El pecado no es un concepto social


Salmo 51. 4

“Contra ti, contra ti sólo he pecado y he hecho lo malo ante tus ojos”.


Una cosa es sentir lástima, pena y vergüenza con una persona por haber pecado contra ella y otra reconocer que ese pecado ha sido contra Dios. Lo primero puede ser sentimientos naturales y un producto de la imagen social dañada, y lo segundo tiene que ver con la fe y es una obra de gracia del Espíritu en el corazón. David es tan absoluto cuando dice “contra ti sólo he pecado”, sin incluir el “qué dirán”, a Urías heteo ni a su esposa, ni a sus hijos y amigos, que uno pudiera pensar que le daba igual el daño que les ocasionó, aunque no es así, sino que su vergüenza no tiene ni una gota de dolor social y haber perdido honor ante los hombres. No es una vergüenza social. Aunque pudo haberse disculpado con Betsabé y reparar su falta, ése pesar humano no está incluido en su confesión, no lo cuenta como mérito ni lo equipara al “arrepentimiento para con Dios” porque pertenece a la ley “escrita en el corazón” (Ro. 2:15) de todos los hombres, y no a la predicada por el profeta Natán, Moisés y Jesús; y ese pesar es ajeno a “la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hch.20:21). En el verdadero arrepentimiento la vergüenza moral no es mayor que la realidad de Dios.


J.I. Packer dice:

"La Biblia enseña que el pecado es una ofensa contra Dios, que interrumpe la relación de un hombre con Dios. A menos que nosotros veamos nuestros errores en relación con la santidad de Dios nunca los miraremos como pecado. El pecado no es un concepto social; es un concepto teológico. Aunque el pecado es cometido por el hombre y muchos pecados se hacen contra la sociedad, sin embargo no puede ser definido en términos humanos o sociales. Nunca sabemos lo que es el pecado hasta que aprendamos a pensar en él en relación con Dios, para medirlo de esa manera, no según los estándares humanos sino según la regla divina sobre nuestras vidas.

“Sí, tenemos que damos cuenta que una mala conciencia dentro de un nombre natural no es exactamente lo mismo que convicción de pecado. Se puede estar seguro que no es convicción de pecado cuando una persona se encuentra triste en relación con sus debilidades y errores. Tampoco es convicción de pecado sentirse miserable en relación con las metas programadas y las demandas de la vida. No se puede llamar fe salvadora si un nombre en esa condición invoca al Señor Jesucristo para que lo alivie, lo anime y lo haga sentirse bien.

“Tampoco puede ser llamado predicación del evangelio si lo que hacemos es presentar a Cristo en términos de las necesidades humanas. Por ejemplo, preguntándole ¿eres feliz? ¿Estás satisfecho? ¿Quieres sentir paz mental? ¿Sientes que has fallado? ¿Estás conforme contigo mismo? ¿Quisieras tener un amigo? Entonces ven a Cristo porque él suplirá todas esas necesidades. Como si el Señor Jesucristo fuera una madrina o un súper psiquiatra.

“Predicar acerca del pecado significa no exactamente hablar sobre las necesidades psicológicas de la gente sino medir sus vidas por la santa ley de Dios. Estar convicto de pecado significa no sentir que se ha actuado como un tonto, sino que se ha ofendido Dios, se ha violado su autoridad y se le ha desafiado, que se ha actuado en contra de él, y que la equivocación es exactamente en contra Suya. Predicar a Cristo significa hablar acerca de su cruz donde los hombres son reconciliados con Dios. Poner la fe en Cristo significa confiar completamente en él, y solamente en él, y a través de él restaurar la relación del hombre con Dios.

“Es totalmente cierto también que el Cristo de la Biblia cuando se ofrece a sí mismo como el Salvador del pecado y Abogado para con Dios, trae paz, gozo, fortaleza moral y el privilegio de su amistad; pero el Cristo que es dibujado, presentado y deseado solamente para sortear las dificultades de la vida no es precisamente el Cristo real sino una mala representación, o sea se está presentando a un Cristo imaginario; y si presentamos a la gente un Cristo imaginario no tenemos fundamento para esperar que haya encontrado realmente la salvación.

“Debemos permanecer en guardia contra el hecho de igualar los sentimientos naturales de un hombre que se siente mal cuando le reprocha su conciencia con ser verdaderamente convencido de pecado, que se está separado de Dios y expuesto a su condenación y a su ira, y que es de primera importancia la necesidad de restaurar esa relación con él" (Los énfasis son míos. Evangelismo y Soberanía de Dios; págs. 60-62).


Señor, que el dolor por haberte ofendido sea mayor que el de haber herido al prójimo.

Comentarios

  1. Ah hermano... Fue una hermosa lectura. Doy gracias Al Segnor Jesucristo por que nos haya bendecido de esta manera... Me interesa este libro...
    Es verdad... cuanta falta nos hace entender esto. PECAMOS CONTRA DIOS... aunque es verdad que traera consigo la consecuencia de sentir que hemos ofendido al projimo, pero sobre todo, saber que con nuestro mal, podemos llegar a hacer que El Nombre del Segnor sea blasfemado... Cuantas veces uno no dice algo sin querer o alguna cosa boba que hace que los demas digan "Y eso que eres cristiano" tal vez en tono burlon o de broma, muchas veces decimos "Ah, ellos no saben de Dios, para que hacerlas?" Pero cuando entramos en conciencia y conocimiento del pecado El Espiritu Santo nos obliga a pensar "Acabas de darte cuenta que por ese pequegno hecho ellos puedan blasfemar o reirse de Tu Dios?" Es cuando uno se siente de lo peor, pues nos sentimos culpables... Al igual que como se sintio David..
    No se como vea hermano, pero tamien creo que es normal sentirse mal por nuestra debilidad o error pero en el sentido de que muchas veces cometemos un error que ANTE LOS OJOS DE LOS HOMBRES es grave, aunque delante de Dios no lo sea, pues El no juzga igual. Pero bueno, Dios nos ensegne a ser como El y tener una vision verdadera de loq ue Es Su Santidad, que creo que personalmente nos falta, al menos en mi vida... encontrar un buen equilibrio entre la gracia y la Santidad y Soberania del Segnor para poder vivir conforme a Su Palabra...

    Dios le bendiga amadisimo hermano! :D

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  2. Buen comentario, Hno. Huerta, quiéralo uno o no, la ética cristiana tiene que ver con la opinión del prójimo; ellos opinan pero no la rigen, y “así alumbre vuestra luz delante de los hombres” “para que vean vuestras buenas obras”, pero ya eso tiene una explicación distinta; aquí lo que se trata es de la esencia del pecado y la confesión, qué es lo que más pesa, la opinión divina o la vergüenza social.

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  3. Humberto, otra vez dando en el blanco. Todo es "light". El tratamiento que se le da hoy desde el pulpito al pecado, es light. El evangelio es light. La doctrina es light....y como es de esperar, todo eso da a luz cristianos light tambien.

    Me gusto la frase de Parker, “Predicar acerca del pecado significa no exactamente hablar sobre las necesidades psicológicas de la gente sino medir sus vidas por la santa ley de Dios."

    El pecado no es un problema psicologico. Afecta la mente, el alma, y el cuerpo tambien. Por eso la salvacion de Dios no es parcial, sino total, para todo el ser. Nuestra alma es regenerada. Nuestra mente es renovada, y nuestros cuerpos seran transformados.

    Saludos y bendiciones.
    Felipe Gonzalez.

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  4. Felipe, estupendo comentario, muy completo. Bendiciones.

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  5. Tampoco puede ser llamado predicación del evangelio si lo que hacemos es presentar a Cristo en términos de las necesidades humanas. Por ejemplo, preguntándole ¿eres feliz? ¿Estás satisfecho? ¿Quieres sentir paz mental? ¿Sientes que has fallado? ¿Estás conforme contigo mismo? ¿Quisieras tener un amigo?

    En relación a esto, escuché una vez a Paul Washer decir que cuando alguien responde favorablemente a la pregunta Quiere usted ir al Cielo?, lo último que quiere la persona que desea que su alma retoce en el Paraíso por toda la eternidad, es encontrarse a Dios en él.

    Predicar el Evangelio como solución a los problemas de la vida, únicamente atraerá a todos aquellos embelesados con su Yo.

    Amo a Dios si me prospera.

    Amo a Dios si me cura el colesterol.

    Amo a Dios si...

    Después hay gente que se extraña que las iglesias estén llenas de falsos convertidos, qué puedes esperar si les predicas un falso Evangelio?

    Ellos son del mundo, por eso hablan del mundo, y el mundo les oye...

    :|

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  6. Renton, Estás en lo correcto, lo mismo que dice Packer, no es el evangelio, y como dices, los oyen porque les acaricia el yo y hacen mercadería de la Palabra de Dios, y el resultado es que consiguen "clientes" pero no "adoradores". No aman a Dios sino a ellos mismos. El predicador es un vendedor. ¿Engañador?

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