Martín Lutero y la Edad de las Tinieblas

when.com/Luther ImagesHoy es 31 octubre, día no para festejar el día de las brujas aquí en Estados Unidos sino para recordar el día en que todas ellas, en 1517, y la denominación cristiana que las anida sufrió una herida mortal, como la bestia del Apocalipsis, al clavar un monje agustino en la puerta de la catedral en Wittenberg, Alemania, 95 tesis de reforma para la Iglesia Universal, esto es la Católica.
 Dios condujo a este religioso a través de una crisis espiritual de búsqueda de perdón y de salvación, al formular estas declaraciones teológicas que han partido en dos la historia de Occidente y del mundo entero, separando la luz de las tinieblas, la verdad de la mentira y los dogmas bíblicos de la superchería. José Martí, escritor cubano dijo: "todo hombre libre debería tener en su oficina un retrato de Martín Lutero". Las campanas de su catedral comenzaron a sonar una por una las ocultas hasta entonces verdades de la salvación: la justificación por la sola fe, la satisfacción completa de la muerte de Cristo para remisión de los pecados, la mentira de la infalibilidad papal, la suficiencia de la Sagrada Escritura, o sea la Biblia, y por supuesto la infinidad de corrupciones clericales en su época.

"Lutero no hizo nada para propagar sus tesis entre la gente. Él simplemente estaba invitando a los estudiosos para discutir con ellos y los dignatarios de la Iglesia esas tesis, pero otros subrepticiamente las tradujeron al alemán y después las entregaron a la prensa. En muy poco tiempo se convirtieron en el tema de conversación de toda Alemania. Lo que Karl Barth dijo de su propio surgimiento como reformador puede ser dicho igualmente de Lutero, que él como un hombre que sube en la oscuridad por una escalera en la aguja de una catedral. Con una mano se agarra para no caer y sostiene en la otra una cuerda. Sin embargo se asombra al escuchar el repicar de alguna campana. La diseminación de estas tesis no estuvo en la mente de Lutero. Le envió una copia a Alberto de Mainz con esta nota: ‘Padre en Cristo y muy ilustre príncipe, perdóneme que yo, la escoria de la tierra, me atreva a acercarme a su sublime persona. El Señor Jesús es mi testigo de lo consciente que estoy de mi insignificancia y de mi indignidad. La razón de mi osadía se debe a la fidelidad que debo a su paternidad’" (Here I Stand, Roland H, Bainton, pags. 66,67).

Alguien que ya he mencionado también dijo que "una verdad desde el fondo de un pozo puede más que un ejército entero". Los tiranos, religiosos o seculares le tienen miedo a la conciencia humana y a la verdad. El Papa León X se enfureció y prometió deshacerse de esa insignificante figura monacal, aunque pensaba que su delirio era transitorio y pronto se le pasaría. Pero no fue así, hasta el día de hoy agradecemos a Dios la persona de Martín Lutero, con quien tal vez más que los humanistas, concluye la "Edad de las Tinieblas", y que no haya terminado en la hoguera católica como Juan Hus es porque Dios tenía otro plan con él y no el de convertirlo en mártir. El mundo no debe nada a esa tontería de brujas aquí llamada “halloween”, cuyo festejo popular ha opacado el gran día de la Reforma Protestante. En vez los padres vestir a los niños de muertos y diablos, sentarlos en casa, sin adornos de calabazas, y despertarles la admiración leyéndoles una biografía de Lutero.

El matrimonio de Martín  Lutero y Halloween (Parte II)

"Toda la institución del matrimonio fue encerrada por Lutero dentro del marco de las relaciones de la familia. Para él no había espacio en cuanto al ejercicio de un desenfrenado individualismo. La pareja debe ser formada por las familias; por supuesto que los padres no deben forzar a los hijos a una unión que resulte repulsiva, sin embargo tampoco los hijos debido a que se infatúen resistir a las razonables elecciones hechas por los padres y los ancianos. Esta definición del matrimonio está tomada directamente de la Edad Media, tiempo en el cual el sacramentalismo católico y una sociedad agraria hacían del matrimonio una institución que perpetuara la familia y la preservación de las propiedades. La romántica revolución del Cortejo de Amor en Francia fue al principio algo extra matrimonial, y una combinación del romance y matrimonio y se efectuó solamente durante el tiempo del Renacimiento.

"Para todos estos asuntos Lutero era un completo extraño. Su ideal fue Rebeca, quien aceptó su esposo por haberlo escogido la familia. Según su opinión Jacob no hizo bien porque después de haber recibido a Lea, la cual le dio hijos, trabajó siete años por la cara bonita de Raquel. Lutero aceptaba contento sus errores porque ellos probaban que la salvación se recibía por medio de la fe y no por obras. Pero en cuanto este asunto Lutero siguió el punto de vista medieval y en otros aspectos no, como es el caso de su rechazo a la virginidad y abstinencia como un ideal. Debido a este concepto suyo se abrió el camino para el romanticismo y el refinamiento del matrimonio.
“Pero el efecto inmediato fue más bien contrario. En las primeras polémicas de Lutero el matrimonio fue reducido al aspecto más elemental de una unión física. Para rechazar la interferencia eclesiástica en este asunto él insistía que la relación sexual es tan necesaria para la pareja como lo es de inevitable el comer y el beber. Los que no tengan el don de continencia deben casarse. Rechazar esto es preferir la fornicación al matrimonio. Con todo, hay que evitar la equivocación y pensar que Lutero creía que la castidad externa es imposible. Lutero aseguraba que para los que no pueden vivir solteros la intensidad de esos deseos se convierten en un tormento y por esa razón el matrimonio es mucho más puro que vivir en un monasterio.
“Después de su boda el énfasis que le dio el matrimonio cambió, y comenzó a pensar que éste consistía en una escuela para el carácter. En este sentido rechazó la soltería y el estado monástico como lo entendía la iglesia católica, que era el asegurarse con esa virtud el camino al cielo. La madre lleva la parte más crítica del matrimonio. Pero el padre puede colgar los pañales aunque esto asombre a los vecinos. Y dijo, que se rían, Dios y los ángeles sonríen en el cielo. Éstas fueron palabras suyas: "Toda mi vida es paciencia, tengo que tener paciencia con el Papa, con los herejes, con mi familia y con Katie"." (Here I Stand, Rolland H. Bainton, pags. 307-309).
Pasar la noche del 31 de octubre, leyéndole a los chicos de la casa,  la Reforma Protestante, es mejor que enviar los niños afuera, con calaveras y calabazas, a recoger golosinas de los vecinos con la frase de horror treat or trick, claro, si es que papá y mamá no tienen telarañas en la cabeza.

 Los himnos de Lutero y la victoria de la Reforma Protestante (Parte III)

Hoy, 31 de octubre, ¿es el inicio de la Reforma Protestante en 1517, que hay que cantarla y festejarla con admiración y gratitud o una moderna repetición de una fiesta pagana conocida como el día de las brujas o Halloween? Depende de a quien se le haga la pregunta, y si con prejuicios religiosos o sin ellos haya leído la historia. En cualquier caso, tiene que leer sobre Martin Lutero, un monje católico agustino del siglo XVI.

"Lutero en 1524 confeccionó un himnario con 23 himnos de los cuales él era el autor y quizás en parte el compositor. Doce de ellos fueron paráfrasis libres de himnos en latín. Seis fueron versificaciones de los salmos. Sus propias experiencias de angustia y de liberación le permitían acercarse y usar los salmos con completa identificación personal y de sentimientos. El libro de batalla de la Reforma, Castillo Fuerte es Nuestro Dios (Una Poderosa Fortaleza, lit.) Apareció solamente en su último himnario.
“En este como en ninguna otra parte las palabras de Lutero y de la música, se puede encontrar completamente un epítome del carácter religioso de este hombre. El himno está basado en la versión de la Vulgata y en el salmo 46. Lutero usó el latín continuamente para sus devociones personales, idioma en el cual había crecido. Por ejemplo en hebreo este salmo dice "Dios es nuestro refugio", y en latín "nuestro Dios es un refugio". De forma similar Lutero escribe "una poderosa fortaleza es nuestro Dios" (Castillo fuerte es nuestro Dios).
"Aunque el salmo número 46 es básico, lo maneja con mucha libertad y también mezcla sus pensamientos con mucho de las epístolas paulinas y Apocalipsis. Ricamente fundamentado, las rudas palabras fueron colocadas en tonos majestuosos y marciales para librar batallas con los ejércitos celestiales. El himno desde el principio hasta el final manifiesta en sus tonos la tensión cósmica del conflicto del Señor Dios de Sabaoth, que triunfa en la batalla contra el príncipe de las tinieblas y vindica a los santos mártires".
"El pueblo de Lutero aprendió a cantar. Lo practicaba en los servicios religiosos durante toda la semana, y en la casa después de la hora de la catequesis toda la familia cantaba. Un jesuita (enemigo de la Reforma) dijo que "los himnos de Lutero han matado más almas que sus sermones" (Here I Stand, Roland H. Bainton, pag. 357).
Indicando con eso el esplendor que tenía la Reforma, y como los himnos contribuían a llevar en sus estrofas las preciosas doctrinas redescubiertas, que el clero ignorante trataba de desvirtuar, y que no podían evitar que el pueblo común, el católico de a pie las creyera y protestara contra los abusos y supersticiones de la madre iglesia católica. Bendito sea el nombre de Dios que se glorificó cuando Martín Lutero, el 31 octubre de 1517 clavó sus 95 tesis de reforma en la puerta de la catedral católica de Wittenberg, Alemania, documento teológico de verdad y libertad; y gracias a él que usó las doctrinas de sus vigorosos himnos, que en boca de millones de vidas reformadas llenaron el mundo con el auténtico mensaje de Jesucristo. Eso es lo que hay que celebrar, no Halloween.





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