Otros aman a Jesús como tú

“¿Me amas más que éstos?” (Jn. 21:15).

Es muy difícil para Pedro poder medir el amor que los otros compañeros suyos sentían hacia el Señor, eso con seguridad él no podría saberlo aunque tuviese una idea de ello. Lo mismo que el resto de los apóstoles podrían sólo acercarse algo a la cantidad de amor que Pedro pudiera sentir hacia su Salvador.

La respuesta que Pedro da nos deja inseguros;  primero dice “sí Señor” como si estuviera afirmando que él le amaba más que Juan que se recostaba sobre su pecho y su amor era un reflejo del amor que Jesús le tenía, que Tomás, que Natanael y los demás. Pero luego dice, “tú sabes que te amo” sin añadir “más que ellos”. Pienso que Pedro no quería comparar su amor con el que otros sentían porque su reciente negación evidenciaría lo contrario, se sentía muy humillado para eso.

El apóstol antes se había comparado con sus compañeros y había dicho que aunque ellos le negaran él no lo haría, como si pretendiera ser más fiel que el resto; más ahora no se atreve a afirmar nada. De todos modos Jesús le hizo bien con la pregunta porque así haría que él pensara en el amor que otros profesan al Señor y tendría la oportunidad de compararse, emularlos o inspirarse con sus vidas. Los otros apóstoles también amaban a Jesús y cuando Pedro pensara en lo fieles que ellos eran, como combatían por la fe, como soportaban reproches con valor, eso le haría amarlos a ellos más e inspiraría su propia alma.

Aunque Pedro ha negado al Señor, aunque su fe para testificar ha sido quebrada por el miedo, aún le ama, el pecado ha roto su testimonio, su confianza ha sido perforada, pero su amor permanece intacto y mucho más grande ahora cuando siente a Jesús a su lado buscándolo porque no lo desprecia por su caída ni lo considera indigno de volver a cuidar sus rebaños.

Puede el apóstol sentirse contento que está indisolublemente unido a Jesús por amor y que junto a él también hay otros hermanos que sienten lo mismo hacia Aquel que él quiere con el alma. Otros aman a Jesús como tú, en tu grupo, en otros grupos, y posiblemente con diferencias doctrinales que no son básicas.

Una hermana, conociendo la diferencia teológica que existía entre Jorge Whitefield, el calvinista y Juan Wesley, arminiano, le preguntó a Wesley si esperaba ver a Whitefield en el cielo y él le respondió que no. La señora saltó y le dijo “¡lo sabía porque no es calvinista como usted!”. Y el señor Wahitefield le dijo, “Oh no, no es por eso sino porque estará tan cerca del Señor que yo no podré llegar hasta él”.

Comentarios

  1. Humberto:
    Otros aman a Jesús como tú, en tu grupo, en otros grupos, y posiblemente con diferencias doctrinales que no son básicas.

    Lección pendiente...

    Muchas veces olvido que es más lo que me une que no lo que me separa de mis hermanitos arminianos.

    Merci por tus palabras Humberto!

    ResponderEliminar
  2. Un abrazo para ti, mi querido lector, y de teología reformada, Renton.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Ahuyenta los pájaros y las aves de mal agüero

El altar de tierra