MIS NOTAS SOBRE Ge. 1-1:-Ge. 50:26
¿Puedes imaginarte a Dios, el Único, el Creador del universo? Es inimaginable, pero yo me lo imagino por sus hechos, primero que todo bello, noble, delicado, paciente, unas veces serio y otras sonriente, cuando mira a sus ángeles escogidos y la efectividad de la obra de gracia salvadora abriéndose camino en el bajo mundo humano, y serio, no preocupado por la superlativa necedad de los amantes del pecado. Su gloria es bella y mucho más donde brotan sus ideas y van saliendo hacia acá sus sabios propósitos. La Biblia es bella, interesante, habladora de cosas hermosas, contadora de las terribles, de la seriedad divina que hace lo que tiene que hacer y corta por lo sano cuando tiene que hacerlo y deja sus marcas en indómitos y obedientes hacia los cuales fluyen sus juicios y sus piedades. Pero todo eso que estoy diciendo, mejor dicho, escribiendo, ya es agua pasada y forman parte de un veterano que conoce las guerras de Jehová y aunque herido en sensibles lugares, da su experiencia que la fe en Dios es un indispensable ingrediente en las buenas filosofías que relucen majestuosas mezcladas con las feas vestiduras de los locarios malpensados con huecas sutilezas y picardías (Col.2:8). Los pensamientos no se imponen, se le ofrecen al sentido común. Bien ciegos son los ojos que no ven a Dios.
En el año mil novecientos sesenta y cinco sucedió lo siguiente: El impuesto ateísmo marxista comenzaron a enseñarlo en las aulas de toda Cuba, desde los párvulos hasta los universitarios, y por conciencia natural, no por doméstica educación religiosa, empecé a disentir con el profesor de darwinismo que le pagaban para que lo enseñara. Un compañero de clases empezó tímidamente a apoyarme en mis discusiones con los políticos del centro educativo y me suministró algunos libros que utilicé para arrogantemente triunfar sobre las ideas marxistas, agnósticas de aquellos profesores. Me documenté tanto en eso de evidencias divinas en la creación del mundo que casi podía demostrar la existencia de Dios que para mí era obvio que alguien tuvo que hacer todo lo que veíamos y éramos. La idea de que la naturaleza surgió espontáneamente por sí misma me parecía increíble, más que aceptar que Alguien la había hecho, con sus muchas leyes y perfecciones. Aunque toda aquella cantidad y bien intencionada literatura no me aumentó ni un grano de mostaza la fe, creía con la cabeza y dudaba con el corazón. Leí con avidez un libro titulado Pruebas Tangibles de la Existencia de Dios, y otros por el estilo.
De todos modos, dentro de los veinte alumnos que formábamos el grupo del último año yo era como una molesta espina ideológica o teológica, sin pertenecer a ninguna denominación cristiana, a no ser con la pila bautismal católica, un aguijón para los tutores marxistas. Empecé a caerles mal, buscaron ayudas con tres militares y vestiditos de verde oliva me entrevistaron en el plantel de enseñanza y me advirtieron que si no cambiaba mis ideas, que le dijera adiós a mis proyectos universitarios. Y como yo persistía en creer lo que me parecía obvio, determinaron cortar por lo sano y enviarme para el destierro de mi población, por tres años. Implementaron el castigo con el servicio militar. De los antiguos compinches de mi vida carnal me olvidé por completo, y sin esfuerzo alguno salieron de mi vida como si nunca hubieran existido porque yo iba rumbo a ser otro hombre, sin darme cuenta.
En un tren larguísimo, abarrotado de jóvenes víctimas, llegamos a la ciudad de Pinar del Río. Yo llevaba las lágrimas en la punta de los ojos, porque no le iba a reír la gracia a los militares sinvergüenzas que cumplieron su amenaza, de no dejarme continuar mis estudios en la universidad, si inmediatamente y sin demora, de un solo golpe, borraba del mapa mi idea de Dios y la osadía de asistir a una iglesia bautista. Desde allí en camiones militares nos transportaron a toda velocidad, por la repleta de peligrosas curvas, carretera Luis Lazo, donde uno se volcó y desparramó el contenido de muchachos hacia la carretera y las cunetas. Muchos salieron maltrechos, brazos y cabezas rotas, y un pobre desgraciado con la columna vertebral quebrada, que tuvo el aliciente de que lo devolvieran a casa por no servirles para soldado.
Recuerdo que se sonreía muy contento porque no tenía que pasar esos tres odiosos años haciendo lo que no quería y obligado a pensar de forma distinta. Parecía no darse completa cuenta que la ventaja de marcharse en esas condiciones no era muy grande comparada con el daño permanente que tendría en su cuerpo, y la vida inerte que para siempre le esperaba. El propósito de trasladarnos para Guanito fue convertirnos en maestros del socialismo. El curso estaba programado para unos ocho o nueve meses. Confieso que me fue facilísimo aprender a explicar cosas; entrenamiento que me fue útil para enseñar doctrinas opuestas en la iglesia a la que aquellos militares profesores enseñaban. Nos numeraron a todos, a mí me cayó el número 24, y a mi lado, el 25, estaba mi amigo Ricardo Bosque Almeida, sobrino de un comandante de la revolución cubana. Nos ponían por la mañana en filas, y teníamos que estar un buen rato rectos e inmóviles como postes, mientras nos registraban palpándonos de arriba abajo, buscando no sé qué y sospechando no sé qué cosa. En uno de los bolsillos yo tenía un pequeño libro. Cuando el sargento lo notó y lo apretó me preguntó que qué era aquello, y le respondí lo que era, un Nuevo Testamento. Y me dijo ¿qué es eso?
En el grupo había un negro un poco más alto que todos nosotros, creo que se llamaba Lázaro, que sin ton ni son le daba por correr alrededor de los edificios con un paso bastante largo y a mucha velocidad, y mientras nos cansábamos de mirarlo él no daba ninguna señal de agotamiento. Entonces pensamos que, por sus escondidas prácticas de religión africana, adquiría cierta fortaleza sobrenatural que no tenía su cuerpo natural. El asunto es que no hacía caso a los jefes para que parara, y decidieron que como no podían echarle fuera el demonio, lo echaron a él, que recogió campante sus cosas y se fue.
En aquella unidad algunos reclutas y unos cuantos cabos y sargentos formaron un grupo musical con la esperanza que los invitaran a otras unidades y poder escaparse un poco de la suya, y además tenían por causa de sus prácticas, la ventaja de quedar excluidos casi completamente de gran parte del reglamento de la unidad. En todos los meses que estuve en ese campamento sólo los escuché ensayar repetidamente una sola canción cuyo estribillo decía, o al menos el que yo recuerdo, “como el agua del torrente que no tiene paradero”. Había un sargento, que no era el peor con nosotros, sonreía de vez en cuando y no nos regañaba nunca, que tenía el macabro placer con todos los perros vagabundos que se atrevían a registrar en la basura del comedor, si podía atraparlos, los ahorcaba. Nada de envenenarlos ni de ahuyentarlos con golpes, los ejecutaba. Un día gris que parecía que estaba aburrido de ahorcar perros, se ahorcó él.
Eso después me lo contaron, cuando nos juntamos los conocidos para hacer resúmenes de las vidas de los jefes. Entonces saltó a colación lo que hacía el macabro sargento, y como la justicia divina, o vaya usted a saber si no fue el diablo, el que le sugirió que experimentara con su cuello lo mismo que les había hecho a los desdichados animalitos. En la escuela, aunque no era más que el año 1965, había pocos religiosos confesos, ocho en total, incluyéndome a mí. Dos eran presbiterianos que jamás me presentaron a Juan Calvino. Otro era católico practicante, hermano de un miembro de la iglesia bautista de Colón, que había sobrevivido a una enorme operación del corazón, al menos por un buen tiempo hasta que murió, todavía joven dejando viuda a una bonita joven mujer, y unos cuantos niños bien educados.
Pues el hermano de ese formó parte de la pequeña iglesia que teníamos, y después me enteré de que, junto con otro amigo mío, un hermoso ejemplar de negro fino, cuyo nombre era Lino, habían decidido dejarse de tanta religión y hacer las paces con el club de jóvenes proselitistas ateos. De los otros no me acuerdo de sus caras ni de sus nombres, supongo que porque no tenían mucho significado espiritual ni llamaban la atención por algo fuera de lo común. Parece que a Lino le pidieron que me ayudara en cuanto a la ideología, ya que él había hecho un buen tránsito sin mucha resistencia ni molestia, y conocía el camino de la apostasía mejor que nadie. Lino me dijo una tarde muy serio que tenía que hablar conmigo, que yo sabía para qué. Pero sospechando la inutilidad de su esfuerzo y que se expondría a mis preguntas y asombro, se terminó el curso y nunca me llamó a conversar.
En efecto, el entrenamiento para ser maestro terminó y se graduaron todos menos uno, yo. No porque quise, porque de buena gana si me dejaban enseñar ciencias o letras sin ideología, hubiera aceptado; pero eso ellos no lo querían, y por lo tanto todos los demás se fueron felices a diferentes regiones a impartir clases y pertenecer a la privilegiada categoría de maestros en alguna unidad militar. Y al muchacho que ahora cuenta la historia, decidieron trasladarlo desde el ejército para la marina de guerra, y para allá se lo llevaron. Recuerdo que me sacaron y me llevaron a otros lugares, pero parece que nadie quiso hacerse cargo de mí y tuvieron que conformarse con el consejo que me dejaran terminar el curso y luego ya verían que ruta me harían tomar. Una de esas fotos fue tomada en una las calles de Guanito, en la provincia de Pinar del Río. La otra, ese edificio que parece abandonado se corresponde ahora a un hospital para locos, lo que, en otro tiempo, en 1965, era un bonito edificio de varios pisos, para gente tuberculosa. En este sitio fue donde vi por primera vez, expuesto en una urna de cristal, un pulmón abierto por la mitad para mostrar la costra de nicotina que le había pegado su difunto propietario. La otra foto es una estrecha visión del bello valle de Isabel María, situado detrás de la unidad militar donde nos alojaron, adornado con flores, pájaros, y casas con guajiras bonitas.
Valle Isabel María Guanito Hospital de tuberculosos
GUANITO, en la occidental provincia de Pinar del Río, fue decisivo para mi nacimiento espiritual. Llegué allí castigado por mis creencias con el propósito de lavarme el cerebro de ideas religiosas. Si no habían podido sacarme mis convicciones naturales sobre la existencia de un ser supremo, por las buenas, entonces habían probado por las malas. Me sentía desafortunado y solitario. Mis creencias religiosas se tambaleaban, no precisamente por los vientos marxistas ni el miedo político, que no sentía alguno, sino por algo que desconocía, la diferencia que hay en creer y tener fe, aunque ambas tienen imitaciones casi idénticas. Me sentía desdichado, estaba triste, solitario como una paloma silenciosa en lugar muy distante (Sal. 56:1). Había sido echado allí por la voluntad de Dios y el tiempo traería sus explicaciones. El único antiguo conocido que sabía dónde había ido a parar era Dios, al que quise defender y perdí. Ellos creían, con fuerza y marxismo que me matarían a Dios y mi fe en él. Y si así fue, yo estaba dispuesto a morir los dos juntos. Primero me matarían a mí y mi fe y luego se encargarían de él. Cuando quisieron matar a mi Dios, enviaron a Carlos Roberto Darwin, que después de hablar conmigo enrolló sus papeles sobre la evolución de las especies y me dejó su Biblia, leyendo Génesis uno, dos y tres; y le dijo a Marx y a Engels que se largaran que yo no evolucionaría. Y se fueron dejándome con mis pruebas tangibles de la existencia de Dios. Pero entrando de nuevo a Guanito, la misteriosa, incomprensible providencia divina que ellos desconocían continuó con su programa, y salí de aquella crisis con el corazón palpitante de gozo y dando brincos de libertad.
Una mañana cuando pude me retiré sólo fuera de los edificios de la unidad militar. Me llevé mi Nuevo Testamento y me senté solitario y ensombrecido, más triste que un difunto, junto a un pequeño arroyo, sin fuerzas para orar y menos para creer. Vino a mi memoria todo lo que me había pasado y me examiné a mí mismo, y empecé a llorar porque me sentía que estaba padeciendo por nada y había perdido lo que más quería por un puñado de cosas inexistentes. Agonizando en mi desesperación con mis ojos bien abiertos mirando los altos pinos le dije a Dios “oh, Dios, aquí estoy, y lo he perdido todo por afirmar que tú existes, sin embargo, no creo en ti”. Me levanté de allí al instante creyendo, como un milagro. No confesé ningún pecado de los muchísimos que había cometido, sino mi incredulidad, cuando le dije al propio Dios que no creía en él. Allí me convertí en otro. No oí ninguna voz, no se me apareció ningún ángel, no me leyeron ningún texto bíblico. Desesperado, decepcionado, le dije a Dios que no creía en él y creí. No guardé mis dudas para mí mismo ni me fabriqué una fe postiza.
Y regresé a la unidad militar dando saltos y más saltos sobre los pequeñitos pinos, ligero como la paloma de Noé, sin el peso de mis dudas en sus alas; sin más pruebas y evidencias de su existencia que la seguridad de su contacto. La fe nació por una aproximación a su divina esencia y cayó hecha pedazos la muralla de mi incredulidad. No le llamo catarsis sino honesta confesión. Mi fe no es fingida (2 Ti. 1:5), soy honesto con Dios y conmigo mismo. Dice el apóstol Santiago que los demonios no son ateos, saben que existe Dios, y él les da miedo (Sgo. 2:19). Los idiotas humanos son los que le desafían. El diablo crea idolatría, pero no adora imágenes. No es estúpido.
Las “pruebas tangibles de la existencia de Dios” valen para la apología, pero no dan fe y los intelectuales irónicos con oídos sordos dirán como los antiguos atenienses “ya, ya, ven otro día por aquí” (Hch. 17:32). El arrepentimiento había ocurrido desde que comencé a andar en los pasos de Dios. Fue algo que sin dificultad practiqué desde un principio. Rompí con todo aquello que era pecaminoso con la facilidad que el Espíritu Santo me dio, algo así como cuando uno se sacude cualquier cosa que le haya caído encima y la echa al suelo y se olvida de ella con entera facilidad y sin ningún pesar por haberla perdido. Nunca desgrané uno a uno mis pecados en confesión. El hallazgo de la fe era tan grande, el nuevo nacimiento instantáneo, que toda mi maldad fue ignorada y abandonada. La vieja vida desapareció. Yo no miraba a un Dios airado conmigo, sino a un Dios lejano, escondido y a la vez evidente en la creación, al alcance de la mano, pero remoto para aprehenderlo.
Mi única convicción era mi incredulidad, esa era mi desesperación, y lo que necesitaba era la presencia de Dios, la convicción de su realidad. Entonces empecé a leer el Nuevo Testamento y en él, y de otros libros, fui aprendiendo las doctrinas cristianas. La teología me ayudó a explicar lo que yo había experimentado. No acepté “el plan de la salvación”, fui aceptado por Dios “en el Amado” (Ef. 1:6) y comprendí todo lo que tenía que ver con mi salvación. No seguí “pasos” para ser santo y fiel. Ser cristiano es vivir en la presencia de un Dios omnipresente y omnisciente. Mi ética es una convicción de lo que no se ve.
Creí en Dios, “que le hay”, que existe, y después en Jesucristo. No fui a Cristo, fui llevado a Cristo. Me maravillé de que todo estuviera tan bien organizado y fuera tan fácil, y todavía me palpita de alegría el corazón desde que aprendí que mis pecados eran por él y en él perdonados. No por un hombre que usurpa su rol encerrado en un pequeño quiosco. ¿Cómo podrá mantener limpia su memoria y corazón oyendo tantas inmundicias? Jesucristo es mi abogado defensor y él mismo paga con su muerte mi fianza y sentencia de muerte. Quien único puede perdonar pecados. No encontré a Dios sino como dijo Agustín, obispo de Hipona, “me encontraste”. Fui llevado por Dios a Jesucristo. Mi salvador legal. He aprendido muchas cosas sobre él: “que yo andaba sin esperanza en el mundo”, la doctrina de la salvación vino después para explicar cómo, cuándo y dónde fui encontrado. Fui elegido desde antes que la tierra girara por primera vez alrededor del sol, y toda mi vida providencialmente abastecida con la gracia de Dios. Supervisada por su providencia.
En el patio de aquella unidad militar Dios me hizo cristiano y en aquel lugar también encaminó mis pasos para la puerta del seminario Bautista en la Habana no de la universidad para estudiar ingeniería eléctrica. Pasado el tiempo aprendí a leer mejor la Biblia y encontré aquellas palabras del profeta que dijo que cuando nos saliera el sol de justicia en sus salas nos traería salvación, saltaríamos como becerros en la manada (Mal. 4: 2), “mas vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia y en sus alas traerá salvación”. Bendigo ese momento en Guanito, Pinar del Río, Cuba, año 1965. Fui libre de dudas y creí, y salté de gozo como becerro de la manada, y no me lamenté más, ni seguí llorando, y allí suspiré, y sus ángeles vieron a un joven soldado vestido de verde oliva corriendo hacia el campamento como si volara con ellos. Terminado el curso me enviaron para una unidad militar y estuve en el ejército por dos años y uno en la marina de guerra y desde allí al cumplir los tres salí. Desde entonces ese Sol que es la luz de su rostro, la gloria suya brillando en el rostro de Jesucristo, que no se ha ocultado en mi vida un solo día. He tenido días oscuros y muy nublados, pero mi salvación no ha tenido ni noches ni eclipses.
La fe del joven que me llevó a la iglesia bautista, no sé de qué estaba hecha. Era condescendiente, y le huía sonriendo a cualquier peligro de apología. Por él mismo escuché con pena, de sus crisis materiales y espirituales. En Miami estando de visita lo llevé a la iglesia y no levantó su cabeza una sola vez para mirar al predicador porque decía que ya no creía en los pastores. Una cosa que sí fue vital para mí fue su moral cristiana, en aquel tiempo, que lo hacía diferente a mis viejos amigotes, y por esa razón no le fue difícil que yo fuera a escuchar a su iglesia bautista al escritor de las “pruebas tangibles” de la existencia de Dios, el doctor Luis Manuel Gonzales Peña. Y lo oí con deleite, e hice todo lo que él quiso, levantar mi mano, recibir a Cristo, pasar al frente, etc., pero ninguna de esas cosas me quitó mi heredada incredulidad. Me vi inmerso en la iglesia y lo que ella tenía, como asombrada y contenta con mi presencia, empezó a compartirlo conmigo. Todo lo que de pronto me rodeó era bonito, muy nuevo y celestial y yo quería vivir siempre entre aquel paraíso divino. La iglesia era algo superior a mí, extraño y mejor. Ella se enamoró de mí y yo de ella, era mi madre adoptiva y la quise desde que la conocí, Dios mi Padre y Jesús mi héroe redentor. No conocía la Trinidad, sino que oía de las Tres Personas por separado y cualquiera de ellas me era valiosa como un misterio, más para relacionarse que para discutirlo. Aprendí a cantar himnos y escuchar coros.
Cuando me daban pase para salir iba a mi pueblo y a la iglesia bautista. Los jóvenes se reunían en un cuarto de cristal dentro del templo y me veían llegar casi antes que las puertas del templo se abrieran, y como número uno entraba y me quedaba solitario esperando el comienzo. No me sentía herido por la indiferencia de ellos porque no estaba allí porque los necesitara sino porque se hablaban las cosas que ya me gustaban. Todito aquel grupo provenía de hogares cristianos, el único cananita era yo, un nuevo prosélito del Israel de Dios. No fue el ambiente fraternal lo que dirigía mis pasos hasta allí, no eran ellos mi atractivo, ni mi riqueza; no eran indispensables para mi fe que remotamente estaba naciendo sin conexión con la fraternidad. Me sentía afortunado y de pronto enriquecido, y no sé si asombrado o incómodo con la pequeñez espiritual de aquellos longevos en la iglesia.
Posiblemente eran sentimientos injustos y la vida de aquellos muchachos tenía más valor que la del novato caminante que allí estaba, salido de la nada. No disfruté mucho del grupo porque el servicio militar me sustrajo de ellos, y cuando los visitaba de cuando en cuando no les hacía caso, salvo a la misionera que recién graduada estaba entre ellos. El cariñoso pastor, Raúl Suárez la había traído desde el Seminario Bautista en La Habana, desconociendo que me estaba trayendo al patio de mis orígenes, mi novia y el amor de mi vida, Walquiria. Esa figurita delgada, casi anticuada, más parecida a las mujeres de la Biblia que ninguna hubiera visto, era la más semejante a Cristo que había conocido, me llenó de admiración y encanto, y como yo era un bien recibido aprendiz entre las iglesias apostólicas, al escuchar a Priscila corrigiéndole la doctrina a Apolos, me pareció que esta mujer hecha de páginas bíblicas, podría formar conmigo un dúo de servicio ministerial para enseñar exactamente, con la teología de la gracia, el reino de Dios. Sin darnos cuenta como nos mirábamos, nuestros ojos nos embrujaron y sin excesivo erotismo intuimos que éramos casi gemelos y habíamos nacido el uno para el otro, y todo lo que tuviéramos que hacer tendría que ser sin separarnos, como nos lo había dicho la Voz del Destino.
Este libro tiene muchísimos años. Pudiera ser que Moisés comenzó a tomar notas sobre el origen del mundo cuando tranquilo leía en la biblioteca egipcia del faraón (Hch. 7:22) y consultaba textos de autores en la “cuna de la humanidad”. Y conociendo al que le habló en la zarza (Ex. 2:2; Dt. 33:16), halló en la literatura antigua al “Dios no conocido” (Hch. 17:23). Y encontró a Melquisedec. Y se sorprendió que la verdad estuviera viva en Ur de los caldeos. Y comprendió que su pueblo tenía esa verdad, la de un Dios único, Creador de todo y no un dios para cada cosa. Pensó que era un buen momento para plasmar en papel y papiros la historia de la revelación de ese Dios porque la oral había sido efectiva, pero era muy tímida. Y su producción literaria fue inmensa. Y la supremacía de la palabra de ese Dios.
Y aunque no lo explicó, de él provino el tiempo, en un instante, con su primera palabra después de un eterno silencio. Y vio en él la infinitud y que él mismo abarcaba dos eternidades (Sal. 106:48). Y su experiencia lo corroboró, antes de él ninguno, y sin un después de él (Ex. 3:14). Dios creó el mundo. No hay duda. No que la materia evolucionó, todavía no había un solo agnóstico; sino que Dios la hizo, de la nada, de su pensamiento, porque de su boca, su Palabra es creadora, y materializó sus ideas, como imaginaba las cosas, bellamente. Dios tiene una imaginación muy bella e inteligente. Del aliento de su boca salió la tierra, y la miró y no le gustó porque estaba completamente redonda (o achatada en los dos polos) y así era más difícil hacerla girar sobre un eje que él se estaba imaginando. Entonces les hizo los polos.
Y observándola tampoco le gustó el desorden que había porque todas las cosas estaban mezcladas, la plata con el oro, el cobre con el hierro, las piedras invadidas por el agua, el subsuelo marino muy superficial, de modo que inundaba todo lo que quería seco, entonces emergieron las montañas y una gran parte de lo que llamó tierra.
Entre tanto que hacía todo eso lo iba alumbrando con ninguna otra luz que no fuera la que brotaba de su gloria, y complacido con lo que miraba glorioso, y espumando gusto, se retiró un poco y colocó en su lugar una brillante estrella a la cual llamó sol, y para que durante la noche los terrícolas que habría de formar pudieran andar y los enamorados mirar la luna, la hizo como una bella fémina que recibe con agrado los ojos de su brillante y enamorado rey. El hueco celeste le pareció demasiado oscuro y colocó girando dentro de él, millones de otros faros que se han solido llamar, estrellas, cometas, planetas.
Y se dijo para sí, que serían sólo adornos y huellas de su maravillosa inteligencia pero decidió dejarlos vacíos, y solamente pobló este pequeño globo que hemos llenado de problemas; con la flora y una fauna bellísimas, con una pareja hecha a su imagen y semejanza, que después como totalmente malagradecidos y desobedientes se echaron a las espaldas lo que él les había advertido, y en ningún momento consideraron que sus, dichos en forma muy amable, consejos, eran órdenes estrictas que en caso de incumplirlas, se harían polvo y tierra. Y eso precisamente fue lo que pasó. Una guadaña llamada Muerte los cercenó. Y después de eso comenzaron los hombres a matarse entre sí, envidiándose y odiándose, y Dios los dejó por muchos y muchísimos años, qué digo yo, siglos y milenios, entregados a sus propios odios, ambiciones y concupiscencias, y creyéndose dioses edificaron torres, y hablaron palabras distintas y como no se comprendieron ni pudieron llegar a acuerdos, así desunidos por el idioma se alejaron unos de otros, y formaron etnias, y empezaron a diferenciarse por sus estaturas, el color de la piel y sentido común.
E hicieron sus propias culturas, unas más y otras menos; pero todos, toditos, ufanos, se erigieron en dioses y crearon otros muchos inventados, que se les parecían bastante, y de ese modo llegó a ser tal la ceguera y la ignorancia espiritual de ese único y sabio Dios, Creador de todo, que ni a tientas lo pudieron encontrar, entre tantos (Hch.17:27). Y no sé cómo, pero se murieron los grandes monstruos marinos, y se enterraron todos los enormes helechos, y se pudrieron y se convirtieron en petróleo, en gas, y en tema de discordia, hasta hoy. Y al principio como no sabían hacer nada, y empezaron a atacarse para quitarse la comida, las joyas, las mujeres y las cuevas, y a defenderse con piedras y atacarse unos a otros a palos, y pedradas, más con gritos que con palabras porque sabían pocas para mentir y engañar con las artes y la prensa; y después con el desarrollo de su ciencia, hicieron tenedores, utilizaron el fuego para el horno de la cocina y para la hoguera de los adversarios religiosos, y derritieron piedra y sacaron hierro, y más tarde bronce, y cuando encontraron oro y diamantes, se los pusieron en las orejas, narices y cuellos, y entonces se pelearon más. Yendo y volviendo entre épocas y geografías, el de Java contra el de Piltdown, y los dos contra el Neandertal. Y uno se sentó y se le ocurrió la honda, y se la dio a David y este lanzó una piedra lisa a la frente de Goliat, y a otro la catapulta, y asaltaron a Jerusalén la terrenal y no quedó de ella piedra sobre piedra, y otro ideó cómo acabar con muchos al mismo tiempo e hizo armas de destrucción masiva que esparcían piedras, clavos, virus y átomos por todas partes.
En fin, que los hijos de Adán y de Eva se han portado muy mal y por esa razón Dios decidió enviar un Segundo Adán, a su Hijo, y lo juzgó y lo condenó en lugar de los pecadores; así de ese modo hace unos dos mil años se ha empezado un segundo universo con un nuevo reino, hecho de amor y perdón, con buenas nuevas bajadas del cielo, y quien las encarnó se ha ido un rato, y lo estamos esperando para que nos dé una, purificada por el fuego, tierra y un cielo nuevo (Ro. 8: 20-23; 2 Pe. 3:13). Y de eso no dice mucho Génesis, pero otros libros de la Biblia sí, y lo último que mencioné se puede leer en el muy simbólico Apocalipsis, pero aquí no lo trato porque es como he dicho, el último, y esta introducción es para el primero.
“1En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.4Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. 6Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. 9Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 10Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 11Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 13Y fue la tarde y la mañana el día tercero. 14Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años,15y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 17Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra,18y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 20Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.22Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.23Y fue la tarde y la mañana el día quinto. 24Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.25E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno” (Ge. 1:1-25).
Solamente con la Palabra de Dios
Ge. 1:1
“1En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. La intención de Moisés es dejar claro la suficiencia de la Palabra de Dios. Me parece que el énfasis en todo el texto de la creación recae en esas palabras “desordenada y vacía”, como los otros planetas, para que conozcamos el origen de lo que somos, y tenemos, nuestra relación con la eternidad por medio de Dios. Hubo un tiempo que no estábamos aquí, no éramos lo que sin nada bello: nuestra vida, si aplicamos el caso, era un total desorden con un espíritu vacío, una catástrofe, un terremoto, un cataclismo. No estaban aquí las cosas preciosas que nos rodean y nos hallamos habituados a ver. Este relato está dado para estimularnos la gratitud a Dios y nos hace pensar en la suficiencia de la Palabra de Dios para crearlo todo. Dios empieza de cero, de nada. Siempre es así. Hizo el mundo por partes, con paciencia, como si lo estuviera adornando, lo esculpiera, lo edificara (principalmente a la mujer, 2:22) y así lo fue llenando, con mucha paciencia, de las cosas bellas y raras que conocemos, mostrando su inteligencia, buen gusto y su intervención en cada parte. El relato original escrito por Moisés parece un canto, un poema antiguo, lo mismo en este capítulo que en el segundo y “todo es bueno en gran manera” (v.31). Te adoramos Señor.
Ge. 1:2
“2Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas”. No lo creó distante sino estando en íntimo contacto con él, fue “empollando”. La palabra original indica un ave revoloteando sobre un nido.
Ge. 1:3,4
“Y dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz”. La luz es creada sin articularla con el sol, porque no existía. Esta es una luz especial, la luz de sí mismo, emitida de su propia luz, emitiendo su presencia hasta lo más recóndito del globo, y todo quedó alumbrado; y vio Dios, sintió Dios que era bueno que se transmitiera visiblemente; y después inventó cómo acumularla y distribuirla en estrellitas y soles para que resplandecieran físicamente con lo que habían tomado de la nada. Formas físicas de la luz divina. Y unas luces giraban alrededor de otras, y unas las tenían propia y otras prestadas, y todas eran de Dios. Y en el sol acumuló mucha para nosotros.
Un gran periodo de tiempo llamado día, o 24 horas
Ge. 1:5-12
“5Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. 6Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. 9Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 10Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 11Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno”.
¿Habla de ‘día” de 24 horas cuando aún no hay sol? ¿Año? El autor se adelanta y por eso dice eso. ¿Pudiera ser que el día fuera la primera etapa de la creación? ¿Qué tiene que ver la “tarde y la mañana” con el sol si no existía? Esto es un documento actualizado y elaborado para ser leído por personas que ya conocen lo que es el día y la noche y sobre todo la semana y como se llaman los animales. Algunos piensan que, y yo no discuto ese punto, que se trata de que “un día” originalmente fue un período geológico y Moisés lo convirtió en uno de los días de su semana. Lo verdaderamente impactante en la lectura devocional del pasaje, es la voz de Dios, la importancia que ella tiene en todo lo creado, simplemente Dios habla y crea. En el capítulo 2 nos distribuye la creación dentro de la semana. Este primer capítulo de Génesis es más litúrgico. No es un documento científico, es un relato ceremonial calculado para hacerlo, o simplemente es así, coincide con el sábado, el día de la adoración, dentro de la ley dada por el autor de Génesis, Moisés. Pruebas de esa actualización son estos textos: “…donde hay oro. Y el oro de aquella tierra es bueno” (2:11,12). “Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría; y como el hombre llamó a cada ser viviente, ése fue su nombre” (2:19). Y ese juego con la fonética de las palabras varón y varona (2:23) en hebreo ¿Adán y Eva hablando hebreo? Se comunicaban de otras maneras y el hebreo es equivalente, lo mismo que hacemos con el español.
Ge. 1:7
“…y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión”. Cuando mires las nubes en el cielo o las muchas luces tintineando dentro de él, piensa que Dios lo creó primero que a ti para que lo vieras y te admiraras, y llegaras a Admirarlo. Al terminar el segundo día había algo más que en el primero, se estaba creando el universo.
No se necesitan más pruebas de su existencia que la creación del universo
Ge. 1:9
“Entonces dijo Dios: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así”. Por algún impresionante movimiento telúrico; se hundió el fondo marino y nacieron las montañas y los valles. Cosas tan grandes dichas de forma tan simple como si fueran a un niño destinadas. Sí, fueron escritas para el hombre de fe, para quien cree en Dios, que conoce su poder en la experiencia y en la historia de su revelación, la Biblia. No está escrito el relato para convencer a nadie de la existencia de Dios sino para llenarnos de agradecimiento y adoración a él. Dios dice “yo Soy el que Soy”, y eso basta (Ex.3:14). Que es lo mismo que decir yo soy el único existente. No puso a disposición nuestra lo que hizo con el mundo sino hasta que ya creíamos en él. La Biblia es un libro de fe, escrito para ser leída por gente de fe. Este es un relato para hombres y mujeres de fe. ¡Oh Génesis!, aparece Dios súbito en escena, actuando, no está escrito para creer en Dios sino para adorarle, darle gracias, para que se unan sus hijos como las estrellas del alba (Job 38:4-7). Según Moisés, según Dios mismo, no se necesitan más pruebas de su existencia que la creación del universo.
Ge. 1:10
"Y vio Dios que era bueno". También se puede traducir “vio Dios que todo estaba bien”. Esto se aplica también cuando Dios convierte a un pecador en cristiano, y lo hace santo y fiel, le entrega el arrepentimiento y le concede el don de la fe, así lo hace una nueva criatura, una persona espiritual; y en cada paso que da Dios mira su obra y si hace falta ir arreglándola, y los que están alrededor, como si fueran ángeles, también aprueban lo que están mirando y están de acuerdo que lo que Dios ha hecho en tal y tal persona “es bueno en gran manera” (1:31); y “todo lo que Dios creó es bueno y no debe desecharse” (1 Ti. 4:4).
Ge. 1: 11,12
“Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género, con su semilla en él. Y fue así”. Cuando tengas de la hierba una espiga de granos en tu mano para llevar a tu boca, adora a Dios por el ingenio, el gusto, las papilas gustativas, y el olor que puso en su creación, para que con acción de gracias participen de ello los creyentes (1 Ti. 4: 1-5).
Génesis tiene una elaboración teológica actualizada
Ge. 1:14-19
“14Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 15y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 17Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19Y fue la tarde y la mañana el día cuarto”.
Esto no es un tratado de astronomía; no dirigido al investigador científico sino al hombre común que participa de las estaciones del año, que siembra y cosecha, para el hombre en su vida doméstica. Que “sirvan de señales para las estaciones días y años” es una interpretación del autor de este documento, que supo Moisés por revelación o por tradición oral y escrita sobre la creación del mundo. Algunas porciones de Génesis son una elaboración teológica actualizada, tal vez cuando la Ley fue dada, y Dios revelado. Es un documento religioso y destinado al culto a Dios. Oh, Dios, que yo te adore en cada estación del año, primavera, verano, otoño e invierno; gracias Señor.
Ge. 1:20-31
“20Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 22Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 23Y fue la tarde y la mañana el día quinto. 24Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 25E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. 26Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 29Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 31Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto”.
Los peces, los animales, las aves, y el hombre como una creación especial para que se enseñoreara de todo lo que él hizo. En este capítulo se exalta la Palabra. La sencillez del relato obedece a la Palabra de Dios y es escrito para un hombre que conoce a Dios y lo ha visto hacer tantas cosas con esa Palabra y sabe que para él nada es imposible o difícil. ¡Qué fácil es todo en Génesis! Eso me impresiona. Lo mismo pasa cuando con ojos desorbitados contemplamos la creación de un hombre nuevo, con la potente palabra de Dios, sin adiciones ni sustituciones; ella sola basta, sin más música que esa dulce y bella voz.
Ge. 1:26
“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. “Hagamos la humanidad”. El nombre Adam significa rojizo. No era blanco de ojos azules, tampoco de piel morena o de ojos oblicuos. ¡Qué dignidad, haber sido creado reflejando la gloria de Dios, pareciéndose a él!; en razonamientos, sentimientos, físicamente. ¡Qué motivo para su autoestima Dios le dio! No quiere decir que Dios tiene forma humana.
Ge. 1:28
“Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra…”. No hay hambre en el planeta porque haya mucha gente sino porque los bienes de consumo no están bien distribuidos, o con una economía sin desarrollo.
El hombre fue creado para disfrutar a Dios
Ge. 2:3
“Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él había creado y hecho”. Esto pone de manifiesto que el varón que elaboró estos documentos está bien informado del culto a Dios y de la Ley (Ex. 20:11). Sirve para organizar el trabajo y la adoración. Esta fue una de las razones por la que se da este relato, por lo a propósito que es para formar parte de la adoración por medio de la Ley. Sin embargo, no hay ninguna petición de adoración aquí, ni en todo el capítulo. El hombre es creado y exaltado, no humillado, Dios no lo creó para que lo adorara sino para que lo disfrutara. No le dijo, “ven y póstrate ante mí”. La adoración, y ahora del soberbio ser humano se requiere, aparece con el pecado por causa de la auto exaltación del hombre, que dejó su posición de dignidad (rango), como los ángeles caídos (Jud. 1:6); su territorio, y se “propasaron” (habitación, casa), y siendo una criatura quiso convertirse en Dios. “Seréis como Dios”. El disfrute de Dios ahora, sin santidad de vida, es una quimera, una ilusión y un engaño.
Volviendo atrás: Moisés no crea la semana, ya está hecha. El sábado es una rígida ordenanza de adoración como aparece en la ley mosaica. Eso no se ve en los casi mil años de Adán, ni en todo Génesis. Ni Abram, ni Jacob, ni nadie parece guardarlo. Es parte de la estructura de adoración mosaica, levítica. Moisés lo rescata de milenios escondidos. ¿Entonces es parte de la salvación? No. Jesús, dijo que fue hecho “por causa del hombre, no el hombre por causa del sábado (día de reposo)” (Mr. 2:27); para disfrutar de Dios.
El matrimonio es una relación íntima, indisoluble y laboral
Ge. 2:4-25
Ge. 2:4-25
“4Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, 5y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, 6sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. 7Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. 8Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. 9Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. 11El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; 12y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. 13El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. 14Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates. 15Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 16Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. 18Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 19Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 20Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 21Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 24Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 25Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban”.
La pareja matrimonial es formada por Dios. Mira qué distinto es esta unión al “vivir en pareja” en esta descristianizada sociedad. Dios es “el todo” en el matrimonio, del género, de la unión, de su propósito, de cómo mirarse el uno al otro. De cómo “valorarse”, y para qué formar la pareja. Dios no los hizo solamente para que tuvieran relaciones sexuales sino para que vivieran con significado. Esa expresión, “y la trajo al hombre” es bella y a pesar de todo lo que pasó entre Adán y Eva, el pecado de ellos y el de los hijos, uno asesinó al otro, debió celebrar siempre ese momento bello cuando Dios le dio a su mujer, el día de su boda. Unión que nunca terminó en divorcio y vivieron casi mil años juntos, ni Adán cambió a su vieja compañera por alguna joven descendiente ni tuvo un harén. Ese día hay que celebrarlo y es día de acción de gracias a Dios. La bendición mayor que Dios le dio a ambos no fue el paraíso ni siquiera los hijos sino el matrimonio.
¡Cómo se ha degenerado esa unión! Se ha animalizado hasta el punto de querer formar “hogares” parejas del mismo sexo, y que no sólo es pecado sino una blasfemia al nombre de Dios. Todo lo que uno ve en la mayoría es instinto, instinto animal, rebajados al nivel de las bestias, siempre orgánico y nada más. A ese instinto lo llaman amor, sin otro acompañante. El día de la boda no es la unión de dos cuerpos sino de dos vidas.
La dispensación en días del capítulo primero de Génesis tiene un motivo litúrgico (1:5) y apunta hacia el sábado y es por eso por lo que no muestra insistencia en los detalles de lo creado, pareciendo simplista el relato. En esta porción no hay día primero, segundo, ni séptimo. Aquí lo más importante es la pareja humana y la necesidad que tiene el uno del otro, sobre todo, ¡para trabajar! El paraíso mismo necesita que se le cuide y se le labre (2:15), y se le llama paraíso especialmente por la abundancia de agua (vv.5,6,10-14). La mujer no aparece como un complemento romántico sino como un auxilio para el trabajo (vv.20-24).
Génesis uno trata sobre el origen de la raza humana y Génesis dos sobre el origen del matrimonio, como una relación íntima, indisoluble y laboral. Por primera vez se menciona el dinero (vv.11,12) porque es algo importante en el matrimonio, como si el documento hubiera sido elaborado por un comerciante (el oro es bueno, el juicio de un joyero). La pareja de Génesis dos se parece al matrimonio de Proverbios 31 y Dios al hombre, Adán, con pensamiento “judío”. Aparece por vez primera la palabra muerte (v.17).
El capítulo dos es una tragedia matrimonial. Aquellos dos que fueron creados para ser mutuamente obedientes a Dios en pareja se rebelaron y la relación entre los dos perdió su balance y se desarmonizó; la mujer como un castigo pasó a ocupar una posición subordinada al hombre (Ge. 3:16), y con respecto al hombre la maldición se convirtió en resultados laborales adversos y además la muerte (Ge 3:17-19).
La maldición parcial es no prosperar económicamente. Eso no quiere decir que todos los ricos son los que hacen la voluntad de Dios. Los sufrimientos, lágrimas y enfermedades no se mencionan sino el sudor. Génesis uno presenta la maldición más primitiva, la más simple, labradora, campesina, luego vendrán otras, urbanas, de las cuales el hombre se haría acreedor. El día de las madres debiera festejarse en el día de las bodas, y el día de los padres también, ese mismo día. Y después de esos los cumpleaños (Mt. 14:6). Y todas esas celebraciones con acciones de gracias al que formó la pareja humana que simboliza la unión de Cristo con su iglesia, y a quien dio la vida, Dios.
Ge. 2:5
“Y aún no había ningún arbusto del campo en la tierra, ni había aún brotado ninguna planta del campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre para labrar la tierra”. Está implícito el deber humano para trabajar; la necesidad de la lluvia (vv.6,15).
Ge. 2:9
“Y el Señor Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer; asimismo, en medio del huerto, el árbol de la vida…”. El hombre no fue creado para genéticamente ser eterno; su vida estaba condicionada y era dependiente (Apc. 22:2). ¡Oh hermano, fe con obediencia!
Ge. 2:19
“Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría; y como el hombre llamó a cada ser viviente, ése fue su nombre”. El nombre original. ¿En qué idioma? Esto indica la antigüedad del documento cuando el mundo hablaba una sola lengua.
Ge. 2:21
“Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y éste se durmió; y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar”. ¿Lo del sueño sería para que no viera crear a la mujer o para dar la idea de anestésico? Si la mujer no es inferior por creación tampoco lo es por ninguna otra razón. Pablo parece derivar el sometimiento de ella al varón en relación con el tiempo de su creación, en un segundo tiempo y por haberse dejado engañar por el diablo (1 Ti. 2:14,15). Porque haya sido creada a partir del hombre no es inferior, la sujeción no es inferioridad, como en una empresa, indica más bien el propósito en el matrimonio; es colaboración sin inferioridad. El matrimonio es indisoluble y el divorcio una mutilación, un suicidio.
Ge. 2:23
“Y el hombre dijo: Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada”. Está escrito en forma de un pequeño salmo o una composición poética. “El hombre expresa su favorable opinión manifestándolo por medio de esta poética confianza” (The Broadman Bible Commentary). Muchos autores piensan que Dios se lo inspiró o se lo reveló. Y ¿qué de herejía tiene que uno piense que fue lo que realmente Adán pensó y se dijo y luego en idioma hebreo, y en otros idiomas así se arregló?
Ge. 2:24, 25
“Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Esta observación de desnudez pudiera tener que ver con la fusión del hombre y la mujer en el acto matrimonial (v.24). De todas maneras, un matrimonio unido por Dios es todo eso, una cosa. En ese instante, un sexo completamente limpio, intercambio placentero, sin traza de aberraciones; algo hecho con natural santidad, con gratitud al Creador, que inventó tal estímulo de unión. Después de tal relación, intensamente humana y pura, sienten ambos que el lazo entre ambos es muy estrecho y ninguno de los dos necesita un complemento ni que el tal o la cual es insatisfactoria y debiera haber otra porque la elegida por Dios resultó inadecuada.
Ge. 3
“1Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: Conque Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo árbol del huerto? 2Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió, así como ella. 7Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 8Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?12Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 14Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. 22Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. 23Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 24Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida”.
Ge. 3:1
“1Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: Conque Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo árbol del huerto?”. Se puede aceptar que la serpiente fuera más inteligente que el resto de los animales, pero no que razonara como un ser humano caído en pecado. Hay que elegir entre que se trata de un mito o del diablo. El Nuevo Testamento le llama diablo, “la serpiente antigua” (Apc. 12:9; 20:2). Se trata de alguien que estaba espiando la conversación entre Dios y la pareja; no pudo haber sido un animal y quienes únicos estaban presentes eran los ángeles, y por allí, en algún invisible escondite, el mismo diablo. Una forma de contar la historia es la fábula. El diablo tiene muchísimos disfraces, según la época y la ocasión, y lo mismo acapara a una serpiente, que a un Pedro o un Judas Iscariote, o un ser brillante (2 Co.11:14). Y en cuanto a que Dios les había prohibido no comer ningún fruto del huerto, era mentira, y la intención parece ya sacarlos del paraíso, y lo logró, porque el pecado es lo único que nos saca de donde se halla Dios.
Ge. 3:2
“… ha dicho Dios: “No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis”. Ya la pareja estaba informada del concepto de la muerte. Tal vez le dijo “te volverás tierra” y le señaló con el dedo el polvo. Pudo haberle respondido “eso es mentira tuya”. Me parece que la defensa que hizo a la verdad de Dios fue débil.
Ge. 3:1-7
“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos, y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales”. ¿Dónde está Dios en todo ese relato? El silencio de Dios, o la ausencia de Dios, o la distancia de Dios, indica falta de comunión. Dios esperaba la obediencia y fe en su Palabra. En la tentación, Dios parece ausente y no lo está, se halla callado. Cuando eso ocurre el más alto conocimiento como el que ellos tenían, la correcta exégesis de la palabra de Dios que hicieron, no les fueron suficientes, y por supuesto, abatidos.
Ge. 3:4,5
“Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal”. ¡Cómo van a pensar que Dios miente! Ella quiso decirle: “Si Dios no quisiera que adquieras el conocimiento del bien y del mal no habría plantado este árbol”; y Eva miró los frutos colgando entre las hojas, y el reptil erguido sobre una rama, como si alas tuviera. Su intención era que probara la desobediencia y conociera el mal por experiencia; y una gran frustración le cayó a la Primera Dama cuando despojada de algo sintió que quedó, y se desprendió de su cuerpo la gloria que la cubría y el Espíritu sagrado que la envolvía; y agitado su pecho y ensombrecido su rostro corrió hasta su compañero con una fruta en la mano para tener con él alguien en su despojo y solitario infortunio. Aquella mentira con que se acusaba a Dios tenía arropada esta verdad, “llegarás a ser como yo”, y cayó del árbol el esperpento, como un gusano, y ellos fueron así, similares al diablo. No es por vista, pareja, sino por fe.
Ge. 3:6
“Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió”. ¿Cómo pudo con una mirada suponer todo eso? Y ya su mirada cambió, de una santa por la codicia, la confianza por el pánico, la gratitud por la envidia, y dejó de ser radiante para ser oscura, y no vería más al Invisible con su par de ojos engrandecidos y ciegos, que parecían más dos hoyos profundos que una pareja de escrutadores de la belleza y la Deidad. La doctrina y la correcta interpretación de la Palabra de Dios le sirvieron para poco en el momento de la tentación, cuando se tiene la Biblia abierta, se memoriza y no se cumple.
Antes de hablar de doctrinas hablemos de ética cristiana
Ge. 3:7
“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales”.
¿Se les abrieron o se les cerraron? (2:25). Se les cerraron para Dios y se abrieron para el pecado. No dice que se sintieron espiritualmente mal, que tuvieran alguna crisis nerviosa o se asustaran; mentalmente parece que el pecado los dejó intactos viéndose afectada solamente la moral sexual; no es muy sabio determinar y concluir si hemos hecho bien o mal por nuestro estado de ánimo o nuestra conciencia de relación con Dios; uno puede sentirse bien tras haber pecado, es mejor atender a la actuación externa y a cómo se mira el sexo propio y el otro, y esa es una frecuente razón para huir, de Dios y de los cristianos. Un poco más adelante la pareja se esconde porque se siente desnuda (vv.8-11). Dios "andaba recorriendo el jardín"; el dueño del jardín y de ellos.
Después de esto Dios mató a algún inocente cordero, o algún becerro, para utilizar su piel y cubrir la desnudez humana. Eso es un acto de justificación, según lo entendemos por el Nuevo Testamento. El inocente Cordero de Dios muere por el pecado del hombre. El sexo se convirtió en la madriguera, la Ciudadela del mal. El sexo tuvo que ser justificado, y fue lo primero que Dios cubrió con su justicia, antes que la envidia, que el homicidio, que el hurto, que las blasfemias y la incredulidad. Si queremos conocer si una persona está convertida hay que buscar primeramente su justificación en su vida sexual; si es desorganizada, y es sexualmente desobediente a Dios, eso indica que no ha sido cubierto su pecado por la justicia de Jesús y que su sangre no lo ha limpiado y que no heredara el reino de Dios. Martín Lutero, defendiendo el derecho de los monjes a casarse, y no fornicar con las monjas, afirmaba que el acto matrimonial entre esposos es santo, y podría venir el Señor Jesucristo en ese momento, y ellos no sentir miedo ni vergüenza por ser encontrados amándose.
En la lista que, de pecados, Pablo pone el adulterio, la fornicación, las inmundicias y lascivias preceden a los errores doctrinales como la idolatría, hechicerías, los vicios como el alcohol, etc. (Ga. 5:19-21). Por eso decimos, “bien, antes de hablar de credos, religiones falsas y verdaderas, de arminianismo y calvinismo, de mormones y Testigos de Jehová y de alabanzas y músicas ¿por qué no hablamos de ética cristiana, quiero decir de las obras de la carne?”.
Ge. 3:8
“Se escondieron de la presencia de Jehová”, para esconder su sexo. La presencia de Jehová está en la voz; huyeron de esa voz que recordaban y que les traía recuerdos; la palabra de Dios y Dios eran una misma cosa. Y dijo el hombre que tenía miedo. ¿A qué y por qué? A Dios, el creador, el dador de la ley. Se sentían desnudos ante la voz de Dios. Y sienten culpa y vergüenza.
Ge. 3:7-10
Todo esto es una humanización de Dios. Fíjate, lector de la Biblia, que es inútil huir del castigo cuando uno peca. El pecado “lleva en sí castigo” como el miedo (1 Jn. 4:18); y si no, mírale en el fondo de los ojos a los homosexuales, los adúlteros y los fornicarios, detrás de sus sonrisas y maquillajes. Entonces por qué se meten por la nariz drogas sino para descerebrarse y vivir mentirosas alucinaciones. En realidad, Dios no vino a Adán y Eva para castigarlos sino para arreglarlos, pero algún castigo tendría, mínimo, pero alguno. La mayor pérdida es la realidad de Dios. Dios no aparece para castigarnos sino para resolver nuestro problema. Y si exige un castigo es mínimo, con misericordia. Los castiga a trabajar y a parir con un poco de dolor; en vez de ejecutarlos.
El relato permite hacer una generalización, que la principal razón por la que huimos de Dios, la principal, es por la relación que hay entre el pecado y el sexo y como no queremos dejar limpio de pecado el sexo, entonces huimos de Dios para que ni Dios ni alguien nos llame la atención. La envidia, el odio, incluso el homicidio, aunque evita el castigo humano, no hace huir de Dios, como los presos lo atestiguan, porque Caín no huyó de Dios.
Por otro lado, es inútil el intento de taparle el pecado a Dios. En el caso de Adán, cuando le preguntó dónde te has metido, le diría, “aquí, detrás de este árbol”. Y salta a la vista que hacemos lo mismo. Nos escondemos detrás de algunas hojas y ramas secas. Una casa. Ropa bonita. Un auto nuevo. Un título. Una sonrisa. Del dinero. Huimos de Dios porque sentimos remordimientos y culpas carnales. Es mejor salir desnudos, no huir, no tapar nada y exponer a Dios lo que nos hace sentirnos avergonzados, arreglar lo que haya que arreglar, enfrentar las consecuencias y pedir misericordia al Señor, que siempre la ofrece. Dios tapa nuestro pecado cuando lo tapa con la piel de Jesucristo “sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne (Ro. 13:14); creados conforme a su imagen (Ef. 4:24). Cuando Dios lo llamó y le preguntó por dónde andaba, porque se puso en fuga “de la iglesia”, él le respondió, “tengo problema con mi sexo” “se me ha ido de él la gloria tuya que lo cubría y ahora uso un taparrabos”, “estoy aquí”. Y ¿qué haces ahí? Escondiéndome, ¿de quién? ¿De la serpiente? No, de ti.
Adán, el viejo, el viejo marido
Ge. 3:12
“Y el hombre respondió: La mujer que me distes por compañera me dio del árbol, y yo comí”.
Gracias por la mujer que me diste, hemos tenido muchos, muchísimos disgustos, nos hemos culpado recíprocamente, hemos llorado juntos, los hijos nos han hecho pasar muy malos ratos, lloro mucho a Abel y extraño a Caín, pero esas dos desgracias no nos han separado ni siquiera nos hemos planteado la posibilidad de que cada uno coja un rumbo distinto. Dios nos ha enseñado que los problemas matrimoniales tienen solución. Si se escribiera nuestra biografía cuenten lo que hemos hecho, que seguimos juntos a pesar de todo y a ninguno de los dos se le ha metido en la cabeza vivir sin el otro. Nos hemos sentado debajo de varios árboles para discutir nuestras desgracias, y hemos acordado soluciones. Gracias por la mujer que me diste, Jehová. Supe que me sacaste una de mis costillas y con ella me has dado esa mujer preciosa, perfecta, y aunque hubiera otra en el mundo yo no tendría ojos sino para Eva. No podemos ni podríamos vivir el uno sin el otro. Tomaste una de mis costillas para hacerla y es como si hubieras tomado carne de mi corazón. La amo, Dios, con todo el corazón que me diste, y sin ella me sentiría incompleto, ninguno de estos ríos preciosos, Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro y; y el oro de aquella tierra es bueno, con el cual le hice un peine para su larga cabellera, le fundí, a mi gusto, un anillo con dos piedras, una de bedelio, carbunclo, roja, y la otra un ónice, aunque semi preciosa es bella. Amo a mi dama, y los dos amamos a nuestro Creador, que es la joya más preciosa que ambos tenemos, disfrutamos el uno del otro.
Pisón, Gihón, Hidekel, tendría la virtud para alegrarme si estuviera solo, la amo a ella y te amo a ti y formamos los tres un triángulo de amor, y las circunstancias han demostrado que las cuerdas que nos han atado son irrompibles (Ose. 11:4). Parece que mi corazón le dice a los oídos y a mis ojos “amo a mi Creador y amo a Eva”. Nuestras miradas son de amor no necesitaremos de programas que inventen para entretenernos y hacernos pasar un buen rato porque los mejores ratos los pasamos mirándonos, haciéndonos señas y dándonos naturales caricias que engendran hijos. La mujer que me diste es perfecta, físicamente bella, encantadora. Han pasado siglos desde que comenzamos a vivir juntos, ya no somos físicamente iguales, Eva tiene menos cabellos blancos que yo, y más abundantes, menos arrugas que las mías si se contaran. Los dos somos una carne y carne de corazón. Un día me preguntó sí todavía yo la veía bonita y le respondí que sí y además la invité a ir al río y mirarse en las aguas. También me miré yo. Cosa curiosa de nuestro creador, que la hizo más potente que yo, porque, aunque ha parido con mucho dolor, sabe vencerlos todos. No he puesto mis ojos en ninguna de mis descendientes más jóvenes y todavía bonitas, no la cambiaría por otra, aunque fuera hecha con el oro y bedelio de este lugar (Ge. 2:12). La experiencia en la vida vale más que la juventud; a propósito, mis mejores tratos y para mi gusto es delicioso conversar largamente con mis descendientes viejos, me siento muy bien entre los que tienen blanco el pelo y arrugas como yo, que entre aquellos que han estado menos tiempo en este mundo. Mi Dios es viejo y yo también soy viejo. Cada uno de mis descendientes ha cogido su rumbo, he oído decir que a Caín le va muy bien y ha creado una sociedad muy adelantada en el uso de metales, pero le hacen poco caso a Dios (Ge.4:22). Ya dejo de hablar de ellos y vuelvo a mencionar a mi Eva, que ahora, después de despertar, lava ropas, quiero decir, la que ya usamos que no es fabricada con hojas de higuera sino de pieles y son tantas, y bonitas, no taparrabos, que no caben en el común armario. Ayer le regalé mi libro, quiero decir, mi papiro, y que serán pronto impresas 280 copias que podrán ser compradas en el Amazona. Después la llevé a cenar a una cueva conocida como Cuerno Largo (Long Horm). Y volvimos a casa y se comió una manzana.
Ge. 3:14,15
Un castigo bien pequeño para el reptil, la condenación a vivir en un nivel inferior de la creación; no se menciona la muerte porque la muerte ya formaba parte de la existencia animal. Para el hombre vivir en un nivel inferior al que fue creado, es una gran humillación; la enfermedad y la muerte son humillaciones. “Los versículos tienen una estructura poética y son muy antiguos” (Broadman Bible Commentary). En esos versículos no hay un odio cultural hacia la serpiente sino una maldición, un tipo de alguien caído que come polvo por su pecado (49:17). En realidad, esto parece tanto una pintura de la raza humana como del diablo. El nunca olvidado caso de involución no evolución de este reptil. Imagino que al principio los animales no eran carnívoros sino herbívoros, porque el mundo era un paraíso. El hombre ya se comporta como las bestias, de modo infrahumano.
Eva, Sara y otras no eran meros adornos
Ge. 3:16,17
La mujer sólo recibe el pequeño castigo de un parto muy doloroso, y, además, su servidumbre ante el sexo opuesto, “desearás a tu marido y él te dominará”. No hay expresiones exageradas, palabra feas o llanto. Quizás para la mujer ese fue un gran castigo, perder su igualdad como creación, sus criterios independientes, su libre albedrío, y tener que recibir órdenes de su marido y no ser solamente una ayuda idónea. La mujer en estado de maldición antes de Cristo ocupa una posición inferior ante el hombre, disminuida como ser humano (como en la mayoría de esos antiquísimos países orientales o asiáticos); sin embargo a partir de él nos libra de la maldición del pecado y nos redime con su obediencia; ella vuelve a alcanzar el nivel de dignidad que recibió como herencia suya por su Creador; en el mundo pagano y donde se establezca la ley de Moisés, en el hogar, trabajo y sociedad; la mujer en referencia a la posición del hombre es discriminada; “el marido es cabeza de la mujer”, es una enseñanza apostólica que no va al origen de la creación sino que está enraizada en la sociedad judía formada por la ley de Moisés, donde tendrá que preguntarle y consultarle todo al esposo, “está bien esto, ¿puedo ir allá?”. Con objetividad, con Moisés ellas estaban mejores que en otros países; sin embargo, y con todo lo que se lee de ellas en Génesis no estaban tan, tan, humilladas. Lo mismo Sara que Raquel, que otras, no eran meros objetos o esclavas del marido. En ciertas situaciones, como con humor se ha dicho, el marido es la cabeza y ella el cuello. En el mundo de la gracia de Jesucristo, la mujer es una eficiente colaboradora que aporta al bienestar doméstico, donde hay un hombre que está en este mundo primero que ella, pero que él debe saber que ella es también “coheredera de la gracia” (1 Pe. 3:7); y la dirige con común acuerdo, consentimiento y por la Palabra de Dios. El hombre es su profeta doméstico.
El príncipe y su mujer expulsados
Ge. 3:20-24
Este texto es muy simbólico; si se mira como parábola las enseñanzas serían estas: el hombre sabe que ha caído en pecado, se conoce bajo la maldición de Dios y es capaz de saber lo que es bueno y lo que es malo (v.22). El hombre pecador tiene cortado el acceso a los medios de gracia; es decir, ha perdido su derecho a los medios de vida (vv.22,24). El hombre ha sido expulsado de la presencia de Dios (v.23). Calvino dice que vivía como un príncipe en su palacio, del cual fue echado. El v.21 lo miro tanto como un acto de bondad del Señor para cubrir la vergüenza del ser humano, para ayudarlo, como un pronóstico de justificación por la sangre.
Leamos Éxodo 37:7-9. Estos querubines están ahí representándonos a nosotros en relación con la obra de Cristo que es el arca, y su cruz el propiciatorio o la tapa donde se vertía la sangre del pacto y se hacía la expiación por el pecado. Estos seres no se les conocen bien la forma que tienen, a veces con dos caras, son utilizados por Dios, pero aparentemente es lo más sagrado que hay en el cielo, lo más antiguo, aparecen en el origen de la creación. Calvino dice que simplemente son ángeles; y especulo, es sólo una imaginación, que son los antiguos pero fieles compañeros de aquellos ángeles que pecaron, de Satanás, por cuanto Dios dice (Ge. 3:20-24), hablando consigo mismo, pero ¿por qué no con ellos que también conocían el bien y el mal? Dios coloca en el camino al árbol de la vida aquellos que han sido fieles cuando otros no, criaturas que adoptan formas míticas, medio humanas y medio animal, racionales e irracionales, dominadas por el espíritu y por los instintos, salvajes y mansas, de arriba y de abajo, de Dios y del diablo. Ningún ser en la corte celestial representa tanto nuestro privilegio y desgracia como ellos, y supongo que ninguno entiende mejor al pecador que ellos, de modo que en el AT los vemos no peleando sino en los negocios de la salvación, cerca del trono de Dios y de su gloria. Y un ejemplo es la caída del rey de Tiro, similar a la del hombre y de Satanás (Eze. 28:13-18), y es lo que más estremece, el peligro que corren los cristianos cuando suben en privilegios ante Dios.
En el capítulo que sigue, Moisés entresaca la historia de Caín y Abel para mostrar los dos caminos que tomaron las naciones del mundo; y supongo para enseñar la forma correcta de la adoración, la antiquísima, la cruenta.
Ge. 3:22
Es un texto dificultoso en nuestras versiones porque da la idea, que el verbo estar o ser se halla en presente cuando en realidad según los antiguos manuscritos, el samaritano, siriaco y la Septuaginta, lo tienen en pasado, así que la traducción más apropiada sería “he aquí, el hombre era como uno de nosotros conociendo el bien”; y el sentido permite una pequeña glosa, que era puro y santo conociendo el bien, pero ahora conoce el mal. ¿Habla consigo misma la Trinidad, o mira a su alrededor a los ángeles escogidos? No hay ninguna amenaza de castigo después de muerto. En sentido general sería una sorpresa para todos estos muertos, después de muertos hallar que seguían existiendo. Todo el castigo es agrícola. Por supuesto que tienen que echarlo de allí porque ya no tiene derecho alguno a la vida eterna.
Ge. 4:1-26
“1Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. 2Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 3Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. 8Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. 9Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? 10Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. 11Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. 13Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. 14He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. 15Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara. 16Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén. 17Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. 18Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. 19Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila. 20Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. 21Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. 22Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama. 23Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida,Y un joven por mi golpe. 24Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será. 25Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. 26Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”.
Caín da origen a la humanidad expulsada de la presencia de Dios, su progreso en la arquitectura (v.17), en la ganadería (v.20), en las artes (v.21), en la industria metalúrgica (v.22). Los vv. 23,24 muestran la violencia y el crimen formando parte de la incipiente raza alejada de Dios. También es importante en este capítulo la exaltación de los sacrificios cruentos (vv.1-7). Moisés conoce bien lo que está escribiendo y hace la selección de la historia apropiada para exaltar la redención del hombre por el derramamiento de sangre (He. 9:22). Abel representa la humanidad bien instruida a la cual el Señor mira con agrado porque hace lo correcto, se acerca correctamente para recibir el perdón de su pecado y adquiere la capacidad para dominarlo (Versión Internacional), si es que no se refiere al hermano, al cual en efecto dominó. “Si obras bien ¿no serás enaltecido? Pero si no obras bien, el pecado acecha a la puerta, va contra ti has de minarla” (Biblia Textual). La Septuaginta es la que añade “salgamos al campo”. La humanidad pagana también sacrificaba animales, pero a otros dioses. Ah, y no olvidemos que no fueron los dos únicos hijos que tuvo la primera pareja.
Trata de ser mejor sin atacar aquél que sabe cómo ser victorioso
Ge. 4:4,5
Esto tiene una corta lección de culto y otra amplia y social. Caín debió ofrendar con fe y algo cruento, pero él era un humanista y pensaba, en contra de Dios, que sin derramamiento de sangre se puede hacer remisión de pecados. Y estaba obstinadamente equivocado. Se siente esta inconformidad de Caín cuando parecen fallar las oraciones personales y que Dios tiene preferencias con otras personas y las mira con más agrado, y está más visiblemente presente en el testimonio de ellos que en el propio; su soberanía parece aplastante o arbitraria ¿? Es una desdicha grande para alguien mirar que Dios prefiere a otros y no aprecia lo que se hace “por él y para él”. Cuando Dios le explicó su falta de bendición no le dijo que era peor que su hermano sino porque no había hecho las cosas bien habiendo podido hacerlas; Caín no pidió otra oportunidad para mejorar sus obras, perfeccionar su obediencia y hacer que su Dios no se sintiera insatisfecho; la ira, la envidia y el celo por Dios lo dominaban todo; no hizo nada con esa clase de sentimientos sino expulsarlos y quitar de en medio aquél que lo hacía sentir inferior y tan desgraciado. Dios le advirtió de antemano que si no solucionaba correctamente su situación interior la agravaría cometiendo una locura.
Él podría igualar a su hermano y Dios le dijo que sólo tenía que hacer las cosas mejor, pero Caín quería que Dios se satisficiera con lo que él hacía, mas Dios insistía en que él podría mejorar; Caín continuaba diciéndole que no a Dios, “no hace falta ser tan estricto en la religión, no hay que trabajar mejor para prosperar, las cosas han sido bien hechas y debían dar resultado”; no se sentía conforme con los resultados de sus acciones y tampoco quería laborar mejor; se negaba a un cambio y a la optimización de sus obras. Su celo por Dios y la envidia que le hacía sentir la prosperidad del próximo podrían haberse curado trabajando mejor, pero ese era un camino largo y sudoroso que no quería empezar. Dios le comunicó a Caín que lo que sentía no era una insatisfacción religiosa, sino que él renunciaba a ser enaltecido y se determinaba a obedecer los impulsos bajos de su espíritu, las manifestaciones peores de su naturaleza humana. El problema de Caín con Dios no era que aquél no llenaba los requisitos de su religión, sino que se decidía a ser un hombre inferior al que podía haber sido; la inconformidad de Dios con él consistía en que el hombre no dominaba sus impulsos de injusticia y los incubaba para darles una salida social incorrecta, atacando aquél que había sabido ser victorioso.
Para Dios lo más importante no es la perfección de las ceremonias religiosas ni el pulimento de doctrinas divinamente reveladas, sino que el hombre que creó actúe bien, ese es el fin en la adoración a Dios, y en todo caso esa es la función humana de la teología. Caín engendró hijos que llevarían dentro su propio dilema y triunfarían como artistas y orfebres, dando forma a una adelantada y cruel sociedad; y a eso precisamente no se refería Dios, al progreso artístico, económico, científico; a eso la deidad no le llamaba específicamente “progreso” sino al perfeccionamiento del hombre como tal, no al mejoramiento del mundo hostil donde vive sino al progreso del ser humano, y por eso se ventila una acción antisocial y da pie al análisis del primer criminal. Trata de ser mejor sin atacar aquél que sabe cómo ser victorioso.
Ge. 4:7
“Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo” (LBLA). Esa traducción está bonita y muchos desearíamos que fuera así; pero ¿quién puede creer que la codicia del pecado puede ser dominada con alguna potencia interna? Aquí tiene que referirse a otra cosa o mejor dicho a otro, a Abel a quien dominaría hasta el homicidio. Hace falta mucha gracia para dominar el pecado, refrenar los impulsos y negarse a sí mismo. Sí, somos guardas de nuestros hermanos, y debemos protegerlos en todo lo que podamos. El relato cuando habla del derramamiento de sangre, en el original contiene el plural, o sea “sangres” (v.11), lo cual indica que posiblemente este asesino lo golpeó en diferentes lugares, donde brotaba la sangre a borbotones y que le dio más de un golpe en diferentes partes del cuerpo.
Ge. 4:12
“Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor; vagabundo y errante serás en la tierra”. La palabra castigo también puede traducirse iniquidad; no estoy seguro que él midiera la anchura de su pecado y que le llamare de forma tan correcta: iniquidad. Posiblemente se refiere a eso, a que sería un hombre derrotado toda su vida, al mal progreso económico, ¿no? Y eso le pareció un castigo demasiado grande para soportarlo (v.13). ¿Sí? Peor es que lo hubiera encerrado en la cárcel a cadena perpetua, que lo hubiera devorado una fiera, matado un rayo, o como a Judas Iscariote que se cayó por un barranco y se destripó. Siempre a uno le parecen los castigos de Dios grandes cuando merecemos más. Generalmente la misericordia y la justicia en el castigo, son templadas.
Ge. 4:14,15
Da a entender que la raza había crecido, estaban dispersos y muchos no se conocían y había hombres peligrosos a los cuales Lamec temía. En tan poco tiempo aquella sociedad estaba como la nuestra (vv.17,19,23).
Ge. 4:17
No es importante romperse la cabeza para saber de dónde salió la mujer de Caín, era hija de Adán, pero Moisés sólo escoge la historia que es conveniente para su propósito sacerdotal, la de Caín y de Abel.
Ge. 4:20-22
¡Vaya, qué aporte dieron los descendientes de Caín a la ganadería, la música y al progreso en el uso de los metales, para hacer armas de guerra, cuchillos y espadas, armaduras! Y ¿por qué no pensar que arados para los bueyes y azadón para la tierra y otros análogos? El nombre de la hermana significa placentera o bella. El progreso de la sociedad parece más relacionado al linaje de Caín que al de Abel; de este se mantiene, quiero decir de sus descendientes se mantiene silencio en relación con el avance. Así son las cosas de Dios, como abandona a una comunidad que apenas se percata de la existencia de los valores espirituales.
Lamec y su canción hebrea
Ge. 4:23,24
El escritor ahora nos da el árbol genealógico de Caín. El material y la forma de este material es diferente de los anteriores. Algunos intérpretes piensan que se han usado dos fuentes en la confección de este capítulo, o son dos genealogías o el orden de ella se ha perdido. El editor simplemente se limita a preservar la historia y sus intenciones… el uso del hierro que sigue a la edad del bronce es obviamente posterior en la escala social de lo aquí representado. Estos versículos contienen una canción de Lamec donde se gloría e ilustra el crecimiento de la poligamia y la brutalidad ya existente entre aquellos hombres; un eco de esto se halla en Mt. 18:22. La canción misma es una buena ilustración de un poema que consiste de seis líneas donde la segunda, la cuarta y la sexta repiten el pensamiento y la forma de la primera, tercera y quinta. Esto es lo que se entiende por paralelismo de la poesía hebrea” (Broadman Bible Commentary). Como he dicho, en estos capítulos se ve la influencia mosaica hebrea del editor. Dios revela su nombre en hebreo, Dios es hebreo, el paraíso es hebreo, el oro de la tierra de Havila es judío, Adán es hebreo, Abel es un buen hebreo y Caín uno malo, y el mundo es hecho en seis días, con el cincel con el que Moisés copió los Diez Mandamientos, y santificó el sábado de adoración.
Probaron andar sin Dios y no les fue bien
Ge. 4:26
Si esto es simultáneo con lo anterior, empezaron a orar principalmente debido a la violencia que había en el mundo (los asesinatos de Abel y el que mató Lamec, y otros que no se mencionan), cuyos crímenes quedaban impunes. Con Caín no hicieron nada y este Lamec aunque tenía miedo que lo mataran regó el rumor que Dios no quería que lo tocaran. La bigamia había comenzado y se propagaba. Entonces los hombres piadosos abrumados por aquello empezaron a invocar el nombre de Dios (Ge. 6:11-13; 4:19,23).
Esto tuvo que ser un derramamiento del Espíritu Santo, porque sólo cuando pasa eso los hombres empiezan a orar; primero, confesando sus pecados, dando gracias por la misericordia recibida, gozándose en él, regocijándose en la verdad y disfrutando la esperanza. Jehová hasta ese momento era una deidad ignorada, dejada, substituida, pero a partir de entonces, habiendo probado andar sin él, lo llamaron. Como siempre pasa y pasará. Y estamos esperando que pase, sí, oh, Dios. Amén.
Veo por lo menos estas cosas importantes: la longevidad dentro de los “hijos de Dios” (6: 2), que son los descendientes de Set; promediaban más de 800 años. Lo otro es establecer una línea recta entre Set y Noé; las otras cosas son detalles que sirven para hacer verosímil la historia.
Ge. 5:1-32
1Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. 2Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados. 3Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set. 4Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 5Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió.6Vivió Set ciento cinco años, y engendró a Enós. 7Y vivió Set, después que engendró a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas. 8Y fueron todos los días de Set novecientos doce años; y murió.9Vivió Enós noventa años, y engendró a Cainán. 10Y vivió Enós, después que engendró a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas. 11Y fueron todos los días de Enós novecientos cinco años; y murió. 12Vivió Cainán setenta años, y engendró a Mahalaleel. 13Y vivió Cainán, después que engendró a Mahalaleel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas. 14Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez años; y murió. 15Vivió Mahalaleel sesenta y cinco años, y engendró a Jared. 16Y vivió Mahalaleel, después que engendró a Jared, ochocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. 17Y fueron todos los días de Mahalaleel ochocientos noventa y cinco años; y murió. 18Vivió Jared ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc. 19Y vivió Jared, después que engendró a Enoc, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 20Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y murió.21Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. 22Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. 23Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. 24Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios 25Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec. 26Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas. 27Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió. 28Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; 29y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo. 30Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. 31Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió.32Y, siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet”.
Ge. 5:2
“Varón y hembra los creó; y los bendijo, y los llamó Adán el día en que fueron creados”. La pareja humana estaba otra vez necesitada de la bendición de Dios, para su futuro en el matrimonio. No hay un sexo intermedio ni tercero. Si aparece, no fue Dios el creador sino Satanás.
Ge. 5:3
“Engendró un hijo conforme a su semejanza”. Impuro. ¿Para quién has parido tus hijos, para ti, para ellos, para Dios o para el diablo? Cuando Adán tuvo otro hijo en lugar de Abel el que perdió se dice que lo engendró conforme a su imagen: impuro, opaco, sin gloria, le transmitió en sus genes y alma todas sus malas inclinaciones, la semilla de la muerte. El parecido genético sería mayor que el físico.
Iban caminando juntos y Dios le dijo vete conmigo
Ge. 5:18-22
“18Vivió Jared ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc. 19Y vivió Jared, después que engendró a Enoc, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 20Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y murió. 21Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. 22Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas”.
Su primera experiencia como padre, cuando nació su hijo Matusalén, fue un acontecimiento especial para él. Supongo que fue una experiencia de cambio espiritual porque ella marcó el fin de una marcha carnal que llevaba y comenzó a caminar con Dios. Por sesenta y cinco años no caminó en el Espíritu sino en la carne, siendo como era, un hijo de Set, y parte del linaje de Dios.
Su conversión fue profunda y con todo su corazón, porque dice que “caminó con Dios”, que es una forma exacta para decir que en todos los caminos de su vida se encontraba Dios, una forma también de decir que ahora su vida era una vida espiritual; o tal vez porque ahora andaba más tiempo con Dios que con la gente, le deleitaba desde entonces, más la compañía divina que la humana; tenía más sociedad con lo que existe en el espíritu que con lo que existe en lo físico (Col. 1:10).
Sin embargo, este hombre no era un asceta sino un profeta (Jud. vv.14,15). Es bueno que el Espíritu nos haya conservado esta pequeña nota de algún sermón suyo, porque por medio de ella nos enteramos de su difícil contexto social, muy difícil, lleno de gente impía por entre las cuales se fue abriendo paso con Dios; gente que merecía el juicio divino. Entre ellos caminó con Dios y fue profeta que los reprendía; fue, pienso, el primer profeta que el mundo tuvo. No escribió ningún libro, pero milagrosamente se conserva esa nota hallada también en un libro apócrifo. Gente dura, que blasfemaba contra Dios; pero si Satanás abrió la boca de ellos, Dios abrió la de Enoc, un “joven” de 65 años, comparando su edad con la de otros. Una buena lección que nos dejó. Comenzó a caminar con Dios y a huir de las pasiones juveniles, a predicarles el juicio; supongo que el diluvio unas cuantas largas generaciones más, o la segunda venida de Cristo.
Llamaba al mundo a volver a Dios, a caminar en sus pasos como él lo hacía; y a este hermano, como una perla de la profecía, Dios lo llevó al cielo vivo, para que los hombres levantaran sus ojos de la tierra, para que pensaran no en la longevidad en este mundo sino en la eternidad con Dios, pues aunque estuvo en este mundo muchos menos años que su hijo Matusalén, fue más bienaventurado y feliz que todos ellos por su forma de andar que lo hizo dichoso y después porque “estar con Cristo es muchísimo mejor” (Flp.1:21-23) . En su época ya los hombres querían quedarse para siempre en este mundo. No podían imaginar que Dios crearía otro, que hubiera otro además de éste; por eso fue traspuesto y lo buscaron, pero en vano (He. 11:5). La incredulidad caminaba rampante con este mundo y Enoc con Dios. Hay un mundo más allá. Iban caminando juntos y Dios le dijo vete conmigo. Oh, Señor, que yo tenga testimonio de haberte agradado. Oh sí, te agrado. Amén.
Ge. 5:21-24
En vez de “21Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. 22Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. 23Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. 24Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios” (ver 6:9), la V.I. traduce “y como anduvo fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó”. “y no hallado”, sólo aparece en la Septuaginta. Nadie se explicaba qué se había hecho; pensaron que alguna fiera lo había devorado, que se había ahogado en algún pozo, despeñado por algún precipicio o que comenzó a caminar y desapareció del mapa; la gente lo vio andando y no sabía si se trasladaba del país o iba a alguna otra parte. Dios lo sustrajo para sí. Lo levantó de la tierra y lo puso en el cielo (He. 11:5; Jud. 1:14).
Ge. 5:22-25
“22Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. 23Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. 24Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. 25Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec”. Observa que el más santo del mundo en ese entonces no pecó por casarse y engendrar hijos. Su matrimonio no fue un pecado ni le obstaculizó su faena santa, ni contristó al Espíritu Santo multiplicándose; vivió santísimamente, más que los solteros, él con hijos, y fue al cielo.
Lo que la gente quiere que seamos y lo que Dios quiere
Ge. 5:28,29
“28Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; 29y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo”. El nombre Noé significa reposo o descanso. La palabra descanso también significa confort. Las palabras parecen una ironía por el diluvio que se avecinaba. El reposo vendría después del diluvio. La intención de esta declaración es dar esperanza. Algunos dicen que fue un inventor de instrumentos agrícolas y que con ellos se hizo más fácil el cultivo. Pero no sé de dónde lo han aprendido. Lo que sí se sabe y eso en sentido general, es que le pusieron por nombre Noé presintiendo que tendría alguna comisión, o vocación divina, como benefactor de la humanidad: un gran economista, algún célebre inventor, cualquiera otra cosa que ayudara a la gente en sus labores agrícolas y de pastoreo. Pero la misión de Noé fue diferente, más celestial que terrenal, e inquietó a sus contemporáneos con sermones de juicio, fue un predicador antes que un magnate industrial, lo opuesto a los sueños y esperanzas que se hicieron con él. Sabían que Dios haría algo, pero no lo que ellos pensaron. Quizás dirían “¿qué llegará a ser este niño?” (Lc. 1:65). Lo que la gente quiere que seamos y lo que Dios quiere son dos cosas distintas.
Ge. 6:1-22
“1Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, 2que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. 3Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. 4Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. 5Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. 6Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. 7Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. 8Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. 9Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé. 10Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet. 11Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.12Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. 13Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. 14Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. 15Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura. 16Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero. 17Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. 18Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. 19Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán.
20De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.21Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos. 22Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó”.
Ge. 6:1-8
“Y le pesal Señor haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en su corazón”. Es una introducción a la historia del diluvio con algunos aspectos importantes y un par de ellos esenciales: el tiempo para el arrepentimiento de la humanidad estaba fijado, 120 años (v.3). Un solo predicador para todo el mundo, Noé. El segundo aspecto esencial es la decisión divina de exterminar la humanidad. Cuando Moisés escribe esto, “se arrepintió” de haber hecho al ser humano en la tierra y le dolió en el corazón... ¡me arrepiento de haberlos creado! (vv.6,7), ya era historia; lo que Moisés hace es interpretar la historia del juicio de Dios, la conclusión por lo que había hecho, y lo pone en palabras como si Dios lo hubiera dicho, para que se entendiera que lo ocurrido había causado gran dolor a él y que el hombre era el culpable. Calvino dice que lean eso los arminianos que imaginan que al hombre le queda algo bueno en sí. Y ¿qué se pudiera decir de este mundo del siglo XXIII que es mejor que aquel otro? En ninguna manera.
Son bellas, o exóticas, más que las cristianas
Ge. 6:2
“Los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que les gustaban” (2 Pe.2:4,5; Jud.1:6,7). Es un pecado muy grande la contaminación matrimonial de la raza santa. Deja que los hijos del mundo se casen entre ellos y los jóvenes creyentes con hijas de Dios. Dice Gill lo siguiente:
“Según escritores árabes después de la muerte de Adán la familia de Set se separó de la de Caín. Set tomó a sus hijos y esposa y se instaló en una alta montaña (Monte Hermón) en la cumbre donde su padre Adán había sido sepultado, y Caín y todos sus hijos vivieron en el valle debajo donde Abel fue muerto. Set sobre la montaña obtuvo un prestigio de santidad y pureza, y se hallaban tan cercanos a los ángeles que podían escucharlos y unirse en alabanzas con ellos y por esa razón él y sus hijos recibieron el nombre de “hijos de Dios”. Su padre Set y los otros patriarcas les habían dicho que no descendieran y se juntaran con los habitantes del valle con los hijos de Caín. Algunos de ellos desobedecieron y bajaron y tomaron mujeres y después les siguieron otros atraídos por la belleza de ellas. Dicen algunos autores judíos que siendo los cainitas más numerosos y poderosos que ellos sólo le permitieron casarse con sus mujeres, agradando la carne sin tener en cuenta el carácter moral y civil de ellas, sin el consentimiento de sus padres y sin consultar a Dios cometiendo así fornicación a lo cual aquellas mujeres tenían adicción además del baile y las canciones mundanas, y esos fueron los atractivos que hicieron que aquellos jóvenes dejaran el monte santo y descendieran a tomarlas”. Como si dijeran entre ellos, “son bellas, más que las cristianas”. El NT, concretamente Pablo, dice “no os unáis en yugo desigual con los incrédulos” (2 Co. 6:14-18). Ese yugo pesa mucho y se lamenta toda la vida haber fantaseado que algún día ellos se harían cristianos. No es cierto que sean más bellas, sino más sensuales y exóticas, y llenaron más los ojos de los hijos de Dios que sus hermanas en la fe.
Ge. 6:3
“Entonces el Señor dijo: No contenderá mi Espíritu para siempre con el hombre, porque ciertamente él es carne. Serán, pues, sus días ciento veinte años”. Es el tiempo que se le dio para el arrepentimiento. Más de un siglo, ¿no cree que es suficiente para que cambien las cosas en una sociedad? Tal vez, es casi seguro, que por eso un imperio bueno que comienza a descomponerse no se derrumba en pocos años, sino en varios siglos, ejercitando Dios su paciencia y misericordia y dándole oportunidad para el arrepentimiento.
Ge. 6:4
“Y había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y ellas le dieron a luz hijos. Estos son los héroes de la antigüedad, hombres de renombre”. No ángeles sino los hijos de Set. Algunos piensan que fueron demonios, vestidos como ángeles de luz. Esa mezcla espiritual produjo héroes, y gigantes, hombres no celestiales pero consagrados al mundo con mucha influencia religiosa: morales, justos, fieles, valerosos, honrados. Sin embargo, la influencia de ellos fue sólo terrenal, política, económica, militar, pero no espiritual. La tierra siguió corrompiéndose, aunque ellos la habitaban, porque no es el estado, el ejército, quien preserva la sociedad sino el evangelio a través de la iglesia. ¿Por qué ella se ha de diluir en él? Ese ejemplo bíblico es vívido hoy en día aquí en Estados Unidos y en otras partes donde lo que apenas va quedando del evangelio es un frío residuo.
Ge. 6:5
“Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal”. Señor, el corazón tiene esa misma enfermedad, continuamente espera que se le pase el efecto de un buen sermón, el fuego de un tiempo de meditación y estudio y vuelve a la carga. Con toda seguridad no soy el único, sino que esa epidemia la padece cada ser humano, y la enfatiza en verdad la teología calvinista. Nuestra salvación es por gracia, desde una punta hasta la otra.
Ge. 6:7
“Me pesa haberlos creado”. Más bien es “me duele, me siento triste, suspiro”. Es un antropomorfismo hebreo; eso no quiere decir que Dios reconoció que se había equivocado y que su plan no había funcionado como lo previsto. Dios es omnisciente y su presciencia lo conoce todo y nada le toma por sorpresa. Quiere decir que en el mundo pasan cosas que a Dios le hacen suspirar y que no toma placer en castigar a los hombres. Eso se dice para que ni aun en el castigo dejemos de mirar a Dios buscando su compasión. Y los arminianos ¿qué piensan de eso? Tengan en cuenta el antropomorfismo que a Dios le pesó haber hecho al hombre, y no digan que tiene algo bueno. Ge. 6:9-22
“Noé andaba con Dios”. Noé era una excepción, el único hombre no violento en aquella sociedad donde los hijos de Dios (los hijos de Set) se habían casado con la descendencia de Caín y Lamec, los cuales fueron violentos, y mezclada la raza espiritual con la carnal, se volvieron tan salvajes como ellos. La dimensión del arca es extraordinaria, la Versión Internacional dice que tenía 140 metros de largo, 23 de ancho y 14 de alto, tres pisos (6:15,16). ¡Imagínese usted un barco con ese tamaño! Y lleno de animales, un puñado de personas, flotando sobre el agua, y que tuvo que ser enorme la cantidad que cayó. Ciento veinte años de la vida de Noé fueron dedicados a este proyecto exclusivamente (6:22). “Caminó con Dios” quiere decir que estuvo viviendo como agradaba a Dios, que siempre anduvo en los caminos del Señor y que no dio un solo paso sin su aprobación. En tanto tiempo no da un sólo paso ni tiene un solo tropiezo espiritual, es un milagro de la gracia de Dios, y ella en Noé lo logró
Ge. 6:11-13
“Y la tierra se había corrompido delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia”. Es la violencia lo que enfatiza, pero las dos cosas porque la corrupción también formó parte del paquete. Los hombres se trataban mal, los unos a los otros, y daba miedo vivir entre ellos. Había suficiente mundo para que cada uno viviera donde escogiera, había espacio y recursos para todos, sin embargo, pelearon entre ellos por las pasiones que combatían en sus miembros, y dividían la tierra de todos en dueños particulares (10:25; Sgo. 4:1-2). Eso no tiene nada que ver con el engaño de un estado político que se lo toma todo. En todo el relato hasta el v.22 en varias ocasiones Dios le asegura a Noé que, por su causa, “contigo” (vv.18,19), es que se salva la familia y también las especies.
Ge. 7:1-24
“1Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación. 2De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra. 3También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra. 4Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice. 5E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová. 6Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra. 7Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos. 8De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra, 9de dos en dos entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé. 10Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. 11El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, 12y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. 13En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca; 14ellos, y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de toda especie. 15Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida. 16Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta. 17Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra. 18Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas. 19Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. 20Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes. 21Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre. 22Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió. 23Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca. 24Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días”.
Ge. 7:1
“Entonces el Señor dijo a Noé: Entra en el arca tú y todos los de tu casa; porque he visto que sólo tú eres justo delante de mí en esta generación”. No dice delante de “ellos” sino delante de mí.
Para hacer grandes cosas para Dios no tienen que ser muchos
Ge. 7:2,3
“De todo animal limpio tomarás contigo siete parejas, el macho y su hembra; y de todo animal que no es limpio, dos, el macho y su hembra”. El tamaño del arca es enorme, para indicarnos que la salvación también es grande, que Cristo es grande, y la selección de animales limpios y no limpios da a entender la preservación indiscriminada de la especie, y que intrínsecamente nadie es puro, a no ser que sea purificado por Dios. Las dimensiones del arca son establecidas, limitadas, y en ella no cabría una multitud de personas porque Dios sabía que no iban a entrar, y limitó el espacio. Una señal de la omnisciencia y predestinación. Nociones de la ley antes de su promulgación. Los diez mandamientos existían, pero no habían sido promulgados. Moisés, incluyendo el Génesis uno lo enfoca por la ley. Ya el hombre había sido enseñado en la clasificación religiosa de las especies, o es Moisés quien ha compilado la historia y se le reveló eso. Me parece más bien como he dicho, siendo Moisés el autor de este libro, aparece sobre él la influencia de la ley. ¿Tan pocos? ¿Repoblar el mundo con dos de cada uno? ¿Y si se enferman y se mueren? ¿Y si alguno tiene un accidente? No se enfermará ninguno ni habrá accidentes que lamentar. Todo irá bien, la providencia de Dios se encargará de eso porque “al hombre y al animal conserva” (Sal. 36:6). Dios con poquísimos repuebla el mundo. Así con un puñado de personas y no muchos sabios y entendidos (1 Co. 1:26). Cuando Israel entró a Egipto, eran unos setenta y cinco, y cuatrocientos años después, salió más de un millón (Hch. 7:14). A no pocos ministros en la actualidad se les ha metido en sus cabezas, que para hacer grandes cosas para Dios tienen que ser muchos en números. Si Dios dice que metan en el arca, un par de pájaros, ninguno de los dos se enfermará ni se morirá.
Ge. 7:4
“Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches, y borraré de la faz de la tierra a todo ser viviente que he creado”. Para Dios fue muy duro destruir la obra de sus manos. Hay Biblias anotadas con notas curiosísimas que dicen de donde salió tanta agua. Vaya usted a saber de dónde vino, pero vino.
Ge. 7:7
“Entonces entró Noé en el arca, y con él sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos, a causa de las aguas del diluvio”. Noé no tiene nietos. Bendito sea Dios ¡creyeron! Si no podemos hacer salvos a algunos, por lo menos pidamos a Dios que nos ayude a salvar la familia y podamos decir “yo y mi casa serviremos a Jehová (Jos. 24:15)”.
Ge. 7:8
“De los animales limpios y de los animales que no son limpios, de las aves y de todo lo que se arrastra sobre la tierra”. Observa que la humanidad desde el principio tenía el conocimiento levítico sobre animales religiosamente aceptables o inaceptables (7:20). Más parejas limpias que no limpias, supongo que por los sacrificios.
Ge. 7:9
“De dos en dos entraron con Noé en el arca, macho y hembra, como Dios había ordenado a Noé”. ¡Qué bonitas son las parejas! Noé no los condujo al arca, Dios los trajo por medio de su Espíritu. ¡Dios bendiga las parejas y por parejas traiga los matrimonios a su iglesia! No es con ejército ni con fuerza que los pecadores acuden a Cristo sino con su Santo Espíritu (Zac. 4:6); no hay que salir a torearlos, ni darle la vuelta al mundo para traer prosélitos (Mt. 23:15), para eso está el Gran Misionero, el Espíritu Santo; y nadie puede venir a Cristo si el Padre no lo trajere (Jn. 6:44; Jn. 6:65).
Ge. 7:10
“Y aconteció que a los siete días las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra”. Dios no da un solo paso sin un significado legal. Me refiero al muy simbólico número siete.
Ge. 7:12-16
“Entraron, pues, con Noé en el arca de dos en dos de toda carne en que había aliento de vida”. Noé es como el Salvador del mundo, gracias a que había un hombre justo que caminaba con Dios y el mundo pudo ser salvado por él (Ge. 6:9). También Enoc caminó con Dios (Ge. 5:22,24). Un tipo de nuestro Señor Jesucristo. El arca es su obra. Una experiencia imborrable para este hombre y su familia, indescriptible para mí. No sé cómo pudo haber disfrutado el gozo de su salvación. Tantos años construyendo la embarcación y con tan pocos salvándose. Un ministerio importante para él y la historia y de poco éxito inmediato. Por eso, el propósito de Dios, su voluntad, es el mayor éxito.
Jehová cerró la puerta porque era tarde y peligroso
Ge.. 7:16
"... Jehová cerró la puerta..."
¿Sabes lo que significa en el NT una puerta cerrada? Lee este ejemplo puesto por Jesús: “pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco” (Mt. 25:10-12). Lo que está diciendo es que él, es la puerta que ahora está abierta; y eso lo sabemos porque somos predicadores, que Dios no la ha cerrado todavía, y que es el pecado y los equivocados maestros de ella que van de puerta en puerta y edifican sus templos para enseñar equivocadamente el significado de la Palabra de Dios. Los escribas en tiempos de Jesús eran los máximos exponentes de la Escritura, sin embargo, sus interpretaciones podrían estar equivocadas porque generalmente las acompañaban con malas tradiciones humanas. Jesús se quejó con amargura de esta situación y dijo: “¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis” (Lc. 11:52).
Y como dijo el Señor, la llave de esa puerta es el conocimiento de Cristo Jesús. Y esa llave es la misma que Dios usó para abrir nuestras mentes y corazones, nuestra alma y nuestro hogar a su Palabra, a sus evangelistas, a los libros cristianos, a la iglesia. Sí, claro que llegó hasta nuestras emociones, pero como dice específicamente el autor de Hebreos, que Dios puso primero su palabra en nuestra mente y después en nuestro corazón (Je. 31:33; He. 8:10). Y así es como hemos venido a ser el pueblo suyo, no de otra manera, porque el gran apóstol Pablo dijo que la incredulidad tiene que ser quitada con el conocimiento de la Palabra de Dios, y se pone él mismo como ejemplo de esa verdad doctrinal, y afirma que por esa vía dejó de ser blasfemo, injuriador y perseguidor de la iglesia (1 Ti. 1:13).
Los cambios mentales y espirituales, y de conducta de un pecador se producen por el conocimiento que tiene, y la altura, anchura y profundidad de su amor por Dios, por el prójimo, es decir, su vida cristiana depende de ese conocimiento (Ef. 3:18,19), y es como el cristiano, nosotros, nos llenamos de la plenitud de Dios.
Volviendo por donde empecé, Jehová después de 120 años de predicación en vano, decidió que eran suficientes los sermones oídos y cerró él mismo la puerta del arca de salvación. Para que los de afuera no pudieran entrar y los de adentro estuvieran seguros, para que los animales no pudieran salir ni los que asustados quisieran hacerlo; en ese momento el arca era como una prisión. Eran “prisioneros de esperanza” (Zac. 9:12); como “esclavos de Cristo” (1Co. 7:22); aunque los humanos que viajaban y los brutos quisieran abandonar el barco de la salvación (Cristo) no podrían porque la puerta estaba cerrada por la mano de Dios y sin el permiso de ellos, por supuesto para su propio beneficio, para que sus instintos carnales no vencieran la salvación. Y para que los que estaban afuera: carpinteros, calafateadores, ensambladores incrédulos, curiosos y burladores, aunque quisieran entrar, por compasión nadie podría abrirles la puerta porque era tarde y peligroso. Era el fin de mundo, la venida de Cristo.
Ge. 7:17
“... y se elevó sobre la tierra”; observa como la salvación consiste en una elevación un levantamiento de sobre la tierra, en un ascenso; lo mismo que causó la muerte del mundo salva a los creyentes, para unos, aguas de juicio y para otros de justificación. La resurrección ha de ser también una elevación desde la tierra a la gloria de Dios.
Ge. 7:18
“Flotaba”; en apariencia a la deriva sin embargo bajo la supervisión de la providencia. No estaba diseñada con un timón ni con remos para navegar, su fin era la salvación y no una nave de recreo o de transportación. Sobrevivir. No hundirse. Hasta que las condiciones cambiaran. Hay situaciones así, sólo hay que flotar, uno no puede dirigirse a ningún sitio, no puede, no conoce ni sabe dónde, es esperar que todo se aquiete y calme y cuando sea posible salir.
El salvador de muchos animales y poca gente
Ge. 7:23
“... y quedó Noé solamente, y los que con él estaban en el arca”. Es una pena también que los animales se hubieran ahogado, aunque no era culpa de ellos el pecado humano los afectaba y caían dentro del juicio divino. Por eso es por lo que el apóstol dice que la creación “gime a una” esperando la redención del mundo, y que ella sea libertada de la esclavitud del pecado y del juicio. Gime por causa del pecado humano, y se une a la iglesia en ese mismo clamor (Ro. 8:22,23).
¡Qué desolado y triste quedó el mundo! La tierra estaba de nuevo “desordenada y vacía” y Dios volvería a empezar por el principio, hacer una humanidad nueva con el mejor de los hombres; pero desgraciadamente aquel salvador era imperfecto y sus descendientes frustraron las intenciones de Dios y el hombre nuevo, la nueva humanidad, resultó ser tan perversa como la primera. Dios sabía eso, pero quiso que conociéramos su indignación contra el pecado, el juicio; que una nueva humanidad sólo es posible de modo distinto, con una nueva creación espiritual; y que en ningún otro hay salvación sino en Jesucristo (Ge. 8:20-22; Hch. 4:12). Hoy existen las mismas causas para que Dios decida abolir de la faz de la tierra la raza humana. “Tal el terrenal tales los terrenales, tal el Celestial tales los celestiales”. Los hombres siguen corrompiéndose y la violencia está por todas partes. La historia del mundo es la historia de la salvación y la condenación. Aquellos otros se salvaron por la compañía de Noé. Jesús hizo referencia al diluvio y a su segunda venida, diciendo “será como los días de Noé” (Mt. 24:37; 1 Pe. 3:20).
Ge. 8:1-22
“Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas. 2Y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida. 3Y las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días. 4Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat. 5Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cimas de los montes. 6Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho, 7y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. 8Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra. 9Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca. 10Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca. 11Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra. 12Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él. 13Y sucedió que en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero, el día primero del mes, las aguas se secaron sobre la tierra; y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he aquí que la faz de la tierra estaba seca. 14Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra. 15Entonces habló Dios a Noé, diciendo: 16Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo. 17Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra. 18Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él. 19Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca. 20Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. 21Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. 22Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche”.
Ge. 8:1
“Y se acordó Dios de Noé y de todas las bestias y de todo el ganado que estaban con él en el arca; y Dios hizo pasar un viento sobre la tierra y decrecieron las aguas”. Los antropomorfismos bíblicos son buenos para orar, nos expresan mejor. Dios siempre se acuerda de nosotros; tal vez eso se dice porque Noé imaginó, sin fundamento, que era demasiado tiempo su encerramiento y que Dios se había olvidado de que lo había puesto allí. Pura imaginación la mía sobre Noé. Dios no se olvida dónde nos destina, donde nos hallamos de paso y plantamos nuestra tienda, y si nos hará regresar, cambiar el rumbo o proseguir; Dios nos habla desde “un torbellino”, como al patriarca (Job 38:1; Job 40:6).
Ge. 8:3
“Las aguas bajaron gradualmente de sobre la tierra…”. Después del castigo de Dios las cosas se normalizan gradualmente. No hay que perder la paciencia ni la esperanza de que las cosas vuelvan a su normalidad. La palabra significa “caminar”, o sea retrocedieron, caminaron hacia atrás, abandonando la tierra.
La memoria y los papeles de Noé
Ge. 8:4-10
“En el mes séptimo en el día diecisiete el arca descansó”. Tantos detalles sobre el diluvio además de las medidas del arca me hacen suponer que Noé escribió un diario de todos aquellos acontecimientos; me imagino que junto con las notas de los sermones o testimonios que le daba a aquella gente por 120 años, o juntamente con los papeles de orden financiero que tenían que ver con la construcción del arca. Noé debió ser un hombre de letras y tal vez tuvo que ver algo con los relatos anteriores. Los detalles que siguen a continuación dan a entender que hubo otra persona que usó esos papeles para formar lo que hoy constituye parte del Génesis, creo que Moisés. Si no hubo ningún diario tuvo que haber habido prodigiosas memorias que de modo oral relataran fechas y acontecimientos con sorprendente exactitud, hasta que alguien las pusiera en piedra, papiro, o pergamino. Dios salvó la verdad hasta nosotros.
Ge. 8:9
“Pero la paloma no encontró lugar donde posarse, de modo que volvió a él, al arca, porque las aguas estaban sobre la superficie de toda la tierra. Entonces extendió su mano, la tomó y la metió consigo en el arca”. Oh, Señor, bendito y amoroso, somos tan torpes que, aunque haya una ventana abierta por tu Hijo no sabemos entrar, y a menos que tú extiendas tu mano y nos lleves adentro de ti, no seremos salvos. Revoloteamos afuera, seguimos ajenos, damos vueltas inútiles y no hallamos nuestro agujero. Atráenos, Señor. Usa tu ciencia, saca de un juicio a tus tórtolas, tómalas en tu mano y regresa nuestras almas a ti. Que nunca más vuelva a volar lejos de ti, extienda yo mis alas dentro de tu nombre; en el arca de la fe en tu mano ella se pose. Vuelva yo a ti con una hoja de olivo de paz en mi boca.
Ge. 8:12
"... y esperó aún otros siete días...". Noé no era tan impaciente como yo pensé. Esa era una de las virtudes de nuestro Señor (2 Te. 3:5). La Biblia Textual traduce que Noé esperó “ansiosamente”.
Ge. 8:15-19
“Sal del arca tú, y contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos”. Pobladores de un mundo viejo desembarcan en uno nuevo, y con el paso de los años las cosas se pondrían igual, porque con ellos llevaban el germen de la discordia.
No pierdas las ganas de vivir
Ge. 8:20-22
“Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud; nunca más volveré a destruir todo ser viviente como lo he hecho”. Dios se juró a sí mismo no azotar de nuevo al mundo con un cataclismo como el anterior, porque no valía la pena; haría falta un hombre nuevo, “creado en la justicia y la santidad” (Ef. 4:22-24). Noé y sus sobrevivientes transmitirían la epidemia que llevaban en sus venas. El mundo estaba seguro sólo con todos sus hombres muertos, con una justicia absoluta, y con una nueva creación. La carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios. Oh qué enseñanzas de redención nos da el diluvio.
¿No estaba triste por lo que había pasado o agradecido por lo que Dios había hecho? Después de una gran guerra los templos deben abrirse para arrepentimiento y alabar a Dios. No juzgues la justicia de Dios con otros cuando es tan misericordioso contigo.
Esto uno puede mirarlo como una promesa para alentar el corazón de la humanidad, para mirar hacia delante, y no perdiera las ganas de vivir; y tuvo resultado porque empezó a cantar “¡mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches!" (este último versículo aparece escrito en forma poética o si se hubieran convertido en una canción); el mismo ánimo que ha tenido después de las dos grandes guerras mundiales. Otra forma de mirar el texto es pensar que a Dios le pesó lo que había hecho porque él no se siente feliz después que castiga al hombre, no es dichoso con las tragedias humanas. El castigar a sus criaturas no forma parte intrínseca de su carácter.
Ge. 8:20
“Tomó de todo animal limpio, de toda ave limpia y ofreció sacrificios”. Es obvio que no lo haya hecho a penas salir del arca, o los animales y las aves se reprodujeron dentro. Prefiero pensar que después de un tiempo fue que hizo esos sacrificios.
Ge. 9:1-29
“1Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra. 2El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. 3Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. 4Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis. 5Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. 6El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.7Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella.8Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: 9He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; 10y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra. 11Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. 12Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos:13Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.14Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes.m15Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne. 16Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra. 17Dijo, pues, Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne que está sobre la tierra.,18Y los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet; y Cam es el padre de Canaán. 19Estos tres son los hijos de Noé, y de ellos fue llena toda la tierra. 20Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña;21y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda. 22Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera.23Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre. 24Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, 25y dijo: Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos. 26Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, Y sea Canaán su siervo. 27Engrandezca Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de Sem, Y sea Canaán su siervo. 28Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años. 29Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió”.
Ge. 9:1
“Bendijo Dios a Noé y a sus hijos”, qué bonito es eso, al padre, a los hijos, sus nueras, etcétera.
Ge. 9:2
“Y el temor y el terror de vosotros estarán sobre todos los animales de la tierra, y sobre todas las aves del cielo, y en todo lo que se arrastra sobre el suelo, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados”. Le habla como le había hablado a Adán, porque en ese momento era como Adán.
Ge. 9:4
“Pero carne con su vida, es decir, con su sangre, no comeréis”. Dios no le dio la ley sólo a Moisés, y a nadie más, ella venía siendo dispersada y enseñada en el mundo. Moisés la recibió de forma especial, él la amplió, en cualquier época que uno viviera podría agradar a Dios, los diez mandamientos. “La sangre”, “los diezmos” “la fe”, etc.
Reglamentos para vivir con Dios sin arte de adoración
Ge. 9:4-7
“Pero carne con su vida, es decir, con su sangre, no comeréis”. La prohibición de comer sangre, además porque se usaría en los sacrificios religiosos por el pecado, se hace para enseñar al hombre a no usar violencia contra sus semejantes ni quitarle la vida a nadie. En este punto histórico esta advertencia de ausencia de violencia es mucho más útil que la prohibición por razones ceremoniales que vendría muchos años después. Una de las fuertes razones que Dios tuvo para el diluvio fue la violencia doméstica y social. Marca bien eso en tu mente, los mandamientos ceremoniales y llamados “religiosos” son posteriores a los que tienen que ver con la humanidad y el comportamiento, con la vida agradable a Dios; al principio sólo existían leyes y reglamentos sin el arte en la adoración; posteriormente para Dios enseñar la redención introduce las ceremonias, y aquellos mandamientos originales fueron alargados hasta entrar en la religión por la ineficacia de los hombres en cumplirlos; pero cuando venga lo perfecto, y lo perfecto es el evangelio, todas esas ceremonias religiosas quedan suspendidas y con Cristo se retorna al trato de Dios con el hombre como al principio del mundo, con entera libertad y sin más mediadores que su Hijo. Cargar a los creyentes con la prohibición de las transfusiones apoyándose en estas palabras es derivar una mala función de las palabras de Dios.
Ge. 9:6
“El que derrame sangre de hombre,
por el hombre su sangre será derramada,
porque a imagen de Dios
hizo El al hombre.
[7] En cuanto a vosotros, sed fecundos y multiplicaos;
poblad en abundancia la tierra y multiplicaos en ella”.
El respeto a la vida humana; la dignidad del hombre no la toma de sí mismo sino porque es creado a la semejanza de la deidad. Es significativo que haya varios cánticos en Génesis. Los poetas, o la inspiración poética, se funden con la profecía y se vuelven en ocasiones, una. Y ella recuerda en la mente pública las grandes palabras y los grandes hechos de Dios. En cualquier sentido. Los profetas solían ser también poetas.
Mira no el arcoíris sino la cruz
Ge. 9:8-17
“Pongo mi arco en las nubes y será por señal del pacto entre yo y la tierra. Y acontecerá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se verá el arco en las nubes”. Hoy sabemos que el arcoíris es un fenómeno natural, un prisma de agua suspendido en la atmósfera a través del cual pasa la luz blanca y se descompone en sus preciosos colores; no es un fenómeno milagroso sin embargo es usado por Dios como una señal de un pacto con el hombre de que no volvería a destruir la tierra con agua para que el hombre pudiera mirar el cielo sin miedo y no se asustara cuando viera llover, es una promesa de paz y que ha entrado en acción su misericordia. Y eso no exceptúa los desbordes de ríos, deslaves y tsunamis. Este no es el origen del arcoíris sino de un pacto. Este texto es muy primitivo. Parece una porción sermonaria, como lo que anteriormente he dicho con relación al arrepentimiento de Dios: esas expresiones de “me acordaré del pacto” “yo lo veré y me acordaré” es una personificación verbal del hecho en sí; Dios no tiene que mirar el arcoíris para acordarse de nada. Y dicho de forma más sublime, nos mira a nosotros a través de Jesucristo y cuando nos ve pecar cambia sus ojos y mira la cruz donde juzgó nuestros pecados.
Ge. 9:8-13
“Quiero decir, que acabo de alargar mi paciencia y misericordia con los pecados de los hombres”.
Recurrió al alcohol para olvidar
Ge. 9:11-17
“Cuando el arco esté en las nubes, lo miraré para acordarme del pacto eterno entre Dios y todo ser viviente de toda carne que está sobre la tierra”.
Especialmente estas palabras van dirigidas al corazón de Noé y a la posteridad que se sienta como él cuando temblando sus piernas mientras bajaba las escaleras desde el tercer piso del arca, aterrado, para que renovara sus deseos de vivir, para que no se suicidara. No indica que haya bajado feliz y cantando, a no ser la promesa, porque él y su familia habían sobrevivido. Supongo que, todo lo contrario. Con ganas de no vivir tampoco.
Después de aquel espantoso y prolongado encierro y la horrible visión, como se ve en los vv. 20,21, desenterrando cadáveres, oliendo el hedor de la muerte por todos lados, no había ningún rincón con aire puro. Deprimido. No sabía cómo quitarse de su mente lo que había visto. No creo que se embriagara festejando el éxito en la cosecha (vv.20,21). Necesitaba un tratamiento espiritual. Perecieron sus amigos y compañeros, mujeres, niños, vecinos, y sus sonrisas o sus gritos estaban vivos en su memoria, y para olvidar recurrió al alcohol, y tampoco esa fue su solución sino la maldición de sus hijos (v.29). Dios lo hizo olvidar y le sanó sus recuerdos y pudo vivir tres siglos y medio más (vv.24-27).
Algo similar hará el Señor cuando veamos “la gran cena del Cordero” o ‘Las Espantosas Bodas del Cordero”. No podemos pasar la eternidad recordando el Juicio Final. ¿Cómo te sentirás en el día del juicio ante Dios y veas a tus amigos y familiares echados en las tinieblas de afuera y llorando con lágrimas que partirían el alma? La gran bendición del paraíso será olvidar. No acordarse es una bendición. En parte el infierno consiste en recordar, y no poder quitarse la culpa que traen esos recuerdos. Sepultar en el olvido. Danos, Señor, ¡una memoria sana y nueva!
Ge. 9:20-29
“Y bebió del vino y se embriagó y se desnudó en medio de su tienda”. La maldición del mundo está relacionada con la violencia, el alcohol y el sexo.
El destino del Medio Oriente, Europa y África
Ge. 9:18-28
“Y bebió el vino y se embriagó, y se desnudó en medio de su tienda. Y Cam, padre de Canaán vino la desnudez de su padre y se lo contó a sus hermanos que estaban afuera. Maldito sea Canaán; siervo de siervos será para sus hermanos”.
He pensado, en primer lugar, en el propósito que pudiera haber tenido Moisés al copiar este incidente en su libro, para justificar, sino para explicar la maldición de Dios sobre las naciones de Canaán; por esto y por todo lo que sigue Moisés se distingue como un gran historiador; esa “explicación” del origen de la maldición divina sobre estos pueblos parece desproporcional entre la falta cometida y el castigo impuesto. Uno puede entender la muerte de Adán y Eva por un pequeño pecado contra Dios, contra su santidad, pero ¿por un pecado de burla, murmuración, contra el mal testimonio de un padre borracho, justifica tan severa pena? Esa “profecía” aparentemente no brota porque haya venido el Espíritu Santo sobre este padre sino de su cólera, de su ira contra su hijo, una condena mosaica a la desnudez (3:7,21).
Sin lugar a duda a juicio humano es excesivo que por esta razón que él le marque su destino, cuando lo que pudo dañar el futuro de Canaán fue el mal ejemplo que Noé le dio a él, quizás la clase de trato que a partir de entonces el hijo recibió. Los padres tienen que cuidarse de las palabras que les dicen a los hijos y de la conducta que les presenten que influyan en el futuro y destino de ellos. Esencialmente los descendientes de Canaán fueron maldecidos por la conducta de ellos no por este incidente doméstico que parece explicar males nacionales tan grandes.
Pero tengo otra explicación que tiene que ver con quién es Canaán. Para explicar sencillamente la maldición sobre los cananeos; observa que no fue por pecados grandes como el homicidio sino por su desvergüenza y por ser de espíritu malo. Fue maldecido por lo que era tanto como por lo que hizo. La maldición que le impone es su servidumbre social, sería un pueblo explotado por los otros pueblos. Cuando Moisés avanza sobre Canaán conoce ya el destino de aquellas naciones; y más que una guerra de conquista sería el cumplimiento de una profecía.
Mucha importancia debemos darles a los pecados pequeños en la familia, a la vulgaridad, la inmoralidad, en la casa. Cuidado con libertades pecaminosas dentro de la casa. En estas palabras sencillas se ha echado el destino del Medio Oriente, Europa y África. La redención de esos pueblos es por medio del evangelio de Jesucristo que cambia el espíritu y el destino de ellos, con la gracia de Uno que es más que Noé en este lugar (Mt. 12:41,42).
Ge. 10:1-32
“1Estas son las generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio. 2Los hijos de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. 3Los hijos de Gomer: Askenaz, Rifat y Togarma. 4Los hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim. 5De éstos se poblaron las costas, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones. 6Los hijos de Cam: Cus, Mizraim, Fut y Canaán. 7Y los hijos de Cus: Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán. 8Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra. 9Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. 10Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. 11De esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot, Cala, 12y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande. 13Mizraim engendró a Ludim, a Anamim, a Lehabim, a Naftuhim, 14a Patrusim, a Casluhim, de donde salieron los filisteos, y a Caftorim. 15Y Canaán engendró a Sidón su primogénito, a Het,16al jebuseo, al amorreo, al gergeseo,17al heveo, al araceo, al sineo, 18al arvadeo, al zemareo y al hamateo; y después se dispersaron las familias de los cananeos. 19Y fue el territorio de los cananeos desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa. 20Estos son los hijos de Cam por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones. 21También le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Heber, y hermano mayor de Jafet. 22Los hijos de Sem fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. 23Y los hijos de Aram: Uz, Hul, Geter y Mas. 24Arfaxad engendró a Sala, y Sala engendró a Heber. 25Y a Heber nacieron dos hijos: el nombre del uno fue Peleg, porque en sus días fue repartida la tierra; y el nombre de su hermano, Joctán. 26Y Joctán engendró a Almodad, Selef, Hazar-mavet, Jera, 27Adoram, Uzal, Dicla, 28Obal, Abimael, Seba, 29Ofir, Havila y Jobab; todos estos fueron hijos de Joctán. 30Y la tierra en que habitaron fue desde Mesa en dirección de Sefar, hasta la región montañosa del oriente. 31Estos fueron los hijos de Sem por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones. 32Estas son las familias de los hijos de Noé por sus descendencias, en sus naciones; y de éstos se esparcieron las naciones en la tierra después del diluvio”.
Ya he dicho que Moisés fue un gran historiador y teniendo acceso a bibliotecas muy bien surtidas pudo escribir tantas cosas sobre el origen de la humanidad, dispuestas en importancia y en línea recta con la Ley que había recibido. Este señor llamado Nimrod generalmente se le tiene como el primer emperador, monarca o dictador que conoció la humanidad, sin embargo, este hombre valiente no lo era como David, una valentía épica, sino como cazador, delante de Dios. Pero se le tiene como un hombre malo.
En segundo lugar, era un gran constructor de ciudades, y conquistador de ciudades, sus reinos los alcanzó con la punta de la flecha no construyéndolos con sus propias manos y las de sus siervos. Las ciudades Babel, Nínive, las reconstruyó después de conquistarlas. Más adelante leemos lo de la construcción de una torre para hacerse una gente famosa (capítulo 11), lo cual, claro, estaba en oposición a la voluntad de Dios. Dios le estropeó el proyecto y tuvo que ser abandonado. Calvino piensa que era un salvaje guerrero y que lo que edificó fue con la fuerza y desmedida ambición. Es cierto que, aunque cazaba “delante de Jehová” por ningún lado se ve que buscara la gloria de Dios. La Biblia Textual traduce “enfrentado a Yahvé”.
Ge. 10:4
“Los hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim”. Moisés está haciendo un buen trabajo, el origen de las naciones del mundo.
Ge. 10: 6-10
“Él fue un poderoso cazador delante del Señor; por tanto se dice: Como Nimrod, poderoso cazador delante del Señor”. No contradice la profecía. Podrán ser poderosos, dominar imperialmente el mundo, que en carácter y destinos serán siervos. Es asombroso que naciones que han deslumbrado al mundo con su poderío y esplendor, lo hayan logrado a pesar de una mala profecía en contra, como un hacha puesta en el cuello de ellas.
Estas cosas las escribió el Espíritu Santo para el final de la historia. ¿De qué parte estarás, de la gloria temporal del mundo o de las promesas de Dios? No hay hacha ni maldición para la iglesia. ¿De la historia profana, vulgar, humana, horrible de las naciones del mundo (vv.11-20), o del pueblo de Dios? (vv.16,19). Oh Señor, yo no quiero formar parte de la historia de los pueblos del mundo sino de la iglesia, no que los hombres lean mi nombre, sino que lo conozcas tú. No me interesa que mi nombre no aparezca en los libros de los maldecidos; me gozo que esté escrito en los cielos (Lc. 10:20).
Ge. 10:14
“…a Patrusim, a Casluhim (de donde salieron los filisteos) y a Caftorim”. Los filisteos existieron como nación por muchos siglos, fueron constantes enemigos del pueblo de Israel, y después desaparecieron. Ahí tienes más abajo el origen de las naciones cananeas. Nota en el v. 19 que las dos sociedades, Sodoma y Gomorra, se hicieron rápidamente famosas, tristemente célebres como San Francisco y Cayo Hueso.
Ge. 10:21
“También le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Heber, y hermano mayor de Jafet”. De este "Heber", semita, provienen los hebreos.
Ge. 10:25
"...Peleg, porque en sus días fue repartida la tierra"; más bien “dividida” porque se agruparon por idiomas y por supuesto ocuparon un territorio particular (10:5). Clarke piensa que es el origen de los continentes. Quizás, el principio del origen de la propiedad privada. No dice que se pelearon entre ellos por ambición, sino que como hablaban diferentes idiomas y llegaron a tener una cultura distinta, consideraron como hermanos, que cada uno ocupara una porción de la tierra, la cuidara y la labrara, negociara, sin derramamiento de sangre. Los hijos de Heber dieron muestra que es mucho mejor y más honorable para la humanidad que el mundo sea distribuido, que se respeten “los límites de su habitación” y no conquistarlo. No "tenían las cosas en común". Si éste es el origen del capitalismo, el comunismo nunca fue una opción viable en los comienzos del mundo.
Ge. 10:32
“Estas son las familias de los hijos de Noé según sus genealogías, por sus naciones; y de ellos se propagaron las naciones sobre la tierra después del diluvio”. Moisés fue un gran historiador, un hombre culto (Hch. 7:22), que sabía a donde llevaba su pueblo, y que aquella peligrosa travesía era más segura que quedarse en Egipto, y que el destino de aquel puñado de gente tendría un rol central en la historia del mundo, y era más valioso y glorioso que los tesoros de los egipcios, y su nombre más importante que en los ataúdes egipcios (He. 11:24-29). Sabía que la verdadera historia no la hacían los hombres sino Dios porque conocía las profecías, los orígenes de todas las naciones y las promesas y maldiciones que existían para ellos. Esa es su clase de fe, la de un líder y devoto creyente en la Palabra de Dios.
Ge, 11:1-32
““1Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. 2Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se estabecieron allí. 3Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. 5Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 8Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra. 10Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas. 12Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala. 13Y vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. 14Sala vivió treinta años, y engendró a Heber. 15Y vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. 16Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. 17Y vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. 18Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. 19Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas. 20Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. 21Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas. 22Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor. 23Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas.24Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré. 25Y vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas. 26Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán. 27Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot. 28Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos. 29Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. 30Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo. 31Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí. 32Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán”.
La conexión entre el cielo y la tierra es una escalera
Ge. 11:4
"... edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo...". Pudiera tratarse de un Zigurat para observar las estrellas. Si uno compara 11:8 con 10:10, asume que el director de este proyecto, la construcción de la torre, fue el famoso cazador Ninrod, que se convirtió también en un líder mundial y que pasmado por el rápido crecimiento de las familias de la tierra no halló una noción política satisfactoria para mantener la gente bajo su dominio, y en vez de hacer un programa organizado que le permitiera la transmisión y ejecución de sus órdenes animó al pueblo con la construcción de un edificio que sirviera de centro y admiración de todos, donde cada uno hubiera puesto una piedra, se sintiera orgulloso de su trabajo y no se fuera a otro lugar fundando otros reinos y haciendo otros dominios.
Pero esta idea arquitectónica fue interrumpida por Dios al anotar que éste solo ser humano procuraba hacerse soberano de todos y ocupar su lugar en el mundo, un incipiente anticristo, inflado por sus conquistas en la caza e infatuado con la admiración de los demás. Este fue el primer asalto al cielo, y al cielo no se llega por obras, sino por fe, y Ninrod no la tenía. La conexión entre el cielo y la tierra no fue una torre sino una escalera, la cual era Cristo (28:12,13; Jn. 1:51).
Ge. 11:5
“Y el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que habían edificado los hijos de los hombres”. Se ve lo antiquísimo del relato por lo primitiva que es su teología, la de un dios local. Es un hábito del lenguaje para decirnos que Dios se metió en el asunto. Se informó de lo que pasaba.
Ge. 11:7
“Vamos, bajemos y allí confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro” ¿Por qué habla en plural? No es una reminiscencia pagana, es quizás una alusión a la Trinidad, o menos probable la ejecución de su voluntad por medio de ángeles, porque Dios no tiene por qué consultarlos ni necesita acompañantes.
Ge. 11:1-9
“Por eso fue llamada Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra; y de allí los dispersó el Señor sobre la faz de toda la tierra”. Éste no es propiamente el origen de los idiomas. Si se parece al famoso "don de lenguas", pero invertido, fue un milagro temporal que persistió solamente el tiempo necesario para que una vez rota la comunicación e imposible restablecerla, decidieran agruparse los que se entendían, apartados de los otros. Fue más bien una división, bien simple provocada por Dios que facilitara el alejamiento y la cesación de la loca empresa. Por eso se dice “os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos, una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer" (1 Co. 1:10). La construcción de esta torre se interrumpió no debido a un mal cálculo de los gastos, como aquella otra (Lc. 14:28), sino a una mala motivación, especialmente en el corazón de su líder y promotor. Hicieron los cambios en los materiales de construcción por cuestiones de facilidad más que por modernización. No había suficientes piedras, que hubiera sido mejor y el asfalto, o betún, abundaba en lugar de la mezcla.
Ge. 11:28
“Murió Harán en presencia de su padre Taré”. Es duro para un padre hallarse presente junto al lecho mortuorio de su hijo amado. Imborrable imagen que ningún tiempo borrará. Es una condescendencia divina morir rodeado por la familia, satisfecho con su formación. La extensión de la vida de cada cual, depende de distintos factores, en especial Dios. Otra traducción pudiera ser que murió antes que el padre. Cualquiera de las dos situaciones causaría gran dolor.
Ge. 11:31
“Y Taré tomó a Abram su hijo, a su nieto Lot, hijo de Harán, y a Sarai su nuera, mujer de su hijo Abram; y salieron juntos de Ur de los caldeos, en dirección a la tierra de Canaán; y llegaron hasta Harán, y se establecieron allí”. Parece como si Abram fuera el acompañante de Taré y no a la inversa. Abram le contó a su padre Taré sobre su experiencia espiritual con Dios y como le había llamado para que saliera de Ur de los caldeos, Taré se lo dijo a su nieto Lot y a su hijo Harán; o Abram se lo dijo a todos ellos de modo tal que se entusiasmaron y se sintieron llamados también como lo había sido el primero. En realidad, Dios llamó a uno y ese llamamiento se multiplicó y se hizo extensivo a toda la familia que lo aceptó como si perteneciera a ella también; por eso es que se dice que el padre fue el que reunió a todo el grupo y se pusieron en marcha hacia la tierra de Canaán, y llegaron hasta la ciudad que posteriormente habría de tener el mismo nombre, Harán. Y ahí se detuvieron indebidamente por mucho tiempo.
Ge. 11:32
"Los días de Taré fueron 205 años y murió". Vivían tanto, a pesar de la falta de higiene y de vivir en un mundo aunque quizás no tan lleno de epidemias como ahora. ¿Dónde estaba el cáncer, y las enfermedades cardiovasculares? Se nos ha ido haciendo más difícil vivir en este mundo. O estaban escondidas porque vivían menos. ¿No? Quizás.
Ge. 12:1-20
“ 1Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. 4Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. 6Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. 7Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. 8Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. 9Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev. 10Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra. 11Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; 12y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. 13Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti. 14Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. 15También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón. 16E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos. 17Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram. 18Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? 19¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete. 20Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía”.
Podemos ser de bendición a pesar de muchas cosas
Ge. 12:2
“Te bendeciré y serás bendición”.
Éstas son palabras dichas a Abram. Si Dios bendice una vida, esa persona es edificante. Abram no sólo está en el cielo con Dios, sino que él mismo representa el cielo y se le llama “el seno de Abram” (Lc. 16: 22, 23). Serás de bendición (1) aun equivocándote en alguna cosa, pero no en tu teología ni en tu fe. Abram nunca se equivocó en su teología. Sin embargo, cometió equivocaciones en otras cosas, por ejemplo, cuando salió de Ur y por afectos familiares permitió que le acompañaran otros que no habían sido llamados por Dios. Sin embargo, a esos mismos, aunque no fueran una bendición para él, él sí fue bendición para ellos. Estoy pensando en su padre Harán y en su sobrino Lot. Con todos esos errores cometidos se cumplió el designio de Dios de ser bendición para otros. A todo se le puede añadir que continuó siendo de bendición a pesar que (2) no tuvo un matrimonio perfecto, por lo menos es lo que me parece: pensemos lo que él hizo con Sara y aquel príncipe pagano llamado Abimelec, y para lo que se prestó en relación con su sierva Agar, de la cual nació Ismael y descienden los árabes. Es decir, a pesar de los contratiempos en que se vio envuelto en relación con su mujer, en otras áreas de su vida también fue de bendición. Dios puede bendecir y que sean de bendición hogares que no son perfectos.
También (3) fue de bendición, aunque a veces fue valiente (cuando rescató a Lot) y a veces un cobarde (cuando mintió sobre su matrimonio e hizo que Sara mintiera). Fue de bendición como buen hijo y tío, y lo demuestra que estuvo con Taré hasta que murió. Su familia recibió de él muchas bendiciones. Y supongo con razón que sería un buen abuelo y vecino. ¿No? Y sobre todo la más grande bendición que recibió y compartió (4) fue dejar el paganismo, adorar un solo Dios y ser justificado por su fe. Cuando Dios le hizo la promesa, creyó a Dios y le fue contado por justicia" y en último lugar fue de bendición para otros de la misma fe, y que tal vez, o es seguro, eran más grande que él, como Melquisedec a quien dio los diezmos (14:14-24); y fue como si lo diera a Jesucristo de quien este hombre era un espejo (He. 7:1-4). Si somos de bendición en palabras, carácter, y hechos seremos de edificación para los demás. A pesar de todo. Y estaremos un día en el cielo recibiendo en el seno de Abram aquellos para los cuales significamos algo.
Fue un hombre valiente y amaba a su familia: estuvo con Taré hasta que lo enterró. No le gustaba discutir con la familia y dejó que Lot escogiera donde quería ir con su ganado. A Lot lo salvó cuando se lo llevaron de Sodoma. Dios sabe lo que somos y lo que puede hacer con nosotros. Es difícil hacer una biografía de Abram. La mayor parte del tiempo está en silencio. Quizás por eso Isaac fue un hombre de meditación. Sencillo. Lo engañaron. No hay discursos. Se sabe que estuvo dispuesto a dar a Dios lo que pidiera, aunque fuera su hijo.
Ge. 12:1-3
"Y Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré". La conversación, o llamamiento está particularizado, dedicado completamente a Abram y no a Taré, ni a Lot; dice "vete" "tus" "tu" "te" "bendeciré" "serás" "en ti". Parece como si Dios quisiera despejar un poco el grupo y enfatizarle a Abram que aunque había compartido su llamamiento y le había permitido a un grupo que le sirviera de compañía, la promesa era para él y el llamamiento era para él y no para los demás, y que en última instancia cuando tuviera que hacer una decisión debía hacerla en solitario y no con democracia consultando a sus parientes, le gustara o no les gustara a los otros; él sería el portador de la bendición para toda la tierra y no los demás que disfrutarían de esa bendición temporalmente sin trascendencia. La gratitud del mundo sería a Abram y no a su familia, como del mismo modo, y con el mismo respeto, agradecemos a Jesús su llamamiento y su vocación no exactamente a José, a María y a sus hermanos.
Un plan de Dios para la tercera edad
Ge. 12:2,3
“Vete de tu tierra Abram, y de tu parentela y de la casa de tu padre..."; y de la tierra que te vio nacer e irás a otra donde no creciste ni te educase y donde su cultura es completamente distinta y opuesta a la tuya; sin embargo cuenta con mi bendición y precisamente en ese sitio es donde yo te haré “grande”, y en esa tierra de extraños te “bendeciré” y engrandeceré tu nombre; y tendrás tantas bendiciones que tendrás que compartirlas con otros; y en el trato que otros tengan contigo bien los bendeciré o los maldeciré, estaré muy atento a cómo te reciben, cómo otros sonríen, como se comportan contigo estando presente o ausente, mis ojos estarán fijos en el corazón de ellos y los juzgaré si maquinan contra ti y sin tú saberlo los maldeciré y sin que tú pronuncies alguna maldición en contra de los mismos; y por tu corto tiempo en este mundo no podrás ser testigo de hasta dónde llegará tu influencia, pero hasta lo más recóndito del globo de un modo o de otro llegará la bendición que yo te daré, o mejor dicho la bendición que daré al mundo a través de ti y no quedará un padre, una madre, un hijo, un pariente, que roce lo que yo te daré a ti que no salga bendecido, tanto con las promesas que te entrego para ti y la posteridad como la educación monoteísta y teológica que te iré impartiendo, y tu vida sencilla tendrá una trascendencia inimaginable”.
Y toda esa bendición ¡Dios mío cuando ya peinaba canas! Abram no emigra por razones económicas porque ya había “acumulado” bienes y “riquezas” (v.5), y tenía esclavos. Cuando Dios le pide que emigre no es un joven pues tiene 75 años (v.4), una edad cuando ya uno piensa que no le queda futuro sino ordenarlo todo para enfrentar las limitaciones físicas que se avecinan y la muerte. No fue su caso y por la gracia de Dios el mío que tengo vividos tres cuartos de siglos con fuerzas sin limitaciones como Caleb a los 85 (Jos. 14:6-15).
Pero Dios tenía un plan con él a esa edad llamada hoy “la tercera edad”. Fue en ese momento cuando el Señor quiso llamarlo. ¿Vamos a discutir con Dios, y deplorar que más sueños sobre el futuro teníamos cuando éramos novatos, y que decida siendo viejísimos expandir nuestras bendiciones? ¿No llamó a Moisés a los 80? Y ser de bendición es vivir yendo de un lugar a otro emitiendo la gloria de Dios, no con la que se coronan los hombres, sino la luz que procede de Dios, la que sale de las páginas de la Biblia, de una ética santa, de una vida de oración y de esperanza, que, si los cananeos paganos se acercaran para verla, de asombro se quedarían pasmados, pensando que contemplaban un dios anciano.
Ge. 12:4
“…y Lot con él”, a Lot Dios no lo llamó, pero también salió no sólo para acompañarlo sino para participar de la promesa. Lot le dio muchos problemas a Abraham, malos ratos, corrió riesgos por él; y aunque y también era un nombre de fe, fue bendecido él solo, no su familia ni su descendencia, que fueron enemigos del pueblo santo (20: 36-38). Tenía una misión espiritual; y Lot no hacía falta. Nosotros no repartimos el llamamiento de Dios, es él quien lo hace, y eso no se puede compartir, es único. Uno puede hacerse ilusiones con la familia que nunca llegan.
Ge. 12:1-3
“Y el Señor dijo a Abram: Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra”. No le dijo crearás una nación grande, sino que yo, de ti haré una nación grande, le prometió hacerlo famoso y extender su bendición a través de él a todo el mundo. Más del noventa y nueve por ciento de la promesa de Dios a Abram no la recibió sino sus descendientes (Hch.7:5); cuando recibas una promesa de Dios piensa que el por ciento mayor de su cumplimiento pudiera ser para otros a través de ti, y después de ti. Moisés recoge en la historia de su pueblo las promesas de Dios que avalan su misión.
Ge. 12:5-7
“Y tomó Abram a Sarai su mujer, y a Lot su sobrino, y todas las posesiones que ellos habían acumulado”. Moisés conoce esta historia; sabe que el pueblo que ahora dirige tiene un destino: Canaán, que allá debe llevarlo. El Dios que le habló en Ur y Harán está en Canaán.
Ge. 12:7-9
“Y plantó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente; y edificó allí un altar al Señor, e invocó el nombre del Señor”. Abram está muy avivado espiritualmente, y en poco tiempo ha edificado dos altares a Dios. Está feliz por haber llegado allí. Traía consigo a su Dios, que habría de ser el Dios de su nación. Por donde pasaba iba dejando huellas de su religión, su fe y espíritu, de agradecida adoración. Señor, que por dondequiera que yo pase vayan quedando algunas huellas de tus bendiciones, una, dos, tantas como tú quieras. Amén.
Ge. 12:10
“Y hubo hambre en la tierra; y Abram descendió a Egipto para pasar allí un tiempo, porque el hambre era severa en la tierra”. ¿Cómo sería la tierra que Dios le prometió, sin lluvia y pobre? ¿No era Ur mil veces mejor? Podría decirse: ¿Por qué Dios me ha traído a esta región menos próspera? ¿Qué futuro podré hallar aquí? Uno no debe razonar tanto las promesas de Dios sino creerlas, aunque las circunstancias la contradigan...Dios sabrá por qué. Cuando le prometió un hijo podía tenerlo, pero cuando lo tuvo humanamente ya no podían. Dios mismo es quien le pone obstáculos a la fe que nos da y la prueba.
Parcialmente fieles y parcialmente infieles
Ge. 12:10-20
“Y éste trató bien a Abram por causa de ella; y le dio ovejas, vacas, asnos, siervos, siervas, asnas y camellos”. Este pasaje anecdótico parece parte de una historia romántica, sin embargo, forma parte del Libro sagrado del cristianismo, la Biblia, y como la cara bonita y el cuerpo hermoso de Sara despertaron la codicia de estos paganos que en presencia de su propio marido le decían piropos. ¿Qué quiere decir este pasaje, que hagamos mal para que vengan bienes? No, que Dios puede sacar bien del mal, Abram no fue premiado por Dios por haber hecho lo malo, sino que Dios le dio un ejemplo de su misericordia, no reprendiéndolo por lo malo sino evitando que el mal que había empezado hacer se consumara y bendiciéndolo en cambio, salvándolo del pecado y a otros que por su causa iban a pecar. Hay una gran misericordia aquí mostrada para cuando somos parcialmente fieles y parcialmente infieles; los que son tentados y han caminado hacia el pecado, pero sin consumarlo al fin, y se avergüenzan tener esperanza que Dios los vaya a bendecir; que de lo malo Dios saca lo bueno y desde entonces seamos más piadosos y más precavidos, porque una segunda imprudencia puede no tener una salida feliz. Abram aceptó aquellas bendiciones, prosperó con ellas, pero no tendría nada de que gloriarse por ese progreso, porque era totalmente inmerecido y a causa del sacrificio de la virtud en de un ser querido y del colapso de su matrimonio. ¿Llamas bendiciones al progreso por vender a tu mujer? El miedo, que después le quitó (14:12-24).
Ge.12:10-12
“Di, por favor, que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y para que yo viva gracias a ti”. Abram no amaba a Sara como a sí mismo sino menos; amarla como a uno mismo pertenece al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; es un mandamiento que pone en ascenso de dignidad a la mujer. Sara aprendería de esto a amar más a Dios que a su esposo, y él que debía considerarla y darle más valor que el que le daba. Dios no buscó la liberación feminista de Sara sino que mejoraran la calidad de ese amor, que se amaran con un amor de mejor clase. No es lograr la independencia sexual de cada uno sino fortalecer armoniosamente, con valor, respeto y amor, la interdependencia. Abram parece que no fue muy inteligente en medir las consecuencias de su decisión; no midió las consecuencias de hacerse pasar como soltero.
Es mejor interdependencia que feminismo
Ge.12:10-12
“Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra. Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida”.
A cualquier amigo o admirador de Abram se le cae la cara de vergüenza al leer lo que hizo con su esposa. La primera lección general para nosotros es buscar a Dios personalmente cuando broten los conflictos matrimoniales porque él no quiere que el pecado desuna la pareja para siempre. Aquel matrimonio no se destruyó no porque ambos fueran sabios sino porque Dios, cuando ellos cometieron errores, intervino y los protegió. El pecado hubiera deshecho por completo aquella santa y bonita unión entre Abram y Sarai. Él perdería mucho y ella lo perdería todo.
Este que leo no era un matrimonio perfecto. Abram estaba quería a Sarai, la encontraba bella, sin embargo, estaba más enamorado de su vida que de ella. Abram no amaba a Sarai como a sí mismo sino menos, y prefirió sacrificar su matrimonio a perder su vida. No estaban tan unidos como era de desear, y esto por el egoísmo masculino social de entonces. Ahora nota las implicaciones que tiene eso. Hay varias, pero voy a señalarte sólo aquellas que afectan a la pareja bíblica. Abram debía progresar no tanto primero como esposo sino como siervo de Dios, en amor hacia el prójimo y en fe. Amor y fe, las dos virtudes capitales que deben alumbrar toda relación humana, o mejor dicho, que deben permear toda personalidad y abundar dentro de nuestra humanidad. Si Abram hubiera amado a Sarai como a sí mismo y hubiera tenido fe en Dios no hubiera hecho lo que hizo. Esas dos virtudes son esenciales para el buen matrimonio. Mira como el Señor soluciona el problema.
El mandamiento de amar a la esposa como a sí mismo es un ascenso en la dignidad femenina, y un elevamiento de la mujer-dama, que había caído en la servidumbre matrimonial por un proceso de desarrollo del egoísmo varonil. Sarai aprendería de este incidente a amar más a Dios que a su esposo y él tuvo que aprender que debía considerarla y darle más valor que el que le daba. Dios no buscó la liberación feminista de Sarai, sino que mejoraran la calidad del amor entre ambos, que se amaran con un amor de mejor clase.
No es lograr la independencia sexual de cada uno sino fortalecer armoniosamente, con valor, respeto y amor, la interdependencia. No hay ningún principio de movimiento feminista en la defensa que hace Dios a Sarai, no se trata de liberarla a ella para que desobedezca a su injusto marido y que tenga forma de vivir independiente de él en caso de que la relación se rompa, sino de que continúen viviendo juntos, pero con una nueva forma de relación, menos arbitraria y egoísta por parte de él y con más dignidad para ella. La independencia femenina y no la interdependencia lo que hace es socavar la relación y acentuar ahora en ambos el egoísmo solitario e independiente que fue condenable en él. Matrimonio, padres y familia, son conceptos que indican interdependencia, respeto, valoración y amor profundo, no liberación. Llama a Dios dentro de la familia y pídele que te ayude a solucionar según él, los conflictos que se agitan en torno al matrimonio. Y piensa, que es mucho mejor interdependencia, reparto de responsabilidades, de un modo serio y constante, luchador, que un impulso ideológico conocido como feminismo, un reparto político conveniente para la mente moderna dentro de un mundo que se ha propuesto acabar con las tradiciones, aún las buenas, sin miramientos de ningún tipo y sin hacerle caso para nada al viejo Libro que ha creado sociedades justas y superiores, la Biblia. No hay que tenerle miedo a la interdependencia, porque la ayuda idónea es excelente para lograr triunfos laborales y crear descendientes libres y educados, y en la gracia de Dios. El matrimonio de Sarai y Abram perduró, con menos egoísmo, sin feminismo y una mejor interdependencia, a pesar de los libidinosos ojos del egipcio.
Ge.12:17-20
“Pero el Señor hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas por causa de Sarai, mujer de Abram”. Dios generalmente no habla con los impíos por medio de su Palabra sino por medio de castigos, aunque algunas veces “su benignidad los guía al arrepentimiento”. El argumento y el conocimiento por medio del Espíritu son para los santos. ¡Oh, qué privilegio es ser enseñados por el Señor! Dios está más airado con los impíos, aunque no pequen que con sus hijos cuando pecan; una es la ira de Dios contra un enemigo y otra su ira contra un hijo débil, desobediente, miedoso y egoísta. El que no tiene gracia aun lo que tiene que le será quitado. El Señor le quita las cosas a los impíos (Mt 13:12).
Ge. 13:1-18
“1Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot. 2Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro. 3Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, 4al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová. 5También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. 6Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar. 7Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra. 8Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. 9¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. 10Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. 11Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. 12Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. 13Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera. 14Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. 15Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. 17Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. 18Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová”
Ge.13: 2
"... era riquísimo en ganado, en plata y en oro"; y además era riquísimo espiritualmente, a pesar de sus pecados; o para decirlo mejor, eran riquísimas las promesas que le habían dado (2 Pe. 1:4).
Ge.13: 3,4
"... al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí el nombre de Jehová". ¡Qué días aquellos! Después de su mala experiencia en su matrimonio, posiblemente con culpa, regresó por sus jornadas al lugar donde se había encontrado con Dios antes, para verter allí toda su frustración y dolor, para implorar del Señor perdón y sanidad; y seguramente que ambas cosas recibió de su Dios. ¡Bendito seas Señor, Dios de nuestra restauración!, ayúdanos a andar en retroceso cuando te hemos faltado, y volvernos por el camino que nos fuimos y regresar al lugar donde te habíamos invocado, y a ser lo que fuimos.
Ge.13: 5
“Y también Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas”. ¿Y qué hiciste Lot que no te uniste a tu tío para invocar el nombre de Dios?
Lot, mirado por los judíos, por el apóstol Pedro, y por mí
Ge.13:1-13
“Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera”.
Para juzgar la vida de un hombre hay que conocer mucho de ella, no sólo una parte, sea la mejor o la peor. Un hombre es la suma de lo bueno y lo malo, de lo fuerte y lo débil. Comúnmente se representa a Lot como un santo tan perfecto como Abram porque estuvo asociado con él. No comparto plenamente con la mala opinión que los judíos tienen de él; sin embargo, entre Lot y su tío hubo una gran diferencia, eran dos hombres completamente distintos, Abram miraba al cielo y Lot a la tierra. La experiencia espiritual de Abram con Dios era frecuente y profunda y de Lot en cambio no se dice que Dios le apareciera en alguna forma. En realidad, pienso, lo que Lot era espiritualmente lo era por la influencia espiritual que Abram ejerció sobre él. A mí me parece que la reflexión sobre su vida es útil para aprender cómo no dirigir la familia y cómo yendo ella tras las ambiciones del padre o la madre puede ser conducida al exterminio y la condenación. Lot no supo o no pudo, ni siquiera a su propia esposa, acercarla al mundo espiritual, tal vez, por razón de ella misma o de él, en quien lo espiritual era muy tenue y sin preeminencia. Lot perdió la influencia espiritual de Abram desde el mismo momento que se apartó y al menos familiarmente, también comenzó a decaer.
El NT defiende a Lot y lo describe en términos muy finos (2 Pe. 2:6-8). El E.S. lo conoce mejor que nosotros. Lot hizo una mala selección, pensó que había elegido mejor que Abram porque escogió la tierra con más ventajas y precisamente por esa no sabia elección fue acercándose más y más a su maldición. Y mi dura exposición sobre este hermano se parece más a la que tienen los judíos que a los que son compasivos como Pedro.
Ge.13:7,8
"... y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y de Lot… porque somos hermanos". Si somos hermanos no debiera haber contienda y si hay contienda tenemos que arreglarla de la mejor manera porque somos hermanos; y aunque seamos hermanos como no pensamos igual ni somos igual, mejor es que cada uno viva separado del otro para que no haya contienda porque somos hermanos. Cuando dice hermano está queriendo decir tío y sobrino.
Piensa bien dónde vas con tu mudada
Ge. 13:8-13
“Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera”.
Lot escogió lo mejor según su criterio económico, la irrigada llanura del Jordán, pero no habría de ser bendecido; se fue separando y alejando de su buen tío y de la bendición del Señor; enriqueciéndose por un lado y empobreciéndose por el otro, y no le importaba que yendo con su familia se fueran acercando a vivir entre personas que eran pecadoras "en gran manera". Dios no le dijo que se mudara allí con sus hijas para predicar el evangelio. No le envió como misionero a Sodoma, y su vida y su influencia fueron nulas y no ganó a nadie, aunque siempre andaba por la calle sin mirar a los lados y “caritriste”. Me temo que su mujer, que fue la única que miró hacia atrás cuando huían, haya sido una opinión determinante en aquellos movimientos (Ge.19:15,16).
Hay que escoger bien el lugar donde vivimos, adonde llevamos la familia, y con quienes se relacionarán los hijos mientras crecen y se educan, porque sepámoslo o no, querámoslo o no, la influencia sobre ellos no se puede evitar y que en parte los copien. Mucho lloraron los ojos de Lot viendo lo que veía pero para salirse de todo aquello necesitó la sobrenatural mano de Dios, y quien antes poseía mucho de tal manera que tuvo que poner su negocio sin asociación con el tío, terminó quedándole tan poco que cabía en una cueva, y la cuenta bancaria casi en cero, dejando la gran ciudad por un pueblito muy pequeño, Zoar, que él mismo consideró que era su único refugio, donde se cometían mucho menos pecados, menos delincuencia, menos prostíbulos, menos alcohol, menos droga, menos pornografía y menos hogares mal formados donde los hijos no tenían armas automáticas para ir a las escuelas o los cines, a los conciertos de “country music” (Las Vegas) y acribillar a gente inocente (19: 20, 30).
Ge. 13:10,12
"... como el huerto de Jehová... y fue poniendo sus tiendas hacia Sodoma". Lot miró el panorama puesto delante de él y escogió según su opinión; vio que la llanura del Jordán era muy hermosa y que tenía todo lo que necesitaba, que decidiendo por aquello decidía bien, favorablemente. Así son las tentaciones; se presentan muy favorables, excepcionales, agradables a los ojos, y conducen al infierno. Lot no se percataba que aquella delicia lo iba acercando hacia su destrucción. No te apoyes en tu propia prudencia porque instruido por la Biblia puedes aprobar lo mejor (lee estos dos textos, Pro. 3:5; Ro. 2:18).
Ge. 13:13
“Y los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra el Señor en gran manera”. La sodomía es un pecado en gran manera malo contra Jehová. Si es así ¿Cómo es que se puede “legalizar” esa unión? ¿Cómo aprobarla y bendecirla como casados en una iglesia? ¡Abominación! La tierra nos ha de vomitar (Lev. 18:28; 20:22).
Ge. 13:14-18
“Pues toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre”. Moisés antes de sacar al pueblo conocía estas promesas, y en lo futuro se movía con la potencia de fe que ellas le daban. Muchas vicisitudes y obstáculos enfrentó, pero prosiguió fortalecido por la convicción que dirigía el pueblo hacia su correcto lugar, y que a su vez él era el medio para el cumplimiento de la promesa, y más importante que él entrara, era que la descendencia de Abram se relocalizara en el sitio escogido por Dios. Abram vivió en tienda sin embargo era el dueño de todo, en promesa. El tiempo es nuestro, el ayer, el presente y el futuro, el mundo y el sepulcro, la vida y la muerte, todo es nuestro en promesa, y todas las promesas en Cristo son sí, en el evangelio, todas son amén, y a los mansos se les dará la tierra por heredad (1Co. 3:21-23; 2Co. 1:20).
Ge. 13:18
“Y habitó en el encinar de Manre y edificó un altar al Señor” (12:6; 14:13). Continúa edificando altares a Dios, uno nuevo en sitio distinto, y allí lo dejaba por si alguien quería usarlo, si fuera posible. Dios nos permita dejar a nuestro paso, recuerdos sagrados, constancia de nuestra privada adoración a Dios, quizás alguien de paso y apurado prefiera el viejo nuestro que construir otro.
Nunca han matado una mosca de Beelzebub
Ge. 14:1- 24
“1Aconteció en los días de Amrafel rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer rey de Elam, y Tidal rey de Goim, 2que éstos hicieron guerra contra Bera rey de Sodoma, contra Birsa rey de Gomorra, contra Sinab rey de Adma, contra Semeber rey de Zeboim, y contra el rey de Bela, la cual es Zoar. 3Todos éstos se juntaron en el valle de Sidim, que es el Mar Salado. 4Doce años habían servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron. 5Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim, 6y a los horeos en el monte de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. 7Y volvieron y vinieron a En-mispat, que es Cades, y devastaron todo el país de los amalecitas, y también al amorreo que habitaba en Hazezontamar. 8Y salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela, que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Sidim; 9esto es, contra Quedorlaomer rey de Elam, Tidal rey de Goim, Amrafel rey de Sinar, y Arioc rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. 10Y el valle de Sidim estaba lleno de pozos de asfalto; y cuando huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, algunos cayeron allí; y los demás huyeron al monte. 11Y tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron. 12Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron. 13Y vino uno de los que escaparon, y lo anunció a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. 14Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. 15Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. 16Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente. 17Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. 21Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. 22Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; 24excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte”.
¡Imposible!, que se pueda obtener la victoria tan grande con gente tan inadecuada (aunque adiestrada), aunque a los siervos de Abram se les añada los posibles guerreros que vinieran con sus aliados Aner, Escol y Manre, era imposible que pudieran hacer lo que hicieron, fue una locura, un acto de fe principalmente de Abram y que pudiera convencer a esos generales, amigos y aliados, a emprender una guerra suicida para rescatar a un rehén. Si no interviene Dios esta victoria hubiera sido imposible. Una familia contra un ejército es militarmente imposible. ¡Abram! Un peregrino nómada no un general. ¡Qué amor tan grande tenía por su sobrino con quien había tenido algún “roce”; por él lo arriesgó todo! Fue una locura de amor, una aventura de fe. Supongo que consultó a Jehová y siguió los impulsos del amor al prójimo y el deber familiar.
Oh, Señor, que no confiemos en número y en preparación sino en ti.
Un pequeño grupo santo y consagrado es equivalente a una multitud, obtiene los mismos resultados, una familia que con la bendición de Dios gane victorias mundiales. No necesariamente una iglesia tiene que tener miles de miembros para realizar grandes hazañas, una menor llena de fe, coraje y Espíritu también puede lograrlo. Con lo que uno aprende domésticamente sin un entrenador “profesional”, como David con las ovejas y los leones, puede echar abajo y de bruces al peor Goliat del mundo.
Entrenamientos y más adiestramientos de ociosos y bien pagados griegos y hebreos, que conocen raíces y declinaciones, doctores en la materia, que no matan una mosca del diablo, no aprovechan para nada en la iglesia porque ellos no tienen experiencia en el combate, que tienen más nombreque pericia; o ganaron una pequeña y remota escaramuza hace mucho tiempo y desde entonces otros más ociosos todavía, lo eligieron para que fuese por el valle reuniendo pastores nómadas y entrenándolos teóricamente en el arte de cortar cuellos erguidos que se levantan contra el conocimiento de Cristo, sacar ojos que hacen caer, y restaurar manos secas, inertes hace mucho tiempo, para que retornen a la generosidad y estrechen a otras en señal de compañerismo y de aprobación. El asunto es que eso lo han aprendido en libros y saben bien cómo se maneja la espada, que nunca han sacado de la vaina. El que lee entienda.
Ge. 14:13,14
“Adiestrados, nacidos en su casa”, la Reina-Valera no dice nada del entrenamiento de estos hombres, pero Abram los había entrenado, y además tenía sus aliados, por si acaso. ¡Quién sabe! Una iglesia pequeña lista para hacer grandes cosas si llegara la ocasión.
Un hombre, o una mujer, espejo de Jesucristo
Ge. 14:17-24
“Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que, desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte”.
Las palabras tienen la forma de una bendición y están escritas en forma poética, o como se habla bajo inspiración profética. Este es un pasaje misterioso y noble; yo supongo que Melquisedec tuvo contacto con Abram antes del combate y fue él quien le aseguró al patriarca que saldría triunfador en tal insólita y desventajosa guerra. Uno piensa que Abram era el único en el mundo que tenía la fe del Dios único y no era así, había también allí en los alrededores un hombre tan santo, espejo de Jesucristo dentro de aquellos cananeos (He. 6:20;7:1) y consagrado como él, que ejercía el sacerdocio separado de todos, desconocido, poco influyente e intrascendente, pero existente. Posiblemente en Jerusalén (Sal.76:2). Aparece como caído del cielo, guardado por Dios para bendecir la iglesia en su mismo origen y proteger a su principal fundador. Y ¿por qué Dios no lo escogió a él, más cerca, con una mejor posición que a este desconocido pagano venido desde Ur de los caldeos? La pregunta hay que hacérsela a Dios, y él respondería “porque quiero”. Dios tiene planes con su pueblo y no es el mismo para cada uno. Melquisedec era superior, más adelantado en la fe, pero Dios escogió a otro. Bueno es que también nos miremos “a cara descubierta” en Jesucristo (2 Co. 3:18) y arreglemos nuestra imagen, nuestros ojos, boca, manos, pies, como los suyos, mirándonos en su espejo, sin olvidarnos, como dice Santiago, lo que éramos (Sgo. 1:23,24).
Ge. 14:20
“Y le dio Abram el diezmo de todo”. Si tenía la ley del diezmo tendría que tener la ley ceremonial y moral. Uno tiene que presumir, suponer o adivinar toda la religión de ellos por sólo algunas prácticas que nos descubren; la mayor parte de lo que sabían y vivían permanece escondido, pero eran verdaderos santos.
Ge. 14:21-24
“No tomaré ni un hilo ni una correa de zapato, ni ninguna cosa tuya, para que no digas: "Yo enriquecí a Abram".
Con más palabras le hubiera querido decir “para que no te gloríes en lo que me diste, no me hace falta lo tuyo, yo tengo bastante, Dios me ha dado más de lo que merezco, además por las cosas que he oído de ti y de tu pueblo, no me siento bien recibir algo de tus manos, y si viviera en el siglo XXI no haría negocios con ricos y conocidos homosexuales”. Eso último no se lo dijo. No conviene, a veces, por testimonio y por escrúpulos espirituales, aceptar favores o regalos de algunos, como si sus propiedades estuvieran “contaminadas por sus carnes” (Jud. 1:23), y por decencia es mejor darle las gracias sin manifestarles nuestras reticencias morales.
Ge. 15:1-21
“Ge. 15:1-21
“1Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. 2Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? 3Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. 4Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 5Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. 6Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. 7Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. 8Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? 9Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. 10Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. 11Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba. 12Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. 13Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. 14Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. 15Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. 16Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. 17Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; 19la tierra de los ceneos, los cenezeos, los admoneos, 20los heteos, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos”.
Si quieres un premio extraordinario, haz algo extraordinario
Ge. 15:1
“Tu galardón…sobremanera grande”. “Tu recompensa”. Es precioso leer esto, que Dios le promete a Abram un galardón extraordinariamente grande. Leyendo más abajo: una descendencia tan abundante como las estrellas del cielo (v.5). A Dios le gusta que miremos el cielo y pensemos en sus promesas. A Dios le gusta el cielo. El primer hombre y padre de una nación completa. Y me impresiona el momento en que se le hace este extraordinario anuncio, cuando acababa de hacer una gran obra con su prójimo, arriesgándolo todo por amor a él, una gran acción para la obra de Dios, y una decisión bellísima, guardarse de ambiciones y mantener su alma sin contaminación (14:17-24). Si quieres un premio extraordinario, haz algo extraordinario en esos tres niveles, (1) por tu prójimo primero, como lo hizo por Lot (2) por la obra de Dios después y (3) por tu misma vida espiritual en último lugar. Así en ese orden, y por lo que hagas los ángeles te alabarán y Dios te beneficiará con un premio.
Ge. 15:5
"... y lo llevó afuera". A veces necesitamos salir de nuestro circuito, de la casa, y caminar afuera para adentrarnos en el infinito mundo de las estrellas, soles y Dios; mucho encerramiento perjudica el estado de nuestro ánimo. Por eso Isaac alivió su dolor por la muerte de su madre caminando y orando en el campo (24:63) y Jesús se separó “a un lugar apartado”. Señor cuando la impaciencia y el pesimismo den señales de mi deterioro, por favor, tómame de la mano y sácame de donde estoy.
Ge. 15:6
“...le fue contada por justicia”, “se le reconoció por justicia”, le fue contada su fe como si fueran sus obras, una vida perfecta. ¿Qué puede significar sino eso? ¿No lo prueba la Escritura? Las obras que son hechas con fe son internamente consideradas por Dios como obras perfectas. Abel y Caín ofrecieron ofrendas, ambos ofrecieron buenas ofrendas, pero sólo la de Abel fue aceptada porque fue la única que tenía fe (He. 11:4). Y también se dice que todo lo que no provenga de fe es pecado (Ro. 14:23). La fe es tan apreciada por Dios que excusa cualquier pecado que posea el ejercicio de ella o que se haya cometido. Hay ejemplos de eso. Rahab mintió cuando le preguntaron por los espías que tenía escondidos en su casa (He. 11:31,32.). Oh, qué particularmente importante es esto para mí. No es rendir a Dios una vida perfecta para ser aceptado por él sino una vida de fe. Creer, sí, creer mucho a Dios y entonces nuestra “justicia será mayor que la de los escribas y fariseos”, y cumplir con la meta ordenada de “sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Por supuesto que la fe no comunica perfección, sino que es “contada” o “reconocida” como perfección. La fe es el medio para recibir la perfección de Cristo, su justicia. No nos hace internamente perfectos sino considerados así.
Ahuyenta los pájaros y las aves de mal agüero
Ge. 15:9-11
“Y las aves de rapiña descendían sobre los animales sacrificados, pero Abram las ahuyentaba”. Abram cuida los sacrificios. Parece que habían pasado doce horas y Dios no hacía nada con ellos, pero él seguía cuidándolos, aunque vinieran las moscas, las águilas, los buitres o los cuervos, o se pudrieran. Es nuestra obligación ofrecer a Dios lo mejor y también evitar que el diablo se lo coma. Pues ¿cómo? Dándole gritos, tirándoles piedras o con un palo. El diablo fastidia bastante, y Lutero que tenía una amplia experiencia con sus diabluras, harto ya de sus mortificaciones, según una tardía leyenda, le arrojó un tintero. Si los sermones que predico no obtienen ningún resultado, como si Dios no los aceptara, seguiré velando y orando sobre ellos hasta que descienda fuego del cielo y los consuma; que se pudran si Dios quiere, pero seguiré cuidándolos en oración para que sean bendecidos. Bueno, la Escritura dice que cuando la semilla se pudre, germina (Jn. 12:24; 1Co.15:36). Ganar un alma y cuidarla para que los pájaros voraces de otras sectas no se la coman es una fatigosa pero necesaria ocupación. Tírale oraciones o versículos bíblicos, que nunca se pudren, son buenos para espantar los pájaros depredadores y las aves de mal agüero.
Ge. 15:12,13
"... más a la caída del sol... el temor de una grande oscuridad cayó sobre él”. Parece que tenía miedo dormirse y que algo malo le pudiera ocurrir. A uno le da miedo estar en un lugar solitario esperando por Dios. Si yo sospecho y siento que Dios se está acercando, y es de noche, no creas que bailaría.
Ge. 15:13-16
“Y Dios dijo a Abram: Ten por cierto que tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no es suya, donde serán esclavizados y oprimidos cuatrocientos años”. En otro lugar dice 430. Moisés conocía esto de antemano y supuso, o se ofreció, para ser él quien cumpliera lo que estaba escrito. “Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así” (Hch. 7:25). Era él, pero no el tiempo.
Viejo y sin motivos de queja, aunque haya vivido mucho
"... tú vendrás a tus padres en paz y serás sepultado en buena vejez".
¿Por qué no dice irás..."? Se puede traducir de las dos maneras. Es una promesa muy especial, para que no se preocupe el patriarca Abram, al sentir pasar los años y perder una a una sus acostumbradas facultades. Para cuando se mire en el espejo y vea gris su cabello y los pliegues de su rostro, los mire con indiferencia o con orgullo, porque en cada cana y en cada arruga hay depositada mucha historia, con perdones y bendiciones, lágrimas y consuelos. La palabra “vendrás” se puede traducir lo mismo ir que venir porque Dios está en una punta y la otra, aquí y allá, en los dos extremos de la muerte; el mismo Dios que tenemos aquí es el que encontraremos allá, y el que está allá es el que servimos aquí, en la muerte y en la vida es el mismo. ¡Oh, Dios de mi existencia! Es como si Dios le hablara desde el lugar de los muertos; o como si los muertos estuvieran en el lugar donde está Dios. Nota que se infiere aquí la inmortalidad de los padres, es decir de los que han muerto en la fe, y que se dice precediendo a la sepultura y a la buena vejez; lo cual implica la inmortalidad del alma y que los padres están vivos no sólo en la mente de Dios, sino que existen donde se encuentra Dios. Un gran consuelo para los que tienen una fe con esas dimensiones. Dios le enseña a pensar en sus muchos años como una “buena vejez”. Y ¿hay alguna vejez buena? Siendo honesto, no es una promesa para todos los envejeciendo sino para algunos. ¿No son todas las vejeces, a la vista, deprimentes y llenas de aflicciones corporales? ¿No son las enfermedades lo peor de la vejez? ¿Cómo se puede decir que es un tiempo bueno? Tal vez se refiera a la extensión de la vejez como si le dijera que viviría mucho; pero de todos modos le pudiera estar prometiendo que no la pasaría mal cuando fuera viejo ni lamentaría haber llegado a la senectud. Dios es bueno y tiene especiales consideraciones con los ancianos que ama, sus muy preciosas y antiguas escogidas joyas. Yo soy uno, mis amigos pastores también los cuento. No evita que envejezca su hijo amado, sobre quien tiene puesto sus ojos, pero sustrae de él cualquier motivo de queja por haber vivido mucho.
Ge. 15:16
“Y en la cuarta generación ellos regresarán acá, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la iniquidad de los amorreos”. Es decir: a ellos todavía no les ha llegado el momento de perderlo todo, pero lo perderán; el pecado seguirá multiplicándose y aumentando en volumen y se tomará cuatro siglos de decadencia moral y espiritual hasta que ya sea imposible que existan como naciones y como personas, entonces tendrán que cederle la tierra a ustedes. Una nación pierde ante Dios el derecho a sus fronteras y de habitar en su suelo cuando ya la tierra no los puede soportar. Los justos son los que heredan la tierra (Sal. 37:9,28). Es poco patriótico esto, ¿no? Por eso Dios establece el límite de su habitación (Hch.17:26).
Ge. 16:1-16
“1Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. 2Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. 3Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. 4Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. 6Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia. 7Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. 8Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora.9Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano. 10Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. 11Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. 12Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará. 13Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve? 14Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered. 15Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael. 16Era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael”.
No confiaré en métodos sino en promesas y esperaré
Ge. 16:1-6
“Entonces Sarai dijo a Abram: He aquí que el Señor me ha impedido tener hijos. Llégate, te ruego, a mi sierva; quizá por medio de ella yo tenga hijos”. Sarai inventó un método para cumplir la promesa de Dios en su matrimonio. Dios le había dicho que le daría un hijo (15:1-6) y como no se cumplía y pronto sería “imposible” tenerlo o criarlo, pensó que quizás Dios quería que ellos hicieran algo, que tendrían una parte que cumplir, o una alternativa que buscar, por lo menos así podrían cumplir la promesa, aunque fuera por la mitad. Ismael fue un hijo, pero según la carne (Ga.4:23,29), y un hijo nacido por métodos humanos no trae alegría sino tristeza, carnalidad, y al final hay que echarlo porque no puede vivir ni con sus padres. No confiaré Señor en métodos sino en tus promesas, y esperaré. El que está formando una iglesia cristiana, que es familia de Dios, que espere y no intente hacer las cosas sin promesas de Dios, porque no saldrán bien, sino que multiplicará sus dolores de cabeza.
Ge. 16:1-6
“Y Abram escuchó la voz de Sarai”. ¿Cómo es que esta mujer comparte su marido por una noche? ¿Qué pensaría cuando no dormía a su lado? ¿No sentiría celos, repugnancia hacia sí misma, odio? ¿Dónde estaba el amor que le sentía? ¿Realmente lo amaba? ¿Qué clase de matrimonio tenían? La vergüenza de no tener un hijo, por la falta emocional de no poseerlo, ¿fue mayor que sus sentimientos innatos de mujer? Es difícil entender esto con nuestra mente occidental y moderna, no se puede comprender a Sara cuando propone y suplica a su marido que fornique para que le dé un hijo como si Agar fuera una bestia. El hogar de los patriarcas no era como el nuestro, sin embargo, cumplieron los propósitos de Dios. La palabra “seno” LBLA la traduce así, “yo entregué a mi sierva en tus brazos”; y esa es la idea. La palabra significa “interior” “rodillas” “en medio” “dentro”. ¿Cómo se va a sentir después que ella misma la puso en sus brazos?
Ge. 16:4
“Miraba con desprecio a su señora”. No tenía que decírselo con la boca, con los ojos se lo decía todo, “yo soy mejor que tú, tengo un hijo y tú no, eres estéril”. No era algo que se inventaba, era real, y lógico o social. Muy femenina esa satisfacción y autoestima de Agar. Quizás uno no pueda subir en dinero, pero sí con bendiciones familiares.
Ge. 16:6
“Mira, tu sierva está bajo tu poder; haz con ella lo que mejor te parezca”. ¿Le dio permiso para maltratarla? Así lo entendió ella.
Ge. 16:7-12
“El ángel del Señor añadió: Multiplicaré de tal manera tu descendencia que no se podrá contar por su multitud”. Estas palabras dichas por el ángel están en poesía. La historia del Medio Oriente es complicada, por erróneas decisiones humanas y por la voluntad de Dios; Ismael pudo haberse muerto en la infancia o haberlo devorado alguna fiera en sus cacerías; ni lo uno ni lo otro, Dios le prometió también a él una grande descendencia. Si nosotros no hacemos las cosas bien hechas, ¿por qué pedirle a Dios que las haga o las enderece? Dios nos está llamando constantemente la atención hacia él por las guerras entre árabes y judíos. Y los árabes, he oído se multiplican más que los estadounidenses que sólo engendran uno o dos hijos mientras ellos varios, eso significará que para el año 2050 la población árabe será muy grande en Estados Unidos con las consecuencias que tendrá sobre el gobierno republicano y democrático. La política no pertenece a la salvación.
Ge. 16:9
“Vuelve a tu señora y sométete a su autoridad”; es decir, “te maltrata, pero ve para allá, es mejor eso que vagar solitaria, desprotegida y expuesta a peligros; ahí pasas trabajo, pero tienes sustento y protección, la vida fuera de ese lugar pudiera ser peor, Dios está al corriente de tu situación (v.11)”. Dios está vivo y mira. Ella entendería que la mandaba a vivir en un infierno, sin prometerle que Sara la trataría mejor por miedo a perder una criada dos veces.
Ge. 16:11,12
“Y la mano de todos contra él”. El carácter de los unos y de los otros es formado por Dios y siempre estarán ocupados en atacarse y defenderse; son hermanos genéticamente y enemigos en vocación. El problema entre esas dos naciones comenzó en la tienda de Sara.
Agar enseña doctrinas a gentiles, israelíes, árabes y palestinos
Ge. 16:13,14
“Y llamó aquel lugar pozo del Viviente que me ve"
Para ella en ese momento los dioses no veían o eran indiferentes a los asuntos de los esclavos y las mujeres. Ahora supo que Jehová, el Dios de su amo, veía, le importaban las mujeres y le hablaba a los esclavos. Hace tantos miles de años Agar descubrió el carácter del Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Dios de los evangelios.
Descubrió allí, o más bien, se le mostró allí, que el que hizo los ojos veía (Sal. 94: 9) y que a ella la miraba con compasión, que no estaba mirándola para hallar sus faltas, su poca fe y sus ultrajes sino su aflicción, la forma de ayudarla, que la estaba mirando no para castigarla por sus pecados sino para acompañarla, para orientarla cuando perdiera el camino, para aconsejarla, darle promesas, sanar su humillación, cerrar sus heridas, darle un corazón más amplio para perdonar. Agar descubrió la omnisciencia de Dios.
¡Qué consuelo tan grande es conocer la omnipresencia y omnisciencia de Dios!, y que tiene planes tan magníficos y especiales con algunos en este mundo. Y que no está lejos de cada uno de "nosotros" sino que en él "vivimos, nos movemos y somos" (Hch. 17:28). Pero esa relación tan magnífica, de gracia, se puede romper si pecamos contra él. También quiere decir que "todas las cosas están "desnudas y abiertas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (He. 4:12,13; Sal. 139). El que aseguró que las oraciones elevadas con las puertas de la habitación cerradas, también ve todo lo que se hace en ella cuando no se está orando. Salió de la casa con dos doctrinas nuevas en su pequeña teología, la omnisciencia y omnipresencia de ahora su Dios, Jehová, para que aprendamos a vivir con ellas los gentiles, los israelíes y todos los árabes y palestinos. El único y común Dios de todos ellos, Padre de un solo Señor de todos, Jesucristo (Ro.10:12; Efe.4:5).
Ge. 17:1-27
“1Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. 2Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. 3Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 4He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. 5Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. 6Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. 7Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. 8Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos. 9Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. 10Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 11Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 12Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. 13Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. 14Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto. 15Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. 16Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. 17Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? 18Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. 19Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. 20Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. 21Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. 22Y acabó de hablar con él, y subió Dios de estar con Abraham. 23Entonces tomó Abraham a Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los comprados por su dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho. 24Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25E Ismael su hijo era de trece años, cuando fue circuncidada la carne de su prepucio. 26En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo. 27Y todos los varones de su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado del extranjero por dinero, fueron circuncidados con él”.
Prepara tu retiro porque te vas
Ge. 17:1
“Y era Abram de 99 años cuando Jehová se le apareció y le dijo: yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí, y sé perfecto”. No tiembles mi hijo, yo soy todopoderoso y no hay quien te toque. Lo importante para que dispongas de la ayuda de mi brazo es que seas perfecto, si no pecas nadie podrá hacerte frente”. “Sé perfecto”, sé integro, sé sincero y veraz. No quiere decir que nunca peques, sino que siempre hagas su voluntad. No vivas, viejo de cien años con sentimientos de estar acabando porque eso sucederá cuando no tengas nada que hacer por Dios. O lo has hecho todo. Entonces como Jesús podrás decir “consumado es” o como Pablo, “he acabado mi carrera y estoy esperando una corona de gloria” (2 Ti. 4:7,8). Uno no acaba sino cuando la voluntad de Dios no tiene ninguna nueva orden. Mientras Dios pida algo es que hay tiempo para hacerla. Si Dios te pone en el ánimo que no tienes nada más que hacer sino vegetar en tu retiro y discontinuidad, prepara tu casa porque te vas.
Ge. 17:2,4
“Y yo estableceré mi pacto contigo, y te multiplicaré en gran manera”. Tú miras tu presente y yo miro a tu futuro. Entre tú y yo no habrá pecados sino mis promesas y mi compromiso para ayudarte.
Ge. 17:3
“Entonces Abram se postró sobre su rostro…”. Se postró sobre su rostro como si quisiera decir: ¡Qué pequeño soy y qué grande eres tú! (v.17).
Cambios en apariencia pequeños, pero grandes
Ge. 17:4-8
“Entonces Abram se postró sobre su rostro…”. Mientras Abram iba tomando las palabras de Dios, con reverencia él le iba dando más y más. Esa palabra “pacto perpetuo” “seré el Dios de ellos”. ¡Dios mío qué plan tan definido! Por eso Moisés se atrevió a sacar a todo un pueblo para otro lugar, mudarlo completo, con niños, mujeres, casas, todo, para la tierra de Canaán. Dios le dijo “eres un padre enaltecido” (Abram) y con mis bendiciones, cuando cumpla mi propósito contigo serás recordado como “un padre de muchedumbre” (Abraham). Oh bendito Dios, yo quiero ser un padre enaltecido y después un gran evangelista, un padre de multitudes. Continuó siendo un padre enaltecido, pero además de eso padre de muchísimos, con el alargamiento de su vida y nombre. Dios es quien produce nuestros cambios en apariencia pequeños, pero en realidad muy grandes. “Fecundo”, qué bonita es esa palabra que quiere decir “te cargaré con frutos”. “no serás más estéril” “verás, o, mejor dicho, no verás con el curso de los años lo que haré contigo, no importa que no lo veas el mundo lo verá”.
Ge. 17:9-14,23-27
“Este es mi pacto que guardaréis, entre yo y vosotros y tu descendencia después de ti: Todo varón de entre vosotros será circuncidado”. ¿Eso es todo Señor? ¿Eliminar la carne de sus prepucios? Algo semejante de esto es el bautismo (no un exacto equivalente) “en él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos” (Col.2:11,12). Dios va desde afuera hacia dentro. Enseña al pueblo a tener una señal que es suyo, a tener conciencia que pertenece a un pueblo escogido, una señal íntima y personal. Les enseña las ceremonias. A limpiar lo de afuera del plato. Pero todo eso es sólo el primer paso. Ya estando en el pacto deben aprender a ser santos verdaderamente, luego vienen las leyes del Éxodo y Levítico. ¡Qué precioso es ser bautizados en el bautismo de Cristo, ser circuncidados en el corazón y conocer el evangelio!
Es para que te retiñen los oídos, te rías a menudo y adores mejor
Ge. 17:15-21
“Entonces Dios dijo a Abraham: A Sarai, tu mujer, no la llamarás Sarai, sino que Sara será su nombre. Y la bendeciré, y de cierto te daré un hijo por medio de ella. La bendeciré y será madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. Entonces Abraham se postró sobre su rostro y se rio, y dijo en su corazón: ¿A un hombre de cien años le nacerá un hijo? ¿Y Sara, que tiene noventa años, concebirá? Y dijo Abraham a Dios: ¡Ojalá que Ismael viva delante de ti! Pero Dios dijo: No, sino que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y le pondrás el nombre de Isaac; y estableceré mi pacto con él, pacto perpetuo para su descendencia después de él. Y en cuanto a Ismael, te he oído; he aquí, yo lo bendeciré y lo haré fecundo y lo multiplicaré en gran manera. Engendrará a doce príncipes y haré de él una gran nación. Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el cual Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene”.
Dios continuó cambiándole el nombre a toda la familia de Abram. Este fue el día que les cambió el nombre a todos con promesas; ya sus nombres les recordaban el futuro de bendición que tendrían. Pasara lo que pasara recordarían por sus nombres el propósito de sus vidas. Abram, por afligido que se hallara y pensara en su esterilidad, si eso le llevaba a la cama triste debía pensar que ya no se llamaba Abram sino Abraham “padre de una muchedumbre”. Si Sarai se llamaba “mi princesa” “princesas”, del padre, de la madre, de sus ancestros y dioses, a su nombre se le quitaría el posesivo de ellos, o del plural, una i, para ser simplemente libre de todo eso, de tradiciones religiosas paganas. Dios le quitó algo de su nombre para hacerla más suya que de nadie. Ahora sería Sara, a secas. A su esposo le añade, a ella le suprime. Una sola letra, un pequeño cambio en su vida la revoluciona toda. Los pequeños cambios de Dios son importantes. Por una letra también se definió en el concilio de Nicea la divinidad de Cristo, y por cierto una i quitándosela a la palabra “semejante” en griego para que quedara “de igual”. Sara, como si dijera, ahora es hecha por Dios una mujer ortodoxa. Sara comprendió que ahora ella pertenecería a Dios y sería “madre de multitudes”.
Es maravilloso el origen del pueblo de Israel, de cero, de nada, de lo imposible, como es asombroso nuestro llamamiento, nuestra elección desde Ur de los caldeos, antes que el mundo fuese, nuestra fe, justificación y glorificación. Nos inclinamos reverentes con el patriarca y nos identificamos con su risa. No por incredulidad sino de asombro, y como él diría: ¡me retiñen los oídos! Si uno supiera lo que Dios puede hacer con su vida se reiría, no se lamentaría tanto, no se impacientaría, llenaría su corazón de alegría, estaría contento, aunque tenga 99 años y habitara no en mansiones sino en tiendas. Su religión estaría llena de gozo, adoraría mejor y se reiría más a menudo.
Nadie puede hacernos reír mejor que Dios
Ge. 17:17,18
“Entonces Abraham se postró sobre su rostro y se rio…”. Nadie puede hacernos reír mejor que Dios.
Abram: No me hagas reír Señor, ya estoy muy viejo para eso, perdóname, pero me tengo que reír, ¡tú tienes cada cosa!, supongo que te refieres a mi buen mayordomo ¿no?
Dios: No. Me refiero a que vas a engendrar un hijo.
Abram: Por favor Señor, no juegues conmigo, has dejado envejecer nuestros cuerpos y ¿ahora?”.
Dios: El tiempo no es importante. Los obstáculos no son importantes. Lo importante es que yo quiera.
Comentario
No fue una risa de incredulidad sino santa. Sara se rio al oír lo mismo 18:12 y añadió “cualquiera que lo oyere se reirá conmigo” (21:5,6). Nadie puede hacernos reír mejor que Dios. Las promesas y las bendiciones de Dios nos hacen reír. Cuando Jehová hiciere subir la cautividad de Sion nuestra boca se llenará de risa y nuestra lengua de alabanzas (Sal. 126:2; Job 8:21). El diablo hace llorar. El pecado trae la muerte y el sufrimiento. Cuando Abraham vio la gloria de Jesús se gozó de antemano (Jn. 8:56). Isaías igual (Jn.12:41). David se alegraba cantando, Abram postrándose. La reverencia y la alegría pueden existir juntas. Es la verdadera alegría, una alegría reverente.
Mucho petróleo, pero sin la tierra prometida
Ge. 17:20,21
“Sobre Ismael te he oído, tendrá lo que pediste, muchas bendiciones”. Dios le dijo "sobre Ismael te he oído"; significa que Dios siempre oye lo que pedimos para nuestros hijos, aunque no exactamente lo que le pedimos para ellos porque nuestros deseos están regulados por su voluntad y por el propósito que con ellos tenga. Pero siempre nos oye.
Pero fuera del pacto. Señor, yo quiero bendiciones, pero juntamente con Cristo (Ro. 6:4-6; 8:32); quiero “todas las cosas” o “muchas cosas” pero con Cristo, aunque reciba las bendiciones multiplicadas “con persecuciones” (Mr. 10:30). Nuestro Padre realmente tiene una sola bendición, las otras no se comparan con esa (Ge. 27:38). Caín tuvo bendiciones para su vida, Esaú también las logró, los árabes también, pero no como la iglesia que recibe las bendiciones con promesas (Efe. 6:2); no deseo bendiciones sin Cristo, alejado de la ciudadanía de Israel. "A Ismael también le daré bendiciones, pero no me encerraré en pacto con él", quiso decirle que no serían contadas por justicia sus obras, no sería hijo del Espíritu; tendría nombre y prosperidad, pero sin la promesa de Dios, con lo de Dios; e indudablemente se le dio la circuncisión, pero no el pacto (vv.23-27); ver Gálatas 6:15. Ismael heredó mucho petróleo sin la tierra de la promesa.
Ge. 17:24
“Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado en la carne de su prepucio”. ¿Es muy tarde para convertirse y para bautizarse? No, no es tarde para hacer un pacto con Dios, al final de la vida se puede alcanzar a Dios y arreglar lo que en la juventud se desarregló; aunque te quede poco vívelo con Dios.
Ge. 18:1-33
“1Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. 2Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, 3y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. 4Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, 5y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho. 6Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo. 7Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo. 8Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron. 9Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. 10Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. 12Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? 13Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara dieciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. 15Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído. 16Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos acompañándolos. 17Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? 19Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. 20Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, 21descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré. 22Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová. 23Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? 24Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? 26Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. 27Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. 28Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco. 29Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta. 30Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. 31Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte. 32Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. 33Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar”.
Ge. 18:1-8
Dios representado por tres ángeles. Quizás un avance de la santa Trinidad. Abraham siempre habló a ellos en singular y refiriéndose como “el Señor” no los señores, como nosotros nos dirigimos a tres personas.
Ge. 18:1
“Y el Señor se le apareció en el encinar de Mamre, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda en el calor del día”. Fue una sorpresa, no estaba sacrificando junto a un altar. Es bueno cuando el Señor nos visita en nuestra casa. No sólo en el templo. Abram era muy rico sin embargo hallaba tiempo para sentarse un rato (13:2).
Ge. 18:2,6,7
“Entonces Abraham fue de prisa a la tienda donde estaba Sara, y dijo: Apresúrate a preparar tres medidas de flor de harina, amásala y haz tortas de pan”. Observa que preparó la cena “corriendo” “de prisa”, apurado. De igual modo los ángeles “dieron prisa a Lot” (19:15). No para que se fueran pronto sino para servirles presto. “En lo que requiere diligencia no perezosos sirviendo al Señor” (Ro.12:11). Se apuró mas no estaba afanado “con muchos quehaceres” (Lc.10:41). Era diligencia. Observa que no le ofreció cualquier cosa sino lo “tierno y bueno” (v.7), porque “si bien hicieres serás enaltecido” (Ge.4:7).
Cosas excepcionales con dos viejos, viejísimos
Ge. 18:12-14
“12Se rio, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? 13Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo”.
Esa no es una sonrisa de fe, quizás tampoco de completa incredulidad, pero al go escéptica, con alguna reserva. Se tragó su duda y la expresó con una sonrisa. Si Dios quiere rejuvenecer toda la persona, la cara, sin cirugías, las manos, los pies, o una parte nada más, lo hace. Nadie puede volver un cabello que ya está blanco en negro sin teñirlo, Dios sí (Mt. 5:36); siendo rubio (rosado, pelirrojo), volverlo negro como el cuervo (Cta. 5:10). En los vv.10,14 se emplea la palabra “volveré” como “cumpliré”; cuando Dios cumple una promesa está presente. La acción de Dios delata su presencia. Abraham cuando todavía Dios no le había alargado el significado a su nombre (Ge. 12:1; Ge.17:4-6), le da un nombre nuevo que le recordara el significado de su vida, y siendo ambos viejísimos volvieran, por algún periodo de tiempo, a sentir deleite, así le llama con sonrisa Sara a las relaciones matrimoniales, igual o parecido, sin medicinas, pastillas, como el placer que sintieron cuando tenían menos años. Cosas excepcionales que el Creador, y que el que escribe esta nota, casado, padre, abuelo, también viejísimo conoce bastante sobre el asunto como esos dos añejados, que con pocas palabras sabe de lo que Dios y ellos estaban hablando. Y, por su parte, no dice más, aunque quizás deje con ganas de que extienda el asunto los libidinosos pícaros con sus picardías.
Ge. 18:15
“Pero Sara lo negó, porque tuvo miedo, diciendo: No me reí. Y Él dijo: No es así, sino que te has reído”. No le dijo: eres mentirosa, sí te has reído. Fue delicado, “no es así” y firme, “sí te has reído”. Dios procura corregirnos sin ofendernos.
Ge. 18:16
“Entonces los hombres se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos para despedirlos”. Cuando uno empieza a hablar con Dios ya no quiere terminar (v.22). Para un creyente (no para un pecador como Caín) la presencia del Señor es el mejor lugar para estar, y dice “hagamos aquí dos enramadas, una para Moisés y otra para Elías” (Mt.17:4). No los dejaba irse porque no habían hablado casi nada; sabía que habían ido para algo más. Si nos postramos ante Dios, debemos decirle “dime algo tú, no me dejes hablar sólo, y no te dejaré si no me bendices” (Ge.32:23-26).
Compromete con Dios a tu familia
Ge. 18:17-19
“Y el Señor dijo: ¿Ocultaré a Abraham lo que voy a hacer, puesto que ciertamente Abraham llegará a ser una nación grande y poderosa, y en él serán benditas todas las naciones de la tierra?”.
Es una supuesta reflexión divina para explicar por qué se le comunicó con anterioridad a Abraham la condenación de Sodoma. ¿No era mejor suponer que fue para que no sufriera una crisis espiritual cuando se enterara de la muerte de su sobrino Lot? ¿Para que intercediera por él? ¿O para que lo ayudara? Pudo ser por esas razones o más bien sería por la futura conquista de Canaán, para que él ni sus descendientes tuvieran algún escrúpulo en arrasar la tierra, y que su conquista sería en el tiempo adecuado. Esa es nuestra exégesis de por qué los ángeles comunicaron a Abraham el secreto de la destrucción de aquellas ciudades; y la razón que da el escritor sagrado que estuvo en el corazón de Dios fue doble: el propósito de Dios para Abraham, bendecirlo a él y al mundo entero, y su fidelidad para la palabra de Dios en su familia y descendencia, porque “mandará a sus hijos y a su casa después de sí...” que obedezcan las palabras de Dios. “Siendo el gran hombre que lo haré, si ya me he propuesto bendecirlo tanto, si veo que será fiel, ¿qué impide que le revele lo que voy a hacer? ¿No tiene él familia allí? Quizás quiera interceder por ellos, me pida algo para ellos; y veré cómo reacciona cuando sepa el juicio que haré con los impíos”. A Dios le agrada saber y oír, y ver, nuestros esfuerzos para perpetuar la fe en nuestros hijos; por esa razón es que nos concede algo, nos trata como profetas. Oh Señor que yo guarde y mande a mis hijos que guarden tus mandamientos, que sean más obedientes que yo, que tengan más fe. Dios, aquí estoy comprometido, dentro de mi familia, con la continuidad de la fe una vez dada a los santos.
Aumento de la homosexualidad
Ge. 18:20-22; 19:13
“Y el Señor dijo: El clamor de Sodoma y Gomorra ciertamente es grande, y su pecado es sumamente grave”. La versión Reina-Valera dice “el clamor contra Sodoma” en vez de “el clamor de Sodoma”. No se identifica la persona que clama contra esas ciudades (NET); Calvino parece decir que es el pecado mismo el que clama contra ellos y me creo que tiene razón. Un ejemplo es la sangre de Abel, o sea su asesinato, el pecado de homicidio, clama ante Dios (Ge. 4:10). Dios oye de modo audible el pecado. Sin embargo, pudiera, supondría a otros que oraban. Quizás Lot (2 Pe. 2:7,8). Pudiera incluir sus santos ángeles que no anhelan mirar esas cosas (1Pe. 1:12); segundo, la naturaleza que desea vomitarlos (Lev. 18:26-28), y la creación que gime por causa del pecado de ellos (Ro. 8:22) y desea su redención. Sobre todo, la justicia de Dios clama dentro de su corazón que destruya a esos impíos; y si no fuera porque la misericordia detiene su mano ya lo hubiera hecho. Falta una sola cosa para que el juicio de Dios se ejecute: que el pecado alcance su clímax, “veré si han consumado su obra”, si se han corrompido desde de los adultos hasta los jóvenes y los niños (19:4); y si “ha llegado a su colmo la maldad” (15:16). Hay escuelas aquí en USA y en Europa que quieren enseñar, y algunas ya lo hacen, que la homosexualidad es normal. Cuando en sus escuelas los maestros empiecen a enseñarles que la sodomía es natural, normal. Entonces entre los niños comenzará la homosexualidad. Dios no ha destruido el mundo por esa razón. Ya ha destruido personas, familias, ciudades, naciones, sociedades. ¿Dónde están los creyentes de Nueva York, y hay nueve estados más Washington DC que ya ofrecen casar homosexuales, y han aprobado la legalidad del casamiento entre parejas del mismo sexo? Hasta existen capillas y ministros supuestamente cristianos que los casan. Muy bien si la iglesia clama contra esa sodomía. risa
Si Dios lo amara no sería sodomita
Ge. 18:23-33
“Y se apartaron de allí los hombres y fueron hacia Sodoma, mientras Abraham estaba todavía de pie delante del Señor”. Abraham intercedió a Dios para que no quemara a los impíos con fuego eterno (Jud. 1.7). ¿No intercederé por aquellos que sufrirán el fuego que nunca se apaga, juntos con el diablo? (Mt. 18:8; 25:41). Jesús dijo que ese fuego físico no era todo el castigo pues aún les espera un castigo peor (Mt.10:15) para ser impuesto en el día del juicio. El castigo físico no es todo el castigo por faltas morales. Y eso es la desobediencia a la voluntad de Dios. Serán castigados a la supervivencia de sus conciencias, a sus propios remordimientos, sus mismas hechuras, al fuego del pecado que nunca se extingue (Mt.13:42). Por este texto, cómo podemos decirle a un homosexual que se niega al arrepentimiento y quiere corromper el mismo cielo: Dios te ama, y si Dios lo amara no ¿perecería en sus pecados? Eximen a Dios de la palabra aborrecer. Los homosexuales a los cuales Dios ama se arrepienten de sus pecados y no llegan a juicio, cómo está claro en las conversiones de la iglesia en Corinto (1Co. 6:9,11). Si un homosexual ama a Dios, Dios lo ama a él, y es lavado de su homosexualidad por el Espíritu de Dios. Es un cruel engaño, ni siquiera una mentira piadosa, decirle que Dios lo ama, aunque siga siendo homosexual. Muchos homosexuales mueren creyendo que Dios los ama y que en el día del juicio la pasarán bien. Dios amó a Jacob no porque fuera perfecto, era pecador, pero Jacob lo amaba. Si un homosexual ama a Dios, el homosexual cambia.
Ge.18:26,28-32
“Entonces el Señor dijo: Si hallo en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo el lugar por consideración a ellos”. Si hubiera una pequeña iglesia con 50 miembros, 45,30, o diez miembros, no los destruiré, pero sólo hay un hombre justo, uno solo, Lot, y por amor a él le daré oportunidad a la familia, pero no a más. ¿Y qué diferencia hay que haya una iglesia mayor, más grande, pero si no son santos? Si la sal pierde su sabor, ¿de qué sirve? El juicio del mundo viene cuando las iglesias pierden completamente su santidad y adoptan las costumbres de las gentes. Por algo Pedro mencionando el juicio del mundo dice que el Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros (“vosotros” dicen algunos manuscritos, pero es lo mismo) no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pe.3:9). Y se refiere a los cristianos.
Ge. 19:1-33
““1Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. 2Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, 3y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. 4Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, 5y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho. 6Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo. 7Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo. 8Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron. 9Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. 10Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. 12Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? 13Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara dieciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. 15Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído. 16Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos acompañándolos. 17Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? 19Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. 20Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, 21descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré. 22Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová. 23Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? 24Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? 26Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. 27Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. 28Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco. 29Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta. 30Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. 31Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte. 32Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. 33Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar”.
No olvidemos la hospitalidad
Ge.19:1-3
“Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma al caer la tarde, cuando Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra, y dijo: He aquí ahora, señores míos, os ruego que entréis en la casa de vuestro siervo y paséis en ella la noche y lavéis vuestros pies; entonces os levantaréis temprano y continuaréis vuestro camino. Pero ellos dijeron: No, sino que pasaremos la noche en la plaza. El, sin embargo, les rogó con insistencia, y ellos fueron con él y entraron en su casa; y les preparó un banquete y coció pan sin levadura, y comieron”. Lot vio la dignidad de aquellos transeúntes. Quería tener amigos distintos a los sodomitas, aunque fuera un corto tiempo, para charlar de algo más que no fuera las corrupciones de la carne. Pensó que aquellos tres provenían de Dios y él quería ser amigo de los amigos de Dios. “No” dijeron los tres personajes. Lot “porfió” “insistió”. Los presionó para que se quedaran. Y ellos dijeron: “está bien”. No querían molestarlo y mirar la ciudad. En realidad, Dios venía para casa de Lot, Dios esperaba que lo invitara y que porfiara con él. En realidad, dijo “no” pero no era un no. Un no hasta cierto punto. No cambió la voluntad de Dios que en el fondo era sí. Oh Señor, si fuéramos perseverantes en la oración, si porfiáramos contigo tú entrarías a nuestro hogar y “cenarías con nosotros y nosotros contigo” (Apc.3:20). Y, por último, Dios sabe dónde viven sus elegidos y los visita en sus casas, a veces no en figura humana sino en carne y hueso. “Algunos sin saberlo hospedaron ángeles” (He.13:2). Dios no estaba poniéndole obstáculos y Lot lo comprendió, y por eso no se rindió ante una transitoria y considerada pequeña negativa.
Ge.19:4,5
“Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, rodearon la casa, tanto jóvenes como viejos, todo el pueblo sin excepción. Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que vinieron a ti esta noche? Sácalos para que los conozcamos”. Si Abraham hubiera visto y oído esto se hubiera quedado menos triste cuando con tanto sentimiento oraba para que no perecieran aquellos homosexuales, se hubiera quedado más conforme e indignado; no tenían remedio. Aquella gente estaba deseosa de llevar la homosexualidad a la iglesia, a las cosas santas y hasta el cielo. Hubieran hecho homosexual a la religión de Lot... a su Libro Sagrado, y las Tres Personas de la santa Trinidad.
Que se casen en Sodoma, no en Jerusalén
Ge.19:4-7
“Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, rodearon la casa, tanto jóvenes como viejos, todo el pueblo sin excepción. Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que vinieron a ti esta noche? Sácalos para que los conozcamos. Entonces Lot salió a ellos a la entrada, y cerró la puerta tras sí, y dijo: Hermanos míos, os ruego que no obréis perversamente”.
¿“Hermanos”? ¿Así les llamó a los sodomitas? La palabra hebrea “`ach” (awkh) se puede entender en un sentido amplio. Seguramente que con ese significado extendido fue que Lot la usó para referirse a los sodomitas que buscaban asaltar y violar a los dos ángeles que habían entrado a su hogar. Puede entenderse, ¿que eran hijos de los mismos padres? No. ¿Primos, parientes? Tampoco. ¿Conciudadanos, vecinos? Más o menos, aunque ellos nunca lo tuvieron a él como ciudadano de Sodoma sino como emigrante y extranjero. Si Lot los llamó hermanos pensando que eran seres humanos, bien. Eran moralmente distintos y les quiso llamar hermanos, desbordando amor por ellos, aunque afligido al considerar la conducta de ellos. Él sabrá por qué. No hay objeción. Si les quiso llamar hermanos como si fueran hijos de los mismos padres, aunque no los fueran, o los consideraba así, es un asunto personal suyo y nadie interviene ni objeta. Es un hombre libre y está bien que los trate con respeto y amabilidad, aunque esté enterado que quieren sodomizar su familia que es la iglesia y a los dos ángeles que son el cielo. No necesariamente tenemos que estar de acuerdo con él.
Pero, ¿hermanos en la fe, en la religión, hijos del mismo Dios? Ya eso es otra cosa. No los llamó hermanos en ese sentido. En todo caso pudiera haberlos llamado “señores y señoras” “damas y caballeros”. Esos caballeros y esas damas no forman parte de la iglesia, no pueden ser miembros de ella ni ciudadanos del reino de los cielos. Hermanos sí son los ex-homosexuales mas no activos como en la iglesia de Corinto, y no como éstos que intentan sodomizar a los ángeles.
En la ciudad de Corinto hubo “hermanos” que se echaban con varones fueron “lavados” y “santificados” por el Espíritu Santo (1Co.6:9-11). Si “en el día del juicio será más tolerable el castigo para los sodomitas que para Capernaum” (Mt.11:23), pudiera ser que por las amorosas exhortaciones de pastores como Lot, corteses pero abrumados por “la nefanda conducta” de ellos (2Pe. 2:7), antes que sean llevados a juicio logren que se arrepientan y los libre de esa obsesión sexual pecaminosa, sean perdonados, y vayan con cuerpos ya santificados juntos delante de las ex- rameras y ex - publicanos hacia el reino de Dios.
No Lot, no son hermanos en la fe. Si ellos quieren casarse entre ellos mismos, que el rey de Sodoma les dé su aprobación mas no Jehová, ni el rey de Salem, ni Melquisedec sacerdote del Dios Altísimo, ni Jesús Nazareno el Rey de los judíos vaya a sus bodas y les regale el vino. A esas bodas no van los apóstoles ni la Virgen María. Pueden adoptar niños y criarlos como si fuera un matrimonio heterosexual, pero en Sodoma no en Jerusalén “la ciudad del Gran Rey”.
Ge. 19:8
“He aquí ahora tengo dos hijas que no han conocido varón; permitidme sacarlas a vosotros y haced con ellas como mejor os parezca; pero no hagáis nada a estos hombres, pues se han amparado bajo mi techo”. ¿Un alto concepto oriental sobre la hospitalidad? Bien. No bien. ¿Cómo el amor por unos huéspedes puede ser mayor que el de tus hijas? Es una falta de balance. Hay creyentes que dicen, “esto es corbán”, y otros son candil de la calle y oscuridad en la casa y son “peores que los incrédulos” (1Ti.5:8). Mejor hubiera sido decirles: “Me matan, pero no les entrego a ninguna”. Con la excusa de servir a Dios y al público menosprecian la familia. La aspiración última de los homosexuales no es la familia (que nuestras hijas no sean vírgenes y forniquen) sino la iglesia y Dios.
Lot no juzgó a los sodomitas
Ge. 19:9,10
“Mas ellos dijeron: ¡Hazte a un lado! Y dijeron, además: Este vino como extranjero, y ya está actuando como juez; ahora te trataremos a ti peor que a ellos. Y acometieron contra Lot y estaban a punto de romper la puerta, pero los dos hombres extendieron la mano y metieron a Lot en la casa con ellos, y cerraron la puerta”. Los homosexuales toman nuestra negativa al asentimiento de la homosexualidad como un juicio a ellos, una intransigencia, radicalismo, un insulto, menosprecio y discriminación. No hace falta quitarles el derecho de ser homosexuales, sus apetitos quieren más, se ofenden con nuestra santidad, quieren tener derecho sobre nuestra santidad. Sólo basta que no queramos concederle el derecho para corromper lo espiritual y se sienten ofendidos.
Los ángeles no salieron a discutir con ellos, no les predicaron sermones ni los llamaron al arrepentimiento, ni los fulminaron en ese momento, les aplicaron un pequeño y último juicio, la prohibición de tocar el reino de los cielos, “ceguera”. Una ley justa que retenga la expansión de la homosexualidad es una equivalencia de este juicio por ceguera. Los ángeles extendieron la mano, no sus manos, y guardaron a Lot. La mano de los ángeles es la mano de Dios. El texto hebreo contiene “las manos”; de todas maneras, las manos de los ángeles están al servicio de Dios. La protección de la providencia es la protección de Dios. La última alternativa de la iglesia es protegerse primero y después el exilio, salir de esa ciudad o país; cuando las instituciones espirituales por sí mismas no sean capaces de detener el avance de la corrupción sobre ella.
Dicen que no hay diablo, ni juicio, ni pecado ni Dios
Ge. 19:12-14
“Entonces los dos hombres dijeron a Lot: ¿A quién más tienes aquí? A tus yernos, a tus hijos, a tus hijas y quienquiera que tengas en la ciudad, sácalos de este lugar; porque vamos a destruir este lugar, pues su clamor ha llegado a ser tan grande delante del Señor, que el Señor nos ha enviado a destruirlo. Y salió Lot y habló a sus yernos que iban a casarse con sus hijas, y dijo: Levantaos, salid de este lugar porque el Señor destruirá la ciudad. Pero a sus yernos les pareció que bromeaba”. ¿Tienes aquí alguno más que quieras que se salve? Los ángeles conocían toda la parentela de Lot, pero les estaban preguntando por los vecinos, amigos, compañeros de trabajo, etc. ¿Quieres que el bodeguero de la esquina se salve? ¿El panadero, el copero, el herrero, el farmacéutico, el médico? ¿Alguien que sea como tuyo (tienes)? Y Lot se quedó pensando un tiempo y le respondió: “no, sólo mis futuros yernos”. Por su mente pasaron muchos nombres: “no, éste no, éste tampoco, no creerán, aunque se les predique, sería como “echar las perlas a los puercos, me despedazarían”.
Sus ilusiones de salvación con los yernos tampoco funcionaron. Si alguna vez pensó que se convertirían a la fe en este momento se dio cuenta que jamás cambiarían. Allí no había esposo fiel para sus hijas. Tomaron el mensaje como una broma, como si fuera un chiste. Ver algo similar en Mateo 27:47. Les habló del juicio y se rieron queriéndoles decir que no creían esas cosas, y lo que tan solemne les decía lo tomaron como un chiste o una broma porque no creían en un juicio venidero, ni alguien que se ocupara de eso, o sea, si fueran actuales, “no creemos en esas cosas de viejos”, “no hay juicio ni infierno porque no hay diablo, pecado ni Dios”. Y se quemaron en el fuego que no creían con un juicio que pensaban era imaginario.
No seas lento para cambiar de compañía y del modo de pensar
Ge. 19:15,16
“Daban prisa a Lot”, como si le dijeran “apúrate que queda poco tiempo, estas cosas deben suceder pronto, la paciencia de Dios está llegando al límite, hay una hora fija y no habrá más oportunidad, lo que está determinado se derramará (Dan.9:7). El tiempo de salvación no es indefinido ni infinito. Nadie sabe el día ni la hora sino Dios y por eso hay que darse prisa. Hay gente que es lenta para salvarse, lenta para creer, lenta para huir. Si Lot empezó con alguna prisa se fue parando hasta que se detuvo, y los ángeles tuvieron que arrastrarlos fuera de la casa. Señor, a veces no basta con tus amonestaciones para que huyamos de la ira venidera y tienes tú que sacarnos personalmente del sitio de juicio. Los sacaron no por las virtudes de ellos sino conforme a la misericordia de Dios. Fue la segunda vez que las manos de los ángeles asían de Lot. Si el Señor no asía de Pedro el apóstol se hubiera hundido (Mt.14:30,31). Siempre tenemos “acá abajo sus brazos eternos” (Dt.33:27). No seas lento para dejar el mundo y el pecado, abandonar las malas compañías, cambiar de modo de pensar y huir hacia Dios.
Dios tiene hijos muy extraños
Ge. 19:15-22
“Ahora he aquí, esta ciudad está bastante cerca para huir a ella, y es pequeña. Te ruego que me dejes huir allá (¿no es pequeña?) para salvar mi vida”. Lot, desgraciadamente, es el tipo de un creyente sincero y con una muy extraña combinación de cosas en su carácter. Uno lo ve y lo oye suplicarle a los yernos que escapen del juicio venidero, y que por alguna razón no lo tomaron en serio (v.14), cuando lo oye discutiendo con los sodomitas por sus huéspedes lo admira, cuando lo escucha ofrecer a sus hijas vírgenes para salvar aquellos extraños, se queda con la boca abierta sin saber si admirarlo o condenarlo; y ahora que se le da la oportunidad de escapar de Sodoma duerme la mañana (v.15) y los ángeles tienen que apurarlo para que se ciña, empaquete lo que piensa sacar y salga pronto de la ciudad. No sólo iba lento, sino que se paró definitivamente como si el juicio vendría el año próximo y no esa misma mañana (v.16). La palabra no sólo indica que se detuvo, sino que hizo “preguntas” que es el primer significado de la palabra. ¿Qué preguntas? ¿A esa hora? ¿Por qué no las hizo antes? La palabra también indica “dudar” “reluctante”. ¿Dudas de qué tipo? “¿Si me voy o no me voy, si ahora o después, si será verdad o no?”. Reluctante en acabar de huir como si no tuviera muchas ganas de hacerlo y lo hace porque lo están empujando. Cuando se le dice que huya al monte, le parece que está muy lejos y pide que lo dejen refugiarse en una pequeña ciudad mucho más cercana (vv.19,20); “le cambia los planes a Dios con respecto a su salvación”, y elige su propia forma, por decirlo de alguna manera, y luego más extraño aún es el ruego que hace sobre la pequeñez de la ciudad como si por ser pequeña y no importante fuera un motivo para no destruirla por el pecado que también la contaminaba. Además, pensaba que estaría más seguro en una ciudad que en el campo.
Y todavía más extraño es el relato que se hace al final del capítulo sobre la borrachera que tuvo y cómo durmió con sus dos hijas; de modo que uno se siente inclinado a decir similar a los rabinos: “Este hombre no tiene ni un ápice de fe ni de temor de Dios (2Pe.2:7,8)”. Sin embargo, era un hombre justo, como se da a entender por lo que Dios hizo con él. Muy poca gloria traería a Dios y no serviría de ejemplo para nadie que quisiera inspirarse en algún modelo de fe y consagración.
Oh, la fe es algo maravilloso, cómo puede desviar el curso de una persona que si se queda en donde está se quema, que posee una fe auténtica sin embargo tan extraña. Cuesta trabajo llamar a una persona tan extraña, hermano, sin embargo, el movimiento de esa vida proviene de la mano de Dios.
Ten cuidado con los pecados pequeños
Ge. 19:20
“Ahora he aquí, esta ciudad está bastante cerca para huir a ella, y es pequeña. Te ruego que me dejes huir allá (¿no es pequeña?) para salvar mi vida”. ¿No es pequeña? “una equivocación”, allí hay poco pecado. ¿Quién le ha dicho que, en una pequeña ciudad, un pequeño barrio, una familia pequeña puede haber pocos pecados? Una ciudad grande tiene más medios de corrupción. La gente puede ser moralmente mejor y eso no quiere decir que está libre de condenación. Y no se reporta que hubiera algún santo en Zoar. Otra equivocación, Dios no va a castigar una ciudad con pocos pecados. Si a Adán lo castigó por uno. Hay muchos ejemplos sobre eso. Pero siendo particular. Esa misma forma de argumentar la usan algunos para lo que llaman pecados pequeños. Se disculpan diciendo que no es de muerte, no es homicidio, no es una blasfemia, no es apostasía. Dicen que mucha gente lo hace, todo el mundo lo hace, es parte de nuestra sociedad y nadie lo condena. ¿Y por eso lo harás tú? ¿Quieres ser condenado con el mundo? Se excusan alegando que se halla entre los santos del Señor, que buenos hijos de Dios lo hacen y continúan siendo cristianos, son gente de experiencia y años en el evangelio, por lo tanto, no debe ser tan grave porque si no, ellos no lo harían. Y unos dicen que facilita la forma de vida porque así uno queda bien con los demás, no se les ofende, pero se les engaña. El Señor también aborrece los pecados pequeños (Cant.2:15).
Ge.19:17-23
“El sol había salido sobre la tierra cuando Lot llegó a Zoar”. Hay quien quiere escapar adonde quiere, desea que la salvación llegue a su modo, velocidad, medios y caprichos. Lot quiere escapar pero pone tantos obstáculos que parece que no quiere, que no tiene muchas ganas de irse o que se salve; esos salen de la condenación pero no van todo lo lejos que debieran.
Ge. 19:26
“Pero la mujer de Lot, que iba tras él, miró hacia atrás y se convirtió en una columna de sal”. Eva también miró y en un segundo se convirtió en otra con los ojos abiertos para otras cosas, y transmitió su desgracia a su marido que se hizo solidario y dio aprobación a su desobediencia. La mano no se movería hacia el mal si los ojos no se posaran donde no deben. Mirar para otro lado podría salvar el alma de muchas penas. Mirar hacia el cielo no hacia la tierra. Un pequeño retroceso solamente paraliza las buenas intenciones y frena definitivamente el escape de una desgracia segura. Ver nota sobre Lucas 17:32
Ge. 19:30
“Subió Lot de Zoar y habitó en los montes, y sus dos hijas con él, pues tenía miedo de quedarse en Zoar. Y habitó en una cueva, él y sus dos hijas”. Se acordó que ese no era el plan inicial de Dios, sino una concesión y vio que los de allí eran igual que los de Sodoma o parecidos y merecían lo mismo. Hombre que era rico, con muchísimo ganado y dinero ahora todo lo que tiene cabe en una cueva. Un ejemplo palpable de que el pecado empobrece.
Ge. 19:29-38
“Démosle a beber vino a nuestro padre y acostémonos con él”. Dos muchachas corruptas; tal vez por mucho tiempo no le dijeron que el embarazo era suyo sino de los novios y cuando lo supo se murió de dolor. Hubiera sido mejor que murieran y no que escaparan para hacerle ese daño al padre. Y del vientre de ellas dos salieron dos naciones, Moab y Amón, inveterados enemigos de Israel. En cuanto el vino sugiere la idea de que lo compraron y eso implica que el relato es muy posterior y no reciente a los acontecimientos anteriores. En realidad, esa borrachera parece más bien que lo drogaron; no se dice explícitamente eso pero hubiera tenido que ser una barbaridad de alcohol para que hiciera lo que hizo sin que dejara trazas en su memoria, la clase de vino que fuera tuvo un efecto similar a un poco de droga dentro de la tasa. Esto no fue una violación sino una seducción por parte de dos muchachas sin principios morales, culturizadas por el libertinaje de la sociedad donde habían vivido.
Ge.19:31
“Entonces la mayor dijo a la menor: Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se llegue a nosotras según la costumbre de toda la tierra”. Pensaban que el mundo se había acabado; Lot no las había enseñado a mirar más allá de donde vivían, donde había otras gentes mejores.
Ge. 20:1-18
“1De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar. 2Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara. 3Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido.4Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente? 5¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto. 6Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases. 7Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos. 8Entonces Abimelec se levantó de mañana y llamó a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los oídos de ellos; y temieron los hombres en gran manera. 9Después llamó Abimelec a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste hacer has hecho conmigo. 10Dijo también Abimelec a Abraham: ¿Qué pensabas, para que hicieses esto? 11Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. 12Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y la tomé por mujer. 13Y cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Esta es la merced que tú harás conmigo, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de mí: Mi hermano es. 14Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer. 15Y dijo Abimelec: He aquí mi tierra está delante de ti; habita donde bien te parezca. 16Y a Sara dijo: He aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como un velo para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue vindicada. 17Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos. 18Porque Jehová había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer de Abraham”.
“Y Abraham dijo de Sara su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara”. ¿Por qué se cometen las mismas “faltas, errores” o “pecados”? Uno tiende por la misericordia divina a cometer los mismos pecados, que por la misericordia divina no tuvieron consecuencias, y que fueron usados para bien. Cuando Dios usa misericordia con nosotros y no nos deja caernos en el mal, podemos quedarnos sin aprender la lección que nos dio. A veces para nosotros es mejor recibir las malas consecuencias de nuestros actos para que no volvamos a repetir lo mismo. Si la segunda vez no recibió daño ni perdió su mujer fue por el gran plan que Dios tenía con ellos y porque su pecado haría daño a inocentes personas. Aprendemos más rápido por la ley de causa y efecto, por la ley del pecado, por la justicia de Dios, que por los cuidados de su misericordia.
Dios tolera algunas costumbres
Ge. 20:3-6
“¿No me dijo él mismo: “Es mi hermana”? Y ella también dijo: “Es mi hermano”. En la integridad de mi corazón y con manos inocentes yo he hecho esto”. Dios sabe cuándo uno actúa inocentemente y lo protege del daño; no hay que espantarse por las consecuencias que pueden salir de una santa determinación, aunque no parezca sabia y perjudique los intereses. El Señor conoce las intenciones del corazón y las valora (He.4:12). Muchos son los varones hijos de Dios a los cuales el Señor ha protegido interviniendo para que no caigan en tentación, y ha puesto obstáculos, barreras humanas y espirituales para evitar, con su Santo Espíritu que pequen de este modo contra él, contra sus fieles esposas e inocentes hijos. Gracias a Dios por aquellos momentos en que ha obstaculizado un pecado que con ganas se hubiera cometido. Oh Dios que no me lamente cuando procedo con corazón íntegro y manos inocentes. ¿Con qué limpieza de manos y sencillez? ¿No estaba aumentando su harén? El adulterio, bajo la ley de Moisés, es un pecado mayor que la poligamia. Dios en el Antiguo Testamento tolera algunas costumbres sociales que no le gustan.
No perdemos fácilmente nuestra vocación
Ge. 20:7
“Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás”. ¿Profeta? ¿Qué clase de profeta que para preservar su vida exponía su mujer al pecado? ¿Cómo es que, Dios más bien no escondió la identidad de Abram y lo hubiera nombrado como un extranjero, un ovejero, un arameo, pero no como uno de sus profetas? Uno dice, ¿qué clase de pastor es ese, que es conforme al corazón de Dios y actuó así? ¿Qué clase de apóstol que negó al Señor tres veces? ¿Qué clase de misionero es ese señor llamado Demas que se fue a Jerusalén y abandonó a sus compañeros? (Hch.13:13) Abram es ante todo un hombre de fe como lo demuestran estos pocos datos históricos de sus peregrinaciones. A Abram su fe le fue contada por justicia (Ro.4:9) y nació en su corazón antes que fuera circuncidado (Ro.4:12), y ambas son gracias otorgadas por Dios de modo que impulsado por ella fue capaz de preparar un viaje sin conocer su destino (He.11:8), y ni el grado de su fe, ni la circuncisión fue un reparo para que su profesión religiosa fuera probada, y quedara como un ejemplo doctrinal de salvación para el mundo entero (He.11:17). Y regresando a los problemas externos que tuvo que enfrentar su matrimonio cuando otro hombre quiso romperle la unión con Sara su mujer, Dios no se avergüenza fácilmente de nosotros y no perdemos nuestra vocación por un acto loco. A pesar de toda su vida de oración no se extingue y la eficacia de sus intersecciones permanecen en acción y Dios las escucha y concede vida por ellas.
Tú me abriste el gusto por la pornografía
Ge. 20:9
“De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar. Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara. Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente? ¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: es mi hermano? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto. Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases. Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos. Entonces Abimelec se levantó de mañana y llamó a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los oídos de ellos; y temieron los hombres en gran manera. Después llamó Abimelec a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste hacer has hecho conmigo. Dijo también Abimelec a Abraham: ¿Qué pensabas, para que hicieses esto? Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi muJe. Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y la tomé por muJe. Y cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Esta es la merced que tú harás conmigo, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de mí: Mi hermano es. Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer”.
El pecado de adulterio es un pecado llamado "grande", y eso lo dijo no un santo y fiel de Jesucristo sino un pagano, uno que no pertenecía al pueblo de Israel, pero sabía que era una falta moral enorme y que las consecuencias siempre serían grandes y perjudicarían no solamente a una familia sino a todas las familias de la nación. Y Abimelec tendría muchas faltas, pero no quería añadir a ellas una más, la del adulterio, la mujer que Dios le había dado a otro y que se habían jurado ser fieles entre ellos. ¿Por qué conquistar la mujer de otro hombre, robársela, si ya tiene una? Abimelec, un idólatra, un polígamo pagano reprendió al hijo de Dios y le dijo que eso no se hacía.
Trata de que otro no te culpe de haberlo expuesto al pecado. ¿Cómo justificarás ante Dios las acusaciones de que desgraciaste su matrimonio, trajiste vergüenza a sus hijos engendrando medios hermanos? O yendo a otra clase de pecados, que te digan, “a mí tú me iniciaste en el uso de drogas, tú me enseñaste a tomar cervezas y bebidas fuertes, me iniciaste a usar el teléfono móvil (celular) para enviar textos sucios, para iniciar una relación pecaminosa y para mirar videos pornográficos, tú fuiste quien me abrió el gusto por la pornografía”.
Ge. 20:11
"No hay temor de Dios en este lugar y me matarán por causa de mi mujer". Tenía razón en lo que estaba diciendo y en este temor que había en su pecho, que aquella era una sociedad bárbara, sin ética rigurosa y moral alguna, lo que llamaríamos hoy o por lo menos estamos en vía de una completa secularización, como algunos piensan, donde el temor de Dios va paulatinamente desapareciendo y como consecuencia la sociedad es afectada enormemente y se suceden los actos violentos, suicidios, maltrato doméstico y homicidios callejeros. Si el temor de Dios desaparece de una sociedad, que no espere que el comportamiento ciudadano continúe pacífico y sea obediente a las leyes.
Ge.20:12
“En realidad es mi hermana, hija de mi padre”. Medias mentiras.
Cuando decirle adiós a la salvación de tu marido
Ge. 20:13
“Y sucedió que cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije a ella: “Este es el favor que me harás: a cualquier lugar que vayamos, dirás de mí: Es mi hermano”. Sara no debió aceptar esa proposición; tal vez pensaba que no era tan hermosa como su joven marido pensaba o que tal cosa nunca ocurriría; y ocurrió. De veras que cuando la Escritura dice que ella le llamaba “señor”, así lo era, estaba tan sujeta a su marido como al “Señor”, era su completa sierva. El Espíritu Santo alaba a Sara por esa dependencia de su esposo; pero si se me permite un poco juzgar su obediencia con los ojos de un gentil salvado por la gracia de Cristo y en el siglo XXII, a mí me parece, que, aunque no pudo por el siglo en que vivió su matrimonio, ella no debió haber aceptado tal proposición, diciendo una mentira por causa del miedo de su marido. Una mujer nunca debe aceptar una proposición de su marido que la conduzca a pecar contra Dios. Tal vez pueda aceptar que él le prohíba que vaya a la iglesia y que los hermanos la visiten en su hogar porque él no quiere verlos allí, es el dueño de la casa, pero lo que sí no puede aceptar, aunque esté sujeta a él como su esposa, es que él le prohíba que lea la Biblia, que ore y que lo trate cristianamente. No debe aceptar acompañarlo a lugares pecaminosos para recrearse juntos con alegrías carnales delante de los ojos de todos, porque eso va en contra de sus principios cristianos, contra Dios y contra la salvación de su esposo. Aunque ella le llame “señor”, él no es su Señor o su Dios; puede obligar su cuerpo mas no su espíritu y manchar su alma. A nadie podemos dar la obediencia que damos a Dios ni ser incondicionales a ninguna persona como lo somos a Dios. “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. Si una mujer acepta una proposición pecaminosa que le hace su marido, que le diga adiós a sus deseos que él se convierta a Cristo, que se despida de la salvación de él y de los hijos. El marido incrédulo debe “ser santificado en la mujer”, y ¿cómo le podrá reprochar un pecado que ella misma cometió? Si el marido la obliga a pecar y ella por más que opuso resistencia no pudo, entonces él debe darse cuenta que no lo disfrutó, que tiene remordimientos de conciencia, que se siente triste y enlutada, y que vierte lágrimas por la miseria en que ha caído. Así él se dará cuenta que tienen dos conciencias distintas, que una es leal a Dios y la otra no y que ningún pecado hará feliz a su buena esposa. Si un esposo propone a su compañera que vaya con él a pecar y si se niega irá acompañado con otra persona, ella debe dejarlo ir solo y orar por él, por su matrimonio y por sus hijos y pedir el auxilio de las oraciones de sus hermanas en la congregación. El pecado que él cometa sin ella no lo hará dichoso, y pudiera repetirlo, pero se cansará y se aborrecerá a sí mismo. Y hay otra forma de pararlo que no es orar sino hablar sobre la posibilidad de la separación si no refrena sus gustos adulterinos.
Ge. 20:16
“Y a Sara le dijo: Mira, he dado a tu hermano mil piezas de plata; he aquí, esta es tu vindicación delante de todos los que están contigo, y ante todos, quedas vindicada”. Por causa de su esposo nadie te mirará tu belleza, ni querrá tomarte por mujer; por tu persona todos tendremos los ojos tapados, o será para ti como un velo que te oculte el rostro; “vindicada” ¿se puede con dinero vindicar la humillación que sufrió? ¿Por qué ha de ser vindicada de su matrimonio, del daño que su esposo le hizo? Sólo Dios podría restaurarla, sólo Dios la vindicaría, ni el dinero ni las disculpas.
Ge. 20:18
“Jehová había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec”. Se supone que ella estuvo varios meses en aquel harén.
21
“1Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. 2Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. 3Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac. 4Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. 5Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo. 6Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reir, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. 7Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez. 8Y creció el niño, y fue destetado; e hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac. 9Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. 10Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo. 11Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo. 12Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia. 13Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente. 14Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba. 15Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, 16y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró. 17Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. 18Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. 19Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho. 20Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco. 21Y habitó en el desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto. 22Aconteció en aquel mismo tiempo que habló Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, a Abraham, diciendo: Dios está contigo en todo cuanto haces. 23Ahora, pues, júrame aquí por Dios, que no faltarás a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que conforme a la bondad que yo hice contigo, harás tú conmigo, y con la tierra en donde has morado. 24Y respondió Abraham: Yo juraré. 25Y Abraham reconvino a Abimelec a causa de un pozo de agua, que los siervos de Abimelec le habían quitado. 26Y respondió Abimelec: No sé quién haya hecho esto, ni tampoco tú me lo hiciste saber, ni yo lo he oído hasta hoy. 27Y tomó Abraham ovejas y vacas, y dio a Abimelec; e hicieron ambos pacto. 28Entonces puso Abraham siete corderas del rebaño aparte. 29Y dijo Abimelec a Abraham: ¿Qué significan esas siete corderas que has puesto aparte? 30Y él respondió: Que estas siete corderas tomarás de mi mano, para que me sirvan de testimonio de que yo cavé este pozo. 31Por esto llamó a aquel lugar Beerseba; porque allí juraron ambos. 32Así hicieron pacto en Beerseba; y se levantó Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, y volvieron a tierra de los filisteos. 33Y plantó Abraham un árbol tamarisco en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno. 34Y moró Abraham en tierra de los filisteos muchos días”.
Ge. 21:6,7
“Y dijo Sara: Dios me ha hecho reír; cualquiera que lo oiga se reirá conmigo”. Se acordaba cuando se rio detrás de la puerta, o tal vez allí se rió de asombro o incredulidad, pero ahora se ríe de gozo, porque estaba de fiesta (Ge.18:12). Una cosa es la risa de un incrédulo y otra la de un cristiano, no suenan iguales ni tienen la misma luz en los ojos. Los mandamientos, las promesas y los actos vigorosos de Dios siempre nos hacen sonreír, y mejor que eso nos estimulan la imaginación y reactivan nuestra fe.
Ge.21:8
“Y el niño creció y fue destetado, y Abraham hizo un gran banquete el día que Isaac fue destetado”. El tiempo quedaba a discreción de los padres, pero algunos rabinos dicen que, a los dos años, otros a los cinco y hasta más. Debemos hacer una fiesta cuando nuestros hijos espirituales ya no tomen leche sino alimento sólido (He.5:12-14); cuando dejen lo que es de niños (1Co. 13).
Ge. 21:9,10
“Y Sara vio al hijo que Agar la egipcia le había dado a luz a Abraham burlándose de su hijo Isaac, y dijo a Abraham: Echa fuera a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de ser heredero juntamente con mi hijo Isaac.” No era para tanto, todos los niños lo hacen, que se pelean unos contra otros, lo malo es cuando los padres le dan tanta importancia como Sara. Ella lo sabía y le dijo a Abram que era por cuestiones de herencia (v.10).
Ge. 21:11
“Y el asunto angustió a Abraham en gran manera por tratarse de su hijo”. Es cierto que es un hijo natural, pero es su hijo.
Ge. 21:11-13
“Mas Dios dijo a Abraham: No te angusties por el muchacho ni por tu sierva; presta atención a todo lo que Sara te diga, porque por Isaac será llamada tu descendencia”. Cómo no me va a parecer grave, y angustiarme Señor, cómo no me dolerá, estoy muy triste, lo extrañaré y esta situación me partirá mi viejo corazón. Sólo tú me podrás ayudar dándome consuelo. Fue un grave error haber empezado esto y muy doloroso terminarlo, dame fuerzas para volver a los planes iniciales conmigo, ayúdame a hacer lo que debo y no sufrir más. Continúa Señor tus planes iniciales conmigo, los que escribiste en la eternidad, antes que tu mundo fuera hecho.
Ge. 21:13,14
“Y también del hijo de la sierva haré una nación, por ser tu descendiente “. Salió con pocas cosas y una gran promesa; al principio no fue fácil y anduvo de un lugar para otro, perdida. Tal vez le dio dinero.
No somos toda la historia sino un poquito de ella
Ge. 21:15-21
“Y el agua en el odre se acabó, y ella dejó al muchacho debajo de uno de los arbustos, y ella fue y se sentó enfrente, como a un tiro de arco de distancia, porque dijo: Que no vea yo morir al niño. Y se sentó enfrente y alzó su voz y lloró. Y oyó Dios la voz del muchacho que lloraba; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho y sostenlo con tu mano; porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios abrió los ojos de ella, y vio un pozo de agua; y fue y llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho. Y Dios estaba con el muchacho, que creció y habitó en el desierto y se hizo arquero. Y habitó en el desierto de Parán, y su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto”.
Observa en conjunto las grandes enseñanzas del texto, aunque se trate de Ismael y no de Isaac; quizás lo que te llame la atención sea la crueldad que usaron con Agar e Ismael, o el ángel que le habla desde el cielo y le dice que allá arriba oyó al niño gritar, que Dios siempre oye cuando los niños oran y lloran, que todas las oraciones de los niños suben rápido al cielo, y no hay por qué preocuparse pues muy cerca de ellos está una fuente con agua. Pero esas cosas son las más pequeñas, el pasaje tomado en conjunto no enfatiza la providencia divina sino el propósito de Dios; el mensaje más grande para la madre y el niño es que Dios hará del muchacho una nación muy grande (los árabes). Por supuesto, que, si el niño tendrá tantos descendientes hasta formar una nación, su supervivencia se hallaba asegurada. No le dice: “No le faltará nada” ni “tendrá un futuro brillante”, pero nada le faltó. No se lee que Agar haya tomado un esposo para que la mantuviese a ella y a su hijo, ni que se haya empleado como criada en la casa de algún señor. Aunque no se dice, puede que Abrahán la haya despedido con bastante plata además de pan y agua. Si Dios le promete lo grande, lo pequeño se halla incluido porque “¿cómo no nos dará con El, todas las cosas?” (Ro. 8:32). La Escritura mira el propósito de Dios para nuestra vida no sobre la base de la culminación de necesidades personales, sino como parte de un conjunto, no individualmente sino colectivamente, en cuanto al significado que tenemos para el grupo, la familia, pero más que eso, la nación y el mundo. Su propósito es su plan y su plan es colectivo y lo concibe sobre la base de nuestro rol en la historia como parte de un plan global con el mundo y con la iglesia.
La realización de nuestra persona, de nosotros individualmente, no es lo que cuenta sino nuestra participación, junto con otros muchos, en llevar a cabo la historia dirigida por Dios. Personalmente puede que haya cosas que no obtengamos nunca y debemos abstenernos de satisfacernos por medios pecaminosos, su plan no puede incluir siquiera que lleguemos a ser felices, sino útiles, y no obstaculizar el plan general de Dios para el mundo, del cual usted y yo formamos una parte. La Biblia recoge más la historia de naciones que de individuos. Ni tú ni yo somos toda la historia de nuestro pueblo, de nuestro país, del mundo, sino un poquito de ella.
Ge. 21:14
“Se levantó y ella se fue y anduvo errante por el desierto de Beerseba”. En tierra ajena como un nómada.
Madre e hijo llorando
Ge. 21:16,17
"Y se sentó enfrente y alzó su voz y lloró”. La que lloró fue la madre, Agar.
Ge. 21:20
“Y Dios estaba con el muchacho”. Mira como Dios le da cosas buenas a la gente y las acompaña sin darles participación en su reino. Y se hizo tirador de flechas y cazador, y una persona ágil, sin miedo a la muerte, ruda y decidida.
Ge. 21:22-24
“…ahora pues, júrame aquí por Dios que no obrarás falsamente conmigo, ni con mi descendencia, ni con mi posteridad, sino que conforme a la bondad que te he mostrado, así me mostrarás a mí y a la tierra en la cual has residido”. Le tenían miedo a las bendiciones de Dios, a su compañía, a los propósitos Suyos.
Si sabes cuál es la voluntad de Dios, no le pidas a nadie su opinión
Ge. 22:1-8
“1Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.3Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. 4Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. 5Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. 6Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. 7Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? 8Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos”.
Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos”.
Sabía que lo que Dios le pedía nadie se lo aprobaría, nadie lo entendería, ni Sara ni sus criados, y mucho menos Isaac. Sobrarían las opiniones. El pedido de Dios levantaría oposición y se necesitaba mucho entendimiento espiritual para aceptar la demanda; por eso Abraham no se lo dice a nadie, o le dice solamente la mitad de lo que Dios quería de él, pero la parte más importante del plan de Dios para su vida se la calla. De haber dicho algo todos pondrían el grito en el cielo y hubieran gritado al unísono un estruendoso ¡No!
Pocas veces debemos preguntarle a la gente cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida. Uno no debe someter a juicio de ajenos lo que sabe que es la voluntad de Dios, no se debe recoger la opinión de ellos, y en ocasiones ni informarles, para que nadie nos impida cumplirla. ¿Debes consultar con otros si amarás a Dios con todas sus fuerzas? ¿O a tu prójimo como a ti mismo? No. ¿Si dejarás el pecado? No. ¿Si recibirás el Espíritu Santo? ¿Si dejas el mundo y las cosas que están en el mundo? ¿Si te bautizas en Cristo? No. ¿Le vas a preguntar al mundo si lo crucificas? ¿Si crucificas el pecado, si lo mortificas? ¿Al diablo si ya no le servirás más? ¿Permiso a la sociedad para creer en Cristo? No te hace falta la aprobación de todos para obedecer la voluntad de Dios que es siempre lo mejor para tu vida.
La fe no se ve tanto por lo que se adquiere, como por lo que se quita o pierde
Ge. 22:1-14
“...9Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. 10Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 12Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. 13Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. 14Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto”. Otra traducción, y quizás la mejor, sería “en el monte de Jehová será visto”. El pasaje así coordina un mejor sentido. Y dado que el lugar es el monte Moriah donde se habría de edificar el templo de Salomón, o sea el monte Sion, las palabras tienen el alcance de una profecía.
¿Por qué no le puso por nombre “liberación de mi angustia”? El nombre va dirigido a instruirlo, y a sus descendientes, en la doctrina de la providencia en toda la vida y primeramente en relación con el culto, de dar a Jehová lo mejor que se posea, y nada tiene más valor que un hijo. Por qué no dijo: he aprendido a amar a Dios, sobre todo, a no negarle nada, ¿si esa parece que fue la intención? Lo que aprendió lo aprendió para sus descendientes, que supieran que en comunión con el Señor les sería provisto para servirle; no habría excusa para abandonar las ofrendas y sacrificios por el pecado. También el relato tiene el propósito escogido por Moisés para fortalecer la centralidad del culto en la vida del pueblo.
Otra razón para contar este episodio quizás sea la ratificación de la promesa dada (vv. 15-18; 12:14-16) y, teniendo en cuenta la posteridad, incluyéndonos, hacernos mejores creyentes. ¿Quieres que Dios cumpla sus promesas en ti? Tienes que ser un mejor hombre de fe, más obediente, no negarle nada y negarlo todo por él (Lc.14:26). La fe no se muestra tanto por lo que uno adquiere sino por lo que se quita, lo que entrega, lo que pierde. Son renuncias lo que demuestran la fe, no adquisiciones. Como ya he sugerido, el relato está recogido con el fin de enseñar a confiar en la prueba de la fe en la providencia de Dios; que, si él tiene la preeminencia, en todo él proveerá. Dios es inmutable; por lo tanto, siempre se mostrará providencial. Hay una palabra que a Dios no le gusta; por eso se la dio a Abraham, "rehusar", y la emplea un par de veces (vv.12,16). Y Moisés enseñó que a él tampoco le gustaba. A la Ley no le gusta.
La fe que justifica no está relacionada tanto a ninguna otra doctrina como a la providencia de Dios, donde ella se asegura y se muestra por la obediencia, sin incertidumbres ni inconstancias. Si somos justificados como Abraham es “por fe y para fe” (Ro.1:17). La primera fe corresponde a la salvación y la segunda a la vida. Es una misma. Se conoce la primera por la observación de la segunda.
Ge. 23:1,2
“Abraham fue a hacer duelo por Sara y a llorar por ella”. Duelo, según la costumbre se sentaba en el suelo por un tiempo y entonces rompía a llorar. Es conmovedor ver a un anciano llorando y con los ojos llenos de lágrimas mirando el cadáver de su muJe. Lloramos aunque sepamos que partió para estar con Jesús. Habían envejecido juntos. Tuvieron problemas, no económicos sino familiares, sin embargo vivieron juntos toda la vida. Se dice que Abram le dolió mucho cuando le llevaron a Ismael pero no dice que llorara por Agar. Por Sara sí. No se llora por una transitoria amante sino por la mujer de siempre. Cada vez que miraba su lívido rostro se le partía el alma y le salían lágrimas del corazón.
La muerte arranca la esposa de nuestro lado, pero no del corazón.
Ge. 23:4
“Peregrino soy entre vosotros, dadme en propiedad una sepultura para que pueda sepultar a mi difunta”. A mi muerta. No tenía un terreno previamente comprado, pero tenía dinero para enterrar a los suyos donde murieran (23:1-20). No hay que escoger previamente el lugar donde uno será sepultado, si se tiene dinero para enfrentar los gastos cuando la providencia quiera. Lo que sí hay que prever para la muerte es dónde irá el alma y si el cuerpo será sepultado con la esperanza de la resurrección.
Obra con sabiduría en relación con tu cuerpo y alma, y no te olvides de lo más importante, no morir en tus pecados. En el texto LBLA introduce una palabra para aclarar el sentido y es “apartarla”, para “apartar el cadáver de delante de mí”. Ese posesivo me indica la ternura y la montaña de dolor que sentía. Definitivamente todavía era su mujer, después de muerta. Luego diría “se me murió mi mujer”. La muerte arranca la esposa de nuestro lado, pero no del corazón. El autor español Miguel Delibes cuando se le murió la mujer dijo: se me ha muerto la mitad de mi corazón, la mejor mitad.
El entierro de una esposa, o, ahorra para tus muertos
Ge. 23:15
“La tierra que vale cuatrocientos siclos de plata, ¿qué es eso entre tú y yo? ¿Qué es esta cantidad de dinero entre tú y yo? Somos ricos los dos. ¿Por qué nos vamos a pelear por una cantidad pequeña o grande? Abraham no quiso aquel dinero, quiero decir regalada, además era fingido el desinterés del heteo, un espectáculo. De paso, nota las dos veces que hace reverencia, o se inclina delante de los hijos de Het (vv.7,11). Un hitita. Se debe tratar con respeto a quienes no son iguales que uno. Un negocio se hace con respeto.
Otra cosa: mira las veces que estos ajenos, quizás amigos le llaman al cadáver de Sara “tu difunta” pero Abraham le llama “mi muerta”. Hay un mundo de diferencia y dolor entre tú y mi (vv.4,6,8,11,13,15). Así pasa en todos los funerales. Muchos están allí, conversan y hasta se ríen, entretanto unos pocos son los genuinos dolientes, los otros son acompañantes y adornos. De todos modos, la presencia del grupo anima porque se comprende que la identificación completa es imposible y eso de “acompaño tus sentimientos” es más una fórmula convencional que una expresión auténtica. Todos comprenden eso. Ellos comprendían que todo el dolor era de él, no de ellos, y hacían lo que podían siendo amables y generosos con él porque supondrían cuánto estaría sufriendo.
Y al llegar el inevitable momento de sepultar su muerta, metió la mano en el bolsillo, o en el cofre y pesó las alhajas, anillos, collares, brazaletes o monedas legítimas, y pagó sin problemas todo el costo de la luego muy famosa tumba en Macpela. Hay que proveer para ese entonces y no acudir a la caridad pública. Ni a la incineración de un cuerpo muy amado, que se lleva muy sublimes e íntimos secretos.
Ge.24:1
“Abraham era viejo, entrado en años; y el Señor había bendecido a Abraham en todo”. “En todo”. En la familia, en los negocios y en su vida espiritual. Con salud, dinero. Bendiciones de abajo y de arriba.
Ge. 24:2-4; 47:29-31
“2Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,3y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;4sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac”. “2Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,3y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;4sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac”. “29Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto. 30Mas cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y José respondió: Haré como tú dices. 31E Israel dijo: Júramelo. Y José le juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama” (Ge. 47:29-31).
Es un rito que por mucho tiempo fue practicado en India, Etiopía y Egipto. Hay comentaristas antiguos que piensan que esta ceremonia tenía que ver con los genitales y la sagrada continuación de la familia y con el origen de la circuncisión. La palabra muslo, una parte suave, se coloca como un eufemismo de lo otro. Un israelita no debe casarse con nadie que no sea de la descendencia espiritual suya; no porque le vaya a ir bien o mal en el matrimonio sino porque estamos formando un pueblo especial para Dios. Las creencias importan tanto o más que la belleza.
Ge.24:7
“El Señor, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra donde nací, y que me habló y me juró, diciendo: "A tu descendencia daré esta tierra", él mandará su ángel delante de ti, y tomarás de allí mujer para mi hijo”. Le quiso decir que no se preocupara; sabía cómo Dios actúa porque así lo había hecho con él, y en realidad el siervo nunca vio ningún ángel, pero la providencia lo guio y sucedió como Isaac le había dicho. Confió enteramente la selección de la mujer de su hijo al encargo divino, y Dios no falló a su fe. Y el ángel estuvo allí, en espíritu.
Ge. 24:9
“Y el siervo puso la mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este asunto” Posiblemente en sus genitales. Una cuestión de vida o muerte, como aquel moribundo pidió (47:29).
Ge. 24:12
“Y dijo: Oh Señor, Dios de mi señor Abraham, te ruego que me des éxito hoy, y que tengas misericordia de mi señor Abraham”. Diría, oh Señor, haz que mi hijo tenga buen encuentro y halle una mujer conveniente para él. Ten misericordia de mí para que su elección no sea de amargura de espíritu (26:34,35) para mí y mi mujer; que elija sabiamente una creyente y una ayuda idónea. (Dios oyó esa oración y mi hijo ya tiene cuatro hijos con una excelente esposa). El buen funcionamiento del matrimonio de los hijos es una misericordia para los padres de ellos. Ver a sus hijos felices y caminando, con los nietos, con Dios.
Me da miedo estar solo
Ge. 24:12-16
“12Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. 13He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. 14Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor. 15Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro. 16Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía”.
Que sea la joven a quien yo diga: “Por favor, baja tu cántaro para que yo beba”, y que responda: “Bebe, y también daré de beber a tus camellos”, la que tú has elegido para tu siervo Isaac; y por ello sabré que has mostrado misericordia a mi señor”. Ora, siempre ora por eso hijo mío, y no elijas porque la doncella te cautiva con su belleza, sino porque la providencia te la señala; recuerda que estás buscando una mujer adecuada y no sólo bonita. Si confías en la providencia la encontrarás (v.21). Hay una mujer destinada para ti, o “señalada” por el dedo divino (v.44). Es sabio notar cómo estos antiguos solían confiar a la providencia de Dios eso de la unión matrimonial, y parece que eran menos instintivos que los creyentes del siglo XXI.
Ge. 24:21
“Entretanto el hombre la observaba en silencio, para saber si el Señor había dado éxito o no a su viaje”. Ya sabía que Dios lo estaba prosperando, pero se quedó callado para no ayudar la respuesta a su oración. Para estar seguros de la voluntad de Dios hay que esperar. A Dios no hay que ayudarlo a contestar nuestras peticiones, con sus dos manos bastan. Yo sé lo que le pasó a Saúl y a otros, por apurarse en impaciencia.
Ge. 24:1-26
“1Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo. 2Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, 3y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; 4sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac. 5El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de donde saliste? 6Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá. 7Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo. 8Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo. 9Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio. 10Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. 11E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua. 12Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. 13He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. 14Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor. 15Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro. 16Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía. 17Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro. 18Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. 19Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber. 20Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos. 21Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no. 22Y cuando los camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez, 23y dijo: ¿De quién eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos? 24Y ella respondió: Soy hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor. 25Y añadió: También hay en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar. 26El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová”.
Eso fue lo único que hizo cuando se dio cuenta que la providencia había llevado sus pasos hasta allí, donde él quería. Después se contarían recíprocamente muchísimas cosas que el texto abrevia, pero la esencia de sus andares se resumió en esa muda oración, que fue solo una reverencia a Jehová, y silencio. Cuando no existen palabras ni hay tiempo, una inclinación de respeto a Dios vale, un saludo con la mano o un beso al aire, que nadie oye ni ve.
Ge. 24:27
“Bendito sea el Señor, Dios de mi señor Abraham, que no ha dejado de mostrar su misericordia y su verdad hacia mi señor; y el Señor me ha guiado en el camino a la casa de los hermanos de mi señor”. No comenzó a saltar o abrazar a la muchacha ni a cantar; lo primero no fue contarles a otros lo que Dios había hecho con él, testificar, sino postrarse y orar, no primero ir y mostrar la gracia divina sino la adoración privada. No sustituyas la adoración por el evangelismo. Ni viceversa.
Ge. 24:34,35
“Y el Señor ha bendecido en gran manera a mi señor, que se ha enriquecido, y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos”. Lo primero que le dijo fue la situación espiritual. ¿Tiene importancia a la hora de decidir? Sí. El dinero no es todo, pero está incluido junto a las bendiciones del Espíritu Santo, la vida bajo las promesas, la centralidad de ella, su visión, etc.
Ge.24:32-49
“32Entonces el hombre vino a casa, y Labán desató los camellos; y les dio paja y forraje, y agua para lavar los pies de él, y los pies de los hombres que con él venían. 33Y le pusieron delante qué comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. Y él le dijo: Habla. 34Entonces dijo: Yo soy criado de Abraham.35Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. 36Y Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo cuanto tiene. 37Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito; 38sino que irás a la casa de mi padre y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo. 39Y yo dije: Quizás la mujer no querrá seguirme. 40Entonces él me respondió: Jehová, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo, y prosperará tu camino; y tomarás para mi hijo mujer de mi familia y de la casa de mi padre. 41Entonces serás libre de mi juramento, cuando hayas llegado a mi familia; y si no te la dieren, serás libre de mi juramento. 42Llegué, pues, hoy a la fuente, y dije: Jehová, Dios de mi señor Abraham, si tú prosperas ahora mi camino por el cual ando, 43he aquí yo estoy junto a la fuente de agua; sea, pues, que la doncella que saliere por agua, a la cual dijere: Dame de beber, te ruego, un poco de agua de tu cántaro, 44y ella me respondiere: Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua; sea ésta la mujer que destinó Jehová para el hijo de mi señor. 45Antes que acabase de hablar en mi corazón, he aquí Rebeca, que salía con su cántaro sobre su hombro; y descendió a la fuente, y sacó agua; y le dije: te ruego que me des de beber. 46Y bajó prontamente su cántaro de encima de sí, y dijo: Bebe, y también a tus camellos daré de beber. Y bebí, y dio también de beber a mis camellos. 47Entonces le pregunté, y dije: ¿De quién eres hija? Y ella respondió: Hija de Betuel hijo de Nacor, que le dio a luz Milca. Entonces le puse un pendiente en su nariz, y brazaletes en sus brazos; 48y me incliné y adoré a Jehová, y bendije a Jehová Dios de mi señor Abraham, que me había guiado por camino de verdad para tomar la hija del hermano de mi señor para su hijo. 49Ahora, pues, si vosotros hacéis misericordia y verdad con mi señor, declarádmelo; y si no, declarádmelo; y me iré a la diestra o a la siniestra”.
Dios ha hecho todo lo que le pedí, más aún, de la forma que se lo pedí. Lo mejor que puede ser y pedir es que su hija haya sido providencialmente elegida para un hombre. Se postró sobre su rostro como lo haría un pastor. No siempre más a veces Dios accede a darnos lo que le pedimos y de la misma forma que lo pedimos para que no tengamos duda de su respuesta y consideremos su condescendencia.
Ge.24:40
“El Señor, delante de quien he andado, enviará su ángel contigo para dar éxito a tu viaje”. Ya he dicho que no vio ningún ángel, pero seguro que lo tuvo, en la invisible providencia divina. Esa es su gran confianza basada en su experiencia espiritual, digo, en su experiencia cristiana, porque conoce cómo es el Señor y que su vida tiene valor delante de él. Una experiencia permeada con fe. A veces no sacamos fe de lo que hemos vivido y por supuesto no tenemos palabras de fe para otro, y para el trabajo que hacen en nuestro favor. Esta versión que dice “el Señor en cuya presencia he andado” suena bonita y parece el lenguaje de un profeta en labios de un criado. Así he hablado yo, que habiendo sido plebeyo, sin sangre azul, y trabajando en el muladar, he sido sentado con los príncipes del pueblo escogido, predicado y conocido a Jehová como un profeta, como los príncipes de su pueblo.
Ge.24:49
“Misericordia y verdad”; ¡qué hermosa y consoladora unión!
Ge.24:50
“Del Señor ha salido esto; no podemos decirte que está mal ni que está bien”. Habrá querido decir, “sea hecha la voluntad de Dios, no tengo objeción porque si algo sale de Dios hay muchas cosas buenas que decir”. A pesar de la mezcla de superstición que pudiera tener su conocimiento.
Ge.24:52
“Y sucedió que cuando el siervo de Abraham escuchó sus palabras, se postró en tierra delante del Señor”. Este hombre en toda su misión se postraba ante Dios; no era un experto en escoger mujeres para otros. No confiaba en sus ojos sino en los de Aquel que mira el corazón. Abraham envió un santo para que descubriera la novia; un hombre que vivía las doctrinas que le había enseñado, especialmente confiaba en la providencia de Dios (v.26). No la escogió porque fuera la más bonita ni porque fuera simpática. El miraba hacia donde apuntaba el destino, el dedo de Dios.
Ge.24:58-60
“58Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré. 59Entonces dejaron ir a Rebeca su hermana, y a su nodriza, y al criado de Abraham y a sus hombres. 60Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos”.
Estas palabras suenan como si esta familia ahora supiera o ya supiera el destino de todos ellos, supongo desde que Abram dejó Ur de los caldeos, que conmovió la ciudad con su partida a un lugar incógnito. O era la ambición de todos ellos, fundar naciones, ser trascendentes por sus descendientes, en número. Una santa ambición espiritual tenemos en Cristo, que nuestros descendientes espirituales nazcan por millares y la nación de Jesús sea inmensa como la arena del mar. Un gran, único y santo testimonio, siempre tiene alguna trascendencia. Puede que muera sin verlo, pero una vida piadosa, arrojada a los pies de Jesús, como el grano de mostaza que se planta en un sitio, llegará a ser una frondosa hortaliza en el huerto de Jehová.
Ge.24:60
“Que tú, hermana nuestra, te conviertas en millares de miríadas”. No le desearon que fuera feliz y rica sino la madre de una nación poderosa.
La esposa, un consuelo cuando muere la madre
Ge. 24:62-67
“62Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el Neguev.63Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían.64Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello 65porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió.66Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. 67Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre”.
¿Meditar? ¿Un filósofo? Si se traduce “comunión” cae también bien, porque saldría a tener comunión con Dios. Es una palabra de significado incierto. Reflexionar encaja mejor. Calvino dice que la palabra significa tanto meditar como orar, y que parece que él vivía en otra tienda que la de Abraham. Salió para hablar con Dios, pensar en su ley; buscar su luz sobre sus asuntos, es decir “meditar en sus caminos” (Hag.1:5-7). Y si salió porque estaba triste y quería estar solo con su dolor y verter su corazón a Dios en oración, hacía muy bien en alejarse del grupo y sumergirse en la soledad. Y fue a ese pozo para reavivar su fe en la doctrina de la omnisciencia y providencia de Dios. En nuestra vida constantemente debemos revivir en nuestras mentes esas dos doctrinas, especialmente como Isaac cuando estaba pasando una crisis por la muerte de su madre. Señor ¿ves lo que me pasa? ¿Proveerás para mí? ¿Te interesan mis asuntos? ¿Conoces mis preocupaciones? Y son preguntas que se le hacen a Dios, a su omnisciencia, y se sigue esperando en el asunto. “Entonces Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca y ella fue su mujer, así se consoló Isaac de la muerte de su madre” (v.67). Habían transcurrido tres años desde la muerte de Sara. Las mujeres, los esposos y los niños tenían sus propias tiendas. La esposa empezó a llenar el vacío dejado por su querida madre y convirtiéndose en otra madre. No hubo alguna ceremonia, sino el paso de una tienda para otra, y comúnmente con una fiesta, lo que aquí no ocurrió. El largo, feliz matrimonio es más que una bendición sacerdotal o pastoral, es la unión consumada y hecha por Dios. Para siempre. Envejecer y morir unidos. “Entonces Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca y ella fue su mujer, y la amó. Así se consoló Isaac después de la muerte de su madre” (vv.66,67). Tal vez es la esposa la única persona que puede consolar al hombre cuando se le muere la madre. Si Dios no hubiera dispuesto que todos nuestros afectos tengan sustitutos viviríamos muy desconsolados después que perdiéramos, privados por la vida o las circunstancias, a alguien (Mt.19:29,30).
25:5,6
“5Y Abraham dio todo cuanto tenía a Isaac. 6Pero a los hijos de sus concubinas dio Abraham dones, y los envió lejos de Isaac su hijo, mientras él vivía, hacia el oriente, a la tierra oriental”. Dios da todo lo que tiene a los que son nacidos del Espíritu Santo; a los nacidos de la carne sólo dones. No recuerdo bien si Abraham tenía concubinas mientras Sara vivía, exceptuando a Agar.
Ge. 25:8
“Abraham espiró y murió en buena vejez anciano y lleno de días, y fue reunido a su pueblo”. “Esa expresión es usada en tiempos antiguos y significa unida con otros espíritus que han partido. Moisés la usa once veces (Ge. 15:8, 17; 35:29; 49:29, 33; Num.20:24-26; 27:13; 31:2; Dt.32:50) y una vez en Jueces (Jue.2:10). No significa que lo echaron junto a otros difuntos. Todos los espíritus iban al Seol-Hades antes de la resurrección de Cristo, pero permanecían en dos compartimentos” (Dake, notes). Yo lo pondría en presente, los espíritus de Cristo suben a él y los que no, son separados en el hades, o infierno.
Ge. 25:9
“Y sus hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpela”. No todo el tiempo fueron enemigos el hijo del Espíritu y el hijo de la carne (Ga.4:29), los que son hermanos siempre deben ser hermanos, aunque uno sea creyente y el otro no. Y aquí el dolor común los une. A veces ni aun eso.
Ge. 25:11
“Y habitó Isaac junto a Beer-lajai-roi”, o “Pozo del Viviente-que-me-ve”. Es curioso que ahí fue donde Agar y no su madre había tenido una gran experiencia espiritual; la experiencia espiritual de otros, si se pueden comprobar que no son versiones sino reales, son aprovechables. Sobre todo, aquellas que demuestren la omnisciencia y omnipresencia de Dios; que Jehová es un Dios vivo y que ve, que contesta las oraciones y arregla las cosas para que funcionen para bien.
Ge. 25:21
“Y oró Isaac al Señor en favor de su mujer, porque ella era estéril; y lo escuchó el Señor”. ¿De quién era el problema, de Rebeca o de Isaac? Dios lo resolvió, aunque ellos no supieran verdaderamente de quién era, o lo creyeran mal. Dios nos responde, aunque no entendamos bien cuál es el problema, de salud o de otro tipo. Quien tiene que entender es él y no nosotros. Los esposos deben orar por sus mujeres más que exigirles sobre una situación que ellas no pueden cambiar. Comprensión.
Ge. 25:24-26
“24Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre.
25Y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. 26Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los dio a luz”.
Las historias de Dios son historias bonitas, parecen porciones y guiones para novelas. A mí me parece que son embellecidas subsecuentemente con los hechos de la historia: El origen y doble significado del nombre Jacob, por la forma de su nacimiento y por lo que hizo con la bendición de la primogenitura suplantando a su hermano Esaú. Algún día, cuando la historia termine, con el advenimiento del Hijo de Dios, los hechos de la historia tendrán múltiples significados y sentido, y nos reiremos como Abram, y de cada uno de nosotros se podrá escribir una novela donde se diga, como se ha dicho del pueblo judío: “Oh profundidad de la ciencia de Dios”. Lo que ahora nos preocupa y nos angustia será lo más bonito de nuestra existencia, el significado mismo de porqué hemos vivido. ¡Oh Dios, continúa con tu plan trazado desde la fundación del mundo!
El duro trabajo del campo
Ge. 25:27
“Los niños crecieron, y Esaú llegó a ser diestro cazador, hombre del campo; pero Jacob era hombre pacífico, que habitaba en tiendas”. Génesis, Dios y la mentalidad mosaica judía no asocia el trabajo en el campo con la mejor bendición divina. Esaú no cosechaba, cazaba. Pienso que si hay un sector laboral que recibe directamente la mayor cantidad de desgracia producto de la caída en pecado es el trabajo del campo, en países subdesarrollados; en ninguna otra ocupación hay dispuesto más rigor para hacer sentir la vida humana como una carga, que en el trabajo en el campo donde el hombre por el pobre resultado que obtiene y lo difícil de su labor y el sudor que vierte sobre una tierra que parece renuente e ingrata, piensa en su separación de Dios. La mecanización moderna ha mejorado esa situación. Es cierto que Adán tuvo la obligación de labrar el huerto (Ge.2:15), aunque por lo feraz del Edén y la ausencia de enemigos, puede que fuera más un entretenimiento que una lucha por la subsistencia. También sé que el bendito y recto rey Uzías era “amigo de la agricultura” (2Cr.26:10), cosa muy extraña esa, mezcla de realeza y oficio plebeyo. Y que Salomón dice que la vida del rey y la de su pueblo dependen de lo que se coseche en el campo (Ecl.5:9), y todo lo que el hombre hace es “para su boca” (Ecl.6:7), por lo menos lo indispensable. La agricultura no es la peor de las ciencias, pero es la más difícil, la más lenta y la que directamente menos dividendos deja, sin la industrialización. Génesis dice que la tierra fue hecha maldita por causa del pecado de Adán y que una consecuencia de esa rebelión espiritual sería invertir mucho esfuerzo físico y obtener un rendimiento por debajo de la mano de obra empleada (Ge.3:17-19). La misma forma de vida maldecida, junta con ser errante, fue impuesta a Caín por haber dado muerte a su hermano Abel (Ge.4:12) y más adelante, considerando que su castigo era muy grande, procuró evadirlo dedicándose él y sus descendientes a profesiones que no tenían mucho que ver con el trabajo directo en el campo (Ge.4:19-21). Dios bendiga los campesinos que proveen la materia prima a la industria de las ciudades.
Las cosas sagradas no se venden
Ge. 25:29-34
“29Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, 30dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. 31Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. 32Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? 33Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. 34Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”
Este episodio está contado aquí no para explicar por qué los edomitas no son el pueblo escogido por Dios, aunque eran hijos del primogénito de Isaac sino Jacob. El Espíritu Santo lo ha dejado para estudio de la apostasía. Lo que pasa es ridículo e insensato. Tonta la proposición de Jacob de comprar una primogenitura con un plato de comida y necia la aceptación y horrible la conclusión, que “así menospreció Esaú la primogenitura”, demasiado seria para lo que allí está ocurriendo, como si en verdad fuera un negocio. Esaú no parece haber considerado nunca que aquello hecho en su juventud fuera verdad; no le hizo caso, no lo tomó en serio, porque sabía que su padre jamás reconocería lo que había hecho, porque una primogenitura se puede quizás robar, pero no vender; y él finalmente la perdió porque otro la tomó en su lugar, lo suplantó no porque haya tenido alguna fuerza jurídica la venta.
Sin embargo, no es un juego entre los dos, no se nota ningún fingimiento en Esaú que haga pensar que estaba engañando a Jacob como si tuviera los dedos cruzados, se porta como un niño grande y da por lo que no vale casi nada todo lo que tiene, sus bendiciones celestiales, el privilegio de haber nacido primero y heredar lo mejor que su padre tuviera, y las promesas divinas. Se porta como un bellaco, hombre entontecido, siente, piensa y habla no como un hombre cabal, no es él mismo, es otro, en un estado anormal y fuera de su juicio. Su madre no lo hubiera reconocido y su padre menos, ambos se hubieran desencantado de él y si le hubieran mirado los ojos habrían visto que estaba como loco, que no era realmente Esaú, hipnotizado por un enrojecido caldo caliente, fijando en la comida sus ojos como si eso fuera lo único importante en lo que tenía que pensar, desear y obtener, haciéndose la boca agua con un plato de comida vulgar, hablando de morirse por él como si le fuera imposible vivir un minuto más si no se satisfacía con él.
No se moriría si no lo comía, al contrario, por mucho que lo deseara viviría si no lo comía. Pagaría no con dinero sino con bendiciones celestiales, con su reputación, con privilegios, con oportunidades, con fama, con historia y renombre; todo eso para satisfacer un placer gástrico, un efímero deleite corporal. Si es el propósito del Espíritu enseñarnos eso, no da ninguna solución, nos deja espantados, airados, boquiabiertos, con un increíble sabor amargo sin saber si reír, salir llorando, murmurando o acusarlos a ambos de ser un par de tontos e ir donde el padre y contárselo todo para que los corrija con una vara bien gruesa para que aprendan a no comprar ni vender las cosas sagradas. Como lo que Cristo ha hecho por ellos y el Espíritu Santo, y la iglesia, la fidelidad a Dios, la santidad del cuerpo y del matrimonio y el honor ante los hijos, y muchos más.
Humberto Pérez
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