Menos tristes por la fe que por el dinero

Hebreos 13:5
“Sea vuestro carácter sin avaricia, contentos con lo que tenéis, porque El mismo ha dicho: Nunca te dejaré ni te desampararé”. 

 No es que corte cualquier iniciativa económica sino que se opone a la avaricia, hay quienes nunca están felices con lo que tienen. Tantas preocupaciones financieras que sufrimos porque nuestra fe es tan  ciega que no lee bien estas dos palabras y esos dos “no”; están en nuestra Biblia pero no en nuestros corazones, van en nuestro credo pero no las llevamos en el alma, cuando nuestra economía baja y tenemos que hacer ajustes financieros, se hacen sin fe, tristes y nerviosos como si toda la vida habríamos de permanecer en esa situación y procuramos por nuestra cuenta, con sacrificio, hasta de lo sagrado, balancear el presupuesto, no depender de Dios. Nos ponemos más tristes cuando tenemos menos dinero que cuando tenemos menos fe, menos celo, menos amor por la iglesia. Queremos hacer uso de la fe sólo para el perdón de nuestros pecados pero no para vivir y glorificar a Dios en este mundo. Apréndelas corazón, “nunca te dejaré, nunca te desampararé”. Toma la pluma de la fe y escribe en el libro de tu memoria mil veces la palabra ¡nunca! ¡Nunca! ¿Qué líos entonces te traes corazón desconfiado?

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