Aquí lo tienes
Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo!, y la tierra dará sus muertos (Isa. 26:19-21).
Si eres cristiano y conoces la forma de hablar del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento por medio de los profetas, y entras al mundo de ellos con Cristo que es la llave maestra de la Escritura, te regocijarás al descubrir la esperanza de la resurrección de entre los muertos; y como al Espíritu se le salía de la boca, como quien dice se le saltaba esa maravillosa promesa (Hch. 13: 30-32).
Nuestros cadáveres cobrarán vida y al despertar, lo primero que haremos moradores del polvo es cantar (v. 19); la tierra no podrá negarse a entregar el polvo de los santos porque ella misma gime esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo (Ro. 8: 22-23).
La tierra está deseosa que salgamos de sus entrañas y caminemos sobre ella renovados. A los impíos los vomitará la tierra (Lev.18:28; 20: 22), pero en cuanto a nosotros la tierra dará sus muertos, porque ella fue creada por causa de nosotros. Dios pensó en nosotros primero y en ella después. Cuando hizo el agua dijo Dios “es para que el hombre beba”; cuando hizo los frutos dijo “para que coma” y cuando hizo los animales dijo “que les llame como quiera y los use”; pero la tierra redimida por fuego, sin que la sangre de Abel clame por venganza y ya no existan los que la “destruyen” (Apc. 11. 18), entonces con todo gusto devolverá como polvo refinado y espiritual a los que fueron confiados a ella en debilidad.
Oraré así hoy: "Señor que al acercarme a mi muerte no tenga miedo y recuerde que allí no estaré por la eternidad, que la tierra guardará como sagrado mi polvo y cuando lo ordenes devolverá mi cuerpo." Como resucitan las hortalizas con el rocío así resucitaré yo al mandato del Señor que se acordará de mí cuando venga en su reino porque me conoce, preguntará por mí a la tierra del olvido y ella se acordará de quien habla y feliz le responderá “aquí lo tienes”.
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