Una sociedad sin cristianos
Ester 7:4
"Si para siervos y siervas fuéramos vendidos,
me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable".
La idea que quiere expresar es que provocaría un desbalance en la
sociedad, no habría forma de igualar la pérdida, no se podría ajustar
la pérdida a la ganancia ni se podría hallar una compensación parecida.
Piensa en el aporte económico que damos al reino, nuestras contribuciones al
erario real, las favorables posiciones políticas que sustentamos, nuestra
contribución en la educación y culturización del imperio, en la saludable
influencia moral que ejercemos; nuestra extinción será una pérdida para el
reino.
¿Qué pasaría al mundo si la iglesia cristiana
desapareciera? ¿Qué pasaría al mundo si la iglesia cristiana se volviera mundo
también? ¿Si la Biblia fuera rebajada hasta el concepto de un nivel secular,
los ministros que pierdan su autoridad y se consagren a lo no sagrado y
temporal? Piensa en los países donde somos una minoría insignificante o son
devorados por dictaduras, empobrecidos culturalmente por la superstición,
arruinados económicamente, conducidos por la materialización de la vida,
inferiores en moral y la libertad convertida en libertinaje. No, la iglesia no
debe desaparecer del mundo, ni tampoco lo hará, porque las puertas del infierno
no prevalecerán contra ella. Cesen los ataques contra lo cristiano, contra
nuestra herencia judeo-cristiana.
Se le está haciendo daño a la sociedad dañando a la
iglesia, al hogar dañando a la iglesia, a la personalidad quitándole la fe,
convirtiendo al nombre en una estatua escéptica, cultivando la incredulidad en
las escuelas, minando por todas partes los cimientos de esa sagrada institución
llamada iglesia, llamada familia, y corrompiendo los instintos naturales de los
ciudadanos y rebajándolos al nivel de las bestias, en correspondencia con la
filosofía darwiniana de la evolución de las especies enseñada como verdades
indiscutibles en los libros de textos de todas las escuelas del país, el uso de
libertad para poner fin a la incipiente vida prematura de los abortivos; pero
por favor, cristianos, que la iglesia sea la iglesia y el evangelio sea el
evangelio, la sal que sea sal, la luz que no se vuelva tinieblas, que lo
cristiano sea cristiano y no seudo-cristiano. Una sociedad sin cristianos sería
otra sociedad pero no mejor.
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