Poder de dinero y diplomático, pero no poder de Dios



 Cuando Jesucristo envió a sus apóstoles a que fueran por el mundo a predicar el evangelio, dijo al apóstol Pedro que se encargara de abrir iglesias entre los judíos. Este apóstol a pesar de haber negado al Señor tres veces, la iglesia apostólica no lo desechó por cuanto Jesús fue a buscarlo cuando él había renunciado, y le dijo que si lo amaba, pastoreara sus ovejas (Jn. 21: 15-19). El apóstol Pablo menciona que lo tenían como una columna (Ga. 2: 9).

La primera visita que Jesús hizo a la casa de Pedro fue porque este le pidió que sanara a su suegra que se hallaba gravemente enferma, "vino Jesús a casa de Pedro y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano y la fiebre la dejó; y ella se levantó y les servía" (Mt. 8: 14-15). Eso quiere decir que estaba casado, y el apóstol Pablo menciona que a Pedro le gustaba llevar a su mujer en sus viajes misioneros (1 Co. 9: 5). Si lo hubieran considerado un cura o un sacerdote habría sido un cura casado o un sacerdote casado.

En otra cita bíblica, cuando Jesús le pregunta a sus discípulos acerca de la opinión que tenían de él y Pedro le contestó "tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Y Jesús le respondió "yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré iglesia y las puertas del hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos" (Mt.16: 16-19). Con eso no quiso decir que San Pedro se encuentra en la puerta del cielo y deja pasar a quien quiere y a quien no quiere lo envía al infierno. Lo que el Señor le estaba diciendo es que él sería quien abriría el reino de los cielos al mundo, porque fue el primero que predicó un gran sermón y muchísimos que no eran judíos creyeron. En cuanto a que sobre él se edificaría la iglesia, quien afirma eso quienquiera que sea, comete un error gravísimo, porque según la sana exégesis Jesús se estaba refiriendo a la declaración que él hizo que era el Hijo de Dios. La iglesia está edificada sobre la doctrina de los doce apóstoles, no sobre la persona de ninguno de ellos como se puede fácilmente leer en EFESIOS 2: 20.

El apóstol Pedro tuvo una caída en su testimonio que ninguno de los otros la tuvo, pues negó a Jesús tres veces hasta que cantó un gallo; y fue el único de ellos a quien el apóstol Pablo tuvo que reprender duramente en Antioquia acusándolo de hipocresía (Ga. 2: 11-13). Y para balancear con cosas positivas su testimonio, además del estupendo sermón lleno de la unción del Santo que predicó y que fue el instrumento para que se convirtieran más de dos mil personas, este hombre rústico en su lenguaje y con limitada cultura fue bendecido por Dios para que escribiera dos pequeñas cartas en nuestro Nuevo Testamento, conocidas como Primera de Pedro y Segunda de Pedro. Sin embargo, como se ve era un apóstol como todos los demás, con virtudes y defectos, no un superhombre, ni un ángel, ni alguien ante quien hubiera que arrodillarse y que no se le podía criticar nada por cuanto no se equivocaba y era perfecto.

Y lo opuesto a eso fue lo que ocurrió cuando el apóstol Pedro llegó a casa de un hombre llamado Cornelio, "al otro día entraron en Cesarea. Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle y postrándose a sus pies adoró. Mas Pedro le levantó diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre" (Hch. 10: 24-26). Ni él ni tampoco algún lector honesto de la Biblia le llamaría "su Santidad", ya que si estuviera presente se escandalizaría de semejante exageración, y respondería a todos los que se arrodillan enfrente de él como le dijo a los que se arrodillaron en casa de Cornelio "yo soy un hombre como ustedes" (Hch. 10: 26).

Si Pedro no quería que se arrodillaran delante de él, si se atribuía el mismo calificativo nuestro de hombre, si se le podía criticar y exhortar como se hace a un hermano que se comporta con hipocresía, si es débil y puede negar a Jesús tres veces, no llena los requisitos para la designación de Su Santidad, ni para Sumo Pontífice, ni para Papa, y muchísimo, pero muchísimo menos los que sin tener la más remota conexión con alguna sucesión de este apóstol aceptan sin ruborizarse que le llamen de esa manera y lo presenten como Jefe de Estado, que tenga sus embajadores y diplomáticos en el mundo entero, que pueda hacer presión sobre los gobiernos, sin un ejército ni armas atómicas, solo por el hecho que cuenta con el poder del dinero y una gran maquinaria supersticiosa, y con la experiencia de 2000 años.

Así no era Pedro quien dijo al no tener ni siquiera para dar una limosna, "no tengo ni oro ni plata"; pero ese Estado Religioso de hoy sí tiene mucho oro y mucha plata, aunque no puede decir al cojo como dijo Pedro "lo que tengo te doy, en nombre de Jesucristo de Nazaret levántate y anda". Poder diplomático sí, del dinero sí, pero no poder de Dios.

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