Piénsalo dos veces antes de amputarte a Dios


Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal (Sofonías 1:12).

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¿Qué quiere decir con que “Jehová no hará ni bien ni mal”? Que no hay Dios ni providencia, que hay otras explicaciones, y lo dice por la seguridad con que viven, son ricos o de clase media, prósperos, tienen dinero, buena posición social, detentan el poder, pueden hacer lo que deseen, viven a gusto propio, y por ende son dueños de sus destinos. Todo funcionará como ellos quieran, saben dominar las cosas para que pasen como lo desean, se enseñorean como el sol sobre el día y como la luna sobre la noche, el ser humano es el único señor en toda la creación, y no existe para nada el señorío de la luz divina. No hay Dios. No hace falta Dios para vivir ni para explicar nada. No es ninguna respuesta. Por lo tanto queda excluido. (Ver Prov 30.8, 9).

Decían que Dios nada tenía que ver con la buena o mala suerte de una persona, que ni había providencia ni casualidad, y mejor la última que la primera. Ni abundancia o pobreza venían por alguna intervención divina sino por leyes gobernadas por la sociedad y por la habilidad y comportamiento humano. La salud y la enfermedad tampoco eran cosas en las cuales Dios intervendría, y que no había que darle gracias o solicitar su favor sanador porque yerbas y médicos para curar sobran sobre la tierra para tener que solicitar favores al lejano cielo. Y que de todos modos, habían aprendido que tales males son asuntos exclusivos de la higiene, la medicina y la nutrición. La paz o la guerra es problema del hombre, Dios no hace ni bien ni mal, es neutro. Son los hombres, la casualidad, los que gobiernan el mundo, no Dios; quien más se esfuerce y que tenga mejor suerte será quien gane.

Afirmaban que si había un Jehová era indiferente a todo. El no se mete en esas cosas porque son demasiado triviales o porque no les interesan; las ha puesto en manos humanas, las operan leyes físicas que hay que descubrir y manejar, o la ciencia de la conducta social, pero jamás algún Dios como ser personal porque eso no lo hay, y si lo hubo se fue y nos dejó solos (deístas). Ni el bien ni el mal proceden de Dios, y por supuesto, del diablo tampoco.

Esa confianza es exagerada y debiera ser más teológica; es en vano tratar de excluir a Dios de los asuntos mundiales, las consecuencias de nuestros actos nos obligan a considerar no excluirlo de nuestras explicaciones, la prosperidad nos hace echarlo afuera y luego nos damos cuenta que nos hace falta y comenzamos a llamarlo porque aunque hayamos descubierto cómo se curan los males cuando estamos sanos, el alma continúa llena de sobresaltos, presentimientos, y no encontramos un último significado en lo que somos y hacemos. No hay fatalidad más grande, ni abuso cometido contra uno mismo, que ser capaz de probarse que no hay un Dios en el mundo. Cuando un hombre logra convencerse que no hay Dios, se queda a oscuras, lo apaga todo, está terriblemente sólo, agónicamente solo y halló el modo de ser infinitamente infeliz, y pasará el resto de su vida queriendo romper su soledad, buscando su alma, muerta. Sólo tiene un destino delante: Llorar, llorar su descubrimiento y suicidarse. O el grande misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
(1Timoteo 3:16).

Comentarios

  1. Es increíble ver que los mismos ateos que firmemente niegan la existencia de Dios, son los primeros de acusar a Dios por ser un Dios malo o injusto en ocasiones de crisis personal o mundial. Por eso es que se sabe que el ateo no niega a Dios en base de teorías o hechos científicos, sino que niega a Dios por que no quiere creer en El. No quiere humillarse, no quiere admitir de sus pecados, y menos pedir perdón por ellos. Por eso se pasan la vida negando y acusando a Dios, dando prueba que aunque uno no crea en Dios, El no es "menos Dios" sino es más grande que la razón y creación humana porque hasta el narcisista, "el súper hombre", no puede vivir sin El.

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