Discípulos de Calvino que se ahogan en un vaso de agua



Habacuc 2: 4
“Aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; más el justo por su fe vivirá”. 

Yo creo que esa actitud arrogante aquí tiene que ver con la jactancia contra la profecía. La esencia de esa falta se encuentra dentro del carácter del que obra para salvarse  y no por su “sola fe” como se dice en Efe. 2: 8,  “no por obras para que nadie se gloríe”. Pablo por inspiración del Espíritu Santo extrajo de las palabras de Habacuc la doctrina de la justificación por la fe, contraria a las obras. Y fue el campeón de esa doctrina, en credo y vida.

Pero si usted teólogo, compara el uso doctrinal de la justificación por la fe en el NT con lo que dijo el antiguo profeta llegará a la conclusión que la fe para vida eterna es la misma que para vivir la vida temporal. La primera brota de la segunda y no deben separarse nunca. La fe teológica es práctica y se muestra en tiempos como los del profeta cuando la higuera no florece ni hay olivos para recoger ni vacas en el establo. En ese tiempo el teólogo Habacuc se goza en el Dios de su salvación (3: 17-18); y como él toma las cosas  y hace frente a las contingencias de la vida hace un contraste con los incrédulos babilonios y judíos, que se exaltaban a sí mismos y atraían sobre sí la clase de vida miserable y sin reposo que llevaban.

A veces el creyente tiene una fuerte fe teológica y doctrinal. Cree a pie juntillas el Credo Niceno, la Confesión de 1689, etc., pero no tiene fe cuando se le echan encima una avalancha de situaciones  inesperadas. Es interesante y exacto el comentario que Calvino le hace a los que son “impíos” o injustos; aquellos que se glorían en sí mismos y se exaltan a ellos mismos y cosechan intranquilidad, ansiedad y desasosiego. En cambio el justo, el que vive en integridad pone su fe en la palabra de Dios, vive en paz y ninguna cosa le agita su mente con preocupación. Calvino también explica la conexión que esto tiene con la vida eterna  diciendo que todo lo que Dios nos confiere en esta vida, la paz, la tranquilidad lo hace para “confirmar la seguridad de la vida eterna”. O sea, todos los que saben dicen que el que es justificado por medio de la fe la enseña en su manera de tomar las cosas: con tranquilidad. Y se me ocurre pensar, ¿qué diría Calvino de algunos discípulos suyos que se ahogan en un vaso de agua, toman sedantes para dormir y se muerden las uñas con impaciencia?

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