Católico y Carismático


Hoy el día está frio pero no tanto, hay un sol suave  y nuevo diferente al colérico del verano, no tan tímido como el de invierno, es decir, un suave regalo del Creador para un mundo hermoso, indiferente y tonto. Salimos mi esposa y yo, en la tarde a repartir tratados en la calle, pequeños, que yo escribí e imprimí, y que ella recortó. Tienen menos calidad de impresión que los que compré aunque quizás son más alimenticios que aquellos desnutridos, que duermen sin molestias en un librero. Repartimos frente a un mercado unos 50, y tuve la posibilidad de hablar con dos personas, uno más joven que el otro, y ambos salvadoreños. El más joven tomó el tratado sobre “Sólo Jesús Salva” y leyó sílabas  por sílabas lo que escribí sobre la suficiencia del Señor para salvar, sin pedirle ayuda a su santa madre, algún sacerdote o pastor, y donde dice que es una obra única de él, el único Medidador entre Dios y nosotros  y basta.

En la forma que este hombre me hablaba me hizo pensar que conocía el evangelio y supuse que se trataría de un pentecostal. Y no lo era, me dijo que es católico carismático, que ha asistido a retiros espirituales donde semanalmente estudian la Biblia. Es una forma de neopentecostalismo dentro de la iglesia católica como un intento de reforma que no daña para la nada la estructura de poder del papado. No me hizo preguntas, aunque se las pedí si fueran necesarias, y mostró una actitud como si estuviera de acuerdo con la lectura. No sé hasta qué distancia llega su acercamiento al evangelio y la salvación, si está “cerca del reino de Dios” o definitivamente dentro. Su aproximación verbal es palpable. La única forma que tendría para saberlo es conocer si piensa que su perdón lo recibe por completa gracia por medio de la fe o incorpora las obras para merecerlo.

Insistió que el todo del cristianismo es su práctica, práctica y práctica. Hablando del dinero que con mucho esfuerzo gana, le pregunté si tenía alguna compañera, esposa e hijos, y negó. O sea, no vive en fornicación. Tampoco bebe alcohol. Por fuera un modelo de cristiano. Es decir, si acepto su testimonio, vive como cristiano. No me quedé convencido que lo fuera no porque oyera con suspicacia lo que decía de sí mismo, sino porque no pude saber lo que lo impulsaba a vivir como un discípulo de Cristo. Por lo que dice su parecido con cualquier evangélico es grande. Este católico carismático y neopentecostal, que respeta la estructura de la iglesia, confiesa sus pecados a su sacerdote y se los perdona en lugar de Dios,  come la hostia como si fuera el cuerpo de Jesús, hace sus penitencias, y tiene a la madre del Señor como colaboradora y corredentora de su salvación, o sea, si el joven afirma esas cosas, a pesar de su ejemplar comportamiento, no puedo estar seguro que con quien estuve hablando en la calle no necesita que yo me inquiete por su vida espiritual y qué pasará con él después de muerto.    

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