El buen trabajo abre caminos

Génesis 40:23
“Mas el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que se olvidó de él”. 

Tristemente te olvidaron, José. Esperaste mucho de él. La gente es ingrata. Te olvidó porque no ha llegado la hora en que seas puesto en libertad. Si Dios lo hubiera querido se lo habría recordado como después ocurrió (41:9) pero no como un recuerdo de agradecimiento sino por tu buen trabajo. Aprende a pensar, joven profeta, en una historia programada donde los eventos son colocados por Dios en su lugar, día y minuto correspondiente. No obstante, Dios no es ingrato para olvidar el trabajo de tus manos (He.6:10) ¿Has visto hombre diligente en su obra? Delante de los reyes estará” (Pro.22:29). El buen trabajo por sí solo abre caminos. La calidad de lo que se hace es su mejor promoción y anuncio (41:15,16). Si José no hubiera trabajado bien en su vocación profética, entonces sí lo hubieran ignorando perpetuamente.

41:1 “Y aconteció que al cabo de dos años, Faraón tuvo un sueño; y he aquí, soñó que estaba de pie junto al Nilo”. Faraón va a necesitar de él, y Dios hace que lo necesite. Dios sabe dónde están los puestos vacantes y los ministros que los ocupen, y da la orden y los llaman. Dos años de humillación y bendición, de lecciones espirituales en la cárcel. Este es Dios creando una necesidad de trabajo para José. Después de esto inmediatamente puso un anuncio que necesitaba “un experto en sueños”, como burlonamente los hermanos se habían referido a él. Cuando Dios quiere movernos de una posición a otra, cuando desea para nosotros un ascenso, y ya estamos listos, hace que nuestro currículo caiga en las manos apropiadas y nos den el trabajo. José no envió su currículo pero Dios lo hizo.

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