No hay que pedir corazones más dóciles sino más poder
1 Co. 1:23,24
“Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios”.
¿Tú dices quiénes van a creer? “Unos hacen una objeción, otros se excusan, unos reclaman una condición, otros, otra. No hallamos gente apropiada para el evangelio, no vale la pena, el cristianismo no es para los hombres de esta generación, tiene que nacer otra clase de gente con corazones más dócil, inclinada al evangelio, deseosa de creer, mejor dispuesta, o de lo contrario la iglesia fracasará en su misión”. Esa decepción no proviene de la fe. Revela un concepto pobre de quién es el Espíritu Santo, el poder de Dios y de la sabiduría de Dios. El evangelio es convincente y la predicación bíblica es convincente. Los llamados se convertirán. Cuando los judíos o los griegos rechazan nuestro llamamiento es que es nuestro llamamiento. Los que Dios llama no resisten su llamamiento. Nuestro llamamiento no es todo sino el llamamiento de Dios. ¡Oh Dios, llámalos!
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