No para saludar a Jedutún


Salmo 27:4
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida para contemplar la hermosura de jehová  y …para inquirir en su templo”.  


Literalmente significa arar, romper (la tierra); en este caso investigar, escudriñar (se), penetrar dentro de lo profundo de Dios y de su corazón. Pero también es admirar (a Dios). Lo que pides a Dios búscalo; las bendiciones que quieres, trabaja por ellas.

Y ¿qué pide? Gastar más tiempo en la casa de Dios; no recortar el tiempo a la adoración para ocuparse en los compromisos reales de palacio, administración, la guerra, la economía, la diplomacia, sino quitárselo a todo ese trabajo para dedicarlo totalmente a la adoración. No quiere trabajar seis días y reposar uno para consagrarlo a Jehová, sino reposar y consagrar a él los siete, la semana entera, el año completo, su vida.

¿Cuándo tú lees que David esté dedicado a un día semanal? Para dos cosas quiere hallarse en la casa de Dios. Para contemplar la hermosura, no del templo, sino de Dios, no del coro ni para saludar al director su amigo Jedutún, sino para cavar. ¿Tendría visiones espirituales? Él nunca las menciona aunque era un hombre espiritual. Para él Dios se le revelaba por su Palabra; lo contemplaba no con sus ojos sino con su Espíritu.

Así iba al templo para tener una aproximación a la realidad de Dios, para tener la delicia infinita de sentirlo cerca. Llevaba al tabernáculo todas sus preguntas y luego se marchaba respondido en todo o esperando la respuesta sobre lo inquirido. Contemplar a Dios es vivir la experiencia de sus virtudes, de su amor, de su sabiduría, de su belleza espiritual de la cual el mundo es una copia. ¡Oh, qué  experiencias en la casa del Señor!

Comentarios

  1. Contemplar la hermosura de La Santidad de Dios!
    Que El Señor nos conceda esas hermosas experiencias, como a Jonathan Edwards que se dice que Dios le permitió ver la humillación, gloria y Exhaltación de Cristo de modo que estuvo quebrantado llorando una hora... Personalmente he podido experimentar mi ser quebrantado Al Ver Su Santidad y le digo como Isaías "Ay de mi!Porque viviendo entre inmundos he visto al Rey Jehováh"... Esas brazas divinas, cuánto las anhelo en mis labios!

    Dios nos conceda esa dulce comunión en Su Presencia.

    Estoy leyendo el libro de Matthew Henry "El Secreto de la comunión con Dios" y realmente es algo hermoso. Qué bellos libros los antiguos que hablan de la oración, verdaderamente eran hombres experimentados en la materia.

    Acabamos de escribir una entrada sencilla de blog, espero pueda poner su sabia opinión.

    Gracia y paz.

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  2. Hno. Huerta.
    Dios te conceda aquello que tu alma anhela, si un ardiente corazón, si labios puros y palabras de fuego, si un espíritu quebrantado o si espíritu de oración. Continúa buscando de tu Dios como lo haces y él te llenará de su presencia.El contacto con Mathew Henry, ese libro que mencionas, y sus comentarios devocionales de toda la Biblia, te harán mucho bien.

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