¿Negociar con la Predestinación?


Orad para que vuestra huida no suceda en invierno, ni en día de reposo. Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados (Mateo 24: 20).

________________________________________________


Creo que podemos ver en estas palabras cosas misteriosas y maravillosas con respecto a los propósitos de Dios, su voluntad, sabiduría y providencia. A veces uno ve como si el destino de una persona fuera algo rígido, trazado con exactitud cuyas líneas no pueden moverse ni un milímetro de su divinamente pensado recorrido. La predestinación ayuda muchísimo en la aceptación de una situación y trae consuelo, e influidos por ellas viene caminando de prisa la resignación. Pero ¿quién conoce las honduras de la predestinación y toda la sabiduría divina acumulada dentro de ella?
Aquí Jesús les dice a sus discípulos que oren para que cuando se aproxime la destrucción de Jerusalén se les facilite huir en primavera o verano sin los peligros de la nieve y la helada, y que oren para que puedan huir en otro día distinto al sábado y no entrar en conflicto con las autoridades judías que no les permitirían andar más de una milla.
Eso quiere decir que Dios tiene un margen amplio y muchas alternativas para dirigir nuestras vidas y que siendo él quien tiene los planos originales de lo que seremos y adonde iremos, él puede hacerles cambios según le parezca a su sabiduría y misericordia y teniendo en cuenta las oraciones. Podemos solicitar cambios a Aquel que tiene nuestros destinos en sus manos.
Los días de aflicción de sus escogidos no tendrán menos de 24 horas como los de todos pero los días de aflicción sí podrán ser menos y acomodadas las circunstancias a la fortaleza o debilidad de la fe, de modo que el dolor no traspase los límites de resistencia.
Tal parece que la bondad divina y su infinita comprensión nos permiten negociar nuestra providencia, como si el número de situaciones, reducciones y ampliaciones fueran innumerables. Dos ejemplos conocidos (2 Sa. 24:13; Re. 20:9-11; Isa 38.8). Dios en su benévolo trato a veces nos permite escoger dentro de nuestro destino, único y divino, la situación más cómoda y conveniente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Ahuyenta los pájaros y las aves de mal agüero

El altar de tierra