El Niño contradicho de pies a cabeza


Lucas 2: 34
"Este niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento de muchos, señal que será contradicha". 

Yo puedo llamar a mi cristianismo levantamiento; o como la palabra también lo implica, una resurrección. Jesús nunca se contradijo a sí mismo ni sus palabras tampoco contradecían la verdad y la Escritura; pero él sí ha sido contradicho  (Jn. 10: 19-21); su nacimiento fue adjudicado a José primero y después calumniaron a su madre; sus sermones, sus milagros, aunque no había un hombre que hablara como él han dicho sus detractores que compartía la creencia en los mitos y leyendas de su tiempo; y en cuanto al poder que desarrolló en sus milagros sus enemigos preferían explicarlos, aunque no negarlos, por medio del poder de Belzebub.

Su muerte y su resurrección han sido contradichas y se ha gastado mucho dinero y papel para hacer creer primero que el cuerpo fue robado por los discípulos, segundo que fue un invento o una ilusión de mujeres asustadas, y tercero los escépticos se apresuran a decir que en realidad no estaba muerto sino que sufrió una especie de desvanecimiento (La verdad contradicha).

En cuanto a su segunda venida  a pasado lo mismo. Desde los tempranos días del apóstol Pedro ya se reían de su retorno y del fin del mundo que pronosticó cuando volviera diciendo, que la promesa de su advenimiento era un puro engaño, que no había tal cosa como su ascensión y por supuesto no había que esperar nada de regreso (2 Pe. 3: 3, 4). Para estos Jesús murió, lo enterraron y ahí se acabó todo. No está a la diestra de Dios, ni ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino. Dondequiera uno oye argumentos contra Jesús, contra los evangelios, y hasta la madre se la han calumniado con un soldado romano. Alrededor suyo giran miles de   groserías. Ha sido calumniado tanto que a no ser por la misericordia de Dios no supiéramos sin dudas su verdad ni podríamos llevar con orgullo “el vituperio de Cristo” que vale más que los tesoros de los egipcios (He. 11: 26). Total, que de punta a cabo su obra y su persona han sido negadas y rechazadas, contradicho desde los pies hasta la cabeza.

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