“Mirad Cómo Oís”, “¿Cómo lees?” (Parte I).


Juan 5:41-47 (LBLA) 
No recibo gloria de los hombres; [42] pero os conozco, que no tenéis el amor de Dios en vosotros. [43] Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése recibiréis. [44] ¿Cómo podéis creer, cuando recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único? [45] No penséis que yo os acusaré delante del Padre; el que os acusa es Moisés, en quien vosotros habéis puesto vuestra esperanza. [46] Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. [47] Pero si no creéis sus escritos, ¿cómo creeréis mis palabras?


 El título de esta exposición es una combinación de dos textos de cómo leer la ley de Moisés (Lucas 8: 18; 10:26). Los escribas y fariseos ciertamente la leían y hasta se la aprendían de memoria, sin embargo tenían dos fallos en eso, no eran penetrados por el amor de Dios, es decir, no les producía ningún cambio en sus vidas que mostrara que amaban a Dios y al prójimo, o sea, la simple lectura de la Escritura no los convertía porque seguían iguales y sus vidas intactas. Y ¿eso por qué? Porque no eran alumbrados sus ojos por el Espíritu Santo y sin esa luz la verdad íntima de Dios no les saltaba a la vista, no podían acomodar lo espiritual a lo espiritual y aunque buscaban la vida eterna no buscaban vivir con esa esperanza, o sea, tomaban de la ley y los profetas lo que tuviera que ver con las ceremonias y el culto pero  que no tocara sus particulares pecados.

Y a esa oscuridad se le añadía el mal uso que hacían con los comentarios de la Escritura dándoles más importancia a lo que ellos decían que a la Escritura misma hasta el punto que aún cuando discreparan no les importaba. A ese error se refirió Jesús cuando les dijo que la tradición de los ancianos invalidaba el mandamiento de Dios (Mt. 15:2-6) porque la tenían como dada por Dios y paralela a la Palabra de Dios escrita. Con la misma autoridad. El Talmud usado por los judíos es precisamente eso, esa ley oral que dicen ser la misma ley escrita. La iglesia católica hace lo mismo con la tradición, la cual tienen a la misma altura que la Biblia. Y así otras denominaciones como los Adventistas con los libros de Helen White, los mormones con los de José Smith y los Testigos de Jehová con Russel.

Es una desgracia para los lectores de la Escritura de esa forma porque se exponen al juicio de sus autores, como en este caso Moisés, o sea no sólo invalidan lo que ellos escribieron en el Espíritu Santo sustituyéndolos por otros no inspirados por Dios sino porque esa forma de leer la Escritura no genera fe y la persona permanece en la incredulidad, porque cree menos y a veces lo opuesto a su significado real, al cual no llegan porque son manejados por otras mentes que no es la de Dios, y no adquieren comunión con el Señor y por lo tanto no adquieren la vida eterna la cual andaban buscando, si es que verdaderamente la deseaban cuando empezaron a estudiarla. Eso nos quiere decir que tenemos que esforzarnos por obtener una buena exégesis de los pasajes de la Biblia y una de sus leyes principales en la interpretación es conocer exactamente lo que sus autores quisieron decir porque si nos equivocamos y decimos que dijeron esto y no es esto sino aquello, esos es dar falso testimonio y ellos se convertirán en nuestros jueces, es decir, sus mismos libros serán nuestros jueces. Es una gran lección para los creyentes que no se esfuerzan mucho en entender la Biblia y no la estudian con temor y temblor para hallar su significado y la leen corriendo o no se preocupan mucho por la clase de maestros o pastores que les instruyen y se pasean de iglesia en iglesia buscando cualquiera otra cosa menos un buen intérprete de la Escritura. Lo contrario a cómo obraron los apóstoles cuando Jesús les dijo que si querían podían irse con otro maestro (6:68).

Y otra lección que aprendemos es tratar de hallar palabras de vida eterna aún en aquellos pasajes donde no parece haberla, como por ejemplo en los diez mandamientos, en la construcción del tabernáculo, en los sacrificios, etc., o dicho de otro modo, en los textos que contienen en sombras y símbolos al Señor Jesucristo y la salvación. ¿No hemos leído como Pablo halló una alegoría entre Agar y Sara para hablar del pacto de gracia y el de obras? ¿No leemos eso mismo en el autor de Hebreos cuando describe el sacerdocio de Melquisedec y la composición del tabernáculo? O sea, el Antiguo Testamento tiene que ser un libro de estudio y aprender de él todo lo que ha dicho no expresamente, sino ocultamente, de Jesucristo. Y es la forma correcta, preguntarle a Moisés qué dijo de Cristo  y no a Cristo qué dijo de Moisés.  
Y dentro de los escritos de Moisés se halla el relato de la tentación de Eva, el diálogo con la serpiente y el pecado de Adán, y por supuesto la creación del mundo en seis días. Si no creyereis eso tampoco creeréis los milagros del Nuevo Testamento porque sus autores creían esas historias y las consideraban palabra de Dios. El apóstol Pablo creía en la historia de la serpiente y que ella le habló a la mujer y la tentó. No creía que se tratara de un mito o una leyenda sino del origen de nuestra perdición (2Co. 11: 3). Jesucristo se refirió a la serpiente levantada en el desierto la cual el pueblo con solo mirarla se curaba (3: 14); y creía en el sustento del pueblo mediante la caída de maná desde el cielo (6: 31,49,58). Mirad cómo oís. ¿Cómo lees? (continúa).

Comentarios

  1. Quién inspiró las Escrituras?

    El Espíritu Santo de Dios.

    Cuál es una de las funciones del Espíritu?

    Glorificar al Cristo, llevarnos a él.

    Por consiguiente, todas las Escrituras giran alrededor de un único tema: el Cristo, el Mesías, cómo el ungido de Dios salvaría a su pueblo y le libertaría de la esclavitud de su pecado, es decir, el Plan de Salvación de Dios.

    :]

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  2. Renton,
    El E.S., es fundamental y su rol en la inspiración de nuestro Gran Libro e imprescindible en su estudio y explicación. No hay sermón que valga sin su influencia, ni vida devocional, ni oración. Nada. Es él quien nos trae la Gracia. Y como dices, su trabajo esencial es conducirnos a toda verdad y todita ella es Cristo.
    Bendiciones, gracias por comentar.

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