Jóvenes con principios



Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, has de saber que no adoraremos la estatua de oro (Daniel 3.15-18)

__________________________________________________________

Observa la coordinación que tienen entre la fe y los principios religiosos. Los jóvenes tenían fe y dijeron: “Dios puede librarnos y Dios nos librará, pero si no nos libra tampoco adoraremos a la estatua que has levantado.” ¿Cuál es la fe? Que Dios puede librarlos y los librará. Y ¿cuáles son los principios? Cuando dicen con resignación, con sujeción a la voluntad de Dios: “Si no nos libra tampoco adoraremos la estatua”.

Dios no nos pide que vivamos por fe sin principios cristianos, la fe que no tiene una norma para vivir es una mentira. Si hubieran dicho que tenían fe para ser librados y no estuvieran dispuestos a recibir lo que fuera la voluntad de Dios, bueno o malo, no tenían fe ninguna. Se habrían engañado porque fueron echados al horno de fuego. La fe genuina se somete a la voluntad divina y la acepta como agradable y perfecta. Lo otro es fanatismo. La fe tiene como su máxima expresión los principios normativos de la vida cristiana. Si alguien dice que vive por fe pero no tiene principios normativos, con una proposición como ésta, prometerá pensarlo y negociar con ella.

No contestaron: “No nos espantan tus amenazas porque Dios nos librará.” El aspecto más firme de ellos no fue, si se quiere ver así, la fe sino los principios de esa fe, la posibilidad de que la voluntad de Dios fuera de otra manera no esperada o deseada. Dijeron que no serían infieles, tanto por fe como por principios de fe: “Si no nos libra no nos retractaremos tampoco, porque no servimos a Dios para que nos libre de lo malo, para que todo nos vaya bien. Lo adoramos no porque nos conviene adorarlo sino porque lo que creemos es la verdad y nada se puede contra la verdad, y tú luchas contra el aguijón, nada puedes contra la verdad”.

Comentarios

  1. Mi hermano querido, doy gracias a Dios por su vida, porque vivimos en un mundo en donde la iglesia está viviendo tiempos...¿cómo expresarlo? ¿alocados? ¿sin pensar? ¿sólo guiados por los sentimientos? ¡triste situación!
    Este pequeño pasaje,que no por ser pequeño pierde su grandeza, cuando los amigos de Daniel ante el peligro inminente de la muerte dicen eso.
    Se ha expandido como levadura dentro de la iglesia,de que sólo debemos recibir lo bueno, porque si no, significa que soy pecadora, que no estoy haciendo las cosas bien delante de Dios, etc,etc. ¡Sigh!
    Me encanta lo que dice esa poesía de "Oda al Crucificado" que es de autor desconocido:
    "...no me tienes que dar porque te quiera, pues lo mismo que te quiero te quisiera." y "...muéveme mi Dios al verte, clavado en una cruz y escarnecido...muéveme tus afrentas y tu muerte..."
    Gracias hermano por recordarnos que debemos de estar dispuestos a recibir TODO lo que el Señor nos mande. Él es Omnisciente y Soberano ¡y nos ama! y sabe lo que nos conviene para que seamos siempre para la alabanza de su Gloria.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Isa, que Dios te siga bendiciendo en tu fe en la providencia en la cual veo que estás firme. Conozco la Oda al Crucificado, es hermosísima. ¡Qué privilegio es conocer a Dios, ser conocido por él, y aún más, amarlo!, como dicen esos versos..."lo mucho que te quiero te quisiera".

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Ahuyenta los pájaros y las aves de mal agüero

El altar de tierra