfalmente por tu verdad, humildad y justicia” que también hace importante descripción del Rey. Este es Jesús el Conquistador, prosperado y prosperando en su gloria. ¡Oh si yo saliera como él, armado con la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, cabalgando sobre ella, en humildad y en justicia! No es un rey que envía a sus soldados a la batalla y él se queda reposando atrás. Sale conquistando el corazón de los pueblos; penetran sus verdades en el corazón de sus enemigos y les mata la enemistad hacia él. Los reconcilia. Revela su gloria y majestad y así prospera su reino. ¡Bendito seas Señor!
45: 6
“Tu trono oh Dios por los siglos”. En este salmo la persona del Señor Jesús está representada en la del rey; el salmista inspirado por el Espíritu Santo al escribir dirigió "al rey" su canto, a quien tiene en mente es a su rey; pero el Espíritu tenía en mente a Jesús. El, probablemente no lo sepa, que el Espíritu habla de alguien más, que no es la primera intención. El salmista hace un paréntesis en el v. 6 y alaba a Dios por su trono para el cual combate el Príncipe ungido, y luego continúa exaltándolo. El autor de la epístola a los Hebreos en 1: 8,9 tiene más en cuenta la intención del Espíritu que estaba en ellos (los profetas 1 Pe. 1: 10,11) que la dedicatoria del autor. Esto muestra la intención del Espíritu en el hallazgo de Jesús en el Antiguo Testamento.
45: 8
"Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos; desde palacios de marfil que recrean". “Todas tus vestiduras están perfumadas”. Acércate a Jesús y te maravillarás del olor que brota de su conocimiento; olor de vida, fragancia insuperable (2 Co. 2:16), nardo puro. Aproxímate a sus doctrinas y aspirarás el excelente perfume de su conducta sin pecado. Jacob se aproximó a su padre y éste reconoció el perfume de su hijo. Vístete del Señor Jesucristo y su Padre te reconocerá inmediatamente (Ge. 27: 27; Ro. 13: 13,14).
45: 9
“Hijas de reyes hay entre tus damas nobles” "está la reina a tu diestra con oro de Ofir". Esas son nuestras hijas que están entre las almas ilustres que acompañan a Jesucristo, las hijas de la iglesia.
El Señor Jesús y su esposa
Sal. 45:10,11
"Oye hija, y mira, e inclina tu oído; olvida tu pueblo y la casa de tu padre" “Olvídate de la casa de tu pueblo y de tu padre”; sé otra, alma mía. Este salmo es muy bonito, puede ser leído especialmente por aquellas parejas que se casan, contiene una belleza para el disfrute y orientación de cada una. La primera parte es una descripción del Esposo y la segunda de la Esposa. Las palabras que saqué pertenecen a ella, que es sumamente hermosa, símil de la iglesia. El Esposo le enseña algo primero, que olvide a su pueblo, que deje “padre y madre” y se una a su Marido. Ella es una extranjera, lo que hace suponer las palabras: “olvida tu pueblo y la casa de tu padre”; por lo tanto ahora tendrá un nuevo pueblo y un Señor, que es su esposo. Debe olvidar a sus antiguos amigos, viejos hábitos, costumbres y entretenimientos, y no introducir nada de eso en su nueva relación con el Esposo, que nada de ello interfiera en la unión. Que olvide la cantera de donde fue tomada; y le diría, “sé una nueva creación donde las cosas viejas pasaron. Vida nueva en Cristo, olvidándote de lo queda atrás y extendiéndote hacia delante”.
El Espíritu invita a la iglesia a inclinarse ante su Señor, especialmente con su oído, para atender y reverenciar a su Esposo, que es su Rey y Señor. En la Escritura la Esposa le llama Señor al esposo (1 Pe. 3:6), porque es también su Dueño. Ella es toda suya, para darle su gozo, su amor, le pertenece en corazón y voluntad. Y ¿para quién se hermosea, se viste, sino para su Esposo y Señor? No la deseará como esposa si ella no se le entrega a él como Señor. Oh alma mía, sé de Jesús sola.
45:13
"Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; de brocado de oro es su vestido".“…gloriosa en su morada” o dentro; en su hogar, en su palacio; o mejor es la idea de ella dentro de su glorioso vestuario. La iglesia es hermosa cuando se viste como escogida de Dios, vestida del Señor Jesucristo; su morada es él, en El ella es hermosa; del mismo modo que los ángeles y apóstatas dejan de ser bellos cuando abandonan sus moradas (Hch. 1:25; Jud. 1:6).
45: 16
"En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipe en toda la tierra". “Estarán tus hijos, los príncipes”. Señor que mis hijos sean príncipes y orgullo del evangelio, que tenga la iglesia hijos muy distinguidos ¿por qué habrán de desaparecer nuestros hijos de la iglesia como si jamás hubieran existido? (v. 17). Señor ayúdanos a criar hijos que sean la inspiración de sus hermanos del futuro. Amén. Hijos y príncipes.
46.
“Alamot”, significa muchachas o sopranos. Un salmo para no temblar. Estos hijos de Coré fueron una máquina espiritual de esperanza para la iglesia. El pueblo iba al templo para oír cantar mensajes de Dios. Los himnógrafos eran profetas.
46:1-3
“No temeremos aunque la tierra sea removida”; sufra cambios. Si no puedes evitar pensar lo peor, decídete no tenerle miedo. Lo peor, como la noche, tiene un extremo, es la mañana cuando rompe el alba y se presenta Dios (v. 5). Cuando estés triste camina por la rivera del río de Dios (v. 4). ¿Sientes miedo por algo? ¿Te tiemblan las piernas? Oh, frágil alma, alza tus ojos al Señor y confía en él, Dios está a tu lado y no importa qué o quién está en el opuesto. Gózate y alégrate en el que reina; es tuyo y será siempre tuyo aún después de la muerte.
46:4-7
“Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios” “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios”. Constantemente el Espíritu Santo le infunde ánimo y valor a la iglesia. Oh Señor alegra tu iglesia con las corrientes de tu Espíritu Santo; salte y corra para vida eterna (Jn. 7:38,39), concede nuestras peticiones y estaremos alegres (Sal. 126:1-3), aumenta la gente y aumentarás la alegría, aumenta tus perdones; tu iglesia necesita tu gozo, especialmente los atribulados ministros del santuario.
46:5
“La ayudará…al clarear la mañana…”. Me gusta el amanecer porque es cuando acostumbra Dios llegar a mi casa.
46:7
“Nuestro refugio es el Dios de Jacob”. En este salmo la palabra “refugio” es importante (v.11); quizás da la idea de esconderse, no de salir a combatir, tampoco de huir sino de protegerse y además de no interferir para dejar que Dios “derrita la tierra, ponga asolamientos, queme los carros en el fuego y traiga la paz” (vv. 7, 8). La idea de estarse quieto (v. 10) no es tanto de quedarse inmóvil como de no estorbar. No estorbes a Dios, tranquilízate.
46:8-10
“Contemplad las obras de Jehová”; de Dios. Oh “venid, leed la historia de Dios”, en el pasado, o con más probabilidad estos versículos están relacionados con vv. 4-7 que es una visión positiva de los posibles hechos de Dios. Si los negros presagios no quieren retirarse y retornan, escribe en un papel tus deseos que son las posibilidades de Dios; no debemos concebir sólo metas sino situaciones victoriosas de Dios. Las metas nos ayudan a salirnos de una situación peligrosa pero la esperanza a no temerla; las metas consumen, la esperanza refresca y da alegría. Señor a menudo me angustio por tanto pecado, tantas herejías que hay en el mundo, oh Señor ¿controlas tú todo eso? Ayúdame a estar quieto cuando me parece que no quedan piadosos en la tierra. Y a conocer que tú eres Dios, no un hombre, no un ángel, y que puedes dominar el pecado y que al fin serás exaltado y enaltecido, quiero contemplar tus obras. Yo sé que tu pueblo puede confiar en ti. Tráenos paz.
46:10
“Estad quietos”. A veces hay tantas manos humanas metidas en nuestros asuntos que la de Dios no cabe. ¿No quieres que haga nada? ¿Nada? ¿En lo absoluto? Entonces, por favor, hazlo tú. Si no necesitas mi brazo extiende el tuyo, estoy esperándote, no olvides que me dijiste que me estuviera quieto. Es tu turno. Estaré tranquilo, dame tu sosiego, mantendré mi espíritu en reposo como si el asunto no fuera mío. Te concierne a ti. Dame fe y paciencia y no me moveré.
47:1
“…pueblos todos batid las manos…”; de alegría, dándole la bienvenida; no es precisamente un aplauso a Dios, es una expresión festiva de recibimiento. Es una medida de gozo no de adoración.
47: 2
“Dios es digno de ser temido”. Alma mía, teme a Dios, alábale, aclámale, pero no dejes de temerle porque es temible. Si te gozas sólo en él, y no le temes, pecarás. Tú puedes temerle y gozarte en él. El principio de la sabiduría es el temor de Dios. Y esto no contradice 1 Juan 4: 17,18.
Dios y nuestras propiedades
Sal. 47: 4
“El escogerá nuestras heredades”. Quien elije lo nuestro es Dios. El señala dónde hemos de vivir y lo que habremos de poseer. Y nuestras heredades son suyas. Las que tuvimos, tenemos o tendremos. Jehová es el Dios de nuestras propiedades. Este versículo según la versión árabe se lee en pasado en el tiempo cuando Israel empezó. Pero otros manuscritos están en futuro. ¿Empezando de nuevo porque lo perdió todo? ¿Quiere decir que nos devolverá nuestras heredades? El salmo mira hacia delante y hacia atrás; pero es mejor mirar hacia el futuro con fe recordando las pasadas misericordias, y lo que ha tenido su pueblo. Dios, podemos mirar hacia el porvenir sin temerlo, con convicción, con esperanza, porque la historia de tu pueblo da base firme para esperarlo todo en ti. Amén. Mira hacia el futuro, iglesia pequeña e insignificante cuando el pueblo suyo será universal (v. 9), cuando los gentiles serán unidos por la fe a Israel por medio de Cristo. Dios elegirá tus heredades y las cuidará cuando te ausentes. Él te las dio, sabe que las tienes, y cualquier movimiento con ella, por favor, pídele permiso primero.
47: 5-7
“Cantad con inteligencia…”, o con “circunspección”; si se lee masquil es con armonioso salmo, pero también con sabiduría porque la composición es didáctica. Los que no saben leer música deben aprenderlo, sus hermanos pueden enseñarlos. Por favor canten coros inteligentes, "con el entendimiento" (1 Co. 14: 15) sin repetirlos tanto porque de todas maneras no se les añade significado con esas vanas repeticiones. Son 7/11 (seven eleven, en inglés), siete palabras once veces repetidas.
47: 8-10
“De Dios son los escudos de la tierra”. Israel no hablaba sólo de protegerse y de supervivencia sino de conquista y de expansión; soñaba con imperios. Aquí habla de un imperio logrado por Dios por medio de Israel y la conquista no parece ser bélica sino de la voluntad; así es la idea que esos nobles extranjeros se han unido al pueblo de Israel formando un pueblo con Abraham; millares de pueblos "hechos cercanos" (Efe. 2:13), participando del pacto y de las promesas (Ro. 9: 4). Es una conquista sin sangre, por medio de la predicación de la Palabra, y es la que a Dios más le gusta porque "sube con júbilo" (v. 5). Los pueblos del mundo hechos pueblo de Abraham. Un solo pueblo, un Señor, un bautismo, un Espíritu.
48:1
“Digno de ser en gran manera alabado”. Señor, permíteme alabarte “en gran manera” “con vehemencia”, con mi voz y con mi vida.
No es patriotismo sino amor por la iglesia
Sal. 48:1-14
“La ciudad de Jehová, Dios la afirmará para siempre”. Los judíos soñaban con una Jerusalén eterna, victoriosa, inexpugnable y fracasó porque era terrenal. Si leyeras este salmo sólo como un documento histórico, notarías que se trata de un himno a Jerusalén donde su autor, un judío piadoso, canta su fe en Dios con alabanzas hacia la ciudad amada y su hermosura. No es precisamente a la patria a quien le canta sino a la ciudad de Dios que para nosotros es la iglesia. Jerusalén e Israel son una misma cosa y ambos la iglesia. No es patriotismo lo que se nota en este salmo y en otros como él, es devoción, es piedad, amor hacia aquellas cosas que fueron figuras de lo verdadero (He. 9: 23,24). Mucho más verdadera que la Jerusalén terrenal es la Celestial y más que el templo Jesucristo. Los sentimientos que el salmista experimenta por Jerusalén son los que el cristiano siente por la iglesia y su Señor; que es hermosa. No hay otra como ella; acapara su admiración y pide a los que le oyen que rodeen la ciudad, que cuenten sus torres y consideren con atención sus muros, sus antemuros y miren sus hermosos palacios. Es una gran obra de arquitectura (vv. 12,13). Pero más que su hermosura el tema del salmo es su inexpugnabilidad. En la mente judía no cabía la posibilidad que Jerusalén fuera hollada por los gentiles; no, la amaban y admiraban mucho para concebir eso. Sería como el fin del mundo si de aquello no quedara “piedra sobre piedra”. Y así fue porque el pecado la hizo vulnerable. Y se hace necesario que descienda del cielo la nueva Jerusalén, esto es la iglesia, cuyo y Arquitecto y Constructor es Dios, cuyo fundamento son los patriarcas y los doce apóstoles, o sea sus doctrinas. Aquella es la vieja Jerusalén y la iglesia es la nueva, la inmensa, la que está hecha cada piedra con la palabra del Señor. Los creyentes morimos pero la iglesia continúa con Dios “aún más allá de la muerte” (v. 14), o “hasta la muerte”, sin escatología, que es una mejor traducción. “La muerte” o Mut-labén se corresponde al título del salmo 9, no como interjección ni para descender a un tono lúgubre sino una forma musical. La traducción “eternamente” se acoge con gusto pero el salmista dijo “siempre y siempre”.
48:14
“El nos guiará hasta la muerte”; no como dice RV “aun más allá de la muerte”; la escatología de los hijos de Coré no estaba tan desarrollada. El evangelio es el que ha sacado a la luz la inmortalidad (2 Ti. 1:10).
Lecciones sacadas de una realidad que estremece
Sal. 49.
Quizás piensas que este salmo para estar completo le falta la esperanza de la vida futura o el horror de la condenación de los incrédulos; si piensas como cristiano sí, no habla ni de la resurrección del cuerpo ni de la supervivencia del alma, mas en ese caso sería un pasaje del NT como la parábola del rico y Lázaro (Luc. 16:19-25) y no un salmo. Es curioso que el Señor J.C. usó en sus sermones para convencer a los mundanos las dos clases de argumentos, la vida y condenación después de la muerte y simplemente la realidad de la muerte como un hecho físico. Este sistema de persuasión lo puedes hallar en Luc. 12:15-21, con el mismo propósito que tiene el salmo, convencer a la gente que vivir para hacer dinero no resuelve el problema de la muerte como una realidad aniquiladora.
El salmista llega hasta la muerte y adoctrina a hermanos, nobles, plebeyos (v. 2) para que no hagan del dinero el fin último de sus vidas, su argumento es objetivo, simple, innegable, la destrucción por la muerte. Esta trágica realidad, piensa, es suficiente para vivir sabiamente, de un modo menos egoísta, menos bárbaro y menos tonto. Aunque no menciona el juicio final o la resurrección de los muertos, les dice que el pecado es un engaño, una tontería y una locura (v.13), el desdichado causante de toda infelicidad terrenal. Su mensaje no es: no te hagas rico porque de todos modos te vas a morir, sino: no te imagines que tu dinero te hará inmortal (vv.6-9) o que los herederos lo podrán retener de generación en generación (v. 11). Se puede hallar el secreto de vivir feliz y sabiamente sin hacerse ricos, “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. ¿Qué harás en el Sheol sin gloria ni fortuna? (vv.14,17). Es mejor tener fe que ser millonario, tener aquellas cosas que Dios le da de sí mismo al hombre para que sea feliz en esta vida y las pueda sacar consigo cuando abandone el cuerpo. Estas son lecciones de una realidad estremecedora.
Profetas y músicos
Sal. 49:4
“Con el arpa declararé mi enigma”. Quiere decir: lo que ha aprendido de Dios. Saca un poema de su experiencia; ya tiene el proverbio (parábola, símil o máxima) y el enigma o acertijo, un dicho oscuro, luego toma su arpa. No es inspirado por una melodía sino por un mensaje. Eso es lo que se llama "alabanza". No fueron primero músicos los que compusieron los salmos sino profetas. Expresaban sus mensajes con melodías. No se le buscaba letra a una música. El tono, el acorde, la melodía, la armonía, no opacaban el mensaje de Dios. El salmo era más para enseñar (masquil) que para ser disfrutado. La alegría que producía en el corazón del pueblo se debía a la instrucción profética que recibía, y David particularmente ensenaba a la congregación a orar. El canta-autor del libro pretendía inspirar a sus hermanos, instruirlos para la vida, alzarles las esperanzas, comunicarles de Dios o de la vida algún misterio; no deseaba entretenerlos o divertirlos con la música. Cuando la profecía se hace secundaria al arte, el gozo que crea es carnalmente religioso pero no espiritual. En esto consiste el arte y contenido de la música religiosa.
Cuidado con los autores que lees, vivos o muertos
Sal. 49:10-13; 6-9
“Este su camino es locura, y con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos”. ¿Qué inmortalidad es la que pretendes? ¿Buscas gloria e inmortalidad? (Ro. 2:7). ¿Después de tu muerte que tus tierras sigan llamándose con tu nombre? ¿Piensas que eres inmortal? Te equivocas. Estamos en turno para salir del mundo, el tiempo pasa para todos. Estás loco si no haces preparativos espirituales para más allá de la muerte. Lee los vv. 6-9. Cuando Dios envíe la muerte nadie podrá sobornarla y con dinero hacer que se retire, ella no acepta rescate. Es una cosa terrible que haya hombres en todas las generaciones que dirijan sus pasos en esta tierra por los dichos de otros que ya están en el infierno, los que después de ellos aprueban sus palabras (o se complacen, v.13). La influencia de un autor. ¿No sabes que los libros que compras te pueden matar o salvar el alma? Un buen libro se busca por algo más que por su arte, también por su contenido; por la Biblia que contiene. Muchos grandes autores antiguos y modernos han perecido en la condenación, ¿es esa literatura la única que te complace? ¿Irás tras los pasos de paganos y ateos? ¿De músicos, artistas, que pasaron por el juicio divino y tontamente llaman los vivos, inmortales?
El problema no está tanto en el culto externo
Sal. 50:7-15
“¿Acaso he de beber sangre de toros o he de comer carne de machos cabríos?”. Si lees con detenimiento todo el salmo te darás cuenta que trata sobre la hipocresía religiosa; unos, en menor tamaño, que adoran a Dios infructuosamente (vv.7-15), porque no llegan a conocerlo, lo cual se hace manifiesto en la falta de alabanzas y la poca seriedad con que toman sus compromisos religiosos (v. 14); y los que en mayor tamaño son anunciados como malos (vv. 16-23).
El salmista llama a Israel a comparecer ante Dios como Juez, y en el v.7 como lo hizo Elías lo invoca contra él. El pueblo pensaba que cumplía con Dios sacrificando animales. Dios no objeta el culto externo, la práctica misma, sino la equivocación con que lo practicaban, pensando que él lo necesitaba. La protesta divina se centra precisamente en eso, alegando que no necesita del culto, de la religión, de nada, pues es autosuficiente (Hch. 17:24,25). Dios no tiene ninguna necesidad de ser adorado, no le hace falta la religión; a nosotros sí nos conviene la religión y la adoración, no a él.
Si comparas lo que el Señor dice hasta el v. 13 con el v. 14 te preguntarás: Y ¿necesita Dios la alabanza y los votos aunque no necesite los sacrificios? No, tampoco. Dios no necesita ni de lo uno ni de lo otro, Dios no necesita de nuestras buenas obras, ni de los cristianos, ni de las iglesias pero nosotros sí de él. Dios nos ha dado la religión cristiana porque la necesitamos y para que le descubramos. El propósito de la religión es descubrir a Dios; los sacrificios, la construcción del tabernáculo, todo se hizo minuciosamente porque tenía un significado en relación con quién es Dios. Si solamente se hace de la religión, del culto, una práctica, se pierde el fin de ella, el motivo por el cual nos fue dada, para conocer a Dios y por supuesto, a nosotros mismos. Esa es la razón por la cual el Señor no objeta el culto externo sino el propósito con que ellos sacrificaban. La disposición a pedir alabanzas y el cumplimiento de los votos no es porque ellos le hagan falta sino porque revelaban que no le conocían. Si sacrificaban su animal y se iban hasta que les tocara volver en alguna otra festividad, demostraban que no le conocían; hacían votos pero no cumpliéndolos como harían con algún prójimo, y todo ello demostraba que no conocían a Dios. ¿Conoces tú a Dios? ¿Tomas en serio tu religión? ¿Es ella tu fin o es Dios?
Una vida con dos lados
Sal. 50:16-23
“¿Qué derecho tienes tú de tomar mi pacto en tus labios?”. Es mucho más fácil hablar que hacer, ¿no?, y por eso no es extraño hallar una persona que no viva conforme al evangelio y sin embargo es predicador o maestro del mismo. El énfasis completo en la Biblia está sobre el hacer, no sobre el decir. Desde tiempos antiguos hallamos al Espíritu Santo enseñando esa verdad. Aquí en el salmo lo escuchamos, casi airado, hablar contra aquellos que toman la ley de Dios en sus labios, pero no la ponen en práctica. Jesús dijo al pueblo, de los fariseos en su tiempo, que aprendieran de ellos pero que no vivieran como ellos (Mt. 23:2); Santiago habló de los que eran oidores, pero no hacedores de la Palabra (1:22) y Juan de los que amaban de lengua pero no de hechos (1 Jn. 3:18).
Estos, dice el salmista, se les puede hallar la ley de Dios en los labios (v. 16) pero no en los oídos (v. 17), no en las manos (v. 18), no en la vida sexual (v. 18), no en la lengua (v. 19,20) ni en su corazón pues aborrecen a sus mismos hermanos. Uno se pregunta: ¿cómo una persona así puede predicar y enseñar sin remordimientos de conciencia? Pablo, que los conocía en su época nos dice que es porque la tienen corrompida (Tit. 1:15, 16); hacen el papel de creyentes pero del mismo modo que un actor hace su teatro, representan algún personaje pero no son ellos mismos, copian sus palabras, sus maneras, sus sentimientos, se identifican con él, emocionan, conmueven, pueden ser aplaudidos en el escenario pero por Dios aborrecidos en el púlpito. Lo que es la conciencia misma, la ley de Dios no se las toca; no se convierten porque es ahí precisamente donde tiene lugar la convicción de pecado y desde donde nace la confesión de la culpa. ¿A quién pretenderán engañar si la gente notará los dos lados de sus vidas? Son ellos los únicos que resultan genuinamente engañados porque a Dios tampoco pues él no puede ser burlado (Ga. 6:7). Dicen que no se debe hurtar, pero hurtan, que no se debe adulterar pero adulteran (Ro. 2:21-24); y lo peor es que hacen blasfemar a los enemigos de Dios, llorar a los santos y obstaculizan el camino de la salvación a los que pudieran haberlo tomado porque niegan la eficacia de la piedad.
Sal. 51:1
“Ten piedad de mí…conforme a tus misericordias”. Ayer, hoy, he tenido una muestra de tu misericordia. ¿Será sólo una muestra, un respiro, o la liberación de mi estado pecaminoso? ¿Cuándo saldré de mi tentación después de haber caído en ella? Oh Dios de mi historia, de alguna parte llegue a mi alma respiro y liberación (Est. 4:14). ¿Por qué he de suspirar meses y años por la misma falta? ¿Habré agotado ya tus piedades para conmigo? Con temblorosas expectativas de una fe débil mi alma te pregunta: ¿Continuará tu misericordia? ¿Puedes, oh David, Pedro, Juan Marcos, olvidar conmigo? ¿Nos uniremos tú y yo para clamar juntos? ¡Qué delicioso es Señor pensar que tus piedades son multitudes! Oh alma mía si no alcanzas el perdón la falta es tuya y no de Dios.
51:2
“…límpiame más y más de mi maldad” (por completo, crecientemente). David no se conformaba con ser santo hasta cierto punto, no, él pide más y más santidad, quiere ser santo completo y no sólo una parte. Quizás es que no se ha sentido perdonado a pesar de haber pedido perdón. ¿Podrá uno ser perdonado por Dios sin sentir que ha sido perdonado? Sí, porque una cosa es ser perdonado, lo cual radica en Dios, y sentirlo es algo que se experimenta dentro de uno mismo. Un alma puede ser salva, entrar por la puerta del cielo sin dejar de sentir remordimientos y alivios por alguna falta cometida. El perdón de un pecador está en lo que Cristo hizo y no en lo que uno siente. El sentir el perdón es una gracia del Espíritu que depende del tamaño de su fe.
Es un asunto entre Dios y yo y no de lo que dirán
Sal. 51:4
“Contra ti, contra ti sólo he pecado y he hecho lo malo ante tus ojos”.
Una cosa es sentir lástima, pena y vergüenza con una persona por haber pecado contra ella y otra reconocer que ese pecado ha sido contra Dios. Lo primero puede ser sentimientos naturales y un producto de la imagen social dañada, y lo segundo tiene que ver con la fe y es una obra de gracia del Espíritu en el corazón. David es tan absoluto cuando dice “contra ti sólo he pecado”, sin incluir el “qué dirán”, a Urías heteo ni a su esposa, ni a sus hijos y amigos, que uno pudiera pensar que le daba igual el daño que les ocasionó, y les debía disculpas, aunque no es así, sino que su vergüenza no tiene ni una gota de dolor social y haber perdido honor ante los hombres. No es una vergüenza social. Aunque pudo haberse disculpado con Betsabé y reparar su falta, ése pesar humano no está incluido en su confesión, no lo cuenta como mérito ni lo equipara al “arrepentimiento para con Dios” porque pertenece a la ley “escrita en el corazón” (Ro. 2:15) de todos los hombres, y no a la predicada por el profeta Natán, Moisés y Jesús; y ese pesar es ajeno a “la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hch.20:21). En el verdadero arrepentimiento la vergüenza moral no es mayor que la realidad de Dios. “Para que seas reconocido justo en tu palabra y puro en tus juicios” en relación con su pecado contra Dios. Cuando pecamos contra él nos damos cuenta que él es puro y nosotros no; somos pecadores. Lo que declara sobre nosotros es cierto y siempre es justo cuando da su opinión y puro cuando emite un castigo o juzga. Cada vez que pecamos conocemos más a Dios. Y a la gente.
51:5
“En pecado me concibió mi madre”. Cuando uno peca contra Dios se siente sucio hasta su cuna, hasta el vientre desde donde salió, hasta el pecado original. No que fuera hijo ilegítimo. Quiere decir que su pecado le viene por herencia; no para decir que su madre es una pecadora sino para decir que el pecado forma parte de él desde el vientre de su madre. “Soy pecador desde las entrañas de mi madre”.
51: 6
“En lo secreto me has hecho comprender sabiduría”. Usa tu pecado en tu beneficio, para aprender de él, tómalo como objeto de estudio, investígalo, explora como se acercó hacia ti, las artimañas que te vencieron, el punto de atracción que te fascinó, como aumenta o disminuye su poder dentro de tu alma, examina su propagación, su voluntariedad, su perdón, su reincidencia y las piedades de Dios (v.1). En lo secreto el Espíritu te ha de enseñar y te hará entender sabiduría, para que una vez vuelto confirmes a tus hermanos como Pedro lo hizo. No seas de los que chocan una y otra vez con el mismo mal y son vencidos una y otra vez por las mismas seducciones. ¿No tendrás nunca inteligencia espiritual? ¿No te enseña Dios también esto?
No es a divertirte a donde tienes que ir sino al trono de Dios
Sal. 51:8-12
“Hazme oír gozo y alegría”. Los psiquiatras cuando un paciente sufre perenne melancolía y culpas, le mandan a que se divierta, que vaya a alguna fiesta, que camine por el campo y ande entre amigos, que se entretenga hasta que se le olvide lo que ha hecho o pierda un poco la sensibilidad espiritual y los escrúpulos de conciencia. Les recetan un olvido sin arrepentimiento; el pesar hay que quitárselo a la culpa, y trabajan duro para hallar justificación (con entendimiento y aceptación) a lo mal hecho y curar mentalmente a su cliente. Les recomiendan vacaciones para que recuperen la alegría que algún viejo pecado les quitó.
Pero cuando se trata de un santo, ya es harina de otro costal. Un santo que ha perdido su santidad no se alegra hasta que Dios lo perdona porque no busca quitarse la culpa por sí misma o por la tortura a que ella lo somete, anhela perdón y lo que más desea es ser recibido por Dios como antes lo era. Quiere paz, pero no la del olvido, sino la paz del Espíritu Santo, que sobrepasa todo entendimiento, la paz que viene acompañada con gozo, bondad, mansedumbre, etc., la paz que lo pone en la senda que tenía y lo eleva al restablecimiento de la vida cristiana. Un santo necesita más que todo, si su infelicidad es por culpa espiritual, a un ministro del evangelio más que a un doctor de los andares de la mente. No es a divertirte a donde tienes que ir sino al trono de Dios.
David podía haber tomado su lira y empezado a cantar como hizo con Saúl y le dio temporal resultado, pero no podía cantar, no podía traducir sus sufrimientos en melodías, no era alabanza lo que hubiera arreglado su vida espiritual sino confesión, una amarga y sincera confesión al Señor. Y aunque este salmo es un testimonio que le puso música a su oración, no hay en él ningún alivio para su desesperación. La paz del perdón suele demorarse y no llega en un santiamén sino con el olvido que traen las bendiciones. La historia del pecado cesa el recuerdo con la restauración. Casi no podría abrir su boca hasta que aquel pecado con peso de plomo se le saliera de adentro. El equilibrio de nuestra mente está en Dios y no deseamos una clase de alegría que obvie el remordimiento y que no nos deje llenos del Espíritu Santo. No hay mejores lágrimas ni más convenientemente vertidas que aquellas que se echan a los pies de Jesús y se enjugan con nuestros cabellos. Amén.
51: 10
“Señor crea en mí un corazón recto” que busque y ame lo santo; a veces me desespera mi corazón y veo que es como el de los antediluvianos, porque todo designio del pensamiento del corazón de ellos era "de continuo solamente al mal" (Ge. 6:5). Oh Dios, ya que me has dado la gracia para clamar contra mi corrupción crea otro corazón porque el mío no puede ser mejorado. Hazme sentir lo celestial, no lo terrenal, que las provocaciones e insinuaciones del mal no me afecten, y las sonrisas invitadoras del mundo no me enamoren. Señor ¿por qué he de amar el mal si es feo, perecedero y destructivo? Yo no quiero ser injusto al pecar, ni contra ti ni contra los hombres. Cada semana, cada domingo necesito un corazón nuevo. Tú que creaste el mundo, ¿no me darás un espíritu recto? Dame lo que me falta, Fuente de vida, hazme como tú. ¿Te arrepentirás de haberme creado?
No deshagas, oh Dios, la obra de tu Espíritu
Sal. 51:11
“No quites de mí tu Santo Espíritu”.
Mi mayor horror no es perder las bendiciones del Señor, que sin duda me harían llorar en tierra, sino quedarme definitivamente sin Dios. Cada vez que peco siento ese mismo temor de David, que el Señor quite de mí su Santo Espíritu, o por lo menos su influencia y retroceda a ser como un hombre cualquiera.
Así pensaría David: “¿Cómo podría seguir siendo un autor sagrado, mantener mi nombre con dignidad junto a los otros compositores del sagrado canon? ¿Cómo dejar de ser un hombre “conforme al corazón de Dios”? No soportaría la idea que mis libros, frutos de mis experiencias, labores, desvelos, que reflejan mis conflictos y éxtasis espirituales sean desechados para siempre y que yo o nadie en el mundo pueda leerlos ya con algún provecho y consuelo. ¡Oh no! No quisiera dejar de ser el dulce cantor de Israel y reflejar la renovada imagen celestial.
“No podría ya gobernar sin Dios, ¿quién podría librar las batallas de Jehová sin su asistencia? ¿Quién dirigiría los escuadrones sobre los cuales me hallo puesto? ¿Cómo pastorearía con justicia a su pueblo? Ejemplos conozco de lo que es la ausencia del Espíritu, ¿no le pasó eso a Saúl (1Sa. 16:14)? ¿Y anteriormente a Sansón?” (Jue. 16:20).
Creyente amado, ¿no es ese tu pánico? Cuando veas que los textos de la Escritura pasan por tus ojos y llegan a tus oídos serios, sin dirigirte la palabra, los momentos son de susto. Cuando cantas y no puedes continuar....tu voz se te quiebra en la garganta y exclamas ¡no puedo, no puedo!, cuelgas el arpa en el sauce más cercano, hundes tu cabeza entre sus ramas y lloras desconsoladoramente tu alma muerta. ¡Oh Dios!, tú eres mi luz y mi salvación, quítame un pie si estorba o mi mano muerta caiga y mi tintero se seque, pero nunca si eso fuera posible, tu Espíritu, porque prefiero entrar mutilado al reino a que me amputes de tu divina presencia.
51: 12
“Espíritu noble me sustente”. Tal vez uno de los significados de la palabra permita que lo que quiso decir fue “conserve yo el espíritu de un noble y tú sostengas mi reputación”. ¡Aleluya! O tal vez “sea sostenido en libertad”, de mis culpas y de aquella mala inclinación que me hizo tropezar. Si la reputación le es restablecida, si no pierde su nobleza espiritual y no se convierte en un vulgar carnal, si siente que es otro ser humano, mejor, libre de esas persistentes tentaciones, entonces podrá predicar el evangelio y obtener mucho fruto (v.13), hablando mejor que nunca antes. Amén.
La ilusión de volver al púlpito
Sal. 51:13
“Enseñaré a los pecadores tus caminos y se convertirán a ti”.
¿Desea David después de haber cometido adulterio y homicidio trabajar en la salvación de los demás? ¿Cómo se encuentra y cómo lo miran después de su catástrofe espiritual? ¿Cómo es posible que piense que puede volver a enseñar la Palabra de Dios? ¿No se sentiría mejor si renuncia a su vocación? ¿El adulterio y la complicidad en un asesinato no lo han eliminado? (1Co.9:27).
Existe como un sentimiento universal querer retener lo que se ha perdido una vez que se ha pecado; David lo sintió así y por eso dijo al Señor que le concediera una multitud de cosas espirituales para volver a ser quien había sido antes de su caída y constituirse de nuevo en un maestro de la Palabra.
Cuando un hombre ha dedicado su vida entera a enseñar a los pecadores y peca, generalmente no sabe hacer otra cosa, y no es el caso de David, le es difícil hacerla, ¿cómo comenzar a iniciarse en una vocación distinta, si ha recorrido gran parte de la vida en una? Son algunos motivos para plantearse el regreso al ministerio de la Palabra. A veces además la sinceridad del arrepentimiento, la honestidad de la fe en Dios y en su grandeza, el íntimo convencimiento de que el pecado fue un error y una insensatez, el deseo de no repetirlo, las muchas experiencias espirituales que se han aprendido de Dios y de la gracia en tales circunstancias, el deseo de agradarle y de reparar la falta o mostrarle lealtad después de la trasgresión, y la ilusión que los pecadores se convertirán con sus nuevos sermones.
El problema está en el inexorable juicio del público y su insuperable buena memoria que archiva perfectamente los malos recuerdos. ¡Oh pobres de aquellos ministros eliminados que no pueden volver a sus púlpitos deseándolo de corazón!
52.
“Masquil” poema para instruir. El fondo histórico de este salmo está en 1 Sa. 22: 9,10.
La murmuración, y otros pecados más grandes
Sal. 52:1-7
“Amas toda palabra destructora, oh lengua de engaño” “Has amado toda suerte de palabras perniciosas, oh lengua engañosa”. Ya este extranjero, Doeg, edomita, lo conocemos por 1 Sa. 22:9,10; era un hombre rico (v.1) y poderoso (v.2), delató a Saúl lo que hizo el sacerdote Ahimelec cuando recibió a David y lo ayudó con víveres. Este hombre perverso ocasionó con su lengua y sus manos la muerte de 85 varones de Dios (1 Sa. 22:17-19). Pero lo que quiero que observes es que lo superlativos crímenes de Doeg no se mencionan, sino que era un hombre de labios perversos. ¿Acaso no se mencionan sus otros pecados porque actuó bajo las órdenes de Saúl, que mandó matarlos? No, porque él pudo haberse negado como lo hicieron aquellos otros. ¡Benditos aquellos que dijeron que no! Es por otras razones. Primero, la lengua de un chismoso es tan dañina como las manos de un criminal y puede estar más sucia que las manos. Dios castiga tanto los crímenes como los chismes (traiciones).
Pero hay una segunda razón que me parece más importante. Observa que el juicio de Dios le cayó a Doeg no por los homicidios que cometió sino la perversidad de su lengua (v. 5), aunque fue su delación lo que ocasionó la muerte de los buenos siervos de Dios. Moriría de forma tan violenta y espantosa que haría temblar a los santos y pensar que no había duda que era Dios quien lo juzgaba. ¿No has visto eso mismo, como Dios envía su juicio sobre los hombres por sus pecados menores? Esa es la razón por la cual se menciona el uso de la lengua en este salmo, para enseñarnos algunas cosas con respecto a los pecados menores, los que se cometen con mucha facilidad, los que apenas hay leyes humanas que los penen, los que no les damos importancia pero que ocasionan grandes tragedias.
Herodes no fue juzgado por Dios por sus muchos crímenes que cometió sino por creerse un dios (Hch. 12:21,23), un pecado que nadie notó y que no hubieran considerado digno de ser juzgado tan severo. Este hombre se fue pudriendo poco a poco y nadie quería entrar a su cámara por el mal olor que salía por la puerta. ¿No recuerdas aquellos que tomaban la cena indignamente como fueron juzgados por Dios, algunos se murieron y otros se enfermaron de modo que apenas podían caminar de lo débiles que se quedaron (1 Co. 11:27-32). Y uno se pregunta, ¿tomar la cena con ebrios o embriagados es un pecado menor que el de incesto y sin embargo aquel fue disciplinado por la iglesia y no por Dios? ¿La inmoralidad sexual es un pecado menor que embriagarse en una comida entre hermanos? Hasta aquí estamos seguros que todos estos fueron juzgados por los pecados más pequeños que habían cometido, que pudieron haber sido enjuiciados por otros más grandes, pero no sucedió así.
Eso quiere decir que un pecador puede ser juzgado por Dios por un pecado mayor y por otro menor, porque Dios lo que aborrece es la esencia del pecado, que es una rebelión en su contra. La clasificación de pecados mayores y menores es humana y no ofrece ninguna seguridad, aunque de hecho haya pecados que Dios aborrezca más que otros. Muchas personas respetables, morales, incluso cristianas son juzgadas por pecados menores precisamente porque ignoran que el juicio de Dios sobre el pecado es universal, sean grandes o pequeños. Hay otras razones por las cuales Dios castiga los pecados menores; porque con ellos solemos llenar la medida del juicio de Dios por la abundancia con que los cometemos. Y una sola gota desbordar su copa. Uno puede no matar a nadie, pero pecar multitud de veces con otros pecados chicos. No obstante, aunque Dios juzgue en este mundo a un cristiano por sus pecados menores, es todo lo que hace en contra de esa persona, no afecta su vida eterna y no le destruye la salvación ni lo destituye del reino de los cielos.
Quiero continuar siendo un olivo verde y así, no seco, expirar
Sal. 52:8
“Yo soy como olivo verde en la casa de Dios” (o estoy como olivo verde). ¡Qué gran cosa es la salud y vida del alma! El Espíritu Santo en muchos sitios de la Biblia compara a los salvados con los árboles; y ellos mismos así se comparan. David es uno de los autores más ricos en imágenes espirituales. Cuando el pecado llegó a su vida dijo que su “verdor” se había convertido en “sequedades de verano.” En el salmo uno, dice que quien medita en la ley de Dios de día y de noche es como “árbol plantado junto a corrientes de agua que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae”. Y aquí, se compara a un olivo verde.
Si lees todo el salmo llegas a la conclusión que su vida espiritual, que es lo que quiere decir, no depende de las circunstancias que lo rodean, pues esos momentos son difíciles, está siendo perseguido por su enemigo y huye delante de él sin tener morada fija. No es olivo verde por las circunstancias que lo rodean sino por su comunión con el Espíritu divino. Vive en zozobras, peligra su vida a cada momento, padece hambre, está separado de los suyos, las promesas de Dios no se han cumplido aún en su vida; pero ninguna de esas cosas ha obtenido el logro de matar la vida de Dios en su alma. No, lo que marchita y seca la vida espiritual es el pecado, el mal uso de la lengua, la codicia, el odio, etc., puedes hallarte enfermo, endeudado, desempleado y ser un olivo verde en la casa de Dios. ¿No has leído que así fue Pablo? (2Co. 11:23-28; Ro. 8:35-39). Oh Señor, preserva la vida de mi alma aunque mis circunstancias sean tristes. Amén, quiero continuar hasta la muerte siendo un olivo verde y así, no seco, expirar.
53.
“…sobre mahalat”, significa enfermedad y posiblemente sea una canción popular triste.
Dijo el necio, quiero decir el ciego, no hay Dios
Sal. 53:1-6
“Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad;
No hay quien haga bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno. ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Dios no invocan? Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo, porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti; los avergonzaste, porque Dios los desechó. ¡Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel! Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel”.
“Dijo el necio en su corazón: No hay Dios”. (1) Un comentario social. ¿En qué necio piensa? En los explotadores, los que devoran el trabajo ajeno (v. 4), como si no existiera Dios en Israel (v. 6). No habla aquí de las deportaciones que conocemos sino de puñados del pueblo, familias, individuos que eran exilados o esclavos en otras tierras, quizás. Un aspecto de lo que hoy consideramos la fuerza laboral inmigrante. David anhela que los exiliados regresen libres a la comunidad de Israel. Suspira por las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Ahora nota la extensión que el Espíritu Santo le da. La poesía como profecía va más allá del contenido social y presenta el espiritual, es profecía porque el Espíritu Santo le habló a David sobre la corrupción de la naturaleza humana y su inhabilidad para buscar a Dios (v. 2); la falta de la práctica de la existencia de Dios en el mundo, por sus pasiones pecaminosas, por falta de entendimiento (v. 2), de las realidades espirituales y su alejamiento total de su existencia; que solo piensan en lo terrenal. La conexión entre los v. 1, v. 3, tiene que ver con la apostasía y la deserción de Dios o el abandono de él, y sus leyes, para hacer iniquidades; se ve en que no oran, "a Dios no invocan" (v. 4) y los "cautivos" son quizás los que están cautivos por sus deudas. No hay Dios en las clases poderosas de la nación de Israel.
El Nuevo Testamento es el que lleva este análisis a la humanidad en general. Este es un ateísmo práctico y una separación de Dios de todos los renglones de la vida; una proverbial irreligiosidad de la clase secular y pudiente del país. Dios, nos ayude a salir de esa triste situación económica definida como cautividad.
Por último, Cristo y los cristianos son las mejores pruebas de que Dios existe. Venido Cristo al mundo ya nadie puede con razón negar la existencia de Dios porque mirándolo a él es mirar a Dios (Jn. 14: 8, 9); nadie nunca ha visto a Dios; pero Jesús trajo todas las evidencias necesarias para probar que Dios existe (Jn. 6: 46), que contesta la oración, que hay diablos en el mundo, que existe la resurrección, y que hay juicio por los pecados, porque fueron juzgados en la cruz. Cada cristiano es una prueba de la existencia de Dios, y todas las doctrinas que convergen en su salvación demuestran la existencia de Dios; Dios está diciendo siempre quién es en la experiencia cristiana. No hay necedad tan grande que ponerse enfrente de un cristiano o vivir con él o ella y decir que no existe Dios.
Sal. 53:3
“No hay quien haga el bien ni siquiera uno”. Esto no es un juicio moral porque en ese sentido siempre se hallaría alguien que hiciera alguna buena obra, como el mismo salmista; es más bien un juicio espiritual, como lo entiende Pablo (Ro. 3:10-12), donde se le quita al hombre, aun al mejor, cualquier justicia propia delante de él. Bueno no hay ni uno. Las mejores cosas que hagamos a penas hechas, si no antes, ya salen contaminadas.
54.
“Zifeos”, de la misma tribu de David, Jos. 15:24, 1 Sa. 23:19; 26:1; y aunque en el v.3 se traduce extraños, en vez de orgulloso, insolente o arrogantes, dice Calvino que se debe a que vinieron de parte de enemigos. “Neginot” instrumento de cuerda y por extensión un poema.
Argumenta tus oraciones
Sal. 54:2
“Escucha las razones de mi boca”. Aquí sigo a RV, pero es menos exacta que LBLA, “las palabras de mi boca”; de todos modos, son palabras pensadas y eso en sí son razones. Vuelve tus oraciones en razones; eso es orar, en cierto sentido, "con el entendimiento" (1 Co. 14:15). Reflexiona primero sobre lo que vas a pedir al Señor (Job 23:4), enumera las razones que tienes, haz tu oración razonable para que él no te diga como a los hijos de Zebedeo "no sabéis lo que pedís" (Mt. 20:22), debes saber lo que pides y tener razones fuertes para pedir lo que quieres. Las cosas que sean justas, las que edifiquen espiritualmente, las que estén relacionadas con la gloria de Dios, las que promuevan el adelanto de su reino.
Sal. 54:4
“He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor está con los que sostienen mi alma”. El Señor lo libró de sus enemigos mayormente por medio de sus colaboradores; su guardia personal, sus espías, sus valientes, sus generales. El Señor está en con los que sostienen nuestro ministerio, con los que sostienen nuestras manos para orar, los que sostienen el presupuesto de la iglesia, los que nos defienden de falsos hermanos, los que nos alientan cuando nos ven desanimados. Lo sostienen no sólo con oraciones sino con palabras, con decisiones y con posiciones. Lo defienden. Señor bendice a todos aquellos que sostienen, en diferentes partes del mundo, la obra que realizan tus humildes ministros.
55: 5-8
“¡Quién me diera alas como de paloma!”. Estás preso en tu deber; murmuraciones, contiendas, divisiones, ingratitudes, malas sospechas, “terror y temblor te invaden”; se te deslíe el corazón, te tiemblan las carnes, no puedes huir de esos peligros, Dios no quiere darte esas dos alas que le pides. Un hombre como tú tiene que hacer frente a esas situaciones, provocadas por tus imprudencias, por enemigos o por el mismo Dios, un hombre como tú ¿ha de huir? (Neh. 6:11); sin embargo en vez de proveerte un par de alas, en su momento, una retirada estratégica sería bendecida por Dios, para después volver. Sí ¡volveremos! Amén.
No te enamores de las grandes ciudades, ora por ellas
Sal. 55:9-11
“Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos; porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. Día y noche la rodean sobre sus muros, e iniquidad y trabajo hay en medio de ella. Maldad hay en medio de ella, y el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas”.
He visto violencia y rencilla en la ciudad”. ¿De qué ciudad habla aquí, de la antigua Sodoma, de la capital de los sirios, Damasco? ¿De Tebas en Egipto, de Gaza en Filistea? ¿O de las modernas Miami, New York, Ciudad Méjico, Los Ángeles, Madrid, Londres o Montevideo? No, está hablando de la ciudad de David, la ciudad amada, del gozo de Dios donde puso su residencia en el monte Sion, el orgullo religioso y arquitectónico de todo israelita (Sal. 48:12,13). Sí, Jerusalén, la llamada “Ciudad Santa” la que se ha llenado de tantos pecados; sobre ella cayeron los caldeos y la redujeron a escombros, sobre cada una de sus piedras lloró Jesús, lamentándose que no había conocido “el día de su visitación” y sería de nuevo derribada hasta el infierno. En ella, afuera, murió el Salvador, resucitó y ascendió al cielo. A ella amó Cristo y ordenó a sus discípulos que comenzaran a evangelizar a sus ciudadanos, los que lo habían crucificado (Hch. 1:8).
¿Por qué quieres, para qué quieres vivir en la ciudad y no en las aldeas, en el campo? ¿Por qué prefieres la urbanización de una metrópolis en vez de la vida rural? ¿Por qué se aglomeran los pueblos en las grandes ciudades, qué buscan dentro de ellas? No hay ninguna ciudad santa, ninguna ciudad donde se viva por las leyes de Dios y la contaminación ambiental de ellas no es tan grande como la espiritual y moral donde apenas se puede respirar un poco de aire puro. Se hallan las mismas cosas que en las antiguas y un poco más, porque en ellas radican los aborrecedores de Dios y los inventores de males (Ro. 1:30): drogadicción, violación, engaños, robo, secuestros, etc. En ese ambiente la iglesia vive y la iglesia testifica. Las metrópolis presentan más peligro espiritual que las zonas rurales. El diablo anda por lugares secos, pero no vive en los lugares secos y apartados. Oh Señor fortalece tus iglesias en las grandes ciudades, llénalas con tu Espíritu, bendice la obra urbana y que cuando digamos: “Vayamos hasta aquella ciudad y traficaremos y ganaremos” (Sgo. 4:13), no pequemos, no nos enfriemos, no pertenezcamos a ese mundo, no nos materialicemos, no nos corrompamos. ¿No afligimos nuestra alma justificada al ver la conducta nefanda de nuestros ciudadanos? (2 Pe. 2:6-9). ¿No lloraremos por ella como Lot dentro de Sodoma? ¿No intercederemos ante Dios por la salvación de ellas como Abraham, que trataba de salvarlas con sus oraciones? ¿O nuestro corazón se enamora de sus vanidades, de sus modas, de sus adelantos y tecnologías, de sus teatros, de sus cines, de sus calles llenas de comercios y sitios prohibidos para un santo? ¿O se enardecerá nuestro corazón como el de Pablo cuando miraba Atenas entregada a la idolatría? ¿Amamos tanto las ciudades como para clamar a Dios por ellas y trabajamos incansablemente para salvarlas? (Hch. 17: 16) ¿No nos es una carga sus crímenes, sus asesinatos por robo, toda injusticia, sus prostitutas en las calles, la inseguridad ciudadana, sus guetos? Oh Dios del cielo, ayúdanos a testificar de tu Hijo en las ciudades, y bendice tu Jerusalén, la celestial, la iglesia. Amén.
Hay otros que nos ayudan a olvidar los desertores
Sal. 55:12-14
“Al parecer íntimo mío”. Pasa por mi mente el nombre de Ahitofel como una conjetura de quién fue ese amigo íntimo que lo traicionó, que comía en el mismo plato, y además Judas es una estampa posterior que cabe en esa descripción (2 Sa. 15:31; Mt. 26:33). En el margen se lee “un hombre conforme a mi rango”; La Septuaginta dice “de igual alma”. Thompson, “el segundo”. Lutero lo traduce compañero, pero la palabra hebrea significa “en la misma fila o pila”, en la misma línea como los panes de la proposición, en el mismo montón (Gill), un individuo sagrado, de categoría, que quiso ocupar no el dos sino el uno y cayó en la tentación del diablo. Es que todo eso era “al parecer”, en apariencia y no real, no era un íntimo sincero, tenía la apariencia de amistad y de hermano pero eran falsas, y el tiempo lo demostró. Hay que vivir mucho para ver. Ese amigo espurio, que tenía en sus manos los secretos del profeta no pudo ser leal. Da un dolor profundo en medio del pecho ser traicionado por un amigo y hermano en la fe, uno que por años pertenecía a la misma comunidad de creyentes que nosotros. Se vuelve otro, el ofendido, y hace en sus postreros días más daño que el bien que hizo en los primeros. Ahitofel era el consejero más inteligente que tuvo David, y en una circunstancia familiar difícil del rey, vio más futuro para su carrera en otro y se pasó al bando opuesto. Judas conocía hasta lo que Jesús comía, cómo andaban sus finanzas, sus gustos y lugares favoritos, y por esa relación pudo vender toda la información y hacerse de dinero. Que otro levante contra ti su calcañar y te pisotee, no es cosa extraña y otros antes y después padecerán lo mismo. Debemos hallarnos listos para ser decepcionados porque todo en la vida tiene su límite, de todos modos siempre nos queda alguien que permanece leal, que cree en la amistad y es como un puñado de oro de Ofir, y ese nos ayuda a olvidar a los desertores.
Las paredes tienen oído y ojos
Sal. 55:15
“Porque la maldad está en su morada”. De todas esas maldiciones nos depuró Jesús; y si esa ley era perfecta el evangelio es la gloria misma de Dios (reflexionar sobre esto en Ro. 12:14; Sgo. 1:25; He. 8:13). Y compara v.17 con lo que dice Pablo en 1 Te. 5:17. No es orar un par de veces al día, para Moisés eso era suficiente, si se hacía yendo al tabernáculo, pero como ahora nuestro tabernáculo es celestial (He. 8:2-5; 9:11; Apc. 15:5), oramos en todo lugar alzando manos santas (1 Ti. 2:8). ¿Recuerdas cuando la tierra abrió su boca y se tragó a Coré? (Núm. 16:29-34; 26:10,11), pues ¿por qué crees que se hundieron con sus moradas? Porque todos participaron de la rebelión, estaban de acuerdo desde el mayor hasta el menor y con sus pecados habían contaminado hasta los bienes dentro de sus tiendas que los habían oído hablar y planear la conspiración. ¿Y no hizo Dios lo mismo con los familiares de Acán? Cuidado creyente con lo que dices y haces dentro de tu morada, en la mesa, sobre tu cama, cerrada tu puerta porque tu Padre ve en secreto (Mt. 6: 6), y las paredes tienen oídos, y ojos.
No cesan de buscar el protagonismo
Sal. 55:16-19
“No hay cambios en ellos ni temen a Dios”; son “muchos”, afirma él que están en su contra y si no ora con frecuencia, al menos en tres períodos (más que tres oraciones), lo destronan; se fingen hermanos pero no temen a Dios y de todas maneras quieren substituirlo, y no los puede combatir directamente porque están escondidos y agazapados para oponérseles por la espalda; en vez de cooperar con él en la confirmación del reino de Jehová buscan establecer el de ellos mismos y debilitan el del Señor para reinar sin David (1 Co. 4:8) para provecho propio porque lo que anhelan no es la gloria del Señor ni un gobierno del Espíritu sino el protagonismo, el culto a la personalidad, la adoración del resto del pueblo de Dios. Buscan apoyo en los más pequeños, compran la alianza de ellos con prebendas y posiciones de modo que los pobres de espíritu que debían apoyar al varón de Dios temen hacerlo y si no son neutrales, les fingen fidelidad. Pasan los años y siguen igual, no cambian, son prósperos, tienen la fuerza de la codicia, de la ambición y del dinero pero no del alma porque son carnales, y si no han cambiado en muchos años de formación, sería iluso el optimismo de que vayan a modificarse, siquiera un poco.
55: 21
“Sus palabras más blandas que mantequilla”. Oh alma mía, cuídate de los hombres traicioneros, sus palabras pueden ser amigables, agradables al oído pero conducirte de regreso al pecado. De ellos habló el apóstol Pedro, y dice que seducen a los hombres con palabras infladas (2 Pe. 2: 18,19). Oh Señor, guarda a los que son nuevos y débiles en la fe, de estos viejos zorros experimentados que como no se salvan seducen a las almas para que no lo sean y a los ministros útiles, que no lo desbanquen, estos hombres de múltiples lenguas y varias caras.
Querrán sacudirte, pero se quedarán con las ganas
Sal. 55:22
“El Señor nunca permitirá que el justo sea sacudido”; es mejor esa traducción que “no dejará para siempre caído al justo”. No habla nada de caídas sino de movimiento permanente. ¿Por qué arrastras tu carga una segunda milla si puede llevarla Dios? En el momento que confíes en una promesa tu carga pasa al Señor. ¿Crees que ellos te pueden sacudir? Lo dudo. Para tocarte tienen que quitar de en medio a Dios. Dile a Jesús que no les de permiso para que te zarandeen como a trigo. El diablo paciente espera que demos ocasión para zarandearnos, sacudirnos y que quedemos mal ante los ojos de Jesús y los demás. Relájate, corre hacia las promesas divinas, siéntate como el ángel de la resurrección sobre la piedra del sepulcro de Jesús, descansa sobre ella y espera. Los ángeles también esperan. Querrán sacudirte pero se quedarán con las ganas. Lo único que podrán hacer es sacudir el polvo de sus pies en la puerta de la iglesia, y decir adiós. ¡Qué le vaya bien!
¿Cuántos años voy a vivir?
Sal. 55:23
“No vivirán la mitad de sus días”. ¿Acorta el pecado la vida? Seguro, los malos hábitos y los vicios reducen el número de días que un hombre puede vivir, y además se los convierten en un infierno. Muchos pudieron haber vivido más y haber aprovechado las misericordias que Dios suele ofrecer por la gracia común a los vivientes en el curso de sus días, pero las perdieron todas porque empezaron a pecar muy temprano en sus vidas, pecaron contra sus cuerpos y contra sus almas. ¿No enseña, el primer mandamiento con promesa, que si alguien honra a sus padres será de larga vida? (Efe. 6:2,3). Aquí surge una cuestión; ¿no determina Dios el tiempo que una persona ha de vivir? ¿O está en las manos de ella cuando ha de morir? La respuesta a la primera pregunta es sí. Dios pone límite a la habitación del hombre (Hch. 17:26) sobre la tierra, y no puede ir más allá de ese límite o frontera, y dura lo que él quiere. Toda vida en este planeta tiene existencia limitada. No obstante, el día de la muerte de una persona pertenece a Dios, pero no está escrito en un libro de piedra sino en su voluntad y sujeto a sus propósitos, y cuando esos se logren, se muere. Es decir, viviremos hasta que terminemos lo que tenemos que hacer, y después del “consumado es”, entregar el espíritu. La vida humana no es un fin en sí misma sino parte de un fin, de un plan que conduce a su gloria. El día del nacimiento de una persona puede ser adelantado como atrasado, según él lo crea conveniente; y lo mismo el día de su muerte. El día de la muerte de una persona es una decisión divina, no el simple desencadenamiento de situaciones y circunstancias, y tiene significado y envía un mensaje a los que se quedan vivos. Es un acontecimiento desde el punto de vista divino volitivo; por lo tanto en él concurren algunos elementos que están en las manos del hombre, sin que el ojo divino se separe: su sabiduría en el uso de ella y la selección moral que elija. Y por supuesto su higiene, lo que coma y otras cosas más. La conversión a Cristo de una persona bien puede adelantar su muerte que atrasarla, su utilidad en la obra del Señor pudiera atrasarla (Flp.1:25). Ojalá que mi vida no exceda a mi utilidad. La gloria de Dios siempre es vista en todo eso (Isa. 38:1-10). Oh Señor, los hombres piensan que son dueños de sus vidas para pecar, y para eso quieren alargarla, aunque tú de muchas maneras nos haces ver que por nuestra voluntad no retenemos nuestro aliento (Ecl. 8:8). Los años que Dios nos dé siempre serán bastante, sean 33 como Jesús, 57 como Calvino, 80 como los más robustos (Sal.90:10), o 120 como Moisés y 130 como Jacob, que le parecían pocos (Ge.47:9).
Entre extraños que no le conocieran
56.
“…la paloma silenciosa en paraje muy distante” “de los que están lejos”; y como dice la Septuaginta “para el pueblo que está lejos del santuario” “lejos de su nido” “la paloma silenciosa entre extraños”; David es esa paloma atrapada que un par de alas hubiera querido tener para volar lejos (55: 6). El fondo histórico es el mismo del salmo siguiente (57), con quien forma un par de poemas gemelos con oraciones parecidas y extensión similar (1 Sa. 21:13-15). Bendito Señor, cuida el alma de tu tórtola (Sal. 74:19). David escribió estos preciosos salmos en los momentos de más deshonor de su vida; aunque exactamente cuando menos prestigio tuvo fue cuando durmió con la mujer de su prójimo y luego se deshizo de él para tapar su pecado, vano intento de huir de su culpa y limpiar sin éxito su testimonio. Y Dios, sí, le dio un par de eficaces alas, en su imaginación porque nunca las tuvo, y voló tan lejos como pudo. No pudo huir y tuvo que beberse la situación hasta que Dios vio que su copa estaba vacía.
56:1,2
“Me han inhalado” “Me han engullido” “Me han tragado”, que son mejores traducciones que “me han pisoteado” (LBLA); pero esta última es bonita y vale la pena usarla y se identifica mucho con nuestro lenguaje diario. Se refiere mayormente a su nombre, su trabajo y sitio de honor. Cayó debajo de pies que estaban más sucios que los de él.
56: 4,10
“En Dios cuya palabra alabo”; ¿has leído eso, has oído eso? ¡Bendita sea la palabra de Dios!, ella merece como él mismo, ser alabada en la bendita Persona de su Verbo, Jesucristo. Cada línea de ella merece un himno, un aleluya, una bendición y un ósculo santo, y cada amén una sumisión. Eso sobre todo en momentos angustiosos, recordando sus promesas y lo que él ha dicho sobre sus atributos. Nuestros preferidos himnos son aquellos que más palabra de Dios tienen, esos que son construidos por el Espíritu Santo, los que al cantarlos avivan y consuelan nuestros corazones. Los que envueltos se hallan en nuestra experiencia, agridulce.
56:5
“Pervierten mis palabras”; no “pervierten mi causa” como RV traduce sino palabras o “asuntos” como dice LBLA; porque hacen uso de lo que ha dicho deformando sus palabras, sacándolas de contexto y añadiéndoles otras que no dijo y todo el día, no en las noches solamente, no un rato sino que una y otra vez vuelven a lo que yo dije y tuercen el significado de mis conversaciones, todo lo truecan para hacerme lucir mal y ponerme en ridículo y contención con los que confían en mis dichos. ¿Qué puedo hacer mi Dios? “Dejarlos. Yo me encargo de ellos y se morderán sus lenguas” (Apc. 16: 10). Duele más una mordida a la reputación que una patada en cualquier parte.
Cómo se urdía la destitución de un pastor
Sal. 56:6
“Atacan, se esconden, espían mis pasos”. ¿No has tenido esa experiencia en tu ministerio, siervo de Dios? Los perversos y malos que por muchos años han dominado la iglesia antes que tú llegaras se reúnen sin ti, escondidos en casa de alguno y allí hablan de los otros hermanos y a quienes quieren sumar a la rebelión que planean y a quienes obstaculizar y evitar, los que sostienen tu vida. Miran atentamente con quienes hablas, a quienes sonríes, en quienes confías, las palabras que dices, cómo te vistes, lo que recibes como salario, lo que predicas, cómo predicas, pero todo eso no para tomar buen ejemplo para sus almas sino para inventar rumores en contra de tu ministerio. No te preocupes, ten fe, no irán adelante, serán dispersados, lucharán contra ti pero no te vencerán. Sufres, pero Dios esconde en su libro tus lágrimas y las deposita como perlas dentro de su corazón (v. 8). Algún día sabrás como el viento los arrebató como a tamo. El viento del tiempo y las ocasiones. Y te contarán los fieles sobre aquellas reuniones secretas y cómo urdían tu destitución. En fin de cuentas dieron coces contra el aguijón. Lamentarán y quizás quieren que regreses. No vuelvas, capítulo cerrado. Que se arrepientan con tu perdón está bien, pero sin tu regreso. El castigo, aparte de las consecuencias, les será tener siempre abierta en sus memorias las heridas de tus recuerdos.
A veces es estratégico y seguro huir
Sal. 56: 7, 8
“Mis huidas tú has contado”. Puede traducirse “exilio” “vida errante” o “vagar” de un lado para otro sin rumbo. Escoge una y sitúa tu destino dentro de ella. ¿Qué ha pasado con tu vida? Quítate de la cabeza que Dios es ignorante de tus sufrimientos. ¿Huidas? ¿Cuántas? Varias. ¿Huir tú? No todos pueden como Nehemías rehusar huir (Neh. 6: 11). David huyó varios años escondiéndose de Saúl, y José y María huyeron a Egipto; Jesús a veces se iba a Galilea para evitar a los judíos; Pablo huyó a Damasco, etc. Dios sabe las veces que hemos huido, y que fue doloroso, pero también fue lo mejor, y ha escrito en el libro de su corazón nuestros sufrimientos, lágrimas y sollozos. Huidas del peligro, de la fornicación y de la idolatría (Hch. 10:23; 1 Co. 6:18; 10: 14). Y las mejores huidas son las del pecado.
Dios está a favor de nuestra salvación
Sal. 56:9
“Esto sé que Dios está a favor mío” “Está por mí”. Si Dios está por ti ¿quién contra ti? (Ro. 8: 31), aunque huyas (v. 8), Dios está contra mis pecados, pero no contra mi fe, ni en contra sino a favor de mi esperanza; está contra el mundo, o sea contra la carne y el diablo. En momentos de persecución, soledad, cuando estás abajo, sin corona, sin honor, con una causa aparentemente perdida, di "Dios está de mi parte y su fuerza es más que la de ellos sumadas". ¡Qué lindo es decir “sé”, no que supongo, pienso, me parece, deduzco, es posible, sino sé, estoy convencido, no me cabe duda, absolutamente cierto que Dios me respalda, él conoce mis asuntos, estamos informados, lo he oído decirme que sí, lo noté en sus ojos, llegamos a un acuerdo, hemos firmado un pacto en la sangre de su Hijo; no me metan miedo, no quieran que yo pierda esa seguridad, yo sé que Dios está conmigo y a mi favor, se puso de parte mía, está de mi lado porque me ha vestido con la justicia de Cristo, puedo contar con él y se ha sumado a los opositores de mis enemigos. Ganaremos. Si Dios está a favor de mi salvación, nadie puede perderme. Y aunque desaprobara lo que he dicho y hecho, sigue a mi favor.
56: 10
“En Dios cuya palabra honro”. Que Dios está de tu parte cuando tú huyas lo sabes por la fe, cuando pase el tiempo lo sabrás por experiencia. Habla bien de lo que la Biblia dice en términos elogiosos. Tres veces dice “en Dios alabaré su palabra”, dos aquí y una en el v.4; este salmista, como yo Señor, estamos enamorados de tu palabra y no podemos alabarte ni orar sino impulsados por el espíritu de ella; alguna porción de la Escritura tiene que insertarse en la oración o en la alabanza para que mis labios y corazón se prendan en fuego. Su honor es mostrado cuando me comporto como dice la Biblia. Honrar la palabra de Dios es honrar a quien la compuso, el Espíritu Santo.
57.
“…sobre no destruyas”, puede referirse a Saúl para que no lo asesine o a Dios para que no lo permita. Es más fácil destruir que construir. Los cristianos estamos para construir no para destruir; lo que tenemos que destruir es el pecado, la vida vieja y nunca más volverla a edificar, (Ga. 2:18; Col. 3:5).
Todo pasa pastor, me dijo una hermana
Sal. 57:1
“…ten misericordia de mí” (ver 56:1). Escóndete dentro de sus alas y los quebrantos pasarán, todos. Sí, los muchos, los menos, hasta el último que viene rezagado. Como David, como Rut, como pudo Jerusalén esconderse debajo de sus alas, a la sombra del Altísimo. (textos favoritos, Rut 2:12; Sal. 91: 1; Mt. 23: 37). Quebrantos y olas, todo pasará, menos la palabra de Cristo (Sal. 42: 7; Mt. 24: 35). Todo pasa pastor, dijo una hermana, y me sostuvo como si mirara al Invisible; y todo pasó, horrenda tormenta, día de tinieblas, feo y caliginoso (Job 3:5), oscuro, bochornoso y terrible; horrible aquel año que remataba el milenio; no exista nunca, sea borrado del calendario y no lo reconozcan ni los vivos ni los muertos; las estrellas apagadas cayeron del cielo y jineteó el caballo amarillo hasta que se cansó y me pateó el nauseabundo corcel, y di vueltas entre sus patas pero no me destrozó… y la muerte y el hades me seguían, y yo salté afuera y me puse al lado de la muerte, y por el humo del pozo del abismo no podía respirar; y las langostas del demonio salían en mi búsqueda y no querían hacer daño a los árboles sino a mí. Deseaban destruir la gloria de Dios, y la mía, y ambos perdimos, por mentiras, un poco, y Jesús y yo suplicábamos “por favor no destruyan”. Y nos fuimos volando, como dos tórtolas y palominos, a “un paraje muy distante”.
Dios hace los arreglos
57: 2
“Clamaré al Dios que todo lo hace para mí”, o que “me favorece”, según RV. Si tienes un Dios tan alto que te llena de favores, ¿por qué no clamas? ¿No puedes levantarte de donde has caído? Entonces clama. Si Dios “lleva un fin” para ti, si todo lo hace para ti, todo obrará para bien. Hizo el mundo para su Hijo, es cierto, pero ¿no lo puso todo a tu disposición, ovejas y bueyes, todo ello, incluyendo los mares, los astros y las plantas? Dios tiene un fin contigo y él hace los arreglos. Sánate.
Canta las letras de la gracia vivificadora
57:7-10
“Mi corazón está dispuesto, oh Dios, cantaré” (RV); “mi corazón está firme” (LBLA). Quiere decir que mi corazón está erecto, de pie, listo, arreglado. ¿Y si mi corazón no está dispuesto, oh Dios, que haré? ¿Enmudeceré tus canciones, callaré los cánticos de Sion porque mi corazón no está presto? Señor prepara mi corazón. El cuerpo puede estar dispuesto pero el alma dormida. Señor cada día necesito tu gracia. ¿Necesitas como yo ánimo para cantar? “Despierta alma, despierta” o mejor, “despierta gloria (peso), honor”; porque su gloria es su canción y a la gloria de Dios, que pesa sobre él, canta. Toma de tus mil momentos malos uno para cantar y poner en funcionamiento la vieja arpa, escondida entre los sauces. Ponte de pie, yérguete, como quiere decir el salmo, obvia la traducción de RV que dice “dispuesto” y toma ésta: “Firme”, ponte firme, canta las letras de la gracia vivificadora.
58.
“…no destruyas” ver el salmo anterior. Este salmo retrata al hombre inconverso, enemigo del Espíritu desde la matriz (v.3). Los dioses son los jueces, a quienes se refiere el autor, que corrompen la justicia.
Sordera
Sal. 58: 4, 5
“Son como el áspid sordo que no oye la voz por más hábil que el encantador sea”. Sordera. ¿No conoces a personas así? Constantemente se niegan a oír el evangelio, si les extiendes una invitación para oír la predicación la declinan excusándose, si pretendes hablarles se disculpan y se marchan y si tienen que escuchar lo que les dices, oyen las palabras pero no las atienden. Por más hábil que un predicador sea nunca les gana la atención. Aquí no habla de algunos hombres que sean así, no, habla de todos.
Aún aquellos que ahora son los mejores oidores y hacedores de la Palabra reconocen que en un principio eran así, totalmente sordos para el evangelio. Es una enfermedad congénita, hay que buscarla aún en la misma matriz (v. 3); no sólo no entienden la predicación porque no quieren sino porque no pueden, no nacieron con oídos para esa clase de temas, no pueden oír esa música ni jamás aprenderse ese maravilloso cántico que sólo pueden entonar los elegidos de Dios (Apc. 14: 3).
¡Qué! Dicen los arminianos que los pecadores no atienden la predicación porque no quieren, pero se quedan cortos, es porque no pueden. Adán les concedió como herencia un par de oídos muertos y comidos por gusanos. El apóstol Juan dice la razón por la que no oyen el evangelio, porque son de este mundo (Jn. 8: 47, 1 Jn. 4: 5, 6) y el tema de la predicación no es de este mundo, que es Cristo. Como Cristo vino del Padre, como no es de este mundo, al mundo no le gusta ese tema y preferiría oír otro que fuese de abajo, no de arriba. Si les habláramos de política, de ciencia, de filosofía, de dinero, de trabajo, de salud, de pecados, nos oirían, pero como el tema es “más sublime que los cielos” es para ellos algo muy alto, extraño, raro y no quieren oír cosas raras. ¿Dónde se halla el problema, en el predicador? No, tampoco. El problema está en el tema y cualquiera que sea el predicador que se les destine pasará lo mismo, no importa que sea Juan el Bautista, aquel mensajero que envió Dios delante de su faz, ni que sea el mismo Señor Jesucristo (Mt. 11:16-19); ni bailan de gozo ni lloran de arrepentimiento, siguen iguales. Esa es la triste condición humana de todo hombre frente al evangelio, bien desgraciada por cierto. El hombre no merece pero necesita que por misericordia Jesús menta sus dedos en sus oídos, toque su lengua y gima (Mr. 7: 32-35).
El caracol y yo
Sal. 58:8
“…como el caracol que se deslíe”. La palabra deslíe significa licuefacción o desaparición. Va dejando una parte de sí mientras hace su camino hasta que gastado expira. Como el caracol que parece que lentamente se deshace, que poco a poco se va acabando y llega a ver su completa extinción; y vea como se disminuyen y se achican, vea cómo se van convirtiendo en nada y se desintegran, pierdan poco a poco el vigor que habían acumulado hasta que no les quede otra cosa que una cáscara seca y vacía. Oh Dios no sufra yo esa forma de desaparición porque a veces siento que me deslío lentamente, inútilmente, no me pase eso, que no muera yo vacío sino lleno del Espíritu.
58:10
“El justo se lavará los pies en la sangre de los impíos”. En un contexto histórico-cristiano estas palabras no caben, pero en los momentos de David, un Estado mosaico de ojo por ojo y diente por diente, sí.
Cuando Dios perdona, perdona para siempre
Sal. 59:3,4
“No por falta mía ni pecado mío oh Jehová”. Hay veces que los cristianos se culpan por lo que no debieran culparse, siendo inocentes; interpretan los acontecimientos adversos de la vida, la maldad humana que los acosa, como castigos enviados por Dios por sus faltas. Y ¿cuáles faltas? Registran dentro de su conciencia y extraen del fondo de ella pecados perdonados, faltas que la misericordia remitió a la sangre de Cristo y por las cuales no fueron castigados. Piensas que si Dios no te castigó cuando cometiste tu pecado, sino que te absolvió ¿lo hará ahora tanto tiempo transcurrido? No, Dios hace eso con los impíos, pero no con los hijos suyos. ¿Piensas que todavía Dios los recuerda, y los saca, del fondo del mar donde los echó? (Miq. 7:19) ¿O que cambió de opinión? No, cuando Dios perdona, perdona para siempre y ya no trae a su memoria lo que juró que olvidaría.
David sufre la maldad de los impíos, pero no piensa que Dios lo esté castigando por su pecado, se siente sin culpa. Sabe que sin causa lo aborrecen (Sal. 69:4). Hay cristianos que todas sus vidas las han vivido sufriendo culpas, mientras más conocen a Dios, más culpables se sienten, mientras más perfecto miran al Creador, más imperfectos se ven, si más santo lo miran, más impuros se hallan, la magnificencia y grandeza de Dios los aterra, no pueden alabarle, disfrutarle, amarle con todo el corazón y con toda la mente porque lo temen con cada nervio de su cuerpo. ¿Es esa culpa sana, culpa para perdón? No, es una culpa impía, casi siempre obra del demonio para que en su desesperación odie a Dios. Esa culpa hace que se mire a Dios como los impíos que se estremecen ante su presencia. Haz esto: Ora al Espíritu Santo para que te revele el amor de Dios, que él no se complace en castigar, en torturar; y para que comprendas la suficiencia del sacrificio de Cristo por los pecados (He. 9: 13,14). Amado Señor, ayúdanos acercarnos a ti no con temor sino con gratitud porque tú nos has perdonado en la sangre de tu Hijo.
59: 5, 8
David posteriormente amplió este salmo, cuando Dios lo había hecho rey y sus enemigos no sólo eran personales sino nacionales. Sobre una oración contestada edifica otra.
59: 7, 8
“Porque dicen: ¿Quién oye?”. Esta es la gran equivocación de muchos, piensan que nadie los oye, que pueden decir lo que quieran, inventar las calumnias y mentiras que les dé la gana, que no hay nadie que los vea; aún en los mismos salones de la iglesia (Eze. 8: 12; 9.9).
59: 9
“Porque Dios es mi defensa”. Señor, ellos tienen más poder que yo pero no te tienen a ti como defensa. Entre el poder del pecado y la defensa del santo hay una gran desigualdad: El Espíritu Santo.
El calumniador merece la maldición de Dios en vida
Sal. 59:10-13
“No los mates para que mi pueblo no se olvide”. La muerte de los impíos puede que no sea lo mejor para la iglesia que los ha visto pecar; si murieran el pueblo del Señor podría olvidarlos y olvidar las iniquidades que cometieron, pero si los contempla vivir maldecidos por causa de sus pecados e injusticias, serán como vivos ejemplos que exalten su justicia. En esta porción David no parece estar orando contra sus posibles homicidas, sino contra aquellos que por sus calumnias le han levantado tantos enemigos acérrimos, los que le han originado tantos adversarios. A estos son los que él quiere que Dios disperse, que los abata (v.11), se tengan que tragar el orgullo con que han hablado (v.12), vivan gruñendo como perros hambrientos (v.15), y total, se conviertan en nada (v.13). El homicida merece la muerte, pero el calumniador la maldición de Dios en vida. Caín no murió cuando mató a Abel sino lo contrario, se prohibió bajo castigo a cualquiera que le diera muerte. Tendría que llevar por todas partes aquella visible y espantosa señal de haberse convertido en un fratricida (Ge. 4:13-16). Su castigo consistía en arrastrar la carga de su pesada conciencia, toda su vida.
Dios no los mata, sino que los deja vivos para que su pueblo, contemplando la justicia divina, tema hacer lo mismo. Así miramos con horror los resultados del pecado y como el homicidio vuelve al criminal en un perenne fugitivo que no tiene un solo día sin miedos y sobresaltos. Nos horroriza la estampa de desintegración de una familia, la señora devastada y los hijos sin protección, sobreviviendo, por el pecado de un padre, y él mismo es el retrato de un montón de ruinas que no se acaban de demoler. Los herejes son dispersados y sus malas enseñanzas los conducen a muchos tropiezos y bien se acercan a los liberales de pensamientos o se despeñan por el vacío del ateísmo. Son tristes las biografías de los que se quedan sin Dios y sin iglesia en el mundo. Es como si Dios nos dijera, “no hagas lo mismo si no quieres verte así”.
59: 6, 14-17
“Regresan al anochecer, aúllan como perros”. Quítales, Señor, el poder que tienen, (v. 3) pierdan sus riquezas y se hundan en la ruina, los desprecien sus amigos y pierdan el estado social que tienen; conviértelos, por la iniquidad de ellos, en perros callejeros. Se merecen, oh Dios, que los reduzcas de esa manera y los maldigas de esa forma. ¿No han enviado hombres para matarme? (Ver título).
En Dios haremos proezas
Sal. 60.
“…sobre lirios”, lo mismo que con trompetas, y también en 45,69,80. Una meditación en estas palabras puede ayudarnos a cooperar con las misiones por un lado y a reforzar nuestro evangelismo por el otro. Debe haber un balance entre ambos. Por el momento no podemos enviar ningún misionero al extranjero, pero en colaboración con otras iglesias e individualmente sí podemos ayudar en la empresa enviando dinero. Esa es una colaboración que quizás nunca veamos sus resultados en este mundo, pero Dios conoce lo que hacemos y si él nota cuando damos un vaso de agua fría, es que hablaba del sostén a los misioneros. La iglesia primitiva los sostenía como se ve en 3 Jn. 5-8. Estos son los evangelistas que a mi entender son los misioneros de hoy.
Pero ¿qué hay de nuestro evangelismo local? ¿Nos ocuparemos de aquellos que se hallan lejos y seremos indiferentes a la muerte de las almas que viven a nuestro alrededor? Lejos enviamos dinero y oración pero aquí se requiere nuestro esfuerzo, que nosotros mismos nos ocupemos de llevarles algún mensaje de Cristo.
Este salmo es una oración que precedió a la victoria que alcanzó el ejército comandado por Joab (ver título). En los versículos 6-8 yace el corazón de la fe del salmo porque el Espíritu le revela la soberanía divina sobre todas las naciones. El pueblo se inspiró profundamente en esa verdad y animado por ella combatieron y vencieron en “el valle de la sal”. Es importante hacer notar que esa inspiración y la consecuente victoria vino en un momento oportuno, porque por un tiempo el pueblo sólo había obtenido derrotas (vv. 9,10). Quizás Joab salió al frente y las oraciones de David llegaron hasta el campo de batalla. Muy bien que hacemos en meditar en la soberanía del Señor en tiempos cuando sufrimos derrotas, para mirar hacia el futuro, seguros que vendrán tiempos mejores porque el Señor reina.
También la soberanía divina sobre el mundo los inspira a la acción misionera. Están tan emocionados que acabando de ganar una batalla ya está David planeando enviar su fuerza contra Edom para hacerlo caer también bajo el poderío de Jehová (v. 9). Oh amado, ¿podremos decir así, orar así, hablar así: “en Dios haremos proezas”? ¿Quién nos ha hecho pensar que porque hemos sido derrotados por un tiempo lo seremos todo el tiempo? ¿Acaso Dios no es soberano? ¿Nos castigará indefinidamente? Aquella visión de la soberanía mundial de Dios los inspiró en una batalla y los continuaba inspirando para nuevos logros. Llegaron hasta un punto y quisieron ir más lejos. Amados en estos tiempos debemos acudir a la soberanía del Señor e inspirarnos para las misiones en ella. Los apóstoles cuando parecía que iban a ser vencidos por los obstáculos oraron: “Oh soberano Señor” (Hch. 4: 24). Fue también la soberanía de Cristo la que él enfatizó cuando envió a sus discípulos a evangelizar el mundo (Mt. 28: 20). Oh soberano Señor, tú dominas sobre las naciones, levántate sobre ellas y regocíjate en su salvación. El tema de este salmo es la soberanía divina y misiones mundiales.
Me conformo con lo que te pido
Sal. 60:3,4; 9-12; (v.10; 44:9; 108:11).
“Has hecho ver a tu pueblo cosas duras”. O “has hecho ver a tu pueblo tiempos difíciles, tiempos duros”. ¿Puedes, corazón aturdido, que has experimentado cosas duras, alzarte en fe como el salmista? En la primera parte habla de sus derrotas y en la segunda de sus expectativas en la fe. Con Cristo ninguna derrota es final, siempre se puede pensar en futuras victorias, llegar hasta Edom, penetrar dentro de sus fortalezas, lograr allí nuevas victorias, hacer grandes proezas (Lee 2 Co. 4: 9). Retoña, alma, toma aliento, pudieras llegar más lejos que donde estuviste. Planea proezas, inténtalas. ¿Cómo harás proezas si no las acometes? No basta con desearlo desde el año pasado, tienes la voluntad dispuesta; pues hazlo.
Quizás dices: “Oh Señor, siempre he estado planeando proezas, he soñado con ellas, me he esforzado, pero hasta el momento sólo he logrado hacer cosas pequeñas; soy lo que los demás llaman, un hombre mediocre”. Pero, ¿por qué dices eso? ¿Porque no haces proezas como los otros? Sí Señor.
“¿No sabes que la voluntad mía para ellos no es la que tengo para ti? Si yo quisiera hacerte como a ellos, lo haría enseguida, pero yo quiero hacer contigo otra cosa que no te revelo ni a ti mismo. ¿Por qué buscas hacer proezas según los hombres? ¿Es la gloria de ellos la que buscas? Tú harás en mi reino lo que yo quiero que hagas, me conformo con lo que te pido, ¿no estarás conforme tú? ¿Cuándo comprenderás que yo te amo y que tu mayor proeza es amarme y regocijarte en mi amor? ¿Cuándo aprenderás que no es lo que hacen los cristianos lo que más quiero sino lo que son ellos lo que más busco? No te sientas nulo, estéril, no te abatas por carencia de éxitos, tú mismo eres mi éxito, no la obra de tus manos”. Oh Señor, dame la gracia para estar contento con lo que logro; aunque no produzca muchos frutos, que al menos como el árbol del paraíso, de uno al mes, doce anual.
61.
“…neginot”, propiamente instrumentos musicales, ver salmos 4,26,55,64, etc.
61:2
“…Llévame a la roca que es más alta que yo”; es que yo estoy debajo, soy corto de estatura, el tamaño de lo que soy es pequeño, mis experiencias suman todas un pequeño promontorio, y de tierra, y se deshacen en la inundación de muchas aguas; no tengo un cimiento firme en mí mismo, el que tengo ha sido puesto por el Espíritu, y es Cristo, la Gran Roca sobre la cual está edificada mi débil construcción; si me subo sobre ella, aunque yo no sea un individuo pujante, sobrevivo. No sé bien si cuando tengo fe en El las cosas pasan debajo de mí o yo camino sobre ellas, las excedo. Señor, dedico mi esfuerzo no a ser grande sino a permanecer donde he sido puesto: Tú.
Cristo acampó entre nosotros
Sal. 61:3,4
“Habitaré en tu tabernáculo para siempre” (en tu tienda). Experimentemos la presencia de Dios. Aunque el tabernáculo tenía guardas que lo custodiaban de día y de noche, cualquiera podría levantar una cortina y entrar. Lo que hacía seguro el tabernáculo, para David, era la presencia divina; no tanto la cabaña, ni los guardias, sino la persona de Dios. Nunca cuando David estuvo en peligro se refugió allí; huyó delante de Saúl y de Absalón, pero no se refugió en el tabernáculo para salvar su vida. El verdadero tabernáculo de David era su presencia, que como cortinas se extendían sobre él donde se hallara. Yo quiero, Señor, estar seguro en tu tabernáculo, aquel que no ha erigido el hombre (2 Co. 5:1-4), que desciende sobre nosotros y nos penetra de tu presencia. Cristo, Señor, es ese verdadero tabernáculo, donde nos refugiamos los hombres, en el cual habita corporalmente la plenitud de la deidad, en quien se halla el verdadero propiciatorio, en quien los ángeles anhelan mirar estas cosas, en quien se halla la sangre vertida que habla mejor que la de Abel, en quien nos escondemos en Dios (Jn. 1:14), y “acampó entre nosotros” (Col. 3). Si habitas en Cristo estás cubierto bajo las alas de Dios. Entonces, Cristo es nuestro tabernáculo.
61:5,8
“Cantaré alabanzas cumpliendo mis votos día tras día”. David creía en la misericordia de Dios y en las prácticas religiosas pero uno se da cuenta que confiaba más en la misericordia de Dios que en las ceremonias, en lo que él tenía que hacer que en las ceremonias que practicaban los sacerdotes por él; se sentía sacerdote y sacrificada por sí mismo, desarrolló como un sacerdocio propio basado en sus buenas obras y en la misericordia de Dios. Su religión parece un canje con Dios pero sin embargo la tiene como una misericordia suya. Pedía y se comprometía por lo que pedía, hubiera respuesta ese día como el otro. Yo vivo más de las promesas de Dios que de las mías, más por la fe que por mis votos.
Secuestro del poder del estado
Sal. 62:4
“Consultan para arrojarlo de su grandeza”. Una cosa que frecuentemente hallan los que se alzan sobre una posición es que no todos los ayudadores y servidores son sinceros, siempre hay el "peligro de falsos hermanos". La hipocresía forma parte del servicio de esa gente que no está contenta con el lugar que Dios le ha asignado en el cuerpo de Cristo y ambicionan las posiciones más distinguidas que toman otros hermanos y trabajan para arrojarlos de sus grandezas, (eminencias) y suben hasta allí.
Oh, la hipocresía y la envidia, cómo ha sido culpable de tantos asesinatos, guerras, destierros, sediciones, divisiones. ¿No habrás visto eso, que los más cordiales amigos se tornan enemigos, hasta hijos trabajan para echar a sus padres y quitarles su gloria? (2 Sa. 15: 1-6). Y uno se pregunta, ¿y por qué David no desarmó esa red de instigadores y conspiradores con su sistema de inteligencia? Quizás lo hizo, pero el récord que nos dejó no contiene como desbarató esos complots y como los echó a la cárcel sino sus oraciones, porque confiaba más en Dios que en su aparato militar y en su guardia personal. Trataba de deshacer esa conspiración primero con oración, con alabanzas, con predicación; sus enemigos oían sus salmos y tendrían oportunidad de arrepentimiento y si persistían, entonces enviaba a detenerlos.
Aconseja a los demás reyes que oren primero antes de efectuar arrestos (vv. 5-8), a los pueblos que oren para que sus instituciones establecidas por Dios sean respetadas y sus funcionarios elegidos gobiernen en paz (v. 8). ¿Cómo es que un líder con tanta necesidad de colaboradores para ejercer el orden en el gobierno pueda haber sustentando esas ideas? (v. 9). Porque cree lo que dice en el v. 11, que de Dios es el poder. Señor sé con nuestro país y con los que se hallan en eminencia, guárdanos caer víctimas de las intrigas y ambiciones de hombres que sin escrúpulos hacen guerras políticas para gobernar ellos y quieren destituir a los que tienen una mejor alma. ¡Cuántos enemigos tienen los buenos gobiernos! Cómo el diablo quiere desmantelarlos para establecer los suyos. Bendice Señor a los que dirigen al pueblo santo y a los pueblos del mundo. Dios, tú has permitido que adquieran grandezas esos seres inferiores y sanguinarios, y que se enriquecieran (v. 10), porque los que gobernaban anteriormente corrompieron la piedad de la población, la cual ahora sufre las consecuencias de ser gobernada por hijos de los demonios que han secuestrado el poder.
62: 8
“Oh pueblos”; tal vez no a las naciones del mundo sino a las tribus de Israel. Es un llamado nacional de oración; pero primero a ejercitar la fe por medio de una paciente espera en la salvación de Dios. Es la disposición de ánimo desde que uno comienza a orar debe suponer que será una larga espera porque la fe crece lentamente y el propósito de ella (su crecimiento) es regocijarnos en todo tiempo en Dios, mostrar con nuestra disposición el triunfo "espiritual" sobre nuestras circunstancias; que la paz y la quietud aquiete nuestro ánimo y llegue hasta el sueño. No es "derramar" continuamente el corazón ante Dios; como Jesús hacerlo dos o tres veces y el resto del tiempo dependiendo en fe y alabándole (Lam. 2: 19). La parte más importante de la oración no es la contestación de ella sino vencerse uno mismo, la lucha dentro del corazón para que prevalezca la fe sobre la desesperación y la ansiedad.
La gloria humana y la divina
Sal. 62:9
“Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; pesándolos a todos igualmente en la balanza, serán menos que nada”. La palabra vanidad que se menciona significa “vaciedad”, “transitoriedad” e “insatisfacción”. Y esas cosas no pesan nada, menos que nada. La vida y la gloria humana es precisamente eso, no pesan nada, caben en un dedal. Sin embargo la gloria de Dios sí pesa, como dijo Pablo “eterno peso de gloria” (2 Co. 4: 17); un poco, pequeña cantidad de la gloria de Dios hace que pese, en la verdadera balanza, la de Dios donde son pesados todos los seres humanos, pesa muchísimo, o sea no es algodón, paja, aire y humo. Vale más la aprobación silenciosa de Jesucristo a una vida que todo el oropel de Hollywood o Broadway. El lujo, la fama, los títulos honoríficos, elogios y adulaciones (Job 32: 21).
Hay otra cosa que pesa mucho y es el pecado (He. 12: 1). Así que hallamos el peso de la gloria de Dios, el peso del pecado y el peso de las vanidades humanas. Excepto la gloria de Dios todo lo otro es vaciedad, transitorio e insatisfacción. Lo que realmente llena la vida humana es Dios, lo que le da sentido eterno para vivir. Estemos contentos con ser conocidos por Dios, sonreídos por él, aprobados por él, porque no hay satisfacción más grande que nos tenga en su memoria, que nos haya elegido desde antes de la fundación del mundo, que nos haya justificado, que encargue a sus preciosos ángeles nuestra providencia y la esperanza de la resurrección. No hay nada en el mundo que valga tanto y con más glorioso peso.
El tiempo de la fe y la inspiración
Sal. 62:11
“Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder, Y tuya, oh Señor, es la misericordia; Porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.”
"Una sola vez" ¿Hasta dos veces? ¿Tres? Quiere decir que el Señor habla. Dios habla a todos los hombres por medio de: la creación, la conciencia, del orden civil y la Palabra. El texto propiamente tiene el significado de una paradoja. La primera verdad es que el Señor no se reveló tantas veces a los patriarcas. No les estaba todos los días hablando audiblemente. Comenzando con Adán, Enoc, Noé, Abraham. De este último pasaban muchos años entre una ocasión y otra. Llamamiento. Años en Harán sin decirle nada. Jacob lo mismo. Años trabajando con Labán y no le dijo nada, porque a todos ya les había dicho y lo que Dios esperaba era que vivieran por fe en su palabra. Quizás un poco más a los profetas, y usted lee que el número en las profecías no son tantas, lo que se repiten de muchas maneras, sermones sobre la misma revelación. A Jesús ¿cuántas veces? La vida de Jesús es más bien una vida de oración, de fe y de obras. Nunca dice que “el Padre me dijo hoy” sino “el que me ha visto a mi ha visto al Padre, ¿cómo dices tú...?”. Y a veces se quedaba Dios en silencio; a Pablo muy pocas veces. El dijo que aprendió el evangelio por revelación de Jesucristo, se nota que siempre estaba aprendiendo por la influencia del Espíritu en la Escritura y en Cristo. Ninguno decía, "hoy y ayer Dios me habló. Oí su voz; el Señor me dijo, lo oí".
Hay que tener cuidado si creemos que nos hallamos en los últimos tiempos (Luc. 17:23) y los que vienen diciendo que el Señor les ha hablado (Jer. 23:22-28). Todos esos quienes oyeron al Señor un par de veces y creyeron y obedecieron, eran guiados por el Espíritu Santo; por la sabiduría del Espíritu. Esto es una marca de los hijos de Dios. En los salmos que es el libro de las oraciones de David, se oye más la voz humana que la de Dios; nuestro asunto no tiene tanto que ver con el conocimiento, con la revelación, sino con mucha fe; creer definitivamente que Dios es soberano, suyo es el poder, que todo lo puede hacer y nada le es imposible; que es misericordioso y restituye con creces el buen comportamiento (v. 12). No más revelación sino inspiración y fe. Necesitamos ser inspirados por el Señor, llenarnos de su Espíritu. Hoy no es el tiempo de nuevas revelaciones sino de grandes testimonios de santidad, entrega y fe.
62:12
“Tú pagas al hombre conforme a sus obras”. Eso es una ley, Dios paga a cada uno conforme a sus obras, por lo tanto, podemos estar en silencio y orando con esperanza (vv.1,5,8) que sobre los malos llegará el momento en que Dios descargará sobre sus cabezas el resultado de sus iniquidades. Seguro. Solamente que nuestras obras no sean ni siquiera semejantes a las de ellos, que Dios no tenga que retener su venganza sobre los bastardos porque algún hijo suyo también la merece.
63.
Cuando huía delate de su hijo Absalón, como probablemente otros, 42:1-11; 43:1-5; 61:1-8. Es una experiencia amarga tener que esconderse de un hijo que desea matarnos, y sin embargo sólo desear para él el bien. Mucho lloró David cuando supo que el perverso Absalón estaba muerto. Cuando le reprendieron por lo extendida de su tristeza pudo haberles dicho a sus hombres, “él no me lloraría a mí pero yo si lo lloro a él”.
63:1,2
“…de madrugada te buscaré”, o muy de mañana, de noche (Mt. 14: 23). Es como si David dijera “no puedo dormir, Señor, no es tanto porque mis preocupaciones me hayan hecho huir el sueño, sino mi necesidad de ti, mi alma y cuerpo te necesitan más que la cama para el reposo, mi cuerpo ha sido hecho para ti, no es un fin para mí sino un tabernáculo tuyo”. El cuerpo fue hecho para el Espíritu. David no dice “mi alma te anhela” sino “mi carne”; siento la voz de mi cuerpo llamándote, oigo que te pide entres a él, "mi carne te anhela". Mi carne te desea porque mi cuerpo es todo hecho para ti; tú eres para mi cuerpo y yo para ti (1 Co. 6:13).
63: 3
“Mejor es tu misericordia que la vida”. Pregúntale a un hombre viejo de quien no haya tenido Dios misericordia si aprecia el resto de su vida y te dirá que no ha sentido gusto ninguno con vivir y ya le da igual vivir que morir, y si percibe acercándose su vejez optaría por dejar este mundo que depender de otros, que con amor o disgusto lo atiendan. Oh Dios, que los hombres entiendan que la vida no es un fenómeno biológico ni una obligación social o un compromiso que se tiene con la humanidad sino una relación de misericordia contigo.
Piensa en la providencia lo amable que ha sido
Sal. 63:5-8
“…mi alma está apegada a ti, tu diestra me ha sostenido”, o colgada, adherida a ti, tomada por ti. Dime alma, ¿puedes ascender hasta un ejemplo de fe como ésta? Quizás durante el día no has podido meditar en Dios como quisieras y llega la noche, cuando todos duermen y no te pueden interrumpir con solicitudes impertinentes y charlas vanas, puedes retirarte solo, como lo hizo David, sobre su cama o algún sitio apartado en el desierto y reflexionar en tu Dios. Tal vez cumples algún deber nocturno; ¿por qué mientras lo haces no meditas en Dios? Si el sueño se aleja de tus ojos por los muchos cuidados, es un tiempo bueno para meditar en la soledad. Puede que te intriguen las palabras del salmo y digas, pero ¿en qué meditar? ¿Qué selección bíblica haré para pensar en ella? Aunque leas, como es tu deber, la Biblia todos los días, David aquí propiamente dice que pensar en Dios es para él meditar en la providencia particular en su vida. Si notas sus palabras él dice: “Has sido mi socorro, tu diestra me ha sostenido, bajo la sombra de tus alas me regocijaré”; principalmente medita en su protección.
64:1
“Escucha mi voz en mi queja”; que permite las traducciones “en mi contemplación” “mi oración” “mi meditación” y mi oración, o como señala LBLA “en mi inquietud” porque también significa “en mi ansiedad”. Esa palabra ya es tan familiar para mí que parece como mi hija tenida en la senectud.
Investigando al pastor y sus ayudadores
Sal. 64:2,6
“…hacen una investigación exacta” o completa, perfecta. David se llegó a enterar de la conspiración (o insurrección) que tramaban contra él y el peligro que existía en que tuviera éxito. Este varón teniendo treinta valientes con él y otros muchos que lo defendían, incluso un sistema de seguridad que le informaba de lo que pasaba como puede verse aquí, clama a Dios como si no tuviera a su favor ni un solo hombre. Es que él sabe que "en vano vela la guardia" si Dios no guarda la ciudad. Aquí describe cómo empieza una conspiración (v. 6). Preguntan iniquidades, no cuántos hombres lo rodean sino los pecados que pudo haber cometido para arruinarle su reputación, para que una vez deshecha la imagen suya pierda el apoyo de sus compañeros y que no lo vean como un varón santo, con sanos propósitos ante Dios sino como un engañador. ¿No hicieron lo mismo con Jesús? ¿Con los apóstoles? (Jn. 7: 47-52; 9: 24; Mt. 27: 63,64). Desgraciadamente esto que se ve entre los partidos políticos opuestos que luchan por el poder también aparece en la iglesia; hombres que hacen una investigación espiritual, moral, exacta de los siervos de Dios para hallar pecados en su persona, familia o trabajo, con los cuales echarle del liderazgo espiritual. Oh Dios, si no fuera porque nuestros caminos son agradables a ti, ellos hubieran logrado lo que quieren, buscaron y buscaron y no hallaron, entonces se volvieron a nuestros colaboradores y a ellos los acusaron de hipócritas y falsos. El testimonio nuestro hubiera sido arruinado pero dijeron toda clase de mal mintiendo. Señor que esos perversos que has echado de entre nosotros no regresen más, que no surjan otros como ellos y que tu pueblo sea sencillo de corazón para cuando alguno peque sea amonestado y no destruido.
65.
Este salmo se le ha disputado su davídica autoría porque en el v. 4 menciona la palabra “templo” en vez de “tienda” o tabernáculo. Esa objeción es frágil. David le suele llamar templo a la tienda del Señor (27:4). Lo que sí se nota es la diferencia en el contenido de este salmo, que no es tan íntimo y personal como los otros donde abundan la culpa, vergüenza, el miedo, la esperanza, la venganza y la fe. Pero es similar, puesto que cuando David menciona la creación no la exalta sino al Dios que la gobierna.
65: 2
“Oh tú que escuchas la oración”. Si tú oyeses la oración ¿por qué no oyes la mía? Clamo de día y no me respondes (22: 2). Te suplico y me dices: "bástate mi gracia" y sigo soportando el aguijón de mi carne. ¿He de estar enfermo para siempre? ¿Continuaré siempre andando y cojeando con el encaje del muslo de mi fe, dislocado? Los recuerdos de mis victorias son los de mis derrotas. Oh yo algún día te dije lo mismo que David, ¡oh tú escuchas las oración! Inconmovible es tu voluntad. ¿Qué quieres hacer de mí, un gusano o un hombre? Involuciono Señor.
65: 3
“Nuestras transgresiones tú las perdonas”. Nuestras iniquidades tú las perdonarás, no nos castigarás con la vara de los hombres. Caiga yo en tus manos porque tú no me destruirás, tú no eres vengativo con tus hijos (meditar en 2 Sa. 24: 14).
65: 4
“…bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres” (“acercas a ti”). Dichosos los levitas, los sacerdotes, los cantores, los porteros del templo, aun aquellos que visitan tus atrios (116:18,19). ¿Crees alma que cualquiera puede tener comunión con Dios? Es el que él atrajere. Nadie puede venir al Hijo si el Padre no lo trajere. Es cierto que quien le clama de corazón lo oye porque él pone ese deseo ¿pero quién habitará con las llamas eternas? (meditar en Isa. 33:14). Hasta que el Señor no te atraiga hacia él en vano tratas de acercarte; oras pero no tienes comunión, cantas y lees la Escritura que siempre pasa lo mismo. Es el Espíritu Santo quien nos hace tener comunión con él. Pide esa misericordia hoy.
Dios hace cosas tremendas
Sal. 65:5
“…con tremendas cosas nos responderás.” o con terribles o reverentes cosas. Si David hubiera escrito "con grandes y maravillosas" lo hubiéramos entendido fácilmente; pero ¿qué se entiende por "tremendas"? ¿Lo mismo? No, él quiso decir "con cosas que espantan, que dan miedo de él". Cuando Dios manifiesta su justicia los que ven temen. Las guerras de Jehová están llenas de esos ejemplos; cuando Dios le hizo llover piedra del cielo en tiempo de Josué (10: 11). Si uno examina esas cosas tremendas o terribles y espantosas que menciona no halla el trueno, el diluvio, el ciclón, el terremoto, la peste, etc., sino una pacífica naturaleza, la doble respuesta de hombre a su funcionamiento: agradecimiento y alegría. ¿Da miedo todo eso? En lo absoluto, sino reverencia y adoración.
Pero cuando Cristo murió los que estaban allí temieron, cuando los apóstoles hacían algún milagro temían. Pienso que el Señor nos responde con tremendas cosas cuando nos revela a Cristo (1 Co. 2: 9), cuando nos hace ver cosas misteriosas, escondidas por siglos; cuando salva y derrama su Espíritu Santo nos hace ver cosas tremendas. Si él hace cosas tremendas es porque nuestro Dios es tremendo. Señor, no pierda yo jamás mi temor de ti. Amén.
No guardes un mal recuerdo de Dios
Sal. 65:8-13
“…tú coronas el año con tus bienes”. Con cosas buenas, con tu bondad, con tu prosperidad. ¡Qué rico es terminar el año reteniéndote a ti y siendo retenidos por ti! Tal vez no has sido bendecido todo el año, pero el Señor no quiere que guardes un mal recuerdo de él y las bendiciones que te faltaron, ahora te las entrega de modo especial cuando éste se acaba. Ninguna se perdió, sólo se tardaron hasta diciembre.
Estamos llegando a fin de año y para muchos de nosotros el Señor ha coronado el año con sus bienes (v.11); reconocemos que todo lo que tenemos nos lo dio el Señor. Específicamente David se refiere a la bendición de la lluvia sobre la tierra cuando se hinchan los ríos, se anegan los pastizales, se empapan los surcos y la semilla que se acomoda sobre ellos nace pronto. Es una pena que el hombre materialista de hoy, agnóstico en su ciencia, agrandada su incredulidad por sus explicaciones científicas sea tan poco agradecido y adjudique a “la madre naturaleza” las misericordias de su Creador. ¿No ves, oh incrédulo, que por esas leyes obra Dios? ¿No ves que él las sustenta con la Palabra de su poder? (He.1:3). ¿No ves que hasta la vida de los reyes se sujeta a los campos? (Ecl. 5:9). Ahora llueve, la lluvia cae desde el cielo, pero al principio no fue así, sino que un vapor de agua regaba la tierra (Ge. 2:4-6). Hay quienes piensan que hasta el diluvio no había llovido, que jamás alguien había visto caer una gota de agua desde las nubes; porque no habían vivido esa experiencia fue que dudaron de un diluvio. Asociada a la lluvia se halla el arcoíris, un símbolo de la misericordia de Dios, un pacto que él ha hecho con el hombre para asegurarle que el mundo antiguo pereció anegado en agua por ser tan pecador, pero que por agua no lo volverá a destruir. Oh amado, cuánto debemos agradecer a Dios el agua, sin ella no podría ser posible la vida en esta tierra porque por agua subsiste (2 Pe. 2:4-7); con el agua Dios llena de alegría nuestros corazones (Hch. 14:17). Si el agua cesara prácticamente se paralizaría el mundo entero, no quedaría viva ni planta, ni animal, ni el hombre. Sería imposible la vida moderna sin el agua. ¡Y qué deliciosa es el agua! El agua se halla en la base misma de la vida y de la economía de una nación. Si bien Dios ha usado el agua para juicio también ella es un emblema de su misericordia y hace llover sobre buenos y malos (Mt. 5:45) para que cada ser viviente alce sus ojos al cielo y reconozca que es dependiente de Aquel que está sobre las nubes y la envía.
65: 11
“Bendices sus renuevos”. Señor aunque ha sido un año estéril y de poca cosecha, coronado con tus bienes, permíteme recordarlo como un año feliz. Bendice mis renuevos, v. 10, es decir, mis hijos. Amén.
66: 2
“..haz su alabanza gloriosa..”. “Poned gloria en su alabanza”. Oh alma mía, canta de modo glorioso, no le honres con los labios mientras tu corazón está lejos de él. Oh Señor tuya es la alabanza, resucita mis labios muertos.
Quítale al fiel todo lo que tiene y seguirá adorando a Dios
Sal. 66:3,4
‘Por la grandeza de tu poder tus enemigos fingirán obedecerte”. La RV no incluye el fingimiento en la obediencia de esos adversarios pero el texto contiene esa idea, tienen una fe fingida (1 Ti. 1:5; 2 Ti. 1:5), y no aman sin fingimiento (Ro. 12: 9). Porque tienen miedo y por conveniencia porque quieren algo de su religión. La fe auténtica en Jesús no es cuando le ve entrando en un pollino a su ciudad sino cuando la turba le está gritando crucifícale, no cuando la fe se viste con esplendidez sino cuando está echada en el piso llena de llagas y los perros la lamen. No es su justicia la que nos pone de rodillas sino su benignidad, no es su enojo sino su sonrisa. ¿Tú crees David que toda la tierra le adorará? Ojalá. No varón, hay que predicarles el evangelio que es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, tus deseos son santos pero tu esperanza estará frustrada, ellos no vendrán aunque él es digno de suprema alabanza. Si tú sabes que sus adversarios fingen, adoran a Dios de labios pero sus corazones están lejos de él (Isa.29:13; Mr.7:6), te refieres entonces al remanente escogido por gracia. Ese sí vendrá y creerá las cosas asombrosas que cuentan tus libros. ¿Y la fe de esos no tiene una porción de fingimiento? No es perfecta, a veces tiene más emoción que confianza, es más verbal que de corazón, pero lo que se llama fingimiento, eso no lo tiene. Quítale a la fe todo lo que le has dado y ella sigue creyendo, se transforma en fidelidad y pase lo que pase no por ello cambia. La fe ama a Dios y ese amor es “inalterable” (con sinceridad) (Efe. 6:24). Le quedaría su fe, arrepentimiento, el amor a Dios y el Espíritu Santo con amor a su Palabra.
66: 3,5, 6
“…cuán asombrosas…”, exactamente terribles y reverentes. Si en tu experiencia no cuentas con ninguna obra asombrosa que te ha hecho Dios por ti, ¿qué me dices de tu salvación? ¿Tu arrepentimiento, tu transformación, el cambio de tu vida? No obstante si no puedes animar tu fe con tus experiencias, medita en los hechos poderosos de la revelación. El salmista no menciona el cruce del Mar Rojo sino el Jordán, cuando el pueblo entró conducido por Josué a la promesa. Se remite a los hechos más recientes; para ti y para mí puede ser la ascensión de Cristo, la venida del Espíritu Santo, la evangelización del mundo. Incita a tu alma a la alabanza, medita en aquellos hechos que hicieron temblar el mundo. Oh Señor aunque tú no hagas milagros todos los días, tú eres el mismo. Escoge un hecho poderoso y medita en él. La resurrección, su ascenso, su encarnación.
66: 12
“…hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas”. Nos pisotearon, el diablo nos pisoteó pero después lo hollamos bajo nuestros pies (meditar en Ro. 16: 20); trotaron sobre nosotros pero después cabalgamos. Fue terrible como el fuego lo que vivimos pero no nos quemamos (meditar en Dan. 3:26,27). De las tres partes que en español tiene el versículo las dos primeras son el mal momento y la tercera la salida, la tentación y la salida (1 Co. 10:13). Casi puedo decir que mi abundancia de hoy se debe a aquellos terribles días.
Los malos pensamientos pasan por mi cabeza, pero no se quedan
Sal. 66:18,19, 20
“…si en mi corazón hubiera mirado la iniquidad…”. ¿Puedes relacionar la oración y la santidad? Dentro de mis pensamientos sólo tiene acceso Dios. Si a los peregrinos y perversos pensamientos que pasan por mi cabeza los hubiera invitado a quedarse el Señor lo sabría. Si no hubiera tratado de espantarlos de mis sacrificios no le hubieran dejado nada a Jehová (meditar en Ge. 15:9-20). El salmista deduce con sabiduría que si Dios le ha respondido su oración es porque en privado no medita en pecados, o no “mira” nada que sea pecaminoso (actualizando: ni en revistas ni en televisión). Sus palabras parecen dirigidas a vindicar su testimonio, tanto como para instruir con esa verdad; pero también como reflexión personal, para el futuro que ha de seguir su vida espiritual. Y por último como el perfume que exhala su experiencia o la gloria que sale de ella, la gratitud y alabanza a Dios porque comprobó que es exactamente el mismo que en siglos pasados, no tiene una gota de fuerza menos, gustoso repite lo que ha hecho en otros tiempos, lo que hizo a todo un pueblo también lo hace para un individuo, "este pobre clamó..." (Sal. 34: 6). Oh amado ¿ves como florece, se embellece? Señor enséñame a orar. Siento que todavía estoy muy distante de conocer el misterio de la oración, muchas cosas he aprendido pero apenas he vislumbrado algo de este supremo acto de adoración religiosa: orar.
67.
“..neginot”, propiamente instrumentos musicales, ver salmos 4,26,55,64, etc.
Tenemos un Dios mejor que el de ellos
Sal. 67:1-7
“…Dios tenga misericordia de nosotros y nos bendiga…”. En v.4 más que pastorearás es guiarás, gobernarás que encaja mejor en el contexto. El pueblo de Dios clama por bendición y Dios le responde, pero no sólo con el propósito de bendecir al receptáculo de ella sino a los que lo oyen, la vieren, y fueren enterados; para los que no la recibieron sepan de él, se enteren de Dios. Cuando Dios toca una vida es que está pensando en la de otros. Cuando recibas ayuda de Dios mira a los lados para ver quién es el otro objetivo que Dios tiene al bendecirte. Fíjate como el salmista argumenta para que Dios le bendiga; le dice que abundará en la gloria de su nombre. No porque Dios necesita esa gloria sino porque el evangelismo, la salvación de las almas, por ellas concede la bendición con su propósito. Si lo que pedimos a Dios no es para gastar en nuestro deleite sino para que otros se beneficien de nuestras oraciones y de nuestra relación con Dios, con nuestra prosperidad, él lo concede. Señor bendícenos para ser de bendición. ¿Quieres extender la gloria de Dios al mundo entero? ¿Vives para ti mismo? Tú oras.: "Jehová es mi pastor nada me faltará, en lugares de delicados pastos me hará descansar...". Pero, ¿oras para que Jehová sea el pastor y guía de tu vecino? Tu nación conoce a Jehová, pero ¡cuántas hay que no! (v. 4). Esto es estar compartiendo a Dios. Antiguamente los pueblos relacionaban sus victorias a sus dioses, y sus derrotas; pero hoy no; la religión y su estado espiritual tienen que ver mucho se reconozca o no. Si no podemos hacer este concepto de volver atrás como nación; relacionemos la religión a nuestro Dios con nosotros, nuestro trabajo, logros, vida; que la gente no piense que hemos triunfado por nosotros mismos sino porque tenemos un Dios mejor que el de ellos, una revelación mejor; y lo quieran para sí. Extendamos moralmente el conocimiento de Dios con nuestro progreso.
Alas de plata para que su pueblo regrese
Sal. 68.
Pertenecía a la colección de David y por eso se le da la autoría; los salmos escritos por David tienen más introspección y sensibilidad espiritual que éste y son más personales, contienen más elementos propios que nacionales. Aún los que escribió en sus huidas contienen pocos datos geográficos, dan pocos detalles circunstanciales y se concentran en el alma misma suya. Realmente David fue quien enseñó a cantar a Israel, éste nunca tuvo un músico tan extraordinario con composiciones tan espirituales. Este salmo sigue su modelo. Los salmos de David son gritos suyos y no hacen tantas referencias al Dios de la historia de Israel. La revelación histórica de Israel son sus meditaciones, sus reflexiones, pero su Dios es presente, habita en el monte de Sion, está allí, entre cortinas, entre los querubines. Sus oraciones, son como si lo actualizara, acortar la distancia, lo hace más suyo que de su pueblo. Se regocija tanto en el Dios de la historia como en el de la experiencia personal. Oh Dios, no seas un Dios alejado de mí por siglos, el Dios de otro pueblo, de otras edades. Señor que la historia de sus poderosos hechos no edifique sólo mi fe, para que no se construya sólo intelectualmente; tú estás aquí, ahora, conmigo, hecho cercano por Cristo (Efe. 2: 12,13). El salmista hace que su pueblo piense en su historia, en lo que ha sido para los huérfanos, los desamparados (vv. 5,6). Como Dios los prosperó (vv. 7-11). Pero ¿qué pasa ahora? Ya no da su palabra, (v. 11), muchos han sido esparcidos hacia Basán (vv. 15,22), un punto por donde pasó el pueblo en su historia cuando avanzaba con Dios; se halla donde no debiera, el pecado lo ha hecho retroceder. Pero el salmo nos muestra que Dios es incambiable, sigue siendo bueno, que no hay en él sombra de variación (Sgo. 1: 17), su heredad será reanimada (v. 9), le dará alas de plata para regresar al corazón de Jerusalén (v. 13). Estén dentro o fuera Dios es el mismo. Nuestro Dios es el Dios de la historia, de la experiencia. Estas son reflexiones dadas sobre la autoría del salmo. El Dios de mi pueblo es mi Dios.
68:9
“…exhausta” o cansada, disgustada, pero por el contexto sería marchita y semiseca. “…reanimaste” o la confirmaste, reverdeció, le diste vida y nuevos ánimos. Oh, Señor, anima con tu lluvia la iglesia, envía gotas de tu rocío sobre cada alma que la compone.
Las mujeres anuncian las buenas nuevas
Sal. 68:11
“…daba su palabra y muchos la publicaban…” “Grande multitud llevaba las buenas nuevas”. ¿No te traen a la memoria estas palabras aquellos viejos tiempos de la iglesia cuando la palabra de Dios abundaba en sus reuniones? (Col. 3:16) ¿Cuando corría y era glorificada? (2 Te. 3:1). ¿Cuando el crecimiento de la iglesia era llamado el crecimiento de la palabra? (Hch. 6:7; 12:24; 19: 20). Señor, ¿Volverán esos tiempos? ¿O tu pueblo seguirá como en el tiempo de los jueces de Israel cuando cada uno hacía lo que bien le parecía? Oh Dios, la historia de tu revelación nos recuerda lo que hiciste, lo que pudieras hacer, a ella nos aferramos con fe cuando nos hallamos secos, esparcidos y sin frutos. Repite, oh Señor, aquellas cosas que han servido de referencia a nuestra fe, testifica de ti mismo como lo hiciste antaño. Este anhelo también lo tienen otros hermanos pero parece que quieren que tú hagas de nuevo aquellas cosas, pero más por ellos mismos que por ti. Danos salvación y bendición. No son milagros sino tu palabra lo que quiero, para que tú habites por ella entre los rebeldes (v. 18) y por ella se dirija tu pueblo. Yo fui rebelde, hay muchos que aun lo son, habita entre ellos. Esto trata de la Palabra de Dios en el cristianismo apostólico. Se puede traducir en femenino: ‘Las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud” (LBLA); dice Gill que hay uso del femenino y eran ellas comúnmente las que cantaban y celebraban las victorias (Ex. 15: 20,21; Jue. 11:34; Jue. 21:21; 1 Sa. 18: 7,7).
La iglesia, una paloma de oro y plata
Sal. 68:13
“Fuisteis echados entre los tiestos, seréis como alas de paloma cubiertas de plata, y sus plumas como amarillez de oro”. Un pasaje sumamente difícil de explicar. Ver a Gill. ¿No tendrá eso que ver con los exilados en Basán? (v.22). Pienso, allí Dios los mira de ganaderos o entre tiestos, y con lástima piensa que es una paloma con alas plateadas o que reflejan los rayos solares el oro de su misión. ¡Qué bonito se pinta aquí a la iglesia, los elegidos entre los tiestos, lo virtuoso entre lo vil! Es la obra de la gracia de Dios en las peores condiciones. Dios mira dónde hemos caído, dónde nos han tirado las situaciones, y allí, entre lo desechado, en aquello que se rompió y no tiene uso, los tiestos, él nos considera como una paloma posada sobre esos restos , y el Espíritu Santo brilla entre ellos como la luz del oro. ¡Una paloma con alas de plata y oro! Nuestro valor no se disminuye porque seamos tirados en un rincón, y los ojos de Dios nos siguen y nos acompaña el Espíritu Santo en forma de bellísima paloma (Luc.3:22).
68:15,16
“¿Por qué miráis con envidia al monte de Dios?”. La traducción de “mirar con envidia” es insegura y ocurre aquí sólo en el AT (NET). Había cautivos en Basán, y especulo que como no podían reunirse en el Monte Sion subían a los picos de Basán y allí miraban con tristeza hacia Sion. Un lugar temporal. No es envidia quizás de la mala sino celo espiritual. Monte de Basán es el monte Hermón, situado en una gran cadena montañosa mucho más majestuosa que el monte Sion, sin embargo es en éste, más pequeño y sin gloria natural, como lo despreciado del mundo al cual escogió Dios para avergonzar aquellos naturalmente más dotados. No es Atenas más que Jerusalén. No es la famosa colina de Marte superior al Monte de los Olivos o al Monte del Sermón, o al de la Transfiguración, siendo más pequeños son superiores porque allí se manifestó el Señor.
Dones para vidas que estuvieron en ruinas
Sal. 68:18
“…tomaste dones para los hombres…”. O mejor “recibiste dones para los hombres”. En la versión aramea conocida como Tárgum, dice “diste dones…”; la Versión de los Setenta dice lo mismo que la hebrea pero el sentido es más o menos lo mismo. Aquí es precioso porque los dones son dados a los rebeldes y los apóstatas como el texto dice, y la razón por la que concede esos dones, o regalos, es para poder habitar aun entre esa clase de gente. Si no fuera por esos dones que les regala nunca haría de esos rebeldes su morada o tabernáculo. Dones legales: justificación por la fe, redención con su sangre, expiación en nuestro lugar, sustitución. Y dones operacionales, los que le permiten transformar a la criatura en una residencia divina, en hacerla templo del Espíritu Santo y no ruinas de demonios, una nueva criatura con la mente y los sentimientos de Cristo y dispuesta a servir con sus miembros a la justicia y no al pecado, y hacerla transmisora de su gracia hermoseando sus pies. Aquí se refiere al Señor Jesús quien conquistó la justicia divina y nos trajo su justicia y su gracia para habitar entre nosotros. ¿Qué mejor don que la resurrección del cuerpo? (Efe. 4: 8). La esperanza cristiana es alcanzar una mejor resurrección (He. 11: 35), ¿tomar parte en esa “segunda resurrección”? (Apc. 20:5,6). No has de ocuparte de ella? ¿No vale más que esta vida? Esto habla de porqué recibimos los dones de Dios y por quién. El vino del Sinaí hasta el Gólgota (v.17). Pero eso no se acaba ahí, continúa en la bondadosa providencia de la cual habla el versículo siguiente.
68:19
“...cada día nos colma de beneficios” o nos carga, nos impone beneficios. Y si ves que hay días que no tienes nuevos beneficios, disfruta los de ayer.
Discusión sobre instrumentos musicales
Sal. 68:24-27
“Los cantores iban delante, las doncellas tocando panderos”. Esto no es un modelo para el culto cristiano; ¿dónde hallas en el N. T. que las iglesias fundadas por Cristo adoraran a Dios de esa manera, cantores, orquestas, músicos, panderos, o con todos los instrumentos que se mencionan en la lista de los salmos 149:3 y 150? Si examinas las páginas del N. T. apenas podrías hallar que los hermanos primitivos usaran algún instrumento musical para acompañamiento en la alabanza. Están en error los que hoy en día toman la adoración a Jehová en el Antiguo Testamento como norma para el Nuevo. Los cristianos no adoraban a Dios como los judíos a Jehová. Si bien pienso que el uso de algún instrumento musical pudiera ser usado, si no se exalta sobre las voces, el exceso de ellos está de más. Una orquesta nunca formó parte del culto apostólico del cual nosotros copiamos los nuestros.
Aquella forma de adoración fue ceremonial y con el cambio de Ley, desapareció (He. 7:12; 9:13) y fue hallada dentro de un culto con símbolos, sombras y ya pretérito. ¿Dónde lees que los judíos adoraran a Dios en la sinagoga conforme al culto levítico? Si hubo instrumento musical era mínimo. Con la desaparición de los sacrificios cambió la alabanza. Es cierto que hubo cantos de salmos, como lo hizo nuestro Señor la última noche en la Pascua, pero ya no había orquestas porque el centro de énfasis no era la alabanza sino la lectura de la Ley y la exposición de ella. Hay que poner orquestas y otras cosas, sí, allí donde no se entiende la adoración cristiana y donde la Palabra de Dios no ocupa el centro de la adoración. Oh Dios, ayúdanos para adorarte correctamente y que en el culto la música, los cantores y los instrumentos de viento, cuerda y percusión no ahoguen la alabanza del alma humana. El énfasis en la exposición de la Palabra está más de acuerdo con la salvación por la fe que la alabanza que se corresponde con aquel tiempo cuando Cristo aun se hallaba pronosticado en sombras y no había muerto por nuestros pecados. Y concédenos Señor, que no usemos la música con la cual el mundo suele regocijarse.
Confirmación hecha por Dios
Sal. 68:28
“Confirma Dios lo que has hecho para nosotros” “…ha ordenado tu fortaleza”, es un decreto, y “…confirma (haz fuerte, afirma) lo que tú…”. Ora de este mismo modo a tu Dios: “Señor, confirma lo que has hecho por mí, por nosotros”. ¿Has sufrido la amarga experiencia de perder alguna bendición de Dios con la cual te regocijabas grandemente, por ejemplo: tu fe, tu pasión por las almas, tu celo espiritual, tu primer amor, amigos, esposa? ¿Ya esa lección no te ha enseñado que todo lo que Dios te ha dado necesita su confirmación? Muchos son los enemigos espirituales que nos asaltan continuamente; el principal, Satanás, trata de quitarnos de golpe lo que hemos tenido por muchos años, con sus maquinaciones, y nos damos cuenta que parece posible que lo logre, a juzgar por la debilidad y el carácter engañoso de nuestro corazón y por los muchos casos que hemos visto. David habla en pasado diciendo: “iban” “vieron” “estaban”. ¿No has leído un lenguaje similar en la retrospectiva sobre la caída de Judas Iscariote? “Fue guía” “era contado” “tenía parte” (Hch. 1: 16,17). La historia bíblica está llena de esos casos, inclusive hay un hombre que logró entrar a las bodas del Señor sin estar vestido adecuadamente y en un momento perdió su privilegio y lo expulsaron. Ora por tu congregación como David oraba por su pueblo, para que Dios confirme lo que le dio en su redención, para que no hable contra él con el lenguaje de Mt. 25: 28, para que no quite de nuestras sienes la corona y la tome otro. Todos los dones divinos necesitan su confirmación constante, no una vez para siempre, ni anual o diariamente, sino momento tras momento, segundo tras segundo. Un solo instante que nos falte su confirmación, como el pámpano separado de la vid, comenzamos a entristecernos y a marchitarnos. Los dones divinos son algo vivo, no son capacidades naturales. Nuestra elección necesita hacerse firme, la redención, la justificación, la fe, el arrepentimiento. Oh alma, ¿ya no necesitas más la gracia de Dios? El evangelista dice que necesitas gracia sobre gracia. ¿No sabes que ni aun el mundo puede rotar en el espacio ni alguna cosa creada continuar su curso inicial si Cristo no la sustenta con la palabra de su poder? (Col. 1:17; He. 1:3). ¿Piensas que ya tienes suficiente para vivir la vida cristiana? No pienses que puedes vivir tu cristianismo separado de Cristo. Oh Señor, cualquiera de las cosas que tengo las perdería si tú no estás al tanto de ellas y las confirmas para mí, tus promesas se harían nulas y lo que ahora poseo se desvanecería como el rocío. Este pasaje habla de la confirmación de los hermanos (Luc. 22:32; Hch. 15:41; 18:23) y de la gracia preservadora.
69:1-3
“…sobre lirios” , con trompetas y también en 45, 60,80. No creo que esas primeras palabras tengan que ver con convicción de pecado o "pecaminosidad", o algo que se le parezca; es más bien para describir su situación difícil y lo atrapado que se siente, "estoy humillado"-dice-"me estoy ahogando"; y lo peor es que Dios no responde mis oraciones; he orado y velado por gusto: Dios no viene”. ¿Es ésta tu experiencia? Te has apoyado en Luc. 11: 9,10 y nada ha pasado; el salmista continúa orando y esperando (vv. 1-28) y en lo siguiente decide no reprochar su tardanza y alaba el nombre de Dios. Sale, alma mía, de la depresión que me produce la incredulidad.
Sirvamos de inspiración para siempre
Sal. 69:5,6
“...no sean avergonzados por causa mía…”. Hay un himno que dice: “Debo ser fiel por los que en mi confían”. Tú como yo tenemos a otros que confían en nuestro liderazgo. David quizás se refiere a dos aspectos de su fidelidad: Su testimonio como líder del pueblo del Señor y a su propia vida piadosa; en la profesión hecha ante muchos testigos (2 Ti. 2:2; 1 Ti. 6:12,13). Ora por su fidelidad, por el daño que pudiera ocasionarles si él cayera en pecado o si fuera inepto ante sus enemigos. ¿Oras por tu fidelidad en ese sentido, no ya por tu propio bien sino por el bien que ella le hace a tus compañeros? Ningún cristiano es un anacoreta espiritual, nadie vive tan aislado de los demás que su vida espiritual no haga eco en ellos. Muchos confían en los principios de los cuales hemos testificado y suponen y desean que siempre obremos por ellos; confían en la veracidad de nuestra profesión, nos identifican con el evangelio que oyen de nuestros labios. No sean ellos avergonzados por mi causa, no haga yo blasfemar a los enemigos tuyos ni dañe en sus almas ese deseo santo de buscarte que yo les inspiro. ¿Cómo miraría yo el rostro de ellos y el tuyo si con un pecado insensato rompo la imagen que los ayuda a buscarte? ¿Adónde me iré para olvidar el daño que ocasioné? ¿Cómo haría algo que los endurezca contra ti y les haga pensar que la religión es una mentira y sus heraldos unos farsantes?
Es mejor que no te vean llorar, y ora
Sal. 69:7-13
“…extraño he sido para mis hermanos”. ¿Te sientes incomprendido y rechazado por tus propios familiares? ¿Son los enemigos tuyos los de tu propia casa? ¿Eres un profeta sin honra entre ellos? Oye a David decir: “Extraño he sido para mis hermanos y desconocido para los hijos de mi madre” (v. 8) “Todo el que quiera vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerá persecución”, dijo Pablo. David era para su propio pueblo “el dulce cantor de Israel” sin embargo para sus familiares no. Y ¿no fue así con José? ¿No lo vendieron para Egipto por envidia? ¿No fue la esposa de Job la primera que lo maldijo? Y nuestro Señor, ¿no está escrito que ni aún sus hermanos creían en él? ¿No dijeron que estaba fuera de sí? Eso ocurre con frecuencia a los santos que son el vivo retrato del Salvador, específicamente cuando demuestran celo por su casa (v. 9). Escúchalo decir: “Lloré afligiendo con ayuno mi alma y esto me ha sido por afrenta. Puse además cilicio por vestido y vine a serles por proverbio” (vv. 10,11). Es mejor que no te vean llorar, a no ser que llores cuando les hablas de la salvación.
¿Qué hizo David? Él lo dice: “Pero yo a ti oraba” (v. 13). No se quejaba amargamente contra ellos, no salía a contestar a las críticas de los que estaban en las puertas ni a callar a los borrachos que le entonaban canciones insultantes; más bien iba a su aposento y cerrada la puerta oraba a su Padre que se hallaba en secreto y lo encomendaba todo a él.
69:15,16
“Respóndeme pues buena es tu misericordia”. ¿Puedes orar así de modo tan tierno? David conocía la doctrina de la gracia de Dios. El que no conoce esa doctrina no conoce el corazón de Dios. Apela al corazón de Dios, a su aspecto más sensible que es su misericordia.
69:17
“…estoy angustiado, respóndeme pronto”. ¿Puedes platicar con Dios de modo tan personal?
69.18
“…redímeme”. Yo quiero lo mismo, Señor, camina tú hacia mí porque a veces tengo los pies en el cepo o hundido en cieno profundo (69.2; Job 13.27).
No son tus sustitutos, oh Dios
Sal. 69:20
“Esperé compasión, pero no la hubo, busqué consoladores pero no los hallé”. No somos salvos por la misericordia de los hombres sino por la gracia de Dios; si tenemos un consolador de carne y sangre ¿por qué he de buscar paz de conciencia en la palabra de los hombres si sus juicios no son los tuyos? ¿Por qué he de pedirles que compartan la gracia de ellos conmigo, si quizás tienen poca y no les alcanzaría luego? Pudiera irme frustrado porque no entienden, no comparten o se hallan secos. Oh Dios, que yo no demande de los hombres lo que ellos no pueden darme. No son tus sustitutos, Dios, en mis necesidades espirituales; no alcanzarían a comprender lo que me pasa y si lo supieran quedarían aterrorizados de mi plaga. No son ellos la fuente de mi salvación sino tú. Mi vida espiritual es entre tú y yo. Aunque Dios tenga muchos Bernabé, ministros de consolación para su iglesia, el Espíritu Santo es el verdadero Consolador. Jesucristo es nuestro sumo sacerdote, el único Mediador entre Dios y los hombres. No hay más vicario que él. Son sus dichos, en la Biblia, la fuente de nuestra consolación.
69:21
“Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre”. Ver Mt. 27:34,48. Y como el Espíritu hablaba de eso también en 22:18 y Mt. 27:35; Jn. 19:24.
69: 26
“Porque persiguieron al que tú heriste, y cuentan del dolor de los que tú llagaste”. Ten cuidado no te hagas acreedor del castigo de ese pecado, "hacer leña del árbol caído", maltratar al que Dios ha herido y murmurar de aquellos que él ha enfermado. Ora por ellos, y retírate con solemne temor.
69: 27
“…añade maldad sobre maldad”. ¿Hay maldición mayor que Dios almacene en montones los pecados de los hombres y los tenga listos para el día del juicio? Señor danos gracia sobre gracia (Jn. 1: 16) y no amontones nuestras iniquidades. Pesa menos una piedra de molino atada al cuello del alma y ser echado al lago de fuego, que esos montones de pecados atados a la conciencia. Es cosa terrible que Dios no olvide ningún pecado y saque todos los que no están borrados desde el día que nacimos hasta ahora. Dios, carga los montones de nuestros pecados sobre la cruz gloriosa del Señor Jesucristo; y para aquellos Señor, oramos suavemente, “perdónalos porque no saben lo que hacen”.
La ascensión del hombre
Sal. 69:29
“…tu salvación me ponga en alto”. ¿Sabes, creyente fiel, que la salvación es una elevación? Cuando crees en Cristo te elevas en honor ante los hombres, te distingue (1 Co. 4:7), te saca del muladar (Sal. 113: 7-9); pero mejor aún es que te eleva al estado superior de semejanza con Dios de donde habías caído, te lleva hasta el cielo donde está Cristo sentado (Efe. 2: 5,6). Sí, la gracia de Dios, no hay un medio mejor, ni un estado más superior (Ga. 5: 4). Los que son puestos en los lugares celestiales junto a Cristo permanecen allí siempre, los pecadores aunque hagan su refugio entre las estrellas desde allí los derribará Dios (Isa. 14:12-15). Esto es la ascensión del hombre.
Conoce tus limitaciones y la misericordia de Dios
Sal. 69:30-36
“… alabaré yo el nombre de Dios con cánticos”. Aquí hay otro estado de ánimo, u otra ocasión, u otro autor que lo añadió o David recogiendo la experiencia de algún hermano. La disposición es difícil y el énfasis no es la experiencia personal sino el estado de Israel. Dios nos permita añadir nuestra experiencia, nuestras oraciones, a la palabra de Dios y a aquellos grandes santos. Dios tiene muchas cosas que decirnos. Gracias Señor porque nuestros momentos cambian y nuestro interés no es sólo nuestra salvación sino también el estado del pueblo tuyo.
Sal. 69:32-36
“¡Viva vuestro corazón los que buscáis a Dios! “Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón”. Esta es apenas la primera exhortación que hace David; completamente el resto de este extenso salmo trata de su relación con Dios. Si uno atiende bien a sus palabras y juzga, se da cuenta que la recomendación que hace a sus hermanos no está basada en el testimonio de sus virtudes sino en el conocimiento de sus debilidades por un lado y en el conocimiento de las misericordias de Dios. No son las grandezas de su vida espiritual las que le sirven de trasfondo para exhortar a su pueblo; es más, sus virtudes proceden del conocimiento de sus debilidades. Es Dios, es a Dios, a quien él recomienda, sus misericordias, no se predica a sí mismo (2 Co.4:5). Puede bien decir que humildemente les recomienda a Dios. En todo eso hay gracia porque Dios da gracia a los humildes, gracia para mirarse. Es la gracia la que queda ensalzada en su salmo; adora, clama, se agita, se convulsiona. Es que no se considera un súper cristiano ni que por su piedad haya hecho el salmo; es sólo un menesteroso, un necesitado. ¿Cómo podrías conocer tú a Dios si no conoces tus debilidades? No es el conocimiento de ti mismo sino exactamente de tus debilidades. No hay ningún ministerio efectivo, sea maestro, sea predicador, sin un conocimiento profundo de sus necesidades espirituales.
70.
Esta es la actitud de alabanza que se debe tener cuando sufrimos
Sal. 70:1,5
“…apresúrate…apresúrate…”. A todos los creyentes les parece que Dios se demora y que Jesús llega tarde. Nuestros relojes no caminan al compás del de Dios. Impaciencias, cuando uno está en aflicción enseguida pierde su paciencia, o mejor dicho, se da cuenta que no la tiene. La prueba produce paciencia (Sgo. 1:3; 2 Pe. 1:5; 2 Tes. 3:1); el Señor tiene que encaminar nuestros corazones agitados a la paciencia de Cristo. Señor, ese no es mi don natural, créamela con tu Espíritu; siéntame tranquilo sobre las rocas de tus promesas.
71:3
“Sé para mí una roca de refugio…”. Eso lo dice por fe. Nota las palabras del v.2. Si este salmo no es de David, respira muchísimo su espíritu.
Las manos de la partera y las de Dios
Sal. 71:5,6
“Seguridad mía desde mi juventud…”. El salmista comienza pensando en su juventud y no la lamenta; no se queja de que pasaron pronto y no la aprovechó, no le pesa haberse consagrado a Dios en sus años mozos, vivido en la fe del Hijo de Dios, absteniéndose de pasiones juveniles y mirado al mundo o lo que hay en el mundo, los deseos de los ojos, la vanagloria de la vida. Venció al mundo y al Maligno en sus años juveniles. No recuerda aquellos años con lástima por sí mismo como si los hubiera vivido en vano. No, no hizo mal, sino bien; porque es bueno que el hombre lleve el yugo desde su juventud (Lam. 3:27). No le pesa haber vivido piadosamente en Cristo Jesús. Pero nota que en sus recuerdos va más allá, sigue hasta acordarse de su niñez. No menciona que hubiera heredado la fe de sus antepasados o que hubiera sabido desde la niñez la Sagrada Escritura; piensa más bien en la providencia de Dios, en el día de su nacimiento cuando alguien gritó: “Ha nacido un hijo varón”; reconoce que sobre las manos de la partera se hallaban las de Dios. La madre tuvo un feliz alumbramiento.
Pero ahora los recuerdos del salmista se tornan imaginación y la imaginación, preocupación, no por su presente sino por su futuro; medita en su vejez (v. 9). Piensa que llegará a ser dependiente de los demás como lo fue cuando nació. Los años pasarán, la vida se tornará parecida al final como cuando comenzó, dependiente, pero con muchas desventajas. Ya no habrá salud, las fuerzas se habrán agotado y tampoco habrá una mamá que lo tome en los brazos o una abuela que lo acune, ni un padre que provea el sustento. Con todo, quedan las de Dios que no lo abandonará y quizás no alargue sus días hasta ese extremo de inutilidad y dependencia.
71: 9, 18
“No me rechaces en el tiempo de la vejez, cuando me falten las fuerzas”. No está en la vejez pero se aproxima, ahora se fija más que antes en la vida de los ancianos y siente miedo, sabe que pudiera seguir viviendo y dependiendo del dinero y otros, el tiempo de otros, la misericordia de otros. No dice que prefiere la muerte antes que vivir así porque Dios es soberano, sólo él sabe y dispone con qué calidad de vida moriremos.
71: 14
“…te alabaré más y más…”. “Las dificultades no disminuirán mi religión, la aumentarán; cada golpe que la vida me de sacará de mis labios una alabanza”.
71:15
“…todo el día contaré con mi boca tus hechos de salvación…”. Se le llama “hechos de salvación” a lo principal que Dios tiene en su mira en nuestra vida; los hechos suyos que nos libran de peligros ocultos o sabidos, espirituales y físicos, y que por esa razón no se pueden contar; y no sabemos cuántas veces el Señor nos bendijo, intervino y los hizo “volverse por otro camino” (magos), les apretó el zapato contra la cerca (Balaán), cambió nuestro rumbo hasta que estemos en el cielo y la salvación completa (lo incompleto no se puede contar, Ecl. 1:15), y son innumerables; ¿por qué voy a sentir a Dios ajeno, indiferente, sordo o ciego?
71:16
“…haré me memoria de tu sola justicia…”. Evita decirle a Dios que no te mereces lo que te pasa o lo que otros sufren no se lo merecen.
71: 17,18
“…aún en la vejez no me desampares…”. (Ver exposición vv. 5,6, 9). Exactamente ahí comenzó mi vida cristiana, no en mi niñez como Timoteo, sino en mi juventud.
71: 19
“… Oh Dios ¿quién como tú…?” (Deu. 33: 29). Ni siquiera la teología pagana ha podido imaginar oh Dios tus dimensiones, te has hecho una historia única con el Éxodo de tu pueblo, con las leyes que le diste no hay dios que en la historia del mundo haya dado origen a una sociedad como la occidental actual, con una salvación por gracia, con un Salvador como Jesucristo. Por eso no somos paganos ni ateos. No te cambio mi Dios ni te dejo, no me abandones tú.
71: 20,21
“…me volverás a dar vida, vuelve a consolarme...”, lo dice dos veces; vuelve para repetir su bondad, para corregirnos, no su historia, con muchas cosas. Te espero Señor, de nuevo, vuelve y me volveré. No te retraces, por favor, retorna.
Si la iglesia no siente deseos de orar por sus gobernantes
Sal. 72
“Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra. Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará la vida de los pobres. De engaño y de violencia redimirá sus almas, y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos”.
Este salmo, compuesto para Salomón, contiene peticiones para cualquier magistrado; principalmente ruega que el nuevo gobernante se ocupe de los pobres (vv. 2,4,12,14) y que defienda sus derechos. Ese es el rey que le conviene al pueblo de Dios y se le promete de cualquier manera, una gran extensión territorial, específicamente en el ámbito religioso (vv.10,12). La economía doméstica será levantada tremendamente y los agricultores prosperarán (v.16), alcanzando también la bendición a la población urbana. Si el rey se dispone a favor de la clase pobre, recibirá la bendición de Dios y su pueblo orará por él continuamente (v.15), dándole gracias e intercediendo para que reciba salud y sabiduría. Ningún gobernante lo está haciendo bien ante los ojos de Dios si la iglesia no siente deseos de orar por él con gratitud.
No es fácil a veces orar con agradecimientos a Dios por un gobernante que ha puesto en marcha la economía, que ha levantado el índice de empleos, que tiene programas específicos para socorrer a los enfermos, a los pobres y a los extranjeros, pero que en algunos renglones éticos es liberal y erosiona los principios de moral cristiana; como tampoco es fácil sentir gratitud por otro que propone una plataforma política mucho más ortodoxa y moralmente mejor pero legisla casi sólo para los ricos que influencian su posición con dinero y poder. Suele ser difícil en estos casos, ejercer el privilegio del voto.
Pero más allá el salmo habla de Cristo (v. 17). Ningún rey como él. Me parece que nunca podremos hallar un gobernante como Cristo; oramos a Dios para que nos dé sabiduría para conocer cuál es el mejor y más conveniente para su reino. El Señor permita que no sólo se postulen para la presidencia profanos mediocres, sino también grandes y justos varones en quienes sea visible el sello de su aprobación; hazlo Señor, para que tu pueblo no se sienta confundido al votar y haciéndolo, instruido por tu ley, apruebe lo mejor, para nosotros y para nuestros hijos. Amén.
72:1
“…da tus juicios al rey…”, y que los aprenda.
72:2
“…él juzgará con justicia..”, y con leyes que sirvan para ricos y pobres (vv. 4, 13).
72:3
“…los montes llevarán paz…” y no habrá ninguna convulsión social.
72:5-12
“…temerán mientras duren el sol y la luna…”. Si gobiernas bien a tu pueblo éste prosperará mucho y tu influencia mundial será grande. Aquí no habla de guerra sino de progreso económico-social (v. 16).
72:14
“…la sangre de ellos será preciosa…”, porque un buen gobierno persigue el crimen y juzga a los criminales.
72:15
“…y se orará por él continuamente…”, porque habrá mucho progreso espiritual; contará con el apoyo de las iglesias y ellas orarán por él. El presidente a menudo debiera invitar a las iglesias, a animarlas, a orar por su gobierno, y sus asuntos en el interior y en política exterior. (1 Ti. 2:1-4).
Tiempos fructíferos con Jesús
Sal. 72:16
“…se echará un puñado en la tierra, su fruto hará ruido como el Líbano”; con tan buenas leyes y multitud de oraciones de respaldo, la economía será bendecida y ese país será como un Edén; pero no así aquellos que geográficamente tienen tierras fértiles y climas benignos pero odian al Señor, no aprenden por la Biblia a gobernarse y la iglesia crece sin influir en la sanidad de su política y la prosperidad de su mercado; el atraso, la incultura, la violencia y la corrupción descomponen a sus líderes y asfixian sus economías.
Ojalá el Tercer Mundo se tornara evangélico. Y en sentido espiritual, porque esto es una promesa para la economía del evangelio, cuando nosotros los pobres sembradores de la Palabra de Dios, que echamos puñados aquí y otros allá, esperando que la misericordia divina y la complacencia del Señor multipliquen grandemente el humilde trabajo de nuestras labores. Si el Espíritu Santo bendijera nuestra siembra nuestra iglesia en cada reunión, por la multitud de los convertidos, hará ruido como las copas fructíferas de los cedros del Líbano. Las aplicaciones incluyen, por supuesto al reino del Mesías, nuestro Señor Jesucristo, pero también la dispensación del Espíritu Santo y la abundancia de frutos, en nosotros los que somos hierba del campo y en los otros que viven las ciudades.
72:17
“…se perpetuará su nombre mientras dure el sol…”, o sea, será célebre, inmortal en la historia. Pero esas palabras a quienes encajan mejor, es a Jesucristo en quien son benditas todas las naciones del mundo, y en grado menor al creyente que sirve de bendición a su localidad. Lo llamarán bienaventurado o mejor dicho, justo, recto, honesto y feliz.
72:18,19
“… bendito su nombre glorioso para siempre…”; David era un tipo de Jesús, no perfecto pero lo era, del mismo modo Salomón, tampoco perfecto pero lo era; Jesús es quien es bendito por los siglos de los siglos. Dios nos de un gobernante así, que desarrolle el país hasta esas dimensiones, y con su progreso lleve la gloria de Dios.
Ningún santo termina jamás de orar
Sal. 72:20
“Aquí terminan las oraciones de David”.
Lo que termina aquí son las oraciones escritas que hizo David, por lo menos en esta colección, pero no las orales; las oraciones cantadas. La última es para su hijo Salomón. Y ¿cuándo David terminó de orar, aquí? ¿Aquí realmente terminan las oraciones de David? No, fíjate en el título de los salmos 86, 101,103, etc. y verás que aquí no terminan las oraciones de David, aquí terminan las oraciones agrupadas en esta colección.
Ningún santo jamás termina de orar, mientras haya vida en su alma continúa orando porque no hay deleite más grande para su espíritu que orar, estar en la presencia de su Dios. Pudieran haber terminado sus producciones literarias pero él siguió orando, pudo haber concluido su ministerio musical y ya no escribir ningún otro salmo, pero él continuaría orando. Dejó de orar cuando murió, entonces sí pudo escribirse ese epitafio: “Aquí termina la vida de oración de David”. Cuando David envejeció y ya no podía tomar la pluma y escribir, cuando no tenía fuerzas para tocar su arpa y la dejó arrinconada, cuando no podía calentarse sobre la cama, aún seguía orando y meditando dentro de su alma. Si un santo deja de orar deja de ser santo. Oh Señor, no me quites los deseos de orar, auméntalos. Qué delicia es meditar y reflexionar en oración.
No dice que estos sean los rezos de David sino “las oraciones”. Quien haya leído las oraciones de David sabe que son originales, no copias de las oraciones de algún otro santo que le precediera como fueron Samuel o Moisés. Pudo haberse inspirado en las oraciones de aquellos y hubiera sido lícito, pero no lo hizo como ocurrió con el Magnificat de María (Luc. 1:46-55), aplicándolo a sus propias circunstancias. No, David, ungido por el Espíritu Santo, prefiere derramar su alma con sus propias palabras: se exalta, deprime, argumenta, confía, se arrepiente, se espanta, alaba, perdona, pide venganza, exhorta, instruye. La oración es algo muy unido entre su alma y Dios.
Las oraciones de todos los santos, en cuanto al formato, en sentido general son modelos, patrones, pero no son de ningún provecho si se toman para hacer repeticiones. Tanto el alma como las situaciones de cada santo son distintas. Ni las oraciones del Señor Jesucristo han sido preservadas para repetirlas; a no ser que lleguemos a encontrarnos en las mismas situaciones críticas que él.
¿Qué sentido tiene decir: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte” si estamos llenos de gozo? o, “vénganos tu reino”, ¿si cada día amamos más este mundo? “perdona nuestros pecados como nosotros perdonamos a nuestros deudores”, ¿si es mentira y no perdonamos a nadie ni siquiera pequeñas ofensas? No hay oración más muerta que la que se copia de otro y se repite sin sentirla. Es cierto que Esteban oró con las palabras de Jesús, y María como Ana, porque el primero estaba muriendo como él, eso pensaba, y ambas mujeres tuvieron un hijo por un milagro.
La hora de la tentación es la hora de la carne
Sal. 73:2,3
“En cuanto a mi casi se deslizaron mis pies, por poco resbalaron mis pasos”. Al leer la letra de este salmo uno puede mal juzgar al salmista que lo escribió y pensar que era un mal cristiano, un hermano carnal; porque ¿cómo puede un hombre inspirado por Dios envidiar la vida fácil de los impíos? (vv. 3-9). Sí, si pudiéramos conocer las tentaciones de todos los santos, en la carne, aun de los más connotados como Pablo, pensaríamos que son personas carnales, vendidos al pecado (Ro. 7:14,15). La hora de la tentación es la hora de la carne. Sin embargo no hay que apurarse y juzgarlo así, porque al final dice que en la tierra nada desea sino a Dios (vv. 25,26). Sin embargo, ¿cómo es posible que un hombre espiritualmente maduro como Asaf, que lo que más le importa en la vida es Dios, que ella no tendría ningún significado sin él, pudiera en un momento dado lamentarse de haber vivido piadosamente? (v. 13).
Asaf no era así como él se sentía en la tentación, aquel era un estado espiritual transitorio, una crisis; y por eso lo relata como una experiencia excepcional. Satanás le nubló el entendimiento para que razonara carnalmente (v. 22). En oración Dios le dio una visión del futuro de ellos y ya no quiso nunca compartir la suerte que les aguardaba (vv. 18-20). Si pudieras visitar a los impíos en el infierno, seguro que no querrías vivir como ellos vivieron ni tener aquellas cosas a las que dieron más importancia que al alma. Una visión del estado de las almas en la condenación es suficiente para retroceder espantado de nuestros pensamientos de apostasía y para que nos avergoncemos de haber sentido envidia de la vida que viven los que blasfeman el cielo (v. 9), y lamentar lo que hemos consagrado al cuidado y la adoración de Dios.
No obstante mira su descubrimiento, que cuando hubo acabado todo supo que en su crisis satánica Dios estuvo a su lado (vv. 23,24), que lo acompañó día por día, que lo pasó por esas tristezas y luchas para que viviera esa experiencia y la escribiera para el beneficio de otros que puedan ser tentados de modo similar. Fue bienaventurado Asaf porque por la misericordia divina triunfó. Supo que la tentación de apostasía no lo había desviado ni un centímetro de su camino a la gloria. Quedó totalmente purificado y aprendió mucho y dijo “fuera de ti nada deseo en la tierra” (v. 25); que la vida cristiana del santo más pobre en la tierra vale más que la de un impío aunque posea los tesoros de los egipcios. Asaf no es una excepción, si con sinceridad recordamos, aunque lejano, fugaz, uno o dos instantes. Terminó muy bien (v.28).
La envidia es analfabeta
Sal. 73:73
“Los ojos se les saltan de gordura”. No estés tan seguro que eso sea una bendición de Dios y motivo de envidia. Estás equivocado. No se mueren con dolores y se hallan robustos como un milagro porque con esos vientres grandes, cabezas enormes, brazos y piernas pesadas y ojos saltones es para que estuvieran postrados. Hay veces que somos merecidamente tontos porque envidiamos a personas que más bien merecen lástima y compasión, que están más enfermas que saludables y si supiéramos la verdad de sus vidas no quisiéramos estar en la piel de ellos ni un segundo. La envidia es analfabeta. Dicho de otro modo, es incultura.
73:10,11
“¿Cómo lo sabe Dios? Y ¿hay conocimiento en el Altísimo?”. Sí, se comprende que veamos injusticias y sucesos inexplicables que parecen estar en conflicto con lo que creemos de Dios que es justo, amoroso y omnisciente. Si Dios ve eso ¿por qué lo tolera? No debiera permitirlo. ¿Por qué su pasividad? ¿Por qué no interviene, por qué no interfiere? Si él lo quisiera podría hacer cesar eso o aquello. Así habla la gente. Simplemente hermanos, Dios sigue siendo Amor, Justicia y es Omnisciente. Esos son atributos suyos. No se pueden negar. Y muchas cosas pasan en este mundo que no tenemos para ellas explicación.
73:12
“Los impíos siempre desahogados” (LBLA) o “tranquilos y seguros”. Eso es magnífico, no tener preocupación financiera, tener dinero para cubrir todos los gastos, no tener que estar contando hasta el último centavo ni pedir en préstamos y vivir ahogados por las deudas. Pero no cambio mi intranquilidad por la paz de ellos que le deben a Dios más que yo, que no tengo deudas con su Justicia porque Jesús me redimió. Ellos no poseen las riquezas de Cristo, yo sí, me conformo, y dependo de la providencia, si no para vivir desahogado sí para dormir toda la noche.
73:13,14
“En vano he guardado mi corazón”. ¿Por qué te comparas con aquellos? ¿Para salir perdiendo? ¿Por qué te hiciste cristiano, para tener dinero, estar saludable y vivir muchos años? Si todavía estuvieras angustiado por tu salud lo entendería pero ¿qué salmista eres que tu preocupación es financiera, no porque te falte algo sino porque otros tienen más que tú? Si aceptaste a Cristo por tu propio interés, déjalo, si te has bautizado para que tu religión te mejore la economía, prepárate para no recoger nada porque Dios, con quien juegas, lo mira todo y no ha entrado en tu negocio ni te reconoce esa fe fingida, ese amor con fingimiento, ni tu bautismo tampoco. Arrepiéntete porque en hiel de amargura y prisión de oscuridad veo que estás, mago (Hch.8:23).
73:15
“…a la generación de tus hijos engañaría…”, o defraudaría, ofendería, al verme ahora vivir aquello que deploré y contrario a lo que les enseñé.
73:16
“…duro trabajo para mí…”, fue difícil de entender.
Se hallan explicaciones orando
Sal. 73:17-24
“…hasta que entrando en el santuario de Dios comprendí…”. Cuando se le hace una biopsia a un pecado, sólo se ven inmundicias y más inmundicias. El Señor nos concede su luz para verlo y ser libres. Al santuario se entra para adorar y orar a Dios; el entrar trae implicado el ser recibido estrechamente por la Deidad, es un paso de comunión. Así, en la soledad y la reverente adoración y oración, ésta se vuelve eficaz cuando nos enseña quién es Dios y el significado de su obra; se despejan todas las dudas sobre la vida. Se hallan explicaciones orando. Estuvo bien que orara por su tentación y se quitara de algún modo la envidia. El testifica que después que oró y comprendió el asunto estuvo aliviado y salió de allí gozoso y diciendo cosas muy bonitas. Se conformó con una explicación que otros pudieran que no: que en un abrir y cerrar de ojos todos los ricos que él conocía, puros seculares o agnósticos, serían de repente cortados por la guadaña de la muerte o la mano de un Dios justiciero. Si Asaf vivió muchos años más, en la mayoría de los casos los ricos incrédulos siguen viviendo y bien, la muerte los taló pero como robles viejos. ¿Es eso lo que tú querías? No cantor, no conviertas tus deseos en respuesta divina, no digas que Dios te habló, cuando fue la voz de tu conciencia. ¿Por qué en vez de comprender “el fin de ellos” no entras al santuario para entenderte tú y pedir que al Señor que te ayude con la envidia y te capacite para vivir con menos? ¿Es justo que te pongas contento porque otros, que quizás no hicieron sus fortunas robando sino negociando, tú quieras que lo pierdan todo incluyendo sus vidas? Si es que la consiguieron de ese modo.
73:24
“Con tu consejo me guiarás y después me recibirás en gloria”; no parece que se refiera al cielo sino al honor y la honra que aparecen cuando vencemos una tentación. Hay versiones que traducen en presente y en forma de oración, así “y después recíbeme con honor”; dame un amplio recibimiento Señor. Cuando somos obedientes no podemos esperar ni pedir menos que honra. ¿Y qué si ora un cristiano? Las líneas son toda una esperanza. Los que Dios aconseja lo encuentran en gloria.
Sal. 73:25
“¿A quién tengo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo”. La gente se extraña que nos abstengamos de esto y aquello; cuando el Señor comienza la obra en nosotros nos da un deseo de sí mismo que es sólo lo que deseamos y nos satisface. Según la esperanza cristiana podemos decir que tenemos en el cielo, no sólo a Dios sino muchos más, al Salvador, a los ángeles y los espíritus de los justos hechos perfectos que nos han precedido y entre ellos los que hemos ganado con riquezas injustas que saldrán a recibirnos. El cielo no está vacío.
Sal. 73:28
“…el acercarme a Dios es el bien…”. El sumo bien. Estar cerca de ti, ver tu gloria, contemplarte. No es para pedirte, Señor, sino para que me bendigas, para estar donde tú estás. Mi desgracia es estar donde tú no estés. Tu presencia es mi sumo bien. ¡Dios mío, Asaf, cómo se perfeccionó tu oración mientras avanzabas! Tenía objeciones cuando empezaste, pero acabaste de orar de modo que mereces un abrazo, hermano mío; te transformaste mientras orabas, empezaste envidiando y acabaste abrazado de Dios, empezaste mirando el dinero de otros y acabaste con tus ojos clavados en el Señor. El que es sincero al orar y ora con fe nunca será igual. Amén.
Un sombrío espectador
Sal. 74.
El autor de este salmo, un descendiente de Asaf el de los tiempos davídicos, es el sombrío espectador de la destrucción del templo. Calvino piensa que la ocasión puede referirse a los tiempos de Nabucodonosor rey de Babilonia y la caída en sus manos de la ciudad de Jerusalén o a los Macabeos bajo el mando de Antíoco Epífanes. He leído de distintos autores sobre las dos opiniones y la descripción del comentario de Keil & Delitzsch es tan gráfica y convincente que la copio. “"La sustancia de ambos salmos (73, 74) en apariencia parece que fue escrito en tiempo de los caldeos pero eso está en oposición al tiempo de los Macabeos. Después que Antíoco Epífanes regresó de su segunda expedición a Egipto (170 a.C.) castigó a Jerusalén quien había estado en revuelta bajo el mando de Jasón, y lo hizo de tal manera cruel, que entró al templo de Jerusalén acompañado por el sacerdote Menelao y sacó afuera los vasos sagrados y aún el oro que cubría las paredes. Miles de judíos fueron en esos tiempos masacrados y otros llevados en cautividad. Durante el tiempo de su cuarta expedición a Egipto (168), cuando un partido favorablemente inclinado hacia los tolomeos volvió a levantarse en Jerusalén, envió a Apolonio para que los castigara (167) y su tropa la pasó a espada y la incendió destruyendo casas y paredes, también varias puertas del templo y arrasó muchos de sus apartamentos. En esta ocasión también miles fueron muertos y otros llevados cautivos como esclavos. Entonces comenzó el intento de Antioco para helenizar a los judíos. A un veterano ateniense se le encargó llevar a cabo esa comisión. La fuerza fue utilizada para obligar a los judíos a aceptar la religión pagana y adorar al Olimpo y su dios Júpiter (Zeus): en el día 15 del mes de chisleu un pequeño altar fue levantado sobre el altar de las ofrendas del templo y el 25 de ese mismo mes el primer sacrificio fue ofrecido a Zeus en el altar de Jehová. Debido a esto una multitud de opositores juntos con el sacerdote Matatías se levantó en contra (hasmoneos). Este salmo sorprende por las coincidencias que describe con este tiempo que he mencionado".
74.3
“Masquil”, una composición de tipo didáctico. “asolamientos eternos” “ruinas eternas”; aquellas cosas tuyas que me parece que han sido por ti perpetuamente destruidas, tu santuario y tu heredad. Entra Señor, en mis desolaciones. ¿Qué puedes hacer tú con mis humeantes ruinas? Son ruinas Señor, han sido arruinadas, ¿podrás hacerlas nuevas todas las cosas? En esas soledades, Jehová, antiguo Dios, entra tú, donde ellos estuvieron pon tú tus pies, álzate de nuevo y coloca piedra sobre piedra en el sitio que estaban cuando dijiste que caerían. Tristemente tuviste razón. Levanta una iglesia nueva, y una nueva Jerusalén.
Sorprendente rareza en la inmutabilidad de Dios
Sal. 74:9-11;22,23
“… ¿hasta cuándo, oh Dios…?”. ¿No se te ha ocurrido, a veces, que hay cierta inactividad de Dios, en tu vida, en la iglesia o en el mundo? Dios, nos parece, es indiferente, no le importa lo que está pasando; no responde las oraciones de los santos, no realiza sus deseos ni cumple sus promesas. Es como si Dios se negara a sí mismo, como si no pusiera el sello de su aprobación sobre su verdad y traicionara la confianza que los hombres han depositado en él. Actúa como si no oyera, como si no existiera; parece que se halla fuera de quicio y le está dando la razón a los que no la tienen.
¿Acaso tú concibes a un Dios que no tenga movimiento dentro de sí mismo, dentro de su propia esencia? No, como ya hemos estudiado, su inmutabilidad no significa que no se mueva, sino que no cambia. La inmutabilidad divina se define más teniendo relación con su carácter que con su esencia. Nuestro concepto trinitario de Dios hace imposible concebir a un Dios que esté dentro de él inactivo y que cada una de las Divinas Personas se halle frente a la otra mirándola sin decir nada y sin efectuar nada. No, el Verbo es la Acción de Dios y siempre se halla en actividad, y Jesús lo dijo en su ministerio, “mi Padre hasta ahora trabaja y yo trabajo” (Jn.5:17).
Las leyes naturales no fueron creadas por él mismo para sustituirlo; Dios las hizo para actuar por medio de ellas, para que el hombre pudiera vivir no en un caos sino en un mundo ordenado. Cristo, propiamente dicho, es quien sostiene la creación (Col. 1:17) y “sostiene todas las cosas con la palabra de su poder” (He. 1:3); ninguna de ellas funcionaría sin el expreso deseo de la Deidad. Cada criatura toma de Dios, minuto a minuto, lo que ella necesita, sea luz, agua, aire, alimento, vida. El sol su luz, la luna su movimiento, el mar la brisa, las nubes el agua, el aire su soplo.
Pero hay momentos en que al creyente le parece que Dios está inactivo, no en su propia esencia, sino en los hechos, propiamente cuando los hombres pecan en contra suya. Eso es lo que consterna y horroriza al salmista, que Dios no haga nada cuando los impíos se levantan contra la iglesia y la humillan y los fieles tengan que sufrir a manos de ellos. ¿Por qué Dios está inactivo cuando los hombres pecan? No siempre es así, él está inactivo cuando algunos hombres pecan; y se puede afirmar que lo está sólo hasta cierto punto y más allá de donde él estime ellos no pueden pasar (Sal.76:10). La inactividad de Dios ha de servir para explicar algunas doctrinas que emanan de su voluntad. Primeramente podemos afirmar que escoge estar inactivo, no porque haya situación que lo obligue a ello, por alguna circunstancia que se haga incontrolable. Si él escoge ciertos tiempos para hallarse inactivo es que su inactividad es lo mejor y forma parte de sus propósitos. Pudo haber elegido estar activo, pero escogió no estarlo, por ende es una posición opcional suya que muestra su prerrogativa, su soberanía. La aparente inactividad divina tiene que ver con su voluntad permisiva, cuando él tolera ciertas cosas que no le gustan pero que las permite. En ese caso hallamos el engaño de Eva, el pecado de Adán, el asesinato de Abel, la violación de Tamar y muchos otros que él no aprueba moralmente pero que consiente en que se lleven a cabo. Estas son cosas que enredan la fe de algunos, por ejemplo cuando los inocentes sufren, o mueren niños; se preguntan por qué Dios estuvo inactivo.
Cuando Dios no actúe piensa que es su voluntad que las cosas transcurran así, en silencio y sin movimiento de parte de la Deidad. Generalmente el período de inactividad divina trae consigo un alargamiento de su misericordia porque no quiere que ninguno perezca sino que se arrepienta (2 Pe. 3:9); y por otra parte suele ser la hora de la potestad de las tinieblas (Luc. 22:53). Dios deja que Satanás ande suelto y opere como quiera, cual si le hubiera dado su poder. Ejemplo de ello lo tenemos en Job, Pedro, etc. No hay tal cosa como la inmovilidad divina cuando Dios no se apura, sino que realiza su voluntad por las manos de otros, por medio de las circunstancias, para llevar a cabo sus deseos. Por encima de la historia de nuestras vidas y pueblos se halla Dios. Oh Señor, danos fe para creer en todas las ocasiones y no nos de la impresión de que te hallas inmóvil.
Qué se creen esos Atlas
Sal. 75.
“…sobre no destruyas”, ver Sal. 57. Estos salmos son buenos, son inspirados por Dios, pero, dicho con total reverencia, no suenan con igual calidad que los de David. El santo autor que hay detrás hace la diferencia. No todos los creyentes oran iguales. Los salmos de David son más oraciones que canciones, tienen más de él, de sus emociones e intelecto. Los otros autores escriben más poesías que oraciones. Debiéramos orar para llegar a ser como estos santos del Antiguo Testamento, para invocar a Dios contra el mal como ellos lo hacían. Si miras en este salmo verás que se enardece en su santidad contra el orgullo de los pecadores, “no os infatuéis…” (vv. 4-6), a los cuales personalmente amonesta para que bajen el tono arrogante de sus palabras. Parece que los invita a adorar a Dios pero ellos se niegan (v. 9). Se creen dioses por el poder que tienen, más que hombres, y rechazan dar gloria al Señor. Gran parte del salmo (vv. 4-8) contiene la esencia de las exhortaciones; el juicio de Dios sobre esos arrogantes. Bendito seas Señor que inspiraste al salmista para que pusiera por escrito parte de sus sermones. ¿Por qué los hombres no te adoran? ¿Es porque se enaltecen a sí mismos? Sobre todo, aquellos que tienen el poderío, piensan, por la gloria humana que les has dado, que son inmortales, dioses eternos, y son ellos y no tú, los que sostienen con sus brazos las columnas de la tierra (v. 3). ¿Qué se creen esos Atlas, Señor? ¡Cuántos anticristos han salido por el mundo negando al Soberano (2Pe. 2:10), "anárquicos" que desprecian cualquier clase de señorío espiritual; sea del diablo, del Señor Jesucristo y hasta el sistema civil organizado. Este salmista es un predicador sobre el señorío de Jesucristo.
75: 2
“Al tiempo que señalaré”. Al tiempo que tú has determinado, no yo, juzgarás a los impíos, se les acabarán las oportunidades de salvación que les diste; muchos años les das para que vivan sin vengarte, y al fin los juzgarás rectamente; pero a mí, Señor, me interesa más mi bendición que la humillación de ellos. Júzgalos cuando llegue el tiempo oportuno y no hagas caso de nuestros gritos de venganza.
75: 3
“…yo sostengo sus columnas”. El daño que los impíos hacen al mundo tiene un límite; no lo deshacen porque Dios sostiene sus columnas. Creen tener más poder que quien sostiene el mundo (vv. 4,5).
75:6-8
“…a éste humilla y aquel enaltece”. Por toda la Escritura los soberbios están advertidos y doblan sus rodillas ante Cristo, antes que los ponga como estrado de sus pies. Dios da gracia a los humildes y resiste a los soberbios (Sgo. 4:6).
Eso que has visto no es nada Asaf
Sal. 76.
“Neginot” propiamente significa una música instrumental, un instrumento de cuerdas. Alma mía ¿piensas que Dios no puede ganar las batallas que emprende? Pregunta a sus enemigos, si los hallas, si han prevalecido contra él. Nadie que haya atacado su heredad ha vivido mucho para disfrutar su victoria; y si Dios ha castigado largamente a su pueblo por su mano, su final no ha sido feliz. El salmista recuerda alguna liberación (v. 6); principalmente la impresión que Dios le causa es que es "temible" y por cuatro veces lo dice (vv. 7,11, 12) la misma palabra que en 130:4 se traduce reverenciado; pero no para los suyos sino para los que lo desafían (v. 12). Asaf sólo fue impresionado por la victoria de Jehová en la guerra (vv. 5-9), pero ¿qué impresión le causaría si viera cómo destruye las almas y los cuerpos en el infierno? (Mt. 10: 28). No amputes el temor de Dios en tu servicio a él, cuida tu salvación. Hoy no se habla de un Dios terrible porque no se quiere decir que castiga al hombre, que castiga el pecado. Pero es verdad, Dios destruye las almas con fuego eterno y su palabra nos enseña bien a hacer diferencia entre lo santo y lo profano (Lev. 10:10).
Dios usa el mal humor, el mal carácter y el enojo
Sal. 76:10
“La ira del hombre te alabará, tú reprimirás el resto de las iras”. Aunque ruja la ira de los adversarios contra la iglesia, Dios la usará como se pudiera traducir, la usará para la alabanza de su cuidado y protección. Nuestro texto dice que las reprime, si quiere. Habrá gracia para cohibirla y no traspasará los límites previstos y ordenados, y los enemigos no podrán ir más allá de la frontera que se les permita. El resto se quedará en planes e intenciones porque Dios no permite ninguna cosa que no le alabe. Se puede estar tranquilo Israel que el mal humor, el mal carácter y el enojo enemigo resultará para bien suyo y honra de su religión.
En cuanto al enojo de sus hijos, que aquí no habla, ¿cómo Señor, la cólera, el enojo pueden alabarte? ¿No dice el apóstol que la ira del hombre no obra la justicia de Dios? (Sgo. 1:20). Por supuesto, uno dice cosas, toma decisiones y hace cosas impulsado por la ira de las cuales después se arrepiente porque le pesan. ¿Es que acaso se puede uno airar y no pecar y si es de corta duración? (Efe. 4:26). La ira generalmente es pecaminosa, pero algunas de ellas Dios la usa para su gloria y aquellas que no tienen uso o pueden deshonrarlo las reprime, si quiere. No se trata de la ira en sí que sea buena, sino que el Dios sabio sabe cómo usarla para su propósito. Y por favor, no tome este título como una excusa para el mal carácter y el mal humor.
77: 2
“...alzaba a él mis manos de noche, sin descanso”. Hay hermanos a quienes ha costado muchas oraciones obtener lo que tienen. Jesús nos dijo que oráramos sin desmayar (Luc. 18: 1), y ejemplo de eso lo tenemos en el apóstol Pablo cuando habla de "muchos desvelos" (2 Co. 6: 5; 11: 27), que no pudo tratarse sólo sobre insomnios con preocupaciones. ¿Ya has orado suficiente por tus grandes deseos? ¿Estás cansado de orar? Señor, derrama tu Espíritu sobre nosotros para que seamos como tú y te disfrutemos, permítenos ver la obra de tu gracia en los pecadores.
No nos enfermemos con pesimismo
Sal. 77:1-10;11-20
Este salmo presenta a un santo, Asaf, preocupado por la obra de Dios, por su pueblo; se siente desolado, impaciente y le parece que nunca llegará la ayuda divina. Está enfermo con pesimismo, desalentado; y esos sentimientos los vierte en la primera parte (vv. 1-10). No dormía, pasaba la noche orando a Dios, (v. 1) llorando y lamentándose (v. 3); implorando a Dios que la situación de su pueblo cambiase.
Amado, ¿hay almas entre nosotros que se preocupen de la situación de la iglesia de esa manera, que se aflijan tanto por las condiciones espirituales y morales de la obra del Señor, que cuando la vean caída se les vaya el sueño y pasen, sobre sus camas, la noche orando? ¿Dios tendrá almas aquí que cuando notan la falta de sus misericordias se apesadumbren de ese modo? Dios nos dé almas así, como la de Asaf, como la de Lot que consumía sus fuerzas llorando por Sodoma, y como la de Pablo sobre quien caía “la preocupación por todas las iglesias”; o como Timoteo que sinceramente se interesaba por todos los hermanos (Flp. 2:20). Almas que oren: Oh Señor, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer (Hab. 3:1,2).
Pero puede suceder, como le pasó al salmista, que su preocupación fue tan aguda y persistente que se enfermó con pesimismo y le parecía que ya Dios no los iba ayudar. Clamamos por tu misericordia, por tu perdón, por tu gracia. No nos dejes enfermarnos con pesimismo porque él dijo: “Enfermedad mía es ésta” (v. 10; también quiere decir desgastado; se desgasta uno inútilmente en su propia mente). Tú conoces, Señor, mi impaciencia y que para mí un día no es como mil años, eso es mucho, yo soy temporal y cuando veo las semanas y los años pasar y tu obra sigue estancada, asediada por enemigos espirituales, mi fe flaquea y pienso que te tardas, que no oyes mis súplicas y nunca nos ayudarás. No, no puede ocurrir que tú cambies y te desprendas de tus misericordias para tu pueblo infiel. No Señor, si cesan tus misericordias cesaría de latir tu corazón, se morirían tus sentimientos, faltarían tus ternuras, se endurecería el ser divino, mi Dios se convertiría en una piedra. Un Dios que no usa ya misericordias, ¿sería aquel que es Creador de tantos sentimientos en los hombres y las bestias? ¿El Dios Padre, aquel a quien Juan llama Amor? Oh no, tú eres Dios, el que amó al mundo de tal manera que dio a su Hijo Unigénito. Que no cese mi fe, Señor, cúrame de pesimismo.
77:10
LBLA traduce “Este es mi dolor: que la diestra del Altísimo ha cambiado”, que es una interpretación hallada en el Tárgum. Esa es su crisis cuando cree que Dios cambia, y eso no es cierto; para él es aparente porque Dios no le responde. En la antigüedad sí pero no ahora (vv.14,15).
77:19
Lee eso con delicia “en el mar estaba tu camino y no se conocieron tus huellas”. ¡Quién lo iba a decir, que Dios tuviera escondido un camino en el fondo del Mar Rojo! Uno dice ¿cómo es que Dios ha llegado hasta aquí sin dejar huellas? Dios nunca deja huellas. A veces sí, para que los hombres incrédulos y los que preguntan por él sepan que pudieran hallarlo en el desierto o pastoreando entre lirios. Yo he visto sus huellas en la creación. Prefiero mirar sus huellas que las que dejó el pecado en mi historia.
No sólo la escuela dominical en la iglesia
Sal. 78:1-8
“Masquil”, un poema para aprender. Ha sido establecida por Dios la enseñanza oral de la familia dentro de ella misma; de la misma manera que se transmite la cultura particular a la cual pertenezca o en la cual viva, y se forma o deforma con ella. Si queremos tener una sociedad cristiana, hay que pensar en hogares cristianos, no nominales sino educadores practicantes de la cultura cristiana. Las enseñanzas de la Biblia han de pasar de abuelos a hijos y de hijos a nietos (2 Ti. 1:5); cada hogar por separado, cada padre responsable de cultivar bíblicamente la mente de sus hijos e hijas y de instruirlos en el valor de la religión cristiana, los hechos poderosos de Dios, la historicidad de la Escritura, la salvación por gracia por medio de la fe y una variadísima gama de aspectos actuales que compete a la familia enfocar desde su seno: aborto, robo, violencia, trabajo, infidelidad conyugal, etc. Incluso, las vidas de los grandes hombres y grandes mujeres cristianas para que admiren e imiten tales figuras (Deu. 6:5-9). Por importante que sea la Escuela Dominical es demostrar demasiada confianza en ella confiarle toda la educación bíblica de nuestros hijos tan solo a una hora de instrucción semanal. ¿Estás transmitiendo a tu familia los valores cristianos y culturales? Oh Señor, bendícenos como padres educadores de nuestros hijos, ayúdanos a enseñarles la palabra conforme a lo que puedan y necesiten oír, que podamos adiestrarlos en el enfoque cristiano de sus vidas y la sociedad para que aprueben lo mejor.
78:24
“Le dio trigo del cielo” o flor de harina, maíz, granos, o “pan de fuertes, de nobles” (v.25), o como dicen los significados, pan de fuertes, de ángeles, de poderosos, de valientes; la mejor comida del mundo. No hay otra como el maná de Dios, no hay otra como la Biblia, no hay otros como los sermones bíblicos, son comidas hechas con la carne y la sangre de Cristo. Amén.
Motivaciones agazapadas
Sal. 78:29-31
“Les concedió su deseo” “Pidieron a su gusto, comieron y se saciaron”. La oración contestada pudiera ser que se deba a que hemos pedido algo conforme a su voluntad, y eso está bien (1 Jn. 5:14,15), pero pudiera ser que también no; hay cosas como estas, las leemos en la historia de Israel, que Dios las concede pero no en su gracia sino en su enojo y tras ellas viene la maldición. Aun Moisés tuvo esa experiencia cuando golpeó la roca y brotó el agua. Jesús dio un pedazo de pan extra a Judas y no a los otros. Oh Dios, no me des lo que no quieres darme, mejor que contestarme una oración es que me des gracia para hacer tu voluntad. Señor ¡cuántas cosas mejores y abundantes hay en hacer tu voluntad y no en la contestación de alguna particularmente! No nos concedas lo que te pedimos cuando se trate de gratificar los deseos de la carne (v. 18). A veces nos es imposible determinar las motivaciones reales que existen agazapadas detrás de una ansiosa oración.
78:31, 34
“Entonces buscaban con diligencia a Dios”. Señor, quiero que tu benignidad nos guíe al arrepentimiento, que no sea porque tu vara nos impele, que yo te busque por tu gracia y no por mis problemas; sea tu gracia mi principal y oportuno socorro.
Peticiones de gracia por conveniencia
Sal. 78:34-39
“Con su boca le engañaban y con su lengua le mentían”. O también le adulaban. Señor, yo sé que tú aborreces la hipocresía, ¿por qué entonces aceptaste un arrepentimiento fingido, interesado y mercenario como el que practicó muchas veces Israel? ¿Es que no has entendido, Israel, aun lo que es su misericordia? (v. 38). Pero vayamos más; apruebo que haya aceptado una lisonja como una alabanza, una adulación por una confesión honorable, ¿no muestra eso cuánto ama la salvación de ellos? Aunque haya mucha deshonestidad en lo que alguno hace para recibir la gracia, desearla, para Dios es suficiente para otorgarla aunque mire que ese deseo no sea perfecto, pero ama que lo queramos y nos otorga lo que le pedimos sin completa sinceridad.
Oh, hay veces que acuden a nuestra memoria algunos textos de la ley, aun en el Nuevo Testamento, y nos dicen que “Dios no oye a los pecadores” (Jn. 9:31), o que no concede lo que le pedimos “porque pedimos mal para gastar en nuestros deleites” (Sgo. 4:3). Sí, eso es verdad, pero tales textos tienen que ser templados con los otros muchos que hablan de misericordia; Dios también concede cosas que pedimos, pero otras que no pedimos, concede cosas a los infieles sabiendo que la usarán para su propia perdición porque prefiere “con su benignidad guiarnos al arrepentimiento”.
No hay que ser interiormente perfecto, ni completamente sincero para obtener algo del Señor, sin que yo justifique esas cosas, ¿quién siempre lo ha sido?, porque él nos lo concede todo por misericordias, porque en contra de lo que dice el hermano judío Santiago, no se ha fijado en los vaivenes de mi fe y me ha socorrido (Sgo. 1:6). ¿No has leído sobre “la oración de Manases” y cómo Dios pudo responder a un hombre sanguinario como él? Y ¿no has leído del arrepentimiento del rey Acab, como Dios se lo aceptó, aquel malvado que dio muerte junto con su mujer a tantos profetas de Jehová? (1 Re. 21:1-29). Y yendo más lejos, ¿crees que las promesas de lealtad de faraón eran sinceras? Sí, concedo que hay muchos más textos para enseñarnos que Dios no quiere oraciones insinceras, ni peticiones de gracia por conveniencia, pero, como la gracia siempre es una revelación y está escondida desde los siglos, también hay algunos casos donde se enseña que Dios, por sus misericordias acepta lo que le pedimos. Dios actúa como un Padre que acepta la lisonja de su hijo adulón porque de todos modos le quiere dar lo que le pide porque lo ama. No te olvides que cuando pides lo haces al “trono de la gracia” y ella nos concede lo que le pedimos aunque no estemos espiritualmente sanos. Otra razón, yo sé del valor que tiene un Mediador. Dios por razón de su propósito con Israel le confirió muchas cosas, pero sobre todo por Moisés, por sus intercesiones. A nosotros por nuestro Mediador, Cristo. Ni Moisés ni Cristo son hipócritas y Dios les concede lo que piden para otros. Aunque Dios tenga razón para no darte lo que le pides por la forma en que lo haces, aunque te aborrezca por lo que eres, te ama por quien te representa.
Ángeles destructores
Sal. 78:45-49
“…un ejército de ángeles destructores” o ángeles malos. El Espíritu Santo le llama a las plagas en Egipto, “ángeles destructores” (v. 49); ángeles específicamente sólo hubo uno, el que destruyó a los primogénitos, pero le llama ángeles destructores a la plaga de la langosta, a las moscas, a los piojos, al granizo, al rayo y a las orugas, inclusive, a las tinieblas también se les llama así. Fueron “enviados” por Dios pero más bien “mensajeros” suyos que es lo que la palabra ángel significa, azotes enviados por Dios con mensajes de juicios. ¿Cuándo reconocerás esas cosas como mensajeros de Dios, como ángeles suyos para castigar la obstinación? Otros como esos aparecen aquí y allá, como vientos, ciclones, inundaciones, tsunamis, tornados, tempestades, terremotos, volcanes, incendios, enfermedades incurables quizás no producidas por moscas o mosquitos pero por alguna bacteria desconocida, guerras, rumores de guerras, violencias, herejías, divisiones; son ángeles destructores, enviados por Dios para abatir nuestro orgullo y prepotencia, para destruir nuestras propiedades (Ex. 10:7), nuestros cuerpos, contaminar nuestra religión, romper nuestras familias (Ex. 12:29,30). No hay sitio en nuestra sociedad donde no haya entrado ya alguno de esos ángeles destructores que actúan como demonios, el alcohol, el tabaco, la fornicación, el divorcio, la enfermedad, la cárcel, la droga.
Mientras sigamos rechazando al Mediador enviado por Dios para salvar a su pueblo, como ellos a Moisés, nadie podrá prevenir la entrada de uno y otro ángel destructor. ¿Ya no lo hemos leído en otras sociedades que han rechazado al Señor? Estamos asumiendo la misma actitud endurecida contra la verdad que tuvieron aquellos que estuvieron en la cumbre, como nosotros hoy, y perecieron. Se nos fugarán de las manos las bendiciones que hoy tenemos, irán al desierto, huirán por el Mar Rojo y por más que las persigamos en nuestros carros no podremos darles alcance. Faraón repitió muchas veces dos cosas buenas: Pidió a Moisés que orara por él y prometió cumplir lo que Dios le pedía; su petición fue otorgada pero luego olvidó sus promesas y continuó tan endurecido como antes. De nuevo se le presentaba otro ángel destructor que enfrentar, distinto, pero fiero y enemigo. Se vencía un problema y aparecía otro. Una calamidad tras otra. Sus enemigos eran interminables, hasta que la sociedad egipcia casi colapsó.
No podremos arreglar todos los problemas sin hacer la voluntad de Dios, hay muchos enemigos en contra. Si Dios es por nosotros, los ángeles también están a favor, pero si Dios está en contra, como Comandante en Jefe de las Cortes Celestiales, ellas también nos declaran la guerra, porque “nuestra lucha es contra ángeles destructores”, ángeles malos (Efe. 6:12).
78: 54
“…que ganó con su mano derecha”. ¡Qué lindo está eso!, cuando un alma se salva se puede decir que Dios la ganó con su mano derecha. Con “mano alzada” (Jer. 21:5).
78: 65
“…se despertó el Señor como de un sueño”. Después de permitir por mucho tiempo los continuos pecados contra él, hace como si se despertara del sueño y se venga de los que pensaban haberlo rendido, destronado y vencido. Jehová nunca cierra sus párpados, es un perpetuo vigilante, un responsable guarda (meditar en Sal. 121:3,4).
78: 66
“Hirió a sus enemigos por detrás”; es mejor esa versión que la que dice que los hizo retroceder. Dios puede tener muchos enemigos dentro de su propio pueblo. Aquí se hace referencia a los filisteos a los cuales hirió con hemorroides como lo indica el Tárgum (1 Sa. 5: 6), una enfermedad humillante. ¡Dios mío como tiene armas Dios!
78: 70-72
“Y los pastoreó según la integridad de su corazón”. Una canción inmensamente larga donde algunas veces se separa del orden cronológico y concluye mostrando su admiración hacia David; no dice porqué pero como si añorara aquellos tiempos de oro para Israel pero difíciles para su pastor, el pastor de sus corderitos. Todos los hombres y mujeres que hayan servido lealmente a su iglesia son admirables.
Con qué mente acercarse a la sociedad
Sal. 79:4
“…somos afrentados por nuestros vecinos”. ¡Qué clase de sociedades esas! Israel tenía pocos amigos, si algunos; siempre ha existido rodeado por enemigos. El mismo Dios los desalentaba para que no realizaran alianza con sus vecinos para que no aprendieran las costumbres de ellos y porque haciendo alianza con ellos terminaban por confiar menos en él y más en los ejércitos ajenos. Los vecinos (las sociedades) miraban a Jerusalén como una adversaria que algún día trataría de conquistarlas a ellas y ellos a su vez deseaban hacer lo mismo. La única manera que tenía Jerusalén para llevarse bien con sus vecinos era exterminándolos o dominándolos. La luz no podía tener comunión con las tinieblas.
¿Cómo se puede aplicar esto a la sociedad y a la iglesia donde ella vive? La iglesia debe pensar que el mundo es enemigo de ella y ella del mundo (Sgo. 4:4,5); tiene que aproximarse a la sociedad con esa definición en su mente: o la destruye o la transforma, pero nunca “conformarse” a ella (Ro. 12: 2). La culturización de la iglesia es la muerte del evangelio; la iglesia más que adaptarse a la cultura de su época debe retarla, no hacerse eco de ella. Puede que al hacerlo corra el riesgo que la marginen, que la condenen al ostracismo, pero sobrevivirá siendo fiel a sus principios y preservará el evangelio para otras generaciones. El evangelio tiene suficiente poder en sí mismo como para sobrevivir a cualquier cultura; con ella o sin ella, pero si se disuelve dentro se muere. En el fondo de su corazón la sociedad desea la muerte de la iglesia. El evangelio no es un producto cultural, es una cultura en sí, por lo tanto no tiene necesidad de la cultura para su supervivencia. Quizás por un tiempo la aplauda (Hch. 2: 47), pero tarde o temprano la perseguirá porque todo el que quiera vivir piadosamente en Cristo padecerá persecución (2 Ti. 3: 12). ¿Por qué buscar su aplauso y aprobación, yendo a su campo? ¿Qué quieren decir los que hablan de una voz en la sociedad?
Esperar a Jesús si viene en nuestra dirección
Sal. 79:8
“...no recuerdes las iniquidades de nuestros antepasados”. En el Antiguo Testamento los santos saben que Dios puede estar airado por varias generaciones (Ex. 20: 5), porque aunque no hayan cometido los hijos los pecados de los padres, aunque no sean moralmente corruptos como ellos, comparativamente mejores, aún permanecen sin gracia e indiferentes a él. Aunque Dios ajuste el castigo a la falta ella incluso no disminuye (Sal. 62: 12; 103: 10), de modo que nunca es injusto. Por ignorarlo, menospreciarlo, es suficiente para merecer el castigo que impuso a otro por sus faltas. Alma, no pienses porque eres moralmente mejor que tus padres, vecinos o antepasados, no mereces la condenación de ellos. La excepción la hace Cristo. Ni la indiferencia ni la neutralidad espiritual son castillos seguros para esconderse de la ira de Dios. Suponiendo que nunca hayas cometido un pecado, pero por naturaleza estás incapacitado para tener un lugar en el cielo, por la naturaleza humana contaminada con el pecado original. Disfruta esa porción de la oración, “venga pronto a nuestro encuentro tu compasión”. Es como esperar que Jesús llegue caminando a nuestro encuentro porque ya viene en esa dirección.
Oraciones en las cárceles
Sal. 79:11
“…llegue a ti el gemido de los presos”. El salmista expresa la compasión que siente por sus hermanos presos; acordándose de ellos “como si estuvieran presos juntamente” (He 13: 3). No cumplían sentencia por haber faltado a otro país sino por haber sido héroes de Israel, por haber luchado defendiendo su patria. Eran deportados, prisioneros de guerra. Unos habían sido torturados por placer de los captores, otros cumplirían larguísimas e injustas condenas y otros sentenciados a la muerte.
Quizás estas palabras lleguen a algún ex prisionero de guerra, a alguno que haya estado encarcelado. Si así ahora ocurre, piensa que cualquiera que haya sido el medio usado para conseguir tu libertad, dinero, negociación, amnistía, evasión, o la suerte como la llaman, puedes estar seguro que has escapado vivo por la piedad de Dios que atendió a oraciones hechas, tal vez por personas que no conoces. Muchos han muerto en sus calabozos, de ellos ni siquiera sus propios compañeros conocen cómo murieron, se perdieron para siempre en las sombras y ya no tornaron más. Sus cadáveres yacen en alguna fosa común, arrojados allí por sus verdugos. No obstante, “la suerte” tuya ha sido diferente, pese a los muchos sufrimientos y torturantes recuerdos que hayas sacado de la cárcel, te hallas vivo, y eso porque a Dios le plugo tener compasión de ti y te concedió la vida por botín.
Permíteme, por doloroso que sea, preguntarte, ¿clamaste a Dios cuando estabas preso, le pediste que te concediera salir y ser de nuevo un hombre libre, le hiciste promesas en relación con tu vida, con tu familia? ¿La has cumplido desde que te hallas en la calle? Si Dios te permitió salir libre no es para que vivas como lo hacías antes de ser un prisionero. Tal vez la cárcel te ha dañado, te ha endurecido el corazón, no te dejan esos recuerdos salir adelante. ¿Por qué no vuelves a orar a Dios para que te ayude a no lamentarte más por lo que te pasó, para que te ayude a perdonar, o al menos a olvidarte de los que te hicieron mal, para que quite de tu pecho los odios y deseos de vengarte? La cárcel pudo haberte hecho un hombre distinto pero no un hombre nuevo que es lo que necesitas ser, creado por el Espíritu en santidad y verdad. Puede que la cárcel te haya convertido en algo menos que un hombre, en un demonio; no, para los demonios no hay esperanza de cambio pero para ti sí; quizás ya no eres un hombre preso, pero lo sigues siendo de ti mismo, de tus recuerdos, de tus experiencias, de tu frustración, de tu vida, de tu historia. ¿Estás preso aún? ¿Vives prisionero por un tirano dentro de tu país y apeteces el exilio? Recibe al Espíritu que trae libertad, recibe la verdad de Cristo que hace libre al hombre (2 Co. 3: 17; Jn. 8). Saliste o saldrás de una prisión, pero te queda otra, en tu mismo cuerpo. Sigues condenado a muerte porque no andas en el Espíritu Santo sino en la carne (Ro. 8: 1); lo que más necesitas es perdón y libertad de la memoria.
80: 1
“Tú sentado más alto que los querubines” es la versión LBLA, la RV dice “entre querubines” rodeado por esas criaturas. Eso está bien, así es, pero me gusta pensar en la elevación de Dios, más sublime y superior que todos ellos, nadie ni ninguno le alcanza siquiera el hombro. Dios es infinitamente superior a cualquier cosa o persona, por eso le llamamos con justicia el Altísimo, y a su Hijo que es más sublime que los cielos y de quien se dijo adórenle todos los ángeles de Dios. Eres tú Señor, la roca que es más alta que yo, déjame ascender a ti.
No tanto una iglesia con propósito
Sal. 80:1-15
“…sobre lirios” o con trompetas, también en 45, 60, 69. “…oh Dios restáuranos”. El salmista ora por la restauración de Israel (v.3), le pregunta a Dios hasta cuándo las cosas continuarán mal (v. 4). Después de ese período de preguntas (nota que eso implica su fe en un Dios personal), argumenta con su Dios recordándole lo que hizo con su pueblo; como casi todos los autores del Antiguo Testamento, hace mención del éxodo, la redención de Israel, su nacimiento como pueblo. Eso es decir que le está recordando el propósito que ha tenido con la existencia, formación de Israel.
Oh amado, cuando Dios no nos responde la oración por su ira, cuando no parece habernos perdonado, cuando los enemigos de la iglesia la devoran, el mejor argumento para orar es recordarle su propósito para con nosotros, es la verdad más sólida que un creyente puede invocar para estar firme y asegurar su esperanza. ¿Te parece que Dios no continúa adelante con su propósito de salvación? ¿Que la infidelidad de la iglesia es un obstáculo insalvable y arruina el propósito de Dios con ella? ¿Que la infidelidad de ella ha hecho nula la fidelidad de él? Lee entonces 2 Timoteo 2: 13. Si ves que tu vida espiritual o la de la iglesia son vendimiadas por ladrones, no pienses que Dios no continuará con su propósito de salvación. No, lee Ro. 8: 28-30. Medita sobre el propósito de Dios. No se trata de una iglesia con propósito sino un Dios con propósito.
81.
“Gitit”, o arpa, “…el arpa deliciosa”. Cuando el salmista llama a la adoración a Jehová, no parece ser un buen momento para su pueblo sino que se lamenta que Israel se halla ido tras otros dioses paganos (vv. 8,9, 13). El llamamiento se encuentra en los vv. 1-4. Esa santa convocación es una reafirmación de sus raíces religiosas, confirmación del monoteísmo de Jehová, el mantenimiento de la religión nacional. Cada fiesta de este tipo ayudaba a renovar la llama que se iba apagando. Las reuniones, amado, son importantes para renovar nuestro fuego religioso. Para cada judío estos días de fiestas eran inolvidables no sólo para la cohesión nacional sino de avivamiento espiritual. No te dejes de reunir cada domingo, pudiera ser una re-dedicación a Jehová. Si se enfría tu religión, si languidece la llama de tu fe, si pierdes el fervor, renueva tu primer amor en oración dentro del pueblo santo. Acude al llamado de reunión.
Es cierto, pero es imposible que sea cierto
Sal. 81:10-13
“…los dejé a la dureza de su corazón”. Siempre es una cosa terrible que Dios entregue a un pecador a su incredulidad, que es dejarlo a “la dureza de su corazón”. Esa desgracia no le viene a nadie que se halle viviendo inocentemente sino a aquel que deliberadamente comete un acto de desobediencia (Ro. 1: 23,24,28). Es correcto decir que un hombre vive en pecado porque Dios lo abandonó a su propia mente y por eso comete cosas que no le convienen a él ni a la sociedad donde se encuentra, pero es incorrecto decir que en su reprobación sea inocente. El hombre se halla en el camino que ha escogido. Esa doctrina es mejor explicarla en el tiempo, no desde la eternidad, “antes que hubieran hecho bien y mal”, lo cual es útil para hablar sobre la predestinación para salvación, no para condenación.
Cuando los hombres ven que el pecado se vuelve incontrolable y que la sociedad está atestada de él (Ro. 1: 29), deben volverse a Dios y revisar sus “razonamientos” y sospechar que no han visto las cosas claras (Ro. 1: 21); que algunas cosas han sido planteadas equivocadamente, que no se ha razonado bien o al menos que no se ha decidido bien en relación con lo que se ha averiguado, que ha habido algunas mentiras iniciales que han dado como resultado el rechazo de Dios. Hay un momento en la filosofía, en la ciencia, en el cual Dios se descubre al hombre; quizás un segundo, un minuto, una idea que pasa por su cabeza y se interroga diciendo: “¿No habrá un Dios detrás de todo esto? ¿No tendrá este mundo un Diseñador?”; ese es el momento, al descubrir a Dios, en el cual el hombre también se descubre a sí mismo, su origen y destino. Es el momento para darle gracias por haberlo creado y adorarlo. Pero desgraciadamente el hombre ha dicho: “Es cierto, pero es imposible que sea cierto”.
81:10
“…abre tu boca…”. Tan simple como abrir la boca y él pondrá en ella el alimento; tan simple como invocarle. Señor, me atengo a esa promesa, abro mi alma a ti, no la dejes vacía, llénala con tu sustancia, nútreme con pan del cielo, con lo más íntimo tuyo, en tu delicia, con la carne y la sangre de Cristo que son verdadera comida, mi alma está abierta hoy aquí, Señor. Mi vaso está vacío, llénalo con tu Espíritu, dame a beber de él (medita en 1 Co. 12: 13), tu palabra, la carne y la sangre de Cristo. Quiero beber también, el agua que salta para vida eterna. Hazme Señor una fuente que me asombre. Amén.
81: 15
“Me fingirían obediencia”. Ver nota sobre 18:44.
Orando por abogados y jueces cristianos
Sal. 82:1-8
“… ¿hasta cuándo aceptarás a los impíos?, levántate, juzga”. ¿Has oído decir que la Biblia sólo es útil para la salvación del alma, o que nada más que eso enfatiza, y es excelente para el otro mundo, pero no para vivir en éste? Falso. Todo este salmo es un clamor por justicia. No hace mención de holocaustos, oraciones, fiestas solemnes sino de la triste situación de los pobres ante los tribunales y como son abatidos sus derechos. Habla de justicia social. ¿No te intranquiliza para nada la corrupción de la política y el sistema judicial de tu país? ¿No te importa que se dicten leyes injustas? Debiera haber más abogados cristianos que trabajen por la justicia de Dios en la tierra. Esos abusos son pecados en la estructura social. Amado Señor, haz que haya más hijos tuyos que estudien leyes para que defiendan a los pobres y protejan los derechos que tiene tu obra en este mundo. Hemos vivido en países donde las leyes religiosas son injustas, constitucionalmente injustas; a veces porque amparan a un grupo y proscriben a otros o porque laboran para conspirar y suprimir la religión. Danos, Señor, abogados y jueces cristianos, que tomen sus carreras como un ministerio para glorificarte a ti, como un ministerio jurídicamente santo.
82:1,6-8
“…vosotros sois dioses…”, ahora, pero como hombre moriréis…Jesús conocía este texto y lo citó cuando dio a entender su divinidad (Jn. 10:31-39). La Escritura llama a estos jueces “dioses”; Dios mismo así les llama y los nombra como “hijos del Altísimo” por la capacidad y posición para juzgar al pueblo que ellos tenían y la oportunidad de aplicar legalmente la Palabra de Dios. Lo que es una pena leer es que no se comportaron como “dioses” sino como hombres injustos que oprimían a los pobres. El salmista les advierte que eran “dioses” pero no “por naturaleza” (Ga. 4:8), puesto que por haberse creído que lo eran, infatuándose, morirían. Así ha ocurrido a los que se han llamado dioses aquí en la tierra, la corrupción ha desmentido la pretensión de ellos (1 Co. 8:5,6). En la Escritura hallamos que Jesús es el “Hijo de Dios” (Mt. 17:5) y que recibió toda la autoridad del Padre para hacer juicio (Jn. 5:22), y todos compareceremos ante su tribunal.
83:1-8
“…contra tu pueblo se han unido astutamente” (“hacen planes astutos” LBLA). Asombra que Israel tenga tantos enemigos, muchos para un pueblo tan pequeño. Si no hubiera sido por Dios, perece. Los enemigos de la iglesia luchan de corazón contra ella con verdaderos deseos de exterminarla. Aunque tramaban secretamente su destrucción, llegó a saberlo para que orara y se preparara. Todas esas naciones llenas de oscuridad espiritual luchaban contra la luz; Satanás que las dominaba dirigía personalmente el combate contra Dios. Oh Dios, bendice aquellas naciones que históricamente han sido faro de luz para el mundo; Alemania (en tiempos de la Reforma), Suiza, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, entre otras. Ayúdalas Señor, para que las religiones orientales y la modernización no apaguen sus luces. Señor, sé con tu iglesia también, porque no tenemos lucha contra carne ni sangre sino contra las potestades del aire. Oh Dios, sobrevivan las naciones evangélicas a tanta oscuridad. ¡Cuánta indiferencia hay hoy, Señor, y materialismo y mundanalidad! Oremos por las naciones evangélicas.
Un músico leyendo la Biblia
Sal. 83:9-12
“…fueron hechos como estiércol para la tierra…” (Jue. 7:25; 8.21). Nota que todas las citas son del libro de Jueces; para Asaf es la revelación más reciente. Pudo haber citado los libros del Pentateuco o quizás la historia de Josué; quizás se debe a que vivió en ese mismo tiempo, o en esos cuatro siglos del tiempo de los jueces. Es una época en “que cada cual hacía lo que bien le parecía” (Jue. 17:6), no es la mejor época de Israel, no es su edad de oro, sin embargo es el tiempo que impresiona a Asaf. Todas las épocas de la historia cristiana son útiles para la humanidad. Quizás fue que el salmista se hallaba leyendo esos libros cuando fue inspirado a escribir el salmo. ¡Qué cuadro más hermoso yo me imagino, a este músico leyendo el libro de los jueces e ir a orar; luego toma una pluma y hace versos a sus recientes oraciones! Para nosotros la revelación más cercana es el Apocalipsis de Juan. Como lectores asiduos de todo el canon sagrado hasta ahí llegamos. Para Asaf la revelación de Dios y la historia de su pueblo son una misma cosa; si bien para nosotros no, sí hay muchas cosas buenas que aprender en la historia del cristianismo que pueden ayudarnos a orar.
83:16-18
“…y busquen tu nombre, Jehová”. Apetece que busquen el nombre de Jehová pero como una humillación más, no para que crean en él sino para que tengan que reconocer que hay un solo Dios y es el Altísimo. Esa satisfacción de ver a los pecadores reconocer al Señor está reservada para los santos (Flp. 2:10,11); no es un sentimiento que pudiera alabarse fuera de su época y de sus situaciones, pero habla de una gran piedad.
84:2
“…anhela ardientemente mi alma los atrios de Jehová”. “Gitit”, una pequeña arpa, la voz es femenina. Especulo que compuesto para que un coro de mujeres lo cantaran, o de niños y niñas (los que maman). Quiere decir “mi corazón se deshace, llega a su fin, se muere” por ti, Señor. Y mi corazón grita por ti oh Dios, ardientemente desea tener comunión con Dios. Lo que dice el salmista no indica fuego o ardor sino quebranto, desmayo, agonía. Mi corazón también, Señor, el estado de gracia en que vivo en este mundo no es completamente satisfactorio, anhelo el estado de gloria, quiero un poco más de ti, mi alma sufre por ti.
Es mejor ser un ave cualquiera que un pecador
Sal. 84:3,4
“…la golondrina halla nido cerca de tus altares”. Literalmente no dice que esas aves aniden en el lugar sagrado pero la construcción del versículo permite rectamente pensarlo. Sí, hermano, las aves a veces están más cerca de Dios que los hombres, ellas no lo ignoran, donde se hallen, la mano de Dios las bendice, aunque no tienen alma, ni promesa de vida eterna, ni Cristo murió por ellas; pero no están en rebelión contra Dios, no las separa el pecado de la gloria divina. Oh, es mejor ser un ave del cielo, cualquiera, que un pecador rebelde que lucha contra su Creador. Una nube en el aire, una piedra en las entrañas de la tierra, la última estrella en el firmamento, están más cerca de Dios que cualquiera que haya pecado. Un árbol, que sólo tiene vida natural, tiene más vida espiritual que un hombre muerto en delitos y pecados, dos veces muerto y desarraigado (Jud. 1:12).
84:5
“En cuyo corazón están tus caminos a Sión”; así dice LBLA no la RV pero está bien porque el contexto lo permite, bienaventurada es la persona que en los muchos caminos que hay en su corazón hay un camino al lugar de adoración, el templo, o el camino al cielo, es decir, Jesús que es el Camino.
84: 6
“…atravesando el valle de lágrimas (Baca)”, lo hacen un pozo, lo cambian en fuente. Nuestras lágrimas son realmente las que llenan nuestras fuentes de bendiciones; sin esas experiencias nuestros estanques están vacíos. El sufrimiento nuestro no es para muerte (2 Co. 7: 9, 10), y nuestros suspiros y llantos, como gotas de lluvias, llenan las redomas de Dios.
84: 6,7
“…irán de poder en poder, verá a Dios en Sión”. Al final de este valle de lágrimas no hallaré el infierno sino a Dios, lo veré en mi carne (Job 19: 25- 27); seré como él es porque le veré y conoceré como fui conocido. Esto yendo un poco más allá de donde el texto llega. No tendré poder para hacer muchas cosas pero sí para llegar, seré fortalecido por algún bondadoso ángel de Dios y proseguiré hacia mi destino, veré a Dios en Sión, o literalmente seré visto en Sión. Hay que tener poder para ir a la casa de oración y poder para seguir más allá.
84:10
“…porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos”. Sí, Señor, yo no quiero estar ninguno afuera, en tu presencia hay plenitud de gozo (Sal. 16: 11). Dime ¿cómo piensas tener la vida eterna si no te gusta pasar un solo día en la casa de Dios? ¿No sabes que la vida eterna es vida cristiana? David prefería ser un portero en la casa de Dios que ocupar cualquier cargo dentro de la farándula vanidosa del mundo. Tener ese humilde oficio en la casa del Señor lo consideraba superior a cualquier cátedra y posición de eminencia en el mundo. Los dignos arboles de Jehová dejan que sea la zarza la que se infatúe en esas posiciones (Jue. 9:8-15).
84:12
“…dichoso el hombre que en ti confía”, o bienaventurado. La primera traducción es esconderse. Feliz el hombre que está escondido con Cristo en Dios. El lugar lo hace feliz, Cristo, y la compañía de Dios y de Jesús es bella. El hombre que tiene fe es feliz. Meditar en Col. 3:3.
85:1-7
Sobre los hijos de Coré ver el salmo 40. Para mí es fundamental la localización histórica de este salmo. La cautividad sufrida es la babilónica. Nos hallamos pues, en presencia de sueños cumplidos (Sal 126); al fin el pueblo retorna, tiene lo que tanto quiso, llegó a donde quería, alcanzó la meta ¡aleluya! Dios ha cumplido su palabra y lo que era el sueño de un futuro distante se ha tornado en una presente y dichosa realidad. ¡Nuestros pies pisan de nuevo la tierra, nuestros ojos ven lo que vieron nuestros padres, hemos llegado a casa! El pecado fue al fin perdonado y la justicia alcanzó al fin su límite, las faltas pasadas olvidadas; pero ¿qué pasó?
El sol se fue, las nubes de la tormenta aparecieron y se nublaron los cielos de sus sueños, no hubo más sonrisas ni alabanzas. Volvieron a pecar y se hallaron en la misma situación que antes de la deportación, de nuevo clamando y llorando.
85:9
“...salvación…para que se llene de gloria la tierra”, el barrio donde se halla la iglesia, la ciudad, el país entero. Es bueno orar para que el Señor bendiga su Palabra y haya fe en los contornos, de ese modo su gloria brilla en nuestro derredor.
85:10-13
“…la misericordia y la verdad se encontraron…la justicia y la paz se besaron”. La misericordia y la verdad concurrieron al mismo sitio, se pusieron en contacto la una con la otra; y la misericordia y la justicia se besaron, o también se ataron juntas, se equiparon con las mismas armas, se tocaron. Cualquiera de esas traducciones es muy sugestiva y bella. Ahí tienes, hermano, elementos que componen la restauración espiritual de un pecador (que es por lo que el salmista ha orado y se le comunica como una respuesta divina, v.8).
86.2
“...soy piadoso…”; la primera traducción es bondadoso, amable, y después siguen otras hermosas, piadoso, bueno, misericordioso y santo. Lo que no dice es “soy religioso”. Fíjate que allá atrás no terminaron las oraciones de David (72:20); David sigue cantando sus oraciones. El cristiano no termina de orar nunca. Lo que se terminó fue aquella colección, y después siguieron otras. Y mira que no se avergüenza decir que es "piadoso"; pero no se lo dice a los hombres sino a Dios. Si fuera otra cosa no podría ser la base de su oración. Profano (He. 12: 16).
86: 3
“…a ti clamo todo el día…”. Si estás pretendiendo hallar algo en Dios no ores una vez o dos sino todo el día; recuerda que Jesús dio importancia a la "importunidad" (Luc. 11:8,13)). ¡Oh todo el día en comunión con Dios, todo el día sin ser tocados por el pecado, sin que un mal pensamiento ni alguna grosera visión roce mi mente o empañe mis sentimientos! ¡Oh Señor, pon el cielo aquí!
86:5
“Jehová eres bueno y perdonador”. ¿Qué dos cosas más necesita alguien para animarse a buscar el perdón del Señor?; si es bueno y como ser bondadoso no nos es hostil sino que se puede contar con sus entrañas que se muevan a nuestro favor, con un corazón donde caben todos, y por ejercicio perdonador, porque la historia de su pueblo lo muestra; ya ha perdonado a muchos y todo aquel que viene a él no le echa afuera, y a los pecadores recibe y con ellos come. Disponte a elevar una primera oración de reconciliación y acción de gracias y verás como de par en par se abre el cielo cuando ella suba. Amén.
85:6,7
“Jehová escucha mi oración y atiende a mis súplicas”. Tus oraciones y tus súplicas deben ser las primeras y más abundantes. Está bien que oremos los unos por los otros pero Dios quiere oír tus oraciones, tu vida de oración incrementada. Tú eres el afectado, tú debes orar, los hermanos te ayudan pero él quiere oírte a ti. Nota que dos veces dice “mi”.
Un corazón partido
86: 11
“...afirma mi corazón para que tema”. Lo que dice es “une mi corazón para que sea uno”; en primer lugar significa que tenemos un corazón dividido (Ose. 10:2); nuestro corazón está al menos dividido en dos porciones, separado en dos partes y distribuido en dos señores, entre la carne y el Espíritu y entre Cristo y Belial, con la mente servimos a Dios y con los miembros al pecado (Ro. 7:23-25), entre el mundo y el Señor. Esa es una oración importante, orar por la unión del corazón en sí mismo y por su unión al Señor para poder amarle con toda la mente, con todas las fuerzas. Unión, comunión. Entonces lo temeré. Señor, que no me falte el temor tuyo; que no sea la única razón por la que yo cierre los ojos al pecado y le vuelva la espalda. Oh Dios, por otras razones los hombres pueden abstenerse de cometer el mal pero ninguna de ella es de fe.
85:13
“Me has librado de las profundidades del Seol”; me parece que esa palabra profundidades significa más que el fondo de una tumba, y es que algunas de ellas eran cavadas en piedra; sospecho que el salmista estimaba que esa era una región muy profunda, más allá del suelo.
86: 15
“…lento para la ira”. ¿No te has dado cuenta oh piadoso, que el Señor no es pronto para ejercer venganza sobre sus enemigos o los tuyos?
La piedad de una madre viva o la memoria de ella muerta
Sal. 86:16
“…guarda al hijo de tu sierva”, al hijo de tu esclava. Ver salmo 116:16. ¿Ves que es importante tener una madre que sea “sierva de Dios”? David menciona en sus salmos varias veces a sus padres (27:10; 51:5). En éste particularmente dice que él era piadoso (v.2); ¿por qué lo crees? Pienso que en gran parte porque su madre lo era y ella significó mucho para su consagración al Señor y posiblemente de ella heredó la sensibilidad musical que poseía, su gusto por la música y los preciosos hábitos religiosos que poseía. Su madre fue su alfarera, de ella aprendió lecciones sobre la piedad, oyéndola hablar de Dios y mirando su ejemplo.
Es una bendición en la vida de oración de un creyente tener padres piadosos porque pueden invocar a Dios mencionando la vida consagrada que ellos tienen y mencionarle los años de servicio que tienen o tuvieron, si ya están con el Señor. No es orar en el nombre de una madre, porque sólo en el nombre de Jesucristo se debe pedir algo a Dios, pero hacerle memoria a Dios, como quien dice, que nos dio una madre piadosa. Eso está muy claro en la Biblia, que tener padres santos es de mucho valor (1 Co. 7:14), no sólo porque de ellos se aprenden las grandes doctrinas de las Escrituras y la moral cristiana, sino que por amor a ellos él suele bendecir a los hijos. No que los hijos puedan apropiarse de los méritos de los padres, sino que por amor a ellos Dios suele tener misericordia. No se aplica a las virtudes de ajenos, mártires, etc., porque los méritos son intransferibles. Si no puedes orar exactamente así porque tus padres no son piadosos, y no quieren serlo, quizás puedas orar y mencionar al Señor la esposa que te dio y te ha ayudado como “sierva del Señor”, “coheredera de la gracia”, compañera en la salvación, una gran “diaconisa”, y es para ti como una segunda madre.
Pudieras decir: “Señor, yo no puedo hacer exactamente esa oración porque mis padres no son piadosos, mi madre no es tu sierva, sin embargo la madre de mis hijos es tu sierva, una mujer piadosa, ¿puedes oír mi oración por amor a ella? ¿No es en mucho también mi madre? ¡Qué bendición es usar la piedad de un familiar vivo o la memoria de una santa muerta para invocar el nombre de Dios!
86:17
“…haz conmigo señal para bien” o “muestra una señal de tu bondad”; o un monumento, un prodigio, un milagro. Oh Dios ¿no te he pedido ser una señal de tu gracia? Convierte mi vida en una señal de misericordia para otros (1 Ti. 1:16). No como una señal de fratricidio que llevaba Caín ni la señal de la bestia. No te pido señales para yo creer sino para que otros crean y vean que me has amado. Concédenos Señor lo que te hemos pedido y glorifica tu nombre. Amén.
Nacer en la Nueva Jerusalén
Sal. 87.
Sobre los hijos de Coré ver el Salmo 40. Quizás sólo puedas leer en estas palabras un apasionado himno patriótico que canta el amor por Jerusalén. ¡Qué hermoso para un judío ha de ser! Pocos pueblos han amado tanto su capital como Israel ¿por qué? Porque allí está Dios, la miran con una belleza espiritual. Pero este salmo no fue dado sólo para celebrar el patriotismo judío, la mención de países extranjeros (v. 4; Rahab significa Egipto) hace pensar que el Espíritu nos habla de un gran avivamiento de la iglesia, cuando el mundo entero le conoce y dice "este nació allí". Señor aviva nuestra religión y que tenga nuevos hijos, que sean muchos los nuevos nacimientos, que el orgullo universal sea haber nacido de nuevo en la "nueva Jerusalén". ¿Sabes que Dios sólo inscribirá en su libro a los que han nacido en el Espíritu? (Jn. 3:5) Muchos paganos han nacido de nuevo en Sion. No te complazcas solamente con que Sion crezca numéricamente con traslados desde otras ciudades, tienen que "nacer allí", porque el que no naciere de nuevo, dentro de la iglesia, no puede ver el reino de Dios. Ella es la madre de todos los que descenderán del cielo a buscar sus cuerpos.
87: 7
“…todas mis fuentes están en ti; también “todos mis manantiales y pozos están ti”. Señor todas mis fuentes están en ti ¿a dónde iría por agua? Yo no cavaré para mí cisternas que no retengan el agua (Je. 2:13). ¿Qué otra fuente pudiera matar mi sed? Sólo tú tienes palabras de vida eterna y la única sed que padezco ¡bendita sea! es la de ti (Sal. 42:2; Jn. 4:13,14). Une estos tres textos, recuéstate en ellos y disfruta los mensajes que traen de Dios.
Orando como Jesús, hágase tu voluntad
Sal. 88:2 (título)
“…sobre mahalat”, significa enfermedad, un lamento por ella, y posiblemente sea una canción popular. Lo mismo que en el 53. Pertenece a la colección de Coré. Masquil es para enseñar y Hemán ezraíta es quizás uno de los cantores levíticos (1 Cro. 15: 17,19; Hemán). O tal vez se refiere al mencionado en 1 Re. 4:31 con el nombre de Etán, un sabio, el mismo que escribió el salmo siguiente, 89. “…llegue mi oración a tu presencia”. Dime, amado Señor, ¿qué es más importante para orar, obtener algo de ti o la pacífica entrega del corazón a ti para hacer tu voluntad? Ninguna oración cuya esencia no sea el acatamiento de la voluntad del Señor, y cualquiera que sea, puede ser llamada una oración de fe. El fin del Señor no es concedernos lo que le pedimos sino que estemos en su presencia y enseñarnos a obedecer. Aunque Dios nos diga no a la petición, si estamos dispuestos a someter nuestros deseos a los suyos, ya hemos sido bendecidos. Quizás recibamos más bendición personal con un "no" que con un sí, eje. Luc. 22: 42,43; He. 5:7-10). ¿No fue este “no” mucho mejor que un sí, tanto para el mundo como para nosotros? ¿Es bueno siempre no sufrir, no ser afligidos, ser feliz? A veces sí, a veces no.
88:3
“…hastiada de males”, no exactamente hastiada sino llena, repleta de males, o enfermedades. Una detrás de otra o varias a la vez.
88:4
“…un hombre sin fuerzas”, debilitado por sus enfermedades; pero cuando los males son del alma y quien combate es la gracia contra la carne y las potestades superiores, el ministro puede decir: “…me siento así Señor, como un hombre sin fuerzas, drenado de mi vigor por la lucha entre la carne y el Espíritu dentro de mi alma; sin fuerzas de tanto combatir mis tentaciones, o de huir de ellas, sin fuerzas por los fracasos y desánimos, o sin fuerzas por falta de tu bendición”. Oh Señor reponlo con tu gracia, concédele una porción refrescante de ella, úngelo de nuevo. Son momentos difíciles cuando llega el lunes y ha combatido un domingo sin unción. Lunes de lamento.
Dios no olvida a los muertos
Sal. 88:5,10,12
“… ¿manifestarás tus maravillas a los muertos?” ¿Es cierto eso que dice el hermano Hemán, que Dios no se acuerda de los muertos que fueron una vez arrebatados de su mano? ¿Es Dios sólo para esta vida y no para la sepultura? ¿Qué clase de fe, de religión, puede tener uno con un Dios que sólo le ayuda en lo temporal, que cuando nos ve descender al polvo ya no se acuerda de nosotros? Ese no es el Jesús del ladrón arrepentido en la cruz que le pidió “acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. La religión hebrea en el A.T. contiene poco sobre la vida de ultratumba en comparación con el N.T. No todos los autores del Antiguo Pacto tenían el mismo conocimiento y la misma fe en relación con lo que pasaba con una persona muerta. Amado, la vida y la inmortalidad han sido sacadas a la luz por el evangelio de nuestro S. JC., y se nos revela en el evangelio (2 Ti. 1:10). Dios no olvida a los muertos puesto que hay resurrección (Mt. 22:31-33; Luc. 23:42). Oh Señor que no tenga yo pensamientos fúnebres en mis enfermedades y menos cuando tengo salud.
Perder un amigo es como sufrir un divorcio
Sal. 88:8,18
“…has alejado de mí al amigo”. Recuerda esa experiencia que como el salmista tú también has vivido. Un día tus amigos y conocidos se alejaron de ti y eso fue duro, ser traicionado por aquellos a quienes amabas. Tardaste mucho tiempo en adaptarte a esa realidad que ya no tendrías contigo con quien te gozabas en la casa de Dios y se comunicaban dulcemente los secretos; sufriste como un esposo de quien la mujer se divorcia. Perder un amigo es como sufrir un divorcio.
¿Nunca se te ha ocurrido pensar en la providencia de Dios y que fue él quien los separó de ti? Si realmente ellos te hubieran hecho falta, ¿cómo un Dios de amor te hubiera privado de tenerlos? Las luchas que has tenido las has pasado sola y con ellos te hubiera sido más fácil compartiéndolas, con sus auxilios. Como Jonatán sólo con tu espada has tenido que atacar la guarnición de los filisteos (1 Sa. 14:6,14,15).
¡Oh cuánto has hecho para retenerlos, pero todo ha sido inútil! Dios había decretado tu separación de ellos porque necesitabas tu amarga soledad. Hubieras querido en aquel entonces huir a otra parte, asociarte con gente mejor, sustituir a los que te dejaron, llenar el espacio vacío que dejaron en tu alma, conseguir nuevos amores que cicatrizaran las heridas que ellos te hicieron; pero eso tampoco Dios te ha permitido y han tenido que cerrarse solas sin el bálsamo humano. Dios te ha encerrado y lo dijiste: “Encerrado estoy, no puedo salir”. ¡Qué preciosos eran aquellos amigos, los de la juventud! Hasta el momento no sabes completamente por qué todo eso ha ocurrido ni todo el bien que te ha hecho haberlos perdido, pero sí estás seguro que has tenido contigo a Dios y su palabra.
88:13
“…de mañana oraré...”. Hay muchas razones para orar por la mañana. Oh Dios te pido tu bendición para aquellas cosas que ayer o anoche mismo no recibieron tu bendición; te imploro que este día se termine mejor que aquél. Señor, te pido que las cosas nuevas que hoy me ocurran no me alejen de ti ni de los que amo, que aquellas que he querido hacer y no he podido, al fin halle ánimo y espacio para hacerlas. Permite que las oraciones que haga hoy completen las últimas para recibir este último día aquello por lo cual he venido pidiendo. Muéstrame hoy alguna de tus realidades y que eso enriquezca mi alma. Amén.
No has aprendido por fiebres y dolencias
Sal. 88:15
“…desde la juventud he llevado tus terrores”. Tú quizás no puedes hablar de dolor en tu juventud como lo hace el salmista porque has tenido salud siempre y una juventud feliz; padres piadosos, un hogar cariñoso, un sostén económico garantizado, ayuda en los estudios y ánimo. Si has sido un joven así bendecido, debes estar muy agradecido a Dios por ese privilegio y “no olvides ninguno de sus beneficios”. Sin embargo, hay una pregunta importante que debe hacérsete, si pocas veces has estado enfermo, si no has pasado necesidades, si siempre has contado con el apoyo de unos padres amorosos, de unos hermanos fieles, de un techo seguro; ¿tienes alguna experiencia espiritual? ¿Cuánto estás preparado para ser útil al reino de Cristo? No digo que los jóvenes que no han sufrido no tengan experiencias espirituales, sí los hay, pero la bendición de una juventud sana y feliz puede ser una pared de contención para tener experiencias espirituales donde uno sólo puede depender de la mano de Dios y no de papá o mamá. Si has tenido esa bienaventuranza, cultiva tu vida espiritual, aprende por los consejos, ayúdate con “la benignidad divina” que te conduce; Dios te ha dado la fortuna de aprender las lecciones de la vida directamente del libro de experiencias de tus padres y abuelos, y no de fiebres y dolencias, o de los muchísimos golpes desde donde ellos han extraído lo que conocen. ¿No serás altamente ingrato, verdad? Dentro de un poco de tiempo dejarás la juventud y te avecinarás a experiencias importantes que llegan a la vida adulta para las cuales debes hallarte preparado. El trabajo, el matrimonio, los hijos, las enfermedades, la muerte. Oh Dios, ayuda a mis hijos en sus vidas espirituales.
89:4
Etán ezraíta, ver el salmo anterior. Si lees estas cosas y piensas en Israel, no puedes dudar que Dios cumple lo que promete.
Cuando se apaguen el sol y la luna
Sal. 89:5, 6
“… ¿quién en los cielos se igualará a Jehová...? Mira al cielo, ¿se puede el sol comparar con quien lo hizo, tiene más gloria que su Creador? Mira las estrellas, ¿no son todas diferentes en gloria? (1 Co. 15:41). ¿De dónde tienen sus resplandores sino de Dios? Compara esas preciosas luces con la de Dios y verás que dentro de ellas muchas ya se han apagado y en el espacio vacío han dejado horribles huecos negros. Pero ningún atributo de Dios jamás ha cesado de brillar y cuando algún día él sople sobre ellas apagándolas o derribándolas a tierra, continuará alumbrando por sí mismo con majestuosa luz el firmamento. El y el Cordero serán las únicas lumbreras del universo (Apc. 21:22-24); con la luz que salga de sus rostros el mundo entero radiará como el día. Nadie necesitará otra luz que la que brote del rostro de Jesucristo (2 Co. 3:18; 4:6); y ellos, sus escogidos, resplandecerán como estrellas en el cielo de la salvación (Dan. 12:2,3). No hay ningún astro en el cielo que pueda competir con la luz divina. Nada en los cielos se le puede igualar porque su Creador no tiene sombras de variación (Sgo. 1:17); Dios es el mismo, jamás tiene eclipses ni gira alrededor de otra órbita que no sea él mismo. El sol, las estrellas, los cometas, todo gira, todo rutila, todo se mueve, excepto Dios.
Mira los cielos y compara los ángeles con él, ¿acaso tienen mayor gloria que la suya, que los hizo a todos? ¿No tienen ellos que cubrir sus rostros y pies cuando vuelan cerca de él? Ninguno posee tanta luz ni tan pura como la suya, ninguno es tan grande como él, que es inmensamente infinito, ninguno posee su sabiduría pues bien se dice que Dios notó “necedad” en ellos (Job 4:18). Todos son gloriosos pero ninguno digno de adoración (Col. 2:18). ¿Quién en los cielos se igualará a Jehová? No hay nadie ni nada que se le iguale. ¿No adorarás a aquel que hizo el cielo, el mar y la tierra? ¿No adorarás a aquel por quien Dios hizo el universo, el sol, las estrellas y los ángeles? (Col. 1:16). Cuando Dios lo introduce al mundo dice: “Adórenle todos los ángeles de Dios”. Ellos le sirven, lo exaltan con sus gargantas sin embargo, no los ha socorrido, no vertió su sangre por ellos porque él se hizo carne, no espíritu (He. 2:16). ¡Qué privilegio excepcional tiene los hombres pecadores!
No fue el primogénito de Elí, pero Dios le hizo primogénito
Sal. 89:20-28
“…hallé a David mi siervo, lo ungí con mi santa unción”. Este salmo habla de un Dios inigualable y de un pueblo que le adora y debe sus triunfos a su bondad. Dios le dio victoria por medio de un hombre que halló, conforme a su corazón (v. 20). Etán ezraíta tanto como tú y yo hemos leído los salmos (que son las oraciones de David) y sabemos que invocaba a Dios como su Padre, como la roca de su salvación. Dios lo ungió con su Espíritu para que clamara ¡abba Padre!; así recibió el Espíritu de su Hijo. No fue el primogénito de Elí pero Dios le hizo su primogénito dándole señorío y bendiciones como correspondería a un primer nacido, “…le pondré por mi primogénito…”. A todos los que Dios da el Espíritu de su Hijo y claman a Dios como Padre, les da potestad de ser llamados hijos de Dios y los convierte en sus primogénitos (He. 12:22,23); esto es, haciéndolos herederos de Dios con Cristo, los salva. Desde ese momento ya son reyes. Es en ese sentido de señorío que a Jesucristo se le ha llamado el primogénito de los reyes de la tierra, primogénito de entre los muertos, por su señorío sobre ella y primogénito de toda la creación por su gobierno y soberanía (Col. 1:15-17).
Hay otro sentido, cuando él es llamado “primogénito entre muchos hermanos” (Ro. 8:29) porque somos hechos primogénitos como él al tener su imagen. Oh, adora a Dios que te ha ungido y su unción no es mentira, y te ha hecho primogénito por su gracia. ¿No te lo enseñan las muchas lecciones que en el Antiguo Testamento Dios hizo, eligiendo a quienes por orden de parto no eran los primeros como Abel, Jacob, David, Manasés, etc.? Te alabo Señor por tu elección en gracia, por tu misericordia, por tu unción santa, porque hoy soy lo que soy por todo eso. Soy un primogénito, uno de los herederos de todo, coheredero con Cristo, señor del mundo entero (1 Co. 3:21-23).
89: 28
“…siempre le conservaré mi misericordia”. ¿Pierde la misericordia de Dios un santo que peca? ¿Se rompe el pacto? Oh no, el pacto que se quiebra es el de obras, se quiebra porque sobre obras está hecho, pero ¿qué puede quebrar la gracia y la piedad que al elegir no contempla las obras sino el amor? Los santos pecan pero no pierden la salvación porque viene el arrepentimiento y la corrección. Si estuviéramos bajo el pacto de obras seguro que sería quebrado por nuestro lado, pero para eso nos lo dio Dios, para que experimentáramos con él y llegáramos a la conclusión que el pacto de gracia nos convenía por causa de la debilidad de la carne; el poder de la carne es el pacto de la ley (He. 7:18, 19).
Ellos no convirtieron sus sueños en profecías
Sal. 89:33
“...ni falsearé mi verdad”. Se pudiera traducir “no violaré o romperé con falsedad mi fidelidad” “no engañaré con mi firmeza”. En Dios no puede haber nada falso. No se trata, a veces, que si Dios cumpla sus promesas o no, porque El no puede mentir, es imposible que mienta (Ro. 3: 4; Ti. 1:2; He. 6:18), lo que se trata es de estar seguros de lo que los hombres que han hablado, según ellos, en su nombre, haya sido cierto y no inventado mentiras, aun hombres que son firmes y fieles, y que nos han dicho y han hecho creer a la gente que son profetas de Jehová y que él les ha hablado. En tiempos del Antiguo Testamento como en la historia más reciente, eso ha pasado (Jer. 28). El método que estableció el Señor fue sencillo, el cumplimiento de lo que se profetizaba (Deu. 18: 20-22). ¿Y qué hacemos con las profecías no cumplidas aún de los profetas de Jehová? ¿No será que convirtieron los deseos de sus sueños en profecías? ¿Y esos deseos no son palabras divinas? No, eso no es cierto, todos ellos sufrieron por sus profecías y no profetizaban conforme a los deseos del pueblo ni al de ellos; no hubieran hablado sobre pestes, calamidades, guerras. El Señor no falsearía su verdad sino que todo lo que los profetas han dicho se cumplirá y hacemos bien que atenderlos (2 Pe. 1:19-21). Oh Señor que siempre confiemos en tu palabra, que mi alma no la dude y, que lo que ha dicho Jesús, los profetas, Pablo, Pedro, Juan, que constituye mi esperanza, yo lo crea. Y si hablo, crea yo primero.
89: 38-45
“…has profanado su corona hasta la tierra”. Esto es un conflicto entre la realidad de un triste presente y las profecías de oro. Sí, no hemos obtenido las maravillas que se nos han prometido porque hemos pecado. A los santos les pasa eso, porque ellos piensan que no han pecado, porque desconocen los pecados por los cuales Dios castiga a los otros, o por deficiencia en la justicia de ellos que piensan que es desproporcional el castigo. Queremos recibir de Dios el bien prometido, a toda costa, aunque no oremos bien. Oh Dios, perdóname si no he alcanzado lo prometido por mi pecado e incredulidad. Señor perdónanos, y que no pongamos más obstáculos a tus promesas.
Eso que llamamos aprovechamiento del tiempo
Sal. 89:46-48
“… ¿te esconderás para siempre?”. Señor, yo he pensado, bueno es darle tiempo a Dios para que nos prepare alguna bendición durante el día, que mis días se mueven rápidos, como “lanzadera de tejedor” (Job 7:6); me refiero al paso de la vida, no a las circunstancias que en ellos vivo. Una etapa a otra de mi vida se demora en pasar, las situaciones no se mueven vertiginosas. El tiempo vuela rápido, pero las situaciones no cambian. Vemos, con angustia, que nuestros días como un torrente se precipitan hacia el ocaso y tú tardas en remover aquello que nos consume inútilmente y nos parece que estamos viviendo en vano, “recuerda cuán breve es mi tiempo…”. (v.47).
Así nos pasa, quizás, cuando Dios nos prepara para la eternidad y no parece tener mucho en cuenta nuestros sueños y las realizaciones de nuestras vidas; antiguos deseos y aspiraciones parecen ir volviéndose humo según transcurre nuestra existencia. No, Dios no parece tener en cuenta eso que llamamos aprovechamiento del tiempo, pero sí el desarrollo del pensamiento, del espíritu y de las virtudes cristianas; hacernos conforme a la imagen de su Hijo, más que cumplir nuestros propósitos y responder a nuestras oraciones. Las circunstancias nos extienden por dentro, alzan, estiran, alargan nuestros pensamientos y el espíritu se ensancha, se purifica, se vuelve dócil.
Es cierto que el apóstol nos recomienda el aprovechamiento del tiempo porque los días son malos, pero no implica a nuestras circunstancias ni que ellas tengan que cambiar de hoy para mañana. Los días suelen pasar lentos, pero en relación con los cambios de situaciones. No estamos viviendo la vida en vano si aprovechamos las lecciones que nos llegan por ese punto fijo, inmóvil, que es la voluntad de Dios, si en vez de pelear y trabajar por cambios externos, aceptamos las circunstancias y nos humillamos con temor reverente ante Dios; aunque nuestras oraciones, obediencia y fe no produzcan algún cambio. ¿No pasó así con nuestro Amado cuando oró, obedeció, temió, fue oído, pero su situación no cambió y tuvo que apurar su copa, la que no deseaba, hasta la última gota? (Mt. 26:36-45).
Es cierto que nuestras vidas pasan veloces, que son como la neblina de la mañana y también que mientras adquirimos sabiduría vivimos sin sosiego. Tenemos que darnos cuenta que la vida humana es un trayecto que va hacia la eternidad, no sólo como algo distante adonde vamos a entrar, sino como un peso, que tiene que ver con la eternidad. Su enojo no dura toda la vida sino lo que corresponde a nuestra educación.
90.
Oración de Moisés, un hombre de Dios. Es tanto oración como reflexión. Fue un hombre de mucha oración. Pasaba semanas enteras en el monte Horeb orando y aprendiendo con y de Dios. Pero solía a veces cantar. Cuando cruzó el Mar Rojo cantó (Ex. 15), y cuando estuvo a punto de morir, como el cisne blanco, cantó de nuevo (Dt. 32). Y en Apc. 15, asocian el cántico de Moisés al de Cristo crucificado. Así que Moisés oraba y cantaba, no un elocuente predicador, las dos cosas que lo clasifican como un varón de Dios y escritor sagrado, el dador de la Ley.
La longitud de la vida no depende nada más de los antibióticos
Sal. 90:1,2
“Señor, tú nos has sido refugio, de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”. Leemos estos dos versículos pero se puede estudiar todo el salmo a partir de la perspectiva de los dos primeros. Moisés, como todo hombre que reflexione en la existencia humana, parece impresionado con la eternidad, máximo cuando se llega a una edad avanzada; uno clava sus ojos en la eternidad. Es una oración suya, algo muy íntimo que agitó su pecho y lo elevó a Dios. El salmo parece una continuación del tema anterior, aunque el 89 no es suyo. El Espíritu los ha agrupado para que reflexionemos en la eternidad. Comienza afirmando que Dios es eterno, meditando en ello, pero no como lo haría un insensato que dude, sobre su “origen”, porque sabe que no lo tiene, sino en relación con la existencia temporal humana. Hizo bien porque la eternidad es incognoscible, impensable. No que sienta rabia porque Dios es eterno y él no, porque afirma que esa eternidad siempre ha estado al servicio de las generaciones (v. 1).
El núcleo de su oración es volver a Dios de su ira como se ve en los vv. 7,9,11,13, porque las aflicciones suelen ser largas, el sufrimiento prolongado. Si las aflicciones duran mucho, los preciosos días se acaban. Para él, la existencia humana es corta, sumamente corta, y cuando los hombres son afligidos por Dios por causa de sus pecados, los años de juicio suelen ser muchos, largos días, de modo que consume prácticamente toda sus vidas. Su autor está impresionado sobre la brevedad de la vida y le llama un sueño (v. 5), una flor (v. 6), mientras que Dios es eterno. Tiene la convicción que para Dios mil años es como un día (v.4).
Oh Dios, para mí mil años sí son mil años, no un día; permíteme adquirir como Moisés, sabiduría, al pensar en la vida en relación con la eternidad (v. 12), con la inmortalidad, con la resurrección. Moisés tiene 120 años, ora por su pueblo, ha visto morir a mucha gente joven que podía haber vivido como él, pero por sus pecados, y otras causas secretas, fueron cortados de la tierra de los vivientes, su corazón se entristece y le pregunta a Dios hasta cuándo (v. 13). No, la longitud de la vida no depende sólo de antibióticos, cirugías, medicinas, alimentos, sino de Dios. No pocos son cortados temprano, hasta en la niñez. ¿No dice Moisés que el promedio de vida en su tiempo era de 70 y 80? (v. 10) ¡Eso era mucha bendición, un milagro! Y eso sin los avances de los estudios de la ciencia moderna.
Aunque Moisés no se queja tanto de la brevedad de la vida sino de que se consuma inútilmente en aflicciones. Es como si temiera que Dios castigara el pecado por mucho tiempo y se olvidara que él y el hombre no son iguales; él eterno y el hombre una brevísima sombra que se desliza por la tierra. Y no hay apelación cuando decreta: “Vamos, vete al polvo”; y callados tenemos que regresar a lo que somos, tierra (v. 3). Vuélvete Señor, danos días mejores, no acortes nuestros días.
90:10
“Con todo, su orgullo es sólo trabajo y pesar”; así según LBLA; es cierto que el orgullo proviene por su juvenil fortaleza, se siente omnipotente y que no necesita de nadie, sin embargo la bendita salud garantiza mucha vida y con ella preocupaciones sin números.
90:14
“Sácianos por la mañana con tu misericordia”. Señor, que al abrir mis ojos en la mañana sienta tu misericordia sobre mi alma, que tu Espíritu me traiga tu palabra, quiero empezar el día contigo. Sáname, lléname.
Que la obra que hacemos no sea microscópica
Sal. 90:16,17
“…manifiesta tu obra”. Literalmente quiere decir que se vea su obra. “Que tu obra sea vista en tu pueblo”, que no sea microscópica, ni transitoria, que sea considerada por los hombres y no la puedan contradecir (Hch. 4:14). ¿Qué pide Moisés? Perdón y misericordia, que cese la ira divina sobre su pueblo, que él pueda ver la obra de la gracia entre ellos. Pero hay más que eso, las palabras finales (v. 17) tienen que ver con su trabajo, el trabajo que ha realizado, “la obra de nuestras manos confirma…”, o más bien erígela, levántala, que se yerga, se haga suprema, superior. Moisés sabe que se halla próximo a su salida del mundo y piensa en lo que será de su trabajo, el que ha consumido tantos años de su existencia, una vez que él se halla reunido a su pueblo en la eternidad.
Como si dijera al Señor: “¿Qué sucederá de las dos tablas de la ley, de los otros libros que he escrito, de la historia de fe que he dejado detrás de mí, del precioso tabernáculo? ¿Andarán ellos en la ley que les transmití? ¿Guardarán el pacto? ¿Continuarán siendo pueblo, serán fieles, tendré alguna recompensa por ellos en la eternidad?”. Por dos veces pide al Señor que sus labores no se deshagan, que el pecado del pueblo y la ira de Dios no hagan desaparecer aquel trabajo que consumió tantos años de su vida. Oh Señor, ¿será tu pueblo como lo he soñado? Cuando yo no esté, ¿mis trabajos hallarán alguien que construya encima o serán deshechos? ¿Me podré gloriar en la eternidad no haber vivido en vano? ¿Pasarán ellos la prueba del fuego y yo tendré de qué gloriarme en el día de Cristo? (Flp. 2:16; 1 Co. 3:13-15).
91.
“Muchos salmos, como la mayoría en el presente Libro, no tienen título. La tradición judía, no obstante, lo adjudica a Moisés, una conclusión la cual el Dr. Kay y otros aceptan por el hecho de su similitud con Deu. 32 y 33. Otros críticos, y son la mayoría, lo adjudican a otra mano y lo comparan con el anterior, el 90” (The Pulpit Commentary). Se divide en tres porciones y en ellas cambia la persona que canta (vv.1,2; 3-13; 14-16). El diablo lo conocía y lo tenía como Palabra de Dios por cuanto lo usó para tentar a Jesús.
91:1
“…el que habita al abrigo…morará”; bajo las alas de Dios; quiere decir que estará protegido. Si habita, o mejor dicho si permanece en el secreto del Supremo, del Sublime, contará con la sombra del Todopoderoso; la condición es hallarse en el secreto, escondido con Cristo en Dios, y el beneficio será la protección de Dios, contra todo lo que sigue en el poema, las trampas de los cazadores y las enfermedades malignas. Aunque Moisés piensa como de paso en la protección divina como una torre, “castillo mío”, una fortaleza, el pensamiento favorito es el de un nido, compáralo con el v. 4, “debajo de sus alas”. Es hermoso pensar que el Señor es un nido donde somos bien recibidos. Ese nido está en el hueco de su poderosa mano (Isa.40:12). Un nido que más bien es donde hemos nacido.
Un hombre que vivió saludable más de un siglo
Sal. 91:3
“…la peste destructora...”; la idea es de una enfermedad que se extiende encubiertamente y avanza rápidamente. No de una epidemia sino de muchas el Señor nos ha librado. No de aquellas enfermedades que por causa de sus mandamientos no contraigo sino de aquellas que cada año infectan el ambiente (vv. 6, 10,16). Es mucha la gratitud que comparte con su pueblo por el beneficio que ha tenido con su salud. Un hombre que vivió saludable más de un siglo. ¿Qué pretende el salmista, garantizarnos que cuando las epidemias rujan en nuestro vecindario, nosotros ni los nuestros caeremos enfermos? Puedes ver que eso es lo que dice la letra del salmo. Sí, pero hay otro salmo que nos afirma que sí nos enfermaremos y que cuando eso ocurra el Señor nos ayudará a pasar la enfermedad (41: 3) y la experiencia cristiana lo confirma, ¿no es cierto? Les llamo la atención sobre eso porque este salmo fue usado por el diablo cuando tentó a Jesús en el desierto y usó las palabras de los vv. 11,12; Mt. 4:6; Luc. 4:11. Si el Señor hubiera interpretado literalmente el texto como su enemigo se lo pidió, hubiera resultado en un suicidio. Rechazó la interpretación literal. Lo mismo pasa con el v. 13. No quiere decir que hay que salir en busca de serpientes, leones y dragones para aplastarlos con los pies.
Lo que el Señor está enseñándonos es su providencia la cual suele incluir prudencia y sabiduría para no tentarlo. Tenemos que tener en cuenta que la providencia de Dios (conozcámosla) no es algo fijo, mecánico y que sus palabras hay que tomarlas al pie de la letra. La providencia del Señor, como todos sus atributos, procede coordinadamente y no de modo solitario y anárquico. Y retornando a Moisés, fue un hombre que vivió saludable más de un siglo, y tuvo que haber dado cuidado a su salud en el cumplimiento de la ley dietética que había recibido.
91:4
“...debajo de sus alas estarás seguro”. Uno no debe andar muriéndose de miedo por los peligros que lo rodean porque un poder invisible nos protege.
91:7
“…caerán a tu lado mil y a ti no llegará”. Esperamos al poner nuestra fe en Dios siempre ser la excepción, y recibir un trato especial, selectivo y privilegiado. Como hijos preciosos. Amén.
91:8
“…con tus ojos verás la recompensa de los impíos”. O la retribución. Ellos se esconden para dispararte pero no podrán esconderse de quien les disparará desde el cielo. Oirás lo que les pasó. Se sabe que la flecha alcanzó el objetivo por su alarido. Dios tiene su bumerang y la maldad siempre regresa a la vida de donde salió el mal. .
91:9-13
“…porque has puesto a Jehová que es mi esperanza”, mejor “es mi refugio”, como en el v.2. Es mi escondite. Comparte tú conmigo mi esperanza en Dios; tendrás mis experiencias en las cosas grandes que ha hecho en mi vida, y la hará con la tuya. La historia de las promesas de Dios en mi vida lleva la firma de los hechos que las confirman. Si nos refugiamos en el mismo lugar recibimos igual protección.
91: 11, 12
“...en sus manos te llevarán...”. Aunque el diablo intentó torcer el significado de este versículo, su interpretación en nuestros corazones no es arrojarse al aire desde un edificio, sino echarse completamente por fe en las manos de Dios, sin lamentar la pérdida de la seguridad carnal, y confiar completamente en ser recogidos con amor por los brazos de la providencia. Amén.
92.
Es anónimo. “…para el día de reposo”; en la Septuaginta algunos salmos son dedicados para los días de la semana, no solamente el sábado.
92: 2
“…tu misericordia… tu fidelidad”, o tu bondad y firmeza o fidelidad moral. Estas son dos palabras importantes para cada santo: misericordia y fidelidad, sobre todo porque pecamos y no somos fieles, Dios sigue fiel cualquiera que sea el trato que nos dé (2 Ti. 2:13).
Las operaciones del Espíritu
Sal. 92: 4-6
“…muy profundos son tus pensamientos”. Me hubiera gustado que el salmista hubiera revelado qué fue lo que Dios hizo por él que lo alegró, pero no lo dice, lo que se deduce es que se quedó asombrado y maravillado de la sabiduría de Dios. Sus palabras se parecen a las de Pablo en Ro. 11: 33-36. ¿Por qué cuando andamos en oscuridad y no vemos el camino, cuando la voluntad de Dios nos parece arbitraria y que va en contra de los propósitos y promesas que nos ha hecho, no pensamos eso? Me parece aún distante el día en que mi fe se mantenga en el alma en los períodos más incomprensibles de mi vida. Y ¿qué no puede entender el necio? No puede entender a veces el trato de Dios con sus escogidos. El hombre espiritual entiende todo pero el carnal no (1 Co. 2:14-16); hay que tener la mente de Cristo, pensamientos espirituales para entender las operaciones del Espíritu.
No como un búfalo sino como Jesús
Sal. 92:10-15
“…tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo, he sido ungido con aceite fresco”. LBLA dice “tú has exaltado mi poder como el del búfalo”. El texto se refiere al cuerno como la fuerza y al unicornio como al búfalo. Quizás parece extraño que pida eso. ¿Para qué quiere una fuerza descomunal como ésa? Para defenderse y prevalecer contra sus enemigos. ¿No hubiera sido mejor que orara a Dios y que él los destruyera? Eso parece haberlo hecho en el v. 9. ¿Pudo eso ocurrir? No. ¿Quería ser un Sansón? ¿Y de qué le hubiera servido? Eso no hacía falta, lo que necesitaba era una nueva unción. La primera parte de su petición es humana, en la segunda ora en el Espíritu con una unción fresca, con una nueva bendición, sus enemigos se debilitarían. Quizás en situaciones difíciles no es fortaleza lo que necesitamos sino ayuda, no energía corporal sino unción espiritual, no las armas carnales sino las de Dios que son más poderosas. (Meditar en 2 Co. 10: 4). Úngeme Señor con aceite fresco, refresca mi bautismo del Espíritu, renueva mis plumas, mi primer amor, vigoriza mi esperanza celestial. Quien más fuerza y unción necesita es el ministro de Dios que tiene que combatir ardientemente por la fe “una vez dada a los santos”; en especial el primer día de su semana, para que predique más que con la fuerza de un búfalo, con la de Jesús (Hch.1:8; 1Co.4:20).
No haré planes para terminar con mi ministerio sino para continuarlo mejor
Sal. 92:12-14
“…el justo crecerá como la palmera… aun en la vejez fructificarán...”. Noto que en los primeros versículos se habla de flores y crecimiento pero que los frutos los menciona en la ancianidad. Y por el v. 15 veo que se trata de testificar de Dios y hablar por experiencia de lo que el Señor ha hecho. Si tú lo permites Dios, estaré vigoroso y verde cuando pueda hablar de tu gracia, de tu justicia con toda una vida como prueba de lo que diga. Oh Señor, que en mi ancianidad yo pueda abrir mi vida al mundo como libros y te lean a ti en ellos. ¿No serán mis frutos más dulces, superiores en calidad? Yo no haré planes para terminar con mi ministerio sino para continuarlo mejor, y seguirlo en el cielo. Dime, amado Señor, ahora y cuando llegue mi vejez, ¿cumplirás estas palabras en mí? Yo que no he tenido una juventud y una adultez fructífera, al llegar a ser un anciano, ¿daré frutos? Como las que han perdido la costumbre de las mujeres, ¿tendré hijos? Oh Dios, toda mi vida he estado plantado en tu casa, he crecido como una palmera, siempre he estado verde, he crecido como un cedro. Todos mis días los he dedicado a tu servicio, nada quiero a cambio de ello porque en mejor sitio no pude estar, ni mejor cosa hacer, lo que quiero es siempre estar donde he estado, no ser desarraigado de allí, y dar mis frutos aún en los años de mi senectud. Jehová ha cumplido su propósito en mí, y sigo trabajando en ese propósito (Esa oración fue oída, hoy, 24 de octubre 2013 tengo 66 años y doy testimonio. En mi trabajo no he sido tan fructífero pero personalmente sí, estoy lleno de los frutos del Espíritu).
El cristiano siempre tendrá flores muy bonitas
Sal. 92:12-15
“…el justo florecerá como la palmera”. Lee despacio esos versículos para tu regocijo espiritual. Nota como se te compara a una palmera; eso quiere decir que estarás siempre verde, porque ella no cambia sus hojas. Aunque te sientas como si te estuvieses secando no llegará a ser así. Nos sentimos de ese modo no porque estemos en vía de morir sino porque es tanta nuestra diaria necesidad de Dios que cuando nos falta un poco de agua suya o no recibimos suficiente rocío del cielo, nos parece que ya nos queda poco verde y vamos a morir. Siempre estará bonito, con flores. No, quien ha sido justificado por Jesús siempre florecerá, olerá a Cristo, perfumará el sitio donde se halle.
La promesa es más amplia, también habla de su fortaleza porque lo compara al cedro del Líbano; prosperará espiritualmente porque menciona su crecimiento, unas veces lento, otras aceleradamente, pero crecerá y la altura que no tiene hoy la alcanzará mañana, las gracias que ahora no posee luego las obtendrá, al cielo que no ha alcanzado a él llegará algún día. También promete su utilidad en la obra del Señor. Salomón usó cedro para hacer su casa, pero el cedro también fue usado en el tabernáculo. De un modo o de otro, cuando el Señor hace hermosa una vida, la perfuma con el evangelio de salvación, hace que prospere, ¿cómo se podrá esperar que no haga algún uso santo de ella? Lo único que no va hacer es quemarme porque desde antes somos como un tizón arrebatado del incendio (Zac.3:2).
Los árboles viejos valen más
Sal. 92:12-15
“El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia”.
“Y eso se espera aún más por el lugar sagrado donde ha sido plantado: “plantados en la casa de Jehová”. Si hubiera crecido fuera de su iglesia quizás serviría para usos viles, pero quien ha sido plantado por Cristo en la casa del Señor es porque tendrá su uso a su tiempo, cuando haya crecido y madurado. Pero además veo que al compararnos a cedros plantados en la casa del Señor se puede suponer que estemos allí con buena disposición para servir en el momento en que fuere necesario; quizás cuando haya que reemplazar alguna tabla, tal vez para alguna barra, para algo. Los que estamos plantados en la iglesia del Señor siempre debe animarnos el deseo de servir cuando se solicite nuestro servicio.
Nota que aunque los árboles del Señor envejezcan continúan glorificando al Señor como si el tiempo no hubiera transcurrido; dan frutos y pienso que más sabrosos que los que daban cuando eran jóvenes, más codiciables, revelando los muchos años de cultivo en la gracia que han tenido. No se rinden, siempre vigorosos en sus raíces, en sus ramas, en sus hojas, en sus principios, en su fe, en su lealtad al Señor, en su constancia, en sus ternuras. En fin, revelando maravillosamente el cuidado que Cristo ha tenido sobre su espíritu. ¡Oh Señor, que tus siervos alcancen la vejez así, fructíferos, vigorosos, siempre verdes!
Dios, inmortal, inconcebible pero revelado
Sal. 93:1,2
“…afirmó el mundo y no se moverá…tú eres eternamente”. LBLA “tú eres desde la eternidad”. ¿Qué concepto de Dios heredo por medio de este salmo? Dos al menos. El primero, que Dios es el creador del mundo y el segundo, que Dios es eterno. Principalmente sobre este último es que quiero reflexionar. Nota que el salmista lo afirma. Me dirás: Sí, pero es un hombre religioso. Por supuesto, porque solamente los hombres religiosos pueden afirmarlo, porque la seguridad de tal afirmación, la persuasión les viene por donde únicamente puede venir, la revelación de Dios. Esa palabra, eternidad, aunque la hallen escrita en libros de ciencia, refiriéndose a la materia, no es científica, es una palabra religiosa y no tiene que ver con la física sino con la fe. Los hombres religiosos pueden hablar así y ese concepto es una convicción de fe como se dice en He. 11: 1. El salmista afirma que el mundo tiene una Causa eterna; cuya Causa no se originó, no comenzó ni evolucionó desde una existencia inferior, ni se hizo Dios por el esfuerzo de su mente y de su brazo. Ese es nuestro eterno Dios, inconcebible y revelado. Oh, nosotros sus criaturas no tenemos los medios ni la más remota posibilidad de comprender la eternidad, sólo podemos pensar en ella a través de la muerte como extinción, como un cero. Mirándola así es fea, lo sabemos, triste, como una fuerza negativa que deshace, descrea, es inmóvil, un vacío, nada. Concebimos la eternidad como la no-existencia pero no se puede imaginar como algo en forma positiva, a través del ser, como un origen, Primera Causa y no como un fin. Para nosotros la eternidad no viene, va y no regresa, pasa y no se espera.
Sin embargo, Dios en su infinita misericordia, nos ha permitido conocer la eternidad por medio de la resurrección de Jesucristo. Es ella una inversión, lo contrario de nuestras concepciones, experiencias y análisis. En ella vemos las tinieblas convertirse en luz, es un regreso de donde no se espera nada, la objetividad de la imposibilidad, la recepción de quien no se espera, de donde no viene nadie ni nada. La inmovilidad recobra hálito, el vacío se llena, brota algo de la nada, lo negativo se vuelve positivo y el cero se muta en algo y alcanza valor. Cristo hizo el recorrido completo, vino de la eternidad “pasada”, pasó por el presente, entró en nuestra mortal eternidad, siguió por ella hacia la nada porque no hay futuro más allá de la muerte y la aniquilación. Cristo gustó la eternidad de ese modo, gustó la extinción, se hizo vacío, se convirtió en cero, en nada, exceptuando su espíritu, y desde ese punto físico retornó para que ya no exista más esa eternidad, para llenarlo todo, serlo todo y algo importante, para manifestar la vida. (1 Jn. 1:1-4). Sí, hay una forma solamente de conocer lo eterno, de estar seguro de la vida eterna, es la resurrección de Cristo. El no vino para demostrarla sino para darnos la eternidad, no es algo que se conoce por la lógica del pensamiento sino por la experiencia, no por la física o metafísica sino por Cristo, no con números y experimentos sino por la experiencia de la muerte y de la vida, por la defunción y la inmortalidad. Oh mundo, ¿cuándo estudiarás a Cristo? ¿No sabes que él es la explicación de tus enigmas?
Los locales no son más hermosos que los que viven santamente
Sal. 93:5
“Tus testimonios son muy firmes; la santidad conviene a tu casa, oh Jehová, por los siglos y para siempre”. “…la santidad conviene a tu casa”. En realidad, es más que una conveniencia la santidad para la casa del Señor; lo que el salmista quiso decir fue que la santidad se convierte en su casa, Dios habita donde se halle lo santo, no lo profano ni lo inmundo. Dios no habita en templos de ladrillos y cementos. Los templos del Señor son los hombres y las mujeres santas. Si conviene eso es lo que conviene a la obra, las vidas de los que le adoran en espíritu y verdad. Lo opuesto es destructivo.
También que la santidad convierte en algo agradable, bello y atractivo (otras acepciones) la casa del Señor. Nada es más hermoso en la casa de Dios que su gloria brillando en la vida de los que adoran, (comprobarlo con 1 Cro. 16: 29). A no ser que quienes contemplan amen y tengan gusto por lo feo, sucio y dañino. Por muy bonito que se ponga el local donde se reúnen los que adoran a Dios no podrá exceder en belleza la vida misma de ellos, y ninguna cosa tendrá más atractivo a los simples oyentes, un magneto más fuerte, que la conducta de los que los han invitado a la adoración.
94: 2
“…Dios de las venganzas muéstrate”. Dirígete alma mía, al juez de toda tierra, que él nunca será injusto y él oye los casos de todos.
La omnisciencia de Dios y la teoría de la evolución
Sal. 94:7-11
“…y dijeron no verá Jehová ni entenderá el Dios de Jacob”. Con sana lógica el salmista llama al impío a no pecar; su argumento es sacado de un artículo de fe: Dios como creador del universo, y la doctrina que deriva de él es la omnisciencia divina. He aquí algunas explicaciones del porqué Satanás batalla para que la creación del mundo sea negada, para apoyar a los evolucionistas, porqué le permite a geólogos y excavadores confundirse con la edad de la tierra para que no puedan llegar a la conclusión de que la Biblia tiene razón y hay un creador.
Si creyesen que este mundo tiene un Divino Autor, pudieran derivar de ello la omnisciencia divina, que hay un Dios que ve, que oye, que piensa, un Ser inteligente; descubrirían que el mundo no ha venido a ser por accidentes y casualidades, sino que lo hizo un Ser personal y que tiene un propósito. Oh Dios, ten misericordia de tantos que cegados por la ciencia te niegan. ¿Se introduce Satanás en sus investigaciones científicas?
¡Oh, tantos niños en las escuelas aprenden la evolución, jóvenes que empiezan a vivir como si no hubiera Dios y moldean sus maestros las mentes de ellos con filosofías ateas! Así son privados de la mejor fuerza moral del mundo, el conocimiento de la omnisciencia divina. ¿Adónde irá esta cultura que educa sólo con filosofías, con valores no morales, pero se siente libre para no tener que dar cuentas morales a ningún Creador superior? ¿Has sido educado en ese error? Ten por seguro que el que hizo el ojo ve, que el que hizo el oído oye y tendrás que responder ante su tribunal (Sal.94:9). No quieren a Dios para vivir como les da la gana. Perdón por la expresión. Así son las cosas entre la omnisciencia de Dios y la teoría de la evolución.
94: 12,13
“…bienaventurado el hombre a quien tú corriges, a quien instruyes”. En los días de aflicción tiene valor haber sido educado espiritualmente por un padre-maestro que no nos tiene como bastardos sino como hijos (He. 12: 8); uno saca del corazón los tesoros de sus conocimientos y depende de ellos. Cuando estás teniendo problemas piensas mucho y un pensamiento releva a otro en loca carrera y confusión (v. 19) pero en medio se hallan las consoladoras promesas y las instrucciones que Dios te dio.
En el aire me sostuvo una mano invisible
Sal. 94:18
“...cuando yo decía mi pie resbala tu misericordia me sostendrá”; otras versiones lo vierten en pasado y queda más bonito y útil, “cuando resbalaba tú me sostenías”. Resbalé pero no llegué al suelo. Se taparon la boca sin poder creerlo y abrieron los ojos y dieron un grito. ¡Imposible! Pero no llegué al piso, en el aire me sostuvo una mano invisible.
¿Has perdido alguna vez tu equilibrio espiritual? Hay dos causas al menos por las cuales uno se cae: porque tropiece o porque resbale. No hay santo alguno que no haya tenido esa terrible experiencia, sentir que su pie resbala y como el salmista pensar que ha de caerse. No se trata que haya tropezado, pues en ese caso bien pudiera haber puesto sus manos para amortiguar la caída o sostenerse de algo para evitarla; pero cuando se resbala la caída no es hacia delante sino hacia atrás, no hay tiempo para sostenerse y el golpe generalmente es mayor y más peligroso.
Hay cierto grado de inocencia o ingenuidad cuando se resbala, porque se pone el pie en un sitio que se cree firme, parece firme y de pronto no se halla apoyo y el pie resbala. El que resbala no nota las causas deslizantes antes de apoyarse confiado, sino después que ha caído. Aunque no hay ninguna razón que justifique la misericordia divina, quizás esa es una, por la que Dios extiende sus brazos de misericordia y sostiene al que resbala para que recobre su equilibrio espiritual y no sea quebrado hueso suyo. Cuando uno resbala es porque se ha salido del Camino; en los pasos por donde va nuestro Señor no hay ningún punto que resbale. Los que han resbalado pero no han caído tienen secretamente el testimonio de la fidelidad del Señor, puesto que él los ha seguido por una vereda no suya y ha extendido sus brazos no dejándolos caer.
No hay persona más indefensa que el que ha resbalado, y sólo un milagro podrá evitar que se haga daño. ¿Cuándo has visto que vayan dos juntos y uno resbale que el otro lo sostenga? No le da tiempo, lo más que puede hacer es ayudarlo a levantarse pero no alcanza a evitar su caída; excepto que su segundo sea Dios. El invierno se acerca y habrá nevadas y heladas, roguemos al Señor que guarde nuestro pie de resbalar, sobre todo los hermanos y hermanas mayores. Cuando ya se tienen algunos años un resbalón, una caída, puede significar un golpe muy mal dado y una rotura sin soldar por el resto de los días. Las quebraduras a una edad avanzada son difíciles de soldar, hay demasiados sentimientos en la sangre que no dejan que lo que se quebró se recupere. Es lentísima la recuperación espiritual de un adulto maduro. ¿Tienes temores de caer en pecados? Perdí mi equilibrio y algunas cosas que tenía en mis manos se me cayeron y estuve a punto de tocar el suelo pero me recibieron acá abajo Sus brazos eternos (Deu.33:27), que te atrapen antes que el sonido de tu caída llegue muy lejos. ¿Sientes miedo que al fin las codicias te venzan y te atrapen las iras? Toma un par de horas para llorar y confesar tu pecado (vv.16-18). Y en cuanto a tropezones: abre bien tus ojos y mejor aún, dicho en sentido figurado, levanta el pie del sitio donde estás, mientras más pronto te vayas, mejor, no sea que “tu pie tropiece en piedra” y te desmenuce.
94:19
“Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí tus consejos me consuelan” (LBLA). Esa es la idea de la palabra pensamiento en hebreo, cuando uno choca con el otro su se amontonan y perturban entre sí y no dejan tranquila el alma y la conciencia.
94:20
“… ¿se juntará contigo el trono de iniquidades?”. “¿Puede ser aliado tuyo un trono de destrucción que planea el mal por decreto?” (LBLA). ¿Qué comunión tiene la justicia con la injusticia y la verdad con la mentira; la democracia y el totalitarismo, la pobreza y la explotación, la arbitrariedad y la constitucionalidad, la libertad y la esclavitud? Nada. No pueden tener comunión la luz y las tinieblas. El trono de Dios no hace alianzas con el trono de iniquidades ni el Santo sanciona las iniquidades convertidas en leyes. Si los pueblos forjan así su estructura judicial sin Dios, lo hacen y tendrán que vivir con un gobierno que ellos mismos se han dado. Se educa a los ciudadanos en un relativismo moral y sin el concepto absoluto de Dios, ellos inventarán leyes sin Dios. Señor bendice esta nación que presumiendo legislar sin agravios dicta leyes impías, y que sí agravian la fe, la iglesia y el Reino.
95:1
“…cantemos con gozo y con júbilo”. Hay veces, Señor, que no cantamos con júbilo sino de modo mecánico, algo le pasa a nuestra melodía que se erosiona con el uso; como tu Espíritu renueva la tierra, (104: 30) así, renueva el espíritu de nuestra alabanza. Tal vez en vez de cantar si así estamos es mejor seguir el consejo del v.6, arrodillarnos y orar y confesar esa pesadez espiritual y verter a sus pies el peso muerto que nos imposibilita. Amén.
95:3
“…Jehová es Dios grande”. Señor si tuviéramos un mayor sentido de tu grandeza se perfeccionaría nuestra alabanza. Pero al adorar parece que nos acercamos a una deidad profundamente desconocida. O hecha a nuestra imagen y semejanza.
Has hecho alrededor de ti tu órbita
Sal. 95:6
“…arrodillémonos ante nuestro Hacedor”. Oh alma orgullosa, corazón endurecido, que Dios sea tu creador ¿no es suficiente motivo para postrarte ante él? No sólo que es inmensamente superior a ti sino que tú le debes tanto. ¿Por qué te pide Dios adoración? ¿No es por lo orgulloso y endurecido que eres? Pero no es por gratitud que te pida la alabanza sino porque es tu único remedio, la renuncia a creerte un dios, un señor, el dueño y amo a la creación. Hombre ¿no ves que estás descentrado? Has hecho alrededor de ti tu órbita, y como ya desfalleciste de intentar ser bueno, has puesto aparte la moral y te juzgas a ti mismo por lo que puedes hacer. Ese es el problema para adorar a tu Hacedor, la soberbia que te hincha por tu posición en la creación y eres tú quien quiere que seas adorado y no otro que te hizo. Tu más grande idolatría eres tú. ¿No sabes que lo que tienes lo recibiste? ¿Por qué te glorías? Por eso no quieres otra religión que no sea tu humanismo. (Meditar en 1 Co. 4:7; Efe. 2:8,9).
El único que parecía estar mirando al Invisible
Sal. 95: 8-11
“No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto, donde me tentaron vuestros padres, me probaron, y vieron mis obras. Cuarenta años estuve disgustado con la nación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo”.
“…y no han conocido mis caminos”. No caben dudas que el salmista está enfrentando a un pueblo endurecido, renuente a adorar y teme que en esa época de su historia se está repitiendo lo mismo que ocurrió siglos atrás. El salmista termina abruptamente, y ellos pudieron preguntarse ¿en qué reposo ahora no entramos? El Espíritu lo dijo para ser usado en el Nuevo Testamento donde el reposo divino es el cielo. El salmista los remite a la historia y les da un argumento teológico. Está bien intencionado, pero parece débil. Para lograr que adoren; quizás falla, pero sí, según la epístola a los Hebreos, se explicó por qué el pueblo había dejado la adoración: su incredulidad. El único que parecía estar mirando al Invisible era Moisés. El pueblo necesitaba mirar una nube y una columna de fuego. El pueblo quería ver a sus dioses y lloraba por una vida económicamente mejor (Ex. 16:3). Meriba significa lugar de contienda y Masah quiere decir tentación. En primer lugar, contienden con Dios y le discuten su providencia, lo acusan de algo y lo declaran responsable del infortunio de ellos; llegado a ese extremo se deslizan en la tentación y estando sin amarras espirituales ceden y entonces caen dentro del pecado, dándose cuenta que ése es el verdadero infortunio y no aquel otro por el cual discutían con el Señor. Oh Dios, no caigamos en incredulidad, tu pueblo no se materialice, no deje de adorarte. El hombre es un complejo de ideas equivocadas. No nació para creer. Es un milagro que saque sus intereses de este mundo y mire a lo invisible. Las generaciones futuras suelen no aprender mucho de las anteriores. Yo no sé cuántos años ya el Señor ha estado disgustado con esta nación.
Cristo vino porque las cosas nos iban mal
Sal. 96:1-5
“…todos los dioses de los pueblos son ídolos”. Todo el salmo es un llamamiento a las naciones del mundo para que dejen sus ídolos y adoren a Dios. Trata de la reafirmación de la única existencia de un Dios invisible que se revela sin imágenes ni esculturas. Es el Dios creador de la materia (v. 5), pero se distingue de ella, está separado, no tiene la misma sustancia, la trasciende. Es una negación rotunda del panteísmo. Ese Dios invisible da origen a lo visible. Un Dios invisible que da origen a todo lo visible y por lo tanto tiene que se engrandecido y honrado (v. 10). Sin embargo, tiene una casa de adoración que pueden visitar los pueblos del mundo (vv. 8, 9). Allí el que adora encuentra artículos para hacerlo dentro de un sistema de culto ordenado por él, pero no halla ninguna figura ni escultura que lo represente; la casa luce vacía, como si no hubiera deidad alguna que recibiera la pleitesía. No permite ninguna imagen divina para fijar en ella los ojos y ayudar a su concepción. No es posible concebirlo.
El Señor Dios habita en la oscuridad (Ex. 20:21; 1 Re. 8:12). Es visible sólo para sí mismo. Dios está allí y es impalpable. Como no era visto, no lo ha sido, no pudo ser dibujado ni descrito. El adorador en su tabernáculo se hallaba inmerso en medio de lo eterno e intangible. Sólo se podía saber que se hallaba presente, por sus promesas en la revelación que había hecho de sí mismo. Él es su único testimonio. La adoración que da el visitante es una adoración de fe, nutrida sólo por las palabras que ha dicho y por la comprobación experimental en la comunión que extrae de su culto. Cuando un visitante pagano entraba en el templo, hallaba un recinto vacío y a un pueblo que adoraba a un Dios incorpóreo.
Tenía que resultarle la teología y la adoración, algo chocante, decepcionante, una religión distinta, fuera de lo normal, incompleta. Los judíos adoraban a un Dios inconcebible. Para los paganos no era posible concebir a un Dios que no lo miraban. ¿Cómo explicarlo? ¿Cómo estar seguros que fue él quien dio origen a lo que se ve? (He. 11:3). Un Dios invisible es inimaginable, y su existencia sujeta a dudas; sin embargo es la mejor realidad, imbatible por el pensamiento, inatrapable, irrazonable, inalcanzable, una incambiable realidad.
En el templo de Jerusalén los sabios eran prendidos en la astucia de ellos, se deshacían las religiones y quedaban en nada. El pueblo adoraba por mandamientos a un Dios que no veía. Y con todo, siendo un Dios invisible, su culto era hermoso y santo (v. 9). Invisible pero potente como para afirmar lo que se ve (v. 10). Dice el salmista que ese Dios invisible “vino” dejando arriba su soberana soledad y se manifestó para juicio. Vino porque las cosas nos iban mal. A ese Dios invisible manifestó Cristo (Jn. 1:18), quien es su misma imagen (Col. 1:15), al cual hubieran deseado palpar los filósofos que lo oyeran (Hch. 17:23-27); y quien único tiene inmortalidad y es digno de honra y gloria sempiterna (1 Ti. 1:17; 6:16).
La familia, después del culto un poco más santa
96:7-9
“…tributad a Jehová familias de los pueblos”. Hermoso es ver a las familias entrar al templo, todos juntos. Oren en casa, entren en los aposentos, lean la ley de Jehová; que cada familia sea como una iglesia, luego vengan juntos, que no se quede ninguno; pasen los abuelos al templo, los hijos, los nietos, asistan todos al culto público. Honre en su casa cada uno al Señor como debe, hónrele con alabanzas, con ofrendas, no la olvidéis porque Dios ama al que da alegremente. Regocíjese cada uno en la hermosura de la santidad que también quiere decir “en vestiduras santas” (LBLA), y no sé con cuánta razón, pero pienso que así se visten, de santidad y lucen hermosos, los que se visten como elegidos de Dios, santos y amados y los que se visten del Señor Jesucristo. ¿Eres, después del culto, un poco más santo? Oh Señor, que mi familia no olvide, según prospera, ofrendar en tu casa (1 Co. 16: 2). No iré a Jehová con las manos vacías (Ex. 23: 15) porque él mismo nos las ha llenado (Ex. 3:21), daré como propuse en mi corazón y me sentiré alegre. Ese dinero dado para usos sagrados es santo.
La cruz es toda justicia y todo amor
Sal. 97:2
“…justicia y juicio son el cimiento de tu trono”. O “justicia, derecho, privilegio”. Si tú fueras uno de los autores del Nuevo Testamento dirías "el amor es el cimiento de tu trono" "la gracia es el cimiento..." (He. 4:16). Pero ¿no lees mucho sobre la justicia de Cristo y la justificación por la justicia hecha por Dios para nosotros en él? La cruz es toda justicia y todo amor. Dios enseñó primero la justicia, el concepto de justicia a su pueblo. Y sobre él entonces el amor. El salmo es prácticamente una exaltación a Dios como justo y a los hombres que practican la justicia, reclaman derechos y los conceden (vv. 6,8, 10-12). Amado, es la lección primaria de Dios cuando instruyó al hombre, ¿a qué se refieren las palabras de vv. 1-7? ¿Una tormenta? ¿Todos los pueblos la vieron? ¿O supieron de ella y la identificaron con Jehová? Quizás la plaga en Egipto cuando los pueblos supieron de ella. O una de las muchas intervenciones de Dios a favor de Israel. La historia nacional de Israel está llena con episodios sobre la manifestación de Dios para su pueblo. Una y mil veces las naciones paganas eran exhortadas por Dios, no por Israel, a dejar sus ídolos y forzadas por las evidencias a hacer de Jehová el Dios de ellos. Amado Señor tú eres justo, haz a tu siervos lo mismo, concede a los gobiernos sabiduría para conceder a sus ciudadanos el derecho y el privilegio en el juicio, la reclamación y el sufragio universal.
97:10
“…los que amáis a Jehová aborreced el mal”. Si amas a Dios no ames al mundo. Si quieres refrescarte con gracia lee 1 Jn. 2:15.
97:12
“…alegraos justos en Jehová”. Oh Dios ¡cuándo aprenderemos a ser justos! Pero no en exceso como dice Salomón.
Salvación significa libertad y victoria
Sal. 98:1
“Has dado salvación”; es interesante que en el AT la palabra salvación puede ser traducida libertad, y victoria. ¡Qué dos bellezas! En la conversión somos hechos libres con la libertad que Cristo nos hizo libres, por medio del Espíritu, desatados en la tierra y en el cielo por medio de su Palabra, y la verdad nos ha hecho libres y somos verdaderamente libres. Ya no somos esclavos del pecado, del diablo y de la influencia del mundo y no vivimos en prisión de maldad ni iremos a presiones eternas. Y ahora tenemos la victoria. Lo mismo, por medio de la fe que vence al mundo, de los poderes del siglo venidero, no con palabras solamente sino con poder, los sermones son acompañados con el poder del Señor, victoria sobre la concupiscencia de los ojos, del corazón, sobre la incredulidad y sobre el último enemigo, la muerte. Y ¿qué nos espera? La corona de la vida y todo eso por medio de la cruz de Cristo, porque luchamos desde la victoria sobre todo principado y poder y participamos de aquella gloriosa emancipación que él logró cuando a esas fuerzas las despojó y las exhibió públicamente triunfando en la cruz.
Cánticos viejos y nuevos
Sal. 98:1-3
“…cantad a Jehová cántico nuevo”. Este salmo tiene el mismo fondo que el anterior: la justicia que Dios ha hecho a Israel, pero con algo distinto, una exhortación a cantarle cántico nuevo. ¿Por qué la iglesia debe aprender coros e himnos nuevos? ¿Cuándo? Bueno es decir algo sobre los himnos antiguos, que son preciosos y los nuevos no deben substituirlos porque son recuerdos de pasadas misericordias. ¿Acaso cada salmo nuevo que se componía, suplantaba a los viejos o los complementaba? ¿Qué es eso, romper con el pasado musical de la iglesia como el mundo hace con sus repertorios? Cuidado con la culturización de la música porque aunque haya cántico nuevo, experiencias nuevas y diversas, cada cristiano no es un autor musical, compositor o arreglista. Hay himnos antiguos que uno desconoce y cuando los canta parece que fueron compuestos ayer en la tarde. Es asombroso el número creciente de hermanos y hermanas que pasan al frente de la congregación para cantar un cántico nuevo, y se ve que no tienen dotes musicales; mejor fuera que cantaran juntos con la congregación y no al frente de ella. Se deben cantar himnos nuevos que reflejen las nuevas experiencias del Espíritu moviéndose en la vida de la iglesia. Los coros más bíblicos y pertinentes, no son aquellos que repiten con cualquier música los textos bíblicos en el contexto mismo que fueron inspirados, sino aquellos que elaboran el mensaje bíblico y expresan en versos y melodías sus sustancias, sus doctrinas; porque es el espíritu primero, con la letra lo más importante. A propósito ¿por qué se ha sustituido la palabra himno por canción cuando se va a cantar? Se dice “vamos a cantar una canción” y no un himno. Según el diccionario VOX de la lengua española estas son las definiciones. Himno: Entre los gentiles composición poética en honor de sus dioses o héroes, o para celebrar un suceso memorable. 2. composición poética en alabanza de Dios, y de la Virgen o de los Santos. 3. composición poética o musical de alabanza, entusiasmo o adoración. Manifestación de entusiasmo: los himnos de la fe. Canción: composición en verso para ser cantada. 2. música de la canción. 3. composición lírica, dividida en estancias largas, todas de igual número de endecasílabos, menos la última, que es más breve. Cántico: Cada una de las composiciones poéticas de los libros sagrados y los litúrgicos en que se dan gracias o tributan alabanza a Dios; por ejemplo los Cánticos de Moisés, El magnificat, etc. Si las sustituciones se han hecho y no por capricho ni por contemporizar, entonces ¿por qué? En Efe. 5:19 se mencionan los salmos, himnos y cánticos espirituales. Salmo, en griego es “psalmos” y significa “una pieza musical, una oda sagrada acompañada con voces, arpas u otro instrumento”. Himnos en griego es “humnos” y aparentemente proviene de una forma más simple llamada “hudeo” que significa celebrar, o es una oda religiosa. Cántico en griego es “oide” y significa eso mismo, un canto o una oda de cualquier tipo, y por eso Pablo añade “espirituales” para que haya diferencia entre los cánticos del mundo y los religiosos.
98:4
“…levantad la voz y aplaudid…”; no es la traducción correcta sino “aclamad con júbilo” o hacer un ruido de alegría; el salmista no dijo específicamente que se aplaudiera. Eso es un gusto no un mandamiento.
Que se oiga desde el púlpito la palabra santidad
Sal. 99:6-8
“…él es santo” (3 veces). Este salmo no es para Israel sino para los gentiles; y yo quisiera que alguno que no fuera santo leyera estas líneas. Es una invitación dirigida al mundo, para que cambien sus dioses por Jehová. Por tres veces afirma que el Señor es santo (vv. 3, 5, 9) y grande y temible (vv. 2,3). Lo presenta como un rey que hace juicio y pide que se postren ante él (vv. 4, 5). Decidme, amado, ¿es éste un buen método para hacer prosélitos judíos? ¿No es una forma muy extraña para la mente moderna, y espanta más que atrae? ¿No empuja al pecador hacia atrás más que acercarlo hacia sí? ¿Cómo pensará que atraerá de ese modo, espantando, a las naciones hacia el culto judío? ¿No hubiera sido mejor que les ofreciera seguridad y prosperidad bajo sus alas? Sí, pero si el propósito del Espíritu hubiera sido hacer prosélitos, un mero cambio de religión, de forma de culto, de ordenanzas. Pero no es eso lo que intenta sino la creación de nuevas naciones. El mundo se entera por este salmo que hay un Dios distinto a los que ellos tienen, que juzga la injusticia y demanda humillación, que dejen el pecado y renueven sus vidas porque Dios es santo. Oh amado, ¿habremos olvidado en nuestra evangelización del mundo que Dios es santo? ¿Nos habremos olvidado que cada pecador para entregarse a Dios (como se dice) tiene que ser una ofrenda santificada? (Ro.15:16). Eso es lo que leemos en la Biblia. Un llamamiento a las naciones del mundo a buscar a un Dios santo. ¿Lo que buscamos es ver más pueblo buscando a Jehová, adorando en el templo, o pueblos transformados, preparándose para acudir al juicio eterno, dejando sus injusticias y pecados? ¿Evangelizamos sin enseñar el temor de Dios? No quites, mi Santo, tu temor de mi corazón. ¿Es ese el Dios del Nuevo Testamento, el de la gracia del Señor Jesucristo? ¿Es el que predicaban los apóstoles? ¿Así empezaron ellos ganando el mundo? (Hch. 24:25).
¿Qué más anuncia? Que no es un Dios inventado, que la historia de Israel lo autentifica (vv. 6-8); invoca la revelación escrita para que crean por ella, invita a los gentiles a que lean la historia de su pueblo, el Dios que se reveló en su trato con ellos; como decir que lean la Biblia. Pero ese Dios perdona los pecados. Sí, no esconde la clase de Dios que tienen, no lo describe de otro modo, pero les anima a venir a él porque asegura que oye la oración, y sobre todo que hay en Israel un sacerdocio eficiente por medio del cual cualquiera que se acerque obtendrá su mediación y remisión de culpas. ¿Te horroriza la ley y la santidad divinas? ¿Huyes de Dios porque has pecado? Hay un sacerdocio instituido por Cristo para hacer remisión de todos los pecados, para perdonar cualquier injusticia (He. 7:11-15, 23-28). Amado, si no predicas la santidad de Dios, ¿cómo presentarás a Cristo como sumo sacerdote y mediador? “Sin santidad nadie verá a Dios” (He. 12:14). En un evangelio psicoligizado se oyen las palabras realización, autoestima pero nunca santidad.
El Espíritu y la Palabra forman la iglesia
Sal. 100:3
“…él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos”. Por esa sola razón debieras adorar a Dios, cantar alegre, tener como un gozoso privilegio, su servicio, no faltes a sus reuniones, (vv. 1,2); bendice su nombre desde la mañana hasta la noche, tú que eres un miembro de su iglesia, no porque hayas nacido dentro de ella sino porque te creó, te formó, te escogió. La iglesia no es obra de sus líderes sino del Espíritu Santo, porque Cristo la formó, y él le llama "mi iglesia". Dios piensa en la iglesia porque la hizo. Principalmente la Palabra le ha dado esa forma (por agua y la palabra, hechura es ella de él; Efe. 5:26). El obró nuestra conversión, nuevo nacimiento, fe, arrepentimiento, bautismo en el Espíritu Santo, y nos bendijo con toda bendición espiritual en Cristo en los lugares celestiales, nos ha hecho fieles, y a él con gratitud adoramos por nuestra perseverancia en la gracia, y nos ha dado el poder para prevalecer contra las acechanzas del maligno. Y las puertas del infierno no han prevalecido contra ella. Decimos a Jesús como Rut a Noemí, “tu pueblo será mi pueblo y tu Dios mi Dios…”; añade un poco a esta meditación con 1 Co. 6:16-20.
¿Quién escribió la Biblia?
Sal. 101.
“Misericordia y juicio cantaré; a ti cantaré yo, oh Jehová. Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; ninguno de ellos se acercará a mí. Corazón perverso se apartará de mí; no conoceré al malvado. Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré; no sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso. Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá. No habitará dentro de mi casa el que hace fraude; el que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos. De mañana destruiré a todos los impíos de la tierra, para exterminar de la ciudad de Jehová a todos los que hagan iniquidad”.
Si hay un texto que ilustra "que los santos varones de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" es éste. El poeta comienza, pero a mitad del salmo, pienso, en el v. 3, la segunda mitad, empieza a hablar el Espíritu Santo, en ese punto pudiera ser cualquiera de los dos, el hombre o Dios, o los dos. ¿No es eso inspiración bíblica? ¿No es lo que afirmamos que la Biblia es un libro inspirado por Dios? Tomamos un texto y decimos: lo enseñó Pablo, y es así, fue él. Luego decimos, no fue él sino Dios y es también cierto, lo que dijo el hombre lo dijo también Dios por medio de un hombre. En la Escritura encontramos la mente, la cultura, el oficio, la experiencia de un hombre que habla o escribe, su estilo de letra, sus sentimientos.
Si se considera eso solamente sería un producto humano, pero si se atiende bien, notas que hay algo más que experiencia religiosa, hay una voz dentro de todo ello, la voz del Espíritu Santo (1 Pe. 1:10,11). ¿Quién escribió la Biblia? Dios y el hombre (2 Pe. 1: 19-21). Dios toma posesión del escritor sin que éste se lo proponga, no pasó por su mente escribir en lugar de Dios, hacer un libro en nombre de Dios; Dios tampoco se lo advirtió, no le pidió permiso; no dijo: "hasta ahí hablaste tú, después yo" (el más atrevido en eso es Apocalipsis), sino que le da una nueva dimensión a las palabras humanas; y las divinas son una proyección de las humanas, constituyen revelación y forman parte de la experiencia religiosa. En cualquier parte del libro donde leas, hallarás que te habló un hombre como tú, que tiene su experiencia espiritual y además oirás la voz de Dios. Y veras que lo escrito es superior a su autor. ¿Así es como la palabra del hombre se convierte en palabra de Dios, además del efecto que produce por la verdad que el Espíritu anuncia. ¿No es algo similar lo que ocurre en los sermones que oímos? Es la verdad anunciada, aplicada con poder de Dios en la vida de una persona. Si te preguntan ¿quién escribió la Biblia? La respuesta es: la escribió Dios por medio de hombres.
Sincronizados a la voluntad de Dios
Sal. 101:2,6
“Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí”. El texto más bien contiene una pregunta y se leería así, “me comportaré con sabiduría en el camino de la inocencia (perfección) ¿cuándo vendrás a mí?...”. La Versión Reina-Valera deja el texto confuso. El salmista habla de su perfección, su inocencia y cómo procura vivirla dentro de su casa y para los suyos, primeramente, y entonces le pregunta al Señor que cuándo vendrá, que ya él y su familia están preparados para recibirlo, por supuesto con las manos llenas. En el v. 6 afirma que esa clase de creyentes son los únicos visitados por Dios, en contraste con los que se desvían (v. 3); los vv. 3,4 parecen referirse a él, que no se juntará con esa clase de gente y desde los vv.5-8 se refiere a Dios, que es como él y con los mismos sentimientos. Él dice “aborrezco la obra de los que se desvían”, y Dios responde “Yo también”; él dice “ninguno de ellos se acercará a mí, no tendré que ver con sus vidas ni compartiré su techo ni sus alimentos, no haré alianza con ellos ni meterá conmigo la mano en el plato” y Dios dice “conmigo tampoco”. Es hermoso que haya en nosotros “este sentir que hubo también en Cristo Jesús” y que el corazón nuestro sea como el de Dios, y al concluir una reunión podamos decir que ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros (Hch. 15: 28), y hay un santo orgullo cuando se dice “Dios y yo somos semejantes, él siente lo mismo que yo y hemos hecho las mismas decisiones”. Ojalá fuésemos así, estemos así, sincronizados a la voluntad de Dios aunque nos saque sudores de sangre, como nos enseñó el Señor en el Padre nuestro, lo ejemplificó en el jardín de Getsemaní y lo demostró en la cruz.
101:3
“No se aferrará a mí”; realmente no dice “ninguno de ellos se acercará a mí” como en RV; el sentido es que esa cosa, ese propósito, ese pecado no tendrá que ver conmigo, yo no permitiré que lo que desvió el camino de ellos me atrape a mí, se aferre o se pegue a mi vida. No participaré de pecados ajenos ni en la apostasía de ellos, huiré delante de esa iniquidad si es necesario pero no me pegará a mí, no adquiriré ese hábito. Que no se te pegue lo malo sino lo bueno. Que no sea el pecado el que se aferre a ti sino Jesús. Déjate atrapar por el evangelio.
101:5
“…al que solapadamente infama a su prójimo lo cortaré”; o “destruiré”. Los santos siempre han temido, como a las serpientes, a las lenguas venenosas, en especial a aquellas que infaman solapadamente, la reputación de su prójimo (Sal. 120:2), son peores que los chismosos vulgares porque se fingen justos, respetables y leales. Oh Señor, libra nuestro testimonio de ellos.
101:8
“…destruiré de la ciudad del Señor (Jehová) a los impíos”; los extirparé. El salmista no está nada complacido con sus conciudadanos y la perversión en las calles de Jerusalén le oprime el corazón y quisiera verla limpia de esa plaga de individuos apóstatas que se ha desviado; sus viejos compañeros en las alabanzas que ya no visitan la casa de Dios y andan sin Cristo por las avenidas, comiendo y bebiendo con los incrédulos; tajantemente ha roto la comunión con ellos, los que ya no viven para el espíritu sino para la carne; tampoco se entretendrá con los chismosos, los que “solapadamente” rompen en pedazos el honor de los demás, y ninguno de ellos tendrá el privilegio de poner un pie en la casa del Señor, v. 7; es decir, la ciudad y la iglesia limpia de esas contaminaciones. Dios quiera que anhelemos la purificación de nuestra ciudad y comencemos a buscarlo separándonos de la comunión con esos malignos.
David influye en otros salmistas
Sal. 102.
Este salmo no puede ser de David porque hay evidencia que parece pertenecer a algún judío exilado tras la destrucción de Jerusalén, en la cautividad babilónica (vv.13-16); se parece a los salmos de David, es su mismo estilo personal y desgarrador, único como suplicante, pero parece menos explosivo que los de David, movido un poco por una pensada construcción literaria, demostrada en las varias comparaciones que hace de sí mismo con el humo y el tizón (v.3); la hierba seca, el pelícano, el pájaro solitario, y el búho (vv.4-7); etc. La influencia de David se hacía sentir en su modo de orar, en sus discípulos siglos después. Lee desde la perspectiva del exilio babilónico los vv. 13-21; cuando los presos “junto a los ríos de Babilonia” lloraban, y sentían que sus días se consumían sin fruto alguno. Es un salmo precioso para los presos de conciencia, los privados de libertad por sus ideas. Y el dulce cantor sigue influyéndonos hoy día.
El fruto del dolor es de bendición
Sal. 102: 3-7
“…mis días se han consumido como humo (en humo; se han vuelto humo, vapor, soy cenizas, ya no existo y sin embargo sigo vivo) “como pájaro solitario sobre un tejado”. ¿Has sufrido tú de forma tan espantosa, perdiendo peso día por día y además no teniendo ni una sola alma con quien compartir el calor de tus preocupaciones? Hay veces que pensamos que somos los que más hemos sufrido y que merecemos más condecoraciones que los demás; ignorando que esos mismos sufrimientos los padecen otros hermanos en diferentes lugares (1 Pe. 5: 9). La actitud de los apóstoles era de gozo cuando sufrían, y siempre buscaban en ello una comparación con los sufrimientos de Cristo por su iglesia (Col. 1:24). Cuando Pablo enumera sus sufrimientos no lo hace para que lo compadezcan o le tomen lástima sino para gloriarse en ellos. Toma tu cruz en la soledad, como el búho, respira, ora y espera, que el fruto del dolor es de bendición.
102:11
“…mis días como la sombra que se va…”. Todos tenemos esa experiencia, sea que sufras o que estés alegre, la vida es una sombra que se alarga y declina, una niebla que se esfuma pronto; lo que vas a hacer hazlo pronto porque tus días pronto pasan y vuelas (Sal. 90:10). ¿Y a dónde volarás? ¿A qué lugar de ultratumba irás? ¿En qué estado te quedarás? La Escritura enseña que la muerte trae un cambio de lugar y de estado; pero ambos tienen conexión con la tierra: gracia= gloría; condenación= sin gracia. ¿No te preocupas por el estado futuro al cual pasarás? No te angusties tanto porque la vida se te acaba sino por lo que estás haciendo con ella. Ponle atención al vuelo del alma.
Amemos la iglesia de Dios
Sal. 102:13
“…es tiempo de apiadarse de Sion, de tener misericordia, ha llegado su hora”. ¿Y cómo lo sabes hermano? ¿Quién te ha dicho cuándo la aflicción se ha terminado, cuándo el tiempo alcanzó la promesa, cuándo la justicia divina está completa? ¿Es que el Espíritu te lo ha revelado? No, Dios rara vez dice cuándo, sólo te da señales cuando pudiera ocurrir para alertarte en la fe, pero esconde cuando hará misericordia. Quizás leyó la profecía de Jeremías y dedujo que el tiempo de la deportación, 70 años, estaban cumplidos. De todos modos hablamos como los niños, con ternura, cuando convertimos nuestros deseos en promesas divina. No tengo tiempo por el momento para meditar en el v.14, “tus siervos de deleitan en sus piedras y se apiadan de su polvo”. Oh si yo amara la iglesia como ellos a Jerusalén (135:5-7). Mucho de esos sentimientos se encontraban en el corazón de los apóstoles (Mr. 13:1); si amáramos las piedras y ofrendas votivas (Luc. 21:5) y hasta sus partículas de polvo.
La Biblia para todas las generaciones
Sal. 102:18
“Esto se escribirá para las generaciones futuras, para que un pueblo aún por crear alabe al Señor”. ¿Has leído eso? ¡Qué extraordinario! Esto habla principalmente de las Sagradas Escrituras que son apropiadas para el presente y para el futuro, para todas las edades porque se adaptan maravillosamente a los hombres y mujeres de todas las épocas, pueblos y naciones (Apc. 7:9; 10:11); ellas son el testimonio escrito que Dios ha dejado para que todo aquel en él cree no se pierda más tenga vida eterna. Ha sido una necesidad que aparezca en forma escrita que es muy superior a la tradición oral y un complemento indispensable a la revelación natural en la creación.
Ha sido escrita como un complemento al testimonio y ministerio de gente muy humilde y sencilla de los cuales el mundo no era digno, porque en sus vidas eran de apariencia débil y palabra menospreciable y el mundo buscaba poder que ellos no tenían, belleza, riqueza, cultura, y nunca los hubieran oído ni dignado prestarle ni un minuto de atención; hombres de muy poca influencia y notoriedad y que en sus tiempos no hicieron ningún impacto en las multitudes, no eran famosos, pero Dios quiso que el testimonio de esos pastores, agricultores, fuera escrito, leído, examinado, estudiado, criticado por hombres de más talento, poder y eminencia que ellos, y creyeran. Y al estar escrita permite que se difumine, que se traduzca en otros idiomas y que la abundancia de esas copias certifique la veracidad de lo que se cuenta.
Mira cómo Dios piensa que en cada generación haya elegidos que escuchen su palabra y la crean, por lo tanto, el escepticismo y la incredulidad no serán absolutamente triunfadores. Tendrán muchos seguidores pero no abarcará el orbe total; en las generaciones peores, las más malignas y perversas habrá un remanente escogido por gracia que será salvo; entonces las Sagradas Escrituras continuarán imprimiéndose y leyéndose en las edades futuras, hasta el fin del mundo. Resistirá heroicamente todos los ataques de todos los tiempos y las nuevas invenciones de males y mentiras contra ella. No pasará de moda. Se puede deducir que la creación de nuevas generaciones ocurre por la voluntad de Dios, no para que pequen contra él sino para que crean porque Dios está y continuará creando su iglesia. Cada ser humano ya hecho y los que nacerán en el futuro son creaciones de Dios.
102:24
“Dios mío, no me lleves en la mitad de mis días”; nota esa palabra lleves no es “cortes” como en RV sino más bien no me asciendas en la mitad de mis días. Aquí ves que cuando un hombre muere algo de él en un principio asciende, y algo se deja atrás que ascenderá después, su cuerpo en la resurrección, y ese algo que se fue volverá por un cuerpo glorioso; por otra parte enseña la forma de mirar la muerte, ni siquiera aquí como un sueño sino como una partida, dejar este tabernáculo; y por último la muerte puede cortar por la mitad la vida y ser llevado a la hora que no esperas, a la hora que no quieres, sin quererlo, y estés sin preparación para encontrar las realidades del otro mundo, entrar al “hades”, o lugar de los muertos, y te seguirá el cielo o el infierno. Ese día nadie tiene potestad para no entregar tu espíritu (Ecl. 8:8; Sal. 49:7);
103: 1
“Y bendiga todo mi ser su santo nombre”. Amados yo también tengo problema con mi gratitud, que no es tan profunda como quisiera, no llena "todo mi ser". Oh Dios, ayúdame a ser agradecido.
103: 2
“…y no olvides ninguno de sus beneficios”. No, Señor, no se trata de que me olvide de lo que hiciste sino que no puedo alabarte y agradecértelo desde lo profundo de mi alma; yo no olvido la purificación de mis antiguos pecados (2 Pe. 1: 9). Si me llegara a olvidar de los perdones de mis iniquidades ¿no los repetiría? Señor eso no, cura mi ingratitud (v. 3). Una traducción bonita sería, “no olvides ninguno de sus tratamientos”. ¿No lo crees así? Él siempre nos ha tratado bien. Sus tratos no pudieron ser mejores. No hay quejas. Otra traducción pudiera ser “no olvides ninguno de sus servicios. ¿Quién sirve a quién? En teoría o en doctrina yo soy siervo de Jehová pero en la práctica quien me sirve es él. Mi grado de dependencia e inutilidad es tan grande que tiene que ayudarme en todo, y el v.4 la RV menciona la palabra “favores”. Dios se pasa el santo año haciéndome favores y yo pidiéndolos. ¿Quién sirve a quién?
103: 3
“…el que perdona todas tus iniquidades, el que sana tus dolencias” (vv.10, 12). ¿Crees alma que porque acudes al médico y al hospital ya no tienes nada que agradecerle a Dios? ¿No piensas que él hizo la medicina y dio sabiduría al doctor? Inclínate ante su presencia y adórale como si fuera un milagro de la oración. Amado, ora por los que sienten dolor, pide alivio para ellos. Ora por los que ya los anestésicos no le hacen ningún favor. No desconectes la misericordia de Dios y la medicina. Dios bendiga a los que visitan los enfermos y quieren verlos para confortarlos, los que van a los hospitales (Sgo. 5: 14, 15) y oran con ellos.
Si comes sólo lo que te gusta, lee esto
103:5
“…el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”. O que “tu juventud sea renovada”. La función básica de comer consiste que mantenernos vivos. El principal móvil nutricional, esto es, para llevarnos algo a la boca, debe ser tener en cuenta la vida y no el placer. El disfrute de los alimentos es un medio, el placer de comerlos es el incentivo secundario, el incentivo gustativo para deglutirlos: sazones, condimentos, el arte culinario en la calidad de la preparación, la fama del restaurante, la alta cocina, todo eso tiene que ver con el placer glandular y no necesariamente con la función básica de la nutrición: vivir.
Ignoro mucho sobre esto, pero me parece que el envejecimiento de una persona está relacionado con la clase de alimentos que ingiere, después de los genes. La principal preocupación del cuerpo ha de ser mantenerlo saludable, después de la santificación. Si los médicos nos lo han enseñado ¿comeremos sólo por placer, grasas y bebidas azucaras y pintadas que sustituyen al agua fresca? Pero esto no es una religión. Es una misericordia de Dios comer bien y saber comer bien, no echarle basuras al estómago, pero la religión cristiana no es una religión de comidas, como lo fue en su tiempo el judaísmo simbólico en cuanto a dietas y alimentos se refería, como una enseñanza velada acerca de las cosas celestiales futuras. Hay alimentos que no son sanos, y hacemos bien aquí leer el “nutrition facts” antes de comprarlos; pero que comerlos o no comerlos nada tiene que ver con la salvación (Mr. 7: 18,19; Ro. 14: 1-3; Col. 2: 16,17, 23). Si comes lo que sea sin “preguntar nada por causa de la conciencia” haces bien, pero si comes cualquier cosa sin preguntarle al cuerpo si lo nutre o lo daña, ¿en qué siglo y en qué país tú vives?
Tres supremos beneficios recibidos
103:3-5
“…no olvides ninguno de sus beneficios”. Muchos son los motivos por los cuales debemos sentir gratitud a Dios. El salmista nos dice que no los olvidemos porque conoce lo pronto que se nos olvidan esos beneficios. Nota que en primer lugar coloca los beneficios espirituales; son los primeros porque son los más importantes: el perdón de los pecados. Hemos sido transgresores pero nos ha perdonado, hemos sido infieles pero nos ha perdonado, hemos sido ingratos, pero no ha cesado su misericordia, hemos entristecido al Espíritu pero no lo ha quitado de nosotros. El segundo beneficio que menciona es la salud. ¿No debemos hallarnos todos agradecidos? En sentido general ha sido buena y cuando hemos enfermado también hemos visto su misericordia. Ha rescatado del hoyo nuestra vida y todos hemos pasado por nuestro cumpleaños. El tercer beneficio es el sustento que no ha faltado a nuestra boca, hemos tenido para comer todo el año, hemos tenido pan y agua. Él nos ha dado el pan de cada día. Mucho de nuestra salud y la muy lenta erosión que dejan los años en nosotros es principalmente por la renovación que de nuestra vida hacen los alimentos que el Señor nos proporciona.
Dios siempre es compasivo
Sal. 103:11-13
“…como el padre se compadece de los hijos…se compadece Jehová de los que le temen”. ¡Cuánta satisfacción me da esa palabra, Padre, para sentir que por el amor que me tienes como hijo me perdonas, te olvidas de lo que te hice a ti y a otros y me recuperas, restableciéndome de nuevo! Amo tus besos de reconciliación y de perdón Señor. Vuelvo a casa hambriento después de haber vivido perdidamente y gastado mi dinero en lo que no me convino para el alma y el cuerpo. No sabía que tus ojos estaban puestos en el camino por donde debía regresar, y me lo notificaste como a Moisés (v.7), entonces lo hubiera hecho antes. Mis pecados han sido anchos como el mar y altos como los montes pero como está lejos el este del oeste así los has alejado con un solo sí y con un solo amén, y en el mar profundo los has ahogado todos y se han hundido de tu presencia para siempre, quítalos también de mis recuerdos. (Para meditar en esto leamos Luc. 15:11-24). Escogemos el pecado y luego somos sus víctimas, ya no nos deja y nos esclaviza y lo que nos fue dulce al paladar se vuelve agrio en el vientre porque su paga siempre es muerte. Si te queda algún temor a Dios, sabiendo que eres culpable, clama a él como Padre y te acogerá de nuevo. ¿Has perdido todo temor al pecado? ¿Señor que será de los que no tienen temor de ti y viven sin ley?
Para ti viviré para siempre oh Dios
Sal. 103:14-16
“…se acuerda que somos polvo”. Hay hombres que se creen que son más que eso, oro de Ofir y no polvo. ¡Qué ridículos son con su orgullo! Oh no, yo no quiero ser sólo polvo y nada más que polvo; ¿y mi hálito, Señor, no me dices que “linaje de Dios somos”? (Hch. 17: 28, 29). ¿No hay algo divino en nosotros? ¿Es el alma, la razón, la semejanza contigo, materia altamente organizada como dicen los materialistas ateos? ¿No le pusiste más al hombre como dijo el decepcionado Eclesiastés? Si el hombre es sólo polvo, la muerte es su supremo castigo. ¡Oh que humillación hay en ser polvo, sólo polvo! ¿Por qué no nos creaste como los ángeles, espíritus inmortales? ¿Por qué somos vasos de barro? Oh no, ¿y nuestra imagen y semejanza contigo? ¡Bendita sea la resurrección del cuerpo, cuando el polvo vuelva a formarse en mí! Esa es mi condición humillante. ¿Puede sólo el polvo heredar la eternidad? ¿No volverán a existir los que amas? ¿Se desintegrarán en el olvido? ¿No quedará ninguna minúscula forma de vida una vez que hayan muerto? ¿Nos quedaremos sin volver a vivir, sin verle, sin oírle, sin volver a adorarle? No me desintegres totalmente Señor, déjame ir a adorarte más allá de la muerte.
Ayer vi una hierba solitaria en un recodo de mi jardín; estaba en un lugar donde supuestamente no debía existir ninguna. Me detuve por un momento frente a ella, me incliné y extendí mi gran mano para arrancarla, pero algo me contuvo, la diminuta planta, con no más de dos pulgadas de altura y sólo tres hojas de ancho tenía una pequeñísima florcilla sobre ella, muy pequeña también, pero una real y graciosa flor, la más chica e inocente que he visto en mi vida. No pude hacerle daño y no me atreví a acabarla en un momento; había nacido sola y sin importarle el lugar de su nacimiento, y sin tener compañía alguna había hallado fuerzas en sus entrañas para dar a luz una transitoria y única flor; y de ella tendría que sentirse orgullosa y satisfecha contemplándose a sí misma desde la mañana hasta la noche sin parar; era su hija, hija de la primavera, engendrada y mostrada, a nadie, sólo a Dios, y con eso estaba contenta. Era un crimen hacerle eso, matarla con una criatura tan pequeña en su copa. Y no rompí aquel idilio entre la madre y su hija, y las dejé a ambas, la planta y su triunfo en flor. ¿Qué me dices de eso, Señor? Solitario estoy, quizás con una pequeña flor, brotada para ti. No me arrancarás, ¿verdad? ¿No significo algo, con mi pequeño triunfo logrado para ti? Oh sí, Señor, yo sé que sí, que tu poderosa mano no me tomará y me echará al horno por algún pequeño pétalo de tu gracia que observes en mi vida. Soy tuyo, totalmente tuyo, nací para ti, viví para ti y moriré para ti. Si mi vida fuera corta, si no pudiera acumular triunfos, alguna pequeña cosa te he mostrado, alejado de todos, en el desierto, mostrada al aire, a las nubes, al cielo, al sol, a ti, Señor. Sé que aunque viva poco y pase rápido como la ignorada hierba de mi jardín y su flor, tú no eres Dios de muertos sino de vivos, y para ti viviré siempre, oh mi Dios.
103: 17-18
“…la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad…”. Todos vivimos entre esas dos eternidades. Piensa en la historia de su pueblo que lo conoce bien, en la multitud de pecados que ha cometido, y sin embargo no ha cosechado todas las consecuencias que hubiera podido (vv. 10,11), y todavía existe; y la razón que da, es que somos polvo, que de todas maneras vamos a vivir poco (vv. 14-16); yo no quiero acercarme más a lo que es acompañado por la muerte. Si existiera una eternidad pasada y una futura, la misericordia de Dios se originó en la eternidad, cuando engendró a su Unigénito, cuando derramó su sangre por nosotros, cuando nos eligió para la salvación y continuó cuando el tiempo fue creado, cuando existimos, vivimos, morimos y fuimos glorificados, es decir, en ambas eternidades hay y habrá misericordia divina hacia sus criaturas de barro hechas conforme a su gloriosa imagen. Amén. Textos para meditar (Jn. 17:5; 1 Pe. 1:18-21; 1 Pe. 1:2; Ro. 8: 29,30).
103: 19-22
“…bendecid a Jehová vosotros sus ángeles”. Habiendo mostrado gratitud a Dios por todos sus beneficios y enumerado los principales (vv. 13-6) termina invitando a los ángeles para que ellos, y con más razón también le adoren porque han podido existir sellados y sin desobediencia; así los perdonados y los espíritus perfectos se unen para adorar a Dios, los que han pecado y los que han sido preservados de hacerlo. Nosotros debiéramos ser más agradecidos que ellos, que desconocen las iniquidades, los dolores, el hambre, las injusticias, el nuevo nacimiento, la conversión, la reconciliación y el perdón.
104
En este salmo no sólo se reconoce a Dios como creador sino como estando constantemente activo en la creación; fíjate que en sus comienzos dice que Dios creó el mundo pero luego dice que Dios sigue creando (vv. 5,29, 30). En todo el salmo donde el hombre actual sólo mira lo natural, el salmista ve la actividad divina. No habla como un ignorante, ¿no ha visto los leones buscar su comida? (v. 21), sin embargo dice que de Dios la buscan. Ni las leyes naturales ni los instintos animales sustituyen a Dios.
104: 3
“…sus aposentos entre las aguas”. Dios tiene sus aposentos entre las nubes, muchos, uno para cada creyente, y allí subió Jesús para prepararlos de antemano (Jn. 14:2, 3). Cuando veas las nubes correr por el cielo piensa: allí está sentado Dios. Cuando el viento juguetee con sus alas en tu rostro, piensa: en este silbo apacible está Dios (1 Re. 19: 12,13).
104: 4
“…hace a los vientos sus ministros”. Los antiguos comparaban el viento al espíritu y viceversa (He. 1:7), usaban una misma palabra para ambos. El alma humana y el Espíritu Santo para ellos eran como el viento.
104: 9
“Pusiste un límite que no pude cruzar para que sus aguas no cubran la tierra”. ¿Y los maremotos? ¿Los tsunamis? Eh fulano, no pienses que el arco en las nubes es un pacto eterno. Si provocas continuamente a Dios él traspasa los límites y hace excepciones con su justicia y caen miles ahogados o tragados por los abismos. El único pacto que tiene una frontera inmovible es el que dijo Jesús: El pacto en mi sangre (Luc. 22:20).
Descansa alma mía, de la civilización
Sal. 104:10-12
“…manantiales en los valles que corren entre los montes”. ¿Has pasado por el campo? Si uno quiere meditar en Dios, debe tomar sus vacaciones para ir al campo, salir como Isaac a la hora de la tarde y meditar en su contorno y la relación que tiene la naturaleza con su Creador, en la vida, en la providencia, etc. (Ge. 24: 63). En las ciudades apenas se puede reflexionar, entre el ir y venir constante, de vehículos, entre zumbidos, chirridos, sirenas, humo y guerra comercial. Oh Dios ayúdame a fugarme un poco de la ciudad, huir hacia algún retiro lleno de brisa pura, de cantar de pájaros silvestres y agua cristalina que bañen mis pies, donde mis ojos sean acariciados por el multiforme colorido de las flores y el encanto de las mariposas y abejas. Que me acompañen mis seres queridos y algún buen libro. ¿Qué tengo yo que reposar dentro de las instalaciones pecaminosas de los hombres y admirar sus entretenimientos construidos para el comercio de las pasiones y para almas diferentes a la mía? Descansa alma mía, de la civilización. Vete alma afligida por la conducta de los sodomitas a una villa más pequeña como Zoar, a orar allí a tu Dios que no la consume con fuego y azufre (Ge.19:22,23).
104: 14
“…y la hierba para el servicio del hombre”. Deténganse y reflexionen agricultores, ¿cosechan sin alabanzas a Dios? ¿Sólo por codicias multiplican el grano, siembran la tierra sin meditar en quien hizo el maíz, la semilla de fríjol, la espiga de trigo, la uva para el vino, la oliva para el aceite, la naranja y el limón? Vuestros bolsillos se llenan de dinero, vuestros cuerpos engordan y son vestidos con telas preciosas; se perfuman y se divierten en las fiestas porque los negocios prosperan; el mercado se amplía y exportan lejos los productos. Cada año se sirven de lo que Dios creó, ganan el mundo pero pierden el alma si no se preocupan de ella (Mr. 8: 36; Luc. 12: 16-21). ¿Comerás los alimentos, o las bestias, el trigo sin acción de gracias? ¿Participas de la agricultura sin gratitud? Estas palabras son propias para los agricultores y los consumidores.
104: 16
“…se llenan de sabia los árboles”. Me gustaría Señor que mi alma se llenara de sabia, quiero decir de la gracia de tu Espíritu, así como el pámpano se nutre de la buena vid. La palabra sabia en el original está implica nada más. Lo que el texto dice es que esos árboles se llenan, ¿por qué no de hojas, flores y frutos? De todos modos me quedo con la traducción de RV.
104: 16-18
“…las peñas, madrigueras para los conejos”. O tejones. Cada ave o animal tiene su propio hábitat, lugar donde se deleita en estar, donde se siente seguro; allí huye y se protege. Las cigüeñas prefieren las hayas, las cabras eligen las alturas, y con pie firme escalan los montes peligrosos, allá arriba no puede ser seguida por el león y se burla de su hambre, el conejo no podría ir tan alto pero se mete entre las peñas y en mansiones de piedra habita, allí se calman sus temores cuando ve venir las fieras y duerme tranquilo con sus crías. Y para ti hombre, ¿cuál es tu hábitat? Dios, el creador de todo, te hizo para que te refugiases en él, para que hagas tu casa junto a Cristo en él (Col. 3: 3). Oh Dios sé mi colina, sé mi casa.
Hago la oración de los leones
Sal. 104: 21,22
“…los leoncillos rugen tras la presa y buscan de Dios su comida”. (v.27). A veces, oh Dios, mi alma sale como un leoncillo para buscar alimento para sí, rugiendo, sí clamando, gritando, sollozando, no airado, sino sufriendo por mi hambre. ¿No darás tu nutrición a mi pobre alma hambrienta? ¿Hasta cuándo, mi Señor, he de clamar por alimento, por un plato exquisito, por un banquete? Adereza mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores. ¿No darás pan y carne a mi corazón exhausto? Yo busco mi pan de ti, haz que tenga hoy buen encuentro y satisface con de meollo mi alma (Sal.63:5). No soy yo menos que los leoncillos. ¿No me creaste a tu imagen y semejanza? ¿No tengo yo alma y ellos no? ¿No me has dado tu Espíritu el cual gime dentro de mí a ti, con gemidos indecibles? ¿No tengo yo a mi favor muchas promesas que los leoncillos no tienen? Ellos claman por instinto, pidiendo de ti comida temporal pero yo clamo por tu palabra y me estremezco. Ellos piden carne animal, yo pido el pan que descendió del cielo, a Jesús, que prometió darme a comer su carne y beber su sangre. Hago hoy la oración de los leones, entonces el diablo “aunque” león rugiente huirá y no me podrá devorar.
El trabajo es un ejercicio de la moral cristiana
Sal. 104:23
“…sale el hombre a su labor…hasta la tarde”. La Biblia habla muy mal del hombre que no trabaja y es exhortado de muchas formas en los Proverbios: a que mire la hormiga, el conejo, y dice que su necesidad le vendrá como caminante armado y se le caerá la techumbre encima. El apóstol Pablo dice que el que no trabaja tampoco coma. ¡Oh hombre, qué privilegio es tener un trabajo!, es una bendición del Señor hallar un lugar donde trabajar; ¿habéis alguna vez tenido la amarga experiencia de no tener trabajo y tener bajo vuestra responsabilidad la esposa, hijos y deudas que pagar? Es algo que no le deseo a nadie. ¿Qué podrás hacer así en una sociedad donde todo se mueve con dinero? Aquel a quien Dios da un trabajo debe cuidarlo para que no lo pierda. El padre cristiano debe enseñar a sus hijos que el trabajo es un ejercicio de la moral cristiana. Si los enseña a trabajar por principios y a que lo amen los guardará de muchas desviaciones.
Mi pensamiento es que el hombre, principalmente debe ser el sostén de la familia; aunque la mujer pueda ayudar, siempre que sea posible su sueldo debe ser el principal, no por razón de un profesionalismo superior al de la mujer sino por razón del tiempo; los hijos, la casa, necesitan a la madre. Eso suena raro hoy. Pero las cosas andan tan mal en la familia porque la madre pasa poco tiempo con sus hijos.
Debes bendecir a Dios por tu trabajo y orar por él, para que las cosas vayan bien en él y prospere. El cristiano debe procurar la prosperidad de su empleador, de aquel que se beneficia de su buen servicio. Que el trabajo se haga bien hecho, que no haya hurtos, tener un buen testimonio como obrero, llegando con puntualidad, etc. Testificar como cristiano delante del empleador igual que a los compañeros empleados para que ellos también obtengan la salvación. El trabajo es un medio para glorificar a Dios porque es un medio que se tiene para ejercitar los dones que él dio. El hombre cristiano según Juan el bautista debe mostrar su conversión en su trabajo (Luc.3:14).
Pero hay algo importante que noto en el texto; y es un límite. El hombre sale a trabajar “hasta la tarde”. ¿Por qué dice eso? Sé en primer lugar que lo dice porque “cuando llega la noche ya nadie puede obrar”. Y ¿eso no tiene un mensaje para esta sociedad moderna que permite y exige los turnos de noche? El hombre cristiano debe regresar a su casa a la tarde, no de noche, no salir de noche y dejar a su esposa y los hijos solos. El trabajo no debe arrasar con todo lo que tiene, con todo lo que Dios le dio. Las ambiciones deben tener un límite. Nuestro Señor trabajó duro, pero dijo que había que hallar un tiempo para descansar. ¿Y para ir a la iglesia, para orar con la familia, para leer juntos? Oh hombre, cumple tu función como profeta y varón de Dios dentro de tu familia.
104:24
“…la tierra está llena de tus beneficios”; una mejor traducción es de tus riquezas, y todavía mejor es de tus criaturas.
Los peces y las aves juegan
Sal. 104:25-29
“…allí el grande y anchuroso mar”. ¿Te gusta la vida del mar? El mar es fascinante, majestuoso; monstruo líquido acostado en el fondo del mundo, lleno de silencio y bellas maravillas, sociedad de espumas, sal y quietud. Es asombroso como la mano divina creó toda esa vida limpia. Oh Dios bendito seas en el mar y te adoren los peces y las plantas.
La Biblia habla mucho del mar y de sus olas, ¿dejará de existir aquel que hace el ruido de tu voz? (Apc. 21:1). Supongo que Juan no quiso decir eso sino que en el mundo no habrá barreras ni fronteras sino que todas las tribus, naciones y lenguas del mundo estarán unidas. ¡Qué terrible es la separación del mar para aquel que está confinado en la isla de Patmos!
El Espíritu nos comenta la vida del mar y desentraña algunos de sus misterios, de esa creación acuática de la cual debemos aprender los de la tierra. (1) Dios los creó para que fueran felices y se divirtieran en su medio. ¿Cómo podrías concebir buen humor en los peces serios? La palabra que usa, “jugar” significa primero, reírse, burlarse, mofarse. Cuando los peces y las aves juegan se están riendo o burlándose, mostrando alegría, a su modo. Quiere decir que pueden socializarse unos con otros, relacionarse pacíficamente y disfrutar de la compañía de los demás, al menos de la misma especie.
Oh hombres, miren en el cristal de esas aguas. Hay hombres que nunca juegan, tienen menos sentido del humor que un pez, miran agresivamente y descontentos a los de su misma raza. El buen humor es un don divino y que poseen aún los niños. ¿Te molesta que jueguen contigo? ¿Que jueguen los niños, sus retozos y bulla? El tiempo, el trabajo, el cansancio, las preocupaciones nos quitan las ganas de jugar y el bueno humor. ¿No podrás nunca usar una broma, un chiste sano, una sonrisa jocosa?
Si en el mundo venidero todos serán felices, el juego tiene que formar parte de la vida del paraíso (Isa. 11:8), es una forma de expresar despreocupación, inocencia y felicidad. Siempre que Dios habla de paz y felicidad habla de los juegos de los niños (Zac. 8:5) ¿Por qué tenemos que crecer, hacernos adultos, y volvernos excesivamente serios y amargados? El Señor permita que los adultos (leviatán), jueguen, pero conserven la esencia sana y sin malicia de un juego y su propósito de convertir a los demás en felices y ser felices.
Quiero decir, santamente, por desgracia muchos hombres no hacen eso, en los juegos sanos mezclan sus vicios, idolatrías, el alcohol, droga, sexo (1 Co. 10:7). Mira a los peces, juegan, las aves juegan, los perros, los gatos.
Otra lección que aprendemos de los peces es (2) gratitud al Creador. ¿Tienen fe, paciencia, no buscan sus propias comidas? ¿No navegan de un lugar a otro buscándola? Nunca has visto los peces haciendo una cola y esperando los alimentos mientras contemplan el cielo o algún punto vacío del océano para que Dios aparezca en él. Salen por sus alimentos y lo encuentran porque Dios se los provee, ninguno diría que halló la comida sólo por sus propios esfuerzos, por la suerte que tuvo, porque era un pez más grande y listo que los otros, al contrario, dirían: “El Señor ha provisto para mis necesidades y no he perecido por su constante provisión”.
Debemos aprender de ellos a no adjudicar la gloria de nuestro éxito a nuestra propia capacidad de adaptación, la inteligencia. No hay incredulidad entre ellos ni han sacado de su mundo acuático al Creador. Miraos a los peces y avergonzaos de vuestra ciencia y razón que os ha convertido en seres ingratos. Los peces no hallan conflicto alguno entre el mantenimiento divino y el esfuerzo propio. Reverencian el amor de Dios en su providencia. Juegan, tienen tiempo para buscar sus alimentos, laboran por ello y reconocen que el Señor los está protegiendo.
Y la última lección que aprendemos de ellos es (3) sobre la muerte (v.29). Nadie mata por envidia, por placer, para robar, no hay guerras entre ellos como en el reino de los hombres. Los peces mueren porque Dios les quita el hálito, sirven de alimentos a otros, se enferman, se envejecen, pasan. Y esa es una realidad allá abajo como acá arriba, “vuelven al polvo”, una realidad común, dejan de ser, no tienen alma, no pende sobre ellos ninguna sentencia de condenación espiritual, no existe el infierno para ellos, no se degeneran moralmente, no tienen esperanza de resurrección ni de ver la faz de Dios porque no tienen un Salvador, Jesucristo, que haya vertido su sangre por ellos. En sus frías carnes no mora el mal ni tienen una ley en sus miembros que los conduzca cautivos hacia el pecado. ¿No cambiarías tú tu mundo por el marino? ¿Qué pasará cuando pierdas tu hálito, cuando tus ojos se queden fijos como los de un pez muerto? La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado.
No vinimos a este mundo por un salto cualitativo de una ostra
Sal. 104:30
“…envías tu espíritu y son creados”. Cada uno de nosotros puede gustosamente ser llamado un “creacionista” porque entendemos que el mundo fue hecho por Dios y no nos vino como un resultado de la casualidad ciega. Fue hecho por Dios por medio de Cristo, para Cristo y a él lo ha encomendado para que lo sustente (Col. 1:16,17). Nuestro Señor, el que murió en una cruz para salvar la iglesia es quien tiene toda la potestad tanto en el cielo como en la tierra, quien mantiene encendido el sol y la luna girando alrededor de la tierra. Y ¿cómo Cristo sustenta el mundo? Por medio de las leyes a las cuales él destinó. Sabemos que este mundo esta gobernado por leyes, eso es lo que la ciencia nos dice, pero no menciona el hecho de por qué esas leyes existen, y por qué funcionan.
En nuestro texto hallamos una forma particular de ejercer su control sobre el mundo, cuando dice que Dios se mantiene renovando la faz de la tierra. Y eso ¿por qué? Porque inexorablemente lo que vive tiene que envejecerse y morir. Los ríos, los montes, las aves, los animales y los seres humanos. Los mismos cielos se dice que se envejecerán y serán mudados. Dios no espera que se acabe un mundo para crear otro sino que va constantemente manteniendo el equilibrio biológico y entre muertes y nacimientos mantiene el mundo poblado.
La hierba que es hoy mañana no será, nosotros hemos reemplazado a los que murieron hasta que también nosotros seamos reemplazados por otros que a su vez también serán substituidos sobre la faz de la tierra. Es el Señor quien nos envió para renovar con nuestro nacimiento la faz de la tierra y cuando lloraban algún ser querido nuestros padres se regocijaban con nuestro nacimiento; hasta que un día será a la inversa y mientras lamenten nuestra salida del mundo un niño o una niña habrá sido elegida por Dios para sustituir el vacío que habremos dejado.
Quiero además que notes la forma exacta de hablar sobre la repoblación del mundo. El salmista aunque conoce bien cómo se reproducen los seres vivos no habla en lenguaje científico diciendo: “ciclos de vida” “índice de natalidad” “explosión demográfica” “control de las especies”, etc. Cuando un ave empolla sus huevos es que Dios está creando, cuando una oveja se halla en estado de gestación, cuando una mujer sale encinta es que Dios envió su Espíritu a su vientre y está creando un ser humano en su vientre. Prescinde por completo del proceso natural de reproducción, no menciona ninguno, aunque la vida sea un producto que se transmite. La creación de esta manera no es como la inicial, pero Dios por estos medios naturales se mantiene creando, manteniendo por medio de su Espíritu las leyes genéticas que permiten la reproducción. La intención del salmista es afirmar que el hálito de vida proviene de Dios, sea en germen, en cada célula, es una creación suya. El hombre elige la forma de vida, natural o artificial pero no puede hacer la vida misma. Es Dios quien repuebla el mundo y el que dice quien ha de nacer y morir, cualquiera que sea el medio para reproducirse que un hombre escoja. Usted y yo vinimos a este mundo porque Dios nos creó por medio de nuestros padres porque el origen de la vida es Dios mismo, no un salto cualitativo.
105.
La historia de Israel es una constante de rebeliones y perdones. Sólo el amor de Dios podía soportarlos. Moisés no pudo.
Los tiempos de una iglesia pequeña
Sal. 105:12-15
“…cuando ellos eran pocos en número, muy pocos y forasteros” (ver Ge. 20:7; Num. 12:7; son llamados profetas).
¿Perteneces a una iglesia con pocos miembros? En esa época cuando los miembros de Israel eran pocos en número, no fue su peor tiempo sino uno de los más bendecidos porque toda la congregación no sumaba más de setenta y cinco personas (Hch. 7:13); y eso ya en tiempos avanzados cuando habían aumentado algo, porque en los tiempos de Abraham e Isaac eran menos. Cuando el padre de la nación libertó a su sobrino Lot de manos de aquella confederación cananita que atacó a Sodoma, (Ge. 14), dice que tuvo mucho miedo pero Dios lo alentó así: “No temas Abram, yo soy tu escudo y tu galardón será sobremanera grande” (Ge. 15:1). Y después de esto en tiempos de Jacob, cuando sus dos hijos Simeón y Leví vengaron la deshonra de su hermana Dina sobre los hijos de Siquem, el patriarca temió que lo extinguirían por completo y dijo: “Entonces Jacob dijo a Simeón y a Leví: Me habéis arruinado, haciendo que yo sea odioso entre los habitantes de esta tierra, entre los cananeos y los ferezeos. Teniendo yo pocos hombres, se juntarán contra mí, me herirán y me destruirán a mí y a mi casa” (Ge. 34:30). Pero sus temores tampoco se hicieron realidad porque Dios cuidó aquel pequeño grupo a pesar que hacían cosas no convenientes para la supervivencia de la familia.
Hay veces que las iglesias son pequeñas y desaparecen por problemas internos que les pasan, pero si el que dirige la obra es un consumado siervo de Dios, los pecados y desatinos que cometan los miembros de la familia no perjudicarán definitivamente su existencia; el rebaño sobrevivirá y seguirá creciendo porque Dios cumplirá su propósito con él. Los tiempos de una iglesia pequeña pueden ser tiempos de mucha bendición espiritual y grandes manifestaciones divinas.
Una congregación pobre y pequeña puede tener futuro y ser una bendición del cielo para sus miembros, aunque no tenga recursos para fabricar su propio templo y se convierta en una congregación nómada, obligada a ir de un sitio a otro como Israel “de nación en nación y de un reino a otro pueblo” (v.13). No hay base bíblica para afirmar que Dios sólo visita los cultos de aquellas iglesias grandes que tienen su propio edificio y mucho dinero para sostener diferentes ministerios, ni siquiera hay garantía para afirmar que la palabra que predican es inspirada por el Espíritu Santo. Puede que sí o puede que no, porque el Espíritu no tiene en cuenta esas cosas. No tengas reparos en pertenecer a un pueblo pequeño, siempre y cuando sean fieles a Dios. Ojalá sean muchos y no pocos, y todas las iglesias pequeñas crezcan y sigan fieles. Quizás estés espiritualmente más seguro en una manada pequeña que en un gran rebaño. Cuando el pueblo de Dios era pequeño, fue tan hermoso para él que quien lo tocaba, tocaba la niña de sus ojos y no consentía que nadie los agraviase en lo más mínimo. Cuando Labán traía palabras groseras para decírselas a Jacob, Dios le apareció en sueños y le advirtió que guardara su lengua de hablarle “descomedidamente” porque no quería que insultasen a su ungido. No menosprecies nunca una iglesia pequeña que pudiera ser que en ella es donde mejor cuidada se halla tu alma. Amén.
Necesitas sólo fe, no explicaciones
Sal. 105:17-22
“…hasta la hora que se cumplió su palabra…el dicho de Jehová lo probó”. Desde que Dios promete algo a que lo cumple pasa un tiempo de prueba de fe. Lo principal para él no es conceder esto o aquello sino desarrollar la vida espiritual de nosotros. Desde que Dios prometió a José que lo pondría sobre sus hermanos hasta que se cumplió pasaron muchas cosas: envidias, que fuera vendido a unos extranjeros, tentaciones, cárcel, hasta que por fin llegó a recibir la promesa. Dios probaba su fe; él tiene su tiempo. Lo más importante en ese período de miedo, confusión, de luchas con las debilidades naturales de la carne y con el diablo, fue el crecimiento de su fe. Dios puede comenzar a cumplir nuestros deseos, que son sus promesas, pero si mientras lo hace nuestra fe falta, no llegamos, y el milagro puede quedarse a medias. No te hagas las preguntas ¿cómo? ¿Cuándo? Necesitas sólo fe, no explicaciones, fe para creer lo que Dios hará y para luego creer que lo hizo. ¿No has leído aquel milagro que Dios hizo por partes? (Mr. 8:22-26). Quizás una razón fue que su fe se perfeccionara. Si hubiera vacilado tal vez se hubiera quedado miope, con alguna catarata espiritual, con astigmatismo, o bizco. En días de pruebas de tu fe tienes que estar cerca de la palabra de Dios. Del dicho al hecho, en tiempo, hay un gran trecho. Dios Santo, ayuda mi fe, que no se debilite; lo que comenzaste porque te lo pedí, continúalo, acábalo, alimenta mi fe.
Fue de Dios que nos maltrataran
Sal. 105:25
“…cambió el corazón de ellos para que lo aborrecieran”. ¡Qué! ¿Dios fue quien les hizo odiar a Israel? ¿Eso es lo que quiere decir? Eso es dicho después que todo hubo pasado, entonces los judíos decían “fue de Dios que nos odiaran, nos maltrataran y nos expulsaran”, porque cuando algo malo es usado para bien por Dios se suele decir que Dios lo hizo, porque incluso el pecado de otros es utilizado en su plan para bendición de sus hijos. En la mente judía no estaba que Dios había engendrado el pecado sino que lo había transformado todo para bien. Dios endureció el corazón de faraón, o lo mismo, “era de Dios que faraón se endureciera y se volviera obstinado”. Ninguna prueba al principio es causa de gozo ni vemos a Dios en ella pero después produce frutos apacibles de justicia (He. 12:11). Deja que te odien y te desprecien, y te echen, que Dios utilizará la maldad de ellos para tu provecho y así te pondrán a tiempo en el camino que Dios quiere que estés, y mientras en tu senda avances, más seguro estarás que Dios lo hizo, aunque él lo permitiera y no estuviera de acuerdo en lo que te estaban haciendo. Paradójico, pero cierto. Para meditar escoge este texto (Ge. 45:4,5).
105:37
“…los sacó con plata y oro”, o sea, con dinero y con salud.
105:40,44
“…los sació de pan del cielo”, o pan de ángeles o nobles, trigo del cielo (78:24,25). Y les mostró toda la gracia posible dándoles tierras de cultivo, pozos y casas para todos, que no eran fruto del trabajo de ellos sino de otros, entraron en las labores ajenas (Deu. 6:10,11). Todo por gracia hermanos, todo por gracia.
106:4
“…acuérdate de mí”. El salmista compone su salmo después de haber leído toda la historia de Israel o de recordarla. Ha descubierto cuán misericordioso es Dios (v.45) y ora. Eso es lo que debes hacer cuando lees los libros históricos de la Biblia, descubrir los atributos de Dios en su trato con los pecadores y pedirlo para ti, amén.
106:12,13
“…creyeron, cantaron…pronto olvidaron sus obras…tentaron a Dios…”. ¿Cómo puedes unir estos dos versículos que naturalmente se repelen? Hoy el pueblo cree y canta y en poco tiempo se ha olvidado de lo que le hizo creer. ¿Cómo es posible eso Señor, que olvidemos tan pronto la razón de nuestra fe? Habiendo empezado por el Espíritu vamos a terminar en la carne; hoy soy sí y mañana no. Poco dentro de mí es consistente. Yo no soy por naturaleza distinto a este pueblo. ¿Qué clase de fe es la que tengo que se convierte en incredulidad? Hoy subo en espíritu hasta el tercer cielo y mañana me vuelvo impaciente, me domina algún deseo y tiento a Dios en la soledad.
Dos hermanos envidiados
Sal. 106:16
“…tuvieron envidia de Moisés”. Aquellos dos pastores de Israel fueron abusados por su pueblo que los envidiaba. Les envidiaban la posición que tenían sobre ellos y varias veces quisieron quitársela; se la disputaban y la reclamaban para ellos; la envidia los consumía por dentro y la violencia se manifestaba por fuera (Num. 16:1-11). ¿No has visto con ojos tristes que en la iglesia de Cristo pasa igual? Hay miembros de ella que no están conformes con la posición que tienen y desean, según ellos, otras mejores que Dios ha dispuesto para otros. La codician y la quieren tener, reniegan contra esos hermanos y hermanas y velan la oportunidad para despojarlos; tratan de localizarles defectos graves en sus caracteres, los difaman dentro del pueblo del Señor, hacen sufrir las almas justas que sirven a Dios y a sus hermanos con buena intención. Mientras más excelente es el trabajo que ellos hacen más les sube el furor de la envidia de los otros (Ver Ecl. 4:4). Les pasa lo mismo que a Caín con Abel, y no le hacen daño manifiesto porque no hayan una quijada de asno (Sgo.4:2; 1Jn.3:12). Señor guarda nuestros corazones de sentir esas cosas, danos tu gracia para estar contentos con la posición que tenemos en el cuerpo de Cristo, que estemos contentos con nuestro llamamiento y con la función para la que fuimos creados, en vez de envidiar a nuestros servidores los reconozcamos y los honremos sin obstaculizar el ministerio que les has dado. Y no predique jamás tu siervo a Cristo por envidia sino por buena voluntad (Flp. 1:15).
106:23
“…trató de destruirlos de no haberse interpuesto Moisés”. Debes tener confianza en la oración intercesora. Dios “pidió permiso” a Moisés para destruir la iglesia pero Moisés no quiso (Ex. 32. 1-14). ¿Qué explicación tiene eso? Dios es Dios, el omnipotente creador del mundo, pero hizo eso para honrar a Moisés ante el pueblo para que supieran que por aquel que ellos menospreciaban él no los destruiría. Es un pecado dejar de interceder por los demás (meditar en 1 Sa. 12.:3).
106:24
“…aborrecieron la tierra deseable”. Sí, muchos hacen lo mismo, desprecian "la tierra deseable" “deleitable”, no les importa estar con Cristo en el paraíso. Lo hacen porque no creen que exista y no llegarán. Aborrecen la tierra deseable.
Un tribunal en la casa
Sal. 106:25
“…murmuraron en sus tiendas”. ¿En qué otro lugar se suele murmurar más contra Dios y el prójimo que en la propia casa? Israel siempre fue un pueblo de gente murmuradora y quejosa; por todo protestaba y con nada estaba conforme. Se olvidaba pronto de las bendiciones de Dios y protestaba por la más pequeña dificultad que encontraran.
Para mal, ese mal hábito de la murmuración ha pasado a la iglesia cristiana. Algunos, en vez de tener una iglesia en su casa como Filemón, Aquila y Priscila, lo que tienen es un Tribunal, donde continuamente se quejan de los otros y hasta de Dios. Se sientan a la mesa a comer los alimentos y después de bendecirlos en oración protestan de los caminos del Señor y maldicen con sus lenguas a sus hermanos que él creó a su imagen y semejanza. Hablan mal de aquellos con los cuales adoran y de los que los acompañan en la santa cena del Señor. Cierran la puerta de su aposento para orar al Padre que está en secreto y ve en secreto, y allí mismo murmuran contra aquellos por los cuales debieran interceder y elevar alabanzas por su bendición.
Los ángeles del Señor no hubieran visitado la tienda de Abram y Sarai si los esposos no hubieran tenido la lengua santa en la casa como la tenían delante de la gente; a ellos (y a Lot) posiblemente se refiere el autor de Hebreos cuando dice que algunos sin saberlo hospedaron ángeles (He. 13:1). Pero en una tienda donde la esposa es una incurable murmuradora y contagia al marido (o él a ella), a los hijos, a los yernos, a las nueras, a los nietos, ¿irán ángeles allí para oír las amarguras que conversan? No, los ángeles de Dios visitan las tiendas donde las conversaciones son agradables al Espíritu Santo y a los ajenos, si éstos las oyeran.
En una tienda de murmuradores los ángeles que entran son los caídos, que son a quienes les gusta oír esas pláticas abusadoras que son las mismas que sostienen las almas condenadas en el infierno y con las cuales pasan buen tiempo los demonios charlando. Una tienda de murmuradores es un infierno no un cielo y si ellos se hacen pasar por santos ante los demás, la tienda se halla en la parte más baja del infierno donde residen los hipócritas.
Los ángeles de Dios anhelan mirar las cosas del Espíritu (1Pe. 1:12), no las lenguas murmuradoras moviéndose continuamente contra Dios y contra los demás santos. El Señor nos dé su gracia para no ser un pueblo de labios inmundos, que no nos quejemos nunca de él ni de los vecinos de las otras tiendas, para que no se diga que murmuramos en nuestra casa y no creemos la voz de Jehová. Amén.
106:28
“Comieron sacrificios ofrecidos a los muertos”. Se refiere a los ídolos muertos mucho más que a los espíritus de los héroes muertos (Núm. 25:2).
Moisés no querría caer donde otros cayeron
Sal. 106:32,33
“…y le fue mal a Moisés por causa de ellos”. ¡Pobre Moisés, tanto que cuidó su espíritu para no pecar contra Dios! Los mismos hermanos suyos fueron usados por Satanás para que pecara. Los llamó rebeldes y lleno de ira golpeó con furia la roca que debía amablemente hablarle. Allí mismo rompió con sus dedos su imagen del hombre más manso de su generación y no glorificó a su Dios. En un momento perdió la bendición para entrar a la tierra con la cual toda su vida había soñado, en un instante ellos lo indujeron a que Dios le quitara lo que le había prometido. Los mismos hijos de su pueblo lo hicieron pecar, ellos, a quienes había fielmente servido. Lo que no habían logrado los amalecitas ni los moabitas lo lograron los mismos de su sangre, los hijos del pacto, la iglesia que conducía con tanto éxito. En ocasiones mayores, en situaciones peores, había sido fiel, y ahora, simplemente cuando tiene que glorificar a Dios con un milagro divino ante los ojos de su pueblo, por culpa de ellos, no lo hace y quedó derrotado. Las aguas brotaron, el servicio quedó prestado, el pueblo obtuvo lo que le hacía falta, quizás le hubieran dado un aplauso, pero lo que más él deseaba en relación con su propia vocación y salvación, entrar a la tierra de promisión, no lo obtuvo. Los pecados de ellos le ocasionaron el suyo. Oh Dios, guárdanos de pecar por causa de otros, de participar de pecados ajenos, de compartir con un pecado menor la suerte de los rebeldes. Que nadie me haga Señor, partícipe en ningún sentido, de la condenación que se merece, yo no quiero perder la gloria que me has dado por causa de otro que ya la perdió, yo no quiero asociar mi futuro al de ellos, caer donde ellos caen, quedarme donde ellos ya se han quedado. Haz que los que han sido fieles tantas veces lo sean siempre. (Núm. 20:2-13; 1 Ti. 5:22).
Es más que un coágulo de sangre
Sal. 106:36-38
“…sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios”. No creas que semejante atrocidad no se comete hoy día. Del mismo modo no, tú no oyes que en algún sitio se sacrifiquen niños y niñas a los dioses religiosos, pero hay otras deidades que no son religiosas y sin embargo se les rinden semejante culto. Esta sociedad “civilizada” no permite el sacrificio humano, pero no en términos absolutos; en cierto sentido es una sociedad bárbara. Piensa, por ejemplo, en los abortos que voluntariamente las madres y los padres sacrifican a algún ídolo contemporáneo tal como el bienestar económico, porque no quieren traer hijos al mundo para que pasen trabajos ni vivan en miseria perpetua. Entonces los aniquilan. El argumento que usan es que el abortivo no es un ser humano. Pero lo mismo se podría decir de una célula de cáncer, ¿no es cáncer?
Otro ídolo al cual se sacrifican los abortivos puede ser el futuro de la madre, porque ella puede ser una adolescente que aún no ha realizado su vida vocacional y los padres tampoco quieren tener un nieto con un papá no deseado. Esa tampoco es una razón válida para interrumpir un embarazo, porque el bebé va a estorbar y aparece sin quererlo. Siempre hay la opción de entregarlo en adopción. Sobre ese altar moderno se sacrifican los hijos e hijas. Y hay uno más, el altar del honor familiar, cuando la familia no quiere que se manche, y por causa del qué dirán llevan a la hija al médico o la autorizan a ir para convertir en silencio las consecuencias de un pecado sexual (o violación). Dicen: ¿no es más que un coágulo de sangre? Sí, es más que eso, es la célula viva de un ser humano, un óvulo fecundado. Todos los que hacen eso sacrifican a los demonios en altares que no son religiosos, pero no menos crueles que aquellos que los bárbaros sacrificaban en épocas pretéritas.
Esta es una sociedad socarrona, ladina e hipócrita. Se da autorización legal a los padres para que elijan si quieren o no quieren abortar, se sacrifican los hijos con el respaldo de la sociedad que le da su visto bueno, mientras hipócritamente prohíbe el sacrificio de animales por las sectas religiosas a los cuales califica como crueldad. ¿Eso sí es crueldad y lo otro no? Considera una crueldad matar un gallo, un chivo (cabra) o una oveja pero no el embrión de un niño o niña. Muchas de las personas que no comen carne porque se horrorizan al quitarle la vida a un animal para nutrirse ellos, o que no usan abrigos de pieles por similares motivos, no vacilan en aceptar un aborto. ¡Vivan los ambientalistas y las organizaciones en defensa de los animales que nos protegen de la contaminación del ambiente, nos previenen sobre los peligros del deterioro de la capa de ozono y protegen los derechos de las clínicas de abortos! ¡Viva la hipocresía! Esta tierra está contaminada con la sangre inocente de nuestros hijos e hijas a quienes cerramos la entrada a este mundo y sin llegar a él los enviamos al cementerio o a laboratorios donde emplean sus vísceras o pieles para experimentos, con alguna finalidad de reciclaje, o para suavizar, como afeite, la piel femenina.
No estamos perdidos, Dios va al frente
Sal. 107:4,7
“…anduvieron perdidos”, o sea llevando un camino sin sentido o más bien vagando; todo eso es lo que los países vecinos por donde Israel transitaba pensarían de él, quizás también los carnales, pero no era así. Dios los traía y los llevaba, se iban y volvían al mismo lugar pero no estaban perdidos, porque el Señor iba al frente de ellos. “Perdidos” es el criterio de los que no son espirituales pero no del Espíritu Santo (v. 7). Lo que era tortuoso, complicado, enredado, lo que fue un ir y venir resultó un camino “derecho, recto” y sin curvas, o correcto. ¿No tienes esa experiencia? Ir y volver, empezar de nuevo, ocupar el lugar que tenías años atrás, pero ya tú no eres el mismo, las cosas no son iguales, como si no hubieras avanzado nada y hubieras vivido por gusto.
Y ¿no ocurrió esa forma de peregrinación por la incredulidad de ellos, y no alcanzaron el cometido por la falta de fe? Sí, nuestra necesidad espiritual hace una exigencia, que nuestra vida rote, que vayamos y vengamos a donde nos hallábamos primero porque cuando la vida gira y se muere lo carnal, se perfecciona el punto que quedó sin terminar un tiempo atrás, cuando nos dispusimos y avanzamos. La vida nos torna al punto que pensamos haber dejado para siempre porque lo que se tenía que lograr en nosotros en aquel sitio no se obtuvo y nos trae el reflujo de los años de nuevo, nos echa entre espumas al espacio que ocupamos y tenemos que volver a trabajar en nosotros. Es sumamente melancólico y trae nostalgias volver acampar en el mismo lugar que lo hicimos años atrás, cuando éramos más jóvenes; ahora volvemos solos y muchos de los que estuvieron con nosotros en aquellos tiempos ya se han ido del mundo o se han escapado a otros sitios. El alma se nos llena de añoranzas porque mirándonos sobre el espejo de las aguas sabemos que ya no somos los mismos y nos damos cuenta con tristezas que hemos envejecido. Quisiéramos volver a vivir la vida que vivimos cuando allí acampamos pero la vivimos de modo distinto, entre recuerdos y soledad; y nos damos cuenta que no podemos reproducir exactamente ni un minuto de aquellos que una vez vivimos y que ha sido un error, una ironía o quizás un castigo, desandar lo andado para encontrarnos con nuestro pasado. El tiempo lo ha destrozado todo y lo que el tiempo destroza ya no se recupera jamás. La vida humana es cíclica, como a veces la providencia, y Dios en su sabiduría nos lo hace comprender y nos coloca en el torno de los años hasta que acabe con nosotros o termine su magnífica obra embelleciéndonos espiritualmente. Señor, cuánto he lamentado mis regresos, pero ha sido por necesidad espiritual mía que me ha parecido a mí mismo y quizás a muchos que he andado perdido, sabiendo donde pongo el pie hoy pero no donde lo pondré mañana, quizás cuando vaya un poco más allá, luego tenga que retornar al mismo punto donde me hallo hoy. A veces me he ido de un sito para otro sin haber estado preparado para el cambio; pero de todos modos, aunque mi vida ha parecido a otros que estoy perdido, que mis caminos han sido torcidos, siempre he andado por camino derecho a los ojos del Señor, y prosigo yendo de vuelta en vuelta hacia Sion.
107:9
“…sacia al alma y llena de bien el alma”. Sacia Señor el alma mía, llena de tu bien mi alma hambrienta.
107:12
“Quebrantó con trabajos sus corazones”. No con la labor diaria por el pan sino con problemas, peligros, enfermedades, varias necesidades, hasta que por dentro los quebrantara. El trabajo, si no es abusivo, no quebranta, exalta. Y lo peor de todo es que no hallaron a nadie que les diera una mano de auxilio.
107:17,18
“…fueron afligidos los insensatos”. Esa es la causa por la que somos afligidos, por insensatos, pecamos por insensatos sabiendo lo que nos va a pasar.
107:20
“…envió su palabra y los sanó”. Oh Señor, dame la palabra y sáname, si quieres puedes sanarme. Estoy enfermo y soy incapaz de sanarme a mí mismo. ¿No ves que lo he intentado? He usado los medios que tengo: psicología, obras de religión, pero ni lo uno ni lo otro. Sólo puedo alzar mis ojos a ti, Señor, y esperar mi socorro. Suaviza con aceite las heridas que me ocasionaron los ladrones cuando me despojaron, paga por mí los gastos, Señor, y que me atiendan para mi recuperación, ponlo a tu cuenta bueno y Rico Redentor; envía por colirio a Tesalónica para mis ojos y desprende del árbol de la vida alguna hoja para que cubras con tu amor la llaga que mi perversidad ha dejado indeleble dentro de mí. Amén. Textos para meditar Luc. 10:30-35; Apc. 22:2.
107:23-31
“…los que descienden al mar en naves…ellos han visto las obras de Jehová”. Esta es una experiencia de marineros y como Dios los ayuda cuando claman en la tempestad. Oh Maestro, ¿duermes tú cuando se encrespan las aguas? ¿No te da cuidado que perecemos? Quiere decir que el vendaval de preocupaciones cesó y hallaron momentáneo reposo. Pero si no se tiene fe puede que el viento empiece otra vez. Yo he vivido por mucho tiempo en el ojo de un ciclón.
No parece que el hambre en un país se deba al exceso de bocas
Sal. 107:38; 41,43
“…se multiplican y no disminuye su ganado”. ¿Qué dirían de esto los que hablan de la sobrepoblación mundial? ¿Y los chinos? ¿Dios los bendice multiplicándolos? No parece que el hambre en un país se deba al exceso de bocas sino a la situación socioeconómica, a su atraso industrial, la educación o la corrupción gubernamental. El hambre no es porque haya exceso de consumidores sino porque el sistema económico, o los que tienen los medios de producción, es deficiente o injusto. En vez de limitar el número de nacimientos de niños lo que haría falta es hacer cambios en la economía, hacer cambios en esa área para que no falte la bendición de Dios ni disminuya su ganado. Se puede poner en dudas la validez del control de natalidad por esa razón. Una razón mucho más actual es que los esposos quieren dedicarse más a la sociedad que a la familia (v. 41). ¿Cómo es que levanta de la miseria a un hombre y a la vez le añade número a su familia? La falta de fe en la providencia de Dios suele ser un factor importante para limitar el número de hijos que traigamos a este mundo. Dios nos perdone. ¿Quién es sabio y confiará en la providencia divina?
108.
“El salmo es un compuesto formado intencionalmente con dos porciones de otros salmos. Los vv.1-5 son tomados del salmo 57: 7-11 sin que se le haya hecho algún cambio importante; y los vv. 6-13 son tomados del salmo 60: 5-12 con una sola omisión, el enfático tú del v.10. La razón por la que alguien hizo esa combinación no se conoce. El título que le dieron al salmo indica que llegó a pertenecer a la colección del rey David, y es razonable pensar que pertenecía a la tradición davídica”. (The Broadman Bible Commentary).
Se levanta oscuro para despertar el sol
Sal. 108:1,2
“…despertaré al alba”. Los que no se despiertan temprano cuando la luz del sol ya está afuera y aun siguen en sus camas; escuchen a este hermano santo que se levanta de noche para despertar el sol, para imitarlo o avergonzarse. ¿O has trabajado toda la noche? ¿Qué haces en la cama dormilón que aún estás en ella? ¿No tienes nada qué hacer? Si te alzaras temprano de tu lecho tendrías tiempo para hacer muchas cosas, pero procura que la primera sea alabar a Dios. ¿No has oído como los soldados están de pie antes del amanecer? Y ¿qué hace un soldado de Cristo entre sábanas cuando hay tantos enemigos espirituales madrugando? Si otro se levanta al alba para ocuparse de labores domésticas, ¿por qué tú duermes teniendo que atender a tu alma hambrienta e interceder por otros? Despierta al alba con tus alabanzas y oraciones. Únete a las aves que se levantan temprano y alaban al Creador; de mañana oiga él tu voz y tú la suya. Oh Señor que mi voz sea de las primeras que oigas cuando los hombres empiecen a despertarse. Si unos hablan a otros hombres, si hablan de negocios, que yo te hable a ti. Cuando el mundo va abriendo sus ojos, Dios mira primero a su iglesia. Un ejemplo para imitar (Jn. 20:1).
109:4,5
“…en pago de mi amor me han sido adversarios…”. ¿Tienes esa experiencia? ¿Amarga tu vida? ¿Y qué has hecho cuando los que te amaban te han odiado? David oraba, no salía tras ellos reclamándoles amor, encomendaba su causa a Aquel que juzga rectamente y podía, según el tiempo de su justicia, levantar su cabeza y restaurarle su honor. Dale gracias a Dios, como dijo Jesús, cuando digan toda clase de mal contra ti mintiendo (Mt. 5:11).
Aun la conciencia dócilmente se callará
Sal. 109:6
“…y Satanás esté a su diestra”. La traducción Satanás en este versículo es secundaria, es mejor la traducción adversario, acusador, como en Zac. 3:1,2. David no menciona nunca a Satanás ni tampoco al diablo. Realmente lo conocía poco, si sabía de él eso no impidió que sirviera al Señor perfectamente. Sus labios nunca pronunciaron esos nombres, que nos conste. Sí conocía al ángel de Jehová, y sus terrores se los producían los hombres malos no los espíritus inmundos. Sin embargo cuando censó al pueblo se menciona, no él sino el escritor, que fue por influencia de Satanás (1 Cr. 21:1). Cuando cometió su pecado con la esposa de Urías tampoco lo menciona; se responsabilizó él solamente. Los santos del Antiguo Testamento lo conocían poco porque Dios no se los había revelado, hasta hubo quienes atribuían el bien y el mal a Dios. El apóstol Pablo sí lo menciona bastante pero nunca más que a Cristo. Lo más importante es conocer a Cristo más que al diablo, el bien que el mal, “aunque no ignoramos sus maquinaciones” (2Co.2:11); no obrar como ciertos hermanos que por todo lo malo que hacen le echan la culpa a Satanás. El mal lo conocemos bastante, es el bien lo que se nos tiene que mostrar, el bien que proviene de Dios. Lo más importante es conocer a Dios y no toda la revelación. ¿Tendrás tú a Satanás a tu mano derecha para acusarte? Si estás en Cristo nadie podrá acusarte (Ro. 8:33,34). Aun la conciencia dócilmente se callará.
109:8
“…y tome otro su oficio”. Esto es una maldición para los impíos, especialmente para Judas (Hch. 1:20). Perder la profesión de fe, los compañeros, el apostolado, es una maldición, y que tome otro su oficio.
Desechar la gracia de Dios es horroroso
Sal. 109:1-20
Si eres en tu familia el primer convertido a Cristo, lee esta nota con más interés que cualquiera otro. El texto por su contenido enfatiza la gran responsabilidad que recae sobre los hombros de aquellos a quienes la gracia ha distinguido como los primeros en volverse al Señor, un privilegio que es duramente castigado por Dios si se desecha. Oh amado, desechar la gracia ofrecida por Dios, una gracia siempre inmerecida, es un pecado horroroso. Como puedes notar por el v. 8 la iglesia primitiva tomó estas palabras aplicándolas a Judas Iscariote (Hch 1:20); y no hay ninguna referencia a que hubiera algún otro discípulo de Cristo junto o anterior a él. Él tuvo que ser el primero, pero por desgracia falló y tristemente tomó otro su oficio, su bendición fue traspasada de él a otro individuo y por lo tanto a otra familia. Pienso que el texto contiene un mensaje especial para aquellos de nosotros que inauguramos el reino de la gracia dentro de nuestros familiares y enfatiza, espeluznantemente, la responsabilidad de permanecer fieles a Cristo para toda la vida.
No voy a comenzar señalándote las bendiciones de esa gracia, sino las maldiciones. Pienso que hablar de maldiciones es igualmente importante que hablar de bendiciones, y hasta hay que hablar primero de ellas para poder apreciar las otras. A menudo los profetas inspirados por el Espíritu Santo dijeron cosas que uno sabe bien que no revelaban sentimientos humanos sino divinos, que no eran ellos los que expresaban sus piedades o sus cóleras sino Dios. Este es un caso. Cuando uno examina el salmo se asombra que David, el dulce cantor de Israel, el hombre perdonador, pueda haber pedido tan terribles maldiciones para aquellos que simplemente lo calumniaban (vv.2,20). No, no es David el que expresa esos sentimientos porque él mismo confiesa que oraba cuando lo vituperaban (v.4). Este salmo habla de la crucifixión de Cristo (v. 25), y puedo asegurar que cuando un discípulo abandona al Señor desecha su crucifixión, y lo que le resta es una horrenda expectación de juicio y maldición (He. 6:6). Lo que pide la letra del salmo es la letra de la ley y la justicia de Dios que habla por su dulce boca.
(1) Los que han sido los primeros discípulos no deben renunciar a Cristo porque tendrán a Satanás como acusador (v. 6). Para entender lo que eso significa hay que leer Malaquías 3:1,2. Acusándolos día y noche, y eso es terrible porque él acusa a los que no tienen los beneficios de la muerte de Cristo, a los que Dios no justifica (Ro. 8:33,34).
(2) No deben renunciar a Cristo porque estarán espiritualmente encerrados y no podrán ni siquiera orar sin cometer un pecado, “y su oración sea para pecado” (v. 7). El pecado tomará posesión completamente de su vida religiosa y la penetrará por todas partes. ¿Hay un hombre más desdichado que aquel que ni siquiera puede orar, que no puede parar de pecar, que todo lo que hace, aun lo más santo es una blasfemia e iniquidad?
(3) Le ha de ir mal dentro de la religión y afuera de ella. Los vv. 8-11 enseñan que ha de perder su eminencia espiritual como le ocurrió a Judas y también, específicamente, su ruina económica. ¿No le va casi siempre mejor económicamente a los que se convierten a Cristo? Con la aceptación de la fe y con el apartamiento del pecado, ¿no viene un progreso en este mundo? Si un discípulo deja su discipulado corre el riesgo de padecer muchas necesidades financieras porque Dios tomará venganza quitándole lo que tenía y lo que pensaba darle. Y no hay cuadro más triste para un padre o una madre que ver a sus hijos empobrecidos y mendigando cuando estuvieron bien, y saber que están así por el pecado cometido por ellos.
(4) Si un discípulo piensa dejar al Señor piense que sus años serán acortados, “sean pocos sus días…” (v.8) porque hay mandamientos con promesa de este tipo.
(5) Y en último lugar, y esto es lo que me conecta con la exposición positiva, la posteridad, “…su posteridad sea destruida…” (vv. 13-15). David, o mejor dicho la ley de Dios revela aquí, que la posteridad, quiere decir, los que están en los lomos de un primer convertido, serán dañados por la mala decisión de dejar a Cristo. La maldición que cae sobre él pasa también a ellos por muchas generaciones, por siglos, diría. El ardor de la ira divina dura mucho. Pero en este punto voy a mencionar porqué, porqué es tan grande la responsabilidad de un primer convertido. Porque la gracia mostrada en un primer convertido a Cristo tiene cierto efecto retroactivo. Los efectos de la gracia son tridimensionales, en el presente, hacia el futuro y hacia el pasado. Las consecuencias de los pecados de los padres, los abuelos, los bisabuelos, etc. son retenidas. Un primer convertido interrumpe la maldición de Dios sobre la familia, retiene como en un montón las aguas de la ira divina y no se derraman sobre nadie y ahí estarán, como los sacerdotes en medio del Jordán, hasta que toda la familia pase, si ellos permanecen firmes sosteniendo el arca del pacto. Detiene la ira de los antepasados muertos y es la esperanza de los vivientes, de aquellos que están vivos, porque Dios puede perdonarlos por amor a ese primer convertido y hacer que la gracia los alcance. Dios convierte a uno a Cristo para por amor a ese salvar a los otros y usar misericordia con ellos. Un primer convertido es como Aarón intercediendo entre los muertos y los vivos, que detiene la ira de Dios y sujeta la mano de la muerte sobre ellos. Tú eres la esperanza de tus predecesores y de tus descendientes. Los hijos tuyos, los hijos de tus hijos, muchas generaciones por venir pueden ser benditas en ti, que como Adán, saldrán de tus lomos. Muchas familias de la tierra serán benditas en tu nombre si permaneces fiel, si no muerdes el fruto prohibido, si no vendes a Cristo, si resistes la tentación. Amén.
109:17
“…amó la maldición y ésta le sobrevino” y tampoco quiso la bendición y ella se alejó de él; bien merecido se lo tuvo; si comes uvas agrias espera la dentera (Jer. 31:29,30), si vendes al Señor por plata no gastarás ni un centavo; la paga del pecado siempre es muerte. Si no amas a Dios él se aleja de ti, si no amas la verdad amas la mentira, si no amas a Cristo con amor inalterable amarás el pecado por obligación, si no amas al Redentor seguirás siendo esclavo y lo que temes que te suceda te sucederá (Job 3:25).
Más fe pide Dios y menos sacrificios y agitación
Sal. 109:24
“…mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno”. ¡Dios mío qué manera de buscar a Dios! ¿No dice que está cercano a los que le invocan? (Sal. 145:18). El NT incluye el ayuno para reforzar la oración porque hay géneros de males que uno no se libra de ellos si no redobla su consagración (Mr. 9:29). Martín Lutero no alcanzó la fe ni la justificación a pesar que eran tantos sus ayunos y penitencias como este salmista. El ayuno, aunque se incluye en las prédicas judías de Jesús, y aún en Pablo (aunque la mayor parte de las veces se refiere a abstinencia de alimentos o hambre, (2 Cor. 6:5; Hch. 27:9), no es propiamente parte del pacto de gracia sino del de obras, del mismo modo que se ha incluido la unción con aceite, según Santiago y la cuestión del velo en las mujeres. Incluso las oraciones se podrían convertir en obras que se hagan para obtener un favor de Dios. El salmista llevó al extremo sus ayunos; y aunque Dios le hubiera concedido lo que pedía si hubiera cambiado el ayuno por la fe, su camino sería más expedito. Más fe pide Dios y menos sacrificios, más confianza en él y menos agitación.
Hay muchos caminos para llegar hasta el propósito de Dios
Sal. 109:28
“…maldigan ellos pero bendice tú”. Lee 2 Sa. 16:11,12. No me da ningún miedo la maldición de ellos sino perder tu bendición, Señor, que digan lo que quieran decir, que pisoteen mi nombre, que tiendan sus trampas, que difamen, que trabajen para obstaculizar mis caminos; la oposición humana o diabólica no me asusta, me enoja, pero no me paraliza, lo que me llena de terror es pecar, caer en desobediencia, que se disminuya mi fe, que deje de orar, que me aleje de ti; tú tienes poder para arreglarlo todo y la maldición de ellos hoy será mi bendición mañana; que me echen en la cisterna si quieren, que no atiendan mis ruegos con lágrimas, que me vendan a los amalecitas y me transporten a Egipto, que me calumnie la esposa de Potifar, que vaya a la cárcel, que todas esas maldades no evitarán sino que cooperarán para que me coloques donde tú habías planeado, y hay muchos caminos para llegar hasta tu propósito, incluyendo las sendas del mal. Me encojo de hombros por lo que digan o hagan, me lo echo a la espalda, vuélvete tú y bendíceme y el lodo que me arrojan fertilizará mis raíces. ¿Quiénes dicen? ¿Qué dicen? ¡Que digan!
David hablaba de Jesús
Sal. 110.
Todos los comentaristas concuerdan que la interpretación de este salmo es difícil; unos creen que perteneció a la colección de David y algún admirador suyo lo compuso para él pidiendo la bendición de Dios y transmitiéndole la promesa de subyugación de todos sus enemigos; entonces cuando dice “Jehová dijo a mi Señor…”, el señor es con minúscula, David, su amado rey. ¿Y qué? ¿No es David un tipo del Mesías? Pocos o nadie duda eso. Así pues el salmo habla del Cristo, es mesiánico, que se sentaría en gloria junto a su Padre y gobernaría sobre el orbe. En las palabras de Mt. 21:41-46 Jesús asume la autoría de David lo mismo que sus contemporáneos creían; porque después de todo tenían razón porque cualquier salmo que llegaba a manos de David él lo revisaba, le añadía, le quitaba y sobre todo se identificaba con el espíritu del mismo, y en ese entonces sería suyo y de su colección. Si el Espíritu quiso que lo dejara en esa forma, siendo ya suyo, fue para indicar lo que Jesús interpretó, que David hablaba en el Espíritu del Mesías y de su reino en el porvenir.
Toma tu vocación con calma
Sal. 110:1,2
“…siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos bajo tus pies”. No le dijo: “Corre de un lado para otro, lucha, esfuérzate, derrama mucha sangre para que puedas hacer el templo y no tengas que dejárselo a tu hijo”, sino “siéntate a mi diestra”, “repósate, estate tranquilo, ten sosiego, toma tu vocación con calma, deja a tus muchos enemigos bajo mi responsabilidad, yo me encargo de ellos”.
Oh Señor, David no se dio reposo, siendo llamado a esa promesa no se incorporó a ella, la creyó pero no la disfrutó. Creyó que Dios pondría a sus enemigos bajo sus pies pero no disfrutó tranquilidad y paz espiritual. Creyó que era algo que él podía hacer no algo que Dios haría por sí sólo. Los años de David fueron pocos porque él mismo se acabó espiritualmente, se “emproblemaba”, oraba por sus problemas pero no se sentaba espiritualmente, sufría, luchaba, se movía y no tenía ni una hora de tranquilidad. Sus salmos son un mar tempestuoso. Vivió en constante inquietud. Fue un hombre conforme al corazón de Dios, hizo todo lo que el Señor quiso, pero sin reposo. Se encaneció, se arrugó y se consumió a lo largo de sus sesenta o setenta años. Venció a sus enemigos pero ellos le hicieron espiritualmente mucho daño; sufrió en carne propia lo que debió haber dejado que su Redentor, el Cristo, sufriera; sus salmos están llenos de los sufrimientos de Jesucristo, él mismo se clavó en la cruz, repartieron espiritualmente sus ropas y murió diciendo: “Padre, Padre, ¿por qué me has abandonado? (Sal.22:1)”. Obtuvo éxito pero no disfrutó la promesa. Oh, Dios, si pudiéramos con tu ayuda, aunque hagamos menos creer más. Amén.
El hombre sufre una incapacidad volitiva
Sal. 110:3
“…tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder”. ¿Qué pueblo Señor? ¿El que ya tienes porque será convertido a ti? (Hch. 18: 10). No se te ofrece voluntariamente sin que haya de ti poder, la voluntad tomada por sí sola no hace que tu pueblo se te ofrezca voluntariamente; el hombre sufre una incapacidad volitiva, emocional, intelectual que le impide que corresponda al llamamiento de Dios. No creas que la verdad de Dios por sí sola nos hace dar un paso al frente y decir: "¿Qué quieres que haga?" “¿Envíame a mí?"; necesita el poder del Señor cuando venga sobre nosotros el Espíritu Santo. Pero ¿cómo se puede ofrecer voluntariamente? Si él ejerce su poder sobre ellos. ¿Los obliga? No, porque el poder no es contra la voluntad sino contra aquellas cosas que la tienen oprimida, cautiva, paralizada. Señor ejerce tu poder sobre nosotros, auméntanos, multiplícanos. Todo lo que ofrecemos al Señor es voluntario, no obligados, en el poder de su resurrección (Flp. 3:10).
Dios no es un Dios viejo
Sal. 110:3
"Tú tienes el rocío de tu juventud". La juventud es para ti como el rocío” (LBLA). Debemos pensar en Cristo como una persona siempre joven, rey joven, sacerdote joven, profeta joven, como un Dios joven. ¿Por qué imaginar la eternidad como algo viejo? Lo que no se envejece siempre es nuevo; por eso también se le llama "el lucero de la mañana" (2 Pe. 1:19; Apc. 22:16). Jesús es el fin de la noche, lo que adorna el cielo cuando el panorama es totalmente oscuro. Con Jesús amanece, el mundo se cubre con rocío.
Estos dos versículos 3,4, describen quién es Jesús y cómo reinará. Un sacerdote eterno (He. 7:3). Sus palabras siempre son nuevas, no digo modernas, son antiguas pero nuevas, esto es, vigentes y valiosas como el viejo oro y las piedras preciosas; sus doctrinas son nuevas siempre, actuales, prácticas, para cualquier siglo, en el tiempo que viva el hombre. Y renueva el espíritu de los que el pecado ha envejecido, renueva con bendiciones, con alegrías, esperanza, con perdón, porque el error, la tristeza y la muerte envejecen; Jesús es el remedio para el desgaste moderno, la savia que el hombre de hoy necesita, los tuétanos, el meollo y la grosura. Es siempre actual, el centro de todo, y este mundo rutila alrededor de un gran vacío, Jesús lo llena todo (Efe.4:10)….hermoso Jesús (Sal.45:2). Yo quiero tener esa clase de juventud, eterna.
110:4
“…según el orden de Melquisedec”; si te interesa eso lee mi comentario sobre Hebreos y por supuesto, Génesis donde aparece el misterioso personaje (Ge.14:17,18; He.5:6,10,20; 7:1,10) .
111: 1
“…alabaré…con todo el”. No alabes a Jehová sin poner en ello el corazón. Motivación para ello es Dios y no la compañía de los rectos. Pero, ¡qué desolados nos sentimos cuando ellos faltan!
111: 2
“…tus obras buscadas de todos los que las quieren”; nosotros las queremos ver, buen Dios. ¿Qué pasa contigo Señor que buscamos tus obras y no las vemos? ¿Por qué nuestros ojos son privados de ver lo que hiciste en otros tiempos?
111: 3
“…gloria y hermosura es su obra”. “Esplendor y majestad” (LBLA). Oh tu obra es hermosa, ninguna cosa en este mundo se puede comparar a ella. Quien diga que la obra de Dios es fea, insípida, no ha conocido la belleza absoluta. Aun Balaam halló que el pueblo del Señor era hermoso (Num. 24:5).
111:6
“…dándole la heredad de las naciones…”. Las fronteras de los pueblos no son eternas; los que no agraden a Dios serán conquistados. Algún día los mapas actuales serán redibujados. No vivirán perpetuamente en un mismo lugar, no sólo que serán retirados de sus territorios sino que ellos mismos como razas desaparecerán. Leer Hechos 17:26.
111:10
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Por supuesto que sí porque instruido por la ley apruebas lo mejor (Ro. 2:18), porque lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino (119:105). Mediante la ley no serás salvo pero serás irreprensible ante los hombres (Flp. 3:6). Si temes al Señor siempre harás lo mejor y lo más inteligente. Amén.
112.
El padre que elija deleitarse en los mandamientos del Señor dará un buen ejemplo sus hijos, y ellos como él vendrán a ser como el Titanic en la obra. No vivirán empobrecidos, “bienes y riquezas hay en su casa” (v.3); y su testimonio e influencia durarán por largos años.
112:1
“Bienaventurado el hombre que se deleita mucho en sus mandamientos”. Yo me deleito mucho en ellos, Señor, y paso muchas lunas junto a tu palabra.
112:5
“…el hombre de bien presta”. Tiene con qué prestar (v.3); disfruta de prosperidad en su casa porque “gobierna sus asuntos con juicio”. El texto en vez de misericordia debiera decir que hace favor y presta, es inclinado a prestar, inclinado hacia los pobres, los ama. Prestar es una señal que se está recibiendo bendición de Dios, y es mejor poder prestar que pedir prestado, (Deu. 15:6), y el que “da al pobre a Jehová presta” (Prov. 19:17). Disfruta el v.9, sobre todo esa expresión “reparte, da a los pobres…”; y piensa en Jesús haciendo tal cosa, repartiendo, dando a los pobres alimento y alegría.
Con Dios en el negocio
Sal. 112:1-10
“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre. Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente, misericordioso y justo. El hombre de bien tiene misericordia, y presta; gobierna sus asuntos con juicio, por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo. No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová. Asegurado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo. Reparte, da a los pobres; su justicia permanece para siempre; su poder será exaltado en gloria. Lo verá el impío y se irritará; crujirá los dientes, y se consumirá”.
“El deseo de los impíos perecerá”. “El hombre que teme al Señor”, (el hombre de negocios). Si hay un salmo que permite hablar sobre competencia económica es éste. Es mejor leer el v.7 en conjunto con los otros nueve. Es un salmo especialmente dispuesto para el hombre de negocios, para el que hace inversiones. Se le asegura que no será vencido por sus adversarios (v.8) y cuando todo sea sacudido, que se estremezcan los cimientos económicos de la sociedad, cuando ella sufra como un terremoto o un colapso, él no (v.6). Dios se encargará de su economía. Pero este hombre, rico o de clase media, tiene dos rasgos en su carácter: medita mucho en los mandamientos del Señor, la Biblia es su leal compañera (v.1) y desarrolla su negocio de modo que agrada a Dios y el dinero que le entra viene del cielo, de sus riquezas en gloria en Cristo, es dinero que acompaña a la salvación. Y el otro rasgo de su carácter es que no ama el dinero que cosecha, porque el amor al dinero es “raíz de todos los males” (1 Ti. 6:10). El hombre de este salmo es único porque pasó por el ojo de una aguja como dijo el Señor, pero pasó, fue difícil pero pasó, le costó mucho pero pasó. Y ¿cómo lo sabemos? Porque da prestado (v.5), si lo devuelven, bien, si no pueden lo olvida, el dar a los demás no lo arruina. Si presta no lo da con interés a sus hermanos y eso le permite a ellos prosperar económicamente, porque no sólo presta para sacar algún provecho sino para que otros prosperen, y haya una mejor economía, y su país prospera. Y lo verán los otros impíos, los pobres por impiedad y tratarán de saber el secreto de aquella prosperidad, y querrán que él les diga cómo ha podido hacer su fortuna, y él simplemente le dirá “con Dios en el negocio”, y ellos incrédulos, rechinarán de envidia los dientes (v.10).
No confíes en la suerte
Sal. 112:7
“…no tendrá temor de malas noticias”. No es que no le ocurran cosas malas y que no enfrente contratiempos, es que está dispuesto a enfrentar con fe cualquier mala noticia; “no tendrá temor” como hizo Job con la muerte de sus hijos y David cuando se le murió el suyo. Pero el pensamiento del salmista es que no tiene por qué esperar malas noticias si vive y trabaja como agrada a Dios. Rara vez las cosas le salen mal.
No confíes en la suerte ni pienses que el éxito en esta vida se debe a ella; es más bien el resultado en su tiempo, con la ayuda de Dios, que uno crea. Si todo obra para bien a los que aman a Dios, ¿qué noticia puede ser verdaderamente mala? Si confías en la providencia de Dios y tienes el consuelo del Espíritu Santo, ¿qué mala noticia puedes temer? ¿Puede alguna mala noticia que te llegue ser tan mala como buenas han sido las que has oído? Señor, no esperaré malas noticias porque tú harás que sean buenas, y si algo malo me anuncian, oh Señor, tú me ayudarás a enfrentar con fe la situación. De todos modos quita de mí el temor para que viva en paz y tome lo que venga como un ejercicio de mi fe en ti. Amén.
113:5,6
“…que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra”. ¿Y no sientes deleite en mirar a tus hijos Señor? ¿Cambias la vista para no contemplarlos? ¿Tienes que hacer un esfuerzo para vernos? ¿Y cómo explico los ojos de Jesús llenos de amor por los pecadores? Oh, ya sé, la humillación es un acto de amor y de simpatías, no hay nada obligado en ello porque lo haces por el puro afecto de tu voluntad, sientes placer en hacerlo, por amor de nosotros te has hecho pobre siendo rico, siendo Dios te has hecho hombre; dejaste tu gloria por mí. Oh alma no menosprecies su gracia. Textos para meditar en este asunto, 2 Co. 8:9; Flp. 2: 5-11.
Dijimos adiós al muladar
Sal. 113:7-8
“…él levanta del polvo al pobre”. Muladar significa basurero o estercolero. Los salmos cuando son cortos son fáciles de estudiar y uno puede penetrar más o menos fácilmente en el asunto que trata. Este, por ejemplo, tiene dos partes; la primera consiste en una alabanza inmensa (vv. 1-4) y la otra el asunto en sí por el cual exalta al Señor (vv. 5-9) y cierra con un aleluya enorme. Es el único salmo por los alrededores que termina así, ¡aleluya! Nota las alabanzas; son intensas, inmensas, llegan al infinito, invitan al orbe, ponen a Dios por sobre todas las naciones y sobre los cielos.
Y ¿cuál crees que es el asunto? (1) La exaltación de un hombre pobre, un desposeído mendigo que fue mirado por el Señor y le hizo ascender desde el muladar hasta el trono. ¿Es eso motivo para exaltar tanto al Señor, que un pordiosero sea alzado por su mano y colocado entre los hombres más distinguidos? (2) Que una mujer que no puede tener hijos de a luz y forme una familia. ¿Es eso motivo para tanto?
La gracia divina tiene cosas asombrosas; a Dios le gusta mostrar sus maravillas en aquellos en los cales uno menos lo esperaría. En la carrera espiritual de todos nosotros se ha mostrado la misma benevolencia del Señor, escogiendo a lo necio del mundo (1 Co. 1:26-29). ¿No somos testigos que habiendo nacido sin ornamentos él nos ha vestido bellamente? (1 Co. 12:22-25). Lo que hoy somos no lo somos por nacimiento ni porque la sociedad nos lo haya concedido, ni por nuestro propio esfuerzo sino que por la gracia divina somos lo que somos, porque Dios se ha humillado y nos ha distinguido del modo más asombroso.
¿No eras pobre y estéril? ¿No te ha levantado el Señor, no como lo hacen los hombres, no con los honores de los hombres sino en el reino de la gracia? El Espíritu siempre nos ha enseñado a alabar al Señor por la salvación de los otros. Porque levanta al pecador, no lo abandona cuando lo ve caído en su pecado, extiende su mano y lo pone de pie. No es príncipe de nacimiento pero él lo hace príncipe y lo sienta junto a ellos; legítimo y de sangre azul. No sólo hijo de Dios sino príncipe. ¿Cuándo un pobre puede codearse con príncipes, alguien que no nació príncipe? El diablo conoce mejor que nadie nuestro origen espiritual y siempre está tratando de echarnos de regreso al muladar e invertir nuestra salvación; dijimos adiós al muladar, Señor, y ya ese lugar nunca más nos verá porque hemos ascendido del basurero al trono. Aleluya.
Adoración sin profundos pensamientos
Sal. 114
“…a la presencia de Jehová tiembla la tierra”. Este es un salmo muy simple, cuando lo lees de una sola tirada no parece tener algún propósito, a no ser recordar la sagrada historia, los favores de Dios, los privilegios que ha tenido con Israel; la mayor parte de su cuerpo lo forman tres citas de la historia de Israel, la apertura del Mar Rojo para que el pueblo pasara, la retirada del río Jordán, un milagro similar, y retrocediendo, en medio de ambos, el agua que brotó de una roca. ¿Qué profundidad intelectual hay en el salmo? ¿Qué teología, qué instrucción práctica, que exhortación? ¿Qué crisis espiritual del salmista, qué conflicto, alguna revelación ética? No, nada de eso. Te parece que fue un niño quien lo escribió, algún precipitado poeta que no tuvo tiempo para colectar mejores pensamientos y cuya inspiración se agotó en unos pocos versos, o que su autor era una persona superflua y llegó hasta donde llegó porque no pudo ir más allá.
Lo único que persigue al escribirlo es pura y llanamente exaltar la presencia omnipotente de Dios, edificarse con los recuerdos de la vida de Israel con Dios, no pretende escribir un salmo largo como los de David, con la consistencia humana y conflictiva de aquel consumado autor. Si su experiencia es limitada no lo sé, pero sí que quiere exaltar a Dios en ese sólo aspecto de su naturaleza divina. Oh Dios, grande tú eres. Ahora no quiero cantar, orar, predicar como un maestro, quiero alabarte por lo que has hecho, deleitarme en ti con la mayor sencillez de mi alma, con la inocencia de un niño y con la ignorancia de un campesino. ¿No aceptarás tú mi adoración simple sin profundos pensamientos? ¿No querrás mi alabanza porque mi aporte no es contundente? ¿No dices que lo único que pides es un corazón contrito y humillado? Respeto, y adoro tu presencia, en ella estoy y vivo.
115:1
Sí alma mía, "no a mi nombre sino a tu nombre da gloria".
Los deseos nuestros y las promesas bíblicas
Sal. 115:1, 12-14
“Bendecirá a los que temen al Señor”. Contempla estos tres versículos, fíjate en la porción teológica que dejé en medio y sacarás la conclusión que algo precioso ocurrió en el ánimo y porte espiritual del compositor del himno. El salmista empieza su canción con una petición a Dios para que atienda a su reputación, no la deje caer delante de los vecinos de Israel y ellos se burlen de él y lo menosprecien diciendo: “Miren qué clase de Dios se han buscado estos judíos, no les sirve para nada, los despojamos y los ultrajamos y él no les hace ninguna defensa. Mejor fuera que cambiaran el suyo por otro”. Eso es lo que da a entender en las primeras dos estrofas; pero después el alma del salmista pasa por un período de reflexión espiritual comparando a su Dios con los ídolos de las naciones. No dice una palabra de quién es el Dios que tiene sino lo que son las imágenes que ellos adoran, y cuando sale de sus meditaciones emerge un salmista nuevo, optimista, recuperado, erguido, con luz en su rostro. Es otra persona, no implorando como un desdichado sino aconsejando y exhortando como un profeta. ¿Qué le ha pasado? ¿Abrió la historia de Israel y la repasó? No, el único pensamiento que hubo en su mente cuando comenzó sus invocaciones fue que su Dios es el creador del mundo y sobre ese axioma levantó toda la estructura de su composición literaria. Si mi Dios es el creador del mundo y todo lo que quiso ha hecho (v. 3), parece decirse a sí mismo, “puedo bien esperar que cumpla con los deseos de mi corazón de traer bendición sobre mi nación”. En ese instante se le ha quitado el pesimismo, retorna a la fe y habla de las promesas de Dios, y más que referirse a ellas, asegura su cumplimiento. ¿Son sus deseos los que convierte en promesa? ¿O desea las promesas? Pienso que las dos cosas son ciertas, porque los deseos encuentran en las promesas de Dios su perfecta expresión. Toma en tus manos una preciosa y grandísima promesa, como ha dicho Pedro, y dime si no es lo mismo que deseas. ¿Han surgido así las promesas de la Biblia, son confecciones de deseos humanos? ¿Ha puesto el hombre en boca de Jehová lo que él desea? ¿Son los sueños y las quimeras de un pueblo las promesas que le hace su Dios? ¿Son las promesas de la Deidad o las han confeccionado las codicias y las ambiciones de ellos? La Biblia no es un libro donde todos los deseos que tuvieron los santos se cumplieron. No, puede decirse que la mayoría de ellos no vieron nunca sus deseos cumplidos sino que los miraron lejos y lo saludaron porque lo que deseaban para ellos les fue concedido a otros en generaciones por venir (He 11.8-13). En este mundo muchos cristianos ven sus deseos cumplidos (Sal 38.9; Isa 44.28), pero la mayoría no (2 Sa. 23:5. Medita en esas palabras y su cumplimiento en el Hijo de David), reciben más de lo que merecen, reciben muchas cosas que no habían deseado, pero se van de aquí con oraciones incumplidas y anhelando cosas que Dios se las ha dejado para la eternidad.
115:12,14
“…el Señor nos aumentará”; estas son las palabras del v.14; la palabra bendición en el hebreo está implicada pero no aparece; aumentará aparece solitaria y unida directamente a vosotros y vuestros hijos, y puede implicar, desgranándolo, aumento en números, más gente, más alegría y más prosperidad, que en suma son bendiciones. Relaciona este versículo con el v.12 y después con el v.18. La palabra bendeciremos a Jah, en hebreo es la misma que se halla en el v.12 y significa arrodillarse. Para un judío cuando Dios bendice es como si se inclinara hacia nosotros, hacia abajo, lo mismo que nosotros cuando lo bendecimos nos arrodillamos, inclinándonos ante su Majestad. Junta este texto, Isa. 9:3, con los anteriores, y ¡disfruta esas reflexiones!
116:1-3
“Le invocaré mientras yo viva”. El contenido de esta oda aunque no dice quién es su autor, supongo que pertenece a David, y además se afirma mi convicción por el v.16 si se compara con lo que dice el 86:16 que sí es adjudicado a David. Los tenebrosos días cuando siente que se muere, sabe que su final se aproxima; siente horror y se aferra a la vida. Todo el salmo respira agradecimiento. No olvidar sus misericordias es consagrarse a él. Cumple, como él, los nobles propósitos que tuviste cuando te morías.
116:4-8
“…Jehová ha oído mi voz”. Entonces ora y se recupera. Oh qué bien se siente ahora, está aliviado y tranquilo, pero hay más.
116:2,9
“…andaré delante de Jehová en la tierra”; si Dios te salva la vida no vivas nunca alejado de él; si tienes alguna gran experiencia de misericordia, cambia. Toma este ejemplo, Isa. 38:15. Una versión dice “andaré recapacitando todos los días…”.
116:10
“Creí; por tanto hablé”. Así dice la versión griega, la Septuaginta. Es un texto de difícil traducción; otra dice “yo creí cuando fui afligido por lo tanto ahora daré mi testimonio”; es lo mismo que la anterior; pero lo dejo y no me romperé la cabeza; me basta con la interpretación que usa Pablo en 2 Co. 4:13; uno no puede hablar bien si no tiene fe; una buena predicación es aquella que está llena de fe, y un buen testimonio lo mismo; si uno tiene fe puede hablar si no la tiene es mejor que se calle y “toda boca se cierre” que es lo mismo que dice el v.11 “todo hombre es mentiroso”. El salmista creyó para recobrar su salud y como creyó ahora testifica, y hace bien. Si has creído habla, no te calles.
116:12
“… ¿qué pagaré por todos sus beneficios?”; no dinero ni penitencias, por favor; gratitud y testimonio es suficiente; si el problema te volcó hacia Dios no te retires de él; no des tu dinero y te vayas; recuerda siempre su beneficio y coméntalo. El salmista se comprometió a pagar lo que había prometido (v.14); si tú los hiciste págalos, pero no creas que con eso saldas la deuda.
No hay reglas para cuando uno va a morir
Sal. 116:15
“…estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos”. Si lees todo el salmo te darás cuenta que su autor parece haber sido sanado de alguna grave enfermedad (v.6) y Dios lo libró de la muerte (v. 8). En su experiencia uno nota (1) que no acoge la proximidad de la muerte como uno de los santos del NT, con la esperanza de la resurrección, lo cual es obvio puesto que sólo conoce a Cristo en sombras y no en sustancia (v 3), (2) hace algo digno de imitación, (a) un voto a Dios (v. 14), se comprometió con Dios si lo sanaba, a testificar ante el mundo de lo cual el salmo es una evidencia (vv. 18,19). La mayoría de los cristianos no hacen nunca ningún voto, pero pudieran usarlos en tiempo de conflicto espiritual, sobre todo cuando se hallan enfermos o tienen algún familiar en esa situación; y hacerlo para arreglar sus vidas espirituales en relación con la obra de Dios o para ayudarla. En el contexto de estas palabras afirma que es muy valorada a los ojos de Dios la muerte de los santos; quizás lo que quiso decir fue “preciosa es a los ojos de Dios la vida de los santos porque no quiso que yo muriera”, y lo formula al revés; sin embargo es preciosa en relación con el tiempo y la forma en que ella ocurre. No son cosas que ocurren arbitrariamente o ligeramente. Uno dice: “No ha llegado tu hora” y es verdad. Pero mejor sería decir que Dios ha trasladado el día de tu muerte y en cada movida que haga despliega su misericordia y muchas oportunidades de salvación. La muerte de un santo siempre tiene un mensaje de Dios, algo él quiere decirle a los que la presencian, sobre todo a la familia más cercana. Hay veces que muere un santo de forma insólita, trágicamente, otras muere en paz. Cuando un santo padece una muerte horrible uno debe pensar: Si así murió uno que adoraba a Dios hasta el último día de su vida, ¿qué me espera a mí? Hay veces que Dios los escoge para que mueran dando un gran testimonio de fe y la enfrentan con mucha gracia y esperanza y su partida llena de esperanza celestial y confianza en la fe a los que los ven partir. No hay sentido alguno acusar a Dios de crueldad, todo lo que él hace está bien y tiene sentido. Nadie puede saber hasta cuando ha de vivir, y como en eso no hay reglas, todos debemos estar preparados, lo mismo el niño que el anciano.
117.
Parece como un pedazo desprendido de cualquier otro salmo; cabe como colofón de cualquiera.
118:1
“…alabad a Jehová porque él es bueno…”. Esa razón es suficiente, tú eres bueno, estoy convencido de ello, con los que te aman y con los que te aborrecen.
118:3,4
“…diga la casa de Aarón… diga los que temen”. Los que escriben himnos dennos letras que exalten la misericordia de Dios. No dependas tanto, como algunos, de los consejos, alientos y consolaciones de tus compañeros.
118:7
“…Jehová está entre los que me ayudan”. ¿Puedes decir que tienes a Dios a tu favor? Si Dios está por nosotros nadie puede contra nosotros (Ro. 8:31). Podrás tener enemigos pero nadie podrá hacerte frente. Claro, si Dios está contigo tienes en contra al diablo, la carne, el mundo, pero a tu favor tienes al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, los ángeles, la verdad invencible. Es mejor tener el mundo en contra que a Dios. Puedes dar gracias a Dios que tienes hermanos fieles que te ayudan con sus oraciones, consejos, etc., pero es un altísimo privilegio tener entre los que te ayudan al Dios omnipotente; con él sería suficiente sin embargo a él le place venir a ayudarte con un grupo de amigos fieles; así muestra a través de ellos su amor por ti. Oh Dios gracias porque tú estás entre los que me ayudan.
118:8
“Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre”. Las experiencias de los hombres son limitadas, la harina escasea y se agota el milagro (2 Re. 4:6). El que beba del agua de esos pozos hechos por los hombres volverá a tener sed, como dijo Jesús. Los recursos de Dios son ilimitados y cuando se le pide no se entristece ni reprocha (Sgo. 1:5), ni porque se le solicite con importunidad se enoja (Luc. 11:8,9; 18:5). Aún los graneros de José se agotan pero no los de Dios. Oh Dios mío, que yo siempre confíe mis asuntos a ti, que mis soluciones, me las des tú. ¿Por qué gastar mi dinero en lo que no es pan, mi tiempo cavando cisternas rotas? (Reflexiona en Jer. 2:13). Jehová está entre los que te ayudan pero no vayas a confiar más en los príncipes que vienen con él que en él mismo.
Nuestra vida replica la de Cristo
Sal. 118:22,23
“La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo”. Estas palabras son aplicadas a Cristo en varias partes del Nuevo Testamento (Mt. 21:42; Luc. 20:17; Hch. 4:11; 1 Pe. 2:7). Cuando los santos del Antiguo Testamento sufrían, sus experiencias en el Espíritu profetizaban al Mesías, especialmente sus sufrimientos (1Pe. 1:10,11), pero ahora, cuando los santos que viven después de Cristo, sufren, sus experiencias replican la vida del Mesías (2 Co. 4:10; Col. 1:24). Así es el fin de los sufrimientos de la iglesia. Los padecimientos de los cristianos tienen dos connotaciones, una revelacional y la otra evangelizadora; y ambas unidas sirven para el fin último de sus vidas, la gloria de Dios en el mundo. Esta es la forma bíblica para explicar el por qué y para qué de aquellas cosas con las cuales eres abatido: Enfermedades, persecuciones, discriminación, peligro, escasez, para expresar por medio de todo eso que andamos con Cristo y revelar al mundo su vida y muerte. Si decimos que los sufrimientos purifican el alma, decimos menos de lo que deberíamos.
119: 2
“Bienaventurados los…que con todo el corazón le buscan”. Yo soy uno de ellos.
119:3
“…no hacen iniquidad…”, o más bien no las practican.
119:9
“¿Con qué limpiará el joven su camino…?” Con la palabra santa y ellas lo guardarán de iniquidades y obstáculos.
119:10
“No me dejes desviarme…”; o “no me dejes vagar sin rumbo, perderme, cometer errores”. Aunque aprendamos tu ley, necesitamos tu ayuda constante para no separarnos de ella, porque puedo hacer lo opuesto a lo que sé. Además de conceptos necesitamos fuerza, divina, claro.
119:14
“…me he gozado más que en toda riqueza”. El salmista dice “tanto como en toda riqueza”. Unos son felices con dinero; yo con la Biblia. La alegraría de la comunión con Dios es mayor que la de recibir una buena paga.
119:17
“…que viva…”. No sé si pedir más vida que la que has determinado darme, para hacer tu obra, o pedir más de tu Espíritu y gracia para hacer todo lo que sueño hacer y deseo ser, antes que se termine acá mi tiempo en este mundo. Oh Señor, si yo pudiera hacer como Jesús, que hizo todas las cosas que el Padre le dio, ¿para qué quiere uno vivir si no es para no morir? Pienso en los que han sido sanados y no guardan su palabra ¿para qué quieren vivir? ¡Viva yo, pero no de nombre sino con vida! ¡Vivan mis hijos delante de ti! No viva como un infiel apóstata. Viva en el Espíritu y no en la carne.
119:18
“Abre mis ojos y miraré…”. Yo no quiero ser de los que pasan con los ojos tapados por este mundo, sin ver las maravillas de tu ley, de la creación sin ver al Creador, leer la Ley sin ver a Cristo. Si tú no abres el significado de lo que leo pasan en procesión ante mis ojos tus palabras y todas en silencio. No es sólo abrir la Biblia y leerla sino ser asistido por la unción del Espíritu (1 Jn. 2:27). Sin el Espíritu no se llega a la verdad, y si se vislumbra se mira como un sol frio, sin calor.
119:20
“Quebrantada está mi alma de desear…”. Esto da al traste con los que siempre están satisfechos y que obtienen en un santiamén todas sus invocaciones. Quizás esto sea esperar sin paz ni fe, pero yo he sido así. Lo lamento Señor.
119: 24
“…tus testimonios son mi delicia y mis consejeros”. Observa esas dos palabras. David disfrutaba meditando en la Palabra de Dios y aunque tenía muchos amigos y consejeros, los principales consejos los extraía de la Biblia donde halla “todo el consejo de Dios” (Hch. 20:27). Aquellos pueden, como Ahitofel fallar, pero ella jamás.
119:32, 26,27
“Por el camino de tus mandamientos correré”. Su corazón se agranda no sólo para amar, como dice Pablo, sino para obedecer, está pidiendo una capacidad mental mayor para ser mucho más obediente (correr). Amén Señor. Corre alma mía la carrera que tienes por delante.
119:36,37
“…avívame en tus caminos”. Una cosa que seguramente apaga el Espíritu Santo es el amor por este mundo, la avaricia, mata dentro del corazón la vida de Dios. Cuando hablamos de un cristiano avivado pensamos en alguien que es religiosamente activo; pero los fariseos eran muy activos en sus ofrendas votivas, en la ayuda a los pobres, en preservar la ley y en darle la vuelta al mundo para ganar un prosélito (Mt. 23:15). Un cristiano avivado no ama las cosas que hay en el mundo, y está lleno del amor de Dios. El que ama el mundo el amor del Padre no está en él (1 Jn. 2:15). Si un creyente sufre de avaricia pero la esconde detrás de su religión, está muerto (1 Te. 2:5). Por mirar la vanidad y codiciarla para sí es que se mete en deudas, y compite con los gentiles que no conocen a Dios (Mt. 6:32-34).
119:43
“No quites de mi boca la palabra de verdad”. Observa que dice de mi boca; se refiere a su testimonio, a la confesión con su boca, que otros la oigan de sus labios. Antes de continuar leyendo busca Ro. 10:10. Esta oración puede concebirse en tres aspectos (1) el horror de ser un apóstata que ya no se le oye la palabra de verdad; no habla el lenguaje del Espíritu Santo sino el del mundo y la carne, porque si su corazón cambia, su palabra también cambiará (2) ora para que no le ocurra una declinación espiritual; no es tanto apostasía pero es silencio, enmudecimiento; y (3) para que no acabe siendo un hereje que sustituye la palabra de verdad por la mentira (meditar en 2 Tes. 2:10-12).
119:45
“Y andaré en libertad…” con la libertad con que Cristo me hizo libre, la libertad que da el Espíritu, la libertad que me da mi Libertador (Localiza estos textos, Ga. 5:1; Jn. 8:32-36; 2 Co. 3:17). Los infieles viven esclavizados a pecados particulares en algunos casos, y a su naturaleza carnal todos. Pon los miembros de tu cuerpo al servicio de la justicia de Cristo.
119:46
“Hablaré de tus testimonios…”. Es buena cosa para el reino testificar delante de reyes, gobernadores, académicos, acerca de la vida, muerte y resurrección de Cristo, para que ellos conozcan la verdad; y también sobre la justicia, dominio propio y el juicio venidero (Hch. 24:25). Evangelizar a los que están en eminencia, por el bien del pueblo, que viva “quieta y reposadamente”.
119:49
“Acuérdate de tu palabra en la cual me has hecho esperar”. Señor, ¿sabes que te estoy esperando? Tú sabes cuán impaciente soy, cómo mi alma se llena de ansiedad (v. 28), lo pequeña que es mi fe, cumple tu palabra, pronto, no te tardes, al menos no me hagas esperar tanto, y no sea impaciente como Saúl.
119:53
“Horror a causa de los que dejan tu ley”. Sientes horror (1) por lo que les espera, porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de verdad (1 Pe. 2:21,22), porque el que retrocede irá a la perdición (He. 9:36-39). ¡Cuántos recuerdos han de llevarse al infierno los apóstatas! (2) sientes horror porque en un tiempo fueron fieles como tú, y temes que siendo tentado puedas hacer lo mismo (Ga. 6:1), pero en medio de ese saludable temor confías que el Señor te guardará sin caídas (2 Ti. 4:18; Jud. 1:24), porque desaniman a los que permanecen creyendo; oh Dios guárdame fiel (vv. 67, 118-120, 136). La palabra traducida horror significa un viento muy caliente, por eso la traducen “indignación”.
119:56
“Estas bendiciones tuve…”. Todo el que es obediente al Señor puede esperar bendiciones y decir “eben-ezer”.
119:58
“Tu presencia supliqué…”. Yo también lo he hecho Señor, he suplicado tu presencia; y ¿has estado con nosotros y yo no te he sentido?
119: 60
“Me apresuré y no me tardé…”. Ten cuidado que las oportunidades de salvación se acaban; el Señor no ofrece la vida eterna indefinidamente; así se escribió “si oyereis es "hoy" su voz...”, te pudieras retardar y el juicio llegar. Cuando Lot se demoraba en salir de Sodoma los ángeles le daban prisa (Ge. 19:15-17).
No le importaría que le llamaran exagerado o fanático
Sal. 119:62,147
“A media noche me levanto…”. El lo hacía a las doce de la noche, ¿y tú? ¿No te levantas dormilón? ¿Siempre estás cansado? (Jon. 1:6). Ha recibido una bendición el día anterior y le alaba a esa hora. ¿Existirán aún esta clase de creyentes? ¿Existirán en nuestra iglesia, denominación? ¿Parece un alarde de consagración o un celo espiritual poco conocido? Estos creyentes no padecen de insomnios, se despiertan a media noche, se acuerdan de Dios, de la iglesia, de sus misericordias y no pueden permanecer en el lecho, en el dormitorio, y salen para cantar en alguna parte. Salen afuera para meditar, orar en los estatutos de Dios. Si es casado, ¿qué dirá la que duerme a su lado? ¿Que se está volviendo loco? ¿Se le quebrantará la salud? ¿Es un exagerado? Si así fuera yo encendido por el Espíritu de Dios, quisiera ser llamado loco, fanático, exagerado; quisiera hacer estas cosas y excepciones y por fin desprenderme de mi fría sobriedad. Quisiera volverme loco para Dios y cuerdo para la iglesia (2 Co. 5:13) ¿No está el salmista embriagado de Espíritu Santo y por eso se levanta? (Efe. 5:18) ¡Oh Señor, líbrame de mi sobriedad! ¡Por qué se levantan otros de madrugada para trabajar por la comida que perece y yo no para cuidar mi alma o interceder por mi iglesia?
119:63
“Compañero soy de los que te temen…”. Procura no tener intimidad con los que han apostatado, con los incrédulos; no me siento en “silla de escarnecedores”, mis costumbres no son las de ellos.
Dios nos permite no sólo aplausos y elogios
Sal. 119:65-72
“Bueno es haber sido humillado…”.
Dios has hecho bien a su siervo; lo ha humillado y de esa humillación ha sacado provecho. Fíjate al principio del v.67 que dice antes que fuera humillado andaba yo descarriado; él no especifica la naturaleza de su humillación, pero fue el instrumento escogido por Dios para regresarlo a sus caminos y poner atención a la Palabra. Parece que no quiere vivir dos veces la misma experiencia porque teme no recibir dos misericordias iguales y pide al Señor que le dé "buen sentido".
Por la experiencia de otros salmistas uno pudiera pensar que su humillación consistió en una peligrosa enfermedad, pero es tanta insistencia en la palabra del Señor en todo este salmo; por ejemplo, lo que enseña el v.72, "mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata", que parece que fue humillado con una predicación que le mostró lo perdido y descarriado que estaban sus pasos. A veces no consiste en haber salido de un sermón, humillado, sino de la presencia de otras personas. Y dejas el grupo queriendo borrar de tu memoria aquel momento, aquellas miradas o risas.
¿Te sientes mal al recordarlo y quisieras borrarlo de tu memoria? Tal vez necesitabas pasar ese mal rato, sentirte menos de lo que eres, que te valoren poco porque quizás Dios ha visto cuánto te gustan los aplausos humanos y su aprobación, y que has ido tomándole el gusto a la gloria de los hijos de los hombres, a subirte al pináculo del templo, y esa satisfacción terrenal produce vértigos, es peligrosa porque se puede convertir en la motivación de tus actos y trabajos. Somos inherentemente soberbios y orgullosos y nos gloriamos de cosas que hemos recibido de Dios como si fueran propias, son muy vanas, se gastan con el uso, se oxidan y envejecen al pasar de moda.
Si no hubiera habido humillación no habría gracia futura y la presente se disiparía. Agradece a Dios que en ocasiones te sientas como el desecho de todos y pisoteen con burlas tu autoestima. Empieza no cuidándote por cómo te miden los hombres, ni te midas a ti mismo con su opinión, sino con la vara de la Palabra de Dios. Ser humillado por la palabra de Dios, hacer como de tonto o el ridículo en presencia de quienes se aprecia la buena opinión, se busca el apoyo y la admiración, suele ser la medicina que Dios le aplica a nuestro dependiente carácter, o la dolorosa cirugía, sin anestesia, que le hace a un aspecto de él para sacar de dentro cierta soberbia cancerosa, vestigio de deificación, y que pensemos de nosotros mismos “con cordura”. Está en orden el arrepentimiento y agradecer al Señor esos tragos amargos, pisoteos, para que vivamos ante él con humildad sin buscar de nadie más, para nuestras virtudes, elogios.
119:83
“Estoy como el odre al humo…”; colgado sobre el techo de mi tienda, todo el humo de mi hogar sin chimenea pasa sobre mí antes de salir por la techumbre y la puerta, mi piel se ha ennegrecido, endurecido y afeada; sin embargo no me he olvidado de tus estatutos; en medio de mis experiencias que como humo se me meten en los ojos y me hacen llorar, continúo apegado a lo que me has hablado. Me quedo inmóvil, aferrado adonde me pusiste, pase lo que pase. Amén.
119:98
“Me has hecho más sabio que mis enemigos…”; entonces no caerás en la condenación de ellos, no aceptarás sus proposiciones, no serás vencido por sus seducciones.
119:99,100
“Más que los viejos he entendido”. ¿Te parece una falta de humildad? Y ¿qué si ves a los viejos, ya cerca de sus tumbas, indiferentes, incrédulos, pecando como los jóvenes, sin arrepentimiento? Y si los viejos creyentes como Elifaz, Bildad y Zofar no pueden responder correctamente a Job, que lo haga el joven Eliú (Job 32:7). La sabiduría bíblica, que es la de la fe, supera a la de la experiencia. Y si ambas van juntas dan la madurez y enseña a la consejería.
119:118
“Porque su astucia es falsedad”. Podrás pecar y esconderte y burlar la justicia de los hombres pero no la de Dios, no podrás ser tan astuto como para poder sin fe ir al cielo y sin arrepentimiento no ir al infierno.
119:120
“Y de tus juicios tengo miedo”. Yo también Señor cuando veo tu ira sobre los infieles me espanto, no quiero yo estar en el lugar de ellos. Si el infierno no fue hecho para mí, yo no quiero ir allí. Acéldama me estremece, y en ese campo de sangre hay un árbol seco y queda rota una cuerda en una rama quebrada.
119:126
“Tiempo es de actuar Jehová”. ¿Acaso dirigiste tú los tiempos de Dios? ¿Manejan tus manos el brazo de su justicia? ¿Quieres venganza cuando el pecado no ha llegado a su colmo? Cálmate y deja que Dios tome venganza cuando lo quiera.
119:130
“La exposición de tus palabras alumbra”. O la “apertura” de tus palabras. Sin beneficio se queda uno si el Señor no abre la Escritura (Luc. 24:32). Consulta a los sabios en la palabra de Dios, compra sus libros, que ellos alumbren tu camino, ve a oírlos, llévales tus preguntas difíciles, pídeles que te aclaren tus dudas; sé fiel oyente de los maestros de la Biblia, los que la escudriñan en el Espíritu y son enseñados por Dios. Sobre todo atiende a la predicación expositiva de ella; Espíritu alumbra los ojos por medio de ella cuando el hábil expositor saca afuera la divina luz que ella contiene. Amén.
119:131
“Mi boca abrí y suspiré”. La palabra significa “inhalar”. No dice: mi boca abrí y bostecé sino "suspiré" ¿Suspiras por un buen sermón, una clase bíblica, un estudio sagrado, crecer en gracia, renovar tu comunión, liberarte de un mal hábito? ¿Suspiras sólo por sufrimientos y no por necesidades espirituales? ¡Qué lejos está de aburrirse o cansarse! Oh Dios qué poco se sabe hoy de esa clase de hombres y mujeres espirituales que suspiran por ti, sienten nostalgia de tu divinidad y tu cielo es su ensueño. Esto son suspiros.
Asunto sobre bostezos y suspiros
Sal. 119:131
(Otra exposición).
No dice: “mi boca abrí y bostecé” sino “mi boca abrí y suspiré porque deseaba tus mandamientos”. ¿Suspiras por el retorno de épocas de oro que la iglesia ha vivido, por la vuelta de aquellos viejos tiempos y viejos profetas, que aun después de muertos sus huesos continuaban teniendo más vida que muchos vivos, por un buen sermón, que esté basado íntegramente en la Palabra de Dios, que sean los pensamientos del Espíritu Santo dejados en la Biblia? El alma que ama la palabra de Dios suspira cuando recuerda aquellos tiempos cuando en los cultos la Biblia era lo principal y no otras cosas que han importado para adornarlo, azucararlo o hacerlo más atractivo pero desabrido. El alma de quien ama los mandamientos divinos suspira cuando lee aquellos grandes sermones y aquellas grandes exposiciones del pasado, dice: “Oh Dios, envía hombres como Agustín, obispo de Hipona, hombres como Lutero, Calvino, Owen, Bunyan, Spurgeon, Wesley, Whitefield, que sean verdaderos maestros de la Palabra de Dios”. ¿O no hay réplicas de ellos? Oh, quien suspira ora para que retornen esos tiempos en que haya “hambre de oír la palabra de Dios” (Am. 8:11), y no que sientan “comezón de oír” conforme a sus concupiscencias (2 Ti. 4:3). Hombres que deseen nutrir al rebaño con la Palabra del Señor, con oro, plata, piedras preciosas, que suspiran cuando ven que tantas almas se alimentan con paja, rastrojo, heno y hojarasca, y otros, como dice el profeta, comen cenizas. Suspira por leer acerca de los mandamientos de Dios porque “la exposición” de sus palabras son las que alumbran (Sal. 119:130); porque en el púlpito se emplee con más frecuencia ese método de predicación, que los maestros de la escuela dominical lo empleen continuamente dentro de un curso mejor diseñado que los que hoy conocemos en abundancia. Suspiramos por gente como el salmista, que suspiren, sensitiva, que anhelen la palabra de Dios, que suspiren por sus necesidades espirituales sin aburrirse ni cansarse. Esos suspiros son los gemidos del Espíritu que nos habla Pablo, que revelan la intensidad espiritual de las oraciones que se hacen. Oh Dios, provéenos hoy de hombres y mujeres espirituales que suspiren por lo que nosotros suspiramos y por lo que Cristo suspiraba (Mr. 8:12). El engrandecimiento y fortalecimiento del Reino. Amén. (Estudio para Nicaragua, 1998).
119:132
“Ten misericordia de mí como acostumbras”. Los santos están acostumbrados a que Dios los bendiga, reciben permanentemente señales de su amorosa providencia. Oh Dios no olvides esa bendita costumbre tuya. Amén.
119:133
“Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí”. Yo temo también eso, que de las muchas tendencias pecaminosas que hay en mi corazón una de ellas llegue a dominarme y me esclavice. Guárdame Señor de mí mismo y que ahora que he envejecido, el diablo que está atento a los pecados que no cometí en mi juventud para ofrecérmelos de nuevo, no cometa esas iniquidades. Ni mal carácter, ira, vanidad, egoísmo, o cualquier obra de mi carne me subyugue.
119:136-139
“…ríos de agua descendieron de mis ojos…mi celo me ha consumido”. “Ríos de lágrimas”. Señor me retiro a un rincón, avergonzado porque no soy así; es que miro a los infieles pero no veo la eternidad hacia donde van. Quizás también por el daño que le hacían porque dijo que los que se desviaban le daban horror o indignación (v.53). Lot lloraba por Sodoma y Pablo por Atenas (dos ejemplos brillantes y profundos (Hch. 17:16; 2 Pe. 2:7,8).
119:147
“Me anticipé al alba y clamé”. Se levanta más temprano que el sol. Madrugó.
119: 152
“Ya hace mucho que he entendido tus testimonios”. Ya hace muchos años que he creído, ahora tengo mi salvación más cerca (Ro. 13:11-14). Bien sea porque Cristo venga o que yo parta hacia él. Guárdame de toda obra mala (2 Ti. 4:18). Como entonces estimaba todas las cosas como basura por la excelencia del conocimiento de Cristo aún así las estimo (Flp. 3:7,8).
119:154
“Vivifícame con tu palabra”. Lo sé, y estoy seguro que no, si hay otros medios garantizados que le den vida espiritual al que está muerto o se la retornen al que la perdió, para mí el único es la palabra de Dios, y por eso la predico. Puedo también orar: “vivifícame, sácame de mi pozo de aflicción, redímeme de mis tristezas, ahuyenta de mí mis melancolías, súbeme de mis depresiones, sácame de mis sombras, que cese la noche, que me salga el sol, vuélveme el gozo y la alegría, ven tú, Palabra divina hecha carne, acércame a ti, ponme sobre una piedra alta, sobre la roca que es más alta que yo, apúrate que soy una caña cascada y un pábilo que ya humea”. Amén.
119:155
“Lejos está de los impíos la salvación”. Menos lejos está la última estrella del universo que un pecador de Dios y que no le gusten los mandamientos bíblicos.
119:157
“Muchos son mis perseguidores”. Yo cuento entre mis perseguidores a mis pensamientos carnales, al diablo y a los difamadores. A los dos primeros los detengo con el escrutinio de la Palabra de Dios y a los terceros con silencio. (Meditar en Sal. 39:1,2,9).
119:160
“La suma de tus palabras”. La suma o “la totalidad” de tus palabras. La verdad se haya repartida en diferentes cantidades y proporciones en la Biblia, sumando esas cantidades parciales se halla la verdad total; una mitad de una verdad pudiera ser una mentira, una herejía, por eso hay que “acomodar lo espiritual a lo espiritual” y recoger un poquito aquí y otro allá (1 Co. 2:13; Isa. 28:10). ¡Oh con un poquito de ella!, cuánto suspiro por algo de ella, alguno de los sobrantes que deje su pueblo.
119:162
“…como el que halla muchos despojos”. “Halla un gran botín”. Yo también Señor, me es más preciosa que un regalo, no el Libro, sino su mensaje, tus palabras son como el oro de Ofir, refinado en horno de tierra siete veces, incomparablemente hermosas son las riquezas en gloria en Cristo Jesús, con ella me he enriquecido, soy un hombre afortunado habiendo sido pobre, ciego y desnudo.
119:164
“Siete veces al día te alabo”. ¿Es que este hombre se hallaba dedicado sólo a la música religiosa? Los que se dedican sólo al servicio de Dios, los que "trabajan en predicar y enseñar" deben dedicar mucho tiempo para alabar al Señor. Tiempo exclusivamente devocional, sólo para adorar. Y un hombre que no sea ministro, que trabaja en otra cosa, ¿es esto una meta inalcanzable? No. Puede adorar al Señor mientras lo hace, puede silbar un himno, puede cantarlo, además de sus muchas oraciones, todo esas cantidades sumadas juntas pueden alcanzar la meta perfecta de la adoración y tener al Señor en todos sus pensamientos e íntimo corazón durante el día. A no ser que sea un profano como Esaú, que no halla tiempo ni ánimo para hacerlo porque prefiere salir y ser un poderoso cazador ante Jehová que caminar conversando con él en el campo.
119:169, 170
“Llegue mi oración delante de ti”. Señor que la oración que pronuncie mis labios, que en silencio haga en mi corazón, siempre llegue a tu trono. Acerca tu oído para escucharme, ponte cerca mío hasta donde pueda mi fe impulsar mi oración o hasta donde los obstáculos que hay en mi conducta le impidan el paso (1 Pe. 3:7). Yo sé que todas las oraciones llegan al cielo, forman incienso sagrado y son enviadas como contestaciones a la tierra, lo vio en una visión Juan, en Patmos.
Pudiéramos decir, búscame detrás de la sombra de Jesús
Sal. 119:176
“Me he descarriado como oveja perdida, busca a tu siervo”. ¿Cómo es eso amigo? ¿Por qué terminas así tu salmo? Ha afirmado que está apegado a la Palabra del Señor, que no la suelta por nada, que alumbra sus pies, que lo vivifica, que aborrece a los que la abandonan, y ahora dice que se ha descarriado como una oveja perdida e invita a Dios a que lo busque. En realidad no se refiere a eso sino a sus huidas de un sitio a otro. Y si se refiriera a estar abandonado, se equivoca, esa no es la realidad, es como él se siente. No es real su pérdida, es una niñería suya, como si creyera darle lástima a Dios y que se interese por su caso y salga a buscarlo como el pastor solícito sale por su oveja extraviada, que le preste más atención, si es que no se refiere a algún exilio. Así solemos pensar, que tenemos que conmover a Dios con nuestro caso. Y con todo, sigue diciendo que no se ha olvidado de sus mandamientos. Así que no es que esté perdido en pecado. Es lo que he dicho, quiere más interés de Dios en él y le dice: Búscame que todavía, hasta ahora te sigo siendo fiel, no me hallarás como no quieres verme, me encontrarás en algún paraje, asido a la roca que desecharon los edificadores, al pie de la cruz de tu Hijo Jesús. Llega hasta allí y mira detrás de ella y recostado a su sombra estoy yo. Te espero.
120:1-4
Cántico gradual. Comienza una colección de 15. Unos piensan que los cantaban cuando “subían” (gradualmente) a Jerusalén y otros que cuando subían las gradas del templo. “Líbrame del labio mentiroso y la lengua fraudulenta”. Un par de lenguas mentirosas, constantemente chismeando dentro de la congregación, si no se les para, en unos pocos años arruinan la iglesia. Mentir, calumniar, inventar historias o exagerar las ciertas es diabólico; es como una adicción pecaminosa que se practica a despecho del daño que haga, algunas veces a sabiendas de que no se tendrá ningún provecho. Muy pocos son los chismosos que paran por sí mismos; de alguna manera hay que detenerlos, identificarlos, descubrirlos, excluirlos (Lee Sgo. 3).
120:2
“Libra mi alma Señor de labios mentirosos”. Nadie por santo que sea le gusta sufrir a causa de mentiras, a menos que sepa que cuando lo desacreditan el reino progresa y que su galardón será grande en el cielo (Mt. 5:11). ¿Dónde está ese único?
120:3
“¿Qué te dará o qué te aprovechará lengua engañosa?” “¿Qué se te añadirá?”. Nadie dice a su prójimo: "¿Cuánto me pagas por este chisme que te traigo?" Eso no se vende, a menos que se trate de una “celebridad” y lo publique en un periódico. Es por placer que se distribuye. Las mentiras, el corazón malo, las dispersa gratuitas.
120:4
“Agudas saetas…brasas de enebro…”. Hieren profundo y queman. Son brasas del infierno.
Qué hacer con los malos momentos entre mentirosos
Sal. 120:5-7
“¡Ay de mí, que moro en Mesec, yhabito entre las tiendas de Cedar! Mucho tiempo ha morado mi alma con los que aborrecen la paz. Yo soy pacífico; mas ellos, así que hablo, me hacen guerra. "El salmista arriba a lo que es la plena descripción de los que son sus lamentos y su ay de mí; es como si hubiera tenido que habitar con Mesec o en las tiendas de Cedar. Muy poco se puede decir acerca de estos dos nombres sino que era gente de guerra. Ambos son mencionados, uno como hijo de Jafet (Ge. 10:2) y el otro, Cedar, como hijo de Ismael (Ge. 25:13). Ambos nombres están conectados con pueblos violentos, Mesec con un pueblo violento del Asia Menor, y Cedar con una tribu de nómadas conocida por sus héroes y arqueros (Isa. 21:17) y que habitaban en la vecindad de Hazor (Ge. 49:28-30). Ambos pueblos estaban separados geográficamente del salmista y sólo les sirvieron como tipos de sus enemigos". (The Broadman Bible Commentary). Todo el salmo está dedicado a cantar sus malos momentos entre mentirosos. Para Dios también esa clase de sufrimientos es importante. Reconocer que es suyo que digan “toda clase de mal” contra vosotros, mintiendo. Los chismes y los inventos nos quitan una porción de gloria humana que Dios sustituye con la suya. Entonces que nos quiten esos dientes y mordidas los trozos que apetezcan. Se quedarán con las ganas que lo que dijeron fuera verdad.
Un salmo para los que salen de casa
Sal. 121.
Si quieres un salmo para desarrollar tu confianza en la doctrina de la providencia divina, aquí tienes uno. El salmista no parece hallarse propiamente en alguna situación difícil, pero sí es evidente que las ha pasado y ha llegado a la convicción que su socorro viene del cielo. Si miras el salmo íntimamente podrás notar que no desarrolla la doctrina, en base a su experiencia, alrededor de un asunto específico, sino en aplicación a la posibilidad de sufrir un daño y no sufrirlo por causa de una oportuna intervención del Señor. Si algo malo le hubiera ocurrido, no estuviera hablando sobre la providencia sino sobre la sabiduría divina o estaría clamando incesantemente por su liberación. El contenido del salmo corre como un arroyo tranquilo, sin ningún tipo de exaltación, ni de gozo ni de tristeza, parece un mar de hierro, o propiamente un tranquilo “mar de vidrio”, lleno de convicción, totalmente seguro su autor de lo que está diciendo; adecuadamente didáctico, la voz de un profesor. Si hay alguien a quien dirige su esperanza en la providencia, a quien desea instruir, es al trabajador, específicamente a quien sale a trabajar al campo, al que deja su hogar por la mañana y no regresa sino hasta cuando la luna lleva mucho rato puesta en el cielo; termina diciéndole: “Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (v. 8). Es un salmo para los agricultores, para todos los que salen de casa.
121:1
“Alzaré los ojos a los montes ¿de dónde vendrá mi socorro?”. Quiere decir que alzará su corazón, su fe, su oración, que su ayuda la espera desde el cielo (v. 2), del Creador. ¡Qué importante es para la fe práctica tener a un Dios creador y exaltado hasta lo sumo! Afirmativamente: Mi socorro vendrá de los montes, del cielo. Oh Señor, Satanás es más poderoso que yo, es una potestad superior (Jud. v. 8). Mi Dios, que no explique psicológicamente o somáticamente lo que es diabólico. Ven sobre mí Señor y libértame. Amén. Oh hermano hay que mirar alto, aunque hayas caído bajo. Hay veces que sólo miro los abismos, a las depresiones, el pantano y el miasma. Seguro Señor que mi socorro eres Tú.
121: 3
“No dará tu pie al resbaladero”. El resbaladero es la idea pero estrictamente lo que dice es que Dios no permitirá que su pie se mueva, quiere decir que pierda el equilibrio. Uno puede por imprudencia dar un paso equivocado y poner el pie en un sitio peligroso, perder el equilibrio, pero nuestro guarda no está dormido ni será despertado por nuestra caída, extenderá su mano a tiempo (Sal. 99: 11-13). Oh Dios, guárdame de resbalar mucho (15:5; 38:16; 94:8; 62:2).
No confíes en armamentos, oh Jerusalén
Sal. 122.
“Yo me alegré con los que me decían a la casa de Jehová iremos. Orad por la paz de Jerusalén”. Un salmo muy bello y útil, si se hace un traslado espiritual para el pueblo de Cristo. Los judíos amaban a Jerusalén con sentimientos más que patrióticos o nacionales, la miraban como la ciudad del gran Rey (Mt. 5:25). La nueva Jerusalén es la iglesia y lo que se desea para la vieja corresponde desearlo para ella. Cada verdadero israelita que ame a Dios debe buscar su bien (v.9), orar por su paz y para que haya descanso dentro de los muros de la iglesia cuando pululan divisiones, chismes, ambiciones; orar por la paz interna, para que la disfrutemos nosotros y nuestros hermanos y compañeros (vv.7,8), para que esté bien unida entre sí (v.3) por sus coyunturas y ligamentos de amor. ¡Oh Jerusalén!, ama a tu Señor, recibe al que te es enviado a ti, al que muchas veces trata de juntarte como la gallina a sus polluelos bajo sus alas o no volverá otra vez a quedar en ti piedra sobre piedra. No confíes en tus misiles ni en tus aliados, vuelve a confiar en tu Jehová.
122:1
“Yo me alegré con los que me decían a la casa de Jehová iremos”. Dime, ¿puedes alegrarte con los que te cambian el propósito del domingo de ir a la reunión de la iglesia? Debieras alegrarte con los que te invitan a la casa de Jehová no con los que te cambian ese propósito. En vez de alegrarte con los que te quieren sacar de los caminos del Señor debieras enojarte.
Una Jerusalén de abajo y otra de arriba
Sal. 122:6-9
“Orad por la paz de Jerusalén”. El centro de este salmo es Jerusalén y en él se invita a orar y trabajar por ella (vv. 6-9); dos razones se dan: (1) los familiares y amigos que la habitan y (2) el templo de Dios allí edificado. Hay veces que no oramos por Jerusalén; la ciudad que amó Jesús y apedreó a los profetas, la que crucificó al Hijo de Dios. No obstante, ¿qué significa para mí, gentil y cristiano, la capital del estado judío si ya no está allí el templo de Dios, si la hora ha llegado en que no se adora sólo allí? (Jn. 4:21). Jerusalén como ciudad terrenal ha cumplido ya toda su función en la salvación para dar lugar a la "la nueva Jerusalén" o sea la iglesia que desciende del cielo. Si queremos orar por Jerusalén la capital del estado judío, (con quien Dios no ha terminado) hacemos bien pero también si oramos y trabajamos por nuestra capital del reino de Cristo, la iglesia, y trabajamos por la paz y la unidad de ella, porque está llena de hermanos y compañeros que luchan con nosotros por el reino de Dios. Bendito sean los que procuran el bien de ella.
123
Salmo para los empleados asalariados. Voz por las injusticias sociales. Parece una oración para los pobres que son menospreciados por los que viven bien (v.4); por lo que dice en el v.2, parece que son empleados y obreros que son tratados con menosprecio y tienen que soportar esas injusticias por causa del salario (v.13).
La misericordia de Dios y un plan B
Sal. 123:1,2
“Alcé mis ojos al que habita en los cielos”. Dios no nos concede algo que no deseemos en verdad; y eso lo sabemos por lo ardiente como lo pedimos y por la insistencia. Cuando pedimos una misericordia debemos recordar que eso implica que se tendrá algo inmerecido, pero además tiene que ser sólo a ella. Si miramos a la misericordia pero al mismo tiempo posibles alternativas a ella, ya no estamos pidiendo misericordia sino algún favor no indispensable. Si nuestros ojos miran otros recursos fuera de Dios, ¿cómo llamar misericordia a lo que estamos acudiendo? Si nuestros ojos miran a Jehová como los siervos a sus señores, no teniendo nada y esperando mucho o poco de ellos, sin otra fuente, sin más recursos, entonces él extenderá su mano y concederá lo que le pedimos. O bien renunciamos voluntariamente al uso de otros auxilios para depender sólo de la misericordia, o Dios hace que sin desearlo no nos quede otro recurso que acudir a él. Así ejercemos la fe voluntariamente o porque no nos queda un plan B. Escoge.
123:2
“Como los ojos de los siervos miran a la mano de su señor”. Qué bonita la comparación, tomada de la vida doméstica. Oh Señor, yo miro tu mano, dame, miro tus labios, habla, miro tus pies, ven, miro tu hombro, déjame recostarme en él; tú eres toda mi provisión, lo que recibo me lo envías tú, gracias, tráeme lo que deseas que yo tenga y te lo ofreceré a Ti.
123:3
“Porque estamos hastiados de menosprecio”, o de que no se nos respete y se nos avergüence. Cuando me marché de Cuba me hallaba así, "cansado de menosprecio" o como una mejor traducción diría “lleno de menosprecio”; y el Señor tuvo misericordia de nosotros y volamos para Madrid, España, el 31 de marzo de 1983. El mayor peligro no está (quiero decir el mayor mal) en la continua oposición sino en que el pueblo se contagie con la conducta de los impíos, que los imite; que siendo el pecado tan expuesto enfrente de ellos, acaben gustándole y lo tomen. No yo Señor. Uno se harta de tiranías y tiranos. Hay hombres que se merecen sus tiranos pero otros no, ni los quieren.
123:4
“Harta está nuestra alma de los que están en holgura”. El texto dice de los que están seguros, que tienen una posición segura; y por lo que sigue, la falta de respeto de los orgullosos, indican más que una posición económica de holgura, un asiento de poder que los hace arrogantes y menospreciadores. "Los soberbios", que han vendido sus conciencias al gobierno totalitario y a los que mandan.
124
David enseña a orar a su pueblo (vv.1,2), le enseña a reflexionar espiritualmente sobre su historia, particularmente en aquellos momentos críticos cuando fue clara la intervención providencial de la mano de Dios (vv.3-5). De esas meditaciones religiosas espera que brote una alabanza (vv.6,7); y además que tome la lección por la cual vivir cuando circunstancias similares se presenten (v.8). Señor, si Tú no hubieras estado conmigo me hubieran tragado a mí y comido mi ministerio, pero no me saborearon, no pasé por sus gargantas, me quitaste de entre sus pezuñas y me arrebataste de sus garras, sentí el aliento de sus fauces, me clavaron hondo pero no me devoraron los dientes de esos leones ni me chuparon las lenguas de esas bestias (Sal. 57:4).
124:3
“Vivos nos habrían tragado…”. El diablo y el mundo se mueren de ganas por tragarnos vivos; pero como no pueden, cambian de táctica y procuran matarnos por partes y "devorarnos" como león rugiente.
124:4,5
“Nos habrían inundado las aguas”. El mundo como el diluvio, nos ahogaría si pudiera; pero nuestra fe como un arca nos permite siempre hallarnos a flote.
124:6
“No nos dio por presa a los dientes de ellos”. Los enemigos del evangelio y de nuestras almas siempre se quedan con las ganas de mordernos, si lo hubieran hecho nos habrían masticado o de furia nos habrían contagiado con rabia. Áspides venenosos (140:3).
124:7
“Se rompió el lazo”. Mucho son los peligros que ha tenido nuestra alma; sólo la providencia divina ha hecho que el lazo se rompa en nuestro pie o en nuestro cuello (Ecl. 7:26). Estuve en el borde de la trampa, no la veía, en ese entonces no quise levantar el pie, aún te miraba a ti Señor, y nunca di el terrible paso hacia el abismo y mi cuerpo no cayó por el pozo sin fondo. Mi vida cristiana esta confeccionada con muchos milagros protectores. Con todo, no me salvo de remordimiento por haber llegado tan cerca del mal.
Cuando te preguntes, cuándo cambiarán las cosas
Sal. 125:2,3
“Así el Señor rodea a su pueblo desde ahora para siempre”. ¿No recuerdas en la historia de Israel, Dios, por el pecado de ellos, los entregaba a la voluntad de los enemigos? ¿No recuerdas cómo serpientes, fuegos, epidemias los consumían? ¿No recuerdas cómo las guerras, el hambre, las divisiones, la delincuencia lo desgarraban? En esos momentos Israel se daba cuenta que Dios los vendía, que sus pecados no les aprovechaban, que no contaban ya con su protección, que sus instituciones no eran seguras si les faltaba la ayuda del que se las dio. Unas veces se volvían a él clamando y él los libraba, otras se endurecían en sus iniquidades y sufrían el castigo en vano. Cuando reconocía su pecado y se humillaba, nacía en su pecho una esperanza y decía “desde ahora”, volvía a empezar, una y otra vez; pero siempre había un punto en que podía escribir “desde ahora” o un ebenezer, “hasta aquí”. Podía decir: “basta ya el tiempo pasado para hacer lo que agrada a los gentiles” (1 Pe. 4:3). Allí se renovaba, renovaba su pacto con Dios, se refrescaba, cambiaba y hacía una promesa para siempre. Desde el mismo momento en que el pueblo de Dios o un solo israelita se humilla y reconoce que ha pervertido el derecho, que ha obrado locamente, desde ese momento puede decir: “Desde ahora y para siempre” estará a mi alrededor. Cuando te preguntes: ¿Cuándo cambiarán las cosas? ¿Cómo cambiarán?; debes saber que desde ahora y para siempre pueden cambiar, cambiando tú. Oh Señor enséñanos que lo que hemos deseado y esperado por años puede realizarse “ahora” si tú ayudas a tu pueblo a confesar su pecado humillado. Conviértenos tú, Señor y seremos convertidos (Jer. 31:16).
No soy el monte de Sion, pero no me muevo
Sal. 125:1
“Los que confían en el Señor son como el monte Sion, inconmovible”. Quizás mis raíces no se mueven, pero mis ramas sí. ¡Oh, yo comparado con un monte!, pero yo no soy el monte de Sion, eso es una exageración, el monte Sion es Cristo y yo con él en Dios. Fíjate que seguidamente dice, “como Jerusalén tiene montes alrededor de ella así Jehová está alrededor de su pueblo”; ¿no te lo he dicho?, el monte inmovible es Dios y no yo ni tú. Ah ya sé, si está refiriéndose a la perseverancia de los santos sí, en ella sí por la gracia somos como el monte de Sion porque una vez en la gracia siempre en ella. Y por el v.5, los que se apartan tras sus perversidades, encaja bien esa idea; se refiere a los apóstatas que no permanecen y corren la suerte de los impíos. Ellos no están en la gracia y se van, yo estoy en la gracia y no me muevo, me quedo. Algunas veces Satanás trata de mover alguna doctrina que es el fundamento de mi fe y salvación, y me pregunta “¿con que Dios te ha dicho?”. Y la he revisado, y si la sacó un poquito la coloco en su lugar y me siento sobre ella y termino descansando, adorando y cantando en ese sitio. ¡Bendita gracia perseverante!
125:3
“No sea que los justos extiendan sus manos a la iniquidad”. Señor que el tiempo de prueba no sea demasiado largo para mi fe para que yo no caiga en tentación, que el asedio no dure años no sea que el enemigo asalte mis muros, que las ofertas diabólicas no sean continuas para que no me enamore de ninguna de ellas; no Dios santo, si tú no acortas esos días no podré ser salvo; el escudo de mi fe no resiste ciertos gruesos y punzantes dardos de fuego, se incendiaría, mis ropas blancas podrían ser manchadas si continúan tirándome barro; yo no quiero que el vino que rojea sea puesto mucho tiempo a mi alcance ni tampoco el árbol del mal, no sea que lo mire y halle que las mentiras de sus frutos me parezcan deliciosas y ciertas; corta mi brazo antes que me olvide de ti, oh Jerusalén, oh Señor Jesús. Para meditar, Mt. 24:22; 1 Co. 10:13; Prov. 23:31; Ecl. 9:8.
Sueños de fe
Sal. 126
Este salmo comúnmente se le adjudica a Esdras. La versión siria tiene una inscripción que dice, “Es dicho de Hageo y Zacarías que salieron de Babilonia con los cautivos, pero espiritualmente es la expectación de cosas buenas” (Gill). Muchas versiones lo traducen en pasado hasta el v.3; el v.4 es una oración presente y el resto está en futuro. Siguiendo el futuro de la RV leemos añoranzas de los exilados. Sueñan con el cumplimiento de las promesas de Dios, y ¿quién no? En cierto lugar Salomón afirma que donde abundan los sueños también abundan las vanidades (Ecl. 5:7), pero no puede referirse ni al sueño físico que Dios da al trabajador en el salmo siguiente (v.2), ni tampoco a éste, porque el salmista aquí no sueña vanidades sino con la necesidad del pueblo de Dios.
Cuando dice: “Seremos como los que sueñan…” y que Dios los haría regresar de la cautividad; no era una vanidad sino un deseo profundo, una necesidad grande, sueños de fe; y los sueños de este tipo anticipan el gozo que se ha de experimentar cuando ellos se cumplan, hace que uno deje por un momento la realidad penosa, deje de suspirar, cambia el lamento en sonrisa, quita la sombra del rostro y lo alumbra con la visión de un mañana mejor.
Si los sueños no se cumplieran al menos mantendrían la esperanza viva porque ellos ejercitan la fe. Lo que impide que soñemos con el cumplimiento de alguna promesa del Señor no es la imposibilidad que eso ocurra sino la incredulidad. Los creyentes que sueñan con un futuro mejor son optimistas, sienten ganas de vivir y además los que sueñan con las promesas del Señor tratan de obtenerlas. Los sueños de un hombre no lo atrasan, no lo empujan hacia atrás sino hacia delante. Los que creen y sueñan, raras veces se mantienen con los brazos cruzados, el mismo sueño los anima a buscar su realización. El que sueña con algo y no busca obtenerlo, no sueña, fantasea, es pura imaginación. Soñemos con grandes cosas y emprendamos grandes cosas. Grandes obras de fe.
Hay razones para eso, traen muchas alabanzas al Señor: “Nuestra lengua se llenará de alabanzas”. Está bien que uno cante alabanzas al Señor por todos sus beneficios, pero alabarle por haber ejecutado grandes cosas, es mucho mejor. ¿Por qué nuestra lengua está casi seca? Falta hacer grandes cosas. Además la gloria de Dios entre las gentes, pues dirán: “Grandes cosas ha hecho Jehová con estos”. Si la gente no mira ninguna hazaña de fe entre nosotros, ¿cómo podremos atraerlos hacia ella? ¿Cómo podrán admirar a nuestro Dios si las condiciones en que nos hallamos no reflejan su misericordia sino su castigo? Puede que las obras de fe no conduzcan a la conversión de las gentes pero pueden preparar el camino para eso, ganamos una posición de prestigio para ser oídos. El testimonio no gana a las gentes pero respalda lo que se predica. Y otra razón es nuestra alegría. ¿Cómo puede el pueblo santo estar contento en la cautividad? (Sal. 137:1-6). Por más que los babilonios solicitaban de ellos gozo no podían cantar. Los que aman verdaderamente a Dios y a su pueblo se entristecen cuando está destruido. ¿No recuerdas a Lot como se entristecía por la salvación de los sodomitas? ¿No te acuerdas de Nehemías entristecido con la situación de Jerusalén? ¿No has leído como el apóstol sentía continua tristeza por la incredulidad en que cayó su nación? ¿Y Jesús lamentándose sobre varias ciudades? Cuando Dios realice nuestros grandes sueños estaremos de nuevo alegres, cuando el Señor salve a los que perecen, cuando el Señor confirme en las doctrinas a los que han creído, porque no tenemos mayor gozo que ver que los cristianos andan en la verdad. Un ejercicio de fe es soñar.
Grandes cosas ha hecho Dios con nosotros
Sal. 126:2
“Dirán las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos”. Cuando uno piensa en la bendición de Dios, piensa también en lo que dirán los que sepan de ella. Señor tú has hecho grandes cosas conmigo. Enviaste que me hablaran de ti, bendijiste las palabras que me trajeron para que mi oído no fuera sordo y mi corazón las creyera, enviaste a tu Espíritu Santo para que yo naciera de nuevo y ¡qué lejos de todos y de mí mismo me pusiste, me introdujiste a un mundo de bienaventurados!, y sentí que fui bien recibido por todos los amigos de mi alma. Y sé que por mi conversión cantaron los ángeles, me miraste con amor al verme por primera vez en Cristo, los espíritus de los justos se regocijaron en tu presencia y me sentí reconciliado con la naturaleza, y me pareció que el cielo y la tierra sonreían para mí. Grandes cosas has hecho en mí y para mí; y el mundo oyendo que nos has amado vendrán y se postrarán en la iglesia y dirán “grandes cosas ha hecho Dios con éstos, no los envidiamos, nos inspiran, nos contagia la alegría de ellos” (buscar Apc. 3:9).
El evangelio es una semilla sembradora
Sal. 126:5,6
“Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla”. La traducción preciosa es bonita pero más cerca del original se halla la semilla “sembrante o sembradora”. El evangelio es una semilla para ser sembrada, no un árbol, que viene después. El salmista conoce los sufrimientos del campesino y cómo llora mientras vierte, y recuerda con tristeza los pasados fracasos, por la incertidumbre del presente, por el clima, por la escasez de la preciosa semilla, y mientras se lamenta, ora. ¿Y qué? Al tiempo determinado recogerá la cosecha, alegremente; así nuestros sueños se convertirán en realidad algún día y recogeremos los frutos de nuestros desvelos y lágrimas. Tú dices: “No, ya pasó el tiempo de recoger frutos, Dios no me dará mis sueños, no tendré recompensa, moriré en el exilio, me he desgastado inútilmente”. Despacio, no quieras llegar demasiado pronto a tu destino. Estaré triste pero llevo en mi corazón la “semilla sembradora”; quisiera que ella naciera y no haber corrido en vano, la siembro con suspiros, desvelos y llantos, pero no puedo decir que absolutamente se ha perdido toda, no puedo ver sus frutos pero Dios sí, no los veo ahora pero quizás algún día sepa lo que pasó con lo que sembré; y lamento sinceramente que de ellas no nazcan más pero con todo, yo siembro lo que he comido y ¡qué rico es el trigo del cielo, la semilla sembradora, el pan de ángeles molido en mortero, cocido en cazuela y comido en la mañana y en la tarde en la soledad con Dios!
El trabajo es necesario, pero no lo primero
Sal. 127:1, 2
“Si Jehová no hubiere edificado la casa en vano trabajan”. No vale “que comáis pan de afanosa labor” (LBLA). Se suele pensar que el trabajo es lo más necesario para edificar la iglesia, pero no es así. Es importante, porque el apóstol se gloría en trabajos más abundantes (1 Co. 15:10); pero el trabajo por sí mismo no logra lo que uno quiere a menos que reciba la bendición de Dios. No es lo primero. El diablo lo reconoció y dijo a Jehová que al trabajo de Job había dado su bendición (Job1:10); con sus propias manos, sin que la mano del Señor estuviera sobre él, no hubiera prosperado tanto. Es más importante que el trabajo del obrero, la relación que lleve con Dios. Nunca nos precipitemos sobre el objeto del trabajo, no emprendamos algo ni llevemos a cabo un proyecto sin asegurarnos qué clase de relación en ese momento tenemos con el Señor. No quisiéramos haber trabajado en vano. Si el Señor no vela el diablo burla nuestra vigilancia y asalta la ciudad.
Diversidad de sueños
127:2
“A sus amados dará Jehová el sueño”. Le vendrá el sueño a los ojos si tiene fe, si no, la preocupación lo mantendrá despierto y no lo dejará dormir. Mil pensamientos lo asaltarán repetidamente, dando vueltas en torno al mismo asunto sin ir a ninguna parte sin poder quedarse dormido, hasta que la fe saca una promesa de la palabra de Dios y trae la calma.
Este sueño es distinto al del salmo anterior. El sueño es uno de los dones más preciosos que Dios ha concedido a todas sus criaturas; hasta donde sé todas ellas duermen. En el mar los peces duermen, las aves duermen, los animales, los seres humanos y hay plantas que suelen dormirse también, o al menos invierten su proceso diurno, que ya es un descanso en sí mismo. Hay sueños placenteros como el sueño del trabajador, sea que coma mucho o poco (Ecl. 5:12), Dios hace que repose y tenga fuerzas para el otro día volver hacer sus labores. El sueño es un precioso disfrute del hombre trabajador que cansado se va a la cama para volver a la faena del nuevo día y traer el pan familiar. Proverbios también habla del sueño como un apreciado don de Dios que usa indebidamente la gente ociosa (Prov. 6:4, 9-11). Es decir, que unos lo usan para reponer sus fuerzas y poder trabajar y otros en sustitución del mismo trabajo. Pero en el Nuevo Testamento hay más acerca del sueño. Nuestro amado Señor cansado se echó a dormir sobre un cabezal sin temer a nada (Mr. 4:38), cuyo sueño tan placentero es un producto de su confianza en la providencia como lo dice el mismo David: “En paz me acostaré y asimismo dormiré porque sólo tú, oh Jehová, me haces vivir confiado” (Sal. 4:8). Es el sueño que tuvo Pedro en la cárcel sin temer que al otro día lo fueran a ejecutar (Hch. 12:6, 7). Sin embargo el sueño lo envía Dios por medio del ángel de la fe en sus promesas. Si crees puedes dormir. Si no tienes fe te pasarás la noche en vela aunque Dios te ame porque por causa de tu incredulidad no podrá obrar ese maravilloso milagro en ti (Mt. 13: 58).
¿Puedes dormir así, sin temer que nada malo te ha de ocurrir? Hay sueños que vienen por la tristeza, como el de los discípulos (Mr. 14:40), Dios lo concede para aliviar la mente y el corazón pues de lo contrario haría casi insoportable el dolor. Y hay sueño que puede ser un peligro. El sueño de uno que conduce un coche o el de Eutico que se quedó dormido en una ventana (Hch. 20:9). ¿Agradeces ese sueño a Dios? ¿Ese sueño especial, en medio de conflictos? Procura ir a la cama cada noche con una conciencia tranquila porque son muchas horas que has de hallarte en reposo, y ¿qué pasaría si no despertaras? ¿No has oído que muchos se han ido a la cama para no volverse a levantar? Han pasado de una noche a otra eterna.
Reprogramación de la vida
127:1, 2
Segunda exposición. Te aplicas incansablemente al trabajo, exiges lo máximo de ti mismo, renuncias al amor de los tuyos, les quitas el tiempo, apenas los miras para poder trabajar día y noche porque así piensas que ha de prosperar tu casa. Sin embargo hay una forma mejor para trabajar, para construir una ciudad y formar con éxito una familia, con Dios. Eso equivale a no dedicar todo el tiempo a la vocación y conlleva trabajar menos y quizás ganar menos pero construir lo uno, lo otro, y vivir mejor; dejando que Dios bendiga el resto. Lo que pretendo insinuar es que volvamos a los antiguos tiempos, a la sabiduría de antaño cuando los hombres dedicaban más tiempo a la familia y a Dios, y nunca a la familia sin Dios, cuando la familia era una comunidad de adoración y desde el menor hasta el mayor era instruido y se regocijaba en el Nombre de Dios. ¿No dejarás ningún espacio para Dios en tu vocación? ¿Piensas que tienes que llenarlo todo con esfuerzo desde la mañana hasta la noche? ¿Que no debes tener ningún día libre ni tomar vacaciones? Dios da a sus amados el sueño para que programen sus vidas diferentes, y promesas para que descansen en ellas. El Creador del tiempo y de la vida humana no quiere esa clase de vida cuando se vive sin parar y se le excluye a él de casi todo, quiere verlos dormir, mirarlos reposar y dejarles a él el cuidado de sus empresas. Dios los enseña a decir: “Tengo mucho que hacer hoy pero voy a dedicar un par de horas al estudio de la Biblia, a orar, cantar con mi familia y en la compañía de mis hermanos”. ¿Vas a vivir adorando el tiempo y el dinero? Sosiego, reposo, fe, adoración. Empieza a programar tu vida y pon a Dios primero y te quedará tiempo y lugar para todo, vivirás verdaderamente, quizás con algunas cosas de menos pero más de otras, las de más valor y no echarás la ausencia de aquellas por lo que tendrás. Reprograma la vida.
127; 128. 3,6
“Tus hijos como planta de olivo alrededor de tu mesa”. Estos dos salmos cantan de la bendición de Dios en el trabajo y en la familia. Es una bendición de Dios tener un trabajo para mantener una familia con hijos que se sienten a la mesa. ¡Qué rico y amable es tener para darle a los hijos y no depender de ellos! Es una herencia de Jehová. El salmista no piensa que si llena la casa de ellos le faltará el pan; piensa que ganará honra y no podrán avergonzarlos los que son más fuertes que él; e inclusive es una bendición llegar a ver los nietos (128:6). ¡Qué maravilla mi Señor, ver a mis nietos! ¡Óyeme por ellos como oíste la suplica que hicieron por Ismael! (Ge. 17:20)
Para tener un hogar bienaventurado
Sal. 128
“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien. Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová. Bendígate Jehová desde Sion, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, y veas a los hijos de tus hijos. Paz sea sobre Israel”. ¿Te has dado cuenta con qué insistencia la iglesia atiende los problemas de la familia? Muchos son los programas que tratan sobre la familia; pero veo que a duras penas los matrimonios que reciben cursos especiales se arreglan, con los hijos se consiguen algunos éxitos, pero en sentido general por parte de ellos el hogar sigue igual. Se quiere arreglar la familia con consejos familiares y reglas de conducta. Se le pide a los esposos que tengan más “comunicación”, que estén más tiempos juntos, que salgan solos o que modernicen con inventos un nuevo sexo. Para los hijos se les dice que los saquen a pasear, que les dediquen tiempo y sepan en qué andan. ¿Todo es bueno? Sí, sirve para zurcirlo, pero no es suficiente.
Para tener un hogar bienaventurado (v.1) el comienzo es el temor a Dios (v.1). Los esposos, los hijos, los abuelos, los nietos, todos deben aprender a temer a Dios (Deu. 31:12,13, ver nota). El temor de Dios no es una ética en sí, no es un reglamento, es más que eso; es respeto, reverencia, miedo a pecar contra Dios. Se aprende por la Escritura, oyen, aprenden, temen. La familia tiene que aprender de Dios, sobre su justicia y como castiga el pecado, todas sus doctrinas al respecto; aprender sobre el amor de Dios, como nos ama sin merecerlo y como no debemos traicionar ese amor. Los atributos que definen a Dios, una admisión de él, su omnisciencia, su omnipresencia, deben ser cosas que sepamos bien. Si hay temor de Dios en una familia se conoce porque se practica, o como dice el salmista: se anda en sus caminos. Esa es la ética, el comportamiento, dentro y fuera de la casa, porque en cualquier parte ha aprendido como Agar, que Jehová es el Viviente que me ve.
Otro aspecto que la familia tiene que añadir es el concepto del trabajo, eso camina en el salmo seguido al temor a Dios, principio de la sabiduría. Al trabajo hay que achacarle muchos males de la familia moderna, en unas por exceso y en otras por defecto. No hay un balance. En el hogar, hasta donde la edad y la salud lo permitan, todos deben trabajar. Si se mira la holgazanería como un pecado, si no se permiten parásitos en el hogar, si todos laboran por su construcción, muchas de las enfermedades que el carácter sufre por la ociosidad, desaparecerán. El que no quiere trabajar, pues, dice Pablo, tampoco coma. Pero el trabajo no debe suplantar a la religión y al temor de Dios. El primer mandamiento no es trabajar seis días sino honrar a Dios. Aun en el v.3, que es una estampa doméstica tan linda sobre la familia puedes ver que el salmista usa símbolos provechosos, la vid, el olivo. El hombre realmente bendecido por Dios es el que ha sido bendecido primero en su familia y luego en su trabajo (v.4). Si la familia es bendecida, lo es la ciudad, lo es todo Israel, la nación (vv.5,6).
129.
“Mucho me han angustiado desde mi juventud, puede decir ahora Israel; mucho me han angustiado desde mi juventud; mas no prevalecieron contra mí. Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos. Jehová es justo; cortó las coyundas de los impíos. Serán avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a Sion. Serán como la hierba de los tejados,
que se seca antes que crezca; de la cual no llenó el segador su mano,ni sus brazos el que hace gavillas. Ni dijeron los que pasaban: Bendición de Jehová sea sobre vosotros; os bendecimos en el nombre de Jehová”.
Un salmo corto y no dice tanto sino que las vicisitudes de Israel han sido y son muchas, desde su juventud, quiere decir desde su niñez o nacimiento, como si los azotaran continuamente; y desde un principio el dragón haya querido engullirse al pueblo con promesa (Apc. 12:13-17); pero hay más espacio dibujando el futuro de los adversarios, que como hierba y no trigo y lamentando el daño que han ocasionado se secarán; y por cierto es más pictórica la literatura después del v.6 que en los anteriores, y contiene imágenes más atractivas para comentar. No alcanzarán la vendimia porque morirán sin frutos, están destinados a perecer pronto y jamás alcanzarán la alegría de la cosecha y de la prosperidad bendita de los que son plantados por la mano de Jehová (Rut 2:4).
129:3
“Sobre mis espaldas araron los aradores”. Todo el mundo sabe que esto se refiere a los azotes que hicieron a Jesús, y que esos largos surcos fueron hechos por mí y por ti. Israel es el anti tipo de Jesús. “Mi Hijo” es Israel, y Jesús.
129:8
“La bendición de Jehová sea sobre vosotros”. Claro que a los impíos no se les dice "bienvenidos" ni se les bendice porque las bendiciones se vuelven a Dios. Los que pasaban saludaban de ese modo religioso a los que cosechaban con la esperanza de que Dios bendijera esos santos deseos. En el Nuevo Testamento no hallamos eso. Los mismos judíos se saludaban así en la cosecha no cada vez que se veían, cuando el saludo era "shalom", paz. No hay en la Biblia ningún mandamiento que diga la clase de saludos que hay que emplear cuando uno encuentra a algún hermano, a un amigo, pero sí hay mandamiento que se debe tratar con amor, que lo tenga como un hermano, que oren y alaben al Señor juntos, que no lo maldigamos con la misma lengua con que bendecimos a Dios.
Dios mitiga sus viejas culpas
Sal. 130.
“De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo. Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos. A la voz de mi súplica. JAH, si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado. Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, nás que los vigilantes a la mañana. Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él; y él redimirá a Israel de todos sus pecados”.
Qué bonito es este salmo de los ascensos cuando muchos del pueblo temían acercarse a Dios y se preguntaban ¿me recibirá? ¿Así como he sido pecador? Puede ser que haya sido compuesto originalmente en la cautividad o en una situación similar. El Espíritu les dice que Dios no les mirará los pecados, porque si lo hiciera ninguno podría llegar a su presencia, y así le mitiga sus viejas culpas esperando la redención de ellas. El salmo culmina con la esperanza de redención de todos los pecados (v.8), que en su tenor quiere decir que los sacará de las consecuencias de sus pecados. Y esa redención es esperada, que se repite 4 veces (vv. 5,7) y la describe como abundante (v.7) y por la cual se ora con profundidad (v. 1). Oraremos, Señor, ya hace mucho me has perdonado, no te tardes en eliminar las consecuencias de mis pecados, libérame de mis viejas culpas y vergüenzas, y no tema que tú hayas cambiado ni me hayas desechado eternamente. Sana oh Dios mi memoria y que sin temblor me acerque a ti. Estoy de vuelta Señor, ya arreglaste cuenta conmigo, tratémonos ahora como solíamos.
¿Vives, hermano, cautivo por la consecuencia de algún pecado? El salmo está diseñado para que todo Israel y cada israelita, con temor (mejor que reverenciado, v. 4) se acerque al Señor, confiado en que ya ha sido perdonado, que no hay más castigo, la disciplina se terminó, que es recibido y sólo debe esperar. Deja de mirar tus pecados que Dios ya no los mira, y dile a los demás que teman dejar al Señor porque las consecuencias de esas locuras duran mucho.
131:1
“Jehová, no se ha envanecido mi corazón”. Eso es porque has llegado a la madurez espiritual, porque cuando uno es joven se envanece mucho.
No entres en competencia de importancia
Sal. 131:1
“No ando en cosas demasiado sublimes para mí” (altas o difíciles). ¿Cuáles son esas cosas que Dios considera que son demasiado sublimes para mí? Pienso que se trata de aquellas para las cuales no he sido cualificado, no he recibido de su parte ningún don que justifique el intentar ejercerlas; que no tengo ningún don que me de a entender el llamamiento que el Señor me hace para ocuparme. Para esas cosas él habrá cualificado a otros y no a mí, que las hagan ellos, que sirvan al Señor en ese frente que yo andaré por otra línea. No, en esas cosas no andaré, son “demasiado sublimes” para mí.
Es la envidia, la arrogancia, la vanidad, las que hacen que un hombre acepte responsabilidades que no puede desempeñar y que lo que cultivará serán sus decepciones y fracasos. Este salmo, si se lee con el 126, formará una excelente pareja para recibir sobriedad espiritual. El Señor guarde mi alma para no comenzar empresas de fe sin tener para acabarla, y demuestre que son verdaderas e insensatas locuras. Esas son cosas demasiado sublimes para mí; ejercitaré mi don conforme a la medida de la fe (Ro.12:3), no más allá de ella. Sin embargo las que hago, las que puedo hacer, en las cuales me deleito grandemente y recibo su bendición son propiamente cosas muy sublimes, que no dejaría de hacer por ninguna otra del mundo, mucho menos si no están directamente relacionadas con el reino espiritual de Cristo. No dejaré a un lado esas cosas sublimes que diariamente practico, para ir a ser grande entre los hombres. Textos referidos, (Jue. 9:8-15; Ro. 12:3). Haré las que pueda aunque no pueda entre los treinta valientes igualar a los tres primeros (2Sa. 23:19, 23). No entraré en competencia de importancia. Pues sí, sin celo por nadie se las dejaré para que las hagan y les desearé buen éxito.
Cosas que inspiran y Dios recuerda
Sal. 132
“Acuérdate Señor de David y de toda su aflicción”. Parece escrito después de la deportación a Babilonia, y recuerda la época de oro del pueblo bajo el reinado de David. El anhelo del salmo consiste en que Dios bendiga a su ungido (v.10), que su joven rey no sea ignorado por el favor divino; que la nación sea sabiamente dirigida por un hombre respaldado por Dios. El rey apetece la bendición otorgada a David porque es su linaje, está dentro de su pacto; que Jehová concertó con él en años pasados (v.1). Siendo sangre davídica y heredero espiritual suyo por la fe, puede orar por una bendición de esa categoría. Si proviene de ese santo tronco puede orar por las mismas bendiciones. Grande es el privilegio que tenemos los gentiles, de hallarnos incluidos por Cristo dentro del Pacto de Gracia que hizo el Padre con él: pacto eterno, pacto de amor. ¡Somos descendientes del Hijo de David! ¡Somos ese tabernáculo que él edificó! (Hch. 15:16-18).
Sin embargo, el salmista entiende que la bendición está condicionada a la obediencia al Señor (vv.11,12). Si el rey mantiene con Dios una relación semejante a la que David tuvo, también recibirá como él su favor divino. Las bendiciones sobre un trono, familia, iglesia, no vienen por la vía carnal. Si Judá gobierna con Dios, tendrá su protección.
Si sigues observando el salmo él te indicará en quiénes se asientan esas bendiciones, tanto para la familia, la iglesia, la nación: los sacerdotes (vv.9, 16); cuando ellos se vistan de justicia y de salvación. La bendición sobre la religión es la bendición sobre la familia, la iglesia, la nación. Si la religión fuera más sana y hubiese mejor conexión entre ella y el gobierno, el pueblo sería más bendecido. Conexión espiritual, no la que hace que uno se entremeta en el otro.
Por último, nota que de David son recordadas por Dios sus aflicciones (v.1), muchas cosas suyas pudieran ser recordadas, sus salmos, su dinero, su poder, su valor, su hermosura, su pecado: pero lo que el salmita considera que es útil son sus sufrimientos por Cristo, son sus mejores méritos, sus padecimientos. ¿No has leído como el Apóstol hace un catálogo de ellos cuando se recomienda? ¿No recuerdas que dijo lo que son las marcas del Señor Jesucristo? El escoger ser atribulado juntamente con el pueblo del Señor, es de inestimable valor a sus ojos. Precisamente por los méritos de Cristo es que somos recordados en su pacto y además, observa como David se juró no dormir hasta que alzase una casa para su Dios (vv.2-9). Cristo amó a su iglesia y se entregó a sí mismo por ella.
132:6-12
“En Efrata lo oímos”. Lo que hacemos por el Señor nunca pasa al olvido y puede que sea de inspiración a otros en el futuro. Dios no es injusto para olvidar la obra de nuestras manos (He. 6: 10). Oh Señor, qué honor das a tus siervos, no sólo por servir a la generación en la cual ellos viven sino entrar con sus obras a otras lejanas.
132:15
“A sus pobres saciaré de pan”. Tú te acuerdas de los pobres, por eso la iglesia debe hacer lo mismo (Ga. 2:10) y predicarles el evangelio (Mt. 11:5) para que ellos puedan ser "ricos en fe" (Sgo 2.5) y tener más gracia que millonarios.
132.17
“Haré retoñar” (germinar, brotar). Me deleito en la meditación de esa palabra. Al Señor se le llama Retoño (Isa. 11:1; 53:2; Jer. 23:5, y otros). Yo incluiría esa palabra dentro del espíritu del salmo 130. Es una palabra de esperanza. El pelo de Sansón retoñó después de su apostasía y comenzó a crecer y a restablecerse el pacto una vez roto y pagado el precio. Los creyentes en Cristo retoñan aunque lleguen a un punto que se tengan por raíz de tierra seca y pierdan toda hermosura. La palabra también me sugiere avivamiento, cuando el poder perdido se restablece y la iglesia es ungida con aceite fresco y bañada en Espíritu Santo. Oh Señor cómo disfruto toda la esperanza y benevolencia de esa palabra, lo mismo que aquella otra que escribió tu siervo Pablo: “injerto” (Ro. 11).
Unidad de amor
Sal. 133
“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras. Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna”.
¡Oh Señor!, pueblos, familias, iglesias, se hallan necesitadas de la unidad de amor de la cual hablas aquí. A veces tenemos que sufrir con ojos desorbitados, el espectáculo del desgarramiento de casas y congregaciones que se muerden y consumen intestinalmente. ¡Oh, caen por la fatídica obra de Satanás! Pero ¡cuán bueno y delicioso es ver a los hermanos juntos y en armonía! Esa estampa bella es el fruto natural del amor. Queremos ver entre los hermanos tal amor comparado al óleo que desciende sobre la barba de Aarón.
Ver eso como algo sagrado, así era aquel óleo, preparado de modo específico y aplicado sobre los sacerdotes como óleo de consagración, que hace que los hermanos se dediquen en santidad al Señor. Óleo que se derrama como un sacrificio al Señor. Además, ese amor perfuma la iglesia y donde él se vierte, semejante al de María de nardo puro, llena todo el recinto de un aroma exquisito. Ese amor suaviza el rostro de los hermanos como el del sacerdote en aquellos días, cuando castigados por el inclemente sol recibía la tersura y nobleza dejada atrás por los rayos solares. El amor entre los hermanos cambia el rostro y una faz huraña y tosca es vuelta dulce, amable, como el espíritu que expresa. Un amor como éste es humilde, alcanza a los hermanos de más baja condición, los que se hallan en una posición inferior, en el borde de las vestiduras del Señor Jesucristo.
Ese amor también refresca como un rocío la congregación sobre la cual como rocío del Hermón él baja. Cuando las plantas de la gracia del Señor son castigadas, cuando por alguna razón se tarda en llegar la lluvia tardía, el rocío celestial es el remedio intermedio de la divina bondad para suplir la falta del riego y el cántaro de arriba. Todo aquel árbol sobre el cual llega es revivido, cobra la energía y la vida perdida, y ánimo. Ese amor llega imperceptiblemente, uno no nota que ha venido sino cuando ya ha pasado mucho tiempo cayendo, sus gotas son muy finas y apenas salpican. El amor que así, como rocío Dios envía sobre una iglesia destinada, recibe sin darse cuenta los efectos de su bendición. Y en una congregación así comparable, llena de esa clase especial de amor entrañable, hay salvación, Jehová envía vida eterna. Ora por un amor así, implora al Señor que nos dé ese precioso don de su Espíritu, por el bien de la iglesia misma y por el mundo que al verlo, sabrá que Cristo es el Hijo de Dios y creerán en él.
Los que pasan el tiempo alabando también están trabajando
Sal. 134
“Bendecid al Señor los que estáis por las noches en la casa del Señor”. Oremos por todos aquellos que ministran la Palabra de Dios, en especial por los que trabajan en las cosas sagradas, los pastores, los evangelistas, los maestros, los misioneros. Oremos para que sean hombres y mujeres realmente consagrados a Dios, de vocación, completamente absorbidos en lo que hacen y verdaderos adoradores de Dios. Hay hombres y mujeres que ayudan en la obra de Dios pero son demasiado seculares porque la labor que hacen aparentemente no es sagrada. Por ejemplo, estos centinelas. Cuando los peregrinos se retiran les piden a los guardias del templo que se quedan por las noches cuidándolo que bendigan a Dios mientras hacen su trabajo, para que no sólo trabajen sino que también adoren al Señor dueño de las propiedades que custodian. Les dicen: “No les parezca larga la noche, despiértense ustedes mismos con alabanzas y oración, no gasten la noche en inútiles pensamientos; acuérdense que no sólo son guardias sino creyentes que tienen el privilegio de tener mucho tiempo disponible para trabajar y para edificarse espiritualmente”.
Y ¿eso no haría que fueran negligentes o que descuidasen sus trabajos porque ellos no estaban allí para adorar sino para trabajar? Oh no, los que pasan el tiempo alabando también están trabajando. Oh Señor, otorga a tus siervos que te adoren mientras trabajan, que el trabajo y la adoración estén combinados en su vocación, que mientras más ocupados estén en sus trabajos más te adoren, que el trabajo de ellos sea el producto neto de su adoración, que sólo enseñen aquellas verdades que conozcan por la adoración, que admiren, reverencien, los sostengan y los eleven a tu presencia. Traer a la iglesia enseñanzas aprendidas mientras se adora, es traer a Dios con ellas, el cielo, es verdaderamente predicar el evangelio y predicarlo de modo competente. 135:2
“Los que estáis en la casa de Jehová”. Los que el Espíritu ha llevado allí, los que trabajan allí, los que cumplen su deber.
135:3
“Porque él es bueno”. Los que han experimentado su bondad, los que han sido ayudados por él, los que han gustado su compasión.
135:4
“Que ha escogido a Jacob para sí”. No por haber elegido a Dios sino por haber sido elegidos por él.
135:5
“Jehová es grande”. No sólo conocen su bondad (v.3) sino su inmensidad. Dios es grande, hermano, muy grande y lo puede todo. Amén.
135:6-12
Dios es bueno (v.3), grande (v.5) y soberano, el que hace la historia; el Dios de la redención y de la conquista. Les nombra los prodigios que hizo en su nación. Dice que les dio la tierra “en herencia”, sin embargo tuvieron que luchar mucho y a eso se llama “conquista”. Aquellas cosas por las que tenemos que trabajar y luchar, son heredadas porque la victoria nos la da Dios. La vida eterna se hereda y sin embargo hay que “echar mano” de ella (1 Ti. 6:12).
135:13
“El es eterno”. Esto lo dice para que nadie piense que él fue pero que ya no es, que la civilización lo ha obligado a desaparecer, que el adelanto humano lo ha matado, que la iglesia no podrá resucitarlo, ni las religiones levantarlo; que la humanidad se ha desecho de él y ha jurado por sus artes, filosofías y ciencias no volverlo a tomar. ¿No hay marcha atrás? Al fin Dios tomará posesión del postmodernismo, Dios no ha muerto, no pudieron matarlo.
El paganismo es la tristeza humana por haber perdido a Dios
Sal. 135:14-20
“Los ídolos de las naciones son de plata”. Dios no es hombre, nunca fue un hombre, ni existe porque por sucesivas etapas ha ido evolucionando hasta ocupar ahora la más alta magistratura del mundo. Si Dios no es hombre, porque es Espíritu, sólo puede ser pensado espiritualmente y no imaginado ni pensado como un ser humano con ojos, boca, orejas, manos y pies. El arte no puede concebirlo ni darle aproximada o idéntica figura. No tiene boca, oídos, pies, manos; si no es un ser humano, su forma de vida no es igual a la nuestra y por ende a la de la creación; si no tiene vida como la creación, no es creado. Su forma de vida no es un producto, una combinación de partes. Dios no necesita para vivir respirar oxígeno, beber agua, ingerir alimentos porque su cuerpo no es como el nuestro, creado; tiene que ser inmortal y en eso existe solitario, es el único que tiene inmortalidad (1Ti.6:16). Si su vida no es como la nuestra, no conoce la muerte porque no puede deshacerse por la desunión de las partes, porque no está hecho de partes.
Sus pensamientos y sentimientos no son como los nuestros ni hay posibilidad que procedan de alguna reacción química. Existe sólo una posibilidad de que ellos sean semejantes, en cuanto a la existencia pero no en cuanto al origen, motivación. Su voz no es transmitida, como la nuestra, por la articulación de un órgano y por medio de ondas sonoras, excepto que acceda a usar esa forma de comunicación (teofanía). Dios no habla ningún idioma, como nosotros lo entendemos, los idiomas son creación humana, son motivo de confusión y sirven para separar las culturas y a los hombres. Dios se comunica dentro de sí mismo y con sus criaturas espirituales de modo espiritual, con aquellos que participan de su naturaleza divina, que disfrutan de su eternidad y de su gloria. La forma más perfecta, la celestial, entre Dios y sus criaturas es la espiritual, con la mirada, por medio de percepciones, y con el ser; mantiene una relación con los suyos de Ser a seres, haciéndolos partícipes a ellos continuamente de lo que es, siente, piensa, tiene, así ellos son partes, aunque no sustancial, de sí mismo.
Dios no oye porque alguien le hable, escucha en el silencio, cuando no hay palabras; no requiere de las voces y ruidos o la escritura para entender explicaciones o para darlas. Oír, como nosotros, Dios no oye, Dios entiende los pensamientos de los hombres, no los oye, la comunicación más apreciada, genuina, de Dios con nosotros es mental y espiritual, lo cual es una misma cosa. El propósito que tuvo al hacer sus criaturas fue para tener esa clase de relación espiritual con ellas. El acercamiento físico a Dios es una grosería y equivocación. Dios no usa métodos de razonamiento ni avanza en ellos paso a paso; esa forma lenta, gradual de estudio, aprendizaje, silogística, no existe en él. No hay ningún proceso mental en él porque ya es la sabiduría, la verdad y el conocimiento, se arribó a sí mismo. El razonamiento va desde la ignorancia hacia la luz, Dios es esa luz. Luego, para tener conocimiento, sabiduría, no hay que razonarlo todo sino poseer su persona.
Dios no necesita que las cosas pasen para saberlas, o que existan, todo ya existe en él cuando cada cosa, él tiene el poder para hacerlas, sólo basta un deseo suyo y ya vienen inmediatamente a existir; y esto tiene gran importancia para nuestra oración, por cuanto nada es imposible para Dios; conoce lo que no es, lo que aún no existe, lo vivo, lo muerto, lo que está en el tiempo y fuera del tiempo. Su originalidad es infinita y todo aquello que haga falta para que una cosa exista, funcione, existe en él. Su voluntad es la única conexión que tiene con el mundo; basta que tenga deseos de establecer contacto con nosotros y lo tiene.
Dios no tiene piernas que lo sostengan ni las necesita para moverse porque no está identificado con la creación, con el espacio, puesto que él es el todo y no está formado por partes. La unión de todas las partes nunca forman el todo porque la unión de lo que tiene límites no puede llegar a lo ilimitado. El espacio flota en su existencia y cada localidad está llena de su presencia, Dios está todo en cada punto, no hay más Dios arriba que abajo, ni menos allá que acá, cada punto de sí mismo lo contiene todo. De nuevo arribamos a la conclusión que su participación en cualquier evento o su intervención es sólo materia de deseos y al momento lo que se pidió, aquello por lo que se imploró, existe de modo completo y perfecto sin pasar por ningún proceso de origen. Por eso decimos que Dios no hace las cosas a medias. Dios no debe ser dibujado ni esculpido.
Volviendo a la idolatría. Está prohibida principalmente por lo dañina que es para la salvación ya que interrumpe la correcta relación con Dios y hace imposible la obtención de la adecuada relación con la deidad que conduzca a la inmortalidad o vida eterna. El hombre hace siglos se separó de Dios y desde entonces ha tratado de representarse al Dios perdido, llenar con sus dioses el espacio vacío que dejó la pérdida de Dios; pero en vez de llamarlo para que se manifieste y salga del hueco inaccesible donde se halla, lo crea, lo inventa, relata fabulosas imaginaciones para llenar su silencio, así brotan las religiones, los “iluminados”, los libros sagrados y muchísimas formas de cultos para llamar la atención de un Dios que se niega a aparecer; brotan los mitos, las leyendas y los milagros. El paganismo es la tristeza humana por haber perdido a Dios. Es por eso, por lo que es Dios, que no pueden haber mediadores sino su Palabra (la cual se hizo carne) y el ejercicio de fe en ella. ¡Oh Dios, qué grande misterio eres! ¡Quién alcanzará jamás a comprenderte!
136.
El salmo de la eterna misericordia de Dios; pero la repetición de "para siempre" tiende hacia el presente. Quiere clavar en nuestras mentes estas dos palabras; siempre y misericordia.
136:3
“Al Señor de los señores”, al Amo que tenemos en los cielos (Col. 4:1). Pensar en la misericordia para sentirse libre en la esclavitud, consolarse entre abusos, cuando uno ocupa un lugar inferior en la jerarquía social.
136:4
“Al único que hace grandes maravillas”. Ni siquiera los mitos tienen hechos tan grandes en la historia de Israel. De nuestro Dios jamás se debe esperar poco.
136:5
“Al que hizo los cielos con entendimiento”. ¿Por qué será que a los autores de los salmos los impresionan más los cielos que la tierra cuando ella es más bella y gloriosa? Tal vez porque en ellos reconocen que está Dios, y el hombre fue creado para mirar hacia arriba (el salmo no termina con una exhortación al Dios de la historia de Israel sino al Dios del cielo).
136:6
“Al que hizo grandes lumbreras”. Alaba al que hizo la tierra que pisas; el sol que te alumbra y la luna que de noche miran tus ojos; adornó el cielo para que siempre te acuerdes de él (vv.7,8). ¿Hay algún problema con el cual no pueda bregar si hizo cosas tan encumbradas? (vv. 7-9). Muchas cosas nos cubren pero nada cubre a Dios.
136:10
“Al que hirió a los primogénitos de Egipto”. Al que ha tenido misericordia contigo y con los tuyos y ha tratado sin compasión a los que te aborrecen.
136:11-14
“Al que sacó a Israel de en medio de ellos”. Al Dios que te hizo pueblo, que te dio libertad, rompió tus yugos, y ahora en estos días al Dios de tus grandes recuerdos, los del principio de tu salvación y los de tu perseverancia. ¡Gloría a Dios!
136:16
“Al que pastoreó a su pueblo”. O más bien el que guió o caminó con su pueblo por el desierto. Al Dios que te ha soportado, que te ha dado su ley; que te ha atendido a ti como si no tuviera más nada que hacer, como si abandonara al resto del mundo para prestarte atención, teniéndote a ti como algo exclusivo. Gracias Señor.
136:17
“Al que hirió a grandes reyes”. Al que ha quitado de en medio a los que no te amaban, los ha puesto bajo tus botas y te ha transferido a ti las bendiciones de ellos (vv.17-22). De nuevo, gracias Señor.
136:23,24
“Al que en nuestros abatimientos se acordó de nosotros”. Abatimientos o depresiones. Ya esto es menos antiguo, es casi presente, moderno, para decirnos que es el mismo, que es bueno como en días pasados, cuando nos redimía y ahora cuando nos santifica, en la elección, en la justificación, en la santificación, en la providencia. En el siglo primero, en el siglo veinte, y ahora en el siglo veintiuno. Dice: "Este Dios de ahora es aquel". El Dios que ha formado nuestra historia. Jesucristo es el mismo hoy, ayer y por los siglos. Probemos a Dios que él no cambia. No es menos poderoso ahora que otrora; a Dios no le salen canas.
136:25
“El que da alimento a todo ser viviente”. Es como si dijera: "Si cuida de los animales ¿no proveerá para nosotros habiendo hecho tanto por nosotros? Nosotros podemos escribir una historia más larga que ésa; la historia de la iglesia cristiana es más bella y más gloriosa. La misericordia de Dios no se mide por tramos sino por sus propósitos. No hay nadie tan ingrato como el hombre, por eso hay que recordarle lo que Dios ha hecho por él.
137.
Este salmo parece escrito por un judío que estuvo cautivo en Babilonia y emigró a otro sitio, no está claro que se halle de vuelta en Jerusalén.
Es el pecado lo que destruye a nuestra nación
Sal. 137:1-4
“Junto a los ríos de Babilonia allí nos sentábamos acordándonos de Sion”. Este judío no ha podido vencer la tristeza del destierro, ni siquiera intenta sobreponerse a ella. Considera como una falta de patriotismo estar alegre en el cautiverio, y su pensamiento parece ser que en ese caso estaría implícito el olvido de Jerusalén (vv.5,6). Su judaísmo tiene más fuerza política que teológica; no era capaz de alegrarse con Dios, alabarle en tierra de extraños; como si su Dios se hubiera quedado allá y el templo y la ciudad fuera el único lugar para hacerlo. La revelación de Dios formó a Israel como una nación políticamente coherente, donde la política era una práctica sagrada. Esos sentimientos por un lado los preservó de diluirse entre los pueblos, haciendo que se considerara un pueblo "peculiar", santificado y único.
Su religión lo preservó; por otro lado ¿qué de malo habría en cantar cántico de Jehová en Babilonia? ¿Por qué no instruyeron a los de Babilonia en los caminos de Dios por medio de la música? Israel no quería hacer prosélitos a gente que los desintegraba. ¿El mismo espíritu de Jonás? Si Babilonia hubiera llegado a conocer a Jerusalén se les podría haber suavizado el destierro y quizás, por milagro, acortados sus días de exilio. Dios tuvo por sí solo, sin instrumentos judíos, mover el corazón de los persas para que Israel regresara a Jerusalén. Debemos penetrar la sociedad, enseñarla a amar la iglesia; y a Cristo como preferente tema de su alegría. La política nunca debe superar nuestra teología y dominar antes que ella nuestros sentimientos. No una política con sentimientos no cristianos, sembrando el odio y el horror, dominada más por la venganza que por el perdón y la reconciliación, sin siquiera orar por aquellos que han destruido nuestra nación, cuando es nuestro pecado el que ha destruido nuestra patria, y que abandonamos a Dios antes que perdiéramos la guerra (Ex. 19:5; Deu. 14:2).
No canten en los cultos la música de Babilonia
Sal. 137:4, 5
“Cantadnos algunos de los cánticos de Sion”. Sería un cántico distinto al de los babilonios, en contenido y en música; cánticos de Jehová, los que se le dirigían a él para alabarle. Los babilonios no les pidieron que hicieran algunos arreglos a los cánticos de Jehová para que satisficiera el gusto de ellos; simplemente querían cánticos de Jehová, como los judíos los habían escrito, como los empleaban en el culto del Señor, íntegro, intacto, sin modificaciones ni arreglos adaptados a los solicitantes del extranjero. Lo que les resultaba curioso y atractivo a ellos era lo diferente que serían de los cánticos a Belial. Al interesarse en la música judía se estaban interesando en la religión de ellos, quizás tenían sólo interés musical pero de hecho ya entraban al plano religioso. El interés musical era lo principal, la música, no la letra, no la religión, pero la recibirían comenzando por los cánticos porque estaba en los cánticos. Si la música de Jehová se hubiera culturizado al estilo babilónico el interés hubiera sido suprimido, y si ingenuamente los judíos de la cautividad hubieran querido hacer prosélitos entre la gente de Babilonia, y para ser oídos o para poder enseñarles la ley hubieran cambiado la música escrita y cantada en Judá, el mensaje entre sus líneas y notas hubiera perdido mucho de la fuerza motivadora que la canción extraña les traía.
Antiguamente los padres de la evangelización y los misioneros llevaban su cultura con la música y no trataban de hacerla coincidir con la que hallaban. Llevaban la cultura propia porque la sentían como parte de ellos mismos y no un elemento del evangelio que anunciaban; el énfasis que hacían se hallaba en el mensaje del evangelio. No declaraban una guerra cultural al sitio donde arribaban como embajadores de Cristo; más bien se adaptaban ellos para hacer salvos a muchos. El énfasis cultural de la música es hoy más preponderante que antaño y se siente como indispensable en la evangelización. Antaño la música acompañaba al evangelio, no le servía de competidor. El propósito principal de aquellos evangelistas era la persona de Cristo. No exageraban los arreglos culturales para presentarlo. La consonancia musical folclórica añade muy poco de beneficio a la salvación y cristianización de la sociedad. La importancia musical es exagerada. Ni esta música ni la otra importa tanto como el énfasis que se le da con relación al mensaje de salvación; un culto aborigen pudiera ser del gusto de todos y contener muy pocos gramos de verdades para la salvación y su destino ser el deleite de la gente más que la adoración, y ambas cosas desplazar la importancia del evangelio de la salvación. Aunque el cántico de Jehová sea autóctono debiera ser distintamente atrayente, algo nuevo, que sólo se dedique a Jehová, para consumo de lo sagrado, como los perfumes en los sacrificios levíticos; no con los mismos tonos que la gente de Babilonia canta en sus cumpleaños y baila en sus orgías. No canten en los cultos la música de Babilonia.
No estrelles sus niños contra las rocas
Sal. 137:7-9
“Bienaventurado será el que estrelle tus niños contra la peña”. ¡Oh amado!, puedes tú saber algo de lo que un hombre ha sufrido por lo que cuenta y cómo cuenta sus experiencias. Este salmo es escrito por alguien que vivió los momentos terribles del sitio y destrucción de Jerusalén, la cautividad en Babilonia, y el regreso a su tierra. Si es así, el salmista es un anciano de casi cien años; parece tener un par de ojos en su espalda y solamente mira hacia atrás, hacia su negro pasado. No hay una visión del futuro porque ya su vida está casi concluida, pero tampoco alguna delicia por la bendición presente del retorno. Es pasado, todo pasado; y un pasado que ninguno de nosotros quisiera envidiar, espantoso. Si pudiéramos dar una explicación por qué un hombre vive muchos años, en este caso diríamos que para escribir este salmo y que la posteridad de lectores sacara el provecho debido de un monumento de sufrimientos.
¿Te parecen altamente chocantes esas palabras? Antes de juzgarlas y pensar que son indignas de formar parte del libro de Dios debes esforzarte por entender la experiencia humana de su autor. Si hubieras sufrido lo que él quizás entenderías su lenguaje. El incendio del templo de Jehová, la violación de las mujeres, tal vez su misma esposa, hijas, la muerte de sus niños, descuartizados o atropellados por las bestias; el asolamiento de los vecinos, los amigos, toda la ciudad. Luego la salida en cautividad, atado con una cadena y la vida de humillación y de dolor por setenta largos años sin poder adaptarse al país, sin aprender su idioma y sin quererlo tampoco.
Después el retorno, ya envejecido, humillado, y hallarse frente a otra realidad; ¿condenarías al autor de este salmo por esas palabras, sabiendo parte de su vida? ¿Quitarías después su salmo de entre los de David, Salomón, Coré, por considerarlo indigno? ¿Quitarías su única obra del libro sagrado? No, ni los santos varones a quienes Dios encargó juntar las colecciones de himnos inspirados ni el Espíritu Santo pensaron de ese modo. Llegó como de los últimos, para que aprendiéramos a comprender a nuestros hermanos que han sufrido mucho desde niños, a los que han perdido por la violencia humana a sus seres queridos y a aquellos que les han tocado en carne propia sufrir las barbaridades de sus semejantes: hogueras y cámaras de gases. Deben ser oídos, tienen que ser oídos y sus palabras ocupar un sitio sagrado entre nosotros.
Vengan y hablen los que han pasado una guerra, cuenten sus frustraciones y amarguras las mujeres que han sido abusadas, dígannos los ancianos cómo han sido maltratados que los oiremos con respeto atentamente; desahóguense con las palabras que quieran, que somos vuestros hermanos para escuchar atentamente vuestras palabras y las pondremos en un sitio apartado del salterio de nuestro corazón. Y oremos por ellos para que Dios endulce sus recuerdos y espíritu noble los sustente, para que en el Espíritu de Cristo puedan decir, “Padre, perdónalos porque no supieron lo que hicieron” o como aquel mártir que de rodillas ante sus ejecutores oró, “no les tomes en cuenta este pecado”.
138:1
"... dioses"; puede referirse a los jueces (Jn. 10:34,35) o a los dioses paganos. No conozco ninguna situación suya que David cantara entre ídolos, pero sí delante de los hombres de eminencia de su pueblo.
138:2
“Has engrandecido tu nombre y tu palabra”. El engrandecimiento de su Nombre es proporcional al de su Palabra. En ambos casos él y nosotros somos encargados de ponerlo en alto. Dios es responsable de su propio prestigio, de su propia fama y de su propia gloria.
138:3-6
“Te alabarán los reyes de la tierra”. Cuando oigan lo que ha hecho Dios y quién es Dios lo preferirán. La predicación evangelizadora más hermosa y con promesa de éxito es la que describe a Dios.
Dios cumplirá lo que tiene que ver conmigo
Sal. 138:8
"... Jehová cumplirá su propósito en mí". Originalmente contiene la idea del desarrollo de los planes de Dios en su vida, aunque literalmente lo que quiere decir es que Jehová "completará" "terminará" lo que tiene que ver conmigo, es decir, el llamamiento que me has hecho, las responsabilidades que has colocado sobre mis espaldas, el significado de mi vida para tu reino aunque sea a través de muchas angustias (v.7). No dice "Jehová cumplirá mis metas" "Jehová realizará mis sueños" "Jehová satisfará mis ambiciones" "Me dará para gastar en mis deleites y en mis vanidades", sino "Jehová desarrollará hasta lo último, sus planes conmigo". Señor haz que yo esté contento con lo que tú hagas conmigo y que me sienta feliz al ser lo que tú quieres que yo sea. No podré ser mejor de lo que tu propósito quiere que sea y no quiero vivir con eso que llaman frustración, y se desaniman. Amén.
No somos totalmente incógnitos
Sal. 139:1-6
“Oh Jehová tú me has examinado y conocido”. Y ¿quién puede, oh Señor, entender tu universal omnisciencia? ¿Cómo puedes conocer a cada hombre mejor que lo que él u otros le conozcan? Cada hombre tiene un mensaje de ti; nacerá, vivirá, luchará, tendrá su mundo, hará su historia, perecerá un día; quizás muy pocos sepan que hubo un tal y tal que existió, nació, vivió y murió allí. Excepto tú Señor para quien el más mínimo de los hombres cobra significado y con él nos dices algo. Tu omnisciencia, Señor, me hace sentir que tengo la importancia que me has dado, que en este viejo e inmenso mundo no soy una simple cifra ni mi única misión es contribuir a la perpetuidad de la raza. Puedo relacionarme contigo de modo personal, no necesito tanto ser comprendido por mis semejantes si lo soy por ti, ni tengo que sentirme inferior a nadie si para ti valgo tanto.
Ni yo, ni los otros, que caminamos incógnitos, desconocidos, mínimos insectos, somos meras sombras, una piedra, una gota de agua en este infinito océano de la humanidad. ¿Cómo puedes saber que existo, que tengo nombre, que me alegro, que vivo con problemas, que creo, que dudo, que río, lloro, que me equivoco, que hago lo recto, que peco y me arrepiento? Señor, esto es sólo uno de tus innumerables atributos y ¿quién los conociera todos? ¡Oh Dios!, como David digo: “… ¡tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí, alto es, no lo puedo entender!” Aunque sólo son “los bordes de sus caminos” (Job 26:14).
Cómo Dios nos llena el alma de belleza y encanto
Sal. 139:6
“Maravilloso”; no dice “profundo” porque al pensar en la omnisciencia de Dios no lo hace como un cavilador y razonador, sino como un adorador. ¿Quién conocerá su mente? (1 Co. 2:14-16). Hermanos, dejemos de tratar a Dios como si fuera un objeto para la investigación en un laboratorio queriendo razonarlo y conocer todo referente a él. ¿No sabes que es un misterio impenetrable? Si no alcanzamos a comprender a los demás y nuestra propia mente, ¿cómo comprenderemos la mente de Dios? ¿Cómo una criatura que no comprende a las otras criaturas comprenderá a su Creador? Cuando Dios nos revele sus atributos, adorémoslos como hizo Pablo a la profundidad de su sabiduría (Ro. 11:33-36). El salmista dijo que se hallaba maravillado, muy impresionado, asombrado. Esa fue la reacción que le produjo el impacto de la omnisciencia divina, la impresión, y por eso le adoraba con alabanzas. Puedo asegurarte que así es el disfrute de Dios, es la forma más deliciosa de tener un Dios, tener una relación de culto con él. No hay que temer ser escudriñado por él, cada vez que Dios pone en acción y mueve un atributo hacia nosotros, nos hace partícipe suyo y nos llena el alma de belleza y encanto.
139:7-12
Seguida a la doctrina de la Omnisciencia divina se halla la de la Omnipresencia de Dios, pero es significativo que David no la define para que tengamos comunión con él en cualquier punto del mundo, sino para desalentarnos a pecar en cualquier parte. ¿Por qué? Porque cuando pecamos siempre procuramos, como los criminales, huir de la escena del crimen y escondernos de sus ojos (Ge. 4:14) Oh, ¿por qué huyes si no puedes definitivamente escapar? ¿No es mejor ser perdonado que huir de Dios?
Sal. No interrumpas tu embarazo
139:13-16
“Mi embrión vieron tus ojos”. David no ha escrito de modo abstracto sobre esas doctrinas anteriores, ni de modo impersonal, sino pensando en su misma creación al venir al mundo. Afirma que como el hacedor de una obra la conoce completamente, así el Creador conoce íntimamente a todas sus criaturas, sabe de ellas antes que les pongan nombres.
Habrás oído el debate de los que defienden el aborto, que alegan que si éramos o no seres humanos cuando fuimos embrión, si ya podíamos ser considerados niños o niñas en esa prematura etapa. No se trata de fijar en cuál semana ya estamos formados, en cuál reunimos la cantidad de órganos necesaria para que los que están afuera del vientre nos dejen continuar creciendo o autoricen nuestra eliminación. No, Dios nos está creando y por lo tanto debemos dejar que él continúe su proceso de creación sin impedírselo; si él quiere dejar a un lado lo que ya empezó, que lo haga por su voluntad. Existen muy pocas circunstancias, traídas a colación por el mismo Creador del embrión, para dictaminar que su labor en el vientre de una madre sea interrumpida antes del parto.
Son los que ven únicamente el embarazo como algo natural y volitivo los que hablan de derechos de los padres para determinar si continúa el proceso de la formación de un niño o se le expulsa, se le envía al basurero o se usan sus órganos. Son ellos los que hablan de ese modo, libremente, sin temor. Él sabe lo que dice, no ignora cómo vienen los niños al mundo, el papel que los padres tienen en una concepción natural; pero para él (y para nosotros), no son nada más que las leyes que rigen un embarazo las que hay que tener en cuenta, sino el autor de ellas, Aquel que por medios naturales ejecuta su obra, el que designó esas leyes, el que hace que se ejecuten. ¡Un embarazo es la creación de un niño, señores! Y señoras.
La ley del Talión y el evangelio
Sal. 139:19-22
“Los aborrezco por completo”. Fe incondicional. Este comentario es para los que han alcanzado madurez en el Señor, es alimento sólido y hay que saberlo masticar para que haga bien al alma. Si no estás empapado en la soberanía divina no lo leas. No quiero con mis palabras alentar a nadie a pecar o a que excuse sus pecados por lo que va a leer. Mi idea no es probar que la fe existe sin obras sino que salva sin obras y para ello he elegido un camino alarmante y complicado, pero que echa por tierra cualquier idea que por medio de las virtudes podemos heredar la vida eterna.
Comienzo preguntándote qué te parecen esas palabras que un autor inspirado por el Espíritu Santo nos ha dejado. ¿Te atreverías a decir que odias a los enemigos de Dios que los aborreces por completo? O, si lees el salmo 137:9, ¿dirías que es dichoso el que estrellare los niños babilonios contra las piedras? Por supuesto que dirías que no, yo tampoco. Entonces, ¿qué propósito tienen en el canon sagrado? ¿Por qué están ahí? Porque pertenecen a la Ley del Talión, no al evangelio. La razón es para aprender, no para imitar, para que aprendamos que para Dios debemos ser capaces de todo, que él debe ser “el todo”, que aquel que es suyo está dispuesto a hacer lo que fuere necesario con tal de glorificarle; en dos palabras, incondicional y consagrado a él. Estas palabras y hechos van a la raíz misma del concepto del bien y del mal; lo cual tiene que ver no tanto con lo que se hace sino por qué y para quién se hace.
Es cierto que esos no son ya nuestros sentimientos. Ahora él nos dice “amarás a tus enemigos y si quieren pan dales de comer”. ¿Qué te parece eso, horrible? Quizás te preguntes, ¿pudo ser salvo un creyente judío que así sintiera? Para poder explicar esos sentimientos tienes que recordar que las virtudes no se tienen en cuenta para la salvación; el hombre no es salvo por su perfección humana sino por su fe en Dios. Si el odio es un pecado, la ira, el enojo, etc., no lo cuenta Dios como un pecado cuando es para él, cuando por medio suyo le servimos. Pecado es cuando se mata, se miente, se odia para el servicio propio o del prójimo. Pecado es lo que no se hace para Dios aunque sea bueno en sí mismo. Lo que es bueno en sí mismo y no se hace para Dios es pecado. El que lee entienda. Mi propósito no es discutir aquello de que “el fin justifica los medios” sino asegurar que Dios es el Sumo Bien y todo lo que a él se dedica, que proceda de la fe, sin hipocresía farisaica, es bueno.
Si mis palabras van a tener algún beneficio que sea principalmente para echar por tierra el concepto de la salvación por medio de la perfección humana. La fe sola, nada más que fe es lo que tiene él en cuenta para dar la vida eterna. No hay pecado, mal carácter, desobediencia a los hombres, infidelidad, si se hace para Dios; esas son las virtudes, porque es nuestra Patria. Ni la mentira, ni el robo, ni el odio se toman a mal si son para Dios. Como Finees estamos dispuestos a consagrarnos con violencia (Núm. 25:1-13), o como los hijos de Leví así consagrarnos (Ex. 32:26-29). Igual que Rahab, estamos dispuestos a mentir y a violar el sábado como los sacerdotes. Esto no es excusa para los que en nombre de Dios o de la iglesia han cometido atrocidades, crímenes horrendos como las Cruzadas porque esa página negra de la iglesia Católica sólo servía a sus propios intereses y no a los de Dios. Ni tampoco los violentos suicidas que se inmolan y matan inocentes, según ellos sirviendo al violento Alá. Solamente es necesaria una cosa, la fe en Dios, que lo haga todo de palabra y de hecho para la gloria divina. Alegraos en eso, pueblo consagrado e incondicional a él. Amén.
139:23-24
“Examíname oh Dios”. David ha hablado de Dios como creador suyo, ha hecho referencia a sus sentimientos por aquellos que lo detestan; ahora le pide que lo someta a un examen interior, no por fuera por donde los hombres ven sino por dentro, en sus mismos pensamientos. Así concluyen los que han aprendido sobre la doctrina de la omnisciencia y omnipresencia de Dios, con un examen interior e implorándoles que los guíe en el camino eterno.
140:1
“Guárdame del hombre malo”. Mira con cuánta inocencia pide al Señor que lo guarde del hombre malo porque no se siente así.
140:1-4
“Guárdame, guárdame”. David ora como si no poseyera su guardia personal, como si no tuviera 30 valientes ni compañeros tan leales, ¿por qué? Porque si Jehová no vela, en vano vela la guardia, y para él confiar en Jehová es mejor que confiar en príncipes (Jer. 17:5).
140:9-13
“En cuanto a los que por todas partes me rodean”. Pienso que algunas veces David hace su experiencia la de otros, escribe como si fueran suyos los temores y las necesidades de los demás; de amigos que le traen sus composiciones o escuchando en la cueva de Adulam a los espíritus desfallecidos; escribe para que se identifiquen con su poesía porque también él vivió lo que ellos viven. Es un gran maestro en Israel y enseña a su pueblo a confiar en Dios. Cuando los perseguidos injustamente leyeran el v. 10 saltarían de gozo. La mentira no es perdurable (v.11). Quien no tiene a Jehová que lo defienda (v.12); una gran causa en manos pobres es aún una gran causa. Los injustos no tienen comunión con el Señor (v.13).
141:1
"... apresúrate", esa palabra de impaciencia se halla en los labios de los salmistas. Por supuesto en los labios de todos nosotros los que oramos.
141:3
“Pon guarda a la puerta de mis labios”. El que no puede frenar su lengua que ore a Dios para que selle sus labios. Señor que mis labios no se manchen con palabras de mentiras, que no hiera con mi lengua a mi prójimo, que no debilite yo su causa con mis juicios, que no salga por la puerta de mis labios ninguna palabra indecente.
141:4
“No dejes que se incline mi corazón a cosa mala”. Yo no tengo mi corazón totalmente en mis manos; como un caballo indómito mi freno no lo detiene, vibra de deleite cuando oye los halagos del mundo, le sonríe a hermosuras de este siglo, se olvida de quién es y de las ropas blancas que le has dado, a Jesús.
La idiota tiranía del yo
Sal. 141:5
“Que el justo me castigue (golpee) será un excelente bálsamo”. Bálsamo hay que tomarlo como aceite y la palabra excelente no aparece en el texto sino “sacudido”, posiblemente referido al aceite de la unción. Amado, de un modo o de otro es bueno que seamos exhortados, aunque fuera, como dice Hebreos, brevemente. Sí, la exhortación debe ser breve (He. 13:12) porque duele; aunque es beneficiosa va dirigida a aquella parte enferma de nuestro carácter. La exhortación señala un área enferma, “pone el dedo en la llaga”. El orgullo por un lado y la falta de amor por la verdad por el otro hace que duela y mortifique. Si fuéramos más humildes soportaríamos bien una reprensión pero tendemos a creernos perfectos, pensamos que jamás nos equivocamos, que todo lo hacemos y lo decimos bien y que por ende, somos mejores que los demás; por eso sentimos la reprensión como una ofensa y no como “un excelente bálsamo” o una medicina que nos ayude en la salud del carácter. La reprensión hiere el yo y dentro de él algunos de sus componentes, orgullo, arrogancia, perfeccionismo, deificación, hedonismo. Nuestra crianza tal vez, la cultura, los dones, la posición social, etc., nos hacen creer que somos criaturas excepcionales, llena de virtudes, que merecemos el respeto, la admiración de los demás y por consiguiente las alabanzas y lisonjas, pero nunca la reprensión que contrasta con lo que suponemos y deseamos ser. Llegamos a creernos dioses, somos “sabios en nuestra propia opinión” y que por ser tales por orden natural existimos para juzgar y estar por encima de los otros. Si alguien nos halla una falta nos escandaliza, no lo creemos y nos enojamos con los que se han atrevido a hacernos un señalamiento y sentimos que no tiene derecho a hacerlo, que está equivocado, que siendo inferior, ¡cómo se ha atrevido!, y juzgamos su sinceridad como una osadía y atrevimiento, casi como una insubordinación. Las exhortaciones nos hacen encontrarnos con nosotros mismos, nos enfrentan cara a cara a la realidad y sin ellas no se nos caería la venda de los ojos y seguiríamos cometiendo las mismas estupideces que no nos damos cuenta que decimos y hacemos. Señor que no tome a mal esas buenas contribuciones que los otros me hacen para ayudarme a liberarme de la idiota tiranía de mi propio y natural yo. Amén.
141:5
"... pero mi oración será continuamente contra las maldades de aquéllos"; cuando no puedas con tu palabra y con tus hechos hacer algo por la salvación de los pecadores, si ellos persisten en pecar y se endurecen en el espíritu, entonces ponte de rodillas y dirige tu oración contra las maldades de ellos; no precisamente contra ellos para que sean destruidos sino contra las prácticas inicuas que cometen, para que sus planes sean desbaratados y sus lenguas mordidas; confía más en lo que puedes hacer con tus rodillas que con tus exhortaciones y sermones. Que los pecadores encuentren en el adelanto de sus pecados un gran obstáculo en tus oraciones; si así lo haces tendrás poca necesidad de hablarles a los hombres. No ceses de orar contra el pecado, recuerda que Elías invoca a Dios contra Israel (Ro. 11:2). El cristiano debe estar siempre orando, sin cesar, haciendo oraciones no sólo por sus problemas sino contra los problemas del pueblo de Señor, contra la humanidad. Los pecados no se excusan, se lamentan, se perdonan o se ora contra ellos.
142: 2
“Delante de él expondré mi queja (problema, my trouble )”. Si te quejas en oración varias veces en la presencia de Dios, hallarás que no tendrás necesidad de hacerlo ante los hombres.
Un secreto que Dios no le dice a nadie: lo que hará con nosotros
Sal. 142:4-7
“No tengo refugio ni hay quien cuide mi vida”. Quizás tú y yo, y tal vez pocos, hemos tenido ratos tan amargos como los que tuvo David, rodeado de gente que para la guerra y para el triunfo eran completamente inservibles (1 Sa. 22:1-2); pero por ahí empezó y quien estaba por un tiempo confinado en una cueva llegaría a tener dominio sobre un imperio rodeado de gentes mejores, más capaces, más adecuados para ayudarlo a diseminar sus ideas en su generación. David desarrolló un ministerio santo, de consuelo y protector para aquellos desdichados para los cuales fue como un padre y un guía. A ellos se entregó en sus huidas y fue su caudillo, los representó, los distinguió, les fue motivo de orgullo y un medio de bendición. Oh Señor, ayúdame a cuidar a los pobres, ignorantes, los sin clases, si esos son las ovejas tuyas y quieres que mi vida les ayude a que tomen las de ellos significado. ¿Estoy en una cueva?, oh Dios, que ella se convierta en un templo santo, en una escuela sagrada. Que yo sea muy feliz con el rebaño que me has dado y cuide como joyas tuyas sus preciosas almas, que has hecho que habiten en cuerpos de pobres con historias de amarguras. El futuro de nuestros ministerios, y el empleo de nuestras vidas es un misterio; sólo Dios conoce el uso que hará con sus instrumentos y es un delicioso secreto suyo que guarda muy bien dentro de su voluntad, y no se lo comunica a nadie; es una sorpresa cada día lo que Dios hará con nosotros. Amén.
143:1
“Respóndeme por tu verdad, por tu justicia”. Señor aunque no halles en mí razón para ayudarme, mírate a ti mismo y cobra ánimo para conmigo mirándote tú. ¿Ves en mí mentiras? Respóndeme por tu verdad.
A la iglesia lo que le falta es que sufras un poco por ella
Sal. 143:2
“Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano”. Estas palabras enseñaron a Pablo la doctrina de la imposibilidad humana de justificarse por obras (Ro. 3:20, Ga. 2:16), por dos veces hallamos en sus escritos referencia a lo que aquí dijo David. Halló el profeta teología en su experiencia religiosa; sin embargo habría que añadir: amarga experiencia. Si comparas lo que dice el profeta en un salmo anterior, 26:1-2, verás que ahora no se siente tan seguro que sus acciones valgan para algo, la depresión espiritual en la cual lo han sumergido sus enemigos es más provechosa teológicamente para él que su anterior exaltación.
¿No tendrá lo mismo que ver con los muchos sufrimientos que fueron predestinados para Pablo? (Hch. 9:16), “le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre”. Y con persecuciones como recompensa (Mr. 10:30); y con lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo (Col. 1:24). Quizás por eso dijo el escritor antiguo que era más provechoso ir a la casa del luto que a la del banquete. Hay más teología en las lágrimas que en la risa. Esa es una gran verdad, no la disputes, espera que Dios te cubra con su justicia no con la tuya.
Hay enemigos de nuestra salvación que con palabras o actitudes sumergen nuestra alma en agonía (vv.3,4). ¡Qué desesperados nos dejan los adversarios de nuestra salvación! (v.6). Solamente la misericordia de Dios puede sacarnos de donde ellos nos han metido (v.8). ¡Oh Señor, destruye a los que quieren destruir nuestra alma! Aleja de mi vida los que buscan que yo sucumba (v.12). ¿Sufres alguna horrible depresión por culpa de alguien? Es el momento de pensar dentro de tu corazón, de sacar la teología que el Espíritu te enseña. Si no sufrieras por este o por el otro, por la iglesia, ¿qué sabrías? ¿Por qué huirás del dolor si es una buena escuela de teología? ¿Dónde aprenderás más sobre “la ciencia del santo” (Pro. 30:3)? Medita en los días antiguos, reflexiona en la obra de las manos de Dios (v.5) ¿Te han dejado desesperado los adversarios de tu salvación? (v.6); extiende tus manos a Dios. Lo que te falta por conocer sobre Cristo quizás sea lo mismo que te falta por padecer por su iglesia. Oh Dios mío, todo eso es verdad, los ministros tienen que sufrir en sus ministerios.
No cedas a sus guiños de complicidad
Sal. 143:3
“Porque ha perseguido el enemigo mi alma”. Sólo quien ha sido perseguido por la tentación conoce el valor de estas palabras; cómo nos hace habitar en tinieblas como los muertos y nos vuelve la vida una miseria. Pierde uno el sentido de ir para donde iba y nos despoja en poco tiempo de toda la luz y delicias del cielo. Oh Dios ten piedad y defiéndenos del enemigo que persigue nuestra alma. Sin darnos caza aún, llega a desolar el corazón (v. 4), como si un ciclón lo azotara; entonces se recuerdan lastimeramente y con nostalgia los tiempos en que vivíamos una exquisita comunión con el Señor (v.5). Oh días antiguos vuelvan a mí (Job 29:2), cuando el diablo no me perseguía. Oh no, no quiero decir que los tiempos pasados fueron mejores que éstos, ¿no? (Ecl. 7:10); absolutamente no pero en mucho sí, tiempos cuando tenía más gracia, oraba más y mi espíritu era más libre que ahora, pero ahora el enemigo me acosa, me tienta día y noche; yo no busco su tentación ella viene detrás de mí, me sonríe y me llora de lejos y no quiere dejarme proseguir hacia el premio de mi supremo llamamiento; Oh Señor, quita de mi vista esos ojos pintados con antimonio (2 Re. 9:30; Jer. 4:30); no cederé a sus guiños de complicidad (Job 15:12,13); huiré hasta el fin de la tierra pero no me volveré para abrazarnos, no te saludaré ni te daré un ósculo santo...Señor acude en mi auxilio que mi paso es corto y el diablo me da alcance. ¡Oh misericordia, qué llena de bondades eres! Dios no nos deja solos mientras huimos del pecado, en cualquier punto del camino nos podemos echar en sus brazos; y yo iré lejos, más allá de Zoar, y no me detendré en ella aunque sea pequeña. ¿No es ella pequeña? ¿No habrá condenación si me meto dentro? Sí la habrá... diré con todo: Amén.
143:8
“Hazme oír por la mañana tu misericordia”. Cuando se ha pasado un día de mucha tentación y una noche quejándose por el pecado, la mañana es la mejor hora para pedir y recibir misericordia. Hay veces que uno no sabe por donde va, "no conoce su senda". Se siente uno desalentado, desorientado, extraviado y no sabe qué camino tomar porque no ve ninguno; lo que parecían escapes se volvieron ilusión y espejismos. Oh hermano detente y ora para que puedas continuar la marcha.
143:10
“Enséñame a hacer tu voluntad”. Quiere decir "ayúdame a hacer tu voluntad", para hacerla contento, fortaléceme en tu camino, haz mis pies como de cierva para andar en mis alturas.
143:11
“Por tu nombre me vivificarás”. No pierdo la esperanza de poder tener una vida espiritual bonita, más sana y tierna que la que la tentación me daba. Oh sí, yo no quiero recobrar lo perdido por bonito y valioso que tuviera en otro tiempo, porque tú oh Señor nunca nos has dado lo mejor que tienes y yo no quiero ser lo que fui sino mejor de lo que he sido. Que mi camino siempre sea como la aurora (Pro. 4:18).
143:12
“Destruirás a todos los adversarios de mi alma”. En fin Señor, algún día todos mis enemigos huirán, caerán porque tus misericordias no dejarán que ellos atrapen mi alma; yo soy tu siervo y todavía no has terminado el trabajo que has proyectado conmigo, por esa razón por causa de tu obra, de la gloria del evangelio, mi alma no caerá en el hoyo.
La descomunal fuerza al predicar
Sal. 144:1
“Que adiestra mis manos” o “que urge mis manos para la batalla” o “que enseña mis manos”; en primer término el Señor lo impulsa, le da deseos y coraje para ir a la guerra porque “él produce en vosotros el querer como el hacer por su buena voluntad”; es del Señor la motivación para expandir su reino o defender su reino. Además el arte para blandir la espada, soplar el dardo, entesar el arco, no es el resultado de la experiencia sino de la enseñanza de Dios porque lo hace de modo excepcional y combate bien y gana. Dios enseñó a David a tirar con la onda, y lo enseñó a usar la enorme espada de Goliat de modo que dijo “no hay otra mejor que ésta”. Quien nos enseña a predicar es el Espíritu Santo, es nuestro Rabí, más que los años haciéndolo. Esto mismo lo dice en 2 Sa. 22:35, o el salmo 18:34; Dios es quien le da fuerzas para “doblar”, “entesar” y hasta “¡romper!” (la palabra significa eso, KJV) el arco de bronce. Señor estoy agradecido a ti por la motivación cuando oro por mis sermones, por la que siento cuando soy guiado por ti dentro de tu Palabra y por los anhelos que tengo por enseñarla; por el vigor que nos das para entesar el arco, no de simple madera sino el de bronce, con descomunal fuerza.
144:2
“El que sujeta a mi pueblo debajo de mí”. Oh Señor, tu pueblo me permite guiarlo porque tú, no por la voluntad de ellos, haces que acepte mi liderazgo; muchas veces quisieron quitarme de donde me has puesto pero tú lo has impedido y los que se sublevaron contra mí y menospreciaron tu unción han fracasado. Si no fuera por ti, Coré despoja a Moisés de su cargo. Yo te bendigo Señor por la autoridad que me diste. ¿No has conocido por la Escritura el principio de sujeción? ¿Y de autoridad? Los jóvenes a los ancianos, los hijos a los padres, a las autoridades civiles, a Dios. Principio válido no sólo para evitar el caos sino para la salvación. Tú eres el que sujeta a tu pueblo debajo de mí. Aún el Hijo cuando todo haya terminado también él se sujetará a su Padre (1 Co. 15:28); el espíritu de los profetas está sujeto al espíritu de los otros profetas, la esposa a su marido, etc.
144:3
“O el hijo del hombre para que lo estimes”. Oh sí Señor tu no sólo no nos subestimas sino que nos sobrestimas.
144:4
“El hombre es como la sombra que pasa”. Sabiendo que somos como sombra ¿por qué no te interesas en la otra vida? ¿Piensas que eres una sombra que se desaparece en este suelo? ¿Sin dejar rastro?
144:5-7
“Toca los montes y humeen”. Oh sí, los elementos atmosféricos, el volcán, el terremoto, el mar, el sol, la tierra, las estrellas pelearían si Dios los dejara por salvar la vida espiritual de uno solo los hijos suyos (Jue. 5:20,21), Los ángeles pelean, y el Espíritu Santo pelea. ¡Oh cuántas criaturas, todas, están a favor de los hijos de Dios! Si Dios, es por nosotros (Ro. 8:21) porque nos ha justificado (Apc. 12:15,16). Es imposible que uno que haya sido justificado por Cristo perezca, porque toda la creación está de parte de los que aman a Dios. Es cierto que la vida cristiana tiene muchas luchas pero es imposible que una sola alma perezca porque más que todo el mundo ella vale. Pero ¡ay! de aquellos que no les importa vivir de este mundo, tomar los rayos del sol, disfrutar el mar, subir montañas y no dar gloria a Dios. El mar no los encubrirá, ni la tierra, ni los montes los esconderán, porque tendrán que comparecer ante el tribunal de Cristo (Apc. 20:12-15).
Dios bendiga las Américas
Sal. 144:12-15
“Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová”; primeramente es bienaventurado el pueblo que ya (Israel) lo tiene y después los que lo aceptan (los gentiles). ¡Oh cuánto debemos orar por nuestro país y de forma especial por nuestra iglesia! (1) primero que todo por nuestros hijos;
ellos deben ocupar el número uno en nuestras oraciones para que el nombre de Dios sea santificado en ellos; fuertes, maduros, realizados, satisfechos, santos; hermosas nuestras hijas, como de Dios una obra de arte en cuerpo y alma. (2) que nuestro país sea próspero; y así será sólo si nuestros hijos e hijas son obras de Dios, y que Dios le dé su bendición a la economía (3) que no se mezclen en guerras con otros ejércitos, que nuestros diplomáticos se lleven bien con las otras naciones y que ellas no sean empujadas a provocarnos a la guerra. Esto y mucho más: Escuelas, iglesias; hombres de bien tendrá el pueblo que adora a Dios. Nación hermosa ¿por qué guerreas contra Dios y quebrantas sus leyes en favor de minorías, de hombres y mujeres corruptos de entendimiento y anarquistas que te conducen a tu ruina? Vuelva Dios a ocupar el corazón de los jóvenes en las escuelas y universidades y no sea nunca echado de nuestra economía y política, y Constitución.
145:1,2
"... bendeciré tu nombre eternamente y para siempre". Si quieres alabar a Dios eternamente y siempre, hazlo cada día, que no pase uno sin que abras tu corazón a él y alces tus manos al cielo.
Dios es una hermosísima contradicción
Sal. 145:3
"... su grandeza es inescrutable".
Hay dos palabras hebreas que se traducen inescrutable, ayin que significa “es nada” “no existe” “la nada”; Dios desde el punto de vista físico, bioquímico, es nada y por lo tanto es inescrutable, imposible de escudriñar, no existe. Si la ciencia se basa en el estudio de las leyes y procedimientos de la creación, Dios no existe para ella, aunque se suponga, es nada, cero, impensable porque su dimensión asusta, y porque si existe no existe aquí en el sentido que no tiene dimensión ni peso, como el aire. Si es cierto que existe como dice la Biblia, existe allá, pero si “en él estamos y nos movemos”, está aquí y allá al mismo tiempo y sin espacio y sin tiempo, en una dimensión diferente, en “luz inaccesible” (1 Ti. 6:16), el Existente, “Yo soy el que Soy”, el Origen de todo y la Primera causa, por quién y por medio de quien todo lo que existe ha llegado a existir. Oh, ¡qué lindo es Dios! Me gusta su risa y cómo se burla de los entendidos. Aunque es un poquillo diferente a como dijo Einstein, “es sutil pero no hace picardías”.
La otra palabra hebrea es chequer que significa “examinar” “enumerar” “deliberar”. Si las dos se aplican a la existencia de Dios, esto es, sus atributos: eternidad, omnisciencia, omnipresencia, gloria, etc., por un lado es inescrutable pero por el otro es examinable, deliberable y numerable, o sea, es lógico y matemático; no es científico pero sí es científico, no existe para la ciencia pero sí existe para la ciencia, pero con una inescrutable dimensión, una innumerable dimensión, una inexaminable (inventé la palabra)existencia y una no debatible existencia.
Dios es una paradoja, una hermosísima y ciertísima contradicción; y siempre un aspecto de él, el más profundo es asunto de fe, de creer en lo que nos dice de sí mismo y no de investigación, de teología no de ciencia, y de no pensarse así en esos dos extremos divinos, se enloquecen los sabios y se entontecen los entendidos (1 Co. 1:17-21; 2:6-9), se salvan unos y se pierden los otros.
La ciencia es muy hermosa cuando con la lámpara de la revelación bíblica se mete entre átomos, niveles de energías, protones, fotones y diserta hasta del hisopo que crece en la pared (1 Re. 4:33). Entonces sale corriendo desnuda y dice “eureka”, “lo encontré” o mejor dicho, en el lenguaje de Agustín obispo de Hipona, “¡me encontraste!”. No hay contradicción entre la ciencia y Dios, si ella tiene ojos en la cara y los dos no son ciegos.
145:4-8
"... anunciará tus poderosos hechos". Nota lo que he dicho anteriormente, Dios revela su existencia por medio de su poder; el pueblo crece en su conocimiento desde sus atributos naturales a los morales; Dios se muestra, obra y su pueblo por medio de sus hechos le conoce y aprende por su experiencia acerca de su bondad y misericordia. Dios no dice "te amo" sino que se lo demuestra, no le repite tanto que tiene de ti misericordia sino que pasa por alto tus pecados y te bendice (vv. 5-8).
145: 9
"... bueno es Dios para todos". No hay uno solo de nosotros que pueda alzar su mano y decirle "yo soy una excepción, Dios ha sido malo conmigo o indiferente", por muy inconforme que seamos.
145:10-12
"... para hacer saber a los hombres sus poderosos hechos". Publíquense los hechos de Dios no para hacer prosélitos o conversiones, sino por ese solo hecho, mostrar a los hombres su gloria. Agradó a Dios salvar los creyentes por la locura de la predicación, más el fin de la predicación no es salvar a los creyentes sino publicar la bondad de Dios. Amén y amén. Dios puede bendecirnos más con poco éxito que con mucho porque se puede querer ganar almas para tener éxito y que ése sea el fin por el cual hablamos. Cuando le falta bendición a tu predicación busca en tu vida, en tu relación con Dios y en el contenido de lo que enseñas, en la motivación que tienes para hablar, en tu fidelidad; porque para su gloria y para anunciar las virtudes que aquel que te llamó, has sido llamado. Tu ministerio obedece a esa sola razón, revelar la gloria de Dios ante los ojos de los hombres. Aunque tu predicación tienda a ser espiritualmente práctica, el pragmatismo no es su fin, sino el dogma; no el hombre sino Dios.
145:14
"... El Señor sostiene a los que caen". Si la caída no es en pecado; el que quiere estar firme mire que no caiga (1 Co. 10:12); levanta a los que le hacen tropezar; y ¡ay del que sirve de tropiezo a un hermano! (Mt. 18:7). Y si la caída es en pecado y se arrepiente, él lo alza.
145:15,16
Estos dos versículos puede que se refiera a los animales y a las aves; no contemplan casos particulares que mueran por inanición, sino el sostén general de la providencia.
145:17
"... justo, misericordioso". Por el contexto parece que justicia y misericordia sean una misma cosa. Sí, los atributos de Dios son inseparables porque Dios es una sola unidad. Amor y justicia van juntas.
145:18
"... de veras". En realidad la traducción sería “en verdad”, o en la verdad, en espíritu y verdad, en sinceridad, que es más o menos “de veras”. ¿Qué es de veras? Quiere decir de todo corazón, con fe; ¡ojo, pero con honestidad, sinceridad y fe en la oración!; aún así esas cosas no obligan a Dios porque él es más sabio que nosotros (vv.18-20).
146:1,2
"... alaba alma mía". Pudiera traducirse "alaba vida mía"; seguro que piensa en su alma como origen de su vida; o señal de su vida, porque alma y vida es la misma cosa. Y de una forma práctica y devocional yo pudiera poner mi nombre y enviar es me al templo para alabar al Señor.
146:3-6
"... en hijos de hombre no hay salvación". Mejor es que nos sostengan los brazos de Dios que los brazos humanos, que se cansan y perecen, más valen los brazos eternos de Dios (Deu. 32:27). Así piensa un pueblo que hace decisiones que afectan su historia. No confíes en los edificadores que tratan de edificar la casa de Dios con materiales humanos y no con la revelación; ni aunque ellos sean príncipes. Son los brazos de Dios los que sostienen su arca y no los de Acán. (Ver Jer. 17:5).
No cifre la iglesia su esperanza en el estado
Sal. 146:3-9
“Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob”. El énfasis y contenido de este salmo, especialmente los vv. 7-9, me hace pensar en nuestro Señor Jesucristo, de quien se dice que se halla lleno de gracia y de verdad (Jn 1:16), habita corporalmente la plenitud de la deidad y también es el todo (Col. 2:9; 3:11). En el salmo su autor comienza pidiéndonos que no confiemos en el hombre aunque parezca una buena solución por hallarse en eminencia (vv.3,4); la muerte puede arrebatarlo del panorama y nuestra esperanza esfumarse de un golpe. Si la iglesia cifra su esperanza, no en Dios sino en las autoridades, lo que el estado por ella pueda hacer, los cambios repentinos de la historia pueden acarrearle problemas (Ex. 1:8). La suerte de la iglesia tiene que correrla con Dios, aunque solícitos los príncipes piadosos la ayuden; los políticos por razones de conveniencia cambian y pueden dejarla sola, las sociedades se tornan otras.
Yo pertenezco a cualquiera de las clasificaciones del salmo; él hace justicia al agraviado, que nunca hay un justo desamparado ni que su simiente mendigue pan, que liberta a los presos de diversa índole, que levanta a los caídos y ayuda a los extranjeros. Dios es suficiente; si en él hallamos la plenitud, ¿para qué queremos más? Si has probado a Jehová en cualquier categoría y has hallado que es fiel, alábale todos los días de tu vida.
146:7-10
“Que hace justicia a los agraviados”. Nota que el ejercicio de la misericordia de Dios describe la obra de Cristo (Mt. 11:4,5). Jesús sana nuestras humillaciones morales; provee trabajo y salud para que tengamos pan, permite la indulgencia carcelaria y planes flexibles para la excarcelación (v.7); Jesús se deleita en que contemplemos su gloria, le tiende el brazo a los que fueron derribados, empujados por otros o resbalaron, y se regocija con los que aman y hacen lo justo (v. 8); extiende su favor hasta los inmigrantes que han escogido a su pueblo para sí (v. 9); no olvida aquellos hijos a quienes ha dejado huérfanos de padre ni a la esposa que ha dejado su compañero; Jesús no abre heridas y las deja sangrar continuamente, pero también sus ojos ven a los delincuentes (v. 9); él es el Rey de los menesterosos. Siempre que se hable de misericordia se debe mencionar a Jesús, el gran revelador del amor del Padre.
147:1
“Bueno es cantar salmos a nuestro Dios”. Los salmos no tienen un fin en sí mismos, ni al hombre como meta sino como beneficiario.
147:2
"... los desterrados de Israel recogerá". Siempre a Dios le ha preocupado recoger a su pueblo donde está, ninguno por solitario que se halle y escondido en lugar oscuro será olvidado. Dios sabe dónde hemos caído, adonde han ido a rodar nuestras vidas, y las toma en cuenta e irá por nosotros algún día.
147:3
"... él sana". Dios es el mejor médico para sanar las heridas de la vida. Una vez que las toca ya no duelen más, se recuerdan sin dolor y se cicatrizan. Si las escondemos de ajenos debajo de la justicia de Cristo, nosotros sí las analizamos y según aprendemos de ellas hablamos a los hombres.
147:4
"Cuenta el número de las estrellas y a todas ellas llama por sus nombres". Todos los hombres han mirado alguna vez las estrellas. David era uno de esos que al contemplar el firmamento quedaba como abrumado y decía de su propia boca "cuando veo la luna y las estrellas que tú formaste"-y se decía así mismo "¿qué es el hombre para que de él tengas memoria?". Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento denuncia la obra de sus manos. El Señor sabe quién es cada cual y nos conoce por nuestros nombres.
147:5
"... su entendimiento es infinito". Cuando Dios nos pide explicaciones no es para entender nuestros corazones sino para que las entendamos nosotros mismos; la confesión auto-explica.
147:7
“Cantad con arpa”. Un gran problema de la música actual no es tanto el uso de los instrumentos sino a quién realmente va dirigida ella, a quién se complace, si al hombre o a Dios.
Dios oye a los cuervitos cuando chillan
Sal. 147:9
"El da a la bestia su mantenimiento y a los hijos de los cuervos que claman"; se puede traducir “y a la cría de los cuervos cuando chillan”. Si ellos claman ¿tú no? ¿Será Dios más sordo a los clamores de un pájaro hambriento que a un hijo suyo, con alma inmortal, hecho a su semejanza, por quien Cristo murió, heredero de la vida eterna a quien Jesús fue a preparar un lugar junto al Padre? ¿Pueden compararse los clamores de un cuervo a los gemidos del Espíritu Santo? (Ro. 8:26). Jamás un cuervo clama de modo indecible; son clamores naturales y no espirituales que no tienen que ver con la salvación, con el perdón de los pecados, con la angustia por Israel y la preocupación por todas las iglesias.
Cristo no murió específicamente por los pájaros ni ellos son templos del Espíritu Santo, ni forman uno a uno la iglesia. Y aunque usted no lo crea, los chillidos de los cuervitos son oídos aunque tienen en contra la ley del mismo Dios a quien ellos pian, puesto que según Moisés, Dios los tuvo por pájaros inmundos, que comen carroñas y que deben ser separados de todo contacto con su pueblo santo (Lev. 11:11-27). Su lugar es entre los reprobados, los rechazados, él y todos los otros compañeros semejantes que aparecen en esa lista dietética. Con todo, un cuervo fue el que envió Noé para saber si se podía bajar del arca, e hizo el mismo trabajo que una paloma.
Y la simbólica lista habla de hombres y mujeres pecadores y de sus compañías. Los que según la ley de Jehová son inmundos suelen ser elegidos por la gracia de Cristo para la salvación e ingresar en la lista de los escogidos para volar y sentarse en los lugares celestiales. Separados por Cristo de sus viejos linajes y parentescos, y de esas somormujas, búhos, lechuzas, buitres, murciélagos, pelícanos y otros insectos de cuatro patas, cretenses siempre mentirosos y cretinos, que el apóstol llama “malas bestias” (Tito 1:12). Es una gran esperanza para la oración, que si Dios escucha y provee por los chillidos de todas esas aves que tienen los diez mandamientos en contra y todo el Levítico, seguramente nos oirá cuando clamamos por pan, agua o tenemos que volar fuera del nido buscando empleo, con otros muchas bocas que compiten.
147:10
"... no se deleita en la fuerza del caballo, ni en la agilidad del hombre", pero se deleita en los que oyen su palabra y le sirven (v. 11). Entonces se complace en mí.
147:12
“Alaba a Jehová oh Jerusalén”. ¿No eres oh Jerusalén, hechura suya, creada a su gusto, formada con sus manos? ¡Oh qué hermosa eres!
147:13
"... fortificó los cerrojos". Terminó el cerrajero y Dios le dio más fuerza a las piezas. Refuerza los cerrojos. Los enemigos son dejados afuera, los cerrojos de las puertas son gruesos e imposibles de romper y seguro adentro su pueblo se recrea en él.
¿Volverá el hombre moderno a tener fe?
Sal. 147.15-20
“Él envía su palabra a la tierra”. El Señor gobierna las estaciones y maneja a su gusto el crudo invierno. Da una palabra y corre el agua, desciende la temperatura y nieva, o se hielan las aguas que cayeron y hay peligro por todas partes, los hombres se refugian en sus habitaciones y hasta los comercios se vacían, todos temen transitar, suenan las sirenas casi de continuo, las ambulancias recogen en las calles los heridos, los bomberos apagan los fuegos, las compañías eléctricas reparan los daños hechos por el hielo y el viento, y el gobierno se apresura a despachar carros que vierten sal en las principales calles. Poco a poco se normaliza la situación; las iglesias son las últimas en abrir porque hay más miedo a salir un domingo para adorar que un lunes para trabajar. Y pocos piensan en Dios, que fue él y no la atmósfera que nos envió el agua y el hielo, y nada aprenden los hombres en esta sociedad científica que no ve ningún Ser Supremo en los fenómenos naturales. ¿Dios, volverá el hombre moderno a tener fe sin ser supersticioso? ¿Cuándo venga Jesucristo, hallará fe en la tierra? (Luc.18:8); por supuesto que sí, hallará un remanente escogido por gracia y los demás, con ciencia y todo, serán endurecidos (Ro.11:7). No es la “madre naturaleza” amigo, es Dios que Creador porque dice, “al hombre y al animal conservas” y “envías tu Espíritu y renuevas la faz de la tierra” (Sal.104:30). ¿No podrá el hombre algún día hallar la relación íntima entre el Espíritu y la materia? ¿Entre la Inteligencia universal y las leyes que tú pusiste? Dios sigue siendo el Creador y sustentador del universo, y los más escépticos algún día tendrán que decir amén.
Dios no es de “sustancia” estática
Sal. 147:15-19
¿Puedes ver como yo, amigo, reconocer en las leyes naturales la acción de la palabra de Dios? No plantea su existencia como en un mundo solitariamente regido por las leyes naturales. No, sino que piensa que la acción continua de cualquiera de ellas, no es impersonal, sino que por la voluntad de Dios que envía su palabra es que cada una opera. No cae un pájaro a tierra sin su consentimiento ni la lluvia moja los campos de los justos como de los injustos sin que sea su expresa voluntad. No vivimos en un mundo gobernado por leyes y no por Dios, sino por un Dios que gobierna con leyes (148:6). Una ley cualquiera es una forma concisa, fija, matemática de Dios obrar; es una revelación de su carácter, de su persona. En la naturaleza lo que de Dios conocemos, él nos lo ha manifestado. Cuando el sol sale o la lluvia cae sobre la nieve y se derrite, Dios ha enviado su palabra (v.18); hay actividad divina en cada una, Dios está constantemente en acción operando su inmenso mundo. Ni el ser divino es de sustancia estática ni en su mundo las leyes que puso lo sustituyeron. Constantemente está en acción totalmente informado y en control de lo que está haciendo; y Cristo, su Verbo, Palabra, sustenta todas las cosas con la palabra de su poder (He. 1:3) y él es antes de todas las cosas y todas las cosas en él subsisten (Col. 1:17). Cuando el salmista emocionado termina no puede sino decir ¡aleluya! Y con gratitud a Dios reconoce la elección de su pueblo Israel, único, privilegiado, excepción, medio usado por el Señor para traer la salvación al mundo.
148
Uno siente deseos de alabar a Dios cuando ha recibido alguna bendición, ha tenido la revelación de algunos de sus atributos y visto su gloria y grandeza. La mejor adoración, la mejor oración, las precede la Palabra de Dios.
148:5
“El mandó y fueron creados”. Tenemos que alabar a Dios doblemente, somos suyos por dos fuertes razones, porque somos creados por él, porque somos criaturas vivientes y porque somos redimidos por la sangre de su Hijo. Que una criatura no alabe a su Hacedor es una monstruosa ingratitud, mil veces mayor que la de un hijo que reniega de su amoroso padre. A no ser que haya sido creado con una piedra, una gota de agua o una estrella. Y aun así, el Espíritu ordena a los seres no vivos, o inmóviles como el cedro del Líbano, que también se regocijen, al menos sacudiendo sus ramas dando honor a su estructura o arrojando con orgullo sus completos frutos.
148:7-12
“El fuego, el granizo, el vapor”. Toda la creación. Los peces en su mundo silencioso con sus formas bellas y extrañas, con las obras y vidas que les fueron dadas. ¿El fuego? Que devora los bosques, los hogares, las ciudades, que nos calienta en invierno y cuece nuestros alimentos; el fuego místico, el espiritual, con el cual adoramos a Dios convenientemente y extendemos el reino de su Palabra. El granizo bello, lúcido diamante que refleja su luz y ejecuta su ira. El viento que hace danzar las ramas de los árboles, que tira al piso la hoja muerta y juega en el remolino con el polvo; que trae la lluvia y se la lleva, y el ciclón, y el tornado devastador. Alaben no la fuerza de la naturaleza sino a Dios. Los jóvenes en pleno vigor, con sus sueños y entusiasmos, que trae la alegría que la vida ha consumido de los ancianos, alaben en espíritu y en cuerpo las doncellas, las hijas de Débora y Sara, madres de Israel, y los niños en su inocencia, alaben a Dios. Alábele su pueblo, el más cercano, la iglesia (v.14), el pueblo creado en una cruz, con la muerte de su Hijo, con sangre y justicia, y con el Espíritu y la Palabra. Alábenle más, los que tienen más razones para hacerlo.
Caminando y suspendiendo la ley de gravedad
Sal. 148:8
“El viento de tempestad que ejecuta su palabra”.
¿Son los ciclones, huracanes, tropicales tempestades, nada más que ciegos fenómenos naturales producidos por cambios atmosféricos? Los meteorólogos nos dicen solo cómo se producen. Sí, el aire caliente, la intensa humedad, las presiones, propician la salida de vientos y el comienzo del fenómeno. Las temperaturas frías lo detienen y lo matan. Esas son algunas condiciones, pero ¿por qué? Ese es el procedimiento natural, las leyes. ¿Por qué existen esas leyes, por qué unas veces se juntan esas condiciones y otras no? ¿Siguen las tempestades un curso caprichoso y errático? ¿No sorprenden, a veces, con cambios bruscos, a los meteorólogos y no se ajustan a ningún modelo?
Jesús no negó desde antiguo que por observación del cielo se puedan hacer predicciones, cuando mencionó los pronósticos del tiempo sobre la base de los arreboles del cielo (Mt. 16:2,3); y eso que en sus días no se conocía mucho sobre los movimientos del viento, ni se sabía de dónde venía ni a dónde iba (Jn. 3:8), pero hoy con el avance de la tecnología se puede de este asunto para más o menos saber, como dijo Salomón, qué sentido tienen los giros del viento.
Es la misma idea del Salmo 147:15-19, por la palabra del Señor tienen lugar todos esos fenómenos conocidos. No es una explicación que se le dé por ignorancia de las leyes que rigen las tormentas, las nevadas y la lluvia; más bien por el v.6 se da cuenta que hay una ley pero que es dada por Dios: “Le puso ley que no será quebrantada”. Eso es distinto a la cosmología pagana que adjudica los fenómenos naturales a dioses, donde ellos los operan sobre la base de sus propios caprichos o intereses volitivos. No, el Dios de la revelación opera el mundo con leyes y eso falta dentro de las invenciones religiosas de los humanos. Los adoradores de Jehová no excluyen sus leyes sino que él ejerce su voluntad por medio de ellas. El viento y la tempestad ejecutan su palabra.
Lo que está claro es que el Legislador se halla por encima de las leyes que creó. Jesús caminó sobre las aguas neutralizando la gravitación, como si fuera “un mar de vidrio”, y ordenó como a un personaje, a los vientos que se callaran y la tormenta cesó. Cristo es esa palabra (Jn. 1:1-18) por medio de la cual el mundo fue hecho. De sí mismo hizo la luz. Si observas el prólogo del evangelio de Juan verás que la palabra que crea la luz física es la misma que crea la luz espiritual, el conocimiento de Dios. No se puede distinguir fácilmente cuando Juan está hablando de la luz del universo o de la luz de la revelación; “…aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre, venía a este mundo, en el mundo estaba y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”.
La vida y los hechos de Jesús son pruebas fehacientes de que Dios hizo el mundo, que lo hizo por medio de él y que continúa gobernándolo por medio de su palabra. Sus leyes admiten su intervención, son expresiones de su voluntad; ellas solas no gobiernan el mundo con voluntad impersonal, sino que obedecen las intenciones y deseos de la Deidad. Esa es una razón por la cual hallamos en la teología paulina al Hijo mencionado cuando se refiere a Dios como Creador. Debemos reflexionar seriamente sobre la palabra que nos es dicha en la Biblia porque quien la inspiró es el mismo que por ella hizo el cielo y la tierra y que murió para purificar nuestros pecados (He. 1:1-3). El cielo y la tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán. Mire con moderna admiración, la del siglo XXI, a Jesús andar sobre los párrafos de la ley de gravedad y poner los pies justo donde puso los números en forma matemática, y dejó que la ecuación sumara cero y no se tragara alguna parte de su cuerpo más allá de la tensión superficial, activando con su mismo peso la fuerza de empuje hacia arriba, del agua, y anduviera, por el viento flotando sus cabellos, hasta que le dijo con un dedo frente a sus labios, “¡shiii, no hagas más ruido”.
La danza nunca formó parte del culto mosaico
Sal. 149:3
“Alaben su nombre con danza”. Esto es una expresión de alegría más que de adoración. No está proponiendo una forma de culto para Israel, o un modo colectivo de adoración. ¿Piensas que por este mandato ya puedes salir a danzar en un culto cristiano? ¿Cuándo tú has leído que la danza formara parte de la adoración en el templo? Se suele acudir a la danza de David cuando traía el arca a Jerusalén, diciendo que aquel hecho permite a los cristianos hacer lo mismo en la adoración de la Trinidad; hasta se canta: “Yo danzo como David, yo danzo como David”. Pero el rey nunca danzó entre los atrios de la casa de Jehová, jamás dio un solo brinco dentro de las cortinas del tabernáculo. El baile público de David (porque fue solo él, nadie más lo hizo), fue en las calles de la ciudad, enfrente de una procesión patriótico-religiosa; en una fiesta popular. La danza de David fue hecha como expresión de alegría, no como un ritual ni como parte de su adoración a Jehová delante de quien lo hacía; no fue un hábito cúltico. En la iglesia cristiana, que no lleva arca en procesión ni celebra la pascua judía, ni los tabernáculos, ni los panes sin levadura; nada de eso; en una época donde la música del templo no es la del pueblo, que tiene la suya, nada tiene que ver la danza en sus servicios. No hay rastro en la historia cristiana que alguna vez la iglesia absorbiera el estilo de las festividades populares judías dentro de sus cultos. El culto cristiano no tiene un equivalente en la adoración del Antiguo Pacto, aunque los salmos siempre se han usado como himnario. El culto cristiano fue algo nuevo, en torno a Cristo y a su palabra; una revelación nueva con una adoración nueva. Es difícil concebir a Pablo, aun en Corinto, saltado como David, con un himno en la boca.
Y lo mismo se podría decir de las orquestas del salmo siguiente (Sal. 150). Si el pueblo, en tiempos davídicos, cantaba sus salmos, cánticos de Sion, es lo contrario a lo que hacen hoy, la música, el estilo no es el de Sion, sino el del pueblo. La gente ahora no canta las canciones de Dios sino que el pueblo cristiano entona y adora a su Señor con estilo profano.
149:4
"... Jehová tiene contentamiento en su pueblo". O también que aceptará a su pueblo especialmente a los humildes o afligidos. Si Dios está contento con nosotros, escoge bendecirnos con la salvación; si el alma de Dios se regocija con su pueblo allí envía él bendición y vida eterna. "... hermoseará o adornará, decorará"; también la salvación hace hermoso el rostro, el pecado nos afea. El pecado no es bello, es feo. Ningún rostro es tan bello para Dios como cuando refleja la hermosura de su santidad (110:3).
Sal. 149: 5
"... y canten aún sobre sus camas". Alabando al Señor al extremo del día, cuando se hace un recuento de sus bendiciones, cuando se dan gracias, cuando se ora por la familia y la iglesia; los últimos pensamientos del día han de ser para Dios. Oh Dios que yo sea continuamente agradecido a ti; que mi cama no sea un lecho de lujuria, un lecho con mancilla y de pasiones de concupiscencias como los gentiles (1 Te. 4:4-6). Que mi cama sea santa, y la que duerme a mi lado.
Sal. 149:5-7
"... para ejecutar venganza en las naciones". ¿Esto es un expansionismo sionista? No. Israel como potencia mundial para defender su vida y su religión, la revelación de Dios. Sin ese nacionalismo político-teológico no hubiéramos tenido Biblia, el Mesías y la salvación. Sujeta entre tus manos la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, y venza Dios entre las naciones, no matando pueblos sino resucitándolos; para encadenar el pecado con grillos, a satanás con cadenas; y a los perdidos atarlos y desatarlos. Oh Señor bendice las poderosas huestes de misioneros que combaten por tu nombre y gloria. (Leer Apc. 20:1,2; Mt. 16:19). Amén
Sal. 150:2
"... la muchedumbre de su grandeza". Indica el número grande de formas que Dios tiene para mostrar su gloria, o la excelencia. ¿Tienes ojos y sabes contar? Mira, si puedes, a Dios en las pequeñas cosas de la tierra y en las grandes y alábalo; cuenta, uno, dos, tres, hasta donde la revelación te de su luz y tu corazón espiritual pueda juzgarlas. La misericordia de Dios y las glorias de Dios son grandes y numerosas en gran manera; por experiencia lo sabemos, y te alabamos Señor. Tú eres un Dios de proezas, invencible, nadie como tú, doblamos nuestras rodillas ante tu presencia y te honramos por la multitud de bondades mostradas hacia tu pueblo. Amén.
Sal. 150:3-6
"...alabadle a son de bocina". Y mejor que eso, alábale con una vida santa digna del evangelio y de la vocación con que fuiste llamado. Una forma de culto más centralizado en la redención y regeneración que en la formación nacional de un pueblo; más en el espíritu y la verdad que las ceremonias y sacrificios de animales; no, que aquel entonces la palabra no era el centro de la adoración, hoy sí, o era ella pero en sombras y símbolos. Hoy el Verbo y el evangelio ocupan el primado. Han mejorado las razones para adorar a Dios, ha progresado la adoración. Una orquesta así hoy, serviría más para el disfrute de los participantes que para la adoración divina. Oh músicos, retrocedan, minimícense y magnifiquen a Cristo con fe y buenas obras, y more la palabra de Dios en abundancia entre nosotros, y vayan detrás de la predicación porque a Dios agradó salvar al mundo por esa clase de locura (Col. 3:16).
Título: Buenas nuevas de lejas tierras (25:25).
Proverbios de Salomón
Proverbios pertenece a la literatura llamada sapiencial o de sabiduría. La literatura hebrea sobre la sabiduría incluye Job, Proverbios, Eclesiastés y ciertos salmos (1, 37, 49, 73, 112). Los maestros de sabiduría estaban interesados en la formación de hombres pensadores, dignos en carácter y bien formados en la construcción política de la nación. Pensaban que la efectividad profesional estaba relacionada con el valor del carácter.
Algunos piensan que cuando dice “proverbios de Salomón” pudiera indicar no sólo que él haya escrito algunos, sino que eran proverbios sabios, de la colección de Salomón o discípulos salomónicos (25:1; 30:1; 31; también ver 22:17 y 24:23. Ver nota 16:25 y 18:8; 26:22; 23:29-35). Espero, hijo mío, que no seas tan insensato como para entregarte al alcohol. El sabio enseña que la borrachera es una necedad. Los que leemos el NT quisiéramos que hubiera dicho que los borrachos no heredarán el reino de Dios (1 Co. 6:10), pero no lo dice porque aparentemente Salomón no escribió Proverbios, ni ninguno de sus libros con intención religiosa. No se propuso componer algún libro bajo la inspiración del Espíritu Santo para engrosar la revelación de Israel, sino para que fuera leído por personas con y sin religión, aunque Dios forma parte de sus escritos, y afirma que el principio de la sabiduría es el temor de Dios. Excepto Cantares que no lo nombra.
Para Salomón, Proverbios era un libro sobre la moral y la conducta humana, teniendo como trasfondo, sí, el temor de Dios, pero para obrar con sabiduría (24:23), “también estos son dichos de los sabios”. Salomón aprendió de otros; todas sus buenas reflexiones no se le ocurrieron sólo a él. Esto muestra que Proverbios es una colección que pertenecía a Salomón (25:1). ¿De dónde los copiaron? ¿De los originales? Quien los haya tenido los compartió con estos varones, se los prestó, pero no se los vendió.
Cuando se predica sobre Proverbios hay que hacer un gran esfuerzo para que el mensaje sea trascendental; el expositor se ve obligado al pragmatismo que el texto le impone, con dudosa satisfacción para los oyentes, a no ser que de voces de auxilio a los autores del NT y corra a encontrarse con ellos. La gracia de Dios casi pasa indetectable en ese libro bíblico porque está distribuida en pequeñas y esparcidas porciones de modo que no alcanza solitaria en un grupo de versículos elegidos como asiento del sermón. Y esa es la razón por la que éste necesita la contribución suplementaria del NT, y cuando se la solicita arroya el texto y lo sobrepuja de tal modo que en vez de hacer crecer en notoriedad las viejas palabras, sobresalta su endeble figura y raquítico contenido espiritual. Leamos Proverbios, con pasajes del NT.
Pro. 1:1-4
“Para entender doctrina”. La palabra doctrina en hebreo “muwcar” es primero castigo, reproche, exhortación y además instrucción. En Proverbios el castigo (con varas) forma parte de aquella vieja educación; y aquí tiene en su mira a los muchachos, como parte de la educación doméstica y familiar. Para dar inteligencia y para enseñarnos a comportarnos bien. Reflexionar sobre la palabra disciplina en 3:11; 15:32 (se enfatiza la palabra castigo y se pone como sinónima de corrección) que es la misma que en 1:2; y en Sofonías 3:2 es la misma y se traduce corrección. La disciplina, la corrección y el castigo físico, es una forma ¡doctrinal! de educación.
Pro. 1:5, 6
“Oirá el sabio y aumentará su saber”. Aquí tiene como objetivo al adulto y en especial a los instructores que deben estar bien preparados para utilizar ilustraciones en forma recordable, como la parábola y dichos cortos y apelativos que puedan recordarse. Nuestro Señor Jesús hizo uso de ambas cosas en su elegante elocuencia. No digas que ya lo has aprendido todo; quizás lo que sabes no lo sabes como debieras saberlo. El sabio nos impulsa a saber más, a abrir el apetito intelectual. ¿No has pensado en aumentar tus conocimientos? Hasta el día de tu muerte debes proseguir aumentando tus conocimientos y creciendo en gracia. No te disminuyas. “Dichos profundos” o “los acertijos de Dios” “los dichos oscuros de Dios” y “los enigmas de Dios”. Piensa en la providencia para que veas que desconcierta. Este mundo, no la Biblia, parece gobernado con locura, por una mente errática y esquizofrénica, injusta, malvada y caprichosa. Y todos esos actos incomprensibles y oscuros tienen un mensaje divino. Aprende, maestro.
Pro. 1:7
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Un saludo de aprobación para el elocuente autor, que menciona el culto a Dios que pudiera resumir todo el aprendizaje civil y ético del compositor. Está escondido y no se ve, pero yo le suministro la palabra que falta, el temor a no hacer la voluntad de Dios y pecar. La palabra ausente es pecado, que se ha hecho hábito en esta sociedad que no quiere oír de ella. Por ahí debes empezar, temiendo a Dios, no una auto manufacturada ética sin temor a Dios. Todos tus conocimientos te sirven para adorar a Dios y apartarte del pecado.
Pro. 1:10-18
“Hijo mío si los pecadores te quisieren engañar”. “Si los pervertidos te quisieren seducir” (BTX). La palabra engañar se pudiera traducir como “criminal” o “inducir”. La principal preocupación del padre sabio en este capítulo, es que la influencia de los malos amigos sobre su hijo sea mayor que la suya y que fuera reclutado por alguna pandilla que le ofrezcan villas y castillos, dándole buenos golpes a los que tengan dinero: robo y homicidio (vv.10-13). Se lo pudieran engañar proponiéndole aventuras locas. Jóvenes que quieren hacer dinero rápido por medio del pillaje y la delincuencia, y se hacen ilusiones que llenarán hasta el techo sus casas con dinero, y lo aprenden cuando acaban en prisión. Los engatusan con engaños para torcerle el brazo a una sociedad organizada con sus policías, agentes investigadores, cárceles y leyes muy severas hasta la pena de muerte. No piensan en eso, que los van a atrapar (Ro. 13:1-4). Hijo, si te hacen proposiciones dudosas consúltalas con tus padres.
Pro. 1:20,21
“La sabiduría clama en las calles”. Hoy no hay sabiduría en las calles como antaño, cuando los maestros como Jesús predicaban en las plazas públicas, o los ancianos se reunían en las puertas de la ciudad para hacer juicio; la sabiduría actualmente se encuentra en las bibliotecas, en las universidades, en los areópagos modernos, en los muchísimos libros que permanecen cerrados sin que alguien se tome la molestia de abrirlos, en las librerías. Esos son los mejores sitios para los jóvenes. No des crédito a eso que con eufemismo llaman “la universidad de la calle”.
Pro. 1:23-31
“Entonces me llamarán y no responderé”. La sabiduría o la razón, es personificada y los que la ignoran y obran opuesto a ella, obtendrán malos resultados; aun los que con cierto temor a las consecuencias se atreven a obrar el mal (vv.26,27). El miedo a las malas consecuencias no es suficiente para refrenar el pecado, porque la persona piensa que quizás no le pasará nada malo y podrá disfrutarlo sin ser descubierto. ¡Error! Si hubieran escogido temer a Jehová y no a las consecuencias no hubieran pecado (v. 29). Si quieres enseñarles una ética a tus hijos, enséñales el N.T. y el A.T., o sea, la revelación de quien es Dios y además enséñalos a orar para que tengan fe, porque de ella nace la obediencia.
Pro. 2.
Hay cosas importantes en este capítulo. Me llama la atención el aspecto interior de la ética religiosa (vv. 1, 10); “dentro” de ti, aunque es más bien “esconder” en ti; pero se acopla bien con el v.10 que sí es “ir, venir” al corazón; la cual, mediante la educación, cuando la Palabra de Dios llega al interior, ella opera. En segundo lugar, el fuerte deseo con que se debe orar pidiendo a Dios que la instrucción de la Palabra sea efectiva (vv. 2-7). Mientras avanza el capítulo se hace un contraste entre el deleite de los impíos (v. 14) y el deleite de los santos (v.10); y el capítulo madura cuando se le promete al joven que Dios lo liberará del adulterio (vv. 16-19); de las concupiscencias de mujeres infieles a sus maridos, que son dominadas por sus pasiones juveniles y regresan en el tiempo, con experiencia impía, a buscar jóvenes incautos.
Pro. 2:1
"... dentro de ti". Las ceremonias religiosas no se pueden meter dentro de la persona, pero sí la palabra de Dios (He. 4:12); es ese lugar de ella, dentro del alma y del corazón; para que eso ocurra tiene que ser enseñado por Dios (Jn. 6:45).
2:3
"... si clamares". En el camino de la vida nos esperan tentaciones de todo tipo, y desde el primer día de instrucción religiosa debe ir acompañada por peticiones de gracia a Dios; la fidelidad y la obediencia a la Palabra de Dios están relacionadas con la oración, y específicamente con la clase de oración que se hace; si es potente, sincera y llena de fe. Posiblemente aprendamos más pronto las palabras de Dios que a orar (Luc. 11:1).
Pro. 2:4
"... plata, tesoros escondidos". En muchísimos pasajes de la Escritura se nos enseña que el conocimiento de Cristo es un tesoro, o como se escribió, “las inescrutables riquezas de Cristo” (Efe. 3:8). Compáralo con lo mejor del mundo, la basura quiero decir (Flp. 3:8). Hablando de todo eso, la sabiduría se compra, quiero decir los libros de autores que la depositan en sus publicaciones, y no es un malgasto usar algún dinerillo en adquirirlos, aquellos que cavan en la Escritura y desentrañan de ella enseñanzas para el cerebro y el corazón, para pensar alto y sentir profundo.
Pro. 2:5
"... entenderás el temor del Señor". Yo sé que aquí el temor a Jehová es equivalente al temor a la Palabra de Dios, pero me parece que también indica que temer y entender son equivalentes. No dice "entonces sentirás el temor de Dios" sino "entenderás" el temor de Jehová. El temor a Jehová es el fruto del conocimiento. Mi temor a Dios no es por el castigo sino por su Persona, su grandeza, su carácter, su amor, su perdón; por lo que soy de él: su hijo, un pecador justificado y muy perdonado. Por lo que ha hecho por mí; y miedo por lo que me pudiera convertir el pecado y por lo que dejaría de ser. En lo último que pienso, si pienso, es en el infierno.
No es el veleidoso libre albedrío
Pro. 2:8
"... guarda las veredas, preserva el camino". Las palabras veredas y caminos son similares, “carreteras muy utilizadas” pero la última significa también “curso de la vida” y “modo de acción”. La primera traducción de preservas es “cerca, protección”, una valla alrededor de nuestros cursos de vidas y modos de acción; el Señor tiende una cerca de protección a todo lo largo del camino de sus santos para que el furioso león no los toque (Job 1;10); las dos palabras en significado son parecidas Si comparas este versículo con la tentación que sobreviene a los jóvenes en los vv.16-19, te das cuenta que no dice que tú serás librado de esa clase de pecado, sino que Dios te librará de cometerlo; será él quien envíe su palabra y sus ángeles para que tu pie no tropiece en piedra; el conocimiento ético provee la sabiduría, los principios, pero esas cosas no son suficientes para dominar las pasiones y rechazar los halagos de la infidelidad. Es Dios mismo quien personalmente se encarga de tu preservación porque él es el guarda de los santos (hombres) (Job 7:20). La preservación de la vida espiritual de un joven, o de un adulto, no está encargada sólo a su potencia interior y a la gracia recibida, sino al auxilio y socorro pronto que viene de parte de Jehová, es externo, tanto como interno, el dominio de él sobre las circunstancias y el cambio de las condiciones que proveen terreno fértil para la caída en el pecado. La perseverancia de los santos es algo que Dios se toma muy en serio y que no la deja al veleidoso libre albedrío, es un compromiso que tiene con su propósito y consigo mismo. A él sea todo el honor y la gloria por nuestra preservación y nuestro testimonio.
2:14
"... se alegran, las perversidades del vicio". Se puede traducir “mal, pecado”. Se ríen y saltan alegres por los impulsos del pecado. Es que no conocen otra clase de alegría. Son extraños y locos esos festejos; y en el fondo tontos y vanos, hasta peligrosos.
3:1
"... no te olvides... mis mandamientos". Se traduce ley. ¿Cómo criar sin ley a tus hijos, padre?”. Saca tus leyes de la Biblia. Mira la insistencia de un padre para adoctrinar a su hijo insensato ¿tal vez porque su ejemplo obstaculizó su doctrina? Nunca tal nos ocurra.
3:2
"... largura de días, y años". Una vida sana y moralmente saludable aumenta las posibilidades de su longitud. Hoy día habría que añadir a la promesa de Jehová: “Si haces ejercicios físicos, si miras la etiqueta de lo que compres y vas a ingerir y comes saludable porque tu cuerpo y figura dependerá de lo que ingieras y sin mucha sal ni grasa”.
3:3
"... la misericordia y la verdad". Supremas virtudes para el comportamiento humano; la misericordia tiene que ir acompañada con la verdad, para que no haya acepción de personas y sea saludable; la verdad tiene que ser dicha con misericordia tanto como con justicia, la verdad dicha siempre es justa; la misericordia escoge las palabras y la lengua veraz las dice en el momento y con su respetuoso énfasis.
Pro. 3:4
"... favor y buena opinión ante Dios y los hombres". Un modo de aumentar nuestra influencia espiritual entre la gente. La buena fama es como un buen perfume regado sobre la personalidad (Pro. 22:1; Ecl. 7:1), sin embargo, nadie se escapa que le escriban falsamente un mal reporte (2 Co. 6:8). La opinión de Dios es la primera que tenemos que tener en cuenta, de ella se deriva nuestro testimonio; y si hay conflicto entre uno y los otros, escojamos agradar a Dios primero que a los hombres (Ga. 1:10).
3:5
"... no te apoyes en tu prudencia (conocimiento). La experiencia vale, si es de fe. No arregles tus caminos sólo con tus propias ideas. Tu propia sabiduría puede llevarte lejos, pero recuerda que es frágil y vulnerable, tan débil como tú mismo. Fíate de lo que dice Dios.
3:6
"... él enderezará tus sendas". Que no quede ningún aspecto de tu vida donde no introduzcas a Dios. Cuando todo se va componiendo es que Dios está trabajando. Se nos joroban las cosas, Señor, sin quererlo, y con el tiempo y tu gracia las vas enderezando y el corazón va latiendo de emoción y dicha al ir contemplando la bondad de tu sabia providencia. ¡Qué gran promesa es esa, “enderezará tus sendas”, claro, precedida por un requisito, “reconócelo en todos tus caminos”; y ¿qué he hecho yo si no? En ningún asunto te he dado de lado.
Pro. 3:7
“... no seas sabio en tu propia opinión"; o no seas sabio ante ti mismo, ante tus propios ojos. La opinión de uno puede estar viciada con afectos pecaminosos y poner en peligro el alma; el temor de Dios es más sabio que nuestras opiniones. Es mejor dirigirse por la Biblia, por la oración, que por opiniones que son quizás incompletas, porque tal vez estén limitadas por el prejuicio o procedan de una fuente cultural y tradicional equivocada, según la manera de pensar de los hombres y de la gente de la calle. No siempre nuestros ojos ven bien. Confía en Dios más que en tus ojos.
Pro. 3:7,8
"... medicina a tu cuerpo... refrigerio para tus huesos". En vez de cuerpo alguna traducción dice ombligo porque la palabra significa cordón. El pecado enferma; cuando la tentación se ha metido dentro el mal llega hasta los huesos, produce fiebre y delirios (Ro. 1: 27). La palabra de Dios es buena medicina para los huesos, la única que entra hasta ellos (He. 4:12). Una buena lectura o un buen sermón son como recetas de un quiropráctico o de un ortopédico.
Pro. 3:9,10
"... honra a Jehová con tus bienes". No abandones hijo mío, el sostén de la casa de Dios, de lo que Dios te da, saca lo primero para él, en todo Cristo tenga la preeminencia; no solamente lo honres de labio sino con tu bolsillo; si eso haces él abrirá las ventanas de los cielos (Mal. 3:10), y recibirás bendición; pon primeramente el reino de Dios y su justicia en tus intereses financieros, hazlo prosperar, comparte tus bendiciones con Dios, es la mejor forma de darle gracias por lo que has recibido, devolverle una parte para la prosperidad de su reino. No abandones al levita (Deu. 12:19).
3:11,12
"...no rechaces el castigo". (Ver 1:1-4). Busca en tu vida no sólo las consecuencias de tus equivocaciones sino los castigos de Dios, no te desalientes con ellos porque vienen con amor y se les llama también corrección (He. 12:5,6). La palabra traducida fatigues significa también “no te disgustes”.
3:14
"...ganancia mejor que la plata... más que el oro fino". No hay oro y plata en el mundo que valga más que alguna verdad y un buen pensamiento. Esas cosas nos hacen mejores pero el dinero no, la ganancia de la plata puede ser la vanidad, la codicia, el desarrollo de la envidia, pero jamás la verdad produce malos resultados ni los buenos pensamientos.
3:17
"... sus caminos son deleitosos”. Agradables. Pienso que con la sabiduría he hallado misericordia, porque mis caminos son deleitosos y de paz. Señor has convertido mi vida en un paraíso (v.18).
3:19,20
"Jehová con sabiduría fundó la tierra". Cuando vivas con sabiduría y con inteligencia te mueves en armonía con la creación, es tu ayudadora, tu amiga, no tu enemiga. Hacer el mal es ir contra la creación, es anti-espiritual, desgraciadamente una anomalía de lo natural, un desorden, es caótico y suicida. Si vas contra Dios tiene toda la creación contra. Es ir contra-naturaleza.
Pro. 3:28
“No digas a tu prójimo: Ve y vuelve, mañana te lo daré”. No digas que no tienes y sí tienes (Lee en 1 Jn. 3:17,18). Esto habla de las obras de la fe no de una fe sin obras y muerta.
3:29
"... no intentes mal", o no fabriques ni lo trames, no siembres mal. No seas traidor ni dañes a tu
prójimo. Es mejor un buen vecino amigo que un hermano lejos (27:10).
3:31-33
"... no envidies al injusto". O el violento, el injusto, el impío. Hay impíos que prosperan con iniquidades y alcanzan éxito con pecados; ¿no te preguntarás el origen de esa prosperidad ni querrás saber el origen moral de sus ganancias? ¿Pagarás con tu alma por llegar adonde él? El impío no tiene lo que tú tienes, la comunión íntima con Dios y los felices frutos del Espíritu Santo; y esa es una verdadera prosperidad y la mayor ganancia (3 Jn. 2); recuerda que el vituperio de Cristo es mejor que los tesoros de los egipcios (He. 11:24-26). La maldición de Dios gravita siempre sobre la casa del impío y si tiene alguna bendición suya, también Dios la maldecirá (Mal. 2:2). No es ser pobre lo que debes temer sino a la maldición de Dios.
Las matemáticas y la teología
Pro. 4:3-7
“Porque yo también fui hijo de mi padre, delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, guarda mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará. Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia".
Por este testimonio de Salomón y su madre, nadie debe dudar que David se preocupaba de la instrucción religiosa de sus hijos, aunque si ves bien es una exhortación al progreso intelectual; o así lo entendía su hijo. ¿Es eso sólo lo que Salomón recuerda, una parte del todo y no lo espiritual? ¿Es que no leyó las composiciones religiosas de su padre, es decir el salterio? Si lo hubiera estudiado habría sido influido más por el alma misma de David. A veces los libros de grandes autores no son leídos por sus hijos y a eso se debe la lamentable diferencia entre él y ellos. Ese aspecto intelectual es casi desconocido de David, que comúnmente se le tiene como un músico, místico, poeta, pero no como un pensador profundo fuera del alma humana. Y lo era, un gran analista del ser humano. Es una lástima que Salomón no logró ese combinado balance entre inteligencia y espíritu que logró su padre, tomando sólo una parte de su carácter y costumbre.
En cuanto a Salomón, en el fondo tenía un monoteísmo estable aunque no profundo (recuerda que siendo viejo sus mujeres lo condujeron a la idolatría (1 Re. 11:4); lo cual quiere decir que el canoso rey no sujetó sus pasiones conforme al honor que había adquirido. Si se hubiera dedicado a adorar más, combinado con inteligencia (1 Co. 14:14,15), que a la arquitectura del templo, que a estudiar los hongos, los pájaros y las hormigas, y es que supongo, hubiera hecho mejores Proverbios, reducido la sensualidad de Cantares y tendría el Eclesiastés menos tristeza y frustración. La revelación bíblica es progresiva. La razón perfecta es la espiritual, el intelectual perfecto es el espiritual. Es un error que los padres cometen con sus hijos cuando hacen que prefieran totalmente el arte de la literatura secular al contenido de la literatura cristiana, Homero y Víctor Hugo a Agustín y Juan Bunyan.
¿Por qué no las dos cosas, la universidad y la iglesia? San Pablo, especialmente Romanos, es bueno para aprender lógica, y sus escritos muestran una mente enciclopédica. Ambas pueden ser espiritualmente inseparables. La inspiración bíblica tiene mucho que darle al mundo, si quien la predica o la escribe es guiado por el Espíritu Santo. Por supuesto que la Biblia no es un libro de entretenimiento sino de instrucción y los libros que salen inspirados por ella, caminan por los siglos y sin cansancio, con paso majestuoso y triunfal. El contenido de la palabra de Dios, donde se halle, es inmortal. Tal vez desconocido o abandonado, pero inmortal.
Debe nuestra prole aprender de nosotros el perfecto balance entre fe y razón, ciencia y religión, a pensar alto y sentir hondo. Que tengan la mente de Cristo, que haya en ellos el sentir que hubo también en Cristo Jesús; y que amen tanto las matemáticas como la teología; y concluyo sin ofender a un autor bíblico, y como si le hablara, "Salomón debiste haber tomado más en tus manos el diario y las oraciones de David".
4:15
"... pasa adelante". Es una palabra muy sabia pasa, aléjate, desvíate, vete. En hebreo es cruza, transita. Ándate solo y déjala atrás y que ella haga lo que quiera y se junte con otro que no seas tú.
Pro. 4:18
“Es como la luz de la aurora”; amanece y crece hasta el mediodía. Ten paciencia que los caminos de los justos, Dios los perfecciona y según el tiempo se vuelven más claros.
4:19
"... no saben en qué tropiezan". No quieren reconocer que es el pecado el que les ha hecho salir las cosas mal; porque el pecado está en ellos mismos y no lo pueden ver. Dicen, ¿por qué me ha pasado esto? ¿Qué he hecho mal? ¿Por qué me suceden estas cosas?
Pro. 4:23
"... guarda tu corazón porque de él salen los manantiales de la vida". Oh Dios, cuando algunas cosas malas entran al corazón ya uno no puede sacarlas. Cubre tus ojos rápido, tapa tus oídos pronto, muévanse tus rodillas paralizadas antes que sea tarde, no mires, no oigas, pon tu mano sobre tu corazón y prohíbele alegrarse y gustarse en eso, ordénale que palpite sólo por Jesús. Corre con Dios a tu lado porque la huida lo fortalece.
4:25-27
"... tus ojos miren lo que tienes delante". Ocúpate en mirar tus propios pasos, asegúrate si el camino es recto y adonde lleva, no mires a los lados ni atrás sino adelante, traza una línea recta para tus pies y luego por nada del mundo accedas abandonarla. Pide ayuda a Dios para cumplir tu propósito. Pon los ojos en Jesús y prosigue al premio del supremo llamamiento (Flp. 3:12-14).
5:3
"... los labios de la mujer extraña destilan miel". Así es mi Señor, y cuando se los ofrecen a un santo sólo por tu gracia los puede rehusar; guárdanos de contemplar los labios de una mujer perdida que finge piedad y amor, que no sólo evitemos hablar con ella sino que no la miremos hablar ni reír; guárdanos de las risas zalameras de esas vagabundas (7:21).
Pro. 5:3,4
"... los labios destilan miel". Dos labios dulces te pueden ocasionar experiencias muy amargas y cortar como espada de dos filos en dos partes tu vocación. Hay veneno de áspid en ellos.
5:5
"... sus pasos conducen al Seol". Déjala que se vaya si pasa cerca de ti, no hagas caso de la gracia de su andar ni la sigas a donde te convida. Si se cruza en tu camino, déjala ir, no lo persigas que te lleva al Seol.
5:6
"... sus caminos son inestables". Inestable, la palabra indica el movimiento de un adiós que se hace con la mano; dile adiós, continuamente escapando y fugitiva. No creas hijo mío que podrás pasar la vida con ella, hoy te invita a ti, pero antes lo ha hecho con otro y mañana con alguno, sus caminos son inestables como su corazón, no se satisfacen nunca, hoy es tuya y luego de cualquiera otro. No te juntes a su lado, que se vaya sin ti.
5:8
"... no te acerques". No te acerques a la puerta de su casa, ni vayas con ella a otro lado porque donde vayan los verá Dios.
Pro. 5:9,10
"... no des a los extraños tu honor". Inmediatamente que la toques, perderás tu honor, tu reputación y tu buen nombre se irá volando; algún ojo los verá, o ella no dejará cerrada su boca y no le importará confiar a alguien sus relaciones contigo. A ella no le interesa tu reputación sino tú, tu juventud, tu frescura, tu inocencia y tu futuro.
5:9-11
"... tus trabajos... se consuma tu carne y tu cuerpo". Habla de la pérdida de dinero, de la posición económica, vivir para darle gustos a una adúltera, trabajar para ella. Al principio puede ser gratis pero luego se hace costoso y se vuelve una explotación.
5:12
"... ¡cómo aborrecí el consejo!". ¿Qué adúltero no ha lamentado sus aventuras? Las cosas las ve tan bien al principio, tan cordiales, que no puede imaginar que más allá haya dolor y tristezas.
Pro. 5:14
"... casi en todo mal en medio de la congregación"; o en medio de la sociedad y la iglesia. Ha estado como dice LBLA en casi completa ruina; pero es mejor la traducción, practicando casi todas las perversidades que se imaginan. Esto no es un comentario del autor de Proverbios sino la experiencia confesada de un adúltero, cómo iba boca abajo sintiéndose en otros males, dañino para la sociedad y para la congregación cristiana, si la tiene. "Casi en todos" los pecados, alcohol, engaño, hipocresía, enfermedades, hurto, traición, iras, riñas y quizás drogas y homicidios. El adulterio es una fuente que se abre a otros pecados, unas veces para culparlo, acompañarlo, etc.
5:15
"... el agua de tu misma cisterna". Disfruta tu mujer, olvídate de otras, bebe tu agua, no robes la de otros (vv. 15-19). ¿Te gustaría que tu mujer fuera una fuente de la calle para que otros beban de ella? Ora contra tu propia corrupción, porque biológicamente no lo necesitas, ora para que por el poder del Espíritu Santo no pienses en otras y en experiencias distintas y más completas. Sea bendita tu mujer y alégrate con ella; no rindas tus sueños e ilusiones a una extraña.
5:19,20
"…sus caricias te satisfagan". Confórmate con sus caricias, también se traduce “pechos”, no necesitas los de otras; tal vez no son pocas las de tu esposa, sino lo que tú necesitas es negarte a ti mismo, trabajar más por Dios, controlar tu sensualidad y crecer más en gracia. La palabra hebrea que se usa no dice propiamente caricia sino “pecho, seno”; quizás como asiento del amor, la nutrición y la maternal ternura. De todos modos, aunque no lo intente la palabra es sumamente sensual sobre todo la del v.20 que indica interioridad y algo que se halla en medio.
Pro. 6:1-5
"... si salieras fiador por tu amigo". La tontería aquí es hacerse responsable de la deuda de otro (11: 15; 17-18; 20:16, 22-26). Lo que Dios te ha dado a ti ¿se lo darás a otro que no ha sabido administrar su dinero? Sé buen mayordomo de tus propiedades, no uses crédito (casi nunca) para ti mismo, y para otros, nunca. Trabaja hasta que la responsabilidad que asumiste se la pases a tu amigo o hijos.
Pro. 6:6-8
"...ve a la hormiga". Las hormigas, las abejas y otros animales o insectos se proveen de alimento en la estación propicia para cuando llegue el invierno. Pero el que es vago no creo que aprenda de las hormigas ni de los hombres industriosos, porque no ama el trabajo, y es falto de entendimiento. Como ninguna lección sacará, el que no trabaja tampoco coma (2 Te. 3:10). ¡Un hombre hecho a la imagen de Dios tiene que aprender de ‘una hormiga’!
6:9-11
"...perezoso ¿hasta cuándo has de dormir, cuándo te levantarás". Son las diez de la mañana y tú entre sábanas. ¿No te avergüenza el sol que ya salió, las aves que buscan sus alimentos, la hormiga que sale de su cueva buscando para guardar su sostén? ¿De qué vivirán los tuyos si no provees para ellos? El hombre haragán que ama la cama, lo destruirán sus necesidades.
Pro. 6:12-15
"... guiña los ojos, hace señas". Mueve los pies, entorna los ojos, mira para arriba, a los lados, hace señas con los dedos, aparta la gente y le habla al oído, calumnia y difama y rompe reputaciones.
Mucho más que seis o siete pecados
Pro. 6:16-19
"... seis cosas aborrece Jehová...". ¿Seis? No, hay más cosas que aborrece el corazón de Dios, sesenta, seiscientos, seis mil pecados que abomina su alma. ¿Siete? Siete mil iniquidades. Exceptuando el homicidio y el testigo falso, no son siete pecados capitales. ¿Dónde está el robo, adulterio, blasfemia, la fornicación, la embriaguez, los vicios de todo tipo, la incredulidad, la blasfemia contra el Espíritu Santo y las codicias? Si el Señor aborrece los pecados menores cuánto más los mayores. Si los pecadillos ¡cuánto más las grandes maldades! Sin embargo, los pecadillos son muy destructores, son plagas que la sociedad, la familia y la iglesia sufren, y las destruyen, deshacen largas relaciones, enfrentan fieles amigos y separan a buenos vecinos de toda la vida y arruinan un gran testimonio. En realidad, Salomón no menciona los peores, y con todo, la sangre de Jesucristo, los limpia todos. En su lista sólo menciona un pecado grande, el homicidio, los demás son pecados socialmente practicables, "los ojos óptimos" es decir el orgullo, la mentira, el falso testimonio y los malos pensamientos, pero no menciona algunos otros que son superiores, indicando una porción de aquellos pecados que aborrece Jehová, los que la gente comúnmente hace y que son parte de la cultura donde uno vive, contra los cuales no existe una ley civil, pero que el creyente alumbrado por el Espíritu Santo debe procurar sacar de su vida cotidiana.
6:20
"Guarda el mandamiento de tu padre, madre...". Observa que los padres trabajan mutuamente para educar a los hijos, no uno solo de ellos. El padre no dice una cosa y la madre dice otra, porque todos no podrán vivir juntos si no estuvieren de acuerdo (1: 8).
No caigas en sus brazos, hijo mío
Pro. 6:24-35
"Para que te guarden de la mujer mala, extraña, de su hermosura, ajena...". Salomón instruye a su hijo para que no cometa adulterio. Este es uno de los mejores comentarios sobre esta clase de pecado, que se encuentra en la Biblia. No se menciona el juicio eterno, porque el autor posiblemente lo desconoce. Pero el Nuevo Testamento sí lo hace, y explica lo dañino que es para la vida. No tengas intimidad con la mujer de tu prójimo, no la visites cuando su marido no se encuentra en casa ni le hables por teléfono, ni le hagas regalos, y si la hallas en la calle salúdala y sigue de largo, no busques con ella puntos en común; no la examines con tus ojos y mucho menos la halagues. No la mires al fondo de sus ojos cuando éstos relampaguean; borra de tu memoria su imagen y olvida su figura. La mujer casada que coquetea es peor que una ramera porque esta busca dinero y la adúltera destruir dos matrimonios (v.26) y te reducirá a nada tu alma preciosa y valiosa, y santa. Vuela como un ave fuera de su trampa. No juegues con fuego (v.27), porque arderán tus vestidos, casas, familias enteras. La infidelidad conyugal se paga caro, y de un modo o de otro no quedarás impune (v.29). Si caes en sus brazos es que eres un falto de entendimiento (v.32). Tu pecado nunca será borrado, al menos de la memoria del esposo y los hombres, parcial o totalmente tu reputación será reducida. El marido de la adúltera nunca querrá perdonar a ninguno de los dos. La iglesia y el mundo nunca olvidarán el escándalo.
Pro. 7:2
"Guarda mis mandamientos como las niñas de tus ojos". Dentro de las posibles traducciones de mandamientos “preceptos” sería mi preferida, según el contexto. No exagera porque por ellos, para eso son nuestros dos ojos, para mirar la realidad del mundo; en un ojo tengo el Antiguo Testamento y en el otro el Nuevo Testamento. Guarda tu visión espiritual y usa colirio de Tesalónica para curarte cuando se te pierda la senda o se vuelva tu ojo tinieblas (Apc. 3:18).
Pro. 7:4
“llama a la inteligencia mi mejor amiga”; muy bien, y si el joven llama a la Biblia mi mejor amiga, es muy bueno.
7:1-27
Esta es la triste caída de un joven incauto cuando le sale al encuentro de su vida una mujer “bullanguera” (BTX), perversa y descarada, con “cara dura” que es lo que la palabra “impudencia” significa (v.13); lo enamora, lo invita a su lecho, lo lleva a su casa, lo hace actuar en contra de lo que había planeado para su futuro; él no había pensado en convertirse en un adúltero ni visitar a una prostituta, no, él tenía planes mejores y más sanos y nobles, pero ella, aquella malvada criatura le apareció y “lo obligó con sus palabras” “palabras suaves y adulonería” (v.21), le indujo con suaves palabras y le produjo dentro toda codicia y concupiscencia. Oh Dios, aparta tales mujeres de nuestros pasos, tapa nuestros oídos para no oírlas. Amén.
Pro. 7:14,15
“...he pagado mis votos”. Lee Lev. 7:11-18, “tengo carne cocida” “he cumplido la ley ceremonial” “he orado por ti” “Dios te ha puesto en mi camino”; y así, aunque hipócritamente cumple la ley ceremonial, agresivamente sigue adelante violando la ley moral de Dios, tratando de seducir sexualmente a su víctima. ¡Y se llama religiosa! ¡Y ofrece sacrificios de paz!
Pro. 7:21
“...lo rindió con la zalamería (lisonjas) de sus palabras”; con palabras persuasivas. Batió toda su resistencia. Lo obligó, lo rindió. Al principio él no quería, pero ella insistía en regalarse y le coqueteaba constantemente hasta que no pudo más y por librarse de la aflicción de su lucha entre hacerlo y no hacerlo, entre la santidad y la corrupción, entre la carne y el Espíritu, cometió el error de acceder para terminar ya con aquella espantosa cohibición, indecisión, y amarga lucha. Según la seducción avanzaba, él se rendía, claudicaba, iba en contra de su voluntad cediendo. ¡Oh Dios santo, guarda a tus siervos de esta clase de caídas!
7:24
“...hijos oídme”. El Espíritu piensa en nuestros hijos también. Oraré por ellos en el Espíritu. Piensa para salvación, Dios no los descuida en mis sermones. Dios bendice mis exhortaciones, y mis preocupaciones por ellos.
Pro. 7:24-27
“...a muchos ha hecho caer heridos” “muchas son las víctimas”; hecho pedazos muchas vidas. Hombres fuertes espiritualmente que nadie, ni ellos mismos, jamás hubieran imaginado que cederían a esa clase de pecado, reducidos por una mujercilla como ésta. Hombres dignos, útiles en el reino, han provocado escándalos sexuales que han dañado la obra del Señor y a ellos los han dejado sin nada. Excepto con muchas heridas e imborrables recuerdos, recurrente memoria.
Pro. 8:1-3
“...en las encrucijadas se para la sabiduría...”. Estos son los lugares de reunión de hombres inteligentes que aman la cultura y se gozan en el saber. Un lugar abierto para todo el que quiere decir lo que sabe o para aprender más. Estos lugares ahora, lo mismo que el templo judío, se resume en Cristo que es poder y sabiduría de Dios.
Pro. 8:4-11
"... hombres, a vosotros clamo para los hombres es mi voz". Comienza recomendándose como un hombre honesto. Cuando te juntas a un hombre para aprender, trata de saber la clase de hombre que es, no sólo por lo que, como aquí, él dice ser o saber, sino por lo que dice y enseña, "por sus frutos los conoceréis". El conocimiento uno lo puede adquirir de cualquiera que sepa, pero la sabiduría de la persona que lo ilustra con su vida es más importante, ¿cuál de los dos importa más? Salomón mezcla las dos cosas, lo que es y lo que enseña.
8:11
"... mejor que las piedras preciosas". Joyas. Esto ya lo sabemos, mejor es adornar la vida con verdades que con perlas y diamantes.
Pro. 8:33-36
"... bienaventurado el hombre que me escucha". Todo el capítulo es un elogio y recomendación para buscar ser sabios, antes que hacer dinero. De veras el que halla la sabiduría halla vida y seguro que contará con el apoyo y alabanza de Dios. Oh Dios, que nuestras vidas sean dominadas por nuestro cerebro y no por nuestros instintos.
Pro. 8:36
“El que peca contra mí defrauda su alma” o “maltrata su alma, violenta” “a sí mismo se daña”. El que elige pecar elige morir.
Pro. 9:7,8
“...no aconsejes al escarnecedor”. “El que corrige al escarnecedor, también pudiera traducirse que se mofa, que le hace muecas al otro, atrae sobre sí deshonra, y el que reprende al impío recibe insultos” (LBLA). El evangelio de salvación debe ser predicado al impío y al escarnecedor; pero eso es diferente a lo que se aconseja aquí, que no se trata de salvación. Uno sale mal parado si se mete a consejero de una persona con mente obtusa. Esa clase de oyentes la tuvo Jesús en sus sermones (Luc. 8:53; 16:14).
Pro. 9:9
"...da instrucción al sabio...". Selecciona a la persona con la que vas a compartir tus conocimientos; no eches las perlas a los puercos. Algunos aprenden mucho y otros nada.
9:10
“...el temor de Jehová…principio de sabiduría”. De todos los conocimientos que adquiera el hombre, los supremos son los que tengan que ver con Dios. La fuerza motriz de la moral cristiana es el temor a Dios. Echa el temor a Dios de una vida y la persona cometerá estupideces.
Pro. 9:11
"...por mí se aumentarán tus días". Compórtate inteligentemente y vivirás más que los insensatos; no sólo por el sano sistema de vida sino por la bendición divina a tu cuerpo.
Pro. 9:13-18
"... las aguas hurtadas son dulces". De nuevo Salomón advierte a su hijo sobre la prostitución, quiere de todos modos abrirle los ojos a esta clase de pecado. En esta ocasión se trata de una meretriz sentada a la puerta de su casa, ofreciendo sus miradas y sonrisas a los transeúntes sensuales; les despierta la concupiscencia con palabras provocadoras, con su hablar dulce. Huye de ese regalo, aparta tus oídos de esa clase de mujeres. No es verdad lo que ella dice, le está mintiendo a tu carne, las aguas hurtadas no son dulces ni el pan comido en oculto es sabroso (v.17). Tal vez lo sean por un rato. Desde entonces el día se volverá tinieblas, la luz del sol de Dios se apartará de ti, no oirás más su voz, no sentirás la influencia de su Espíritu; tu corazón se volverá piedra. Si no tienes mujer busca una y cásate con ella, y no pases ni cerca por donde han un prostíbulo.
Pro. 10:1,6
"... alegra al padre... bendiciones sobre la cabeza del justo". El hijo sabio no solamente alegra al padre, sino que lo enorgullece. Tócate sobre tu cabeza y no palparás un halo de santidad sino un montón de bendiciones. Señor tú sabes donde y cuando mis hijos se codean con otros, incluyendo gente mala, que venzan con sus bienes el mal y alguna bendición cotidiana los corone.
Pro. 10:7
"...la memoria del justo será bendita". Si vives para Dios y los hombres, el mundo te recordará con gratitud y celebrará que hayas nacido; en cambio las historias de los perversos se pudrirán y serán olvidadas como muertas.
Pro. 10:9
"...anda confiado" “Anda seguro” (LBLA). "El que no la debe no la teme"; no obstante, por la envidia del prójimo tendrá enemigos gratuitos.
Pro. 10:10
"...el que guiña el ojo acarrea tristeza", no exactamente daño; entristece y hace daño por supuesto, porque engaña y despoja al inocente y a su familia.
Pro. 10:11
"... manantial de vida es la boca del justo". Aprecia cada pensamiento suyo, cada palabra, cada letra de su puño porque edifican, reviven, animan, educan, resucitan. Es bueno oír, leer y aprender de lo que otros han aprendido.
Pro. 10:12
"... el odio despierta rencillas". Cuando uno habla con odio o enojado, molesta a los demás, los ofende, crea problemas. El amor al prójimo no ve las faltas porque las cubre, o tal vez ayuda a corregirlas y desaparecen.
Pro. 10:16
"... el fruto del impío es para pecado" (el sueldo, el salario, el dinero que recibe). El justo halla en su trabajo bendiciones, felicidad, la prosperidad del impío suele gastar su dinero pronto, lo invierte mal o lo disipa y aumenta con creces sus pecados, y su desdicha, no felicidad, crecerá con su progreso.
Pro. 10:17
"... camino a la vida es guardar la instrucción". No te apartes a un lado ni al otro de lo que has aprendido, en ningún momento obres en contra de tu tradición religiosa. No te indispongas en contra de los que te corrigen, te están ayudando. En cuanto a la reprensión, para los jóvenes suele ser oportuna, en la vejez no cabe ella, por las canas, es inoportuna, mal recibida, duele mucho y humilla. En su lugar pudiera sustituirse por una plática amorosa y un hombro de cooperación.
Pro. 10:18
"... el que encubre el odio es de labios mentirosos". También se puede entender así: el mentiroso encubre su odio porque el amor y la verdad van juntos. El ser amado no le miente a quien lo ama. Y yo sería más fuerte con el que esparce una calumnia, que cree o quiere creer rumores y chismes, y eso no es necedad es enfermedad, ni tampoco, es un mal hábito que tiene que corregirse con cuarenta azotes menos uno. La calumnia estropea el honor de muchos, los rumores inventados, acciones sin comprobar. Debiera haber una ley, para acotar por la iglesia la extensión de las lenguas de sus miembros, o unas tijeras para acortar la lengua larga.
Pro. 10:19
“...en las muchas palabras no falta el pecado”. El que no da descanso a su lengua, miente, chismosea, critica, se queja y calumnia, todo lo cual es pecado. Debiera pararla y no moverla más, excepto para hablar de Cristo. Debiéramos hablar menos y pensar más (Ecl. 5:2).
Pro. 10:20
"...la lengua del justo es plata escogida... el corazón del impío es, nada". O “poca cosa, nada vale”. Bella y valiosa. Pero si miras dentro del corazón del impío no hallarás nada de valor, pero sí mucha basura. Y si encuentras algo bueno, es “poca cosa”.
Pro. 10:22
"... la bendición de Jehová enriquece". Uno puede hacerse de riqueza por la bendición de Dios a su trabajo. Las cosas que Dios nos ayuda a obtener, luego no nos pesa haberlas obtenido. La bendición de Dios siempre viene con alegría, y el dinero no causa problemas. En cambio, el que se enriquece como Labán vendiendo a sus hijas, su mujer, y a cambio de dinero, también habrá vendido no sólo la familia sino el alma y lamentará perpetuamente su insensatez.
Pro. 10:23
"...hacer maldad es como una diversión”, el inteligente con la lectura y el estudio; también se traduce, como una risa o un deporte. El criminal disfruta sus crímenes, para él es una fiesta su homicidio, el violador se recrea en su violación y el ladrón en su hurto. Para un hombre sabio es una fiesta enorme tener un libro abierto en sus manos, escribir, investigar, platicar con su compañero sobre temas de pensamientos.
10:24
"...lo que teme eso le vendrá". Sus corazonadas, y lo que no teme también, el juicio de Dios, temores y sorpresas llenarán su vida.
10:25
"... como pasa el torbellino". Esto es contrario al dicho popular que "hierba mala nunca muere" o que "los buenos se mueren pronto". Las simientes de los justos permanecerán para siempre. No se acabarán los justos en la tierra, aunque sea uno que camine con Dios y se llame Noé.
Pro. 10:28
"... la esperanza de los justos es alegría". Toda esperanzada alegría y mucho más, si es Jesús la esperanza de gloria (Col. 1:27).
Pro. 11:1
"... el peso falso es abominación a Jehová". No engañes a nadie en tus tratos comerciales. El ojo de Dios está atento al precio y a la justicia. Dios desaprueba la deshonestidad en el negocio. Se puede hacer dinero negociando, haciendo inversiones inteligentes y oportunas, ellas reciben la aprobación y bendición de Dios, pero jamás la trampa.
11:2
"... cuando viene la soberbia, viene también la deshonra". La soberbia no es buena (2 Co.12:20; 1 Co.5:6; Sgo.4:16); acepta la exhortación, reconoce tu falta porque Dios da gracia a los humildes y resiste a los soberbios.
11:4
"... no aprovecharán las riquezas en el día de la ira". ¿Qué harás con tu dinero el día de la ira de Dios por tus pecados? ¿No sabes que tu fortuna no es apreciada por Aquel a quien has menospreciado? (Sgo. 5:1-3).
Pro. 11:6
"... la justicia de los rectos". No pienses, si eres impío, que quedarás impune, la justicia de Dios y de los hombres te persiguen y él te entregará en manos de ellos.
Pro. 11:7
"... cuando muere el hombre impío perece su esperanza". Todos los sueños terrenales terminan en un ataúd, el piadoso tiene su esperanza en Cristo que lo guiará aún más allá de la muerte (Sal. 48:14). ¡Oh, morir sin poder continuar!
Pro. 11:8
"... el impío entra en lugar suyo". Cada uno es coge el lugar donde pasará la eternidad; unos habitarán en llamas de gloria, otros en llamas del infierno (Isa. 33:14; Hch. 1:25); cada uno se va como el iscariote, “a su propio lugar” (Hch. 1:25).
11:9
"... los justos son liberados con la sabiduría". Señor libra mi alma de los impostores, los que se muestran amigos pero se aman sólo a sí mismos, que sólo buscan de nosotros su provecho.
Pro. 11:10
"... cuando los impíos perecen hay fiesta". Hay grande alegría en el derrumbamiento de una dictadura, en el apresamiento y condena del dictador, en la ejecución del criminal convicto.
11:11
"... por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida" La ciudad prospera con las buenas inversiones, con los negocios. El capitalismo, con muchos de defectos, es mejor que lo otro que inventó el hambre. Que el pueblo donde vives, deba en parte su prosperidad a la bendición de Dios sobre tu buen trabajo; tu honestidad; la ciudad no necesita adúlteros, ladrones, ni policias y polticos corruptos, etc.
Pro. 11:12
"... el que menosprecia a su prójimo carece de entendimiento". No menosprecies a nadie por su nacimiento, cultura, raza, religión, porque a imagen de Dios fue creado (Sgo. 3:9).
Pro. 11:13
"... el que anda en chismes descubre el secreto". ¿Por qué quieres conocer la vida privada de los demás? ¿Acaso para orar? (Ga. 6:1; 1 Jn. 5:16). Pide perdón, ora, etc. No aprendas a ser chismoso (1 Ti. 5:13).
Pro.11:14
"... donde no hay buen consejo caerá el pueblo". Oremos a Dios para que nos dé gobernantes inteligentes que sepan dirigir al pueblo, y escoger sus colaboradores que le aconsejen, quiere decir que tengan una buena constitución, bien y no mal al gobierno.
Pro. 11:15
"...será afligido el que sale por fiador de un extraño". Haz bien a todos, especialmente a los hermanos que no son de tu localidad y te necesitan (3 Jn. 5:8); pero sin arriesgar tu reputación o poner a su disposición tu crédito económico. ¿Cómo pagarás la multa de uno que se dice inocente y es culpable?
11:16
"... la mujer agraciada tendrá honra". Adquiere buena reputación la mujer que es piadosa, trabajadora y ayuda a los santos (Ro. 13:12; 31:10 y sigs.).
Pro. 11:17
"... a su alma hace bien el hombre misericordioso". Una comparación entre el misericordioso que es compasivo, perdona y juzga con benevolencia a su prójimo y el cruel que atropella y venga. El misericordioso tiene su alma preparada para disfrutar sus actos de misericordia, que endulzarán su vida, le ayudan a vivir, pero el cruel su odio, su amargura y resentimiento se vuelven contra él mismo. Pablo dijo: "La piedad tiene promesa para esta vida presente...".
Pro.11:18
"...el impío hace obra falsa". Porque no son obras de justicia, ni de entrañable amor, ni de fe; tienen apariencia de buenas obras, pero no son legítimas, son "milagros engañosos". Se puede traducir que el impío trabaja engañosamente. Engaña en su trato, en el comercio y cuando enseña. “Logra ganancias engañosas” (BTX).
Pro. 11:21
"...tarde o temprano el malo será castigado". La mano de la justicia es larga y donde te escondas te atrapará; tu pecado te alcanzará (Núm. 32:23); si no te descubren por una injusticia te descubrirán por otra, porque el impío no se siente bien si no comete otra impiedad (Isa. 57:20,21), y entonces pagará por todas las que ha hecho.
11:22
"...como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón". Oh mujer hermosa y pecadora ¿por qué expones tu bello cuerpo al pecado? ¿Por qué lo ensucias moralmente? Hombre, rompe tu embeleso por ella, rómpelo varón, porque en su cabeza no hay inteligencia, y su falta de razón no te dejará disfrutar su belleza, porque ella ama el cieno. No te revuelques con ella en su fango.
Pro. 11:24
"...hay quienes reparten y tienen más". No temas que el dar te empobrezca porque Dios te suplirá lo que te falte (Flp. 4:19). Y verás que tendrás más compartiendo que reteniendo. No es que entregues lo que tienes a ociosos y vagabundos, despilfarradores, sino a los pobres y necesitados. Solamente acuérdate de compartir con los que no tienen (Ro. 12:13,25, 26).
Reverdécenos Dios
Pro. 11:28
"...reverdecerán como ramas". Señor, necesito cada día reverdecer, reverdecer en la mañana y en la tarde y al anochecer, haz que esté unido a ti como el pámpano a la vid, devuélveme, oh Dios, el color que perdí, la vida que se me fue, la fortaleza que tuve, las flores que me embellecían y alzaban hacia mí los rostros de los humanos y las aves para aspirar mi perfume, los dulces frutos que cargaba; permíteme estar siempre verde, saludable y bien alimentado, regado con la lluvia de tu bendición, la “temprana y la tardía” (Dt. 11:14), que las aves me seleccionen para hacer sus nidos y criar sus polluelos. Hazme como una palmera (Sal. 92:12), como un olivo siempre verde en tu casa (Sal. 52:8), como la vara de Aarón, que siendo un bastón seco, por hallarse en tu presencia le comunicaste vida y en el breve espacio de una noche creció, dio flores y frutos (Num. 17:7-9), no por algún truco de algún farsante que la hubiera cambiado por otra recién cortada porque le quedaban señales de la vieja vara, el nombre de su propietario grabado, indiscutible que era la misma pero con un milagro obrado en su corteza y en su fibra íntima. Oh Señor, nos hubiera tomado años de esfuerzo humano si hubiera habido alguna esperanza sobre lo imposible, la muerte. En poco tiempo lo hiciste porque se hallaba en tu presencia. Reverdécenos, oh Dios nuestro. Amén.
Doctrinas fervientes y evangelísticas
Pro. 11:30
"... el que gana almas es sabio". Literalmente es “el que toma almas”. Oh Señor, si solamente fuera sabio el que gana almas, yo no lo soy mucho. Señor dame sabiduría para ganar almas, para que mi palabra sea con gracia. Oh Dios haz que mi teología sea ferviente y evangelística, ferviente en espíritu (Ro. 12:11). Al servicio de los santos, en función de la iglesia, y que tome parte en la "Gran Comisión" (Col. 4:5). Ganar almas es rico, pero más rico es glorificarte, para vida o para muerte de ellas. “El anticristo comercia con almas de hombres que es parte de su negocio (Apc. 18:13); pero su negociación en relación con nuestras almas no es para beneficio de ellas sino pérdida, no para salvarlas. Dondequiera que exista un ministro prudente y fiel de la Palabra de Dios, usará los métodos lícitos para ganar y salvar las almas de los hombres (1 Co.9: 19); a unas preciosas e inmortales almas, cuyo valor es superior al mundo entero, son de inmediata producción de Dios, hechas conforme a su imagen, dañadas por el pecado lo cual significa condenación a muerte eterna; la redención de ellas es preciosa y se encuentra completamente a cargo de Cristo que ha tomado esa responsabilidad y puede muy bien ser llamado el Pastor y Obispo de ellas; y las continúa teniéndolas bajo su responsabilidad pastoreando y cuidando de ellas” (Gill).
Pro. 11:31
"...el justo y el impío serán recompensados". En parte el cielo y el infierno se reciben en esta vida; unos gustan ya los poderes del siglo venidero, la buena palabra de Dios, la bondad y belleza de Dios, la compañía de los santos, de los ángeles, el cumplimiento de las promesas, el principio de la vida eterna, las obras del Espíritu; y otros el infierno, la retribución de las obras malas, la maldición de males corporales, del diablo, lloro y crujir de dientes, el cumplimiento de las amenazas de Dios, el robo, muerte de la paz, peligros, miedo y desilusión, despropósito, enfermedad, cárcel, etc., reprobación.
12:1
"...el que ama la instrucción". No nos gusta que nos corrijan porque pensamos que no estamos equivocados, menos que nos reprendan. Pero si no aceptamos la reprensión pasarán años para que nos demos cuenta del error. La palabra de exhortación hay que “soportarla” (He. 13:22).
Pro. 12:3
"... el hombre no se afirmará por medio de la impiedad". La gente dice: "Ojo por ojo" "El mal con el mal se paga". "A la violencia se le opone violencia; al odio, odio; a la envidia, hipocresía; a la mentira, doblez". No, así no nos curamos nunca. El pecador siempre es inestable y resbala. La verdad, la misericordia y la justicia son las que afirman al hombre en su camino. El hombre manso es el que heredará la tierra.
12:4
"... la mujer virtuosa es corona... la mala como carcoma en sus huesos". Se puede traducir como “podredumbre en sus huesos”. Por la mujer virtuosa los hombres admiran al marido; y la mujer mala es como un dolor de huesos, como una enfermedad ósea. ¿Un dolor de muelas, artritis, gota, o un dolor en el cuello, o un lumbago? Un mal marido es parecido.
Pro. 12:5
"... los consejos de los impíos, engaño". No sigas los consejos de los malos porque te envidian, y quieren que pierdas lo que tienes, o desean aprovecharse de ti.
12:7
"...los impíos no serán más". Un principio justo no se muere jamás.
12:9
"...que el que se jacta y carece de pan". ¿De qué te jactas si no tienes nada, de noble si eres plebeyo, de rico si eres pobre? ¿Qué bobería es esa de una imagen fantasma? ¿Por qué te engañas a ti mismo si las alabanzas del pueblo no alivian tu hambre? Sé responsable con tu vida.
Pro. 12:10
"...cuida de la vida de su bestia". La sociedad para la protección de animales aquí tiene un texto bueno; pero el hecho de comer carne, vestirse con la piel del camello como Juan el bautista, no significa ser cruel, porque así lo ordenó Dios (ver Ex. 23:19; Hch. 10:13).
12:13
"...enredado en la prevaricación de sus labios"; la palabra significa nariz, por implicación es como cogido como un pez por su boca, o una bestia por la nariz, es una trampa; pero lo comento mejor como que se enreda. No te enredes en chismes, por favor, hay cosas mejores en las cuales pensar y por los cuales orar; y gran cantidad de noble trabajo que hacer.
12:15
"...es derecho en su opinión". Si supiera contar sus tropiezos y caídas y sacar lecciones de ellas, puede que cambiara su senda. Uno hace las cosas mal y llega a creer que están bien hechas.
Pro. 12:16
"...el necio da a conocer su ira". Tarda en enojarte y también molestarte; dedícate inmediatamente a la oración. Oh Dios no sé cómo ser menos susceptible a la crítica de los demás, ni siquiera sé por qué soy así, quizás porque el orgullo es uno de mis más grandes pecados. ¿Tú me has hecho así? ¿Debo conformarme como soy? No será un defecto de creación sino un resultado de la crianza, y la causa de esa deformación no se halla en las manos divinas sino en los primeros tiempos en este mundo. Si el poder de Dios no está limitado por lo congénito, tampoco por el resultado de la sociedad o de la equivocación de los padres.
12:18
"...sus palabras son como golpes de espada", o como “heridas” “pinchazos” de espada. Perdóname Señor cuando he hecho sufrir a otros con mis palabras, cuando los he herido gravemente, cuando he matado el amor que pudieron sentir por mí y un buen ejemplo para ti.
Pro. 12:19
"...el labio veraz permanecerá". ¿Cuándo has visto que una mentira permanezca y envejezca sin que aparezca alguien y venga a aclararlo todo? Ten paciencia que los engaños no se ponen viejos, y las calumnias mueren temprano.
12:23
"... encubre su saber". Ya hay tanta sabiduría en el mundo que comparativamente conocemos poco o nada, el hombre cuerdo esconde su saber más por modestia que por humildad. El árbol de la ciencia es enorme y sobre lo mismo que conocemos otros conocen más y mejor. Es mejor que la gente vea tus buenas obras que el contenido de tu cerebro.
Pro. 12:24
"...la mano de los diligentes señoreará". Aquel siervo que trabajó mucho y bien, pronto llega a ser señor; porque en este mundo mandan los que saben hacer las cosas mejor.
Pro. 12:27
"...el indolente ni aún asará lo que ha cazado". Es tan vago que no come por no cocinar; se cansa sólo de pensar en el trabajo y huye de él.
Ponle a Proverbios un poco de la sazón del Nuevo Testamento
Pro. 13 (capítulo)
Es un capítulo lleno de consejos sabios, útiles para reflexionar en la vida común y en la espiritual con sus limitaciones; Salomón no es David, los proverbios no son salmos; uno con estos proverbios no puede esperar hallar tanta gracia de Dios como pudiera hallar en el salterio hebreo; no tienen su espiritualidad. Tratas de hallar gracia para tu alma, y encuentras sabiduría, esperanza eterna y vida celestial y te trae a la tierra para vestirte de justicia humana. Indudablemente que, en otros textos, para recibir gracia, hay mejores opciones, más esperanza; y yo si tuviera que elegir entre un hombre sabio y uno lleno del Espíritu como David, no lo pensaría dos veces, preferiría al “dulce cantor de Israel”. El Espíritu trató de crear vidas como la de Cristo, pero por la debilidad de la carne no se logró (Ro. 8.3). Cristo no se halla igual en todas las Escrituras, en unas es más abundante que en otras sus referencias. Prefiere siempre la sustancia del NT a las sombras del AT aunque en verdad son muy instructivas y buenas, los evangelios y las epístolas, el vino nuevo, a la ley y los profetas, pero no menosprecies aquellos sino que enfócalos con estos. “He aquí más que Salomón en este lugar” (Mt. 12:42). Y da gracias porque eres uno de los hijos del reino de los cielos (Mt. 11:11). Ponles un poco de la sazón del NT a estos textos, me refiero a Proverbios, y verás que saben rico.
Pro.13:3
"... el que guarda su boca preserva su vida". En las muchas palabras no faltará el pecado (10:19).
Pro. 13:4
"... el alma del perezoso desea y nada alcanza". Porque para realizar los sueños hay que trabajar mucho; una vida próspera no se logra con una vara mágica. Combina esto para el éxito: sudor, oración y sabiduría.
Pro. 13:7
"... pretenden ser ricos y no tienen nada". ¿Qué bendición espiritual puede tener esa simple observación? Que no juzguemos por las apariencias. Señor que no pretendamos ser ricos en fe sin tenerla y tampoco pensemos que no tenemos aquello que nos sobreabunda. A veces nuestro ojo está más abierto hacia las debilidades de la carne que al poder del Espíritu en el corazón. ¿De veras que te recuerdo a Jesús?
Pro. 13:8
"...el rescate... está en sus riquezas". A veces en sobornos y pícaros abogados bien pagados; pero no siempre en una sociedad justa o ante un Dios justo.
13:9
"...la luz de los justos se alegrará". Señor espero que mi luz mortecina sea avivada con un nuevo suministro del aceite de tu gracia. Enciende este pabilo que hoy humea.
Pro. 13:11
"...y riquezas de vanidad disminuirán". Las que se obtienen pronto no serán al final de bendecidas (20:21). Todo lo que tenga escrito por Dios "vanidad" se perderá con el tiempo; juventud, placeres, belleza y fuerza. Lo único que no disminuye, sino que aumenta son las bendiciones que el Espíritu dice que son eternas (2 Co. 4:18).
Pro. 13:12
"...la esperanza que se demora tormento del corazón". O “lo desgasta y enferma”. Excepto la esperanza de gloria (Col. 1:27), que no atormenta el corazón sino que lo deleita, con paciencia la aguardamos porque ya empezamos a disfrutarla. "... el deseo cumplido". Y con todo, cuando un hombre ve su deseo cumplido da gracias, pero se pregunta ¿y ahora qué? Después de alcanzar la satisfacción ¿qué harás con ello? La única satisfacción que no podrá colmarse es la de resucitar conforme a la semejanza de Cristo (v. 19; Sal. 17:15).
13:14
"...para apartarse de los lazos de la muerte". Por medio de buenos consejos evitar el encuentro con la muerte espiritual. "Deja el pecado y vive" "el día que pecares de cierto morirás".
Pro.13:15
"...el camino de los transgresores es duro". El camino del pecado es difícil y duro, pero ellos lo prefieren porque por naturaleza sacan de él satisfacción, lo beben aunque sea amargo, caminan sobre fuego aunque se quemen, beben cosa mortífera aunque les cueste la vida; el pecado recompensa con muerte, sin embargo a pesar de ello no cambian la senda.
Pro. 13:17
"...el mal mensajero causa desgracia". ¿Y por qué lo oyes entonces? ¿Por qué prestas oídos a sus herejías y mentiras? Despídelo, ponlo en la calle, no le digas ¡bienvenido! (2 Jn. vv.10,11). Se puede traducir que caerá en mal.
13:20
"...el que anda con sabios será sabio". Dime con quién andas y te diré quién eres; el que anda con lobos aprende a aullar. Sepárate de las malas compañías, escoge a tus amigos. En relación con la doctrina lee 1Co. 15:33.
13:21
"...el mal perseguirá a los pecadores". El que siembra vientos recogerá tempestades (Ose, 8:7); si pecas, tu pecado te alcanzará (Núm. 32:23).
Pro. 13:22
"...el bueno dejará herederos a los hijos". El que deja dinero en herencia a sus hijos y nietos hace bien y el que los instruye y les deja un buen testimonio de la gracia de Dios hace mejor (2 Ti. 1:5).
13:23
"...en el barbecho de los pobres…se pierde por falta de juicio". “Barbecho” es tierra para labrar que no se cultiva. Es una desgracia muy común, que la pobreza y la falta de juicio habiten juntas.
Pro. 13:24
"...el que detiene el castigo a su hijo aborrece". La palabra castigo está implícita en vara, rama de árbol. Sí, pero no lo mates a palos, ni siquiera uses el palo, ni los puños, ni palabras violentas; esos son consejos dados por la Ley cuando el Espíritu Santo, el evangelio y la gracia no habían venido (22:15; 29:15). En ello notas la imperfección de la aplicación de la Ley y la forma ineficaz de manejar el pecado. Hay castigos como la exhortación y la disciplina en el Señor que son mejores (Efe. 6:4). Trata que tu hijo se convierta a Cristo y no tendrás que usar el cinto y el palo. Los comienzos del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento son mejores: un trato de amor. Los padres del Antiguo Testamento cometieron muchos errores en la crianza de sus hijos y ellos “los disciplinaban como les parecía” (He. 12:10).
14:1
"...la mujer necia derriba su casa". La derriba con su infidelidad.
Pro. 14:4
"...sin bueyes el granero está vacío". La hambruna le pisa los talones a los que no tienen medios de producción, si no es un buey, entonces un tractor. Es difícil hallar a Cristo en estas palabras. Hay que ser tan espiritual como Pablo para encontrar al Señor en estas palabras, o hallar alguna lección en una yunta de bueyes (1Co.9:8-11). Lo único que pudiera decir es que sin una Biblia, sin una buena concordancia bíblica, y sin buenos libros, mi granero estaría vacío. Oh rey, ¿estás sujeto a los campos? (Ecl. 5:9; 2 Cro.26:10). Reúne dinero, compra una vaca, que tenga un ternero y después dos, ara tú los campos, los ajenos, después compra para ti uno y siembra y cultiva lo que es tuyo.
14:5
"...el testigo verdadero no mentirá". Esto no es una verdad revelada, cualquiera lo sabe, pero a veces pecamos contra las verdades más simples de la Escritura y de la ley de los hombres.
Pro. 14: 6
"...busca la sabiduría y no la halla". El perverso no aprende de nada, el que teme a Dios se instruye con todo. ¡Qué bonito es esto!: “para el hombre entendido el conocimiento es fácil” (LBLA).
14:7
"...vete delante del hombre necio". Aléjate y pasa del hombre que cierra su entendimiento a la verdad y a la cordura, busca otro compañero mejor.
14:8
"... la ciencia del hombre prudente está en entender su camino". Antes de reflexionar sobre la vida de otros medita en la tuya primero, el éxito y la salvación no está en hallar los errores ajenos y corregirlos sino en hacer eso con los propios (Mt. 7:3-5).
Cuidado con reírte del pecado
Pro. 14:9
"... los necios se mofan del pecado". No, no te rías de chistes pecaminosos, no menosprecies el daño de cualquier pecado por pequeño que sea; una pequeña infidelidad, una sola locura puede arruinarte (Ecl. 10:1). Recuerda que los piojos, las pulgas, las moscas, las langostas, arruinaron a Egipto; lo mismo que el pequeño granizo (Cant. 2:15). Algunos dicen como Lot, “¿no es ella pequeña?”; y hace mal con una pequeña estafa, un pequeño engaño, una mentira, mal pensamiento, un solo sentimiento de envidia; son cosas muy peligrosas, como una bala, que es un pequeño plomo y mata. David era pequeño y Goliat lo menospreció para su perdición y con una pequeña piedra en su honda lo derribó. Los necios se mofan del pecado que los destruirá en esta vida y los condenará en el infierno, se mofan del pecado que hace tributo al diablo y deshonra al Creador…ignora si quieres el concepto de bien y mal y déjalo a los moralistas como tú dices, di que la verdad es relativa y personal y por las consecuencias beberás tu error. Cuando te rías del pecado alza los ojos y mira los de Dios, para que veas que serios están.
Pro. 14:10
"...el corazón conoce la amargura de su alma" (su propia amargura). El mejor consolador es el Espíritu Santo porque nadie puede comprender mejor nuestra tristeza que él.
Pro. 14:11
"... la casa será asolada". Las casas son asoladas porque algunos de sus habitantes les abren las puertas al pecado, y entran los demonios (8:15; Efe. 4: 27).
Pro. 14:12
"... parece camino derecho... es camino de muerte". Piensan que es el camino del éxito y es el de la derrota, que es el de la riqueza y es el de la pobreza, que es de la felicidad y es el de la tristeza, que es el del cielo y es el del infierno. Ojo, sobre todo cuando practicas una religión de hombres y no de Dios, cuando tuerces las verdades de la Biblia (Mr. 7:10-13:1 Pe. 2:8; 2 Pe. 3:16).
Pro. 14:13
"... aun en la risa tendrá dolor el corazón". Esto recuerda al Eclesiastés; la risa es una expresión de alegría pero no de felicidad; la palabra "gozo" es mucho mejor para expresar nuestro estado de complacencia espiritual, satisfacción, plenitud; no es el resultado de haber olvidado las penas sino de haber creído, y haber sido consolados con las promesas del Señor.
14:14
"...el corazón apóstata… de sus caminos será hastiado". Se llena, pero se hastía. Hastía el alma el pecado, que continuamente se comete y engendra aborrecimiento y aburrimiento.
Pro. 14:15
"...el simple todo lo cree". No creas todo lo que te dicen; sólo Dios siempre es veraz; no des crédito a todas las palabras que oigas, cree lo que tú compruebes (Ro. 3:4).
Pro. 14:17
"...el que fácilmente se enoja hará locuras". Esa tendencia a molestarme y enojarme fácil es algo que no quisiera tener, quisiera ser más paciente con los demás. En este estado de imperfección no veo como liberarme. Casi siempre no puedo discernir el enojo de la tristeza y es más preocupación que cólera (Ver Mr. 3:5).
14:20
"... muchos son los que aman al rico". ¿Lo aman? (Ver Jud. 1:16). Lo buscan, no por amor sino por el dinero. Según la cantidad de dinero así será la cantidad de amigos. Un amigo es difícil de hacer, sea pobre o rico.
Pro. 14:21
"... peca el que menosprecia a su prójimo". ¿Por qué lo menosprecia? ¿Por su nivel social, cultural, su raza, sus pecados, su sexo, por lo que come, por su vestuario, por sus gustos? Es decir, su cultura. ¿No hizo Dios al pobre y al rico? ¿No puede el evangelio muy bien cambiar lo peor de cada cultura? Los pecados que ya cometió ¿no fueron perdonados? ¿No has leído que en Cristo no hay ni varón, ni mujer ni hombre, ni judío ni griego? Dios no hace acepción de personas, porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. ¿No son seres humanos? ¿O son monstruos? (1 Co. 10: 16, 17; 12:12,13).
Pro. 14:23
"...en toda labor hay fruto". “En todo trabajo hay ganancia” (provecho). A veces poco, es insatisfactoria la cosecha, el fruto llega tardío, pero siempre hay algún fruto. Quizás no nos complacemos con el resultado de nuestra labor porque nos hemos enfermado con ambición, esperamos más del poco trabajo que hicimos, o sufrimos de envidia y valoramos el fruto que cosechamos por parámetros humanos, o por las bendiciones de otros: Sea por el volumen, cantidad y no por la calidad. Hay veces pienso que espero más de mí mismo que lo que Dios quiere.
Pro. 14:26
"...en el temor de Jehová está la fuerte confianza". El primer paso en la vida cristiana es temer a Dios y el segundo confiar plenamente en él.
Pro. 14:27
"... para apartarse de los lazos de la muerte". La primera razón para dejar al pecado no es moral sino el temor de Dios.
Pro. 14:28
"...en la multitud del pueblo está la gloria del rey". Si tú reinas sobre un pueblo numeroso serás glorificado si son fieles. Yo estoy predestinado a ser un príncipe débil y sin gloria; con todo, no me quejo porque sé que no tengo capacidad para guiar un pueblo grande como Salomón; Dios me ha dado un puñado de ovejas que me ha dicho que las pastoree, y seguramente tendré, como el que más, que responder por ellas y recibir mi recompensa (Jn. 21:16; He. 13:17). Soy feliz si puedo duplicar mi único talento como aquel que recibió cinco, me siento muy privilegiado y agradecido al Señor que me deje a mi cuidado algunas de sus preciosas almas.
Pro. 14:29
"...el que tarda en airarse es de grande entendimiento". El que no responde con ira, ni grita, ni se enoja fácilmente, es un hombre o una mujer muy maduros porque la ira es innata.
Pro. 14:31
"...el que oprime al pobre, afrenta a su Hacedor". No es del gusto de Dios la miseria que tienen algunos países debido a unos cuantos que explotan a la mayoría; pero la pobreza también es un castigo por no querer volverse a Dios porque escogen junto con la miseria la corrupción (v.34; 17:5; 22:2; Job 31:15; Mt. 25:40; 1 Jn. 3:17).
15:1
"... la blanda respuesta quita la ira". Es decir, responder amablemente y no con gritos.
15:3
"...los ojos de Jehová están en todo lugar". Mira qué forma más sencilla de hablar sobre la omnipresencia de Dios; parecen palabras dichas a los niños. No olvides los rudimentos de las doctrinas de Cristo (He. 6:1-3). Míralos Jehová y desarticula el engranaje de sus mortales maquinarias, sucumban tus agresores (Ex. 14:23-25).
Pro. 15:8
"...el sacrificio de los impíos es abominación a Jehová". ¿Ves? Ninguna cosa que el impío haga para Dios será acepta por él, porque es Santo. A veces pensamos, porque el arte de la música nos gusta, que Dios recibió la alabanza. O una predicación positiva y lisonjera para agradar a los hombres. Dios no aceptó la ofrenda de Caín porque no lo aceptó a él primero. Oh, cuánto se goza el Señor con nuestras oraciones: gracias, confesiones, etc. Estas son dos verdades. (Textos para ampliar, 21:27; Ecl. 5:1; Isa. 1:11; Jer. 6:20; Miq. 6:7).
15:10
"...la reconvención es molesta al que deja el camino". O “el castigo o disciplina”. El que deja al Señor no quiere que le exhorten a regresar, no viene a la luz porque anda en tinieblas, se esconde y evita a sus antiguos amigos.
Pro. 15:11
"...el Seol y el Abadón están delante de Jehová". El lugar donde se hallan los muertos, condenados y salvos; los que están en oscuridad y luz. Señor tú que conoces mi corazón, sé propicio a mí, pecador. ¡Qué mirada tan profunda tiene Dios, todo lo escudriña, nada está muy alejado de su vista! Yo quiero vivir siempre ante los ojos de Dios y cuando me halle en el Abadón.
Pro. 15:13
"... el corazón alegre hermosea el rostro". O alegra el rostro. Y los humildes son hermoseados con la salvación (Sal. 149:4). El gozo del Señor, el gozo del Espíritu. El Espíritu Santo es quien hermosea el rostro. (17:22).
Pro. 15:14
"... se alimenta de necedades". Hablando, pensando y practicando necedades. El ocuparse de la carne es muerte, el que se alimenta de la palabra de Dios come sabiduría y vive eternamente. El que cree en Cristo es como si comiera su carne y bebiera su sangre. Pan que cae del cielo, maná de ángeles. Él es la Palabra de Dios y de ella vivirá el hombre. Ellos se alimentan de ceniza (Isa. 44:20).
15:15
"... los días del afligido son difíciles". Serán difíciles, pero el Señor le renueva sus fuerzas y lo consuela en cada uno. Es un tramo que hay que vivir, y pasa.
Pro. 15. 16
"... mejor es lo poco con el temor de Jehová". Hay pobres que se regocijan inmensamente en el Señor y son felices, hay ricos a los cuales no les deja ni dormir la riqueza porque piensan que se les está gastando (Ecl. 5:12).
Pro. 15:17
"...comida de legumbres". A veces se recomienda las legumbres como buena comida (Daniel la comía); pero es tenida como la comida barata y de pobres; las carnes rojas aunque sean dañinas suelen tenerse como excelentes platos. Abraham cuando sin saberlo lo visitaron ángeles no les sirvió vegetales sino carne.
Pro. 15:18
"... el hombre iracundo promueve rencillas". Ser capaz de dominar la ira es una gran victoria, pero es mejor no molestarse rápido.
Pro. 15:21
"...la necedad es alegría al falto de entendimiento". ¿No has visto como los que no tienen entendimiento bailan, beben, comen y ríen neciamente? ¿No oyes de las carnalidades con las cuales se ríen? Las risas del necio son chisporroteos de leñas bajo la olla (Ecl. 7:6).
Pro. 15:22
"...los propósitos en la multitud de consejeros se afirman". La decisión última tiene que hacerse entre tú y Dios, si no ves muy claro, ni oyendo las opiniones de tus amigos. Si se traduce “propósito, plan, imaginación” queda bien. Debe quedar así: “Sin consulta, sin pedirle la opinión a un amigo sabio, a personas inteligentes, los planes no se llevarán a cabo”. Suena mejor ¿no?
15:24
"...para apartarse del Seol abajo". Eso estoy haciendo Señor; trabajar en mi salvación, en la extensión de todo su significado, para apartarme del Seol, trato de apartarme de la muerte definitiva (Flp. 2: 12).
Pro. 16:2
"...todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión". Trata si quieres, de ser santo hasta dónde sepas y siempre Dios hallará manchas en tu santidad. No eres recto por tus opiniones sino por la palabra de Dios. Jehová pesa los espíritus. No sólo los mide sino que los pesa y algunos son hallados faltos (Dan. 5:27). Sondea los espíritus en LBLA es muy bonito pero menos exacta. En ese sentido lee Hch. 1:24.
Pro. 16:3
"...encomienda a Jehová tus obras". Pide que las bautice con su bendición y todo saldrá bien; oh sí, ora por lo que haces.
Una explicación infralapsaria
Pro. 16:4
"...todas las cosas las ha hecho Jehová para sí mismo; y aun al impío para el día malo". O ¿Eres tú el dueño del mundo, oh hombre? No. Este mundo es de Dios; y aun tú mismo (Ro. 9:21). Todo lo ha hecho para su gloria y honor. Algunos traducen “para responder a sí mismo”, a su fin, a su propósito para el cual fue hecho. Desde un mosquito hasta un genocida. Responde a Dios por el fin para el cual existes. "Para el día malo". Esto es añadido para ilustrar la proposición general en la cláusula que precede, y para obviar una objeción, que pudieran derivarse de la destrucción del malvado, porque aún la destrucción de este que está decretada de antemano, es para su gloria. Este no es el sentido de este texto, ni de ningún otro pasaje de la Escritura, que Dios hace al hombre para condenarlo; lo cual no debe ser inferido de la doctrina de la predestinación: Dios hace al hombre, no para condenarlo ni para salvarlo sino para su propia gloria y esa está garantizada tanto en su salvación como en su condenación. Dios no hizo al hombre perverso sino justo y él es quien se ha pervertido, siendo así Dios puede justamente destinarlo a la condenación por su propia perversidad, y sirve para la gloria de su justicia. Para el día malo o para el día del mal, es el día de la ruina del malvado, es el día que Dios ha fijado para su condenación y en eso concuerdan todas las versiones, Tárgum, Septuaginta, Siria, Árabe. Esta es una verdad que se cumple con los ángeles malvados, lo mismo con los hombres perversos, y particularmente con el mal o como se dice aquí, el hombre de pecado y el hijo de perdición, el anticristo, y la palabra que se utiliza aquí se encuentra en singular" (John Gill). Una explicación infralapsaria sobre la desobediencia de Adán, que, siendo el único hombre creado libre de pecado, escogió desobedecer. En ese sentido sí hay diferencia entre presciencia divina y predestinación, la separación entre ambas es del grueso de un cabello o una tela de cebolla, en realidad ninguna.
Pro. 16: 6
"... con misericordia y verdad se corrige el pecado". Esto es útil para tratar las caídas de nuestros hermanos, para garantizar su recuperación. Trata de ayudarlo y recuerda la observación que da Pablo sobre ti mismo (Ga. 6:1); considérate porque eres frágil y podrás hacer lo mismo o peor. Otra traducción posible es “se cubre el pecado”. Si fuera así querría decir que si hay una confesión verdadera Dios cubre el pecado.
16:7
"...cuando los caminos del hombre son agradables a Dios, aun a sus enemigos hace estar en paz con él". Vive como agrada a Dios, como es digno del evangelio, y obligarás a tus enemigos a callarse la boca y estarse quietos. Amén.
Pro. 16:9
"... el corazón del hombre piensa su camino... y Jehová endereza sus pasos". Haz tus planes y pide en oración a Dios que corrija sus defectos, y si es necesario que haga los cambios que él quiera; (19:21). No siempre pensamos y decidimos lo mejor, y tomamos la senda correcta, en este caso Dios crea una vereda y nos trae al camino que considera según su voluntad que es el mejor.
16:12
"...abominación es a los reyes hacer impiedad, porque con justicia será afirmado el trono". No, la impureza es para los impíos, ellos la inventaron, que ellos la hagan; para nosotros la impiedad es abominación, no queremos igualarlos (Apc. 1:6). La causa de que haya tantos reyes sin corona y destronados se debe a que se han sentado sobre pilares de impiedad. Somos reyes y sacerdotes para Dios por medio de Jesucristo (Apc 1. 6). Una reina debe comportarse como reina y un rey como todo un monarca santo.
Pro. 16:15
"En la alegría del rostro del rey está la vida, y su benevolencia como la lluvia tardía". Si enojas al rey y éste complacido sonríe por tus palabras y acciones, serás bendecido y disfrutarás delante de él y de sus cortesanos angélicos, respeto y admiración, porque has ganado un sitio de honor. No hay cosa que nos satisfaga más que estar convencidos que lo que hemos dicho y hecho ha provocado la sonrisa de Dios. Si llenas de gozo el corazón de Dios, vivirás; más su tristeza significa tu muerte (1 Te. 4:3). Siempre que puedas está en paz con los que tienen el poder.
Pro. 16:16
"Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado, y adquirir inteligencia vale más que la plata". El dinero que te cueste estudiar es bien invertido por lo que vas a aprender (23:23). La cultura es un tesoro que se incrementa y no se acaba sino cuando uno muere. Y si la deja escrita, otras generaciones disfrutarán de su valioso estudio y devorarán sus libros con gusto. Se puede continuar ministrando y ayudando vidas, aún después de la muerte. Si es que se nos ocurrió escribir en papel y piedra lo que Dios nos dijo.
16:18
"...antes del quebrantamiento es el orgullo, y antes de la caída la altivez de espíritu". Si te niegas a recibir consejo y no soportas la amonestación, aprenderás de las cosas amargas de tu vida. El hombre arrogante será quebrantado y el humilde exaltado. Dios nos ayude a estar siempre abiertos a sugerencias y correcciones, aunque duelan un poquito.
Pro. 16:19
"Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los soberbios". No te juntes con los tontos que creen ser algo y no son nada, están vacíos o llena de basura sus vidas. La compañía de una persona engreída no es buena. Aquí los soberbios deben ser los impíos.
16:20
"El entendido en la palabra hallará el bien, y el que confía en Jehová es bienaventurado". ¡Qué bueno es entender la Biblia, los evangelios, los sermones y confiar en Dios! Otra traducción dice “el que pone atención a la Palabra hallará el bien”; el que atiende así, porque Dios le abre el corazón como a Lidia que estaba atenta a lo que Pablo decía, se salva. Esa palabra de que el que confía en Jehová es bienaventurado, si tiene alguna relación con la anterior, da a entender que sufre proviene de haber escuchado, o de haber estudiado la Palabra. El entendido en la Escritura, si la tiene presente y sigue sus consejos, rara vez comete equivocaciones y se ahorra innumerables lamentos.
Pro. 16:21
"... la dulzura de labios aumenta el saber". Háblale a la gente con amor, harás feliz a otros y tendrás muchos amigos (v.24). Si quieres saber el mal resultado de tratar sin comprensión y con dureza a los demás, lee la historia de lo que le pasó al joven Roboam cuando no siguió esta regla que le había enseñado su padre (1 Re. 12:1-20). Son tan importantes las palabras dulces como las obras de servicio, que sin ser acompañadas por aquellas, se agradecen pero no se disfrutan. Dicho y hecho, palabras bien dichas y acciones correctas.
Pro. 16:22
"Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee; más la erudición de los necios es necedad". No vale la pena pensar en la sabiduría del pecado. El pecado es un “misterio de iniquidad”, insondable y complicado, tortuoso, difícil, vano y peligroso. ¿De qué erudición habla un hombre culto si como padre, como esposo, y como ciudadano obra como un necio? Sabiduría es algo más que cultura, es conocer el buen comportamiento, hacer decisiones correctas. El manantial de la vida, que hace que florezca, es la Biblia. En el paraíso había varios ríos, y por fue un paraíso; y los ríos de la vida que hacen de un hogar un paraíso es la Palabra de Dios. La palabra del Señor vivifica, reverdece.
16:25
"Hay camino que al hombre parece derecho, pero su fin es camino de muerte". Eso prueba que nuestro ojo es imperfecto que ve un camino recto y sin embargo no lo es, sobre todo su vista es corta y no alcanza a ser el final, aunque recibe muchos avisos en su andar que hay peligros por la senda que lleva. ¡Eh detente! Mira a dónde te llevan tus pasos, endereza tu camino con los dichos de hombres sabios y con la palabra de Dios. Un dato que aporta a la idea que los proverbios pudieran ser diferentes colecciones es que esto mismo es repetido en 14:12.
Pro. 16:26
"El alma del que trabaja, trabaja para sí, porque su boca lo estimula". Yo no trabajo sólo para comer. Trabajo porque me gusta mi trabajo, y trabajo por otras muchas cosas que no son sólo llenar mi vientre, y no trabajo tampoco para mí sino para Dios y para otros (Col. 3:23). La forma más básica del trabajo es la comida, y el apóstol dice que el que no trabaja tampoco coma. Y gracias a Dios que me ha enseñado eso que me preserva de dolorosas frustraciones, y le dan brillo y excelencia a lo que hago (Ecl. 6:7). La palabra alma está de más en la traducción. Lo mismo que apetito, aunque esta va más acorde.
Pro. 16:27,28
"... el chismoso aparta los mejores amigos". ¿Descubriste un solo chisme en tu conversación con él o ella? No hables más con ellos. El que se junta con chismosos chismoso es. ¿Desenredar chismes? No. ¿Ves cómo las rocas cortan y deshacen el furioso oleaje marino? Así una vida santa ante los ojos de Dios deshace una calumnia tras otra. Al chisme lo mantiene vivo las palabras no los hechos. Ten la costumbre de no decir nada negativo de alguien ausente.
16:29
"... el hombre malo lisonjea y hace andar por camino lo bueno". El hombre hipócrita es mala gente. ¿Qué se propone éste que exagera mis virtudes, si es que las ve? Algo quiere y está buscando.
Si tiene muchas canas debe ser un sabio
Pro. 16:31
"…corona de honra es la vejez, la cabeza cana”. No imagines que porque te envejeces te devalúas. ¿Por qué has de disimular las señales de tu vejez? ¿No es ridículo que un hombre se tiña las canas de su cabello, sus bigotes y su barba, porque la modernidad exige la belleza estética y a ella, la juventud asocia el valor? ¿No son tus arrugas los surcos que han dejado el arado de los años y donde Dios ha plantado las semillas de preciosas experiencias? Lleva con orgullo tu edad, tu título de abuelo, tu andar lento y tus enfermedades. ¡Oh, la gracia madura, los frutos dulces de la senectud! “Cabellos grises, guedejas blancas debido a la edad son ornamentales; además de ser bellas, hablan de seriedad y sabiduría, prudencia, que piden reverencia y respeto. Los antiguos romanos honraban grandemente a la persona de edad, mucho más que a la familia o a la riqueza. El anciano era tenido por los jóvenes como alguien que está muy cerca de Dios y el lugar de los padres (Lev. 19:32)", escribió John Gill.
“Fagius relata que según la tradición de los hebreos un hombre joven estaba obligado a ponerse de pie cuando se encontraba cierta distancia de un anciano, para volver a sentarse una vez que hubiera pasado, y esto se hacía para demostrarle honor. Y era costumbre no solamente entre los judíos sino también entre los paganos que consideraban una abominable maldad y un crimen capital si un hombre no se ponía de pie ante una persona mayor, o un joven ante aquel que ya tiene barba. Herodoto reporta lo mismo entre el pueblo egipcio y los de otros lugares juntamente con los griegos, que cuando un joven se cruzaba en el camino con un anciano debía cederle el paso y cuando se acercaba él ponerse de pie, y todos los escritos antiguos concordaban que era un gesto muy humano. Y esto se hace precisamente porque los ancianos habían estado en el mundo primero que ellos y revelaban la bondad de Dios y el honor que le daba al haberle concedido tantos años, y además indicaba la experiencia, el conocimiento y la sabiduría que habían adquirido, 17:6" (John Gill).
16:32
"... es mejor es el que tarda en airarse". Controla tu experiencia cuando te enojes, ata tus palabras a tu lengua, no tomes decisiones.
La suerte y Dios
Pro. 16:33
"... la suerte se echa y... de Jehová es la decisión". Ese método de echar suertes es antiguo. Lo que algunos llaman suerte ciega yo la llamo omnisciente providencia. No pienso en juegos de azar, de lotería, bingo, y mucho menos en máquinas tragamonedas; si Jehová interviene en esta clase de suertes, está haciendo muy bien cuando los dueños de los casinos son los que más ganan; porque ese juego de fortuna está inventado más por el diablo que por Dios, que da bendición con salud, sobre el trabajo y los negocios para que el hombre suyo prospere; aquellas formas mundanas y diabólicas de ganar dinero no tienen mucho que ver con la aprobación divina, tal vez con las respuestas de espíritus inmundos a los que le imploran a imágenes. Es precioso pensar en la omnisciente providencia cuando se trata de eventos que uno no ha podido controlar y son adversidades, o son favorables, milagros o tragedias, peligros en el viento, las aguas, en el fuego; coincidencias y otras formas donde se ve claramente la inteligencia divina. Pero mejor que echar suertes para decidir un asunto como se hizo en la elección del sucesor de Judas, aunque hicieron bien, es estudiar el asunto, orar, y consultar la palabra de Dios. Supongo que se echa suerte cuando ambos están calificados no para decidir entre uno más y otro menos sino entre igualmente buenos. Aprende sabiduría de la providencia divina y adora reverente la poderosa mente del Señor.
17:1
“... mejor es un bocado seco y en paz que una casa llena de contiendas". Para eso hay que casarse bien, con la persona adecuada y criar los hijos en la disciplina y amonestación del Señor. Se le cae el techo en la cabeza a los que no se llevan bien.
Pro. 17:2
"... el siervo prudente prevalecerá sobre el hijo sin honra". Si esto tiene algún significado espiritual lo halla en todos nosotros que habiendo nacido siervos y no libres, venimos a ser herederos con los verdaderos hijos y compartimos la herencia con ellos. Dios nos permite que el pan que es destinado a los hijos también lo compartan con nosotros (Ro. 8:17; Mt. 15:26,27).
17:8
"...piedra preciosa es el soborno". Supongo que Salomón no nos está incitando a sobornar al prójimo; no obstante, el dinero abre camino y con él se tienen muchos favores (v. 23). En la forma en que lo dice pareciera como que lo aprueba. (Ver 21.14; Isa 1.23; Amós 5.12). Hay hombres que no se venden, pero a otros se les puede comprar hasta el alma. Corrupción.
Pro. 17:9
"... el que cubre la falta busca amistad". Cállate los defectos y errores de tus amigos. Acuérdate que tus amigos tienen otros amigos y los otros amigos tienen muchos amigos y así la cadena se hace interminable, de modo que un comentario puede llegar muy lejos.
17:10
"... la reprensión aprovecha al entendido". Oh Dios, enséñanos a aprender con una o dos palabras de reprensión, no con cien azotes.
Pro.17:13
"...él que da mal por bien el mal no se apartará de su casa". Espera dentro de tu familia el trato que le das al prójimo. Se cosecha en casa el mal que se le hace al vecino.
17:14
"... deja pues la contienda antes que se enrede". O “antes que empiece”. Conversa pero no discutas; lee y escribe (v. 19). Ya puedes ver en la cara y en el subido tono de las palabras que la riña está a punto de empezar, y es mejor ponerle punto final al diálogo, volver la espalda y dejar que la situación se enfríe.
Pro. 17:16
"...de qué sirve el dinero... para comprar sabiduría". ¿Qué hace un buen libro en la mano de un necio si no va a leerlo y si lo hace no le aprovechan sus buenas verdades? El necio no gasta dinero en buenos libros. Se pierde el dinero en pagarle los estudios a un tonto.
17:17
"...en todo tiempo ama el amigo". Si haces amigos, hazlos en tu juventud; y luego trata de conservarlos. Ayúdalos, llámalos, escríbeles, no te olvides del amor de un buen amigo. Si puedes, todos los días de tu vida ve añadiendo buenos amigos.
Pro. 17:22
"...el corazón alegre constituye buen remedio". Quiere decir que la alegría es una buena cura, una excelente medicina. Una sonrisa pudiera ser más eficaz que cien excusas. Si no puedes estar alegre en la enfermedad, haz oración. No será la total cura, pero es un buen remedio. Cuando estés persistentemente preocupado busca oír, mirar y hablar de cosas que te entretengan o te hagan sonreír. Es en vano luchar contra una preocupación si la poca fe no tiene fuerzas para levantarte. La falta de fe deja la puerta de la mente abierta a todos los peores presagios. Generalmente el que ora, su preocupación a Dios suele terminar con una sonrisa que él le da.
17:27
"...el que ahorra sus palabras tiene sabiduría". El que habla poco reflexiona más (v. 28). Ninguna palabra dicha luego se puede recoger. Se dijo en otro lugar "pon guarda a la puerta de tus labios" (Sal. 141:3).
Pro. 18:1
"... su deseo busca el que se desvía". “El que vive aislado busca su propio deseo” (LBLA). Lo mismo que la versión King James. Es un texto de difícil traducción y más difícil todavía su interpretación. Algunos piensan que este individuo se separa de los demás por orgullo y vanidad porque se cree mejor que la mayoría, que ha alcanzado la posesión plena de la verdad, como pensaban los gnósticos que se separaban de los cristianos. Pero otros piensan sobre esas mismas palabras de forma opuesta, que la persona se separaba del resto de la gente para dedicarse al estudio y a la meditación, para alcanzar sus deseos de prosperidad mental y espiritual en privado, cosa que no podría hacer entre la multitud. Así que, uno escoge aquella interpretación que guste.
Pro. 18:2
"... toma placer... en que su corazón se descubra". Lo único que desea es hablar de sí mismo. Decirles a los demás lo que ha aprendido. Quizás, si tiene relación con el versículo anterior, tiene que ver con el individuo separatista, que anda buscando en la soledad sabiduría o conocimiento para luego regresar y meterlo en público, y dejar a todos con la boca abierta con su elevado saber. No es muy inteligente exponer el corazón a los ojos del prójimo. ¿Por qué enseñarles a otros lo que tiene que sólo ser visto por Dios? Las experiencias íntimas no son para dar testimonios públicos, en la iglesia o fuera de ella, y dar ganancias a los enfermos por esta clase de programas de televisión.
Pro. 18:4
"... aguas profundas son las palabras". El hombre sabio es como un pozo, como un manantial fresco. Es una forma muy bonita de hablar sobre el hombre que sabe mucho, aquel enfrente de quien uno se sienta para escucharlo y se embelesa con sus hermosas palabras, espirituales pensamientos y aplicaciones prácticas. Así fue nuestro Jesús enfrente de quien si alguien lograba una posición cercana a sus pies no quería abandonarla por ninguna otra ocupación mientras él estuviera hablando.
Pro. 18:5
"... respeto al impío... pervertir el derecho del justo". Esto es apropiado para los jueces. No defiendas la causa del familiar impío contra el prójimo justo. Ama más la verdad que una relación de sangre.
18:8
"...las palabras de chismosos son suaves". El chisme gusta, pero envenena. El daño es perenne. Si amas la verdad del evangelio no ames el chisme. Esta palabra también se puede traducir que las palabras del chismoso "queman" "hieren", y se siente el ardor de ella hasta el vientre, o se quiere decir hasta lo más hondo del corazón. Es la versión árabe la que menciona la palabra del chismoso como algo blando y suave, que gusta y se traga con deliciosa facilidad.
Pro. 18:9
"...el que es negligente en su trabajo". Pon suficiente fuerza en cada trabajo para que haya en él prosperidad y no quieras hacerlo todo a la vez; lo que se hace despacio es más seguro y queda mejor. Si no se trabaja bien y constante la posesión se destruye.
18:12
"... antes del quebrantamiento se eleva el corazón". El orgullo precede a la caída y la humildad a la gloria.
Pro. 18. 13
"... el que responde palabra antes de oír". En vez de oprobio se puede traducir vergüenza y confusión. Si no tienes paciencia para oír todo no aconsejes al prójimo. Sobre todo no seas impaciente con los que se quejan de sus enfermedades (v. 14). Trata de animarlos. La primera medicina para un enfermo es animarlo sobre su cura, ora con él, trata de alentar con promesas su fe en Dios. Si quieres tener amigos que te amen, óyelos.
Pro. 18:16
"...la dádiva del hombre le ensancha su camino". Sí, pero el soborno es corrupción. En efecto, el dinero es una gran avenida hasta donde están los grandes. Especialmente ante los jueces, pues era costumbre entre los orientales llevar a estos magistrados, o a cualquiera otra gran personalidad pública, algún presente valioso para ganar su favor, es decir para comprarlo.
18:17
"... justo parece el primero que defiende su causa". No estés de acuerdo con el primero que te habla, espera oír al otro. La idea del texto es que viene el otro con un conocimiento profundo, una investigación bien hecha del asunto y de la persona en cuestión, y hace tambalear las razones y defensas del primero. Por eso para tener una opinión correcta de algo hay que escuchar ambas partes y valorar los argumentos que ambos exponen.
Pro. 18:18
"... la suerte pone fin a los pleitos". Son mejores las leyes que la suerte. Donde hay sabiduría para juzgar no hay que llamar al azar. Y todavía aún mejor, la observación de la providencia es mejor que la suerte y suele dirigirla (16:33). Israel cuando arribó a la tierra prometida repartió entre las tribus las propiedades por suerte para que todos quedaran conformes y no pensarán que había privilegio con algunos y con otros no. Sí, a veces es mejor eso para evitar las críticas de los inconformes y protestones, que si tienen alguna queja se la echen al cielo y no a los jueces.
Pro. Pro. 18:19
"El hermano ofendido es más difícil de ganar que una ciudad fortificada, y las contiendas son como cerrojos de fortaleza". Esta traducción, con la nota aclaratoria que se introduce y de la cual es responsable de la imagen de la ciudad fortificada, y la justifica, enseña claro que un hermano ofendido por otro, las contiendas entre hermanos son difíciles de solucionar; por ejemplo, entre Abel y Caín, Jacob y Esaú, José y sus hermanos, Annon y Absalón, Pablo y Bernabé, y un poco más para acá, Lutero y Calvino (Clarke).
18:20
"... del fruto de su boca se llenará el vientre". Especialmente los abogados, los vendedores y los banqueros. Y mucho más nobles que esos, los que trabajan en predicar y enseñar (12:14).
Pro. 18:22).
"... el que halla esposa halla el bien" (31:12). Señor yo encontré el bien, sólo me ha dado bien, con ella me has mostrado tu benevolencia. ¿Cómo relacionar estas dos verdades con 1 Co. 7:28? No hay contradicción entre ambas cosas. El apóstol Pedro llevaba a su esposa a todas partes (1 Co. 9:5).
Pro. 18:24
"... el que tiene amigo debe ser amigo". Un texto difícil. Traducciones distintas. “El hombre de muchos amigos se arruina” “Algunos amigos pueden arruinarte” “Amigos vienen y amigos van” “Algunos amigos no ayudan” “Los amigos pueden destruirse unos a otros”. Es que la palabra amigo también significa destruir en pedazos, bueno para nada, y da la idea de algo malo. Te roba, quita y destruye, como un ladrón. Por eso las palabras son traducidas en formas diferentes porque la versión es obscura. El hombre que tiene esa clase de amigos y en abundancia, se expone a la ruina porque vienen ellos en calidad de amigos a buscar, prestado o a hurtar lo que pertenece. Sin embargo, la segunda cláusula que es adversativa elogia la relación de hermandad, pero como es adversativa está opuesta a la primera parte a esa llamada "amistad", que más bien son amigotes y no amigos. Conserva los amigos que tienes. No abundan los buenos amigos, pero hay amigos que son mejores que los hermanos. Es como un castigo de Dios perder a los amigos, y una gran pérdida un hermano.
Pro. 19:2
"...el que se apresura con los pies, peca". Cuando vayas a dar un paso mira donde pones el pie, es mejor que vayas despacio y llegues y no que corras y te caigas. Va lejos el que camina seguro. A veces la velocidad es un peligro, y es mejor llegar tarde que nunca. Evita la precipitación y no hagas importantes decisiones, apurado.
No busques a un inocente para echarle las culpas
Pro. 19:3
"... la insensatez del hombre pervierte su camino y luego se irrita contra Jehová" (Eze. 18:25). No culpes a Dios por las consecuencias de errores que tú cometiste, no le eches la culpa a la providencia de Dios; hubieras pensado mejor las cosas, hubieras asegurado más, hubieras tenido más paciencia y esperado, pero te precipita este y tomaste una decisión rápida sin tener la seguridad de que la mano de Dios te guiaba, porque no la buscaste, te creías sabio en tu propia opinión, y ahora que cosechas el fruto de tu equivocación, pues piensas y dices que Dios no te ha ayudado y que él al fin de cuentas es el culpable. El culpable eres tú, no él; dejara de molestar te contra Dios y atribúyete a ti mismo tus errores y no busques un inocente en la tierra o en el cielo para echarles las culpas que son sólo tuyas; si caes en tentación es por tu voluntad que pecaste y no porque Dios te tentó (11:3; Sgo. 1:12-15). Déjate de estar diciendo que Dios lo permitió y que fue la Serpiente, tu mujer y no tú. Dale la cara al asunto y pídele perdón a Dios y a quien molestaste.
Pro. 19:4
"...las riquezas traen amigos". ¿Amigos? Más bien aliados y adulones (v. 6; 14:20). Mira como a David y a Job cuando en sus malos tiempos los abandonaron. El oro sonríe mejor que los labios. ¡Y el dólar!
Pro. 19:7
"... cuánto más sus amigos se alejarán de él". Si uno no tiene éxito, no tiene muchos amigos y si fracasas te quedas sin ninguno. Todos huyen del derrotado y nadie se acerca a él. Incluyendo los que provocaron la derrota.
Pro. 19:8
"... el que guarda la inteligencia". O prudencia y sabiduría. Quién puede, Señor, ¿obrar siempre inteligentemente? Son innumerables las formas en que se puede aprender. Siempre estudiando, con los ojos abiertos y reflexionando. Y la boca cerrada.
Pro. 19:9
"... el que habla mentiras perecerá". No seas cómplice de mentirosos.
19:10
"... no conviene al necio el deleite". (Una vida de lujo, LBLA). No, porque se vuelve más tonto y se corrompe más. Es una sociedad estúpida cuando permite que gente ignorante o inferior domine a los sabios y a los mejores.
19:11
"... su honra es pasar por alto la ofensa". Uno puede perder más que el orgullo que nos quita la ofensa si decidimos vengarnos y restituir nuestro honor.
Pro. 19:12
"...como rugido de león... la ira del rey". Temo a tu ira Señor como a un fuerte león y deseo tu bendición como la hierba el rocío.
19:13
"... y gotera continua las contiendas de la mujer (esposa)". Casarse con la mujer peleona es como vivir bajo un techo con goteras. ¿Qué peor tortura que soportar una gota cayendo sobre la cabeza? ¿Quién no se vuelve loco con una mujer peleona? (O con un hombre que mortifica).
19:15
"...la pobreza hace caer en profundo sueño". La pobreza está asociada al pecado, la mala administración y a la negligencia (6:9). También a los abusos e injusticias.
Pro. 19:16
"... el que guarda el mandamiento guarda su alma". Señor dame la energía de tu gracia para hacer lo que quieras que haga y presérvame con tu gracia para no desobedecer.
Pro. 19:17
"... a Jehová presta el que da al pobre". Cuando recojamos una colecta para los pobres, sé liberal, da por ti, por los que darán poco y por los que no quieren dar. Es un préstamo que haces a Dios que te devolverá triplicado lo que diste y con su sonrisa y bendición. Jesús dijo una vez, “tuve hambre, tuve sed, estuve enfermo”.
19:18
"... castiga a tu hijo entre tanto que hay esperanza...". Salomón, no digo que Pablo o los apóstoles aprobaban castigar físicamente a los hijos, porque esa clase de disciplina se correspondía con la ley de Moisés y no con el Espíritu Santo. Mejor es que le hables a que lo destroces a golpes. Cuando los golpes se hacen necesarios falta la educación. Siembra en sus pechos la verdad y adorna la doctrina con el ejemplo y no tendrás que fustigarlos.
Pro. 19:19
"... si usa violencia añadirá nuevos males". Se trate de la ira del hijo o la del padre. Si no lo castigas lo volverá hacer. La violencia engendra violencias (2 Sa. 16:7; 1 Re. 2:46).
19:21
"... muchos pensamientos... mas es el consejo de Jehová permanecerá". O muchos planes. Es mejor el consejo de Dios. Los mejores consejos que se te ocurran a ti, los buenos y trazados planes, no serán mejores que los que puedes hallar en la Escritura.
Pro. 19:23
"... no serán visitados del mal". La idea es de habitar o pasar la noche por eso LBLA dice dormir satisfecho. Si el mal toca la puerta del hombre que teme a Jehová, se irá, porque se tarda en abrirle. Bendito sea el Señor que cuando hemos abierto ya habíamos perdido la oportunidad de pecar. Sé tardo para abrirle la puerta al pecado. No se la abras nunca. También el texto quiere decir que ningún mal le sobrevendrá al que guarda la palabra de Dios.
19:25
"...y el simple se hará avisado". Aunque el castigo no regenera al malo, la justicia frena a otros para que no hagan lo mismo. Incluso cuando ven a los justos sufrir castigo, se espantan.
Pro. 19:26
"... el que roba a su padre es un hijo que avergüenza". ¡Qué hijo tan perverso es aquel que le roba a su mismo padre!
19:27
"... cesa de oír las enseñanzas". Ya es hora que no oigas más los consejos de los que te están desviando. Las malas “conversaciones” (instrucciones) corrompen las buenas costumbres”.
Pro. 19:29
"... y azotes para las espaldas de los necios". En el Antiguo Testamento no se habla mucho de cárceles para los necios sino de castigos físicos. ¿Qué será más provechoso para un individuo, preservar su integridad física o privarlo de libertad? El castigo físico se llama tortura. La cárcel es moral. Una institución moral. Se le llama a la institución “correccional”.
20:1
"... la cerveza alborotadora". Debes conocer las consecuencias que traen beber alcohol. Es un error enseñar a los niños a beber cerveza y es también un error que a los jóvenes les guste el alcohol. (Reflexionar en 31:4; Isa. 5:22; 28:7; 56:12).
Pro. 20:2
"... el terror del rey...". No te busques problemas con el gobierno. Suponiendo que sea justo. “En vano no lleva la espada” (Ro. 13).
20:3
"...honra es dejar la contienda". Siempre es mejor no discutir y llegar a nuestras conclusiones reflexionando.
Pro. 20:4
"... el perezoso no ara en el invierno". Contiene la idea que desde el otoño no ara. El que no trabaja que tampoco coma.
Pro. 20:6
"... cada uno proclama su propia bondad". Alardosos hay muchos pero hombres genuinos pocos. Se puede traducir piedad pero por el contexto si dice “pregonan su propia lealtad” viene mejor con lo que sigue que es difícil hallar un hombre digno de toda confianza. No juzgues según las apariencias.
20:7
"... sus hijos son dichosos después de él". Porque van por buen camino que él les enseñó. La dicha depende del camino que se sigue. Tus hijos irán dichosos detrás de tu ejemplo si sigues íntegro hacia tu meta.
Pro. 20:8
"... con su mirada disipa todo mal". ¿No podrás interpretar la mirada de tu Padre Celestial? Señor una mirada tuya pulverizará el mal en mi corazón; el pecado huye ante tus ojos. Señor si no puedo verte a ti, mírame tú a mí.
20:9
"... ¿quién podrá decir yo he limpiado mi corazón de pecado?”. Sólo el que es limpio por la sangre de Cristo (1Jn. 1:7,8). Sólo la sangre de Cristo limpia la memoria y la conciencia (He. 9:13,14).
Pro. 20:12
"... el oído... el ojo los ha hecho Jehová". Si ambas cosas las ha hecho Jehová, entonces no las uses como instrumentos de iniquidad (Ro. 6:13). Mira hacia el cielo cuando sea un peligro mirar la tierra. Y el que hizo el oído ¿no oirá?
20:13
"... no ames el sueño". Levántate temprano aún el día de reposo. El día de reposo no se llega tarde al templo. En la cama no se gana dinero. ¿No te da pena, dormilón? (Jon. 1:6).
Pro. 20:16
"... despoja al que salió por fiador del extraño". No le prestes dinero a gente que no conoces, a vagos y derrochadores. Cada uno viva dentro de su propio presupuesto. Ni defiendas a ningún extraño que tú no sabes quién es.
20:18
"... los pensamientos con el consejo se ordenan". Otra versión dice “los proyectos con el consejo se preparan” (15:22), o “los planes”. Oye varias opiniones y consulta diferentes autores, pero sobre todo pregunta a la Escritura porque por ella aprobarás lo mejor (Sal. 119:24). Pregunta en oración al Espíritu Santo. Y no está de más no hacer de oídos sordos a amigas opiniones, los escogidos que usan bien la sabiduría y el sentido común, en experiencias.
Pro. 20:19
".. No te entremetas con el suelto de lengua". No digas todo lo que ves y oyes, medita en ello, haz tus conclusiones y ora. (Un ejemplo, 1Jn. 5:16).
20:20
"... el que maldice a su padre o a su madre", morirá en tinieblas. No critiques a tus padres, nunca les pagarás la deuda que tienes con ellos; si hay bendición en honrarlos y promesa, hay juicio en maldecirlos (Mt. 15:4; Efe. 6).
Pro. 20:21
"... los bienes que se adquieren deprisa no serán bendecidos". Casi siempre se pierden pronto porque no se ha aprendido a administrarlos, o se usa para daño propio; el dinero de azar, herencias, a veces el del deporte pagado, etc. Señor bendice los bienes que nos has dado, preserva tus bendiciones.
Pro. 20:23
"... abominación son las pesas falsas". No hagas trampa en tus negocios.
20:24
"... de Jehová son los pasos del hombre". Lámpara sea a tus pies la palabra de Dios, no te apartes de ella a ningún lado (Sal. 1; 119:105; Jn. 1:8).
Pro. 20:25
"... hacer apresuradamente voto de consagración". Piensa bien antes de hacer un voto, si tienes vocación. Pregúntate ¿Dios me llama? ¿Podré hacerlo con excelencia y bendición? ¿Por cuánto tiempo?
Canas, ornamentos de Dios
Pro. 20: 29
“la gloria de los jóvenes es su fortaleza y el honor (belleza, ornamento) de los “canosos” o ancianos es su vejez”. La Escritura mira la cabeza de los ancianos, quiere decir Dios, y ve las canas no con pesar sino como ornamento, puesto sobre las sienes despacio en el curso de los años. La palabra significa tanto belleza como ornamento y honor, y literalmente significa canoso y se traduce vejez. Las canas no molestan ni son motivo de deshonor, todo lo contrario, y por ende no hay que enmascararlas con pinturas que desacrediten el carácter y hagan parecer lo que no es, traer como una falsa juventud al cabello en contraste con las evidencias innegables que han dejado los surcos de los años en las arrugas. Un pelo negro como las alas de un cuervo y una piel plisada como un pergamino, es un contraste indecoroso para uno que vive retando al mundo y no conformándose a él, y a los gustos populares y pasajeros de la época.
Esa plaza será mía, ese puesto, esa vacante será mía
Pro. 21:1
"... así está el corazón del rey en la mano de Jehová". Por eso debiéramos orar más, para que los que están puestos en eminencia tengan simpatía hacia el pueblo santo. Y no sólo el corazón del rey sino el de sus siervos y de los que no lo son, los de más allá, el corazón de todos los hombres se halla en su mano. Le dice aquél “siente esto” y lo siente; “piensa esto” y al momento se halla pensándolo; “saca esta conclusión” y la saca. En Dios se halla “el querer como el hacer” (Flp. 2:13). Tiene el corazón de Simei, enemigo de David, en su mano y le dice “maldícelo”, y el perverso hombre saca lo malo que hay en sus entrañas y vierte sus verdaderos sentimientos en contra suya.
Así lo entendió el ofendido (2 Sa. 16:10,11). Conoce el corazón de los discípulos y sabe quién es el perfecto sustituto en la iglesia para ocupar una posición vacante, y dice “éste” y ése es y nadie puede elegir otro, tiene que ser Matías y no José a quien llamaban Barsabás (Hch. 1:23-26); y aunque algunos hayan simpatizado con este último, Dios dijo que no, tenía que ser el que fue, e imparablemente se sentó en la cátedra vacía, que por Dios estaba destinada a él.
La familia, los amigos o el mismo Barsabás pudieron decir, “tuvo más suerte”, pero la suerte pertenece a Dios (16:33). No hay que preocuparse, el corazón de todos los cristianos, de todos los miembros de las iglesias está en la mano del Señor y él los inclina a un lado o el otro si se ora por eso. El corazón de Esaú está en la mano de Jehová y las oraciones de su hermano hicieron que Dios en un momento lo cambiara (Ge. 32:28). Tiene el corazón de Lidia en su mano y en el momento exacto lo abre y el evangelio entra (Hch. 16:14,15).
¿Dónde trabajaré? ¿Esa plaza será mía, ese puesto, esa vacante? Si es para ti Dios moverá los corazones de los que tienen que ofrecerte el trabajo y tuyo será, aunque tengas un buen competidor o muchos. No hay obstáculos para lo que Dios quiere. Reposa en esa confianza. ¿No sabes cómo abrir un corazón indiferente? Dios lo hace. ¿Hay alguien que necesita que Dios le cambie el corazón, no para que se convierta a Jehová sino para que no te haga daño? Lucha con Dios que él tiene el corazón de los hombres en su mano.
Pro. 21:2
"...es recto en su propia opinión, pero Jehová pesa los corazones". Es mejor que peses tus opiniones y decisiones por la palabra de Dios porque pudieras ser "hallado falto"; tal vez no eres consciente de los verdaderos motivos de tu opinión.
Pro. 21:4
"... altivez del ojos, y orgullo de corazón". Más explícito el Espíritu no puede ser, el orgullo es pecado, la jactancia queda excluida en la ley de la fe; no hay gracia para los soberbios.
Pro. 21:5
"... los pensamientos del diligente tienden a la abundancia" (el Talmud es quien añade ese versículo tomado de la Septuaginta). O también los proyectos y los planes. Dos refranes apropiados para los que hacen negocios y quieren hacer inversiones. Los pensamientos de los sabios “tienden a la abundancia” (Pro. 21:5). Una traducción literal pudiera ser “los pensamientos, o los planes, los proyectos, del activo tienden a la ganancia”; pero ¿qué gana la inactividad? Óxido.
Pro. 21:8
"... el camino del hombre perverso es torcido y extraño". Es difícil comprender por qué los hombres hacen el mal, el pecado es inexplicable, no tiene sentido, es una locura. Es la idea de un hombre que es culpable, que comete un crimen. No tanto torcido como criminal.
Pro. 21:9
"... que con mujer rencillosa". No acoses a tu marido con críticas, pleitos o quejas no sea que se canse de ti y te deje, o no te ame más. Es mejor dejarle la recámara y dormir en otra parte.
21:11
"... el simple se hace sabio". Procura conocer los errores que otros han cometido y las consecuencias que han tenido; acuérdate de ellos cuando seas tentado y ora para no hacer igual (vv.12,19).
21:13
"... el que cierra su oído al clamor del pobre". No digas a la ligera el que es pobre se lo merece; hay quien mendiga por sus vicios y otros por necios; si uno lo pretende puede encontrar muchas razones para no dar: Lo quiere para emborracharse o fumar marihuana. Da a los desamparados. Deja el juicio moral a Dios.
21:14
"... la dádiva en secreto calma el furor". Es cierto que hay daños morales, mentales, familiares, que no se pueden compensar sino con dinero. Las ofensas se pagan. Es asombroso los dolores que quita el dinero y como borra los malos recuerdos. Pero también es objetable el soborno.
Pro. 21:16
"... el hombre que se aparta del camino de la sabiduría...", le espera la muerte. Un acto insensato te puede torcer la vida y vas a parar siendo un hediondo cadáver; morir en un perpetuo y público funeral.
Pro. 21:17
"... el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá". El que es borracho, vanidoso y presumido, que se deleita en el licor y en oler como las flores del campo, las aves de los cielos y las mujeres; y ¿es éste un hombre, el que gasta sus monedas en perfumes?
21:20
"... mas el hombre insensato todo lo disipa". Hay quien no tiene, no porque no le alcanza sino porque no conserva, no sabe administrar.
21:27
"... el sacrificio de los impíos es abominación". Señor perdóname cuando he ofrecido pecado en las cosas santas. ¿No sientes alma mía que el impío nunca adora y que su sacrificio no es acepto? Lava tus manos antes de tocar tu ofrenda. ¿Quieres comprar a Dios?
21:30
"... no hay consejo contra Jehová". Desfallécete ya que contra Jehová no puedes; dura cosa es patear el aguijón; colmarás la medida de tus pecados luchando contra su Palabra; no podrás hacer que ella vuelva vacía y no la cumpla. No te destruyas a ti mismo que Dios no está muerto, renuncia a esa guerra y acepta sus condiciones de paz.
Pro. 21:31
"... Jehová es el que da la victoria". No trotes tan pronto para la guerra ni confíes en tu puño y arco; la victoria será de aquél por quien pelea Jehová. No son los sermones proféticos ni las palabras profundas, ni el estilo práctico, ni la voz patética, es la bendita unción de Jehová quien da la victoria. El poder del cielo, el del otro mundo (Buscar Sa.l 20:7; 33:17; Isa. 31:1).
Pro. 22:1
"... de más estima es el buen nombre que las muchas riquezas". Por tanto cuida más tu reputación que el dinero.
22:4
"... riquezas, honra y vida son la paga de la humildad y el temor de Jehová". Yo lo pondría de esta forma "riquezas, honra, hay en el trabajo y en el temor de Jehová. Sustituiría humildad por trabajo. Si trabajas duro, no malgastas tu dinero y no te metes en pecado, Dios te prosperará.
Pro. 22:6
"... instruye al niño en su carrera". Quiere decir darle una profesión, ayudarlo a estudiar una carrera. Propiamente quiere decir "... instruye al niño en su camino y no se apartará de él". La expresión en hebreo es curiosa, “inicia al niño en la boca de su camino o pasos”. La idea es lo más temprano que se pueda. Este es un texto que se ha usado para promover la enseñanza bíblica; la instrucción temprana en la fe, y está bien, pero su principal significado es ayudar al hijo a que tenga un oficio para que no sea ladrón, como dice el proverbio hebreo, ayudarlo a costear sus estudios para que sea un hombre de bien.
22:7
"... el que toma prestado es siervo del que presta". Procura vivir sin deudas. ¿No te han perseguido nunca los acreedores bancarios y los de las tarjetas de crédito? Mejor que no.
Pro. 22:8
"... el que siembra iniquidad, iniquidad segará". Si siembras pecado ¿qué piensas recoger, éxito? Otra traducción dice que segará nada, vanidad. El que anda en pecado se queda vacío.
22:9
"... porque dio su pan al indigente". No te comas todas tus ganancias, deja algo para los pobres (Ga. 2:10).
Pro. 22:10
"... echa fuera al escarnecedor y saldrá la contienda". Debiera disciplinarse al chismoso en todas las iglesias, echarlo de la congregación, y retornará en gran medida la paz.
22:12
"... los ojos de Jehová velan por la ciencia". ¿Va a estar Dios toda tu vida esperando que aprendas algo que te de fe? El texto más bien dice que los ojos de Dios guardan el conocimiento.
22:13
"... dice el perezoso: el león está fuera". Si no tienes ganas de hacer algo, di la verdad pero no inventes excusas, y si eres haragán quédate sin comer.
22:14
"... aquel contra el cual Jehová estuviere airado caerá en ella". Nuestra fidelidad conyugal no es una prueba que hemos tenido menos tentaciones, o que somos menos corruptos que los demás hombres, sino de que Dios nos ha preservado (Ecl. 7:26).
Pro. 22:15
"... mas la vara de la corrección la alejará". Mejor que pegarle a un hijo es tener paciencia, orar por él y hablarle al corazón; los palos rara vez dan buenos resultados. El Señor nos ha enseñado cosas mejores, señor Moisés.
22:16
"... el que oprime al pobre se empobrecerá". Y ¿cómo explicamos que muchos han hecho su fortuna precisamente de ese modo? Aunque no sea una verdad absoluta su intención es que no hagamos lo que dice, oprimir al pobre.
Pro. 22:18
"... es cosa deliciosa". Manjar delicioso es la meditación en los hechos profundos, deleite supremo el disfrute del pensamiento (v. 19).
Pro. 22:20
"... te he escrito tres veces", así leen algunos manuscritos, y puede referirse a la ley, los profetas y los escritos sagrados o salmos. O tres colecciones de Proverbios. Señor tú nos has escrito 66 veces, nadie puede quejarse que nos has dicho demasiado poco para encontrar una puerta, un camino y una verdad (Jn. 14:6). Si no le escribes a tus hijos distantes háblales por teléfono, pero no dejes que se enfríen el amor y la comunicación.
22:22,23
"... no robes al pobre...". De un modo o de otro; el que abusa que espere algún castigo.
Pro. 22:24,25
"... ni te acompañes con el hombre de enojos". Quítate el mal genio, saca de tu carácter el enojo, esfuérzate en ser manso y ora por ti. Evita a los violentos.
22:26
"... ni de los que salen por fiadores". No des dinero del tuyo al que por insensato se sumerge en deudas, para que con eso aprenda a vivir sin ellas.
Pro. 22:28; 23. 10
"... no traspases los linderos antiguos". No ensanches tu propiedad disminuyendo la de tu hermano, no traspases los linderos antiguos. Si cruzas la cerca ya es una violación, puede que no robes o no peques, pero pisarás en una tierra que no es segura para tu alma; allí te puede descubrir el enemigo y ¿cómo justificarás tu presencia en ese lugar? Aquí también hay alguna enseñanza espiritualizando el texto. No inventes ni sigas en materia de revelación nuevas verdades, (el libro Mormón, las visiones de Helen White, y otros farsantes) que con las antiguas ya es suficiente, quédate dentro del territorio de ellas y estarás más seguro.
Pro. 23:5
"... en las riquezas, siendo ningunas...". Sí, hijo mío, hay cosas como la virtud, la esperanza, la gracia, la paz, la fe, el amor y la justicia de Dios, que valen más que el dinero. No emplees tu vida en hacer dinero sino en ser mejor. El dinero tiene alas. Las riquezas de este mundo son inciertas.
Pro. 23:9
"... no hables a oídos del necio". Todas las palabras que tienes que decir no las pueden oír todos; son pocos los escogidos con los cuales se puede tener comunión intelectual y espiritual.
Pro. 23:20,21
"... el bebedor y el comilón empobrecerán". No le eches toda la culpa de tu pobreza a la economía del país, tal vez es tu negligencia. Hay países que nunca vencerán la pobreza aunque cambien las formas de su gobierno, a no ser que cambien el alma del ciudadano. El evangelio pudiera hacer más por una equivocada cultura laboral que una nueva filosofía política. Esto no es una prohibición a comer bien ni a invitar amigos a una cena familiar. Hay pobres que nunca ven en sus mesas, ni en Navidad, una botella de vino y un pastel de carne.
Pro. 23:22
"... cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies". Cuando yo envejezca, Señor, no quiero depender de mis hijos, de la caridad o retribución de ellos; yo te serví a ti Señor, y dependeré de ti, de la bendición tuya que pueda guardar para ese día, y de las que tú me des en ese entonces. Acuérdate de tu anciana madre. Dale un beso.
23:23
"... compra la verdad y no la vendas". Quizás esto tenga muchos significados y esté mejor situado el texto después del v. 19; yo te digo: compra buenos libros y no te deshagas de ellos. Hay cosas que no se venden. La primogenitura espiritual no debe ser vendida por un plato de lentejas ni Cristo por un puñado de monedas de plata. La fe no se vende, el arrepentimiento no se vende, la comunión del Espíritu Santo tampoco ni la iglesia en la cual adoras. (Hch. 1.18; He 12.16).
Pro. 23:26
"... y miren tus ojos por mis caminos". ¡Qué responsabilidad decir: pon tus pies donde yo lo puse! No es lo mismo decir haz lo que yo digo y no lo que yo hago.
Pro. 23:26-28
"... también ella como robador acecha". Un padre fiel puede decir a su hijo: “Nunca he sido infiel a tu madre, ni en mi juventud dormí con rameras, mi cuerpo no lo ha tocado otra mujer que no sea tu madre, nunca he satisfecho mis deseos con otra; he hallado fuerzas para alejarme de ellas y para no pecar contra Dios y contra ti”. La prostitución es una plaga para la juventud; y las autoridades debieran prohibirla.
Pro. 23:29-35
Espero, hijo mío, que no seas tan insensato como para entregarte al alcohol. El sabio enseña que la borrachera es una necedad. Los que leemos el NT quisiéramos que hubiera dicho que los borrachos no heredarán el reino de Dios (1 Co. 6:10), pero no lo dice porque aparentemente Salomón no escribió Proverbios ni ninguno de sus libros con intención religiosa. No se propuso componer algún libro bajo la inspiración del Espíritu Santo para engrosar la revelación de Israel, sino para que fuera leído por personas con y sin religión, aunque Dios forma parte de sus escritos, y afirma que el principio de la sabiduría es el temor de Dios. Excepto Cantares que no lo nombra. Para Salomón, Proverbios era un libro sobre la moral y la conducta humana, teniendo como trasfondo, sí, el temor de Dios, pero para obrar con sabiduría. Voy a la cuestión del uso indebido del alcohol. Dice que el uso sin moderación de la cerveza y del vino es un error (20:1). Debes conocer las consecuencias que trae beber alcohol. Es un error enseñar a los niños a beber y que a los jóvenes les guste el alcohol.
24:3
“... con sabiduría se edifica la casa". Nota que con sabiduría e inteligencia concibes y edificas tu casa; pero andando el tiempo las pruebas vienen contra ella y si no eres prudente el mal te la derriba. Recuerda la parábola de los dos cimientos.
Pro. 24:5
"... el hombre sabio es fuerte". El que adquiere inteligencia se hace fuerte. Aprende y regirás. Que no te baste conocer un poco, trata de ser "docto", "sabio" (Mt. 13:52); la idea es “instruido” o convertido en discípulo o pupilo. Un doctor es un estudiante permanente de las cosas del reino de los cielos. Nunca cesa de comprar la verdad y estudiarla.
Pro. 24:6
"... en la multitud de consejeros está la victoria". El que más sabe domina. Aguza tu intelecto con las mentes ajenas; dale filo a tu pensamiento con otras opiniones; otra idea puede ser mejor que la tuya, incorpórala a tu plan general, úsala en tu estrategia; cuando otros ven que se siguen sus sugerencias se entusiasman y cooperan.
Pro. 24:10
"... si fueras flojo en el día del trabajo" (RV). No sólo que mientras menos trabajes menos ganas sino menos ganas de hacerlo; el trabajo lleva al poder, como la inteligencia (v.5). Sigue esta ecuación: menos trabajo menos influencia. Pero LBLA y otras dicen “en el día de la angustia”, en el de los problemas y tristezas. Siembra andando y llorando, la preciosa simiente. ¡Pastor!
Pro. 24:11,12
"... libra a los que están en peligros de muerte". ¿Sabes de algún complot contra un inocente? Advierte que cambie su camino. Haz lo que hizo Mardoqueo cuando dio aviso al rey Asuero. ¿Oyes que quieren robar al hombre que desciende de Jerusalén a Jericó? Dile que se haga acompañar por otros o que no vaya. Allí lo esperan víboras. Por otra parte: los que están en ignorancia, enséñalos, los que están en tinieblas sácalos de la oscuridad; si vieras a alguien junto a un abismo ¿no lo socorrerías? Si una casa se incendia ¿no ayudarás a apagar el fuego y tratarás de rescatar a los que están adentro? Señor perdona cuando teniendo la receta pasamos junto a los enfermos y no se la damos. Tú sondeas los corazones.
24:16
"... porque siete veces cae el justo". ¿Tantas veces Señor? ¿Tantas calamidades? Un tiempo determinado, el que el Señor permita. Tal vez menos, dos o cuatro, y nada más. La obra está completa y el espíritu experimentado.
24:17,18
"Cuando cayere tu enemigo no te regocijes". La razón que da no es por compasión o piedad sino al contrario, para que el Señor lo siga destruyendo. Es una forma evangélica muy rudimentaria de no alegrarse con el mal de nadie, y de “amontonar brasas sobre su cabeza”.
Pro. 24:23
“También estos son dichos de los sabios”. Salomón aprendió de otros; todas sus buenas reflexiones no se les ocurrieron sólo a él. Esto muestra que Proverbios es una colección que pertenecía a Salomón (compárese 24:33; 6:10).
Pro. 24:24,25
“El que dijere al malo: justo eres”. Dios bendecirá a los que hallan valor para responder a los malos.
24:27
“Prepara tus labores fuera” (1 Re. 5:18). Esto parece un proverbio sobre cálculo y planificación.
24:30-34
“Pasé junto a la viña del hombre perezoso”. Lo que tienes necesita cultivo, mantenimiento y reparación. Trata de mantener tu obra lo más bonita que puedas.
Pro. 25:1
“También estos son proverbios de Salomón”. ¿De dónde los copiaron? ¿De los originales? Quien los haya tenido los compartió con estos varones, se los prestó, pero no se los vendió. Algunos dicen que es la tercera o cuarta parte del libro. “parece que se hallaban separados del récord público. Quienes fueron esos varones no se sabe, quizás sus ministros de estado, Eliakin, Sheban y Joás; o los profetas por aquellos tiempos, Isaías, Miqueas y Oseas. El Tárgum y la versión siriaca la llama como sus amigos. Quienesquiera que hayan sido, no hay duda que fueron empleados por Ezequías, anexos a los que ya se conocían como de Salomón” (John Gill). La BTX cuarta edición, omite toda esa porción hasta el capítulo treinta.
Pro. 25:2
Sin embargo, Salomón se dedicó más a la naturaleza, a los hombres, a la moral, que a la teología. Para otros sean, Señor, aquellas ocupaciones, y para mí esta última. Los secretos de la eternidad de Dios, del alma inmortal, de la predestinación y elección, etc. Y Dios quiere para su gloria vernos interesados y estudiando los asuntos, aunque no lleguemos cabal, ni próximamente, a su comprensión.
Pro. 25:3
“Para el corazón de los reyes no hay investigación” o el corazón de los reyes es inescrutable. ¿Inescrutables? Proponía que los que dirigieran los destinos sociales fueran hombres estudiosos, personas cultas.
25:5
“Aparta el impío de la presencia del rey”. Aleja las malas influencias del rey; separa de sus contornos a los impíos que debilitan su gobierno, a la escoria encumbrada junto a la plata real.
Pro. 25:6-8
“Mejor es que se te diga sube acá” (Luc. 14:7-11). Esto prueba que dondequiera que esté un hombre que tenga sabiduría, la recibió de Cristo.
Pro. 25:9
“Trata tu causa con tu compañero” (Mt. 18:15). Cuando tengas desavenencia con alguien no se lo cuentes a nadie.
25:10
“Y tu infamia no pueda repararse”. La honra manchada casi nunca se limpia.
25:11
“Manzana de oro es la palabra dicha como conviene”; también se traduce a tiempo o como una buena respuesta. Escoge como oro tus mejores palabras, suaviza tu tono, y el mejor momento para decirlas.
Pro. 25:12
“Es el que reprende al sabio de oído dócil” (15:31; 20:12). Aunque seas sabio admite la represión. Unos traducen “el sabio que reprende al que admite corrección” y otros a la inversa, el que reprende a un sabio; ambas son similares.
25:13
“Como frío de la nieve en tiempo de la siega”. Dejen pasar y hablar al mensajero que trae una palabra de esperanza, dejen que digan lo que levantará nuestros ánimos.
25:14
“Como nubes y vientos sin lluvias”. Y también el ministro que no trae suficiente y frescas aguas de vida para las almas sedientas. Todos lo miran con esperanza de recibir algo y se marchan defraudados porque sólo vieron el humo.
25:15
“Y la lengua blanda quebranta los huesos”. (Ge. 32:4; 1 Sa. 25:24; Ecl. 10:4). El poder de la palabra amable.
Pro. 25:19
“Como pie descoyuntado es la confianza en el prevaricador” (Isa. 36:6). La idea es el pie resbaladizo en el cual no se puede confiar, o dislocado. El apoyo humano puede ser inconstante, insuficiente y decepcionante.
25:20
“El que canta canciones al corazón afligido”. Es mejor invitarlo a orar (Sgo. 5:13); canciones populares no, pero hay himnos cristianos muy consoladores para la ocasión.
25:21, 22
“Si tiene hambre dale de comer”. Aquí habla el Espíritu apostólico (ver 25: 6-8; Mt. 5:44; Ro. 12:20). Los proverbios son útiles para vivir el evangelio.
25:23
“El rostro airado ahuyenta la lengua detractora”. Miedo, disciplina y castigo son buenos para amarrar la lengua de un chismoso.
Pro. 25:24
“Mejor es estar en un rincón del terrado que con mujer rencillosa” (21:9). Si te casas con una mujer que tenga mal carácter pagarás caro la ayuda que te de, y muchas veces preferirás estar soltero.
25:25
“Como el agua fría al sediento son las buenas nuevas de lejanas tierras”. Los que tienen sus hijos, padres y amigos en el extranjero, saben que esto es verdad. Envíale una nota escrita a los tuyos.
Pro. 25:27
“Ni buscar la propia gloria es gloria”. (27:2; Luc.14:11). La gloria no se pide, se da y se gana. Algunos se mueren de ganas que los aplaudan. Y la gloria de los hombres, dijo Jesús, “no recibo”. Una sonrisa de aprobación de Dios vale más que toda ella.
25:28
“Como ciudad derribada y sin muro es el hombre que no tiene rienda” (16:32). Queda a merced de cualquiera. El que no domina su ira comete locuras.
Pro. 26:2
“La maldición nunca vendrá sin causa”. Dios no maldice a nadie que no peque (Ge. 18:32; Núm. 23:8; Deu. 23:5; 2 Sa. 16:12).
Pro. 26:4
“No reprendas al necio de acuerdo con su necedad”. A palabras necias oídos sordos. El necio y el hermano corto de “entendedera” se parecen.
26:7
“Las piernas del cojo penden inútiles” en la mesa del Rey, así el que habla mucho y hace poco, o dice que cree y no obra. El tal es inútil.
26:11
“Como el perro que vuelve a su vómito es el que repite su necedad”. No repitas los mismos errores, no olvides las lecciones que de ellos aprendiste. La apostasía es un error (Sgo. 5:19,20; 2 Pe. 2:22).
26:20
“Sin leña se apaga el fuego”. No alimentes tu mente con cosas que encienden las pasiones. Ya sabes qué hacer con los chismosos. Te remito a otros proverbios donde he comentado el asunto.
Pro. 26:23
“Son los labios lisonjeros y el corazón malo”. El texto masorético es el que dice “escorias de plata”. De todos modos, es escoria. ¡Dios mío qué terrible combinación!, labios adulones, o más bien labios ardientes, en llamas o fogosos, y un corazón malo.
26:24-26
“El que odia disimula con sus labios”. Dios mío; y ¿cómo uno puede saber que nos odia si lo disimula? Porque se lo dice a otros, otros lo saben, lo ven, lo oyen y nos lo dicen. La realidad de la relación no es el ósculo que nos da sino la cuchilla que nos clava por la espalda. Y ¿no te das cuenta tú cuando alguien finge? ¿No le miras los ojos, le oyes como habla, te fijas en el extremo de sus cortesías, y oyes el reporte de otros?
Pro. 27:1
“No te jactes del día de mañana”. (Sgo. 4:13-16; Luc. 12:19, 20). No te jactes, pero piensa en el día de mañana. Mañana es de Dios, hoy es tuyo. Parece que Jesús elabora este proverbio y lo refina, lo pone nuevo, porque en Mt. 6:34 no usa la palabra jactarse o gloriarse sino afanarse que en griego es otra. Hace ese trabajo para nosotros, pensando en ayudarnos con la vieja revelación, cambiándola del sistema de Moisés al suyo, de uno para otro, y dejándola en la gracia.
27:3
“Pesada es la piedra”. Pesa mucho una piedra de molino de asno sobre el cuello, pero más pesa el pecado sobre la conciencia (He. 12:1).
27:4
“¿Quién podrás sostenerse delante de la envidia?” (6:34; 1 Jn. 3:12). La palabra envidia también es traducida celo. Quien te envidia es enemigo tuyo.
Pro. 27:5
“Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto”; que amor secreto (28:23; Ga. 2:14). Y ¿para qué uno lo quiere si no lo demuestra, si es silencioso y no lo dice? El oído necesita tanto las palabras de amor como el ojo las buenas actitudes. El amor oculto es indiferencia. Pero ¿existe? Si me amas no me ocultes mis pecados; si me ves pecar, repréndeme, porque me ama sólo quien cuida mi alma. No es amor el que deja morir un alma sin reprenderla.
27:6
“Fieles son las heridas del que ama” (20:30; Sal. 141:5). Cuando el mal es hondo las heridas tienen que hacerse profundas, hasta las raíces. Si el bisturí no llega profundo el mal se reproduce. Es mejor ser reprendido que adulado, herido que lisonjeado.
27:7
“Al hambriento todo lo amargo es dulce”. En sentido figurado digo: Yo vivo Señor satisfecho con tu palabra, mi miel, por eso mi alma no apetece el amargo pecado. Los pecadores, insatisfechos, hallan el pecado dulce. Pero luego les amarga el vientre.
Pro. 27:8
“Cual ave que se va de su nido es el hombre que deja su lugar” (26:2; Isa. 16:2; Ge. 21:4). ¿Cuál es mi lugar? Otra traducción dice “el hombre que se va de su hogar”. Mi lugar es Cristo, mi hogar, mi nido está en el árbol de la cruz ¿adónde iré Señor si tú tienes palabra de vida eterna? Cada uno irá al lugar que le corresponde (Hch. 1:25).
27:9
“El perfume alegra el corazón”. El perfume que alegra más el corazón es el conocimiento de Cristo (2 Co. 2:14-16).
27:10
“Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos” (18:24). Si puedes vivir cerca de tu familia, mejor; y llévate bien con tus vecinos.
Pro. 27:11
“Hijo mío alegra mi corazón”. Sé mi orgullo hijo mío.
27:12
“El avisado ve el mal y se esconde”. Si sabes dónde está el pecado ¿por qué no huyes? El que no huya “paga las consecuencias”. Avisado es aquel que cuida su inmortalidad.
27:15
“Gotera continua es la mujer rencillosa” (19:13). Pero uno no sabe que es rencillosa hasta que la tiene por mujer (v.16). ¿Quién quiere a una mujer buscapleitos?
Pro. 27:17
“Hierro, con hierro se aguza”. Nos podemos hacer bien recíprocamente si compartimos nuestros conocimientos, experiencias, si meditamos juntos en la Palabra de Dios; entonces cuando uno se abate el otro lo anima. Un espíritu enardece a otro.
Pro. 27:18
“Quien cuida la higuera comerá su fruto” (1 Co. 3:8; 9:7; 2 Ti. 2:6). Si cuidas la iglesia comerás de ella; si cuidas el ganado tendrás leche, si cuidas tu trabajo permanecerás en él (vv.23-27).
27:19
“El corazón del hombre se corresponde al hombre”. El corazón de un hombre refleja al de otros. Si quieres conocer a los demás conócete a ti mismo. No me dejo engañar por ti porque conozco mi corazón. Claro, uno no puede juzgar a los otros por lo que uno es. Pero todos, fundamentalmente, somos semejantes, y heredamos el pecado original.
Pro. 27:20
“Los ojos y el corazón jamás se satisfacen”. Los ojos y el corazón, sólo se satisfacen cuando miran la belleza de Dios en Cristo. Los ojos son devoradores y el corazón ambicioso. Ninguno de los dos debe dejársele ir adondequiera. Son dos útiles siervos que fácilmente se tornan traidores. ¿No dice el dicho que los ojos son el espejo del alma? Quiere decir del corazón, desde donde Jesús dijo que salían, no virtudes, sino contaminación.
27:21
“Prueba al hombre la boca de quien lo alaba”. Pasa la prueba de la alabanza sin hincharte. La lisonja es como un narcótico, pronto se vuelve uno adicto a ella.
Pro. 27:22
“Aunque majes al necio no se apartará su necedad” (Jer. 5:3). Machaca el necio y nada logras. Aquí dice lo que ya sabemos por el evangelio, que el hombre por naturaleza es incambiable; sólo la gracia opera el milagro de la regeneración (Jn. 3:4); puedes torturarlo, desmenuzarlo, molerlo hasta convertirlo en polvo y cada partícula continuará siendo lo que es el todo; el hombre es incrédulo por naturaleza, ama el pecado desde su primera célula. ¿Qué valor tiene la religión para cambiarlo? Ninguno (Col. 2:23). Sólo el Espíritu Santo puede hacerlo, convertirlo en una nueva creación.
Pro. 27:23
“Mira con cuidado por tus rebaños”. Literalmente dice pon tu corazón en tu ganado. Señor yo cuido tus ovejas no porque son mías sino porque son tuyas. Si se enferman, las curo, si se extravían las busco, si se atrasan las animo. Pero tú les darías mejor atención que yo.
27:25
“Saldrá la grama, aparecerá la hierba”. Vendrá la lluvia, se irá el invierno y saldrá la grama; los corrales serán abiertos y las ovejas saldrán a comer la hierba joven. El invierno se irá, la enfermedad ya pasó, y Dios se acordará que tengo hambre de una nueva bendición y me la dará. Bendito seas Señor.
Pro. 28:1
“Huye el impío sin que lo persigan”. (Lev. 26:17,36; Sal. 53:5). Se excusa sin que lo ataquen, se justifica, se defiende, sospecha de todos porque siente miedo y huye.
Pro. 28:5
“Los que buscan a Jehová entienden todas las cosas” (Jn. 7:17; 1 Co. 2:15; 1 Jn. 2:20,27). No puedes entender lo que te pasa porque no le pides explicaciones a Dios, ni quieres recibir las explicaciones religiosas que te daría porque tendrías que reconocer muchas cosas y cambiarlas. Esta palabra no la quieres oír: pecado. Pon a Dios como el centro de tus acertijos, examina el orden de su providencia, explica las cosas con él y hallarás razón a una por una, descubrirás suprema inteligencia y sabiduría y que las cosas son así porque tienen que ser así, que fue lógico y obvio que todo pasara como pasó, y que aun así nada carece de sentido. Hay un misterio divino escondido detrás de cada suceso. Si no explicas tu vida con Dios, te queda un vacío insondable y la única explicación posible es que el destino ha jugado contigo.
Pro. 28:6
“Mejor es el pobre que camina en su integridad que el rico perverso”. La integridad vale más que las riquezas de los perversos. Las virtudes valen más que el dinero.
28:7
“El que es compañero de glotones avergüenza a su padre” (23:20). De glotones, ociosos, borrachos y ladrones (Tit. 1:12).
Pro. 28:8
“El que aumenta sus riquezas con usura y crecido interés” (Lev. 22:25; 25:36). Señor, Salomón habrá visto eso, pero mi experiencia con los bancos es distinta; se han hecho poderosos y no vemos algún modo que el dinero recaudado con los intereses vaya a manos de alguna institución benéfica; lo invierten, lo prestan a países y a individuos; pueden éstos prosperar y aquellos mucho más. Es inexpugnable el mundo financiero; Dios nos libre de las bancarrotas que ocasionan las impagables tarjetas de crédito. Ayuda Señor a los desempleados que moran en las plazas, mira que no duermen porque no pueden pagar sus compromisos.
28:9
“El que se aparta de la ley su oración es abominable” (15:8; 21:27; Sal. 109:7). No olvides que Dios no oye a los impíos; si sabiendo la ley no la vives no pienses que pedirás y recibirás. Lo más sagrado sería abominación.
28:10
“Caerá en su misma fosa” (26:27; Sal. 7:15). Es que para llevar a alguien al infierno hay que llevarlo hasta allí, la mejor forma de hacer que otro cometa un pecado es compartiéndolo.
28:12
“Cuando se levantan los impíos tienen que esconderse los hombres”. En todos los países hay hombres buenos que son perseguidos por autoridades corruptas, salvajes, policías asesinos.
Pro. 28:13
“El que encubre sus pecados no prosperará”. No peques, pero si lo haces, confiésalo a Dios, recuerda que es omnipresente, él ya te ha visto, sabe lo que has hecho y le ha dolido. El pecado es algo mal hecho, un error que pudiera no dañar tu prosperidad si lo manejas bien, quiero decir, si te deshaces pronto de él y no lo repites. Generalmente Dios castiga por más de un pecado, por varios cuando se forma un hábito y se hace una práctica; pero si te arrepientes y no lo haces más el pecado no alcanzará tu prosperidad y podrás llegar hasta ella si no la has alcanzado, o no la perderás si ya la tienes (v. 14). Generalmente el pecado se esconde por miedo, vergüenza, o no se quiere perder lo que se tiene, por falta de temor a Dios y por dureza de corazón.
29:1
"El hombre que reprendido endurece su corazón"; soporta la palabra de exhortación, es medicina para tu cuerpo (Sal. 142:5)
29:2
“Cuando el impío gobierna el pueblo gime”; entre muchos, Cuba.
Pro. 29:3
"El que frecuenta rameras perderá los bienes". De esta clase de consejos hay muchos en Proverbios porque está dedicado a un hijo varón. ¿Por qué será que el Espíritu dice solamente eso? Uno se queda con deseos que Salomón hubiera dado un tratamiento evangélico al pecado de la prostitución. Aquí se limita a decir "no conviene". En otra parte ha enseñado que el que teme a Jehová escapará de esa clase de mujeres (Ecl. 7:26; Pro. 6:26; 7:10; 23:27); pero en ninguno de estos casos lo describe como algo pecaminoso y que puede conducir a la condenación. Los escritos de Salomón están espiritualmente limitados por la Ley, la moral y la filosofía (Deu. 23:17). Salomón tiene mucha experiencia humana y sabiduría, pero el que es más pequeño en el reino los cielos es más sabio que él (Mt 11:11). Oh Señor que enseñemos a nuestros hijos con más teología la moral.
Pro. 29:5
“El hombre que adula”, para sacar provecho (Jud. 1:16).
29:6
“Canta y se regocija”, en presente y no futuro queda más bonito; porque lo ayuda Dios y se siente feliz. Dios pone canciones en nuestros labios.
Pro. 29:10
“Odian al intachable” o también al hombre “completo”; al pleno hombre. ¿Qué es eso de un hombre completo, pleno, sin que le falte algo? ¿Por dentro o por fuera? ¿Hablar o de hechos? El pleno hombre es Jesús, el pleno hombre, si es que se llega a su estatura de plenitud, es el que se le aproxime, entre tanto somos casi hombres (Efe. 3:19; 4:13). El pecado nos ha disminuido.
29:11
"El necio da rienda suelta a su ira". Falta de dominio propio o autarquía.
29:15
"La vara y la corrección dan sabiduría". Pero mejor es enseñarlos hablándoles que golpeándolos.
Pro. 29:17
"Corrige a tu hijo y te dará descanso”, pero no con palos y cintos. Enderezarlo no es fácil, y la violencia dudo que lo haga. El amor como padres es lo que nos da descanso, o zozobras.
29:18
"Sin profecía el pueblo se desenfrena". Gracias a Dios que te oigo hablar así Salomón, pero no tuviste como tu padre David, entre tus consejeros a algún profeta de Jehová; eras demasiado sabio; buena cosa te hubiera sido Gad entre tus consejeros. Sin profecía (visión o revelación), y tú lo conociste, sin profecía el pueblo no sabe adónde va. Sin un púlpito nutrido con la Palabra de Dios o sustituido por la música, el pueblo se muere de hambre.
29:19
“El siervo no se corrige con palabras". Salomón da a los golpes un buen lugar en su enseñanza; es un representante educativo de la antigua ley. Donde no hay evangelio ni el Espíritu Santo hacen falta los palos, las cadenas y las cárceles. Y desgraciadamente el patíbulo.
Pro. 29:25
"El temor del hombre pondrá lazo". (Ge. 12:12; 20:2; Luc. 12:4; Jn. 12:42). El miedo te perjudica tus decisiones y dejarás de hacer lo que te conviene. Medita en las palabras y ejemplo que hay en los textos anteriores. ¿Quién no ha sentido miedo de lo que nos pueda hacer el hombre? (Sal. 118:6; He. 13:6). ¿El hombre? A veces sentimos miedo de nuestros propios hermanos en Cristo (Ga. 2:12).
Ojalá la ciencia fuera más religiosa
Pro. 30:1
“Palabras de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal”.
"La profecía...". Esto es más bien un buen sermón que una predicción porque nos enseña a aprender de las cosas más menudas de la tierra como la langosta, los conejos, las hormigas, y supongo que también, las moscas. “Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, y las mismas son más sabias que los sabios: Las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan su comida; los conejos, pueblo nada esforzado, y ponen su casa en la piedra; las langostas, que no tienen rey, y salen todas por cuadrillas; la araña que atrapas con la mano, y está en palacios de rey”. El propósito divino es que al mirarlas pongamos en nuestro corazón las gloriosas lecciones que contienen, a ojos vista; y aprendamos en laboratorios, cazas y paseos, no sólo cómo está hecho el mundo sino a quien lo hizo. ¿Qué aprovecharía a nuestra alma estudiar el voraz comportamiento de las sanguijuelas y sus descendientes (v. 15), si no las comparamos con nuestros apetitos naturales, insaciables? He aquí ellas, que son copias fotostáticas de nuestros perversos instintos: La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡Dame! Y, por otro lado, son como párrafos bíblicos el fuego en la tierra, porque ardemos de envidia y nuestra lengua es un pequeño miembro que forma un gran incendio. Y nos horrorizamos si nos comparan a los depredadores, sacándoles como cuervos, los ojos a cierta gente para que se fijen en nosotros, con intenciones indignas.
“El fuego que jamás dice: ¡Basta!; los cuervos de la cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila. Las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan su comida; las plagas de las langostas, el ingenio de las hormigas, la sabiduría de los conejos, etc., las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan su comida; los conejos, pueblo nada esforzado, y ponen su casa en la piedra; Las langostas, que no tienen rey, y salen todas por cuadrillas”.
Estudiamos el por qué una mujer casada adultera sin embargo nosotros que decimos que no se debe adulterar adulteramos. Criticamos a los que cambian su honor por un plato de comida e insisten después de la servilleta y cepillarse los dientes, que han aprovechado el momento y no han hecho maldad.
“El proceder de la mujer adúltera es así: Come, y limpia su boca y dice: No he hecho maldad. ¿De qué me sirve oír profecías, ser un doctor, teólogo y escritor de todo eso si no extraigo para mi conducta nada, si eso no me enseña a regularme, si no hallo en esos animalillos e insectos un propósito sabio, y si soy ciego y sordo, y además mudo, a los mensajes de Dios? Se puede ser un experto en eso de los caminos y cuevas de las hormigas, en el miedo de los conejos y cómo proteger la cosecha de las langostas de Joel, y ni siquiera palpando hallar a Dios en el cual vivimos y nos movemos. Oremos al Señor que no sólo aprendamos cómo funciona el mundo sino qué nos dice de su Creador. Es más cómodo ser un hombre de ciencia que comportarse bien y aplicarse conceptos morales y espirituales de las bellezas naturales. La ciencia hace que vivamos bien pero no hace al hombre mejor, consigue una sociedad próspera pero no sin pecados, sin crímenes, con casas más bonitas, pero no mejores hogares con esposos más fieles e hijos obedientes; y ojalá la ciencia fuera más religiosa.
Pro. 30:2-6
La gran enseñanza de este capítulo se centra en el enaltecimiento humano (vv. 13, 32). Oh Señor dame gracia para aprender.
Pro. 30:2, 3
(12:1; Sal. 49:10; 73:22). "Más rudo soy yo que ninguno, ni conozco la ciencia del Santo". Quiere decir de lo santo o lo sagrado; interpreto yo que se refiere a que no es un escriba ni un doctor de la ley, no es un sumo y versado sacerdote, sino más bien un observador de la creación; quizás en respuesta a los cultísimos Itiel y Ucal, sobre todo al primero cuyo nombre repite dos veces; aquí ese montón de preguntas tiene la intención de desenmascararles la arrogancia y soberbia; y fue tan extraordinario lo que dijo que hizo memoria entre los oyentes y se conservó como una excepción entre los artículos más provechosos del canon religioso. No es ningún rudo ni hombre bruto y aunque su padre Jaque no es tan eminente como aquellos dos entendidos, ni él tuvo la oportunidad de cursar estudios universitarios, fue enseñado por Dios de una forma magistral probando que "lo necio del mundo es más sabio que los hombres" y que la unción, aunque temprana, enseña (1Jn. 2:20,27).
Pro. 30:5, 6
"Toda palabra de Dios es limpia..." (pura). Agur no sólo aprende de la creación sino de la Palabra de Dios; es importante notar que comienza con Dios (vv. 2-4) como creador. Mira el mundo de esa manera porque es un hombre de fe, porque tiene el Espíritu Santo; si no fuera así no vería más que la ciencia natural, hubiera sido un investigador; la palabra de Dios hizo que mirara el mundo de otro modo. A eso le llaman la "ciencia del Santo" (v. 3). La ciencia que no busca a Dios es falsa (1Ti. 6: 20, 21). No añadas ni quites a la Biblia (Apc. 22:19).. No es el evangelio y algo más, el Espíritu Santo y algo más. No adulteres ni deformes las Palabras de Dios.
Pro. 30:7-9
"No me des pobreza ni riquezas". "Prosperidad", no quiere enriquecerse, no quiere tener millones, no quiere gastar su vida haciéndolos, al contrario, prefiere pertenecer a la clase media, no a la pobre porque tiene miedo apartarse de Dios. Tanto peligro hay en uno como en otro, pero observa que lo primero que hace es orar por sí mismo. Sabe que Dios no le negará lo que pide, pero adonde lo lleven sus caminos que no sea lejos de Dios. Sabe que puede salir de la pobreza, pero con Dios, que tendrá éxito, pero tiene un supremo interés en su vida espiritual. Si uno no puede conformarse “cualquiera que sea” la situación, como dice Pablo (Flp. 4:11) entonces puede pedir esto. Es más cómodo y feliz. ¿No?
Pro. 30:12
"Hay generación limpia en su propia opinión". “Gente que se tiene por pura” (LBLA). No creas que una persona es santa por lo que dice sino porque sabes de ella. Esta generación actual es diferente a las otras, ésta no quiere ser limpia, o mejor dicho no sabe lo que es ser limpia porque según ella no hay bien ni mal. Leí a un autor que afirmaba que la opinión que uno tiene de sí mismo no es la real sino la que tienen los otros porque nadie inmerso en sí mismo puede ser objetivo, para juzgar correctamente el ser o la cultura hay que situarse afuera. Incluye en la opinión que tienes de ti las críticas que te formulan. Somos lo que sabe Dios de nosotros y nos lo dice, en la Biblia.
Sanguijuelas
Pro. 30:15, 16
"La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡dame! ¡dame!". A mí me parece que son los deseos de la carne y los deseos de los ojos (1Jn. 2:16,17), los cuales no se satisfacen nunca. La naturaleza humana tiene dos hijas. Dime, ¿qué es más fácil y mejor, controlar esos apetitos o dejarlos que lo devoren todo? ¿Dejar que esas sanguijuelas engullan todo lo que con esmero has cultivado, los cultivos de Dios? No se puede uno dedicar a nutrirlas, comen y quieren más, no se empalagan ni se hartan. Si esto suena a represión, que suene, es mejor poner el bozal a la bestia y domesticarla que permitirle sus intentos salvajes (Sgo. 3:3). Puede referirse también a la muerte y al sepulcro (o al infierno) que nunca se llenan. ¡Oh qué grande es la tierra para recibir los muertos, qué espacioso es el infierno para encerrar las almas, qué grande la oscuridad para envolverlos a todos, qué amplios son los remordimientos, alto el llanto, gruesas las lágrimas, eterno el sufrimiento! La matriz, es decir el sexo, ¡que se llena el infierno por su causa! Nunca se satisface, pide más y más, nunca está conforme, insatisfecho, que produce los divorcios y las infidelidades, y la prostitución, y los incestos, y las lujurias, y se hace el principal proveedor de almas para el infierno. El fuego representa las pasiones, la envidia, los celos, el odio, la ira, ¡oh Dios! Las llamas del infierno son las pasiones que arden en sus miembros, allí.
30:17
“Los cuervos del valle”; eso es por implicación, algo estrecho, pero mejor es traducir “riachuelo” o de la “cañada”.
Pro. 30:19
“El camino del hombre en la doncella”, pero no es mejor que la traducción del “rastro del hombre en la doncella”; la mejor es “el camino del hombre con una doncella”. Sólo Dios sabe hasta dónde pueden llegar un par de jóvenes que se aman y se unen para tener un camino y un destino común. Muy lejos, por supuesto. La traducción “rastro” parece desafortunada y no ayuda mucho espiritualmente. Sugiere, en la doncella, innobles pensamientos.
30:20
"No he hecho maldad". Es decir: termina, se lava, y no piensa que ha cometido inmoralidad traicionando a su esposo. Los hombres hacen lo mismo. Ese pecado no se lava con jabón. Estremece cómo los adúlteros matan la conciencia.
Pro. 30:21-23
"Por la mujer odiada cuando se casa". Es decir, cuando las bendiciones de Dios las disfrutan los que no se las merecen. La gracia de Dios es soberana.
Pro. 30:24-28 (ver 30:1).
"Las hormigas, los conejos, las langostas...". Si los insectos y los animales parecen sabios en sus elecciones, tienen conocimiento de ellos mismos, de los tiempos, si sus instintos los dirigen bien ¿sólo nosotros los pecadores haremos malas decisiones, seremos insensatos y nos enredaremos en los hilos de nuestros pecados?
Pro. 30:28
“El lagarto que se agarra con las manos”. La RV traduce araña siguiendo el Tárgum, pero todas las otras siguen el texto griego y latino y traducen lagarto. El Tárgum son explicaciones en arameo o caldeo de la Escritura en beneficio de aquellos que no sabían el hebreo sagrado.
Pro. 30:29-31
"... León, el macho cabrío…". Vuelve a decir tres cosas, que son persistentes, que luchan hasta ganar, que jamás claudican, cada uno en su campo es victorioso. Yo quiero serlo. La RV traduce “el ceñido de lomos”, que es una traducción literal, pero el significado correcto se desconoce, y pudiera incluir la abeja, el perro cazador, el leopardo, el león, algún ave inmunda y el gallo, que bonitamente LBLA traduce “el gallo que se pasea erguido”.
Pro. 30:33
“El que recio se suena las narices sacará sangre”. Literalmente “el que se aprieta la nariz”. Es un adorno lógico para lo que sigue, “el que provoca la ira causará contienda”. Eso es inspirado por Dios como 1Ti. 5:23. El Señor aquí no nos enseña como soplarse las narices sino que pensemos las consecuencias que tienen nuestros hechos.
La madre de Lemuel
Pro. 31:1
“Lemuel. El oráculo que le enseñó su madre”. Lemuel significa “para Dios”; un hijo por el cual había orado mucho y al cual prometió dedicarlo, entregarlo, como Ana a Samuel (1Sa. 1:28), por eso es el hijo de sus votos, de sus oraciones, de sus promesas y ¿por qué no?, el hijo de su voto matrimonial. La palabra oráculo puede traducirse profecía, carga y deseos. Todo eso lo sentía por su hijo cuando le habló.
Nota, hermana, primero que la madre del rey Lemuel es una profetisa. ¿Será una excepción? Pienso que no, todas las madres han de ser como profetisas para sus hijos porque les hablan a ellos en el nombre de Dios; y como madre le instruye. No es sólo el padre quien debe educar a su hijo varón sino también la madre; y le instruye con lo más sagrado que tiene, con profecías, con la Palabra de Dios. La Biblia es el mejor Libro de enseñanza para los hijos; no obstante, aquí pienso que no se trata de la ley de Dios sino sus propias palabras inspiradas por el Espíritu Santo, porque como madre tiene un ministerio sagrado en su propio hogar, no tanto detrás de un púlpito, profetiza como las hijas de Felipe, en su misma familia y entre las mujeres de la iglesia. Y le profetiza sobre dos cosas importantes: el sexo y el alcohol. Fíjate que le habla sobre el uso inmoderado del sexo y del alcohol: “mujeres” y le dice que ambos pueden debilitarlo. Una madre que conoce a las mujeres. ¿No es eso un gran problema, jóvenes que comienzan su vida sexual y se relacionan prontamente con el alcohol? Jóvenes que podían ser reyes. Mejor es que se llenen de fe y del Espíritu que de alcohol (Efe. 5:18). Enseñarlos a eso. Amén.
Pro. 31:2
“Hijo de mis votos”, o promesas, pero no de “mis deseos”.
Pro. 31:6, 7
"... dad sidra al desfallecido...". ¿Qué dices hermano mío, estás invitando a que ahogue sus penas en alcohol? No puedo pensar que ése sea tu consejo, sino que lo dices para aquellos que no pueden vencer su adicción, los que no tienen medicina para su dolor, pero no para tu hijo. No es posible detener la producción de alcohol y de tabaco, de drogas, pero se puede enseñar a los hijos que esas cosas no son para ellos, que hay cosas mejores para los hijos del Rey de reyes. Que beban, los hijos de reyes, Espíritu Santo y no alcohol.
Pro. 31:8, 9
"... abre tu boca por el mudo". Asume como tuya la causa justa del que no puede defenderse, sé abogado para ellos, tú que conoces las leyes, que puedes. ¿No estarás en contra de la legalización del aborto? Defender esos embriones humanos es defender al mudo. Los embriones silenciosos. Los niños y niñas no nacidos. Y tal vez los mudos, y me parece bonita la idea, representan a los inconversos, aquellos que muestran su ingrato silencio para Dios, que nunca oran a él, no mencionan su nombre ni lo magnifican. Es orar por ellos, pedirle al Señor que meta sus dedos en sus oídos y toque sus lenguas para que hablen. En realidad, los pecadores no sólo tienen la lengua muerta para Dios sino al servicio del diablo. Hay muchos hijos de Dios, elegidos desde la eternidad, que algún día tendrán sus lenguas vivas. Él tiene mucho pueblo en cada ciudad.
Pro. 31:10
"...mujer virtuosa...". Mujeres bonitas hay muchas. pero no tantas exitosas. Las mujeres, sus valores, según la Escritura, dependen no de su cara sino de sus virtudes (v.30). Las virtudes de una mujer son más valiosas que su aspecto. Los jóvenes debieran preguntar por ellas antes de mirar la cara y las piernas, a no ser que sean desgraciadamente carnales.
31:21
“Ropa escarlata”; la Vulgata Latina y la Septuaginta traducen “doble” que cuadra mejor porque el color rojo como otro cualquiera no arropa mejor en invierno. Tal vez el Espíritu dejó lo del rojo como una remota alusión a la justicia cruenta con que nos arropa Jesucristo.
31:28
“Y su marido también la alaba”, no la critica, ni pasa por alto su esfuerzo por la familia y su generoso aporte al bienestar del hogar. ¿Qué tiempo hace que no alabas a tu mujer?
Una madre al gusto de Dios
Pro. 31:10-31
“…el corazón del marido está en ella confiado…”.
Esto no parece ser la profecía de su madre sino lo que aprendió de ella el hijo. De su madre aprendió sobre sexo y el alcohol (vv.1-9). Sí, de la madre, el hijo varón, y ¿por qué no? (1) Aprendió que su padre al casarse con ella ganó (vv.10,31), que era su mayor fortuna, su capital blessing. Puede confiar en ella (v.11), en relación con la economía y por supuesto, en todo. A ella él debía su reputación (v.23), un nombre. Sabía el deleite que ella le producía porque lo oyó alabarla (v.28). Esto hace sonreír a un hijo. No le decía palabras feas ni la ofendía.
(2) Oyó a sus hermanos amar de Dios. Tenían una madre temerosa de Dios (v.30). Y de ella aprendieron a temer a Dios. (3) En cuanto a las virtudes (v.10). No dice “hermosa”, es mejor virtuosa que hermosa (v.30). Su hijo la recuerda como una mujer trabajadora. En el texto es su virtud más destacada, lo que ella hace por su familia, su hogar se halla a la altura que está, porque con sus manos ella lo ha alzado. Seis veces se refiere a las manos de su madre (vv.13,16,17,19,20,31). No a las uñas largas de su madre, ni a sus pestañas postizas, sino a las rústicas manos de ella. Recuerda que era una mujer madrugadora (v.15), y eso que tenía criadas empleadas en su negocio (v.18). En su misma casa tenía un taller de tejidos y confecciones de ropas (vv.19,21). También la recordaba como una mujer elegante y atractiva (v.22). La familia no tenía ningún miedo al futuro (v.25), presentaban una cara sonriente a la vida. (4); y no sólo alaba sus manos sino su cerebro y lengua (v.26). Su madre estaba demasiado ocupada para hallar tiempo para chismear. Era una mujer de hechos (v.31), una mujer y madre al gusto de Dios.
Notas sobre el libro de Eclesiastés
El libro, autor, fecha, canonicidad.
Los datos siguientes son tomados del comentario de Wayne H. Peterson en The Broadman Bible Commentary. "Este no es un libro muy frecuentado por los cristianos. El título es tomado de su primer versículo "koheleth" o Predicador. El autor de este libro no da su nombre, simplemente dice que es Predicador o Maestro. En 1:1 se llama "hijo de David rey en Jerusalén". Su afirmación de que él fue rey en Jerusalén 1:12, implica que escribió este documento cuando ya no lo era. Sin embargo, los libros de Reyes y Crónicas afirman que Salomón fue rey hasta su muerte. Un antiguo comentario rabínico dice que Salomón escribió Cantares cuando todavía era joven, Proverbios durante la práctica de su madurez y Eclesiastés sobre las vanidades de la vida en su vejez. Martín Lutero en el siglo XVI fue el primero en decir que Eclesiastés no fue escrito por Salomón. La descripción del Predicador al final del libro (12:9,10), se identifica como maestro y no como gobernante. G. S. Hendry dice: ‘El autor de este libro no afirma que él sea de Salomón, sino que pone sus palabras en boca de Salomón. “Podemos comparar la práctica y el adjudicar obras escritas por otros a personajes históricos famosos, y sabemos que fue algo familiar en aquella literatura antigua. El propósito era para indicar el género, la sabiduría y el tipo de literatura al cual pertenecía. En ningún modo pretendían engañar a nadie y de cierto, ninguno de sus lectores originales fue engañado. La influencia aramea y fenicia sobre el hebreo, no obstante, sugiere que su autor era del norte de Palestina y que como la mayoría de los hombres sabios probablemente pertenecía a la clase alta, educada y con dinero’.
“La presencia de dos palabras persas, sugieren que el libro apareció después del cautiverio, o después del levantamiento del imperio persa en el siglo VI. El hebreo de Eclesiastés es posterior a Salomón. La influencia fenicia lo sitúa desde el siglo VII hasta el III a.C. Se encuentra en la literatura hebrea un gran escepticismo después del exilio. Además, presupone que ya el monoteísmo no estaba amenazado. Este libro fue uno de los últimos que se aceptó en el canon del A. T. y pertenece a los llamados Escritos o Hagiógrafos. Algunos rabinos de la escuela de Shammai argumentaban en contra de permitirle la entrada al canon, pero la escuela de Hillel favoreció su inclusión y prevaleció".
Ecle. 1:1
“…el predicador…” el Kohelet. Siete veces se llama predicador, profesor, el filósofo.
Ecle. 1:2
"... vanidad de vanidades...". La palabra hebrea hebel que se traduce vanidad significa también vaciedad, insatisfactorio, transitorio. Es lo más cercano al cero. Desde la primera línea nos dice: estoy decepcionado de esta vida, esperé más de ella que lo que saqué.
Ecle. 1:3
"... ¿qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo?". La mayor parte del trabajo que los hombres hacen es para su vientre (6:7). Hoy en día hay otras cosas, alquileres de casas e hipotecas, estudios, hospitales, medicinas, seguros, etc.; pero trabajo también se puede hacer para Dios (Col. 3:22). La verdad es mejor traducirlo como preocupaciones, o afanes, inquietudes. Eso sí no vale la pena si uno confía que todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios y se tiene fe en la providencia divina. No vale la pena desvelarse y perder el juicio con los líos, pero trabajar ennoblece, y si uno no trabaja ¿qué hace? Robar. O aprender a ser chismoso (1 Ti. 5:13).
Ecle. 1:4
"... generación va y generación viene". Este, con el v.3 dice: tú te mueres y otros labran el campo, te vas y el trabajo tuyo lo hará otro. Aunque el trabajo es de las mejores cosas que Dios nos ha dado, no es el fin. Hoy la ciudadanía postmodernista sólo busca, aun en la iglesia, estas tres cosas: trabajo, dinero y salud, con el propósito de ser felices. Todo lo que tiene que ver con la piedad para “esta vida presente” pero no para la venidera (1 Ti. 4:18).
Un hombre destruido por la decepción
Ecle. 1:5-10
“…girando y girando el viento”. El mundo del predicador o eclesiastés, es aburrido y monótono; lo que le haya pasado él lo sabe, y supongo por sus palabras que si vive así sin gusto para nada, para el trabajo (vv.3,4); y no le encuentra belleza a la salida y puesta del sol habiendo perdido la visión estética en la vida y nada lo encuentra bello, sea natural o artificial (v.5), y si le aburre la monotonía de la atmósfera, y las leyes que ha descubierto no le maravillan ni lo hacen reflexionar en el Creador (v.6), y estima los ríos tontos y el mar insaciable (v.7), como si la creación fuera una equivocación; entonces es un hombre interiormente fracasado, tal vez exitoso en su vocación pero destruido por la decepción. Insatisfecho, y él mismo es una persona aburrida. En su libro no habla del suicidio, pero sí prefiere la muerte a la vida y aun no haber nacido. Este predicador vivía como si Dios no existiera. Es la experiencia de un hombre que disfrutó el mundo a plenitud, que llegó a todo éxtasis, se colmó y se decepcionó de todo. ¿Por qué voy hacer ese recorrido? ¿Por qué me dejaré engañar como él? Su experiencia me es útil Señor y no quiero hacer su recorrido, mi mejor ocupación eres Tú. Un predicador del evangelio no es así, ni quiero experimentar en beneficio de mi ministerio, todo eso que él ha vivido.
Ecle. 1:11
“… no hay memoria de lo que precedió…”. La mayor parte de la humanidad no pasará a la historia; Eclesiastés habla por nosotros, la gente común. No hemos dado razón para ser célebres, no hemos hecho nada. “Gloria inmortal a los mártires” es una vacua consigna.
No pienses tanto en lo que pudo haber sido
Ecle. 1:15
“Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse”. “Lo que falta no se puede contar”. Esta traducción no está en línea con el pesimismo del predicador. ¡Claro que si una cosa falta nadie la cuenta! La mejor traducción incluiría que las cosas que tienen deficiencia son innumerables o muchas. Propongo que alguien la traduzca así. Otra versión dice “no vale la pena pensar en lo que pudo haber sido” y no fue, y tener ansiedad porque las cosas no fueron como debían haber sido. Conformemonos como han sucedido las cosas y démosle gracias a Dios por la gracia que nos da para aceptarlas así; ya no se pueden cambiar porque él quiso que sucedieran de ese modo y yo debo consolarme y pedirle que continúe con su Sabiduría, incluso, enderezando lo que este predicador dice que si ya se torció nadie lo puede enderezar. Si tomara las palabras como aparecen en nuestra versión Valera las arreglaría así “es innumerable la cantidad de gente que se siente incompleta, que le falta algo, que no llegó hasta donde deseaba, no alcanzó su sueño y meta y sufre una perenne decepción”. Los decepcionados son muchos.
Ecle. 1:17,18
“… dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, las locuras…”. Literalmente dice que se dedicó a examinar las locuras y tonterías de los demás; que por experiencia sabe cuales son.
Ecle. 1:14,17,18
“… y aflicción de espíritu”. LBLA traduce espíritu como viento y dice que es como correr detrás de él. La palabra desvaríos literalmente es tonterías. Este hombre deja la verdad humana en carne viva. ¿Tú crees que así se puede trabajar, predicar, vivir, estando triste y diciéndose a sí mismo “esto no vale la pena hacerlo”? Yo no lo siento así, porque tengo el Espíritu Santo, tengo más esperanza que Salomón y no he sufrido por la misericordia de Dios, igual apostasía (2:11,17).
Ecle. 1:18
“…porque en la mucha sabiduría hay molestia…”. Molestia o también significa dolor o ira. Se enoja uno cuando sabe algunas cosas. ¿Por qué molestia y no deleite? En la mucha sabiduría y en el conocimiento en sí hay mucho placer, y uno disfruta aprendiendo. Vale la pena estudiar y aprender por el placer de conocer. No se refiere quizás a sus estudios de filosofía y botánica, de política, sino al mal comportamiento de los hombres.
Ecle. 2.
Estas son las reflexiones de Salomón sobre la vida que vivió y sobre su trabajo. De veras que si este hombre no hubiera tenido alguna fe en Dios, por lo menos cuando se volvió a él, hubiera sido el hombre más triste del mundo, se hubiera suicidado. Salomón nos comparte su caso para que no pasemos por lo mismo.
Ecle. 2:2
"... ¿de qué sirve esto?". ¿Qué logra esto? ¿Qué es la risa del necio? (7:6). Se ríen de la carne, unos de otros, de cosas extrañas y vulgares; la sensualidad tiene el primer lugar. La risa suele expresar lo que hay en el corazón. Pero lo más triste es la insatisfacción que le produce el placer cuando lo ha disfrutado. ¿De qué me ha servido esto? ¿Dónde está la ilusión que me movió a disfrutarlo? –Dicen. Señor guarda mi vida. Uno hace lo que le gusta y más temprano que tarde se decepciona. No le gusta lo que hace.
Ecle. 2:3
"... me propuse agasajar mi carne...". O “estimular el cuerpo”. El propósito que la gente tiene para vivir. No todos. ¿Cómo es que agasajando la carne y adquiriendo sabiduría? ¿Cómo te vas a dar al alcohol y ser sabio? Lo que es sabiduría es abstenerte, no mirar el vino en su copa (Pro. 23:31).
Ecle. 2:8
“Reuní oro, cantores y cantoras y muchas concubinas”. Tuvo dinero, música y mujeres; y ninguna de esas tres satisfacciones tan buscadas por los hombres lo satisfizo plenamente. Siempre tengo en mente que el autor posterior está interpretando la experiencia de Salomón.
Historia de un corazón vacío dentro de una vida próspera
Ecle. 2:4-11
“…engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas…”. Este hombre no dice "gracias Señor por todo lo que me has dado, por la prosperidad que he alcanzado, porque he llegado hasta casi donde ningún otro hombre ha llegado". Se ha materializado tanto que en su corazón no ha quedado ningún puesto para Dios, por lo menos lo aparenta. El dinero, la música y las mujeres ocupan mucho espacio forman un volumen muy grande que copan el cuerpo y el entendimiento, y no se piensa en casi nada más. El hombre no debe disfrutar plenamente de este mundo sin un sentimiento de gratitud, sin darle gracias a Dios por hacerlo salvo. Esta es la historia de un corazón vacío dentro de una vida próspera; porque ninguna de esas adquisiciones tocó su espíritu para la felicidad. Llegó hasta un punto que todo resultó nada. La palabra "amontonar" y "engrandecer" aparecen en el texto pero ninguna de las dos resultó ser eficaz para hacer que el hombre se sintiera realizado. Su fin fue la frustración y una desilusión mortal. Hubiera sido distinto si todas esas cosas se las hubiera dado Dios "con Cristo” (Ro. 8:32). Ninguna creación satisface porque no llena el vacío dejado por el Ausente Creador. Se acostumbró a las casas bonitas, vivía en todas, se le hizo familiar el lujo y el gusto del placer femenino, y después mortalmente se aburrió de todo eso y le volvió la espalda, y se fue andando sin nada, más vacía el alma que cuando la llenó.
Un hombre a quien sus placeres le enfriaron su religión
Ecle. 2:11,18, 22-25
“…he aquí todo era vanidad y aflicción de espíritu y sin provecho debajo del sol”. En este comentario hallamos dos cosas. Salomón, si fue realmente él, se dedicó a trabajar y estudiar pero abandonó la construcción de su familia y su relación espiritual con el Creador. Una de las mayores decepciones de Salomón fue con su trabajo. Halló que la muerte lo iba a cortar de su principal preocupación y disfrutarían del producto de su sudor los que no habían hecho nada. Había dedicado toda su vida a trabajar y ahora ve que fue por gusto, porque no podía sacar nada de este mundo y tendría que entregar todo lo que había colectado a otros, y por ese motivo aborreció la vida (v.17); pero ¿no considera que la disfrutó? (2:1-18). El trabajo no es un engaño si se trabaja con fe y para la fe y si se conecta el trabajo con una perspectiva futura, con un sentido humanista primero y divino después, para el servicio de los hombres y para la gloria de Dios. Estos dos factores son los que transforman el penoso trabajo, agravado con una maldición adámica sobre la raza humana.
Esas palabras con respecto al trabajo, "vanidad y aflicción de espíritu y sin provecho", no son propias de un hombre contento con la familia que ha criado, el éxito con sus hijos y en su matrimonio, y además de eso si de su producto también ha contribuido para engrandecer la obra de Dios; esas cosas así dirigidas sí son de provecho debajo del sol, y son hermosas. Pero este varón no fue sabio en la formación de su familia; aprendió mucha sabiduría y filosofía y ciencias, y engrandeció el mundo, y pensó que había hallado el sentido de vivir, pero se equivocó porque la mayor parte de sus días los vivió sin una correcta relación con Dios, haciendo descubrimientos morales y filosóficos pero no aprendió a darle un sentido espiritual a su vida. Es increíble, por lo menos asombroso, que un hombre que haya construido un templo para Dios como él lo hizo y orado como él oró en aquel momento, se sintiera así como se sintió, a no ser que sus placeres le enfriaron su religión.
El segundo problema que tuvo fue con la muerte. Había disfrutado de la vida pero también llegó a viejo y lo mucho que había acumulado era para él ahora nada, las cosas usadas les eran insatisfactorias y sus grandes metas vaporosas representaciones, incorpóreos fantasmas, sombras frías que le engañaron en su visión humana hasta allí, y al encontrarse con ellas eran nada. El punto final de sus días estaba limitado por un precipicio, un vacío, una desintegración frustrante; no hallaba continuidad entre esta vida y otra más allá de la muerte, aunque en algún momento quizás por pura casualidad, por más deseo de su corazón que por fe percibió alguna clase de eternidad espiritual dentro de sí mismo (3:11). Sólo pueden estar complacidos con sus vidas los que las llenan bien de Dios, y es indudablemente algo otorgado por el Señor a aquellos escogidos por la gracia en los cuales se complace (v.24).
Ecle. 2:15,16
“¿Para qué me aprovecha haber sido tan sabio?”. O, haber estudiado botánica, mi doctorado en filosofía, mis días y meses internado en los bosques contemplando plantas, aves, insectos y animales; haciendo anotaciones sobre sus costumbres y hábitat, leyendo historia y política, poniéndome al día sobre economía y moral. Haber comprado tantos libros que ya usé, leí, subrayé, y ahora permanecen callados en mis estantes esperando mi inesperada visita. Cuando me vaya de este mundo ¿qué será de ellos? ¿Qué harán con mis títulos? ¿Algún nieto los guardará como recuerdo de su abuelo? ¿O la modernización y los cambios sociales y científicos, incluso de moral, harán que se rían de ellos, me menosprecien y los echen a la basura? El fin del trabajo y el estudio es Dios, el alma y la vida eterna, lo otro que resta es “correr tras el viento”. De la mayoría de nosotros no se recordará ni una crónica y sabremos, si fuera posible, que nuestros nombres fueron enterrados con el cuerpo, que no existe eso de la inmortalidad de la historia y todo sucumbe en sepultura, polvo y olvido, como si no hubiésemos pasado por el mundo.
Ecle. 2:16
“…ni del sabio ni del necio habrá memoria”. Está abrumado, aplastado, por la falta de historicidad de sus actos, por su insignificancia e intrascendencia. Quería grabar su nombre en la historia de este mundo y no en Dios. ¿Qué quieres, gloria? Tienes obsesión con la muerte. No es tan importante ser recordado como llegar a un punto; de todos modos, tú no fuiste olvidado.
Ecle. 2:17
“…aflicción de espíritu” (correr tras el viento), tú repites mucho eso; parece que ha escrito todo esto un hombre deprimido para quien la realidad de la muerte no tiene solución. Salomón llegó hasta el muro de la eternidad y no halló una salida. Estas palabras nunca las diría alguien para quien el vivir es Cristo y el morir una ganancia (Fil. 1:21). Yo no aborrezco la vida ni el mundo, y aunque no es mío es bello y disfruto con placer contemplarlo.
Este predicador hacía su trabajo diferente a mí
Ecle. 2:18-26
“…aborrecí el trabajo…”; LBLA introduce la palabra “fruto” y queda como si lo que odiara fuera el por qué y para qué trabajó y no el empleo mismo. Yo tampoco aborrezco mi trabajo; él no pudo alegrarse en su trabajo, como dice en el v. 24; Dios no usó esa excepción con él; pero yo sí lo amo y como otros disfrutan el suyo que son diferentes al mío, así yo; no realizo algo que odio y que cada día me veo obligado hacer, al contrario, me levanto de mañana y empiezo temprano a trabajar; él dice que no hay fin, razón o tiempo para escribir muchos libros y que estudiar es una aflicción (12:12). Tampoco siento eso, escribir y estudiar son mis deleites. Pero él se queja tanto de algo que hace porque se vio obligado hacer, y escribió varios libros, algún salmo, proverbios, cantares y éste; si hubiera escrito sobre su conocimiento de Dios, sobre el evangelio o sobre Jesús, hubieran sido mejores obras (Jn. 6:27). La porción concluye con que es un regalo de Dios disfrutar el trabajo, los frutos, el tiempo empleado, y todo sin decepciones.
Ecle. 2:25
“.. .¿quién se cuidará mejor que yo?”. Esa es una traducción de la versión latina, la Septuaginta, la Siríaca y la Arábiga dicen “¿quién comerá y beberá sin él?”, refiriéndose quizás a Dios y concuerda mejor con el v. 26, que el alegrarse es un don del Señor.
Ecle. 3:1
“todo lo que se quiere …tiene su tiempo”.
O “hay un tiempo para cada “placer” debajo del cielo”. A veces quisiéramos que las ruedas de la vida que nos conducen a nuestros deseos giraran más rápido. El tiempo no pasa, se vuelve lento y pegajoso, los días se alargan infinitamente; el futuro se tarda en llegar y cuando llega pasa rápido; todo tiene su tiempo y hay que esperar, aprender a esperar, y es difícil la lección de la espera en Dios; y mientras eso llega nos devora la impaciencia y perdemos los equilibrios y nos consumen los insomnios los ojos. Trabajar por lo que se desea y esperar. Fácil decirlo, sí pero se requiere una gran cantidad de fe.
¡Cómo pudieron vivir sin internet ni Facebook o Instagram!
Ecle. 3:1-8
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz”.
Este hombre sabio parece desencantado de sus investigaciones, y de andar dentro de exitosos descubrimientos a los cuales se les esfuman pronto la alegría. ¿Cómo ocupas tu tiempo? ¿En cosas importantes o intrascendentes, en fruslerías, o matando el tiempo, suicidándote a plazos? Trabaja, construye una familia y cultiva tu fe. La vida en aquellos tiempos del Eclesiastés tenía veinticuatro horas diarias como la nuestra, y doce meses igual, y puede que, con menos entretenimientos, quiero decir sin cines ni televisor, ni radio ni ordenadores o computadoras, y ¡cómo les fue posible vivir sin la internet, ni Facebook, ni correo electrónico, ni teléfono móvil! La vida hace milenios era menos complicada, más sencilla que la de ahora, a nadie se le veía sobre su asno enviando un texto sin atender el tráfico para pasar a otro burro o chocarlo, pero fue para muchos igualmente sin sentido como hoy; que huyen del aburrimiento por dentro de las “redes sociales”, si es que otrora por las muchas cosas en aquel entonces, en ella no cupo Dios ni hubo tiempo para “escoger la buena parte”, sentarse sin distracción a oír a Jesús (Luc. 10:42).
En ninguno de esos tiempos dice: tiempo para orar y tiempo para adorar a Dios, tampoco dice tiempo para meditar en Su ley, ni tiempo para el espíritu. Aquéllos son los tiempos que se suceden en la vida cotidiana de una persona; algunas ocupaciones intrascendentes ocupan tiempo: tiempo de comer, romper, conocer, herir y sanar; algunos tienen relativa importancia, endechar, plantar, etc. Y otros parecen tiempos casi perdidos, esparcir y recoger piedras, para la construcción de una casa, una cerca, un pozo, etc.
Tampoco menciona el tiempo para el estudio o la preparación mental.
Ecle. 3:2
“Tiempo de nacer y tiempo de morir”. El principio de un viaje y su final, el tiempo de una carrera y su meta, de siembra y cosecha. El último no debiera ser el más triste sino el mejor, es la conclusión, la graduación, el término, y sobre todo el más solemne y admirable si se ha vivido bien. El primero está vacío, el último lleno, es un depósito de experiencias, sabiduría, alegrías, llantos, dolores y alivios, sueños y desilusiones. El enterramiento de una vida es algo muy solemne delante de lo cual habría que quitarse el sombrero, mostrar respeto y reflexionar. El nacimiento es una ilusión, el enterramiento un acontecimiento. Se nace pobre y se muere muy rico, algunos, en alma millonarios. La tumba es más inolvidable que la cuna, es maestra e instructora, una mina que encierra insondables y misteriosos tesoros.
Ecle. 3:5
“Tiempo de lanzar y recoger piedras”; quitarlas del campo para poder sembrar y tiempo de recogerlas para hacer cercas y edificar casas.
Ecle. 3:8
“Tempo de odiar”, ¿qué cosa? ¿A quién? “Aborrecer lo malo”; el pecado es lo único que hay que odiar en el mundo, porque aún los enemigos, por causa del evangelio, hay que amarlos.
El propósito de Dios con una vida es un secreto
Ecle. 3:11
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”.
Lo que escribió el predicador no se sabe seguro si se refiere a la obra de Dios en la creación o la obra de Dios que es hermosa en su providencia. Para no equivocarme y como no lo veo claro tomo los dos sentidos, la obra de Dios que contemplan los hombres es hermosa, sea la creación como las gracias excepcionales que él muestra (2: 24; Job 36: 24), y la obra de Dios en la vida propia y su desarrollo que no se puede mirar hasta el fin mientras éste no llegue (11: 5).
Es un texto extraño, en el hebreo no existe una palabra para “mundo” y lo que más se aproxima es “los cielos y la tierra” (International Standard Bible Encyclopedia), y aquí la primera traducción en vez de eternidad que es de las posibles últimas, debiera ser “edad” “mundo” o escondida. Y aun fuera de sus cabales (de la mente). Querer traducir “eternidad” para decir que le ha puesto un alma inmortal es llevar el texto a su último significado y el sentido de lo que después sigue aspira a otra cosa.
La versión latina incluye la palabra “mundo” en la traducción, pero su significado correcto es algo oculto, escondido; así pienso que lo que querría decir sería enigma, porque la vida es enigmática, el propósito de Dios con una vida es un secreto que está oculto para el hombre mismo, y éste percibe sólo algo de ello cuando sus días avanzan y se desarrolla. Nadie puede entender su vida completa sino hasta que se le acaba (“hasta el fin”); mientras uno vive se pregunta ¿por dónde me lleva Dios?, porque grandes tramos de ella son incomprensibles. Por lo tanto, es sabio acomodarla a lo que creemos que es la voluntad de Dios y seguir nuestra vocación con sus divinos impulsos e insinuaciones. Y ¡hay quienes piden a los ingenuos que vivan “una vida con propósito”! como si hallarlo fuera tan fácil como cantar y coser. El propósito que Dios tuvo con nuestra vida lo sabremos cuando estemos en gloria. Lo que sí conocemos es “la vocación con que fuimos llamados” (Efe. 4:1,4).
Y en último lugar, la traducción, demencia, es aceptable porque la comprensión de la vida nos vuelve locos, Dios ha enloquecido la sabiduría de los más sabios (1Co.1:20), y no obstante en esa locura incomprensible hay sentido y él sí sabe el propósito. Nos queda el recurso de fe de confiarnos completamente a la providencia de Dios porque por nosotros murió Cristo y somos sus hijos. Las otras traducciones nos harían buscar la esperanza de gloria, la vida que va desvaneciéndose y se precipitará en la eternidad. El propósito de Dios para cada año es que hagamos su voluntad en cada momento, y lo mejor que podamos, disfrutándolo a él y a todo lo que nos dio en estos casi 365 días idos.
Ecle. 3:12,13
“Disfrute de su trabajo”. Una mejor traducción sería que “vea lo bueno de su trabajo” (LBLA). Es que algunas veces, entonces, parecería contradecirse cuando se muestra decepcionado con el valor del trabajo. Encontrar la profesión o la carrera adecuada, y disfrutar de su éxito, es un don de Dios. Si uno empieza a mirar lo bueno que tiene su trabajo quizás se sentirá mejor y hasta podrá disfrutarlo un poco.
La obra de Dios continuará invicta
Ecle. 3:14-17
"... todo lo que Dios hace será perpetuo...". “La palabra “perpetuo” es una traducción de la hebrea “leolam” que es la misma que se traduciría eternidad en v.11. Y eternidad es la misma palabra hebrea usada en el v.11 pero aquí se utiliza como nombre. La Septuaginta la traduce aquí y allí como aion que se corresponde al adjetivo “eterno” en el NT. La palabra puede usarse meramente para señalar el tiempo pasado o el futuro o por una época, edad…también se traduce “el mundo” usada en el arcaico sentido de edad, época, tiempo” (The Bible Speak Today; Derek Kidner). La idea es que todo lo que Dios ha hecho permanecerá con el correr del tiempo, por eso le llama “eterno” o perpetuo. Cuando los hombres contemplan que Alguien hizo todo eso y que en relación con los hombres, también creados por él, ellos mueren y se vuelven polvo sus expectativas y afanes, tiemblan. Su obra es perpetua y perfecta para que los más sabios lo respeten y lo reverencien y sepan que Dios los juzgará por los pecados que cortaron la perpetuidad de la vida humana. Aunque un poco remoto es el mismo argumento de Pablo en Ro. 1, que contemplando la creación es suficiente para dar gloria a Dios. Es perpetuo y es perfecto, y esto es un argumento sabio y convincente para que uno deje que Dios haga su trabajo, y no interferir en ningún modo. Si una obra es de hombre se desvanece (Hch. 5:38,39). Lo que Dios hace continuará a través de la historia; será de guerras y heladas, de tormentas y fuego, y de enfermedades, invicta. Y como un colofón, debido al primer significado de la palabra una buena traducción sería que todo lo que Dios hace será escondido, un misterio y por lo tanto un secreto y por eso los hombres lo reverencian y le temen.
Ecle. 3:15
“... aquello que fue ya es...". No tengas miedo de volver a las cosas buenas del pasado, aquello que el presente y futuro le dieron la razón. Es totalmente necio andar hacia el futuro renegando el pasado. No hay futuro sin pasado. No hablamos de modas o creencias sino de los grandes principios y lecciones de la historia.
Pida la renuncia de la escuela de Salomón y de Russell
Ecle. 3:18-22
“Yo dije en mi corazón, con respecto a los hijos del hombre, que Dios los ha probado para que vean que ellos de por sí son animales. Porque lo que ocurre con los hijos del hombre y lo que ocurre con los animales es lo mismo: Como es la muerte de éstos, así es la muerte de aquéllos. Todos tienen un mismo aliento; el hombre no tiene ventaja sobre los animales, porque todo es vanidad. Todo va al mismo lugar; todo está hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo. ¿Quién sabe si el espíritu del hombre sube arriba, y si el espíritu del animal desciende abajo a la tierra? Así que he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en sus obras, porque ésa es su porción. Pues, ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?”.
Sin quererlo Salomón tiene sus discípulos en este siglo que creen que el Espíritu Santo habló en este pasaje para instruirlos sobre la composición del ser humano, que no excede en nada a las bestias. Estos son los seguidores de Russell, de Helen White y los evolucionistas darwinianos. Todos afirman que el hombre no tiene ningún alma que sobreviva a la muerte.
Salomón no está hablando de la mortalidad del alma porque la desconoce sino solamente de la vida y del suceso de la muerte; no obstante la antropología del Predicador es tan antigua que fácilmente se prueba su contraste con la esperanza cristiana por la melancolía y pesimismo que el libro destila. No piense usted encontrar la esperanza evangélica en el Eclesiastés; la resurrección de los muertos se desconoce y lo mismo que la supervivencia del alma. La revelación de Dios es progresiva y Eclesiastés está por debajo teológicamente de todos los libros del NT. Fue escrito en tiempos de la apostasía del autor, o el regreso del destierro, o un poco después, y el vacío que siente es profundo.
Si Salomón hubiera tenido nuestra esperanza cristiana no hubiera escrito Eclesiastés. Tomar sus palabras y decir: la Biblia niega la existencia del alma, cuando nos morimos, todo se reduce a polvo, el cuerpo y el alma, porque ella no es más que la vida que con la muerte desaparece, y nada sube arriba y nada va más abajo del sepulcro, ahí se queda todo, nos desintegramos completamente y dormimos en polvo y nada, hasta la resurrección cuando Cristo pronuncie nuestros nombres y las partículas de tierra se junten y volvamos a la vida con un cuerpo glorioso e inmortal.
Mientras tanto nada hay, en el cielo solo están los ángeles, Dios y tres seres humanos, Enoc, Elías y Jesús. No hay nadie más, todo el otro espacio está vacío. Están desocupadas las muchas moradas de la casa del Padre. Ningún santo disfruta de nada ni los ángeles llevaron el alma de nadie a ninguna parte. No sabremos de la gloria hasta que no volvamos a vivir. Tenemos que esperar nuestra resurrección para ver a Dios nuestro Salvador. Morimos como los puercos o los perros, no tenemos más aliento que un chancho ni más alma que un galgo.
¿Eso es lo que usted cree que nos enseña Salomón? No, porque esa no fue la esperanza de sus predecesores, Jacob, por ejemplo, que siendo antes que Salomón no habla de forma tan desdichada como este sabio, ni estaba tan apesadumbrado con la muerte como Salomón lo estuvo. Jacob en su lecho mortuorio halló fuerzas para incorporarse en su cama y bendecir a todos sus hijos y pedirle a José que llevara su cadáver de regreso a Canaán y lo enterrara junto a sus padres porque quería ser unido a ellos. Su pensamiento sobre el Seol es difuso pero tiene alguna seguridad que el pueblo que partió al más allá es el suyo y que dicho lugar abarca alguna forma de existencia tras la muerte. Por eso no grita, no se desespera y con calma recoge sus pies y expira (Ge.49:29,33). Moisés y Aarón mueren del mismo modo, tranquilos, satisfechos, y son recogidos por Dios. La muerte para ellos fue un beso, no una mordida que les arrebataba la única existencia disponible. ¿Qué fue de Moisés lo que estuvo en el monte de la transfiguración con Jesús si no fue su alma, porque el cuerpo lo enterró Dios? (Mt.17:3,4).
Si usted es de la escuela de Salomón hay otros que prefieren sentarse con los discípulos a los pies de Jesús y oírle sobre una esperanza más amplia. Los apóstoles de Cristo no se matricularon allí y aprendieron más que Salomón para en sus cárceles y hogueras sonreír. Pablo habló de la muerte como un suceso que lo llevaría de inmediato a estar con Cristo: “porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Pero si el vivir en la carne me sirve para una obra fructífera, ¿cuál escogeré? No lo sé. Me siento presionado por ambas partes. Tengo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedarme en la carne es más necesario por causa de vosotros. Pues, convencido de esto, sé que me quedaré y que aún permaneceré con todos vosotros para vuestro desarrollo y gozo en la fe” (Flp.1:21-25).
Y enseñó que la muerte vestiría su alma y cuerpo de una habitación celestial: “Porque sabemos que si nuestra casa terrenal, esta tienda temporal, se deshace, tenemos un edificio de parte de Dios, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos. Pues en esta tienda gemimos deseando ser sobrevestidos de nuestra habitación celestial; y aunque habremos de ser desvestidos, no seremos hallados desnudos. Porque los que estamos en esta tienda gemimos agobiados, porque no quisiéramos ser desvestidos, sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Pues el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado la garantía del Espíritu. Así vivimos, confiando siempre y comprendiendo que durante nuestra estancia en el cuerpo peregrinamos ausentes del Señor. Porque andamos por fe, no por vista. Pues confiamos y consideramos mejor estar ausentes del cuerpo, y estar presentes delante del Señor. Por lo tanto, estemos presentes o ausentes, nuestro anhelo es serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho por medio del cuerpo, sea bueno o malo” (2 Co.5:1-10).
Y Pedro con la misma antropología que Pablo cuando le llegaba la hora de irse de este mundo habla de su muerte como una partida, un viaje que se da hacia Dios: “pero considero justo estimularos la memoria entre tanto que estoy en esta mi morada temporal. Pues como sé que dentro de poco tengo que dejar mi frágil morada, como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo, también procuraré con empeño que, después de mi partida, vosotros podáis tener memoria de estas cosas en todo momento” (2 Pe.1:13-15).
No trate de ir más a la palabra hebrea ruash, a la psiché griega, a “demostrar” que Adán fue un “alma” viviente, o sea un “ser” viviente, que el hombre va al polvo y todo se acabó, que no hay nada más. Comoquiera que usted elucubre sobre esas palabras, yo tengo hechos, en esperanza apostólica, que los autores del NT no eran tan pesimistas como Salomón ni se igualaban con el buey que trilla ni con el gorrión que cae a tierra. No ayuda mucho esa antropología darwiniana a la ética cristiana porque los que piensan que no somos más que los animales podrían vivir despreocupados de las consecuencias eternas de sus actos y adoptar el antiguo proverbio repetido por los epicúreos que “comamos y bebamos que mañana moriremos” (Isa.22:13; Hch.15:32). Negar el alma y el infierno concede un respiro a los inconversos y los libera de la necesidad del arrepentimiento y de convertirse a Cristo para evitar ser juzgados por sus malas obras (2Co.5:10). Provee una alternativa engañosa al mundo para que escoja los placeres y pierda temor del juicio final. Jesús dijo: “y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (Mt.10:28).
Dese de baja de la escuela de Salomón, un poco más atrasada que la de Pablo, Pedro y Jesús que ofrecen una antropología más completa y una esperanza viva y sonriente. No se engañe, sí tiene el hombre más que la bestia, una conciencia estampada en su alma que la identifica para la resurrección y el juicio. Esas promesas son para los que tienen una mejor antropología y mueren diciendo: “Señor Jesús recibe mi espíritu”. (Hch.7:59; Luc.23:46).
Ecle. 3:19
“No tiene ventaja (ganancia) el hombre sobre las bestias”; la traducción que “no tiene más” es incorrecta y da pie para que los que niegan el alma conviertan a Salomón en un paladín de sus fechorías teológicas.
Ecle. 4:1
"... y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol". También se traduce opresión, extorsión y tiranía. Ve por América hispana, África y otros países y verás lo mismo: injusticia social y explotación. Y en la actualidad demagogos y populistas que buscan resucitar ideologías muertas que han sido aplastadas por la rueda de la historia.
4:2,3
"... y alabé yo a los finados, a los que ya murieron". Por el contexto y según los versículos anteriores, es mejor morirse que vivir bajo un régimen social abusador, y mejor aún es no nacer en un país con un gobierno violento, corrompido, y sujeto a autoridades abusadoras; pero más malo que el pecado que practican los gobernantes y carceleros, es morir en pecado, sin arrepentimiento; es mejor no haber nacido que nacer, pecar, no arrepentirse, o vender a Cristo (Mt. 26:24).
Ecle. 4:4
"... todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia". Más bien quiere decir éxito antes que excelencia; éxito y ventajas. No hay que afligirse tanto por eso, es inevitable, pero sigue trabajando bien y de modo excelente, teniendo éxito, aunque te odien como Abel fue odiado por Caín (He. 11:4; 1Jn. 3:11,12). Este texto tiene diferencia entre la versión hebrea y la griega. Esta última traduce “celo” o “envidia” donde la otra dice “competición, rivalidad, celo, envidia”, por eso se puede pensar que la competencia tiene como resultado la mejora del trabajo y la rivalidad económica da origen al capitalismo y la perfección del producto. Los dos pensamientos, la envidia y la competencia son útiles. Por supuesto que esto a nivel personal es fastidioso y malo, como en aquellos ejemplos antiguos.
Ecle. 4:6,8
"... más vale un puño lleno con descanso". Debemos guardar equilibrio entre el trabajo y el descanso; moderación, templanza; quizás ganar la mitad menos para vivir, estar tranquilos y haya tiempo para otras cosas. El trabajo sin control ni propósito se menciona en el v. 7. Tal vez es la codicia lo que lo empuja a trabajar como una máquina. Le faltó algo en lo cual pensar al eclesiastés. El dinero, si no tiene un sucesor, se lo pudiera dar a la obra de Dios, para escuela de pastores, misioneros, hospitales y colegios. Es un defecto del trabajo trabajar sólo para sí mismo (v.8).
4:9
"... mejores son dos que uno". Dos amigos o dos hermanos pueden formar una corporación, o dos esposos un taller como Aquila y Priscila. Económicamente estarán mejor cuando los dos esposos tienen un empleo, pero ¿quién educará a los hijos? Es mejor que los apóstoles vayan de dos en ronda misionera, o un equipo de varios. Pablo solo ante el tribunal buscó en vano algún hermano dentro del grupo para alentarse con su presencia. Y ¿qué es mejor, vivir bien o tener una buena familia? El solo pasa mucho trabajo.
Estar acompañados es una bendición de Dios
Ecle. 4:9-12
“Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor remuneración por su trabajo. Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero; pero ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante! Además, si dos se acuestan juntos se mantienen calientes, pero uno solo ¿cómo se calentará? Y si alguien puede prevalecer contra el que está solo; dos lo resistirán. Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente”.
¿Cambiar de un estado para otro es bueno? Depende. Salomón plantea aquí el asunto de la compañía y afirma que tener una compañía es mejor que estar solo, aunque algunos por conveniencia o por don divino escojan la soledad a la pareja. Sin embargo, como todo, tiene sus pros y sus contras. Yo los voy a señalar y la sabiduría que hay que tener en el estado en que seamos llamados o nos quedemos. La vida nos impone cambios y pasamos de un estado a otro, cada uno tiene sus ventajas y desventajas, pero lo importante es que en todos ellos vivamos sin nada que nos impida acercarnos al Señor, sino que en aquel nuevo estado que escojamos vivir espiritualmente de modo más intenso nuestra esperanza. En primer lugar, económicamente es mejor dos que uno (v.9). Dos amigos pueden formar una corporación, o dos hermanos, o manejar un pequeño negocio como Aquila y Priscila. Uno pone dinero, el otro el trabajo o los dos ponen dinero o los dos trabajan y se comparten las ganancias. Pero está fuera de dudas que dos sueldos es mejor que uno.
En segundo lugar, la máxima de Salomón en relación a la compañía matrimonial. Primero las excepciones. Es mejor si se casan por amor, si se llevan bien, si tienen objetivos comunes; no es mejor si no tienen paz, si es un yugo desigual con algún incrédulo y es mejor si el uno es un buen auxilio para el espíritu y los sueños del otro. El matrimonio es mejor que la viudez cuando uno se empieza a quedar como cuando empezó, sin hijos, entonces es mejor tener un esposo o una esposa que proteja el alma contra la soledad por el significado de la compañía del otro. Es mejor cuando se le amó mucho y se le echa de menos constantemente y cuando se siente que se le necesita. Pero, sobre todo, como dice Salomón, cuando cayere, o cuando estuviere enfermo. Ay del que se halla solo y enfermo sin tener nadie que le ayude con una medicina, con un plato de sopa, es muy triste esperar la muerte en la soledad. Es de gran valor entonces, formar una familia, hacer y preservar amigos y tener una iglesia amorosa.
Si te envejeces en pecado serás además de viejo, necio
Ecle. 4:13,14
“Mejor es un joven pobre y sabio que un rey viejo y necio”, no exactamente que no admite consejos sino que no es “iluminado”, que ha cesado de ser “enseñado”, que paró en aprender. El primer significado de la palabra hebrea que se tradujo necio es “gordo”, un rey viejo y gordo, y además estúpido. Algunas paráfrasis parecen elegantes pero dicen lo que quieren y no lo que el texto dice. Una traducción sería que el joven pobre que estaba preso salió de la cárcel para reinar, sustituyendo al rey gordo, viejo y necio. Algún muchacho rebelde que encabezaba la rebelión contra una monarquía necia y envilecedora. Y otra traducción parece decir que los que tienen la fatalidad de nacer dentro de un reino gobernado por esa clase de rey siempre serán pobres. Escoge una de esas alternativas y vete con ella para meditarla. Aunque no todos los viejos gordos son necios ni todos los jóvenes están en las cárceles por ideas políticas sino por delitos comunes, por ser enemigos públicos. Si te envejeces en pecado serás además de viejo, gordo, calvo, necio, aunque hayas reinado en el mundo.
Ecle. 4:16
"... no tenía fin la muchedumbre que le seguía". La popularidad no es perenne, ni la fama. El pueblo pronto se olvida, quien nunca olvida es Dios. El pueblo estará contento si es libre y si la economía está bien; para esas dos cosas los reyes existen: para preservar la libertad y para llevar a cabo una próspera política económica.
Ecle. 5:2
“…porque Dios está en el cielo y tú sobre la tierra…”. No olvidemos la distancia que hay entre Dios y nosotros. Me parece que hay creyentes que borran esa medida y se dirigen a Dios irreverentemente como un vecino, un pariente o un amigo.
5:6
“…no digas delante del ángel que fue ignorancia…”; puede ser delante del ministro, o sea el sacerdote, “el mensajero de Dios”, o una lejana referencia al ángel de Jehová, (Sal. 34.7); yo prefiero la primera interpretación. No vengas con excusas para no cumplir el voto que a Dios hiciste.
Ecle. 5:1-7
“…cuando fueres a la casa de Dios…acércate más para oír…”. Estas palabras parecen un poco extrañas y algo similares a lo dicho por Jesús más tarde en Mt. 6:7,8; aunque con la diferencia que Salomón habla de promesas y Jesús de peticiones. Parece que había creyentes que iban al templo más para exhibir su religión que para ejercitarla, y en vez de orar y estar atentos a lo que el Espíritu les diría, transformaban sus oraciones en monólogos de autoelogios y acababan prometiendo a Dios las cosas para los cuales no tenían suficiente gracia (Mt. 26:33,34; Luc. 18:11,12).
5:4-7
“…cuando a Dios haces promesas no tardes en cumplirla…”. Es un texto que enseña la falta de compromiso de algunos adoradores, la ligereza con la cual toman la religión, y lo poco serio que son para ellos sus sacramentos y ordenanzas. Si te aventuras a hacer promesas a Dios, asegúrate que vas a cumplirlas, porque si él cumple su parte y tú no, te tratará como un infiel y te quitará lo que te dio.
Ecle. 5:7
“…donde abundan los sueños abundan las vanidades…”; o como otros significados indican, abunda lo insatisfactorio, lo vacío y lo transitorio. Depende con lo que se sueña; si se sueña con regresar a Dios, eso no es una vanidad, es un ideal del Espíritu, Sal. 126; si son sueños de la carne, entonces sí son vanidades y pecaminosos. Esos son sueños de vapor y humo.
Ecle. 5:8,9
“…si vieres opresión no te maravilles…”, pero indígnate cuando se hace tropezar a alguno (2 Co. 11:29) y ora al Señor (Sgo. 5:4) y trabaja para que se haga justicia; pero sobre todo cree en la soberanía de Dios. ¿Obligar la justicia? (Luc. 18:1-5).
5:9
“El rey depende de la tierra”, de los campos. También la idea que es él el responsable de la economía; y aunque no pasa la economía agrícola, no debe ser la única sino complementar con la industrialización de su reino.
Ecle. 5:10,11
“…el que ama el dinero, no se saciará de dinero”. Con una obsesión que consume toda la vida; no se dará cuenta cuanto confía más en el amor al dinero que en la providencia de Dios, sintiendo más seguridad terrenal cuando aquél se posee que cuando se descansa sobre la Palabra de Dios, más en lo que se ha ahorrado que en la fe en Jehová (leer Ge. 22:14; Jehová-hireh); junto con la aparición de la seguridad carnal del dinero se agazapa escondida la desconfianza en Dios, la perversa incredulidad que debilita la fe materializando la vida. Y esto hasta que se aprenda a vivir con poco y con mucho (Flp.4:12). Se pudiera tener ahorros sin ponerlos por encima de la fe y la gratitud a Dios. Dios no se deleita en vernos con las manos y los estómagos vacíos, ni a “diente limpio” que es miseria por castigo (Am.4:6).
Ecle. 5:12
“…dulce es el sueño del trabajador…, coma mucho o coma poco…”. Si uno come poco sueña con comida (Isa. 29:8). Es triste irse a la cama sin haber llevado un bocado a la boca, y triste cuando los hijos se duermen pidiendo pan. No sé en qué sentido Salomón dice eso; es dulce el sueño del trabajador a quien Dios le ha provisto el pan, el trabajo del día, que vuelve cansado pero contento que ha ganado para él, su amada compañera y sus pequeñitos. En cuanto a la abundancia de los ricos que los desvelan, supongo que sea porque temen perderla, o por las muchas preocupaciones que conllevan las economías que buscan hacer riquezas. Si no fuera por el cansancio que trae el obrero a su hogar y cae como una piedra en su cama, diría que el riquísimo Salomón habla así porque nunca fue mordido por la pobreza e ignora lo que es acostarse con hambre, y con el estómago medio vacío dormir bien. Tal vez envidiaba la felicidad de alguna familia pobre en contraste con la melancolía de la suya.
Oye y lee al Predicador, con cuidado
Ecle. 5:15-17
“…yéndose tal cual vino… ¿de qué le aprovechó trabajar en vano?…comerá con mucho afán”. Y si no trabajas ¿de qué vives? ¿Del robo? Y si no trabajas ¿qué haces? Uno no puede sacar nada de este mundo pero depende lo que quiera sacar, dinero no puede, joyas no puede, títulos no puede y no hacen falta, y casas tampoco. Ni la familia se puede llevar en el viaje. Pero sí se puede sacar la fe, la buena conciencia, la esperanza que no avergüenza, y las buenas obras que van detrás, y se puede llegar a Dios teniendo una entrada abundante y rica (abundantemente) (2 Pe 1:11). Con “mucho afán y dolor” comen los que viven en pecado, no los que dan gracias a Dios por los alimentos (1Ti. 4:3-5); pero una mejor traducción es que come con ira, indignación en su enfermedad. Ese cuadro sí no es para menos si se le añade una completa decepción. Si uno no tiene cuidado cuando lee a Salomón puede ser conducido al pesimismo, a vivir sin futuro y a no tener gusto ni metas de nada. Bueno, tiene razón, pero lo que describe aquí es la vida de uno que no es cristiano y hace de su trabajo un ídolo.
Ecle. 5:18-20
“… goza de tu trabajo…”. Esto es como para balancear lo que antes dijo o rectificarlo. Tal vez fueron dos momentos distintos de su vida cuando tuvo la pluma en la mano. Pudiera decir: bástale a cada día su propio afán. Come lo que tienes, usa tu ropa, aprovecha tu momento, no guardes para nadie ni para ti mismo, usa lo que Dios te da. No parece que estas palabras las haya escrito la misma persona que las anteriores; en estas parece decir “lo que Dios te da tómalo y disfrútalo; alégrate aquí arriba de la tierra porque abajo no hay nada que hacer ni que disfrutar. Si Dios te da dinero gástalo, si te da casa vívela, si te da esposa disfrútala. Eso es un don de Dios”. Bueno ¿cómo es que dices todo eso, vv.7-9, si lo que estás recomendando es lo mismo que te ha hecho pensar que todo es vanidad?
Ecle. 6:1-2
“…el hombre a quien Dios da riquezas”. Eclesiastés insiste que hay hombres que se mueren pronto y otros que disfrutan sus fortunas. O en vida otros consumen lo que él ganó.
Ecle. 6:3
“…y tampoco halla sepultura yo digo que un abortivo es mejor que él”. Este pensamiento ocurre mucho en el libro: Que uno disfrute lo que tiene, que no se sacrifique sólo para ahorrar porque puede ser más tonto eso que sabio. Salomón tendrá sus razones para darle importancia a la sepultura de un hombre, pero yo también tengo una para que sea bien enterrado, por causa de la resurrección de entre los muertos (He. 11: 22). El culto a la muerte se lo halla en las religiones sin esperanza, en vidas sombrías sin la luz de la faz de Jesucristo. Si un hombre vive cien años, o dos mil (v.6) engendrará no sólo cien hijos sino doscientos, y si tiene tantos descendientes ¿cómo es que no gustará del bien? Cree que la longitud de la vida no es importante si no se es feliz. Pero no tanto que sea mejor que haber nacido muerto; es mejor no nacer si no se es cristiano, eso sí, o vender a Jesús (Mt. 26:24).
6:9
“…mejor vista de ojos…deseos que pasan…”. ¿Uh? Es extraño lo que dice; quizás piensa que si se toca y disfruta lo que se quiere, el sabor pasa, después de la satisfacción inicial viene el hastío, el aburrimiento y que hubiera sido mejor la contemplación que el disfrute. La experiencia humana aunque valiosa, desgasta. El que bebe agua volverá a tener sed, es la filosofía de Jesús. Es mejor el triunfo sobre los deseos carnales que su complacencia.
6:10
“…y que no puede contender con Aquel que es más fuerte que él”. El que contiende con Dios, pierde; y debiera aceptar sus disposiciones porque al fin somos barro (Ro. 9:20). La versión Valera pone Aquel con mayúscula como si fuera Dios, es una posibilidad, pero cualquiera que sea superior, otro hombre.
Ecle. 6:12
“… ¿quién le dirá lo que después de él ocurrirá?”.
Hey, Salomón, no hace falta que me repitas que soy como una sombra, que mis días vuelan, que me evaporo y me desgasto sin poder parar. Te diré lo que tú no supiste, que soy un tabernáculo, que tengo la esperanza de ser más que cuerpo y cuando mi alma salga de su tienda iré a estar con Cristo “lo cual es muchísimo mejor”.
El sabe que no hay nadie que pueda revelar el futuro a otra persona y menos después de su muerte, lo que ocurrirá con su nombre, bienes y familia. Absolutamente uno no sabe; puede que lo malgasten todo y se peleen por las posesiones que no son de ellos; pero con los bienes uno puede dejar un Testamento que indique su utilización, y la obra del Señor debiera ocupar la preferencia. Para los hijos mandamientos (Ge. 18:19).
Ecle. 7:1
“…mejor es el día de la muerte que el día del nacimiento”. Esta afirmación absoluta debe tomarse como relativa; no siempre es mejor el día de la muerte que el día del nacimiento. Si no mueres en tus pecados (Jn. 8:21); si estás en Cristo es mejor (Flp. 1:21-23); y es mejor tener un buen testimonio cristiano que usar un buen perfume. ¡Que es eso que un hombre se presente oliendo a rosas! El mejor perfume, dijo Pablo, es el conocimiento de Cristo, olor de vida para unos y olor de muerte para otros.
Ecle. 7:2,3
“…es mejor el pesar que la risa…ir a la casa del muerto”. O también donde están llorando por un muerto, sea en el sepelio mismo o de vuelta del cementerio. Es bueno ir allí con un pañuelo de consolación, quiero decir con un poco de compañía, una conversación consoladora. En sentido general es difícil como cristianos estar de acuerdo en todo con Salomón, sin embargo aquí hallo algunas aplicaciones. Es mejor ir a consolar a una viuda o a un amigo que perdió un hijo que ir al banquete homicida de Absalón donde mató a su hermano, o a la fiesta de cumpleaños del rey Herodes que hizo que cortaran la cabeza de Juan el bautista; es mejor estar en una funeraria velando a un muerto que ir a un lugar donde se puede pecar contra Dios. Valen más las lecciones que se sacan mirando un amigo muerto, que corriendo con él detrás de la maldad, o que yendo a blasfemar a Dios con los hijos de Job. Es mejor llorar por un muerto que reírse de algo que hace llorar a Dios.
Ecle. 7:6
“…porque la risa del necio es como los estrépitos de los espinos”. Ni siquiera sonrías por lo que hace llorar a Cristo. Muchos se ríen de lo que es una vergüenza oír o ver.
Ecle. 7:7
“…la opresión entontece al sabio, las dádivas corrompen el corazón”; la traducción pudo ser mejor afortunada. No es cierto que la opresión entontezca o enloquezca a un hombre sabio; la primera traducción sería que la opresión hace más claro, que brille un hombre inteligente; lo vuelve tonto o lo enloquece en casos extremos, si lo torturan; y en todo caso si no se traduce opresión sino injuria, fraude, crueldad, sufrimiento, y tampoco veo la conexión con entontecer sino más bien enardecer, porque cuando uno sufre el perjuicio de todas esas maldades su espíritu se enardece y se aguza la inteligencia; y no acepta a cambio del rescate ninguna clase de dinero para vender la profesión (He. 11:35; la palabra rescate aquí es redención, un precio pagado para la liberación).
Ecle. 7:8
“Mejor es el fin de un asunto que su comienzo”. O el fin de un negocio que su principio. De veras que las cosas que Salomón llama mejores necesitan mil aclaraciones para no estar en desacuerdo con él. Es cierto que es mejor el sufrido de espíritu (o paciente) que el altivo; pero que mejor sea el fin de una cosa (no necesariamente un negocio, en el pensamiento de Salomón el fin, o la muerte es mejor que la vida) que su principio, es si se refiere a la vida cristiana como el vino, según se añeja se torna superior, si se refiere a la fe que sirve para el tránsito entre este mundo y el otro; si el fin es una consumación es mejor, pero no hay fin sin principio. Ahora bien, cuando un negocio se cierra por bancarrota, por enfermedad de los dueños debido a la vejez, es triste. Es mejor el fin de un negocio cuando se va a abrir otro con mejores perspectivas. De todos modos la palabra pudiera traducirse así, “asunto”, en vez de negocio; y mejor es la consumación de unos estudios, etc.
Ecle. 7:10
“…no digas que los tiempos pasados fueron mejores”. Es cierto que no se debe siempre estar mirando atrás, lamentando el pasado o deseando volver a él, pero investigar la conexión que hay entre un pasado equivocado y un presente malo, es de sabios, uno debe investigar dónde y qué se hizo en el pasado que las cosas empezaron a salir mal porque cuando se conoce un viejo error hay posibilidad que el presente y el futuro sean mejores. Lo que no está bien es ser ciego hacia el frente, y no se ve el presente ni el futuro y sólo se tiene un ojo en la espalda para mirar hacia atrás. No es posible caminar seguro hacia el frente enfocados en lo viejo, en lo vivido, en lo que fue; pero es de inteligente no tomar como malo lo viejo ni es de sabios pensar que todo lo moderno es superior.
Ecle. 7:11
“…buena es la ciencia con herencia”, con un patrimonio; si uno es inteligente y le gusta el estudio, y además tiene con qué pagárselo, es un afortunado, pero es mejor ser pobre e inteligente que rico y necio. Los pobres pasan mucho trabajo para estudiar pero deben estudiar y si no pueden costear clases que trabajen para comprar libros y leerlos.
Ecle. 7:12
“…escudo es el dinero”; una primera traducción es sombra y la otra es defensa; una sombra para esconder muchísimas cosas y una defensa para pagar sobornos y ocultar injusticias. Grande defensa ofrece el “poderoso caballero Don Dinero”. Mejor es que nuestros hijos estudien primero y luego se dediquen a los negocios y hacer dinero. La cultura primero, el dinero después. Escudo es la ciencia; por el contexto no parece referirse a los adelantos científicos sino a la astucia, la inteligencia, que si se usa para el bien evita muchos choques y contratiempos y evade situaciones que se prevé desembocarán en pérdidas.
7:13
“… ¿quién podrá enderezar lo que él torció?”. Es muy difícil que el hombre pueda corregir completamente los "fallos" de la naturaleza; "árbol que nace torcido jamás su tronco endereza". Sólo Dios puede enderezar nuestras desviaciones y curvas naturales; ése es el estado del hombre natural. Hombre que nace torcido con Cristo su tronco endereza.
7:14
“En el día de la adversidad considera”. Es muy provechoso relacionar a Dios con la adversidad, tratar de mirarla en relación con él y con nuestra fidelidad; así los problemas hallan mayor sentido, “ ...en el día del mal considera”; o reflexiona, examina, mira lo que ha pasado y porqué. Aprovecha tus situaciones y medita en ellas, medita en tus pasos (Hag. 1:6,7).
Ecle. 7:15
"... hay impío que por su maldad alarga sus días". No siempre los malos viven más pero a veces sí; aquí sí debo decir que mejor es uno que otro.
Ecle. 7:16
"... no seas demasiado justo, ni sabio con exceso". La justicia debe moderarse por la misericordia y la sabiduría por la paciencia. Ten presente el concepto de lo que es suficiente.
Ecle. 7:17
“… demasiado impío. ¿Por qué habrás de morir antes de tiempo?”. Demasiado justo, está bien, no se debe ser tan estricto; pero no cabe eso de ser demasiado impío. Eso parece más bien un reglamento social que una ley de la revelación porque impío ni poco ni mucho debiéramos ser sino piadosos. El pecado acorta la vida. No hay que desgranarse los sesos para interpretar “no hagas mucho mal” o no seas demasiado impío si no puedes evitarlo; ¿es que acaso uno puede moderar el pecado? ¿Suprimirlo un tanto? ¿Dejarse llevar por los menores y sucumbir a los más grandes?
Aunque Dios es quien pone el límite a la vida como se enseña en Hch. 17:26, el vivir en santidad puede ser motivo para recibir muchos años porque él recompensa la obediencia (Efe. 6:2,3).
Ecle. 7:18
“…porque aquel que a Dios teme saldrá bien en todo”. La versión de Las Américas dice “se sale con todo ello”, lo que se sostiene con la izquierda y con la derecha. Ese “saldrá bien en todo” es más explícito en los que meditan en la ley de Jehová de día y de noche como Josué y el varón del salmo 1; Jos. 1:8; Sal. 1:3. No tengas miedo lanzarte a nuevas empresas, si temes a Dios todo te saldrá bien.
7:19
"... la sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos...". Está por decidir quién es más fuerte, el que más sabe o el que más dinero tiene. Tal vez sean distintos estos dos poderes. Y es preferible el primero al segundo.
7:20
“… no hay hombre que siempre hagan bien y nunca peque”. Siempre nos equivocamos ¿quién podrá evitarlo? Rectifica y pide perdón. (Ro. 5:12; Sgo. 3:2).
7:21,22
“… no apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan”. Por lo general no averigües chismes, si te metes a chismoso chismearán de ti, si criticas te criticarán. Ni gracias merece el que nos trae noticias de lo que dijo otro de nosotros. Merece un regaño ese equivocado amigo.
En la iglesia cristiana es distinto, hay mujeres valiosas
Ecle. 7:25-29
“He aquí que esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón; lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas éstas nunca hallé. He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”.
Ver Proverbios 22:14 y v.28; pero todos esos versículos juntos se articulan y explican mejor unos con los otros. Entre las locuras y desvaríos que ha hallado Salomón, que tuvo 500 esposas y otro tanto amantes, no encontró una sola que fuera sabia; bellas sí, todas, jóvenes, pero no sabias; y horriblemente atractivas de modo que sólo el hombre temeroso de Dios, y sólo por temor a él escaparía de sus furiosos encantos; Salomón estuvo con todas, supuestamente, y además de placer y decepción no encontró en el espíritu y la inteligencia de alguna cierto encanto. Le fue más fácil hallar una aguja en un pajar. Sin embargo, tuvo excepciones que no menciona, por ejemplo, ¿y la sulamita que el sol miró, según dice en Cantares? Andaba ella desesperada porque no llegaba y se cansó de mirar por las celosías, porque no vino. Por algo habrá sido. No eran capaces, según él, de hablar una hora algo interesante si no se trataba de peinados ostentosos y ungüentos para la piel y perfumes para ropas y cuellos. La palabra pesando no se halla en el hebreo, se deduce del mismo modo que comparando una cosa con otra, arreglando una con otra y reflexionando una y otra. Y dentro de aquellas “perversiones” y artimañas e invenciones que comenté más abajo, que son las posibles traducciones, se encuentra el tortuoso sexo caído. Pero mujeres redimidas por Cristo y letradas como profetisas hay, útiles diaconisas que lavan los pies de los santos, visitan a los presos y son capaces como Priscila, de entender doctrina y corregir a algún Apolo corto en teología. Yo las he hallado y el apóstol también.
Ecle. 7:29
“… Dios hizo al hombre recto y ellos buscaron muchas perversiones”. Otras versiones traducen que buscaron artimañas o invenciones. Sí Señor son muchas las perversiones, artimañas o invenciones, y todas están dentro de ese pantano sucio donde viven las larvas y los gérmenes de nuestros vicios, engaños, hipocresías, enfermedades y toda perfidia. Estás excusado, Señor, tú no nos has tentado sino que de nuestras propias concupiscencias somos atraídos y seducidos, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? (Meditar en Sgo. 1:13; Ro. 7:24).
Ecle. 8:3
“No te apures en irte de su presencia”.
Aquí se refiere al rey a su enojo. Pide que se soporte y se aprenda la lección. También en mi práctica espiritual hallo un consejo para alargar mi estancia en la presencia de Dios, en privado y en la iglesia. A veces oramos corto y de prisa como para cumplir un rito, un deber ceremonial o para complacer la conciencia cristiana. Debiéramos todos alargar nuestros minutos de oración. Avergüenza con razón el ejemplo de Jesús que oraba toda una noche. Ninguna cosa lo fortalecía tanto, nada le gustaba tanto, y por eso prevalecía. La oración lo levantó, lo hizo invicto en la humillación de su carrera, y luchaba hasta el sudor y la sangre para aceptar la voluntad de su Padre. No te apures corazón impaciente.
8:7
“…no sabe lo que ha de ser y el cuándo”. Uno no sabe cuándo se va enfermar, cuándo se sanará, cuándo le ocurriera un accidente. Nadie conoce el futuro, por eso cantamos “nada sé sobre el futuro desconozco lo que habrá…”; no temamos “lo por venir” (Ro. 8:38) porque nada ni nadie nos podrá separar del amor de Dios.
8:8
“…no hay hombre que tenga potestad sobre el día de la muerte…”. Se puede traducir “ni potestad sobre el viento para refrenarlo”, porque las dos palabras, espíritu y viento son la misma. Nadie, en cuanto a la muerte puede atrasarla, la puede adelantar pero no retardarla. Y sé que los alimentos, la medicina y las cirugías ayudan, pero la voluntad de Dios es suprema. Cuando el Señor dice “necio, hoy es tu hora”, nadie se puede negar a entregar el espíritu. Poderosa es la muerte, gracias a Cristo que nos da la victoria.
Ecle. 8:10
“…he visto a los inicuos sepultados con honra”. Eclesiastés da importancia a la sepultura de una persona (v.3); "vanidad"; eso que ha visto él lo llamamos una injusticia. Es cierto que lo impíos son sepultados con honra si tienen dinero, pero es mejor no tener tantas pompas fúnebres y sepulcros suntuosos ni alzar los ojos en el hades estando en tormentos, y mejor morir con fe como murió el mendigo Lázaro y que sólo visiten el entierro un grupo de ángeles de Dios. ¿Dónde se halla ése, ahora? ¿Adónde fue el alma de Herodes el que expiró comido por los gusanos? ¿Y cuál fue el destino final de Pilato?
8:11
“…por cuanto no se ejecuta sentencia sobre lo mal hecho…”. Los buenos gobiernos crean buenos ciudadanos. El crimen que no se juzga y castiga se multiplica; una forma de terminar con el crimen es la ejecución de la justicia; los tribunales y las sentencias ayudan a establecer la gracia común en el país. Multas y cárceles son necesarias, vigilancia, investigadores y guardias que no lleven la espada de balde, porque son ministros de Dios para el bien (Ro. 13:1-5).
Ecle. 8:12,13
“Aunque el pecador haga el mal cien veces y alargue su vida”. Que la prosperidad ni la longevidad de los impíos te hagan imitarlos porque al fin, de todos modos, hallarán la condenación. Salomón supone que uno de ellos puede cometer cien delitos sin que lo atrapen ni consigan detenerlo, que no sufra ni un rasguño violando la ley; más tarde o temprano, aquí o allá lo agarrarán, llevado a juicio y condenado, y en algunos países, ejecutado. El diablo no puede dar ninguna promesa de larga vida a los que hacen sus obras; sin embargo, los que temen a Dios y viven en su presencia, les irá bien. Esta es la trampa en que algunos caen cuando se dicen a sí mismos “fulano lo ha hecho cien veces y no le ha pasado nada, no seré tonto y haré lo mismo y me irá bien, poco me ha valido mi honestidad y poco me servirá ser un buen ciudadano que cumple la ley”. Tú podrás prolongar con iniquidades tu vida pero envidiarás la vida sencilla de los que hacen el bien.
8:14
“… hay justos que les sucede como si fueran impíos…”. Es cierto el dicho que los buenos duran poco y los malos duermen bien. Uno dice "ese santo no se merece lo que le pasó. Esa calamidad debió estar reservada para los indignos". La vida a veces es injusta para que aprendamos a desear "cielos nuevos y tierra nueva". Otro dice “la vida es injusta, le paga con mal al bueno y con bien al malo. La vida humana es loca o la dirige un loco”. Sobre esas locuras gobierna Dios.
8:15
“Alabé el placer”. A veces no habla como un filósofo sino como una persona práctica. Retuércete el entendimiento y lleva estos pensamientos por el camino de Cristo. ¿No hay nada mejor que comer, beber y divertirse? (Isa. 22:13). ¿Y la religión qué?
La única aguja náutica segura
Ecle. 8:17
“Y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla. “… “Y vi toda la obra de Dios, aunque el sabio diga que la conoce no puede descubrirla”. Si esas palabras se conectan con las anteriores, quieren decir entonces que la vida es incomprensible; pero presumo que su autor se refiere a dos cosas, la realización de la vida y el propósito de ella. Dos cosas sumamente difíciles de alcanzar y de comprender; nada fácil aunque algunos lo afirmen. Se refiere a la meta de la vida; siempre queremos llegar un poco más allá porque pensamos que podemos hacer más. Pasamos por medio de muchas cosas simples sin alegrarnos con ellas, sin disfrutarlas porque vamos persiguiendo un ideal, un sueño y una quimera. Nos damos cuenta entonces que no hizo falta ir tan lejos ni caminar tan apurados para ser felices. Mira tú, las aves, las flores, el sol y a Dios si puedes, y disfrútalos. Si fuéramos más sencillos entenderíamos mejor la vida.
Lo otro que me parece que enseña es el propósito de la vida; él afirma que el sabio estudioso no logra descubrirlo y que todos sin excepción vivimos engañados por falsos ideales y suposiciones de cuál sea el rol que tendremos en esta tierra, porque lo que deseamos y lo que podemos no parecen ir parejos. La única aguja náutica segura es la vocación divina, la inescrutable voluntad de Dios.
9:1
“Que sea amor o sea odio no lo saben los hombres”. No siempre sabemos cómo sienten exactamente los otros hacia nosotros, si amor u odio. El trato de ellos es complejo y a veces equívoco.
Ecle. 9:2
“Acontece lo mismo al que sacrifica como al que no sacrifica”. Al que cree en Dios y al que vive negándolo. Accidentes, enfermedades, etc. Eso es verdad en el sentido general; hay sin embargo muchas experiencias con la providencia para pensar en un trato especial de Dios y que trae misericordia.
Ecle. 9:4
“Mejor es perro vivo que león muerto”; según es por el hecho de vivir; pero si uno vive como un perro ¿de qué vale estar vivo? A no ser la mascota de Caifás. No todos estarán de acuerdo que es mejor vivir como un perro que estar muerto. A Herodes también le llega su hora y no podrá buscar la muerte del Niño, y el otro decapita al león, “el bautista”, pero a él le llegará su turno, y aquel valiente rey de la jungla muerto es mejor que el perro villano.
Salomón pensó que la muerte era un cero
Ecle. 9:4-6
“Porque los que viven saben que han de morir”. Ve, primero, los graves pensamientos que Salomón vierte con respecto a la vida. Está llegando al final, no se le nota mucho miedo pero sí una gran desilusión. Así arriban al final los que han gastado sus vidas, importantemente pero carnalmente sin hallarle sentido eterno. El pobre Salomón tuvo que haber sufrido con el hecho que se iba a morir. Hay hombres que viven incorrectamente y mueren equivocadamente. Se llevan el odio y la envidia a su tumba, tienen toda la vida para perdonar y olvidar y no lo hacen, cargan con ese peso por largos y numerosos años y así se hunden en sus tumbas. Tienen toda la vida para quitarse la envidia que sienten, por la bendición de Dios, pero viven y mueren envidiando a sus hermanos y vecinos. Vivieron y murieron erróneamente. Tomó su filosofía, su sabiduría y quiso penetrar el misterio de la muerte y no pudo, la investigó, la denunció, no la llamó atroz pero la nombró como una vanidad y expresó en contra de ella toda su frustración y desilusión. Esa es la palabra, “vanidad”, que encierra algo sin propósito estable, ridículo, pasajero y frustrante, y como ya se ha dicho, muy cercana al cero.
9:6
“Todo feneció ya”. Según Salomón cuando la lápida cae sobre el cadáver allí se queda para siempre, todas las puertas están cerradas para volver, no hay retorno porque Salomón no vivió en la era de los apóstoles ni supo sobre la resurrección de Cristo. Gracias Señor porque has sacado a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio (2Ti. 1:10). Pero hay hombres que se llevan el odio y la envidia a la tumba, tienen toda la vida para perdonar y olvidar y no lo hacen; para recibir bendición de Dios y no la reciben.
Prefiere el gusto de Dios y pasa por alto los comentarios
Ecle. 9:7
“Tus obras ya son agradables a Dios”. Se pudiera traducir “ya Dios te aceptó” “Dios te ha aprobado” “ya Dios está contento contigo”. Si ya está reconciliado ¿por qué dice que las obras ya son agradables a Dios? Porque después de reconciliado, justificado, no antes, es cuando sus obras son agradables a Dios. El sacrificio de los impíos es abominación a Dios (Pro. 15:8; 21:27). Ejemplo: Caín, Dios lo mira a él primero y después a su ofrenda. Nadab y Abiu. El altar es el que santifica la ofrenda, no el oro al altar (Mt. 23:17). Los pecadores tienen que ser santificados por Dios antes de ser recibidos (Ro. 15:16). La circuncisión que vale es la del corazón (Ro. 2:29; Ga. 5:6; 6:15). Una cosilla más. Si Dios ha aprobado tus obras, si le son agradables ¿qué te importa lo que a los hombres que no les gustan digan? Prefiere tú el gusto de Dios y pasa por alto de los hombres sus comentarios.
La justicia de Cristo es una ropa de gala
Ecle. 9:8
“En todo tiempo sean blancos tus vestidos”. ¿Quiere decir que elegante en todo tiempo? ¿Vestirse perennemente de blanco? (Como hacen algunos hermanos siguiendo al pie de la letra Apc. 7:9,13). Quiere decir en todo tiempo ser santo, vestido como escogido del Dios como signo del evangelio y constantemente dirigido por el Espíritu Santo. Nunca te falte la unción en lo que hagas. En el oriente lo mismo que entre nosotros la ropa blanca es símbolo de pureza. En tiempos de Salomón los cantantes en el templo se vestían de lino blanco (2Cro. 5:12). Mardoqueo fue honrado por el rey Asuero (Est. 8:15). Los ángeles se visten de blanco (Mr. 16:5). Y los santos en gloria también se visten de blanco (Apc. 3:4,5,18). La justicia de Cristo es una ropa de gala, y con ella somos justificados.
Ecle. 9:9
“Goza de la vida con la mujer que amas”. Mira este consejo matrimonial: disfruta a tu esposa, cuídala como a ti mismo, embellécela, haz que luzca elegante ¡es tu señora!; sueña con ella, cultiva y aspira su belleza. Dale alguna caricia, pero no en público (Ge.26:8).
Artritis y Óxido
Ecle. 9:10
“Todo lo que vas hacer hazlo según tu fuerza”. Indudable es que a Salomón no le ha sido revelada la resurrección del cuerpo y la supervivencia del alma. Pero con todo, la idea es hacernos pensar en ultratumba y hacer todo lo que pueda antes que nos llamen a juicio. A veces no se hacen las cosas como uno pudiera hacerlas, no alcanzamos la fidelidad de aquel a quien Jesús dijo, “buen siervo…lo que tenías que hacer eso hiciste”. No es bueno quedarse, por negligente, por debajo de lo que se puede. Y la fuerza que a uno le sobra ¿qué hará con ella? Los pensamientos de los sabios “tienden a la abundancia” (Pro. 21:5). Una traducción literal pudiera ser “los pensamientos, o los planes, los proyectos, del activo tienden a la ganancia”; pero ¿qué gana la inactividad? Artritis y Óxido.
Ecle. 9:11
“Que ni es de los ligeros la carrera”. Es cierto que cualquiera fracasa, y cualquiera triunfa, a cualquiera le pasa cualquier cosa. Pero a nosotros los que creemos en Cristo lo que nos pase nos sucede con misericordia y no se aparta el amor de Dios de tal situación. La tristeza que es según el mundo es para destrucción pero para nosotros es según Dios para edificación. Y en cuanto a la carrera, si no se podemos ser ligeros como otros, “corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús” (2 Ti. 4:7; He. 12:1).
Ecle. 9:12
“Cae de repente el tiempo malo sobre ellos”; un súbito cambio, inesperado, la rueda de la vida gira de pronto y en un santiamén todo queda patas arriba y trastornado. Señor, que tenga fe para enfrentar los cambios súbitos y conformarme a ellos, asimilar con madurez las cosas malas y sin nerviosismo decir con Jesús “sí Padre porque así te agradó” o con el apóstol “he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación”.
Toda la gloria del mundo cabe en un bolsillo
Ecle. 9:13-16
“También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande: una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes; y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre. Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras”. “Había una ciudad con pocos hombres en ella…”. Mira que respiro y liberación pueden venir de donde menos lo esperamos y quien no había sido notable y vivió anónimamente de repente salta al frente, como un David, y se constituye en un aclamado héroe. Nota que dice “pobre, sabio…libra la ciudad”; o sea, que nunca se es tan pobre que no se tenga para comprar un libro o leerlos prestados, para estudiar. Un hombre pobre y culto y con un profundo sentido de patriotismo y amor a su ciudad. El dinero no trae virtudes. Sin embargo la historia no recogió su nombre y desapareció en el anonimato, después de vítores, reconocimientos y aplausos. ¡Qué ingrata es la historia, qué pronto los hombres nos olvidan! Todo lo que Dios hace es perpetuo (3:14), pero no lo que nosotros hacemos. Toda la gloria del mundo cabe en un bolsillo. Dios ha dispuesto que seamos figuras intrascendentes, pero eso no significa que él no sepa quiénes somos y nos haya usado conforme a su voluntad. Murió ignorado, eso no le importó porque murió contento, disfrutando el recuerdo de su majestuosa labor.
Ecle. 9:17
“Las palabras del sabio escuchadas en quietud”; como María mientras oía al Señor. Se oye, se aprende, se estudia y se lee en quietud. Quizás por la mañana cuando los otros reposan, acompañados sólo por un sol naciente y las aves del alba (Sal. 119:147). Isaac prefería la tarde para irse a meditar al campo. Pablo se educaba con paciencia sentado a los pies de su preceptor Gamaliel (Hch. 22:3). Tener un lugar escogido para eso. Eso es la buena parte. Ten tu tiempo para meditar y leer.
9:18
“Un pecador destruye mucho bien”. Puede destruir la fe de muchos, matar la felicidad de un matrimonio, quitar la paz en la iglesia, y un pecador destruir toda una nación. Un pecado destruye mucho bien. Una versión traduce “un pecado destruye muchas cosas buenas”.
Las moscas de Salomón
Ecle. 10:1
“Las moscas muertas hacen heder el perfume del perfumista, así una pequeña locura al que es estimado como sabio y honorable”.
Hay pecados de todos los colores, de todos los sabores y de todos los tamaños. Aquí se mencionan los últimos, que como moscas desacreditan la inteligencia de una persona sabia y le arruinan el perfume de su reputación. Una “pequeña locura” dice el inteligente Predicador, una pequeña metedura de patas, lo sigue toda la vida en el recuerdo de otros y en la memoria suya. Una indiscreción inaceptable, un paso imprudente, una decisión festinada, un negocio sin pensarlo bien, una emigración sin fundamento y sin medir las consecuencias, son cosas que hechas luego se lamentan. Una mentirilla, una pequeña deshonestidad, quedarse con unos centavos de más devueltos en el mercado, mentir en la declaración de impuestos, una mirada codiciosa, hojear una revista para adultos descompuestos, un coqueteo imprudente, etc.
El asunto es que esos pequeños insectos son inmundos y contienen suficientes bacterias en sus patitas y hocicos como para arruinar el perfume de un buen testimonio, y que una persona con sabio comportamiento pierda la confianza y se disminuya su reputación, de modo que ya nadie le pida consejos ni le oiga una palabra. El honor es algo que cuesta la longitud de una vida adquirirlo, no se compra y vale mucho para echarlo por la borda con un pecado del tamaño de una mosca, ni siquiera de un elefante. Sin embargo, aquí no habla de esos insectos vivos sino de los que se ahogan cuando revoloteando sobre el aroma de una botella de perfume, y ¡ay!, cae dentro y lo que antes era una delicia aspirarlo ahora hace que se vuelva el rostro, se tape la nariz o huya de su lado. Las moscas hay que espantarlas antes que se metan en un trabajo hecho con tanto cariño y perfección. No es cuestión de escrúpulos, ñoñerías y santurronerías, sino de santidad cristiana.
Hay gente que se nos acerca que traen moscas, sobre todo en la boca, y si nos retiramos a tiempo evitamos que alguna de ellas nos pase un contagio ajeno, quiero decir un defecto, y se pose sin permiso en nuestro carácter. El cadáver de una mosca no tiene grandes dimensiones, pero pudriéndose dentro de un frasco de alabastro de gran precio, por incautos nos hace heder todo y convierte nuestra profesión, llena del conocimiento y la fragancia de Cristo, antes atractiva, afable y noble, en una personalidad repulsiva (2 Co. 2:14-15). Estas son enseñanzas que se me ocurren cuando paso un rato contemplando y examinando los cadáveres de las moscas de Salomón.
Ecle. 10:2
“El corazón del sabio está a su mano derecha”, en sentido simbólico y moral, popular, no biológico. Otra versión dice “el corazón del sabio lo guía a su mano derecha”, lo que quiere decir hacia las cosas rectas, buenas y honrosas, hacia arriba donde está sentado Cristo a la diestra de Dios (Col. 3:1). Las cosas siniestras, la humanidad suele definirlas como malas.
Príncipes sin caballos ni dinero
Ecle. 10:6,7
“Vi siervos a caballos y príncipes como siervos”. ¿El caballo hace al jinete? Quién hace al hombre sabio, ¿su cátedra? Oh no, corazón, la necedad puede estar alto pero es la necedad (Mt. 23:2, 3). Un hombre puede ser superior en cargo pero inferior en alma. El hábito no hace al monje. Hay que conocer el lenguaje de la Escritura y en qué sentido habla. Príncipe realmente no es el que lo es por nacimiento, según Dios, sino por su conducta, por su forma de ser, por su pensamiento. Hay quienes nacen príncipes pero son plebeyos. Lee lo que dicen los periódicos de sus escándalos familiares y veras que tengo razón. Otros nacen en pesebres pero son príncipes. Habla de nuestro Señor Jesucristo. Otros son ricos porque tienen mucho dinero, pero no lo son en el sentido verdadero, en lo que hace realmente afortunada a una persona, en amor, paciencia, perdón, generosidad. Esaú también tenia mucho dinero y poder. Mardoqueo sentado a la puerta del palacio real es más príncipe que Amán a caballo. Los apóstoles eran verdaderos príncipes y no tenían ningún rango ni distinción en este mundo. Jesús, no era más que un carpintero sin embargo era todo un Príncipe.
Ecle. 10:11
“Si la serpiente muerde antes de ser encantada de nada sirve el encantador”. Ya ¿para qué? Si el pecado te daña de nada te sirve tu habilidad. ¿De qué te sirve tu conocimiento si la Serpiente Antigua te muerde el testimonio? Es mejor precaver que tener que lamentar. La serpiente no se encanta, se le aplasta con el calcañal (Ge. 3:15), debajo de tus pies, se le resiste para que huya de ti (Ro. 16:20; Sgo. 4:7). Si por accidente te muerde, sacúdela en el fuego del infierno (Hch. 28:1-5). No es fácil encantar al diablo pero le encanta verte encantado, abobado con una de sus ilusiones.
10:15
“No sabe cómo ir a la ciudad”; y si se cansa tanto es que además de necio es haragán. El Targum dice que no aprende ni siquiera el camino, supongo que lejos y complicado, para ir a donde se hallan los hombres sabios, en la ciudad. ¿O será que no quiere pagar el pequeño precio que cuesta la instrucción? Y aunque vaya, quiere decir, no sacará ningún provecho de palabras incomprensibles, porque es tonto. Eso mismo, cuando los impíos visitan la iglesia y oyen a un brillante expositor de la Biblia. No se enteran de nada.
Ecle. 10:18
“Por la pereza se cae la techumbre”. Y tiene goteras la casa. Es mejor subirse al techo, arreglarlo, que poner una vasija debajo para recoger el agua. Arregla tu casa, preséntala limpia y bonita a tus amigos, que no tengan reparo para comer contiguo en tu mesa. Del mismo modo, arregla tu vida, tu casa espiritual.
Ecle. 10:19
“El dinero para todo sirve”. Dijo Salomón. Quiere decir literalmente que “atrae la atención, responde a todo, canta a todo”, etc. Hace cantar a cualquiera y es una buena respuesta. Nada es más atractivo porque con él se consigue lo que quiere, para nobles obras como pagar los impuestos del templo, socorrer a las viudas y pobres, comprar alimentos, ungüento para Jesús, una sábana, pagar un alquiler en Roma donde se predica el evangelio o hacer banquete con esplendidez y bajar al infierno, o vender a Jesús y por supuesto el alma. El dinero no es el culpable de todos los males del mundo sino el amor que se le tiene (1 Ti. 6:10).
No queremos gobiernos que nos programen la vida
Ecle. 10:20
“Ni en tu pensamiento digas mal del rey”. Sé que cuando los tiempos son peligrosos el prudente se calla la boca y no manifiesta su desacuerdo con el gobierno (Am. 5:13); pero no siempre. Es peor la mordaza en la boca que el cuchillo en el corazón. Si uno no protesta y procura hacerse libre, más será la opresión. El que no ama su libertad y la de sus hijos ni la procura, no la merece. De quien único no se puede pensar mal es de Dios. Si el rey es malo, quiero decir el gobierno, hay que cambiarlo. Como se pueda. Si no con pólvora entonces con gritos. Hoy hay medios para hacer que un grito llegue muy lejos. Y que lo oigan los compinches de los abusadores, dentro y fuera de su reino. Siempre los que tienen dinero tienen el poder. A veces se rodean de canallas y delatores que por un bajo precio descubren disidentes, subversiones y patriotas. Mas no son omnipotentes ni omniscientes, y sí pensaremos cómo derribarlos o cómo huir de sus dominios y ponernos fuera del alcance de sus tiranías y donde hablemos alto nuestras verdades para que la opinión pública la oiga. Exigiremos ser libres, decir lo que pensamos, escribir lo que opinamos, viajar donde queramos, poseer lo que podamos, vestirnos como seamos capaces y comer lo que nos guste. No queremos reyes que vilmente llevan la espada, ni gobiernos que nos programen la vida. Señor, gracias por nuestra libertad, gracias por nuestra democracia, a pesar de ser defectuosa y con políticos corruptos.
Dos necesarias virtudes para evangelistas
Ecle. 11:1
“Echa tu pan sobre las aguas y después de muchos días lo hallarás”. Algunos interpretan esto con respecto a la hospitalidad o generosidad hacia el prójimo, en relación con las palabras del versículo siguiente (v.2). Si fuera así se trata de compartir el pan con aquellos que el NT dice que no pueden retornar el favor (Luc. 14:13,14; He. 13:2). Otros, y es lo que he oído desde antiguo, piensan en el sembrador que espera que llegue la lluvia para depositar la semilla en los surcos, la preciosa semilla de su cosecha y alimentación, con la esperanza que el fruto retornará (1Co. 9:10). Y ese parece el sentido a juzgar por los vv.3-6; “si las nubes fueren llenas de agua sobre la tierra la derramarán…”. Fíjate que no antes que lo hayas hecho sino "después"; hazlo por el Señor, siembra sus semillas. Luego una larga espera, "muchos días". Debes tener paciencia; la oración y la espera son dos grandes lecciones del evangelismo; depende de la semilla y del terreno. Las semillas son buenas, el terreno varía. Si quien da el crecimiento a la semilla, que de por sí lleva vida, no lo da, tal vez me de alguna explicación por qué no lo hace, por qué limita mi trabajo, pero si no responde mi petición por el crecimiento de la siembra y la cosecha es pobre, posiblemente sea porque ella algún día llegará a quienes produzcan fruto. Esa es mi esperanza.
Ecl. 11:3
“Si las nubes fueran llenas de agua sobre la tierra la derramarán”. Ora por esas nubes para que el Señor las envíe, como Elías lo hizo y con muchos ruegos las fue arrastrando hasta donde se negaba depositar su preciosa bendición (1 Re. 18:41-45). Y si no llueve como quieres y la siembra lo necesita, pídele la tardía y si no la envía ruégale para que descienda el rocío, tal vez con ello basta y nazca. Dice el Eclesiastés que nadie podrá levantar un gran árbol que fue derribado, sólo Dios puede levantar a uno que ha cometido pecado. Si conoces alguno ora por él; los brazos de Dios tienen mucha fuerza y pueden alzarlo y sembrarlo de nuevo. (Ro. 11:23).
No debes anticiparle una derrota al Espíritu Santo
Ecl. 11:4-6
“El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará. Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
Es uno de los mejores textos de Salomón. Muy propio para nuestra labor de sembradores de la preciosa semilla. Consejos para sembradores. Si miras las condiciones del alma, sus lamentos y pasiones, dobleces y vicios, no sembrarás la simiente preciosa de la palabra de Dios ni cosecharás sus preciosos frutos. No debes anticiparle una derrota al Espíritu Santo porque tú no sabes cómo él trabaja; si miras las circunstancias y observas los tiempos desfavorables y la dureza de los corazones, te desalientas y no crees, y por ende el Señor no puede hacer ningún milagro con tu testimonio; observa no el viento sino a Dios, mira a sus promesas; es del Señor el resultado y no tuyo. Tú ignoras la obra de Dios; tú no sabes como Dios regenera a un pecador y como “crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta” o mejor dicho, “el viento sopla de donde quiere y oyes su sonido pero no sabes…” muchas cosas de él (Jn. 3:8); sabes que es por la Palabra y por el Espíritu pero el trabajo de ambos es incomprensible. Ora con fe y trabaja con fe, aunque no sepas cómo se hace, el que lo hace sabe cómo hacerlo. El v. 6 quiere decir que exhortes a tiempo y fuera de tiempo cuando hay esperanza y cuando no la hay (2 Ti. 4:2,3).
Ecl. 11:7
“Bueno es para los ojos ver el sol”. Esas palabras son apropiadas para los que han estado enfermos y confinados por mucho tiempo y para aquellos que siendo ciegos ven por primera vez la suave luz del Sol de Justicia. ¡Qué hermosos son los rayos de la salvación! (Mal. 4:2). Los ojos de la carne no pueden ver a Dios, y si el fulgor los encuentra se quedan ciegos por un tiempo (Hch. 9:1-8; 18). Luz al final del túnel, ya se ve.
Joven y engreído
Ecl. 11:9,10
“Alégrate joven en tu juventud”. Estas palabras irónicas son dirigidas a un joven, a quien ya se ha exhortado para que se arrepienta, y persiste en la vista de sus ojos y en los caminos de su corazón. Si no oye de otro modo, vale emplearle con ironía porque no quiere arrepentirse, no desea renunciar a sus pecados, desprecia la exhortación del Predicador y es como si le dijera: “Bien, ya no tengo más palabras, me desmayo ante tu frialdad, mis palabras no han podido penetrar tu indiferencia, tu incredulidad se ha opuesto a todas las palabras de fe que te he hecho oír, has resistido al Espíritu de gracia, has endurecido tu cerviz, todo lo que te he dicho se ha ahogado en las espumosas olas de tus pasiones, no he podido arrancar de tu corazón tu amor al mundo, deseas continuar caminando en los caminos de tu corazón y no por la palabra de Dios, como así lo has querido, prepárate para dar cuenta a Dios por tus acciones, te aviso que te espera el juicio final, y a Dios que ahora me es testigo de lo que te he dicho lo tendrás como juez”. Joven y engreído.
Ecl. 12:1-8
De acuerdo que si eres joven y saludable, disfruta esa edad con la bendición del Señor, pero acuérdate de Cristo antes que envejezcas. No siempre serás joven. No digas, "tengo que aprovechar mi juventud antes que me vuelva viejo" "tengo que pecar antes que no pueda hacerlo".
Poco a poco se va dejando de ser lo que se fue
Ecl. 12:2-8
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud”. Es el patético cuadro del envejecimiento y el anuncio de la muerte o quebrantamiento del cántaro junto a la fuente. La pérdida de la visión, las manos temblorosas por la edad, el miedo a las caídas, los dientes que se van cayendo y las muelas gastándose, y poco a poco se va dejando de ser lo que se fue y ya no será más, y se estremece uno con el pensamiento del camino a la disolución; y se recuerdan muchos funerales a los cuales se ha asistido, y los endechadores llorando los muertos, y pronto, anciano llorarán por ti. ¿Y qué? ¿Dónde están todos tus afanes y enojos, y avaricias y ansiedades, y gozos, y fortuna, y títulos? Vanidad. Ya no eres joven, llora tu piel ahora plisada, la escasez de cabellos, y vive ahora, sin honor tu insignificancia. Prepárate para el encuentro con tu Dios.
Ecl. 12:5
“La langosta una carga”; la LBLA traduce que “se arrastra como una langosta”, haciendo referencia a la pesada movilidad de ese insecto. La diferencia de traducción pudiera tener esta explicación “el significado puede ser que como la langosta que tiene poco peso resulte una carga para el anciano o que ya que se comía en Judea pudiera ser una carga para el estómago del frágil viejo; y otro significado puede ser que ella con sus brazos y patas torcidas es semejante al hombre de avanzada edad con sus miembros debilitados, encorvada la espalda y que encuentra incluso difícil andar” (J. Gill).
Ecl. 12:9
"Hizo escudriñar" (ponderar), es un gran logro porque la mayoría oye pero no estudia. Si un predicador logra que lo escuchen con atención ya eso es bastante pero si logra interés y que después que se han ido continúen examinando e investigando, como los antiguos bereanos, lo que habló, es mucho más. Los que escudriñan la Biblia podrían hallar en ella la vida eterna (Jn 5:39).
Ecl. 12:10
“El predicador trató de encontrar palabras agradables”. ¿Agradables? Es mejor, aceptables, valiosas, importantes, porque su tema fue real, pero triste. Si has hablado continuamente sobre la muerte y concluyes con la triste descripción de un anciano, ¿a quién agradó lo que dijiste? Si uno puede predicar cosas importantes y agradables de escuchar, por la forma y cómo se dicen, es entonces un gran Eclesiastés como Jesús a quien aun “lo común del pueblo le oía de buena gana”.
Recomendaciones para pastores predicadores
Ecl. 12:11
“Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor”. Hay variaciones en las traducciones del texto. Lo más literal, he averiguado, sería: “Las palabras de los sabios son como aguijones y como clavos hundidos las que dicen los maestros de las colecciones, dadas por un pastor”; me supo difícil la traducción de “colecciones de hombres”, esto es, congregaciones. Ese pastor pudiera ser el Maestro de todas las colecciones de dichos y proverbios, y que él personalmente supervisa la instrucción de los otros maestros, filósofos, estudiantes, que aprenden y enseñan a los demás. Homiléticamente quedaría así: (1) busquen palabras agradables pero que sean importantes y aceptables sin género de dudas, no enseñen incertidumbres, (2) que los pensamientos que lleven vuestras palabras sean penetrantes como clavos, eviten vagar, generalidades y clávenlas, con la ayuda del Espíritu, hasta lo más hondo del corazón (3) sean maestros que dominen todas las colecciones, versiones sagradas, libros importantes, manuscritos, de modo que estén bien informados y sean “escribas diestros en el reino de los cielos” y que “trinchan bien la palabra de verdad”. Si no son constantes y maestros de colecciones no podrán enseñar bien a los discípulos (4) enseñen con un espíritu y tono pastoral. Las palabras de los pastores se distinguen de las que dicen otros que son comentaristas, músicos o maestros, en que son más sabias, salen de las experiencias que evoca la gracia y la misericordia de Dios, están sazonadas con la gracia y la sal de Dios, las dice el Espíritu Santo y se recuerdan permanentemente; son como bálsamo, sanan, tienen más poder que las ideas fijas, acallan las tempestades de la conciencia y enmudecen sus alaridos; después de oírlas hay gozo y se duerme tranquilo. El Gran Maestro de todas las colecciones es nuestro amado Rabí, Jesús, quien nos ha dado “la unción del Santo” que nos enseña, y él es a su vez el mejor de todos los pastores, “el buen pastor”, el Pastor de las ovejas.
Yo quisiera que todos los eclesiastés del evangelio fueran pastores, que vengan con sus verdades como aguijones para exhortarnos, como clavos para crucificar nuestras pasiones, y con el amor y la comprensión de sus corazones pastoriles, de muchos años enseñando a las iglesias.
Ecl. 12:12
“El mucho estudio fatiga”. El mucho estudio será fatiga del cuerpo pero no del espíritu; una fatiga santa y provechosa para que no se oponga al Espíritu. Suele refrenar sus pasiones el que se consagra a los libros, busca y entiende placeres espirituales superiores. Quizás no haya tiempo para escribir muchos libros, tal vez algunos, para la gente que le gusta escudriñar lo haga (v. 9). Sí tiene fin el estudio, expresar a Dios el amor con las fuerzas de “toda la mente”, como exige el primero y gran mandamiento.
Ecl. 12:13
“El fin (conclusión) del discurso es: teme a Dios”. El fin de la sabiduría, del estudio y la investigación es temer y adorar a Dios. Niégate a ti mismo y guarda los mandamientos de Dios, ese es "el todo", lo realmente importante, lo único necesario para la salvación del hombre.
Ecl. 12:14
“Dios traerá toda obra a juicio”. Lo que se sabe y lo que no se sabe será descubierto y juzgado por Dios en la presencia de sus ángeles y santos, y demonios. Todos sabrán que Dios es justo. (Leer 1 Ti. 5:24; 2 Ti. 4:1).
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