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jueves, 16 de octubre de 2025

 

1 Juan

Mayormente el contenido de esta carta, si es que a pesar de la repetición de asuntos, se puede considerar de esa manera y no como un tratado contra la herejía de un tal Cerinto, que negaba que  Cristo pudiera haber tenido un cuerpo real, sino más bien que era una apariencia de materia, pero que en realidad era sólo espíritu. A estas ideas se les conoce como docetismo, o apariencia de la realidad sin ser ella. Estos docetas, como virtualmente eran paganos, imaginaban una serie de dioses intermedios o eslabones espirituales a los cuales les llamaban eones, y suponían que Jesús, sin cuerpo real, debía ser uno de esos seres. Estas ideas, sin estructura doctrinal fueron el caldo de cultivo de una mejor desarrollada creencia gnóstica. Tales creencias son calificadas por el autor como anticristianas, y quien las cree, como aquellos profesores, son llamados anticristos (2:18, 22; 4:3).

La epístola de la misma manera tiene que ver con el amor fraternal, y en el desarrollo de ese propósito el apóstol trata de erradicar el odio y los rencores que pudieran arrastrar estos aparentemente recién convertidos del judaísmo al cristianismo. Si éstos fueron, como parece, los destinatarios, se explica la sencillez de la misiva y la insistencia en los elementos doctrinales del cristianismo: la exclusividad de un solo Dios verdadero y no múltiples, como sugiere al menos el entorno pagano de estos convertidos (5:21). Además, que hay una sola persona que tiene la vida eterna, el Hijo de Dios, Jesucristo, a quien termina  identificándolo como el "verdadero Dios" (5: 20). Lo mismo que dice al principio, que "existía desde el principio", y a quien también llama "Verbo de vida". Esta expresión es muy juanina. Se encuentra también en el evangelio. Este discípulo lo mismo que los otros, palparon que Jesucristo era "la resurrección y la vida", y que fue dado por el Padre para que "todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida eterna". Con otras palabras Juan afirma como Pablo que en él, "habita la plenitud de la deidad" (Col. 2:9). La deidad de Jesucristo fue algo que ellos palparon, que tocaron, y que a partir de su persona interpretaron los posibles textos de la Escritura. No podían creer menos que eso, por ejemplo que se trataba de otro Dios, sino del único cuya Palabra eterna se había hecho sólida en el cuerpo de Jesús (1:1).

“Primera Juan es la primera y más larga epístola de las tres que llevan el nombre del apóstol Juan. Ya que la carta no identifica una iglesia específica, ni su localidad, o algún individuo a quien le haya sido enviada, su clasificación cae dentro de lo que se conoce como una epístola ‘general’. Aunque 1 Juan no muestra algunas de las características generales que corresponden a las cartas a tal tiempo, no tiene introducción, ni saludos ni concluye tampoco de ese modo. Sin embargo su tono íntimo y contenido indica que el término de epístola se le puede aplicar.

En cuanto a su autor y fecha la epístola tampoco identifica su autor; pero un testimonio fuerte y consistente de la iglesia primitiva la adjudica a él (Luc. 6: 13.14). El anonimato firmemente identifica a la iglesia como adjudicándola a Juan, y su contenido y la forma en que lo presenta aconsejando firmemente y pidiendo obediencia contra la autoridad solamente puede ser adjudicada esa forma de hablar a un apóstol mismo (1Jn. 4:6). Y que siendo tan conocido por sus lectores no había necesidad de que identificara su nombre.

Juan y Santiago, su hermano mayor (Hch.12:2), y fueron conocidos como los hijos de Zebedeo (Mt. 10:2-4), a quienes Jesús les da el nombre de ‘hijos del trueno’ (Mr.3:17). Juan fue uno de los más íntimos asociados de Jesús, junto con Pedro y Santiago (Mt,17:1; Mt. 26:37), siendo un testigo y participante del ministerio terrenal de Jesús (1:1-4). En adición a estas tres epístolas, Juan también fue el autor del cuarto evangelio en el cual se identifica a sí mismo como el ‘discípulo amado’, y quien se reclinada sobre el pecho de Jesús en la última cena (Jn.13:23). También Juan escribió el libro de apocalipsis (1:1). En cuanto a la fecha en que lo escribió cuesta trabajo fijar la aunque comúnmente se sitúa en la segunda parte del primer siglo. La tradición de la iglesia consistentemente identifica a Juan ya anciano dedicado a la escritura en la ciudad de Éfeso en el Asia Menor. El tono de la epístola apoya la evidencia y da la fuerte impresión de que el autor es una persona mayor, más que sus lectores, por ejemplo cuando dice ‘mis hijitos’ (2:1; 5:18,28). Por la similitud entre el evangelio y la carta posiblemente ella se escribió no mucho después. Por eso se fechan más o menos en el mismo tiempo, al principio del primer siglo. Juan siendo el más joven de los apóstoles, participó de todos los eventos en la historia de Jesús. Dijeron Justino Mártir, Ireneo, Clemente de Alejandría y Eusebio que él vivió en Asia y desarrolló  un gran programa de evangelismo y muchos querían oír aquel que había estado tan relacionado con Jesús” (E-Sword).

 

1 Jn. 1: 1

“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca del Verbo de vida”. Es decir: empecemos hablando no de teorías, ni fábulas artificiosas, sino de cosas que hemos tenido la experiencia. Creemos que el Hijo de Dios se hizo carne, hemos visto su gloria, como del Unigénito Hijo del Padre, lo hemos contemplado y lo hemos palpado resucitado.

1: 2

“(pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó)”. Se manifestó en "palabras de vida eterna" y en la resurrección. Vimos la inmortalidad y sabemos lo que es tener “vida en abundancia”; por dondequiera que lo tocamos salía vida.

 

La unión con Dios tiene dos direcciones, hacia allá y hacia acá 

1: 3-7

“…lo que hemos visto y oído, os proclamamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y en verdad nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo”. No hay, no hallo mejor palabra para definir el estado de gracia que la palabra relación. La vida cristiana es el resultado de esa relación buena, con Dios y con la comunidad de creyentes. La unión con Dios, es bidireccional, se llama comunión, porque compartimos con él lo nuestro y él con nosotros lo suyo; él disfruta estando en lo nuestro y nosotros lo suyo, o mejor aún, toma posesión de lo nuestro para que sea verdaderamente suyo y nuestro. La comunidad cristiana tiene comunión con ella misma porque todos la tienen con Dios; si un miembro de ella pierde su comunión con el Padre y el Hijo, la pierde automáticamente con sus hermanos. Tratar de restablecer la comunión de un miembro apartado de la iglesia con ella misma, habiendo sido separado por votación democrática, o por el presbiterio primero, sin que esa persona restablezca su comunión con Dios que se reconcilie con él, es un esfuerzo imposible. Si el pámpano no está unido a la vid es echado afuera. Es extraño que alguien permanentemente esté en desacuerdo con sus hermanos, criticándolos, y su vida espiritual sea una con Dios. La evidencia exterior revela lo contrario.

1:4

“Para que vuestro gozo sea completo”. Un gozo doctrinal. El gozo de la salvación,  o por las enseñanzas de la salvación.

1:5-7

“Si decimos que tenemos comunión con El, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad”. Cuando uno se sale de la luz y empieza a andar en tinieblas y luego quiere regresar a la luz, le cuesta mucho trabajo volver a ella; mientras ha estado en tinieblas le hacen algunos nudos, y le atan cadenas que le cuelgan y lo retienen. No se deja fácilmente el pecado que una vez se ha probado, se establece una relación de emociones con él que no es fácil cortar y no se quiere cortar. Se suspira por la luz pero tampoco se quieren dar pasos que dejen las tinieblas atrás; y así en ese limbo de indecisión se permanece por mucho tiempo mientras se hacen nuevos compromisos y costumbres con las tinieblas que hacen cada vez más difícil el regreso a la claridad, hasta que sea casi imposible salirse desde donde uno se ha metido y suceda alguna catástrofe final y se pierdan todas las riquezas que el alma tenía cuando comenzó a andar en tinieblas. Oh Dios, ten misericordia de mí, dame fuerzas para volver a la luz. Amén.

 

Los años revelan que la salvación por obras es un mito

1:7; Juan 1:29

“…mas si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado”. Señor, si este pecador se va a salvar, si has de dispensar para él la vida eterna, ha de recibirla por tu misericordia; no por obras. Ya he comprendido que no sólo para que no me gloríe sino porque ni remotamente las he hecho o las haré perfectas; y sé que si las obras se utilizan para la salvación y no para vida cristiana, tienen que ser perfectas por dentro y por fuera, en la realización y en los motivos que la indujeron. Los años me han permitido ser el juez de mis propias obras y leyéndolas o recordándolas me he avergonzado por un lado y maravillado por el otro. Es un mito la salvación por obras. Sí, porque al recordar los sentimientos de cuando las hice, lo arrogante que me sentía, lo engreído que era al suponer que eran las mejores, que nadie las había hecho como yo y que ningún hombre había hablado como este hombre, ¡yo!, me da vergüenza y  no quiero ni verlas ni acordarme de ellas. ¡Qué las quiten de mi vista como “trapos de inmundicia”! Si por aquel entonces mi imaginación y mi yo agrandado me cegaban no permitiéndome verme cómo era ni juzgar con precisión y justicia lo que hacía, ¿cómo podré imaginar que ahora lo sea? No, solamente la falta de gracia es la que puede inducir a un hombre a pensar que lo que hace es perfecto y que Dios no tiene objeciones a lo que le ofrece y está obligado a recibir la ofrenda o a bendecir lo que hace.  No Señor, para mi salvación no elijo las obras como un medio. Además Señor, mi gozo en ellas no es completo, mi mayor alegría no está en lo que hago para salvarme sino al considerar que la salvación me la das tú, tú eres toda mi salvación; la dicha enorme que siento al pensar que tú eres su autor y consumador es incomparable con la que pudiera sentir al lograr ejecutar algo bien hecho. Pero, ¿de dónde sacaría alguna seguridad de perseverancia? Para confiar en mis obras para la salvación tendría que confiar en mí mismo, en mi carácter, en mis humores, posibilidades, fidelidad; y ¿quién tiene todo eso? No, yo no acepto la salvación por obra para mi alma, me siento más seguro si te la dejo toda a ti, si tú la manejas como te guste, si las hago un asunto encomendado completamente a tu misericordia porque de ese modo, ¡oh bendito Dios!, me puedo excusar! 

 

Se negaban a reconocerlo y hacían una brecha

1:5-10

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros”. Estas palabras van dirigidas a mejorar el testimonio de la iglesia. El apóstol parece estar luchando espiritualmente con algunos hermanos que estaban viviendo incorrectamente y sin embargo negaban un hecho que parecía evidente a todos (v. 10). Lo que hacían no se conoce pero Juan dice que son cosas de las tinieblas (v. 5) y que habían producido una brecha entre ellos y la comunidad cristiana (vv. 6,7). Habían perdido la comunión con los otros hijos de Dios. 

Juan les pide que hagan un esfuerzo en congregarse para que así puedan aprovecharse de los beneficios de la sangre de Cristo (v. 7), los cuales son para la iglesia. En el NT no parece acentuarse mucho la diferencia entre iglesia visible o lo invisible, la ruptura espiritual con el grupo local parece tener un significado de excomunión mucho más profundo que un acuerdo de separar a un miembro y darle baja en una lista de papel.

Nota cómo parece que ellos insistían en afirmar su inocencia, que no habían hecho nada malo y  era hasta injusto que les pidiesen arrepentimiento (v. 8); cuando en verdad habían obrado y estaban viviendo (andar en tinieblas, no practicar la verdad) en contra de las enseñanzas divinas (v.10). ¡Oh Dios qué ciegos nos ponemos cuando pecamos! Guárdanos de desoír los ruegos de tu Espíritu Santo por medio de tu iglesia. Gracias, Señor por tu sangre.

 

2: 1

“Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. "Abogado", ¡qué bonita es esa palabra!; no cobra honorarios, los paga él, su defensa más bien está basada en la sustitución de sus defendidos, encara él mismo todas las culpas abriéndose sus propias venas en lugar de las de ellos (v. 2; Col. 2: 14).

 

Expiación  limitada 

2:2

" Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. Esta expresión "todo el mundo", está refiriéndose no a cada individuo en la humanidad, sino a la humanidad en general. Cristo en verdad pagó el pecado de todos aquellos que habrían de arrepentirse y creer. Existe en la Escritura un buen número de pasajes donde menciona que Cristo murió por el mundo (Jn. 1:29,3:16,6:51; 1 Ti.2: 6; He.2:9). Y ya que gran parte del mundo será eternamente condenado al infierno, eso quiere decir que Cristo no pagó el pecado de ellos con su muerte, porque no es posible que se pague por algo y no se reciba (Mt. 7:13,14); y que el libre albedrio sea más capaz en su obstinación que el eterno propósito de Dios.

“Los pasajes donde Cristo habla que ha muerto por todo el mundo deben entenderse refiriéndose a la humanidad en general (como en Tit. 2:11). El mundo significa la esfera, los seres hacia los cuales Dios busca la reconciliación y que ha provisto la propiciación. Dios ha mitigado temporalmente su ira contra los pecadores, permitiéndoles que disfruten la vida terrenal (1 Ti. 4:10). En tal sentido, Cristo ha provisto un breve, o una temporal propiciación por todo el mundo. Pero él satisface completamente la ira de Dios solamente por aquellos elegidos para creer. La muerte de Cristo en sí misma tuvo un infinito valor porque es el Santo Dios. Así, su sacrificio fue suficiente para pagar la penalidad por todos los pecados de todos aquellos que Dios trae a la fe. Pero la satisfacción y expiación es solamente por aquellos que creen (Jn.10:11,15; 17:9,20; Hch. 20:28; Ro. 8:32,37; Efe. 5:25). El perdón por los pecados es ofrecido a todo el mundo, pero recibido solamente por aquellos que creen (1 Jn. 4:9,14, 5:24). No hay otra forma de ser reconciliado con Dios” (John MacArthur, comentarios).



2:5,6

"Pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo". Cada autor bíblico a veces tiene su misteriosa y particular forma de expresar lo que ha aprendido del Espíritu Santo. Este es un caso donde se afirma que el amor de Dios se ha perfeccionado en los creyentes que viven en obediencia a Dios. Uno puede ver el amor de Dios en todas las criaturas del mundo, tanto los seres inferiores como los humanos, sean virtuosos o pecadores. No existe nadie dentro de este globo terráqueo que con razón pueda acusar a Dios que no le ha mostrado amor. Cierta clase de amor, siempre se halla en todos los seres vivos. Eso lo entendemos perfectamente por medio de la providencia. Dios hace salir el sol sobre justos e injustos, del mismo modo envía la lluvia sobre todos los tejados. No quiere decir que el amor de Dios es imperfecto, eso ni pensarlo, sino que lo que quiere transmitirnos es que la manifestación del amor de Dios en sus escogidos es perfecta en el sentido de que permanece para siempre y en el sentido de abundancia

2: 7-10

“Amados, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo. El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas”. Esto es una prueba que aunque en la iglesia apostólica había hermanos que no se llevaban bien con los otros. Algo se harían que llegaban a odiarse. Eso desalienta a cualquiera.

2:13, 14

“…Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno”. Le escribe a la iglesia cristiana principalmente para decirle esto (vv.15-17). Si los jóvenes quieren meterse en el mundo tendrán que hacerlo sin el consentimiento y con toda la oposición de sus padres. Los padres han de evitar, hasta donde puedan hacerlo, que ellos se metan en el mundo, y contrario, ayudarlos para que triunfen sobre la concupiscencia de la carne y la vanagloria de la vida. Venciendo a la carne y al mundo; y para eso tienen que ser fuertes y la fortaleza se las da la Palabra. El resto de las notas pueden hallarse en mis exposiciones sobre esta carta.

 

Para que una verdad aparezca como mentira hay que jorobarla mucho

2:21

"No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad". Esto es dicho en el contexto del anticristo y de la apostasía, especialmente en el campo literario llamado cristiano y en el púlpito. Se sabe de algunos que posiblemente estaban sus nombres en la mente del apóstol cuando escribe sobre la pluralidad de los anticristos, Cerinto, y todos los pre- gnósticos o docetas. Es decir cualquier conclusión a que se arribe a partir de deducciones de una herejía, el producto con tales raíces tiene que ser erróneo, que es lo que indica el apóstol por cuanto es imposible, por mucho arreglo que se le haga a la mentira, de forma cosmética o estructural, en esencia despejada por un fino escrutinio, se percibe la mentira. En esto tanto políticos como teólogos liberales y escépticos son profesionales, peritos, que pueden envolver en papel brillante y lo que parece tener un contenido lujoso, es una completa falsificación de la verdad. La mentira es fea y aunque se maquille y se pinte los ojos con antimonio, como Jezabel, sigue siendo mala y mentira. No valen los esfuerzos de oratoria para presentarla como la verdad práctica y solución a todos los problemas, es populismo y engaño, por lo menos como dice, están tratando (v. 26).

2: 25

“Y esta es la promesa que El mismo nos hizo: la vida eterna”. Si no renunciamos a Jesucristo.

2: 26

“Os he escrito estas cosas respecto a los que están tratando de engañaros”. Escribe poco, sin hacer un análisis de sus doctrinas, sólo afirmando dogmáticamente la verdad.

 

Ministerio didáctico de la iglesia supervisado por el Espíritu 

2:27
“…la unción que recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero así como su unción os enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no mentira, y así como os ha enseñado, permanecéis en El…”. ¡Qué lindo y seguro es tener como maestro al Espíritu Santo! Eso no quiere decir que no nos hace falta el ministerio didáctico de la iglesia porque Dios constituyó a los maestros (1 Co. 12: 29; Efe. 4:11), para que aprendamos, y nos ilustren. Es la unción de Cristo que reposa sobre los maestros y predicadores de la palabra de Dios y tiene que ver más con el contenido de lo que se dice que la forma con que se dice. Ni por un solo día debemos dudar que la presencia de Cristo abandone a sus maestros. Vuelvo a repetirlo, es una arrogancia imaginar que uno puede entenderlo todo en la Sagrada Escritura sin consultar algún maestro o abrir algún libro. Es gratificante y consoladora, y alumbra, y calienta el corazón, leer y oír la Palabra de Dios ungida por el Espíritu Santo. ¡Haga Dios que siempre permanezca esa unción sobre nuestras vidas!

2: 28

“Y ahora, hijos, permaneced en El, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no nos apartemos de El avergonzados en su venida”; "permaneced", es equivalente a asentimiento teológico (v. 22), y a una confesión pública de ese descubrimiento y seguridad intelectual (v. 23). No es sólo tener un credo correcto sino confesarlo, ni tampoco todo es hacer confesión sin una definición teológica correcta.

2:29

"Si sabéis que él es justo, sabéis también que todo el que hace justicia es nacido de él". Quiere decir que vive una vida justa o como justificado por Dios mediante la fe en Cristo. Esencialmente el que es justo, aquí no es una expresión tanto doctrinal como práctica, y quiere decir que el que es justo es el que practica la justicia de Dios y el amor de Dios, que vive no en tinieblas sino en luz, no en la mentira sino en la verdad, no amando al mundo y los deseos del mundo, sino que permanece en el amor de Dios. Si queremos saber si una persona ha nacido de Dios solamente tenemos que ver si lo imita, porque todo hijo imita a su padre, los de Dios a Dios y los que hacen lo malo a su padre el diablo. 

3: 1

“Por eso el mundo no nos conoce porque no le conoció a él”. No nos podemos engañar: al mundo no le gusta nuestra forma de pensar o de vivir; siempre que ha podido nos ha hecho lo mismo que hizo al Señor. La iglesia no puede presentar un estilo de vida que le convenza.

3: 3

“Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. A la iglesia que se le predica escatología no necesariamente se le está impulsando a que se olvide de su presente histórico. El amor fraternal, la generosidad cristiana, no es todo, la iglesia no debe bajar sus ojos del cielo. Nuestro futuro celestial influye poderosamente en nuestra pobreza ética.

3: 1-3

“Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. Quizás la iglesia se preguntaba ¿cómo seremos en el reino? ¿Con qué  cuerpo resucitar hemos? (1 Co. 15:35). Hijos de Dios tiene una connotación eterna. Siempre conocemos poco sobre nuestro futuro estado, nuestra esperanza no está totalmente restaurada pero lo que sabemos de ella lleva el corazón mismo de nuestras ansias, ser como Cristo: de todas maneras él es toda nuestra esperanza (Col. 1: 27).

3: 4

“Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley”. Esto se dijo visas para corregir una suerte de antinomianismo con que habían acogido alguna de las doctrinas de la gracia (1 Co. 9: 21; Ro. 3: 8). Nadie debe tomar como excusa el amor de Dios, la misericordia en la cruz de Cristo, etc… (la predestinación) para pecar.

 

Cuando no vale haber visto a Cristo

3: 6

“Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido”. La absoluta expresión "no peca" tenía  que tener como fondo la insistencia de algunos creyentes en asegurar que son cristianos, hijos de Dios, salvos por gracia, y vivían en pecado. Le fueron a consultar a Juan y él les dijo: "No peca", pero ya les había dicho que no "practican" el pecado (v. 4). Y la misma palabra se usa en vv. 7, 8,9, 10,18. Eso significa exactamente lo que ha enseñado, que el creyente camina en justicia y anda en luz. El tema de todos estos sermones compilados, si es que así se confeccionó esta epístola, es la práctica de las enseñanzas de Jesús a las cuales se les llama "mandamiento". Puede que entre aquellos despiadados del primer siglo se encontraran algunos que habían visto al Señor, o le conocían según la carne (2 Co. 5: 16). ¡Qué poco les sirvió!

 

Decir que uno es cristiano es fácil

3: 8,9

“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. Es costumbre, hábito, y por naturaleza el diablo es un antiguo pecador, y su experiencia y astucia es milenaria de modo tal que no es nada fácil, a no ser que se cuente con la ayuda y orientación de la Palabra de Dios y con el Espíritu Santo, hacerle frente. La palabra que el apóstol Juan usa más adelante y se ha traducido destruir, esencialmente significa primero "desatar", y fue usada también por Jesús (Mt. 16:19). Desatar pertenece más a la experiencia misionera, e incluso a la expiación, que la otra. La destrucción del pecado ha de ocurrir definitivamente con la muerte del cuerpo y no hasta entonces, el ínterin se caracteriza por una lucha contra él  en el proceso de la santificación. El apóstol llama simiente de Dios a la palabra de Dios que identifica la recepción de ella con el nuevo nacimiento, siendo sencillo, porque siempre lo ves en su epístola, no superficial pero sí sencillo. Su propósito es que el cristiano que anda en luz haga un contraste con los que caminan en tinieblas e injusticias, y que un hijo de Dios se diferencia de los otros que son del diablo, y tal distinción ocurre debido a la práctica o no práctica de los mandamientos divinos (v. 10). Decir que uno es cristiano, es fácil, lo difícil es probarlo. Que convenza a los otros.

 

Ama sin residuos adámicos 

3:10-14

“En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte”.

 Los apóstoles enseñaban con insistencia el amor a los hermanos; la iglesia anunciaba esas virtudes (1 Pe. 2: 9), y debía vivir mostrándolas (4: 8); la clase de vida cristiana era importante. Ser llamado hijo de Dios, según él, es un privilegio enorme del amor divino (v. 1). El apóstol escoge solamente un aspecto del testimonio de un hijo de Dios para demostrar que ha nacido de "simiente incorruptible" (1 Pe. 1:23), el amor fraternal. No hace un catálogo de virtudes cristianas, solamente menciona esa (v. 14). Y lo entendemos porque sabemos de lo que viene hablando, pero hay personas que aman a los demás porque son así por naturaleza no porque hayan nacido de nuevo por la palabra de Dios, que permanece para siempre. Pudiera ser un amor grande, pero es distinto al amor del Espíritu, es a veces condicionado o centrado en la satisfacción sentida o en el honor ganado. Esas escorias adámicas en el amor cristiano, no existen, o no debieran.

 

De qué modo Abel hacía  sufrir a Caín 

3: 15, 16

“Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”. Parece que el apóstol del amor sigue hablando de modo absoluto, llamando al pan, pan, y al vino, vino. Acabó de hablar del asesinato de Abel (v. 12), y dio a entender que en esencia la rivalidad tenía como motor impulsor la envidia; y fue ella la que generó las ideas y cómo deshacerse de la persona que le hacía sufrir con sus buenas obras, a Abel. De ahí saca la conclusión que el odio y la envidia son hermanos y que el contraste entre los que son como Abel y no como Caín, es decir como Dios y no como el diablo, deben estar dispuestos, en ese siglo de persecuciones y de riesgos, exponer sus vidas si fuera necesario ante las autoridades y ser juzgado como tal en lugar de un querido hermano encubierto. Esa fue una costumbre en la era de los mártires, sustituir por amor a un hermano. Y jamás envidiarlo, no hacerle brotar la sangre o las lágrimas. 

3:17,18

“Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?  Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. Sin embargo, no hay que esperar que todos se conviertan en mártires sacrificando su vida por algún hermano o hermana, sino que más bien la práctica de ese amor puede demostrarse con la ayuda fraternal. El apóstol no procura emparejar la situación económica de los hermanos de la iglesia quitándole a los ricos para darles a los pobres, sino exhortando a los que tienen bienes de este mundo que se acuerden que hay otros que no los tienen, y que compartan el amor de Dios con ellos, socorriéndolos. No hay lugar para la tacañería ni la avaricia dentro del código cristiano de una iglesia que procura acordarse de los pobres (Sgo. 2:14-17).

3:19-21

“Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; 

pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios”. Otra forma sencilla de testificar que se tiene la verdad de Dios, el testimonio de una conciencia saludable, tranquila, que no come con reproches a nadie. Juan le llama a la conciencia corazón, y afirma que la conciencia está segura delante de Dios cuando ejecuta buenas obras en especial proveyendo para los necesitados, si es que podemos seguir el contexto de estas palabras. La introducción de la frase "y él sabe todas las cosas", es para traer tranquilidad en caso de que la benevolencia ser ignorada o mal juzgada, aunque no pienso que fuera éste su pensamiento. Si uno puede ver a otro padecer necesidad y no sentir remordimientos, hay que poner en duda si tiene palabra de Dios y si es hijo de él.

 

A la hora de orar el comportamiento  tiene mucho peso

3:22

“Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”.  Otra afirmación dogmática es esta, que si guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él, en especial amando a los hermanos y socorriéndolos, porque son cosas agradables delante de él, entonces nuestras oraciones serán escuchadas por el Señor, y contestadas afirmativamente. Otros escritores bíblicos especialmente el apóstol Pablo, diría que es respondida una oración no específicamente por la conducta cristiana sino por la fe que se tiene al elevarla. Es cierto que la manera de vivir tiene que ver con agradar a Dios y cuando no agrada a Dios también escucha nuestras oraciones. Juan escribe distinto, le llaman por su Apocalipsis, "el teólogo", pero aquí en esta misiva apostólica él no desarrolla su teología sino que más bien procura la armonía eclesiástica, y que la iglesia se convierta en una familia donde sus miembros se preocupan los unos por los otros. Juan, por la insistencia de guardar los mandamientos, y la práctica de ellos, se acerca más a la teología de Santiago que a la de Pablo, porque la de éste la vida en la gracia y la fe sustituye con abundancia el cumplimiento de la ley. El Señor dijo, lo mismo que Pablo, o mejor dicho Pablo dijo lo mismo que Jesús, que el cumplimiento de la ley es el amor (Ro. 13:10;  Mt. 22:39,40). Juan promueve la vida cristiana en relación con la oración. Y en efecto, el comportamiento tiene mucho peso para recibir contestaciones.

3:23,24

“Y éste es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado”. Esto casi que parece un resumen de lo anteriormente dicho, donde las palabras mandamiento, y permanecer han sido repetidamente dichas. Solamente se introduce una frase nueva, la presencia del Espíritu Santo; y así nos hace pensar en algo diferente y que elevemos el interés al cielo más que a la iglesia. Juan también es un testigo emocionado de la presencia del Espíritu en la iglesia y por esa razón es que utiliza la palabra unción del Santo (2:20), y asegura que el magisterio ortodoxo de la iglesia le corresponde a él (2:27), lo cual no es mentira y opera a través de los instructores escogidos por Dios. El apóstol Pablo dice que uno de los frutos del Espíritu es el amor, pero Juan menciona esta Tercera Persona de la Trinidad en relación con el aprendizaje del evangelio. Es precisamente esa función de orientar a la iglesia en la sana doctrina, que explica en los versículos siguientes.

 

Sabrán mucho pero están equivocados

4:1-6

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error”. 

Con cariño el apóstol advierte a sus hermanos que tengan cuidado de las falsas corrientes doctrinales que andan por el mundo, hombres que se llaman profetas y sin embargo no lo son, porque los profetas tenían que ser certificados por los apóstoles y el mensaje de ellos debía ser exactamente igual. En cambio, estos maestros y proselitistas, y escritores con ideas después conocidas como gnósticas, que, habían desprovisto a Jesús de su cuerpo material y lo definían en sus teologías como un espíritu incorpóreo. Esta doctrina era totalmente opuesta a la cruz y dejaba sin efecto todo el sacrificio de salvación que hizo nuestro Señor allí. O sea, era una enseñanza anticristiana y más que eso eran anticristos. Tales afirmaciones eran creídas, comentadas y escritas, y hechas populares también, entre la élite intelectual del mundo mas no en la iglesia. Eran ideas foráneas a las cuales los líderes y pensadores cristianos debían oponerse con argumentos sólidos extraídos de la Escritura y de todo lo que "habían visto y oído, y palpado, tocante al Verbo de vida" (1Jn.1:1). Pues bien, los que tenían la unción de Dios aceptarían las enseñanzas ortodoxas apostólicas, los otros, sin importar el número de seguidores ni quienes eran, estaban equivocados.

4:7,8

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”.Como quiera que tú voltees las páginas de la Biblia, siempre ellas te dirán que la mayor expresión del amor de Dios para el mundo es haber enviado a su Hijo Jesucristo al mundo para morir por nuestros pecados, porque ninguna bendición mayor puede tener el hombre que vivir eternamente en la semejanza del Hijo de Dios, en cuerpo, mente y espíritu. Sin exaltar un atributo divino sobre los otros, todos los gestos creativos de Dios reflejan la luz de la gloria de su amor.

4:7-20 

Todo este texto está dedicado a evitar que se muera el amor fraternal (permanezca, v. 16). Para Pablo el mayor peligro que corría la iglesia era el evangelio, y gracias a su celo doctrinal, la verdad ha llegado con pureza a nosotros. Juan, quizás por este tiempo del primer siglo, para él lo más alarmante en la iglesia era la falta de amor que él había conocido al principio (3: 11). Aunque también le da importancia a la doctrina (4: 1-6; 2: 22-25).

4: 10-12

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros”. 

Especialmente vv.12-21. El argumento es que Dios es invisible y que se hace visible en el amor fraternal. Dios juzgará a los que no son semejantes a él. 

5: 1,2

“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos”.

En la iglesia primitiva Dios y Cristo son dos cosas inseparables y estas afirmaciones tenían como propósito "la confesión" de Cristo (2:22, 23); y su aceptación (5: 10-12). Recuerda que Juan no viene hablando de los mandamientos en conflicto con la gracia sino a los llamados cristianos que pecaban y lo negaban, y no amaban a sus hermanos. Es inapropiado por estas palabras pensar que debemos guardar la ley para ser salvos. Aunque es cierto que no habla sobre la ley con la gracia del Apóstol de la gracia, Pablo.

5:3

“Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”. La fe en Cristo, y por el Espíritu, nos capacita para vivir como agrada a Dios, nos ajustamos a la ley no por la carne sino por el Espíritu y por medio de la fe ¡sin el espíritu es imposible! ¡Oh Espíritu!

5: 4, 5

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”. Me siento más inclinado a pensar que el mundo aquí se refiere a oposición a la confesión cristiana que a lo que dijo en 2: 15-17; y compárese con 4:17, 18. Es una tremenda victoria en las contiendas que ha obtenido la iglesia contra las equivocaciones doctrinales que infectan el mundo. Siempre inventan alguna discrepancia para desacreditar nuestros artículos de fe y cambiar la mente de los creyentes, y su conducta.

 

Fe, bautismo y martirio

5: 6-8

"Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan". 

Su derramamiento en la predicación o en la Escritura. ¿Qué te parece si pensamos que el testimonio del agua sea el bautismo en el cual se testifica y la sangre como la cruz, la que los cristianos llevan para morir por ella? Tendríamos el testimonio: la conversión (Espíritu), (agua) bautismo) (sangre) (martirio), concuerdan con el normal desenvolvimiento de la vida cristiana y concuerdan con la voluntad de Dios, como testigos de Cristo; cada uno habla de vida por separado. Voy a insertar una nota que puse en mis exposiciones sobre esta epístola.

“Es necesario aclarar, por amor a la verdad, que la parte final del versículo siete y la primera del ocho, la cual yo he colocado entre paréntesis, no se halla en ningún manuscrito griego antiguo, sino solamente en uno aparecido durante el tiempo de la Reforma del siglo XVI. Ninguno de los padres de la iglesia lo cita. Su único valor procede de algunos documentos latinos bien tardíos e incorporados en la Vulgata Latina alrededor del año 800”.

Para el propósito de Juan, como se ve por el contexto, como dice Albert Barnes en sus Notas, no hace falta la introducción de esa cláusula y además ella misma rompe el hilo seguido por el autor. “Por otra parte el uso de la  palabra “Verbo” en lugar de “Hijo” que corresponde mejor con el término “Padre” ya anteriormente usado por el escritor, hace difícil pensar que es original.

Además, si lo que desea el apóstol es presentar “testimonios” de que Jesús es el Mesías, para que aquellos que leen crean, ¿qué testimonio hace falta que se de en el cielo? Allá arriba no hace falta ninguno, sino acá abajo donde se hallan los incrédulos.

“No debe usarse el texto “y estos tres son uno” para combatir la herejía de la negación de la doctrina de la Trinidad, primero porque cuando dice que son uno no está hablando de unión “hipostática”, no de sustancia, no de esencia sino de “testimonio” o de “acuerdo” como más abajo dice para testificar. Suponiendo que el pasaje se quede ahí tampoco es conveniente, por su real exégesis, para apoyar nuestro punto de vista trinitario”.

5: 13

“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”. Para que sigan creyendo, y en posesión de la vida eterna, o sea la esperanza de la resurrección, y esto en él a pesar de la mucha oposición, brutal e intelectual, que se levanta en su contra. ¡Oh Señor que ninguno de nosotros se deje mover fácilmente de nuestro modo de pensar! (2 Te 2: 2; Efe. 4: 13-16).

 

Ni imagine que ha ofendido al Espíritu Santo

5: 14-17

“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte”. La intención aquí sobre la oración es para hablar sobre la intercesión por los caídos, para que se ore por ellos. Es extraño que un apóstol tan lleno de amor sea dogmático sobre el pecado de muerte. En la mentalidad y circunstancias del primer siglo tiene que tratarse de sacrificar animales al emperador, blasfemar a Jesús (1 Co. 12: 3), o una obstinada renuncia a la doctrina del evangelio (2: 18, 19; 4: 1-3); reducida su generalidad, tratando de verlo todo en términos más particulares, uno puede respirar aliviado, en especial aquellos que han pecado de otras formas y sus conciencias no los dejan olvidar, o juzgan la violencia de las pasiones por las cuales han sucumbido como pecados mortales. Este texto no está escrito para quitarles la esperanza de vida a los pobres hermanos heridos sino para llamar a la iglesia a interceder por ellos; por ende no se asuste si con verdad en el corazón regresa buscando la piedad de Dios. Jesús dijo “toda blasfemia y pecado será perdonado a los hombres”; y en cuanto a la que se comete contra el Espíritu Santo, el que tiene un corazón dolido por su falta, ni imagine que la cometió. En el cristiano el Espíritu podría ser apagado o entristecido, pero dentro del corazón, ahí se queda. ¡Amén! A eso se refiere al final cuando dice “guardaos de los ídolos” o del culto a los ídolos y de los idólatras que salen del templo de los ídolos e incitan a los cristianos a practicar las mismas corrupciones (v. 21).

5: 18

“Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”. No peca, como en 3:6, quiere decir que no practica el pecado porque nadie deja de ser pecador aunque haya sido santificado. Sin embargo, nota que la práctica del pecado y la astucia de satanás suelen ir juntas.

5: 19

“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”. Satanás no es soberano pero tiene mucho poder, mundial. Dios es soberano y a Jesús le fue dado en el cielo y en la tierra. El mundo aquí no es el orbe sino los que viven una vida mundana. De esos el Maligno es su campeón.

 

Si conoce algún arriano, unitario o Testigo de Jehová 

5: 20

“Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna”. Calvino dice, y es una autoridad en gramática griega, que comúnmente el artículo “este” se refiere a lo que precede, y en este caso a Jesucristo. El verdadero Dios es tanto el Padre, como algunos manuscritos antiguos contienen, y a su Hijo (Juan 1:7; 17:3). Los arrianos, y lo menciona Calvino, le hacen una lectura somera al versículo y afirman que la expresión "el verdadero Dios" es una repetición enfática de lo primero; y que la última parte "este es el verdadero Dios y la vida eterna" se refiere a ambos, a Dios el Padre como el verdadero y a quien tiene la vida eterna, Jesucristo, pero que eso del verdadero Dios se refiere al Padre y no a Jesucristo, o sea el artículo "este", no está referido al Hijo sino al Padre, que está colocado en la oración más lejos que el Hijo; queriendo decir que si se hubiera referido al Padre hubiera dicho en vez de "este", "aquel". Así lo leen también los arrianos modernos, los Testigos de Jehová, y otras sectas “unitarianas”, o unitarias. Y esa traducción está equivocada, porque los antiguos Padres de la iglesia, específicamente los griegos, afirmaban que "el verdadero Dios" correspondía, según la pluma del apóstol Juan, al Hijo Jesucristo. No todos los traductores, ni siquiera aquellos que conocen algo o mucho el idioma griego antiguo, pudieran traducir la Biblia; hay que ser un verdadero docto en el idioma de la revelación y estar ungido por el Autor de ella, el Espíritu Santo y tener “entendimiento”.

 

2 Pedro

“Autoridad y Canon. Entre los libros del Nuevo Testamento ninguno ha sido más disputada su canonicidad y autoridad que 2 Pedro. No hay una referencia segura de ello en los escritos primitivos sino hasta Origen (185- 254 d. C.) quien fue el que atribuyó la carta a Pedro. Esta duda persistió hasta el siglo cuarto. Ello no obstante puede reflejarse en Clemente de Roma, la epístola de Bernabé y en escritos acerca de Pedro no canónicos, aunque es sólo una posibilidad. El Evangelio de Verdad y el Apócrifon de Juan probablemente cita o alude a 2 Pedro, y eso implicaría la aceptación de esta epístola en el siglo segundo. Sin embargo aunque el apoyo a 2 Pedro completamente no está ausente en estos siglos, es menos seguro que el que se le da a otros escritos del Nuevo Testamento. No obstante fue admitida en el canon, y a pesar del amplio cuestionamiento que ha tenido ella permanece todavía bajo la autoridad de Pedro, y por supuesto habla con la autoridad de la Escritura. Se han expuesto alrededor de once argumentos en contra de la autoridad de Pedro como escritor: que no se puede establecer entre esta carta y su época una línea ininterrumpida en la tradición, que el estilo es completamente diferente a la 1 Pedro, que el nombre de Pedro también fue usado en conexión con la literatura gnóstica, que el conocimiento de esta epístola fue geográficamente limitado, que la autoridad de esta carta se obstaculiza por su dependencia de la epístola de Judas, que el lenguaje retórico y helenístico es difícil que pertenezca a un pescador galileo, también el problema de la Segunda Venida de Cristo pertenece al segundo siglo, que la mención a la colección de cartas taurinas halladas en el capítulo 3:15.16, pertenece al segundo siglo, que esta epístola no fue mencionada por los escritores cristianos del segundo siglo, que ella suena algo así como un catolicismo temprano más bien que perteneciendo a la primera generación del cristianismo. Sin embargo aunque el estilo difiere de 1 Pedro puede ser explicado de la manera siguiente, en relación con los amanuenses (1 Pedro 5:12). Si 1 Pedro fue escrita por este apóstol con la ayuda de un amanuense llamado Silvano, 2 Pedro pudo también haber sido escrita por un amanuense o por varios de ellos. Sin embargo el estilo e relación con el argumento es difícil de evaluar. Según Bruce la libertad con que actuaban los escribas puede explicar la diferencia incluyendo dentro del cuerpo de cartas taurinas. El trabajo de los amanuenses puede ser incluido dentro de la inspiración del Espíritu y ellos aparecer como coautores. Por ejemplo Timoteo está asociado al nombre de Pablo y en la salutación de 1, 2 Tesalonicenses, Filipenses, Colosenses y Filemón. El estilo alcanza a diferir dentro de las Epístolas Pastorales y esto ha sido reconocido. En 2 Timoteo 4. 11, Pablo dice ‘sólo Lucas está conmigo’. Quizás Lucas sirvió como un amanuense de Pablo. Así los amanuenses de Pablo pudiera hacer diferencia entre sus cartas” (Expositor’s Bible Commentary).

 

1:1

"Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han recibido una fe como la nuestra, mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo". Cómo se regocija que otros alcancen la fe. Una forma muy teológica de empezar. ¿Por la justicia? ¿Cómo no dijo por el amor de Dios o de Jesucristo? Ahí se halla en toda su espesura, comprimida como en un dedal, la inmensa doctrina de la justificación por la fe. ¡Qué lindo es ser salvo por la justicia de Dios en Cristo! No me espanta, oh Dios, tu justicia porque es la admiración de mi salvación.

1: 3

"Pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia". ¿Quién tiene dicho que la vida y la piedad se riñen entre sí? La vida sin la religión cristiana no es la vida. La vida sin Cristo no es vida porque Cristo es la Vida. Dos textos ( Jn. 10: 10; 14: 6). Y la gloria y excelencia son las cosas reveladas en su Palabra acerca de él, las cuales al oírlas es como si las hubiéramos visto; y a ese encanto y atractivo el apóstol dice que es un llamamiento.

 

Llamados para ser envueltos en la gloria divina

1: 4

"...por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia".  Participar, disfrutar de la deidad. Esto es un llamamiento a la santidad. La fe en las promesas de Dios, nos atraen hacia él. Las promesas de Dios son maravillosas y proceden de un llamamiento glorioso y excelente. Se ha comentado que la frase "participantes de la naturaleza divina" es helénica y pertenece a los estoicos; similar a Hch. 17: 29, “Siendo, pues, linaje de Dios”. Pero no con el sentido de aquí. Somos llamados para ser envueltos en la gloria divina. Y la naturaleza divina es la Palabra que cuando participamos de ella compartimos con Dios. El hombre que tiene la Palabra de Dios en su mente tiene a Dios en ella, porque “la Palabra era con Dios y la Palabra era Dios”. No podemos aspirar a tener más de Dios en nosotros que las aspiraciones que tenemos de recibir su Palabra. Dios hace sentir su presencia con ella y donde ella falta él está ausente. Dios existe desde la eternidad como Palabra, Razón  y pensamientos. Es la mente universal. Y por medio de su Palabra como nos dice el versículo anterior, nos transmite con poder “la vida y la piedad”.

1: 5-8

"Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento...". Un llamamiento al crecimiento cristiano. Parece que algunos se habían detenido en su perfección cristiana. No poseas una fe solitaria. Asciende, añade, progresa, crece. El que añada a su fe todas esas cosas que aquí menciona el apóstol, será un excelente miembro de la iglesia de Cristo.

 

Pecados purgados  y olvidados

1: 9

"Porque el que carece de estas virtudes es ciego o corto de vista, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados". O pecados antiguos, viejos. La idea no es que está espiritualmente en tinieblas sino que ha perdido de vista el propósito de su vida cristiana, se ha quedado sin la visión de ella. Te doy gracias, bendito Señor, por permitirme olvidar, ¡qué bendición es olvidar lo que queda atrás y extenderme a lo que está delante! (Flp.3:13). ¿Cómo podré ir hacia adelante, avanzar hacia el futuro con un pasado estancándome, amarrándome a él? Oh Dios, no puedo dar un paso, ni siquiera avanzar un día sin olvidar aquellas cosas malas, desagradables, que han ocurrido o he hecho ocurrir en tiempos anteriores. ¡Qué bueno es olvidar los pecados! El infierno consiste en recordar, en oír eternamente la voz acusadora y los reproches de la conciencia. Si ella no está limpia. Pero la misericordia es aún mayor cuando podemos olvidar los pecados antiguos, los que el tiempo no se llevó, los que están incrustados en nuestra historia, los que nos hacen a nosotros mismos. Son aquellos que pertenecen a nuestro precristianismo, cuando andábamos sin Dios, sin esperanza, sin Cristo, sin pacto, sin promesa. Son los mayores pecados, los que cometimos cuando no teníamos ningún privilegio ni Dios había hecho algún pacto con nosotros. Pero por lo que Pedro ensalza al Señor es aun mayor la purificación de esos pecados o “pecados purgados o lavados” “pecados expiados”, cuando fuimos librados de ellos, quitadas esas manchas de la conciencia, transformados en personas nuevas. Si fueron lavados, la mancha ya no existe, si fueron purgados con los sufrimientos de Cristo y expiados por él ¿por qué recordarlos? (Consolarse con He. 9:14).

1: 10

"Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección de parte de Dios; porque mientras hagáis estas cosas nunca tropezaréis". Mira qué central es el llamamiento y la elección en la vida apostólica; se mira y se piensa en la vida cristiana como una acción de Dios; se siente como un privilegio y gratitud. Si uno abandona su crecimiento espiritual puede caer en una apostasía; las virtudes cristianas no sólo se preservan sino que se desarrollan. Una por una; tómala y mejórala. Si el llamamiento de Dios es irrevocable ¿cómo es que tenemos que hacerlo firme? Lo que quiere el apóstol es que hagamos evidente el llamamiento y la elección divina; ni implica que la decisión hecha por Dios en la eternidad tenga que ser ratificada por la voluntad humana y garantizada por ella; ni que este llamamiento se vuelva nulo y nada con cualquier tropezón. Apréndase a leer la Biblia.

1: 11

"...pues de esta manera os será concedida ampliamente la entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". No amplia entrada sino ricamente, abundantemente; entrará al cielo como

No te rico, no empobrecido, porque las virtudes de Dios en nosotros son nuestra bien guardada fortuna.

1: 12

"Por tanto, siempre estaré listo para recordaros estas cosas, aunque vosotros ya las sabéis y habéis sido confirmados en la verdad que está presente en vosotros". Aparentemente quizás no les haga falta pero "por si acaso". ¿Qué no? ¿Con todas las apostasías que menciona en el capítulo siguiente? El que quiere estar firmemente que no caiga (1 Co. 10:12). Quizás en mis últimos años no pueda ganar a nuevos convertidos; entonces me dedicaré a edificar a los que son de otros, y de ayuda a mejores pastores (vv. 12-15).

 

tires a morir sin que te llegue la hora

1: 13-15

“Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas”. 

"Y considero justo, mientras esté en este cuerpo, estimularos recordándoos estas cosas...".  Nota en la forma cristiana llena de esperanza con que el apóstol escribe sobre su muerte llamándola “partida”, y que se produce cuando se sale del cuerpo. Una referencia de la seguridad que tiene un alma que no se desintegra con la muerte y que ella es un viaje hacia Dios. El apóstol Pablo también usa esa terminología cuando refiere que tuvo una experiencia de exaltación espiritual, y menciona que le quedaba la incertidumbre si eso ocurrió dentro del cuerpo o fuera de él (2 Co. 12:2). A los hermanos y hermanos en la fe que mueren si hay que esconderles que se están muriendo, indica el terror que les produce el diagnóstico, que la fe en el otro mundo no fue bien cultivada. El pragmatismo en los sermones, el énfasis en ayudar a vivir en este mundo, dar aliento, usar las promesas como ayuda psicológica, son algunas de las causas que buenos cristianos, mal nutridos en el espíritu bíblico, teman morir y no puedan decir como Pablo que en ese caso con la muerte ganaría y que si cuando ella ocurriera, y ocurrió, no perdería nada y estaría muchísimo mejor  allá arriba que acá abajo (Flp. 1:21-23). 

Son valiosos los hermanos que despiertan a los otros, aunque es mejor traducir  la palabra como que es mejor "estimularlos con recordatorios";  o despertarlos con recuerdos; un estímulo es mejor que un reproche. Generalmente no es edificante la llamada “crítica constructiva”; es mejor el estímulo. Lo que el apóstol Pablo recomienda, de reprender con dureza a algunos (Tito 1:12,13), a los malos cristianos cretenses, puede que no se aplique a hermanos que se han ido durmiendo en la fe. Como he dicho, un poquito de estímulo que les recuerde sus épocas de oro, sus brillantes triunfos, pudiera ser más efectivo que una amenaza de juicio divino o una actitud despectiva y los viejos, repletas sus memorias con historias, son los mejores equipados para estimular de ese modo a los que están un poco decaídos. Ahí está el caso de Pedro, que no sale de un rincón para ayudar porque nunca ha estado allí sino que antes de irse con Dios decide echar a andar algo que se quede de servicio en su lugar en este mundo.  ¿Qué recuerdos?  El apóstol está ya viejo (como el que esto escribe), el tiempo de su partida está cercano pero todavía tiene algo que hacer por su Señor, aún sirve a la iglesia según su fortaleza. Y tomó la pluma y papel y tinta y nació para todas las épocas, esta pequeña carta. Muy bien hecho cuando se sabe que el tamaño de su futuro es corto. Pedro no se jubiló nunca. Las enfermedades y limitaciones por los años pudieron limitar su servicio pero su vocación no desapareció.  Algo por la iglesia del Señor pudieran hacer los que ministros, pastores, diáconos, envejecientes, menos tirarse en una esquina y dejar que los más jóvenes lo hagan todo. ¿Y la experiencia acumulada, qué? ¿La dejará que se enmohezca? Si no es un trabajo grande el que pueda hacer, al menos despertar alguno no será muy difícil para que sea alumbrado y alumbre de nuevo (Efe. 5:14). 

Ya sabes, si Dios todavía no ha enviado a sus ángeles a buscarte, no te sientes a esperarlos y que en vez de decirte, “bien buen siervo y fiel, entra en el gozo de tu Señor” te digan, “vamos ocioso”.

 

No he sido tomado preso por mitos sino por historias muy ciertas

1: 16-21

"Porque cuando os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de su majestad". Yo sé, Señor, que no estoy siguiendo fábulas artificiosas, hábilmente tejidas por impostores, por hombres engañadores enviados por el diablo para torcer la verdad revelada; aquellos hombres que tú usaste eran estimados por la iglesia como sus columnas, santos y fieles en Cristo Jesús, sus vidas y escritos circulaban entre los hermanos como la mismísima palabra divina. Satanás no ha tenido que ver en lo que hoy conocemos como la Biblia, en su confección. Su trabajo se halla afuera de ella, en las herejías que intentan desacreditarla, en malos y hombres ignorantes que la toman ligeramente. La obra del diablo se halla en la escritura de otros libros tenidos como divinamente hechos, como dados por Dios para sustituir en el corazón de los fieles a la Escritura, en ese sentido es un engañador y un “suplantador”. Yo no he sido tomado preso por mitos sino por historias muy ciertas. Si la Biblia fuera un compendio de mentiras, yo lo sabría. 

La inspiración de la Biblia está relacionada al contenido de su mensaje, como opuesta a los mitos humanos (v. 21), no primeramente al espíritu y poder que transmita (lo cual es una virtud del Espíritu Santo y no de la letra), sino a la fiabilidad de las historias que cuenta, es la garantía de la verdad, la que coloca un asiento seguro para la fe de modo que no se hunda con el paso del tiempo, con los vientos de falsas doctrinas, con la anegación de mentiras que den con ímpetu contra ella. Es la esencia de nuestra determinación de lo que es bien o mal, que en mucho es lo natural, lo que se conforma literariamente con la confección misma del universo, porque ambas, la Biblia y el mundo, fueron hechos por la misma palabra divina. La verdad inspirada es la garantía para la verdadera adoración porque sólo inspira genuinamente la verdad eterna y edifica el alma para la salvación; en espíritu y en verdad. La inspiración divina nos da las armas para defender los pensamientos, los sentimientos y la devoción personal en la salvación

No hay cosa más triste que dedicar la vida entera, sacrificarla, como dice Pablo, negar por su causa las cosas más valiosas, padre, madre, hijos, y que todo sea una hábilmente tejida mentira. Eso ocurre cuando se creen los mitos, las leyendas, las tradiciones humanas, no lo que han enseñado los santos hombres de Dios. Ella nos provee el material eficaz para, como una espada del Espíritu, defendernos contra los ataques cuerpo a cuerpo del demonio y sus ejércitos de hombres escépticos y para vencerlos, y llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Oh Dios, que cuando dude vaya a tu Libro, lo estudie y por él me asegure de nuevo de aquellas cosas que razonablemente les di un día asentimiento; sea ella la cura de mi enfermedad, que lo entienda todo, como el salmista, cuando acuda a ti, su autor, y me enseñes de nuevo, porque tú eres mi Rabí, mi Maestro, y lo que he aprendido no lo he aprendido de hombres. Sáname siempre mi Señor, cada página de tu Libro sea como una hoja del Árbol de la Vida, que son para sanidad de las naciones, y mía. Amén. 

 

Estás convertido pero mira si eres regenerado 

2: 1

"Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre vosotros, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró...". 

Esto se parece a Hch. 20: 29, 30; 1 Te. 4: 1, etc. "que los rescató,  compró", es una forma pastoral de hablar cuando se menciona algo en sentido general, sin exigencia o más bien con condescendencia teológica.  Aquí el propósito del autor no es ampliar su reflexión si después de haber sido comprados vuelven a la esclavitud, de lo cual parece que piensa que sí (2:20-22), sino la aparición de nuevas herejías y el tremendo éxito que tendrán. Una forma de expresar la apostasía de una forma poco paulina.

Sin embargo, por el v.2 “muchos seguirán sus disoluciones” “sus sensualidades” “sus perniciosos caminos” “su condenación”, deducimos que en su nuevo culto aparecía la inmoralidad, de las cuales temporalmente habían sido rescatados o “lavados” como la puerca y el perro mencionados en el v.22. 

La palabra “comprado” es la misma para los salvos como para los apóstatas. La palabra “conversión” o “arrepentimiento” es la misma para ambos. Recuerde las experiencias religiosas de  Esaú, Judas, y por supuesto al apóstol Pedro. La diferencia está en que unos se convierten con regeneración y otros sin regeneración. 

Hay que ver en qué sentido “compró” o “rescató” se usa aquí. La traducción de “comprados” es correcta pero no se refiere a la salvación sino a la compra de la libertad de un esclavo pero sin la gracia regeneradora, lo cual se ve que no hay un cambio de naturaleza sino una limpieza de piel, en el caso de la puerca y de vientre en el perro que regresa a su vómito.  Uno sigue con alma puerca y el otro siendo perro, “mal obrero y mutilador del cuerpo” y no entra al reino de Dios (Flp.3:2). Esos eran malos obreros.

Estos mediante la gracia temporal recibieron ese beneficio, el rescate de sus vicios, pero después de un tiempo “recayeron” como dice el autor de Hebreos (6:6). Los hijos de Dios también son lavados por el Espíritu pero sus conversiones no son cosméticas, afecta no sólo la piel y el vientre sino los riñones y el corazón (1Co.6:11). La compra que paga Cristo por los suyos es su sangre y de éstos no se menciona la sangre del pacto sino el poder del Espíritu por medio de la Palabra, o como he dicho, la gracia temporal, “de la gracia habéis caído”, para usar una expresión muy de Pablo. Tomar la frase “negarán al Señor que los rescató” como un argumento a favor del libre albedrío y que la salvación puede perderse, es meter dentro del pensamiento de Pedro lo que no estuvo allí.  

Los apóstatas, como Balaán el falso profeta o Judas Iscariote,  no pueden decir que Dios no les haya hecho un gran favor, porque dándoles a gustar los poderes del siglo venidero y la compañía de Jesús y los privilegios del discipulado, no se han considerado “dignos de la vida eterna”, y le han negado con un beso y con un montón de plata. Salieron de Sodoma como la mujer de Lot, y huían de la Ciudad de Destrucción (Bunyan),  pero como dejaban el corazón en sus calles no pudieron proseguir. No estuvieron lejos del reino de Dios, y como dijo Bunyan, regresaron desde la misma puerta del cielo. Y finalmente, eso de negar al Señor no es decir "yo no le conozco" sino presentar a un Jesús diferente, un evangelio diferente (Ga.1: 7-8), con disoluciones y sensualidades, como le pasó a Himeneo, Fileto y Alejandro (1Ti.1:20; 2Ti.2:17), y también como dicen los antiguos le pasó a Nicolás y a sus seguidores los conocidos nicolaítas. Estás convertido pero mírate si eres una nueva criatura, si estás regenerado.

2: 4-9

"Porque si Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio...". Estas palabra son terribles "no perdonó" (vv. 4, 5); "condenó" (v. 6), "ser castigados" (v. 9); son suficientes para helarle a uno todo el cuerpo y para cuidar la salvación con temor y temblor. No perdonó a los ángeles que pecaron pero socorrió a los hombres (He. 2: 16). ¿Por qué tenían ellos, entonces, que acompañar al diablo a un infierno no preparado...? (Mt. 25: 41. ¿Por qué tienes que ir a un infierno de cuyo origen no tuviste que ver? No sigas creyendo que Dios es sólo amor, también se enciende su justicia. Busca la justificación de tus pecados en Jesús.

2: 9

"...el Señor, entonces, sabe rescatar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos bajo castigo para el día del juicio". No pongas en dudas que Dios libre de tentación; él fortalece nuestra piedad para que por ella venzamos, al pecado y las tentaciones diabólicas: dándonos un corazón sensible que se asombre y sienta al pecado, lo sufra (vv. 7 ,8); "afligía" "abrumado"; cuando sales a la calle y tanto pecado ¿te afliges y te abrumas? Cuándo miras la televisión y oyes la lascivia y la codicia, y el triunfo de la homosexualidad rampante, ¿te afliges y te abrumas? ¿O disfrutas el show?; Pedro dice "tentación" cuando debiera decir "condenación" "juicio" porque la una lleva a la otra y fue tentado hasta lo último y para que no esperemos una liberación milagrosa. En tiempo de tentación el Señor fortalece nuestro hombre interior por su Espíritu.

2: 10

"...especialmente a los que andan tras la carne en sus deseos corrompidos y desprecian la autoridad...". Andan en la carne y por eso desprecian el señorío, no desean que Jesucristo los gobierne. Jesús dijo “no todo el que me dice Señor entrará en el reino de los cielos”. Los cristianos llamamos a Jesús Señor y vivimos por su señorío. La palabra mejor traducida que señorío es gobierno. Esa gente desprecia y blasfema las autoridades civiles y no se siente restringida por ninguna ley, porque vive al margen de ella. Son delincuentes y por añadidura blasfemos.

2: 13

"Cuentan por deleite andar en placeres disolutos durante el día; son manchas e inmundicias, deleitándose en sus engaños mientras banquetean con vosotros". Es una situación grave de la iglesia porque no está el mundo afuera sino dentro de ella, en sus comidas. Gracias a Dios las cosas han cambiado. ¿Seguro? ¿No hay sensuales en la iglesia? Observe esta clase de personas aún durante el día, que debieran estar laborando, andan pervirtiéndose. Y acaparan la atención de los hermanos en sus comidas fraternales contando ellos sus villanías.

 

Pregúntenle a Eva

2: 14

"Tienen los ojos llenos de adulterio y nunca cesan de pecar; seducen a las almas inestables; tienen un corazón ejercitado en la avaricia; son hijos de maldición". Tal vez sería mejor decir que tienen el corazón habituado o entrenado en la avaricia, que cuadra mejor con la palabra usada. Y en cuanto a inconstante también se refiere, en otra aproximada traducción a la persona presumida y vacilante. Así son dibujados algunos llamados cristianos del período de aquellas iglesias. Y la primera plegaria podría ser “no sea yo una alma inconstante, dejando una doctrina por otra, inconstante en el trabajo, en el entusiasmo; que siempre me halle en un glorioso proceso de transformación” (2 Co. 3: 18). Esos perversos dentro de la iglesia seducen a hermanos débiles y los arrastran con ellos a sus perversiones y los enseñan a pecar, los inducen al sensualismo. Vienen a la iglesia a corromperla y "un poco de levadura leuda toda la masa" (1Co.5:6; Ga.5:9). Saquen a esos perversos de entre vosotros. Jesús dijo que el adulterio sale del corazón (Mt.4:19), pero la puerta de entrada de su estímulo es la del ojo, por eso dijo “la lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz” (Mt. 6:22). Razón por la cual sólo es necesario pasar la mirada para que se pongan en acción las tentaciones que se anidan dentro de las glándulas caídas del sexo. Si se dominan los ojos se refrena el cuerpo, y pregúnteselo a nuestra madre Eva como empezó su desgracia cuando puso sus ojos donde no había futuro y además estaba prohibido. Un árbol que era bueno no para alcanzar sabiduría sino para volverse más necio. Estos individuos en las iglesias de Pedro tenían los ojos llenos de algo que no era amor limpio del que se llenaban los de Jesús (Mr.10:21).

2: 15, 16

"...pero fue reprendido por su trasgresión, pues una muda bestia de carga, hablando con voz humana, reprimió la locura del profeta". Fue un ángel quien le apareció a Balaam, fue él quien le habló con la voz de hombre. Los que se interponen en nuestro camino, que nos evitan pecar son ángeles de Dios, los que cuidan nuestra fidelidad a ti Señor. Gracias por esos ángeles que con voz de hombre reprenden nuestra locura (Apc. 2: 1).

2: 17

"Estos son manantiales sin agua...". Vidas secas. Nubes vacías. Transeúntes. Con ellos no se forma ninguna iglesia sólida. Hoy están aquí y mañana están allá. Siempre están como el cuervo de Noé, sobre el ala, yendo y viniendo. Ni beben ni dan de beber. Señor lléname, sea yo una fuente de vida eterna de donde beba tu pueblo sediento.

 

Atrás ni para coger impulso

2:17-22

"Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: El perro vuelve a su propio vómito, y: La puerca lavada, vuelve a revolcarse en el cieno". La iglesia sufrió mucho con las apostasías de sus miembros, nunca pudo retener en su seno a todos los que alcanzaba con su testimonio de Cristo; tanto los ministros como los laicos pasaban por la amarga experiencia de contemplar la ida de familiares y amigos que podían haber tomado el bautismo y las clases de discipulado. Era una amarga experiencia que no se le deseaba a nadie. En muchas partes de la Escritura se leen exhortaciones para que sus miembros sean fieles en doctrinas y en vida. Ese dolor nunca se le ha pasado porque en todas las edades sigue sufriendo la pérdida de miembros, unos que se pasan para sectas cuyos orígenes datan de tiempos antiguos y ya condenadas sus enseñanzas en concilios y sínodos santos; otros se marchan al mundo de donde salieron y vuelven a disfrutar aquellos pecados de los cuales antes se habían separado, algunas veces con mucha avidez, como si el apetito se les hubiera estimulado con el tiempo de abstinencia.  No se les quitó el hambre de pecar. 

No es el testimonio de “conversión” lo más seguro para dar testimonio de fe. Los hombres pueden cambiar su conducta por otras razones que no sean la gloria de Dios sino por intereses propios. Debe haber un cambio espiritual y no simplemente de conducta. La puerca puede ser lavada pero continúa siendo cerdo. Limpia. Pero cerdo. Salen de la iglesia. En unas ocasiones los responsables son los falsos maestros, porque los errores siempre tienen quienes los prediquen en todos los siglos, que hacen cosecha y "mercadería" de las almas de ellos; otros son sacados del camino recto por sus propias concupiscencias que les ahogan la palabra que había sido implantada. Y los otros salen de la mano con el mismo diablo. Nunca debemos ilusionarnos mucho con los profesantes y que su deserción nos abata demasiado. Jamás todos los que empiezan terminan y los que no acaban son más que los que continúan siendo fieles en Cristo Jesús. Oh Señor, ayúdame a conformarme cuando he exhortado y predicado en vano y a resignarme a reconocer que sólo había una fe temporal donde me ilusionaba con una gran obra de gracia. Es algo más que lavado, es una metamorfosis (Ro.12:2), es una participación de “la naturaleza divina” (1:4), es una confesión que equivale a un vómito, que se hacen oración y a Dios no únicamente a oídos humanos, un sostenimiento en la gracia para no dar paso atrás que no agrada a Dios (He.10:38), ni siquiera una mirada que puede convertir toda la personalidad en una estatua de sal (Ge.10:26; Luc.17:32)

 

Es mejor en todo sentido menos uno haber conocido a Cristo

2Pedro 2.21

"Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado". ¿Cómo puede ser mejor no haber conocido a Cristo, el Salvador, que conocerlo y negarlo? Hay aspectos en los cuales no es mejor haber conocido al Señor y negarlo después. Es mejor que cualquier cosa en este mundo el haber contemplado su rostro (Ex.34:29, 35; 1Jn.1:1) aunque fuera por una sola hora, por unas semanas, por unos pocos y breves años. Haber conocido a Cristo, aunque luego se le niegue, es una experiencia inolvidable, un verdadero momento histórico en la vida de una persona; y se queda dentro de la vida de ella como un tesoro, como una delicia, asociada a los mejores tiempos de ella. Es mejor que cualquier cosa en el mundo haber oído su voz y gustado su palabra; esas son las cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido a corazón de hombre. Dentro del aburrimiento que pueda tener un apóstata, le queda el recuerdo de aquellos momentos de inspiración, aliento, de henchimiento espiritual, de calor para el alma, de elevación celestial que le produjo la palabra divina, "hasta el cielo eres elevada" (Mt.11:23); ninguna de las otras cosas por las cuales se cambia la palabra tiene el futuro que tiene un mensaje de la palabra de Dios. 

No, en cierto sentido no es mejor no haber oído la palabra que haberla oído. Por esa palabra se ha experimentado la verdadera vida, ella llena todos los requerimientos y las necesidades que una persona tenga, le da un sentido de satisfacción completo. Aunque una persona muera al menos le queda la dicha de que por un tiempo vivió; dio un viaje al país de las maravillas, es mejor eso que nunca haber estado allí. ¡Oh cuántas cosas se pierden los que nunca han oído la palabra y los que la han negado! Es mejor haber experimentado por un tiempo la comunión del Espíritu Santo, aunque tal vez no como dice la Escritura (He.6:6-8), y que un amargo y sublime recuerdo, que no haberla sentido jamás. ¿Sabes lo que es "comunión"?, es un equivalente a haber dejado la soledad del egoísmo, egocentrismo, es la satisfacción de sentirse completo, prolongado; es delicioso ser participante y también copartícipe de la gracia. Pero la comunión primaria del Espíritu es con la Deidad, el Espíritu es quien nos atrae al centro de la deidad, junto al Padre y al Hijo. ¿No has leído como por el Espíritu tenemos "entrada" a Dios? Es mejor haber disfrutado por un tiempo la bienaventuranza de haber tenido comunión con las Tres Personas que nunca haberla tenido. Y tener comunión del Espíritu con los hermanos. Gente cuyas vidas tienen significado, o si lo quieres, un significado distinto, la maravillosa construcción de la fe, de la esperanza, héroes y heroínas que han combatido el pecado, gente donde se halla fácilmente la auto negación y el amor. Es mejor haber tenido por un tiempo al menos una familia sobrenaturalmente engendrada que no haberla tenido nunca. Es mejor haber sentido “los poderes del siglo venidero” que no haberlos sentido nunca, el poder de la resurrección de Cristo; poder para triunfar sobre el presente, el pasado y el porvenir, para vencer las potestades del aire y para no ser lo que no se quiere ser, poder para convertirnos en nuevas criaturas, para injertarnos en Cristo. Es mejor haber experimentado por un tiempo eso que no haberlo sentido jamás. Es mejor haber tenido una limpieza temporal, que haber seguido sucio toda la vida, haber sido decente, pudoroso, honesto, que haber continuado siendo lascivo, hipócrita, teniendo los ojos llenos de adulterio, avaro, idólatra. Es mejor haber tenido el olor del conocimiento de Cristo, su perfume, que no haber sido rociado por él jamás. Oh amado, lo que no es mejor es haberlo tenido y perderlo, que es lo que afirma el apóstol, en ese único sentido es que es mejor no haber conocido el evangelio, ni bautizado, ni haberse apartado del camino del error y de las malas compañías. 

 

3: 1

"Amados, esta es ya la segunda carta que os escribo, en las cuales, como recordatorio, despierto en vosotros vuestro sincero entendimiento". También se puede traducir genuino entendimiento. O "limpio entendimiento". ¿Lo tienes limpio o sucio? Lee lo que dice Pablo de ciertas personas ( Tito 1: 15).

 

Cristo no ha venido porque no somos mejores cristianos

3: 4-10

sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 

 El apóstol no discute las palabras dichas por Jesús en los evangelios y que tuvieron que ser repetidas en la evangelización de la iglesia y constituían uno de los principales temas doctrinales de predicación;  habiendo llegado a los que tardaban en convertirse en cristianos, dentro y fuera de la iglesia y disculpaban su falta de arrepentimiento expresando incredulidad; más aún, riéndose de la predicación de la segunda venida de Cristo. Es interesante notar que el autor no procura mucho sacarlos de dudas; en ese caso hubiera explicado las palabras del Señor, pero no lo hace lo cual hubiera sido mejor para nosotros; simplemente les dijo: no ha venido porque con el evangelio no hemos alcanzado a todos, no todos nos han creído y no todos estamos preparados para su segunda vertida de juicio.

Fíjate que no es tanto lo que impide la segunda venida del Señor el alcance mundial del evangelio, sino el  estado espiritual de la iglesia; porque el "nosotros" implica a los creyentes, a los creyentes que se han separado del Camino. Más que un asunto de evangelización es un asunto de purificación de la iglesia. Parece equivocada la idea que cuando se halla predicado a toda criatura “entonces vendrá el fin” (Mt. 24:13, 14). Me siento cómodo tomando la palabra testimonio dicha por Jesús y acomodándola a la opinión de Pedro. No a la evangelización sin preocupación por la santidad eclesiástica. Si contesto a los burladores por qué hace dos mil años que todos los apóstoles esperaban en su generación el retorno del Jesús que habían visto volar al cielo, y no ha venido, les digo: Cristo no ha venido porque no somos mejores cristianos.  Entonces la batalla del diablo contra esa doctrina es conseguir siempre, en todos los siglos, una iglesia impura.

 

Han usado la aritmética para contar

2 Pe. 3:3, 4; 9,11

"...y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los padres durmieron, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación". ¿No te parece esto a lo que hoy dicen que el mundo no se va a acabar? El mundo, así como está, deformado y caótico, sí se acabará y culminará la historia humana con el segundo advenimiento de Cristo. Porque, como dice Pablo, la creación misma está sujeta a vanidad y gimiendo por una transformación. Lo que sí es cierto es que muchos impostores han profetizado, sin fundamento, la segunda venida de Cristo; todos se han equivocado porque han usado la aritmética para contar, con base en números figurados, las profecías. Erróneo, la segunda venida de Cristo es materia de juicio. Jesús no habló de que contaran los tiempos sino de que miraran (juzgaran) los tiempos (Mt. 16: 2,3). Cada generación ha de juzgar por sí misma si Cristo vendrá dentro de ella o no, y la mejor regla de medida, pienso, es la abominación, la multiplicación de la maldad. La venida de Dios, del día de Jehová, o de Jesús, es una venida de juicio. Cuando uno ve que la maldad se multiplica y parece alcanzar su colmo, y se tornan las cosas como en Sodoma y Gomorra, lesbianas y homosexuales casándose, como un regreso al paganismo del primer siglo, o como en los días de Noé, puede pensar con fundamento que Cristo ha de venir. Como los apóstoles presentan el día del Señor siempre dicen que no vendrá sin que antes venga, es decir, la apostasía, la venida del hombre de pecado (2Te.2:3-5), la relajación moral, etc. 

Vamos a sumergirnos en las razones que podían tener los burladores para reírse de la segunda venida de Cristo y descartarla. Luego emergeremos con aplicaciones pertinentes. Lea 3:11; no cabe duda que la iglesia apostólica esperaba a Cristo hace 2 mil años y que los que vivían no deseaban ni ellos ni sus hijos ser quemados vivos en el evento. Nota la demanda ética que implica la clase de juicio que traerá la segunda venida. Esa aproximación de juicio, su horror, daba fuerza en temor a la piedad. Lógicamente que la dilación traería aparejada la laxitud moral (como ya Jesús había previsto en sus parábolas) y no pocos habrían empezado a sospechar que aquello era un fraude. 

Desde entonces el principal evento escatológico del NT comenzó a perder efectividad y ponerse en tela de juicio. Algo tuvo que estar equivocado y no debió ser en la fuente original de la idea (Jesús) sino en sus fogosos seguidores, aun en los más conspicuos como Pedro y Pablo. A mí me parece que la iglesia asociaba la segunda venida al juicio y pensaba que esta venida, su cumplimiento, era final; pero no era final. Cristo vendría con sus ángeles, el juicio sobre Jerusalén, sobre la casa de Dios, los cristianos, pero no sería el juicio final, otros muchos juicios y venidas ocurrirían, y una de ellas podría ser la última. He ahí el problema que no entendieron los burladores y la iglesia todavía no podría explicarlo porque le quedaban algunos años por delante antes que las palabras de Jesús tuvieran su primer cumplimiento. En el año 70 con la destrucción del templo el evangelio se cumpliría por primera vez, Cristo vendría en juicio sobre la nación. Cristo vino pero el mundo no se acabó. Y vendría luego en muchas ocasiones, en la primera y segunda guerra mundial y vendrá, quizás definitivamente cuando la maldad alcance su clímax. 

Vamos a las complejas palabras de Jesús (Mt. 10: 23; 16:28); ¿quién las dijo, Jesús o la iglesia la puso en su boca? Las dijo el Señor y la iglesia las repitió. Jesús mismo creyó en su inminente regreso, de un modo y de otro, pero no dijo cuándo porque no lo sabía. Aun para él fue un solemne secreto, esas no fueron palabras que escuchó del Padre, no las trajo para revelarlas y nadie las sabe y precisamente a causa de ese desconocimiento se debe estar siempre esperándolo. La segunda venida de Jesús es un paréntesis abierto. Un día volverá por última vez, físicamente como lo predijo, y tendrá lugar la resurrección de justos e injustos y el juicio final. El mundo anda tan mal y está tan pervertido que justifica su regreso en cualquier momento. En Pablo el juicio escatológico toma un sentido distinto, el horror no proviene del fuego físico ni de la fundición de los elementos, sino por la desaprobación moral y teológica de las obras (2 Co. 5: 8,10; 2 Te. 1:6-9). Hay unidad de pensamiento en los autores del NT pero el énfasis en la descripción varía. Si Jesús no sabía el día de su regreso el NT lo ignora, nadie lo sabe, la Biblia no lo dice, y los numeritos fijos en la historia son un atrevimiento de autores sensacionalistas. La aritmética en las profecías es bastante riesgosa. 

3: 9

"El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento". El que no se arrepiente de sus pecados todo lo que le ocurra al final le será para maldición aunque gane todo el mundo perderá su alma; lo que se le quite no se le devolverá, sus heridas se demorarán en sanarse, lamentará siempre sus experiencias negativas, cosechará en saco roto (Hag. 1: 6), pero el que se arrepiente Dios transformará sus males en bien, abonarán sus plantas, fertilizarán su vida, así puedes encontrar: (1) un hecho: la maldición persigue aún las bendiciones del que no se arrepiente (Mal. 2: 2) (2) Dios no quiere maldecir a nadie, "no quiere que ninguno perezca"; él arreglará todas las cosas para que funcionen para bien. Algunos manuscrito en vez de vosotros dicen, “no queriendo que ninguno de nosotros perezca”, pero la mayoría traduce vosotros. De todos modos ellos o nosotros el Señor no quiere perdernos, y da igual.

  1 Juan Mayormente el contenido de esta carta, si es que a pesar de la repetición de asuntos, se puede considerar de esa manera y no como...