Esperanzas políticas en Jesús

Juan 6:14-21 (LBLA)

“La gente entonces, al ver la señal que Jesús había hecho, decía: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo. [15] Por lo que Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y llevárselo por la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez al monte El solo”.


Aquella gente había leído que el Redentor habría de ser rey, y le echaron manos a Jesús con esperanzas políticas en él, y para hacer eso tuvieron que intentarlo por la fuerza (v.15), en contra de su voluntad porque él no quería serlo; y allí mismo los dejó con esas esperanzas en sus corazones, frustradas. Se fue al monte a orar, y donde pudiera esconderse solo y los que votarían por él se les quitara la idea de sus cabezas yéndose detrás de los doce donde él no se encontraba. Calvino comentó esto: “…por medio de su crucifixión la salvación para el mundo fue obtenida y Cristo mismo tuvo un espléndido triunfo sobre la muerte y Satanás. Si hubiera permitido que lo hicieran rey su reino espiritual se habría arruinado, el evangelio manchado con eterna infamia y la esperanza de salvación completamente arruinada”.

¿Qué verían en él que les hizo pensar que sería un buen gobernante? ¿Dónde leyeron que alguno de los viejos profetas apeteciera tener un trono? Esas viejas ambiciones mundiales tienen su origen en el papado pero no en los apóstoles. Sus sermones no eran políticos y él no poseía esas ambiciones. ¿Hablaba bonito? Eso no es suficiente. ¿Se imaginaban que si les podía dar de comer ya eso era todo? ¿Se elige a un gobernante nada más porque propone cambios económicos? Para meter a Jesús en la política hay que forzarlo y el diablo que le había propuesto todos los reinos del mundo si postrado lo adoraba, ahora quiere obligarlo a ser presidente, y él de nuevo lo rechazó, y se fue de en medio de ellos. En realidad lo que ellos querían era usar a Jesús contra Pilato, y si lograban su propósito, engañando al Señor, después lo desecharían. Políticamente nunca gobernarían con él ni siquiera en alianza. ¿No le habían oído decir que su reino no era de este mundo? O que era el reino de los cielos. Ellos no amaban para nada ese reino, pero no les importaba porque lo que querían era quitar a Pilato, gobernar ellos y aprovecharse de Jesús.

Podrían hacer algo mejor que politizarlo, y crear de él otro Cristo a la medida de ellos, sino tomando sus principios y aplicándolos a los reyes y a sus votantes, a la política y sus votantes, a todos los ciudadanos en forma de leyes que mejoren la calidad humana del pueblo, su moral, su economía y glorifiquen a Dios. Así se hace una realidad la plegaria del Padre Nuestro: “Vénganos tu reino”, ya que “suyo es el reino, el poder y la gloria”. Amén.

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