Siendo ricos siguen pobres


Isaías 23. 17, 18

“Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente”.


Se interpreta esta entrega económica de la ciudad fenicia de Tiro a la misión cristiana y evangelización. Tiro fue visitada por Jesús (Mt 15:21). Pablo halló algunos discípulos allí (Hch 21:3-6). Eusebio y Jerónimo dan testimonio de cómo ayudaban a la obra de Cristo. Sin embargo, según su historia bíblica ella no aprendió nada por su castigo, de su destrucción no sacó ninguna lección. No obstante, Jehová, sabio, no la pulverizará por su maldad, le permitirá prosperar, y quizás por manos judías para entregar sus ganancias a ellos que viven delante de Jehová, o sea del templo en Jerusalén. Para que otros, Israel, coma bien y se vista espléndidamente. Aunque grosera la comparación (en Tiro había mucha prostitución), como hace una ramera para su explotador. La postrera maldición de este pueblo sería ser para bendición del suyo.

Hay muchos pueblos que aunque cuentan con recursos naturales no los explotan para sus hijos sino para extranjeros, para que coman "hasta saciarse y vistan espléndidamente" (v. 18), no los obispos sino los hombres de negocios. No necesariamente eso significa que ellos no salgan ganando del comercio y la inversión extranjera, porque el beneficio pudiera ser recíproco. Pero el tono de estas palabras lo que indica no es una subyugación religiosa, una conversión popular a Jehová, sino una economía de la cual se beneficiará el pueblo judío.

Ahí se encuentra una explicación no sociológica, política o científica del porqué algunos pueblos no mejoran económicamente. Hay naciones que han vuelto la espalda a Dios y hoy pertenecen al Primer Mundo. Pero también es cierto que el perenne pecado de los pueblos contribuye a que no prosperen económicamente, o se derrumben sus economías, y sus fértiles tierras y valiosos yacimientos sean exportados. Ellos comen mal y aquella gente come bien, ellos se visten mal y los otros espléndidamente. Entonces, ¡comiencen los pueblos a volverse a Jehová como primer paso teológico que preceda la política y la prosperidad de la economía! Y después, siembren universidades.

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