Presentando el evangelio de modo sabroso


Lucas 9:21-27   

(Mt. 16:21-28; Mr. 8:31--9.1)
 21 Pero él les mandó que a nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente, 22 y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. 23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.24 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.25 Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? 26 Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles. 27 Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios.


Primero removamos un obstáculo que no deja leer el pasaje con comodidad. ¿Qué quiso decir el Señor con que algunos que estaban allí no morirían hasta que vieran el reino de Dios? (v. 27); según el v. 26 parece que se refiere a la Segunda Venida. Sin embargo sería extraño que esa fuera la correcta interpretación por cuanto han pasado ya dos mil años.

Jesús tenía la costumbre de estar hablando de algún asunto y sin previo aviso su mente siempre adelantada comenzaba a pensar en otra cosa y la mencionaba. En el segundo capítulo del Evangelio según Juan, estaba hablando sobre el edificio del templo y el tiempo de su construcción, y allí mismo empieza a referirse a su cuerpo y resurrección, y eso confundió a los que participaban de la conversación (Jn. 2:17-22). Lo mismo sucede con estas palabras.

Se ha pensado que la expresión "el reino de Dios" se refiere a la inauguración de este evento que tendría lugar con la resurrección de Jesús. Así visto esto pudiera ser, aunque está mencionado por el propio Jesús en el contexto, pero sólo como el comienzo puesto que ese acontecimiento habría de ocurrir en una fecha próxima a este momento, quizás unos tres años, y el hecho como una excepción; y como un privilegio que solamente algunos estuvieran vivos cuando llegara el reino de Dios. Eso implica que el acontecimiento tendría que tomarse más tiempo, quizás 40,50 años; y lo que ocurrió en ese período fue la venida del Espíritu Santo y la conversión de mucha gente. El problema es que eso no tiene que ver con un contexto de persecución.

El otro acontecimiento es la catástrofe de Jerusalén y la destrucción del templo, que sí siempre estuvo en la mente de Jesús y está unida a la Segunda Venida (Mt. 24; Mr. 13). La destrucción del Israel según la carne, la aniquilación del sistema de sacrificios que simbolizaban la muerte de Jesús, el Cordero de Dios. Este acontecimiento histórico sí se acerca a un significado aceptable del "reino de Dios". De modo que tanto la resurrección de Jesús, la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, y la destrucción definitiva del templo de Jerusalén como clímax, pudieran definir el comienzo del reino de Dios. Una explicación más aceptable que las anteriores.

Ahora el resto del texto. Mayormente el contexto de los evangelios es de persecución; y lo que sabemos y anunciamos es que aunque se cambie el contexto social la presentación del evangelio tiene que ser la misma, o sea que el pecador se halla bajo la amenaza de la ira de Dios y si no lo acepta y tiene en poco “una salvación tan grande”, no le eche la culpa a Dios sino a sí mismo (v.25). Jesús es presentado sufriéndola y como un ejemplo de lo que les espera a sus discípulos. Jamás les prometió bonanza sino que a través de muchas tribulaciones entremos al reino de Dios, como dijo el apóstol (Hch. 14:22).

El que le seguía sabía que podría terminar sus días como mártir. No había engaño, ese podría ser el desenlace de su vida. Lo que sí les promete es otra vida, la recuperación eterna del cuerpo mediante la resurrección, que es el equivalente a no perder la vida (el alma) y no destruirse a sí mismo (v.25). Es un contexto judío e inmediato, y que perduró por unos tres siglos, y cuya amenaza física perdura hoy en algunos países musulmanes donde la fe cristiana es perseguida. 

Sin embargo aunque vivamos en un contexto diferente las palabras de Jesús deben ser halladas en los labios de los evangelistas y en la mente de quienes los oyen, “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (v.23). Es correcto presentar y recibir el evangelio teniendo eso en mente, que la aceptación del discipulado de Jesús es opuesta al interés propio, al ego, a cualquiera cosa que se tenga y que se sea.

¿Quién se atreve a plantar una iglesia así, diciéndole a la gente que la aceptación de seguir a Jesús podría ocasionarle pérdidas? ¿No es la tendencia más bien afirmar el beneficio que se ha de recibir, sea prosperidad material o felicidad espiritual? Como el contexto ha cambiado el mensaje del evangelio parece satisfacer los deseos y anhelos del yo, e investir la satisfacción propia con la gloria de Dios. Eso es una sutil mentira que hace sabroso el evangelio al gusto popular. El evangelio siempre es sabroso por sí mismo, por la esperanza que da aunque se persuada a los hombres “conociendo el temor de Dios” (2 Co. 5:11). El “niéguese a sí mismo y sígame”, lo extraño, parece no hallarse de moda.

Comentarios

  1. Humberto:
    El “niéguese a sí mismo y sígame”, lo extraño, parece no hallarse de moda.

    Negarse a uno mismo significa anteponer la Voluntad de Dios a la propia, las necesidades de los demás a las de uno, lo cual suena a pura herejía para todas esas orejitas humanistas acostumbradas a escuchar:

    Sigue tu camino... que nada frene tus sueños... no hay derrotas, hay oportunidades de mejora... tu vida lo es todo... carpe diem...

    Ya sabes, todas esas cosas que validan Jeremías 2:5b,

    y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos

    :\


    Pd:
    http://www.youtube.com/watch?v=PKpBNb1FVNc&feature=share

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  2. Renton, sí, es cosa que extraño. ¿Has leído sobre el nuevo calvinismo? Si lo has hecho, ¿Qué piensas? Entre ellos esta Piper, Dever, Driscoll, etc. ¿No han cambiado la esencia sino el modo de presentarlo?
    ¿Se debe usar la cultura como un medio para transportarlo?

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