Sale de la guerra un rato
Hebreos 12:2
"...puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto
delante de El soportó la cruz...".
No mires ni a un lado ni a otro, y menos atrás, no seas
de los que retroceden. Es mejor, si la providencia así lo establece, que te
hundas andando hacia el futuro donde está Dios, que flotar porque retrocedes,
al mundo, a la carne, o al abandono de tu santo llamamiento. Fija tu mirada en
Cristo, recuerda que cuando Pedro miró al viento, sus pies comenzaron a hundirse
en el agua.
El "gozo" que hoy tendrías que mirar que Dios
pone delante de ti sería tu vocación y la bendición divina sobre ella,
mira tu vocación y sigue adelante, protégela con tu fidelidad. Tal vez la
bendición no sea grande y por eso no puedes verla, tal vez esté escondida de
tus ojos, tal vez no tiene el tamaño que prefieres, pero el hecho de que tú llamamiento
se halle vivo, que recibas refuerzos espirituales, que Dios te hable particularmente,
es suficiente para decapitar cualquier desaliento y frustración. El que te llamó
una vez, lo hizo para toda la vida, y no tiene planes de cercenar de ti tu
ministerio. Mire tu éxito primero por tu gracia constante. Sale de la guerra un rato y entrevístate con tu Dios.
Mira tus hijos y piensa en ellos, lo que valen y
lo que serán un día y el valor que tiene la estima y admiración de ellos por
ti; piensa en tu matrimonio; por el gozo al tener una vida de pareja
fiel sufres el pecado y el oprobio; pon tu vista en tu progreso económico,
los días en que ganarás mejor salario y como podrás tener gustos que ahora no
puedes; pero asociado al pecado sólo hay oprobio, miseria y enfermedad.
Pon tus ojos en tu reputación; piensa en
ella por el honor que ahora tienes y que seguirás disfrutando, la admiración de
todos, continúa siendo fiel. El
"gozo", además de la salvación es el bien, el éxito, la fidelidad al
Señor. Escoger el "gozo" que Dios pone enfrente de ti es escoger la
vida (Deu. 30:19). Decide por aquello que ves que tiene futuro. No te de
vergüenza menospreciar el oprobio. La pesada cruz de ahora, luego brillará mejor. Aunque vayas despacio y puedas
progresar una pulgada cada mes, o menos que eso, ya es adelanto, y si te
detuvieras Dios enviará algo o alguien que te de un empujoncito, así siempre ha
sido. Si no puedes, por tu cansancio, permanecer en el campo de batalla, ve a refrescarte
un poco en el cuartel.
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