El cananeo no quiere irse ni morir


“Y el cananeo persistió en habitar en aquella tierra” (Jos.17:12).

Dios había escogido a Josué para que llevase a cabo la conquista de Canaán, pero aquello no era un paseo. Muchas veces oímos en el primer capítulo como él le estimula diciendo, “esfuérzate y se valiente, no temas ni desmayes”. El cananeo no iba a rendirse fácilmente, no se dejaría abatir en un dos por tres, no le cedería el lugar amistosamente diciéndole, ¡bienvenido, aquí están nuestras casas, nuestras viñas y nuestros cuellos que son vuestros! Eso nunca pasó. Cerraron filas contra Josué, se unieron en alianzas, lo atacaron, se opusieron. Israel tuvo que arrebatarles la posición que tenían porque no entraron en negociaciones. “Persistieron en habitar en aquella tierra”.

¿Cómo es que habrá algún misionero por Jesús que imagine que aún las doctrinas de la gracia soberana se instalan fácilmente en el entendimiento, que los frutos del Espíritu Santo brotan enseguida que la semilla del evangelio es plantada, que los corazones se rinden apenas oídas algunas amenazas de juicio e infierno? No. El pecado sigue embotando la mente de los hombres aún cuando los primeros rayos del evangelio pasan por ella, los oídos continúan tapados por la incredulidad y los mensajes celestiales no son creídos, los ojos enceguecidos por naturaleza continúan en obscuridad después que por algunas veces se les haya pasado el candelabro santo por enfrente, lo cojo ha seguido renqueando, el leproso no se ha sanado y sigue inmundo. 

El cananeo persiste en habitar aquella región, el hombre viejo continúa sin morir como si tuviera siete vidas, el diablo retorna con otros espíritus peores para tomar por asalto las vidas que habíamos limpiado de sus malsanos hábitos; y el que se sentaba “en su sano juicio” ha perdido la cabeza y se va con los muertos. Muchos cananeos siguen vivos y han opuesto una persistente resistencia a irse y lo más que se ha logrado es un sometimiento del mal pero no la fuga definitiva ni menos la muerte. Las viejas regiones tomadas por el pecado, amigo, son difíciles de desocupar de ahora para luego (Josué. 17:12; Jueces 1:35).

Comentarios

  1. sabe, es cierto. A mi me pasó tal cual. Estuve como siete años siendo cristiana con el diablo encima (mi pecado por cierto) ...

    Gracias a Dios recien puedo decir que veo su luz.

    Es tanto así que me he preguntado si esos siete años no era mas que una cristiana nominal, aprendiendo, pero no nacida de nuevo.

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  2. Viviana, los pecados tienen como los gatos “siete vidas”, uno cree que los mata y se fingen dormidos; algunas veces los hemos guillotinado, otras crucificado. ¿Por qué vas a pensar que fuiste una cristiana nominal, supongo que quieres decir que aparente, más bien sería “desobediente”, y gracias a Dios ya eso pasó? Ahora estás “vivita y coleando”, y sirviendo al Señor con alegría.

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  3. Así es. Gloria a Dios por eso!

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