“Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová” (Jer. 2: 2, 3).
martes, 31 de marzo de 2009
Como quien dice: ¡Dios Cambia de Opinión!
“Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová” (Jer. 2: 2, 3).
lunes, 30 de marzo de 2009
Practiquen su teología, Sansones
sábado, 28 de marzo de 2009
Pero Dios no estaba allí
¿No está Jehová entre nosotros? (Miq. 3:10, 11).
No. Afirmaban que Dios estaba entre ellos porque tenían sacerdotes, sacrificios, un buen templo y la ley escrita. Tienen todo eso pero no están viviendo como agrada Dios; tienen instituciones sagradas pero los hombres que la administran viven impíamente; las ceremonias y los ritos que ellos ejecutan están contaminados por sus vidas que son más importantes que las piedras del templo, y que la sangre de la reconciliación de animales.
¿No recuerdas como Moisés quebró las dos tablas de la ley cuando bajó del monte y vio al pueblo entregado a la idolatría? Porque de nada le valía aquella piedra sagrada si la congregación no practicaba su contenido; tiene que haber correspondencia entre la vida de los ministros y la presencia de Dios.
La sangre corría en el templo, las alabanzas se entonaban, las ofrendas llegaban, el dinero se recaudaba, y la gente creía edificarse, sin embargo no era así; la “adoración” estaba lejos de haber sido verdadera adoración espiritual, el Espíritu Santo no había bendecido sus almas sino que la presencia del grupo, el tumulto, las voces de la gente y la imaginación de que se cumplía lo que agradaba a Dios provocaba éxtasis y emociones dentro de ellos y regresaban a casa como si hubiesen pasado un tiempo maravilloso en la presencia de Dios, pero Dios no estaba allí.
Dios está presente en su palabra; cuando su palabra es honrada no sólo en su estudio sino en la obediencia a ella. Lo que quiere Dios es vernos vivir, no sólo cantar y oír la palabra, ni apegados a sus ritos y ceremonias. Dios está entre nosotros si vivimos los mensajes que nos envía.
No queremos ser oidores olvidadizos sino hacedores de su palabra, queremos decir, te vimos desnudos y te cubrimos, enfermo y vinimos a ti, en la cárcel y te visitamos. Ninguna de esas cosas es ir al templo y leer la Escritura. Si un hermano no tiene para el mantenimiento de cada día no le diremos “iros y saciaos” porque es más bienaventurado dar que recibir. De ese modo Jehová estará entre nosotros.
viernes, 27 de marzo de 2009
Una deplorable contradicción
Y a los que sobre los terrados se postran al ejército del cielo, y a los que se postran jurando por Jehová y jurando por Milcom (Sofonías 1:5).
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También por Milcom. En el AT el Señor nos enseñó a jurar sólo por él (Dt. 6:13); el juramento formaba parte de la lealtad y devoción a su Nombre. El pueblo, posiblemente en tiempos de las reformas de Josías, se postraba ante todos los planetas y veneraban los signos de zodíaco, “y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos” (2 Re. 23:5). Parece que había mucho pueblo que no renunció completamente a la adoración del Dios único, Jehová, sino que la combinó con la religión de los amonitas y adoraban tanto al Señor como a Milcom; se postraban ante el Dios invisible y ante un ídolo en forma humana. (Lea 1 Reyes 18: 21, Oseas 4: 15 y Amós 5: 26).
Y en otro sentido son semejantes a los que tienen una lengua para Dios y otra para los demonios, profesan ser cristianos y viven como demonios, los que oran a Dios e invocan imágenes hechas a mano, aceptan el cristianismo y también las religiones africanas, o de sus ancestros, leen la Biblia y consultan el horóscopo y no les importa mezclar el cristianismo con filosofías orientales o griegas aunque Pablo llamó a esa mezcla un evangelio diferente y lo maldijo.
Una producción particular de cada uno, “a su manera”, algo hecho para los tiempos y la conveniencia, que toma de la Biblia y de la cultura, se adapta a las circunstancias, para flotar dentro de ellas y sobrevivir con los tiempos, sacándole provecho a esa adaptación y presunción de “mente abierta”. Y así quedan bien con Dios y con el Diablo, con Cristo y con Belial, enyugándolos a ambos juntos (2 Co. 6: 16), con la luz y con las tinieblas (1 Tes. 5: 5), y sirven a dos señores (Mt. 6: 24), sin aborrecer a ninguno ni amarlo tampoco. A esos ha de destruir el Señor.
Eran y son sincretistas, un tanto judíos y otro paganos, religiosamente híbridos. Tienen dos religiones, dos éticas y dos teologías, afirmaban por un lado la fe y por el otro las obras, por una parte los méritos y por el otro la gracia, la soberanía de Dios y el libre albedrío, creen en la perseverancia de los santos y niegan la predestinación, son arminianos y calvinistas, católicos y protestantes, espiritistas y cristianos, en fin, una deplorable contradicción.
martes, 24 de marzo de 2009
Piénsalo dos veces antes de amputarte a Dios
Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal (Sofonías 1:12).
¿Qué quiere decir con que “Jehová no hará ni bien ni mal”? Que no hay Dios ni providencia, que hay otras explicaciones, y lo dice por la seguridad con que viven, son ricos o de clase media, prósperos, tienen dinero, buena posición social, detentan el poder, pueden hacer lo que deseen, viven a gusto propio, y por ende son dueños de sus destinos. Todo funcionará como ellos quieran, saben dominar las cosas para que pasen como lo desean, se enseñorean como el sol sobre el día y como la luna sobre la noche, el ser humano es el único señor en toda la creación, y no existe para nada el señorío de la luz divina. No hay Dios. No hace falta Dios para vivir ni para explicar nada. No es ninguna respuesta. Por lo tanto queda excluido. (Ver Prov 30.8, 9).
Decían que Dios nada tenía que ver con la buena o mala suerte de una persona, que ni había providencia ni casualidad, y mejor la última que la primera. Ni abundancia o pobreza venían por alguna intervención divina sino por leyes gobernadas por la sociedad y por la habilidad y comportamiento humano. La salud y la enfermedad tampoco eran cosas en las cuales Dios intervendría, y que no había que darle gracias o solicitar su favor sanador porque yerbas y médicos para curar sobran sobre la tierra para tener que solicitar favores al lejano cielo. Y que de todos modos, habían aprendido que tales males son asuntos exclusivos de la higiene, la medicina y la nutrición. La paz o la guerra es problema del hombre, Dios no hace ni bien ni mal, es neutro. Son los hombres, la casualidad, los que gobiernan el mundo, no Dios; quien más se esfuerce y que tenga mejor suerte será quien gane.
Afirmaban que si había un Jehová era indiferente a todo. El no se mete en esas cosas porque son demasiado triviales o porque no les interesan; las ha puesto en manos humanas, las operan leyes físicas que hay que descubrir y manejar, o la ciencia de la conducta social, pero jamás algún Dios como ser personal porque eso no lo hay, y si lo hubo se fue y nos dejó solos (deístas). Ni el bien ni el mal proceden de Dios, y por supuesto, del diablo tampoco.
Esa confianza es exagerada y debiera ser más teológica; es en vano tratar de excluir a Dios de los asuntos mundiales, las consecuencias de nuestros actos nos obligan a considerar no excluirlo de nuestras explicaciones, la prosperidad nos hace echarlo afuera y luego nos damos cuenta que nos hace falta y comenzamos a llamarlo porque aunque hayamos descubierto cómo se curan los males cuando estamos sanos, el alma continúa llena de sobresaltos, presentimientos, y no encontramos un último significado en lo que somos y hacemos. No hay fatalidad más grande, ni abuso cometido contra uno mismo, que ser capaz de probarse que no hay un Dios en el mundo. Cuando un hombre logra convencerse que no hay Dios, se queda a oscuras, lo apaga todo, está terriblemente sólo, agónicamente solo y halló el modo de ser infinitamente infeliz, y pasará el resto de su vida queriendo romper su soledad, buscando su alma, muerta. Sólo tiene un destino delante: Llorar, llorar su descubrimiento y suicidarse. O el grande misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
(1Timoteo 3:16).
domingo, 22 de marzo de 2009
No te molestes con Dios
sábado, 21 de marzo de 2009
Quizás populares pero livianos
“Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley” (Sofonías 3: 4).
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Quiere decir que son como “globos”, burbujas de aire, señores sin importancia. Y su falta de importancia, yendo desde afuera hacia dentro, se debe a la ausencia de santidad porque contaminaron el santuario. El Nuevo Testamento enseña sobre “el peso del pecado que nos asedia” y lleva abajo y hunde. Sin embargo en realidad si al pecador se pesa en balanza como dice el profeta Daniel, es hallado falto, es vanidad, menos que nada (Sal.62:9).
El peso de la gracia, la verdad, la fe, la sana doctrina, es distinto, sube y exalta, encumbra. Lo que realmente tiene peso es la gloria de Dios, porque Pablo la describe como sintiendo un eterno peso de gloria (2Co. 4: 17).
Estos sacerdotes y profetas no tenían ningún peso espiritual, ningún peso social y no dejarían ninguna perdurable huella en la historia. Eran pompas de jabón y globos llenos de aire. No edificaban con material sólido sino con paja, heno y hojarasca. No podían genuinamente hablar de mensajes de Dios porque la palabra profecía en hebreo significa carga. No podían decir nada de peso porque no eran santos y contaminaban el santuario con sus sacrificios ilegales. Gente sin importancia.
La palabra falsearon significa hacer violencia a la ley divina, o sea adulterar la leche espiritual por la cual los hombres crecen para salvación. Obligan los textos de la ley para que coincidan con las opiniones de ellos o de las gentes. Torturan los textos hasta que les sacan confesiones que de otro modo no dirían. La palabra también significa desechar maltratar o violar la ley. Lo que necesitan es un regreso a la honesta exégesis bíblica de donde sacarían los maravillosos temas de sus predicaciones que ayudarían a formar las grandes vidas cristianas que trascenderían con mucho las sombras de esta época.
El evangelio puro es lo que hace el ministerio relevante. Si el evangelio es relevante los ministros también son relevantes. La irrelevancia de muchos ministros hoy es porque sus predicaciones son irrelevantes, y son irrelevantes porque son intrascendentes, porque no son profundamente bíblicas y porque tratan de sanar la llaga de la sociedad con liviandad (Jer. 6:14; 8:11); se limitan a entretenerlos, a prestarles ayuda sicológica para que vivan mejor esta vida presente pero que tiene poco que ver con la piedad y la venidera, para la cual es la mayor parte de las promesas.
Los hacen reír o se sacuden la falta de importancia realizando obras sociales, que sin duda son buenas pero no transcienden las fronteras del humanismo. Los grandes temas acerca del pecado, la expiación, justificación, infierno, fe y arrepentimiento no los tratan porque son asuntos impopulares, de mal gusto y espantan la audiencia. Por lo tanto no son ministros importantes en la sociedad, quizás populares, pero livianos.
jueves, 19 de marzo de 2009
Reducción a lo Absurdo
El que ayer era mi pueblo (Miq. 2:8).
(Si quieres oye el podcast de Eduardo en sujetosalaroca y después lee esto. O viceversa).
¿Cómo ayer, hace un tiempo, y hoy no? ¿Es que la salvación se pierde? Los que en otro tiempo eran fieles han muerto y ahora no hay quién busque a Dios. La nación fundada sobre bases bíblicas hoy es idólatra o secular. ¿Alguien puede tener fe y perderla completamente como si Jesús no orara para que ella no falte? (Luc.22:32). ¿La fe es un don reversible como si fuera de origen humano? (Ro.11:29; Efe.2:8) ¿Ella vence al mundo y después el mundo la vence? (1Jn.5:4-5).
¿Muere un hijo nacido de Dios y no de voluntad de hombre? (Jn.1:13). ¿El poder del pecado y la muerte es mayor que el de su resurrección que operó en ti cuando estabas muerto en pecados? (Efe.1:19-20). Dios nos justifica, nos absuelve, nos imputa la justicia de Cristo, acepta su sacrificio por nosotros ¿y después le defraudamos y nos quita todo eso? ¿Nos desviste del Señor Jesucristo? ¿Nos viste de gala y después nos re-viste de ropas viles? (Ro.13:14; Zac.3:4). ¿Se cansa de conducirnos al arrepentimiento? (Ro.2:4) ¿Pasamos por el tribunal de Dios, nuestro juez, dos veces, una para absolvernos y otra para condenarnos?
¿Todos, o algunos, los que el Padre les da los echa afuera? (Jn.6:37). ¿Te escribe en el libro de la vida en la eternidad y luego, desilusionado por tus pecados te borra en el tiempo? (Apc.13:8; 17:8). Te elige para la salvación desde antes de la fundación del mundo ¿y el libre albedrío hace nula esa eterna y bien pensada elección? (Efe.1:3-5).
Te predestina para aceptarte en el Amado (Jesucristo) ¿y después te rechaza y te dice “no ya no te acepto, me equivoqué contigo, ya no te recibo, hablé con el Amado y ambos nos retractamos de haberte aceptado? Si te elige para que seas santo y sin mancha delante de él ¿habrá manchas del mundo que te caigan encima que él no pueda limpiar con la sangre de su Hijo, con su Espíritu y su Palabra? ¿No es poderoso para quitarnos las manchas y guardarnos sin ellas para su reino? (Judas 1:24).
Te sentó con Cristo en los lugares celestiales y ¿después te dice: “eh, pecador, bájate de ahí”? (Efe.2:6). Te adoptó, ya eres hijo y coheredero con Cristo y como has pecado ¿entonces te dice: “has vivido perdidamente en esa provincia apartada, has gastado mis bienes con rameras y hueles a cerdo, no te abrazo ni te beso ni celebro tu regreso”? ¿Ese es tu Dios, el de la parábola del hijo pródigo? El que te dijo que perdonaras 70 veces siete a tu hermano ¿no podrá perdonarte 500 pecados a ti? Si el pecado abundó y sobreabundó la gracia ¿cuántos pecados podrás cometer que la gracia no sobreabunde? (Ro.5:20). Si ni uno solo ha resistido a su voluntad ¿tu libre albedrío sí? (Ro.918-19). Si te has ofrecido voluntariamente a él en el día de su poder ¿voluntariamente te dejará ir con el poder de tu pecado? (Sal.110.3). ¿No es suficiente para retenerte en la gracia?
Cristo me compró con su sangre y porque me enfrié y pequé ¿me vende al pecado? (Ro.7:14). Para creer que la salvación se puede perder habrá que tomar algunas bondadosas exhortaciones bíblicas y ciertos textos fuera de contextos e ir en contra de toda la Biblia y la razón. El que ayer era su pueblo, su pueblo es hoy, será su pueblo mañana y por la eternidad, porque Jesucristo lleno de gracia y de verdad (Jn.1:14) es el mismo hoy, mañana y por los siglos (He.13:8). Ser salvo ayer y hoy no es absurdo.
martes, 17 de marzo de 2009
¡Ay de ti Hollywood que hasta el cielo eres levantada!
En ella se oye hablar de violencia y destrucción; continuamente hay enfermedad y heridas en mi presencia. Corrígete, oh Jerusalén, no sea que mi alma se aparte de ti; no sea que yo te convierta en desolación (Jer.6:6-8).
Si queremos que la sociedad permanezca no podemos echar a Dios de su seno ni sacar cobardemente las iglesias de ella. Tomemos consejo con aquellas sociedades y naciones que fueron exterminadas por el Señor. Él le advierte a su pueblo que si se pone igual que ellas correrán la misma extinción (Lev.20:22,23; 2Re.17:8). Si no hay palabra de Dios que contenga la maldad ésta se desbordará y al llegar a su colmo será exterminada (Ge.15:16).
Jerusalén, Corazín, Betsaida, Miami, Los Angeles, San Francisco y Nueva York, detengan la violencia, el vicio y el crimen, recojan las armas, limpien de corrupción el cuerpo policial, ordenen a los magistrados que busquen a los culpables y que los pongan detrás de las rejas, permitan que el evangelio de paz inunde las escuelas, publiquen con su ejemplo la restauración del altar familiar, que la religión prenda de nuevo por su valor en el corazón de la familia.
Reformen los tribunales, cambien sus jueces, castiguen a los abogados explotadores y mentirosos, capturen a los ladrones, recojan sus huellas, fíchenlos y deténganlos, envíenlos a la cárcel, curen las enfermedades morales de la población, dicten leyes morales, cierren las clínicas de abortos y suspéndale la licencia de doctor al que haga alguno clandestino, y reformen las leyes que autorizan la venta de pornografía y permiten a homosexuales adoptar bebés. Aunque tengan que reducir la libertad, es preferible para que recuperen la salud bíblica.
No importa que sea una nación o una ciudad, el juicio de Dios la alcanzará si desprecia los medios de gracia (Mt.11:21-23). ¡Ay de ti Capernaum, Corazín, Betsaida; San Francisco y Hollywood que hasta el cielo son levantadas por el celuloide, hasta el infierno bajarán si tienen la desgracia de tener iglesias que sólo piensan en crecer en número, convertir sus templos en luctuosos nichos donde son sepultadas, humanizando la sociedad pero éticamente desarraigadas o contaminadas por ella, donde se alegran sin sana doctrina, imaginando cambiar el mundo con cánticos hedonistas y sonrisas bobas, en feliz destierro, y donde no hay muchos cristianos que nos envíen saludos desde la casa de César!
lunes, 16 de marzo de 2009
No se bautice para que su marido la ame más
Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril. Y concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ha mirado Jehová mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido. Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo era menospreciada, me ha dado también éste. Y llamó su nombre Simeón. Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví (Génesis 29:31-34).
Dios sabía que Jacob no amaría más a Lea por sus nuevos hijos, con cada parto él no aumentaría su cariño por ella, pero sí por los hijos que ella le daba. Sin embargo, Lea tendría una razón cultural para no sentirse menos y compensar la falta de amor matrimonial. Se lanzó con su vientre a la conquista del amor de su esposo y no lo logró. Así fue dando a luz a los patriarcas, según el propósito de Dios, aun mejor que la satisfacción de sus sentimientos como mujer.
Si Lea hubiera sido una mujer realizada matrimonialmente no hubiera cooperado tanto con el propósito divino como lo hizo quizás pariendo muchos de los fundadores del pueblo de Israel. Si se hubiera realizado en el amor no habría sido tan creativa. La poderosa fuerza síquica de su insatisfacción ayudaba al plan general de Dios del cual ella formaba una porción.
A veces creemos que si Dios no nos hace felices en el matrimonio o de cualquiera otra manera no está cumpliendo sus promesas en nuestras vidas; que para ello tiene que hacernos personas dichosas. Que Lea se sintiera menospreciada (la palabra significa odiada) e inferior era el propósito de Dios, y no que se sintiera realizada y colmada de felicidad; gracias a esos sentimientos de inferioridad y falta de amor conyugal habría de dar continuos hijos. Si hubiera sido una artista en otro contexto cultural, habría concebido cuadros, si hubiera sido escritora habría imaginado libros, y devorado toneladas de literatura buscando la compensación de sus sentimientos y el balance de su personalidad. O la pírrica solución de divorciarse.
No debiéramos tener una felicidad mayor que hacer lo que Dios quiere, y no llorar tanto por amores imposibles o perdidos. De todos modos, para muchas mujeres como Lea, y también hombres, pudiera ser un decreto divino que vivan con ternuras vacantes puesto que Dios no está comprometido hacerlos felices con otra cosa que no sea con él mismo. No que para ser útil haya que ser infeliz, sino que se puede ser útil sin llegar a la felicidad. Lea tuvo un matrimonio equivocado, no fue su culpa, y nunca lo pudo remediar. Su esposo no la amaba suficiente por sus ojos delicados, ni por sus hijos, como a otra por su bello semblante. Si de soltera el hombre no la amó de casada tampoco aunque se hiciera una gran ponedora de hijos.
Si usted se vuelve cristiana y se bautiza para que su marido la ame más podría llevarse un gran fiasco. Tal vez sea mejor que en vez de mostrarle que lee a Moisés, Pedro, Pablo y a Juan Calvino, que se arregle más bonito, o se pinte los ojos con antimonio si él tiene el gusto de Acab, se haga un peinado ostentoso no para adorar a Dios sino porque al tipo le gustan los moños, se bañe siete veces en el Jordán si huele a tortillas y frijoles, y si tiene dinero compre un frasco de alabastro con nardo puro y écheselo. Si los 300 denarios que cuesta son suyos y no de él.
El amor no sólo entra por la cocina sino por los ojos. Y por la nariz. Es más un asunto de cara bonita y bien vestir que de piedad. ¿Le parece eso poco espiritual? La misión del evangelio no es que se enamoren los desamorados sino dar fe, arrepentimiento, perdón y esperanza. Salvación. Mire a ver si siendo mejor cristiana, él más la quiere. Si su ornato es del espíritu como dice Pedro, más posibilidad tendrá de ganarlo para Cristo pero no para que la quiera más. La admiración por la bondad, la piedad y la santidad nunca es amor erótico que es el buscaba como mujer Lea.
sábado, 14 de marzo de 2009
¿Relax o Adoración?
También puso a los levitas en la casa de Jehová, con címbalos, liras y arpas, conforme al mandato de David, de Gad, vidente del rey, y del profeta Natán (2 Cro. 29:25-30).
La música es una hermosura en la adoración. Necesitamos melodías con buena letra como un suplemento y expresión de la oración y de lo que inspire la predicación. En el texto vemos la música mezclada con los sacrificios en el templo. Esa reforma la introdujo David, no era un mandamiento de la ley de Moisés, no se prescribía allí. Claro, por divina influencia, con la aprobación de los profetas mencionados. Antes no había salmo ni cántico alguno; en un silencio total y solemnidad se sacrificaba por el pecado, por la paz y la reconciliación del hombre con Dios. Con Moisés el culto era serio y reposaba más sobre la verdad y el significado de las cosas que sobre la alabanza y el gozo. La palabra de Dios en emblemas, imágenes y símbolos era el fundamento principal. David fue quien mezcló la experiencia religiosa con la expiación. Su adoración personal en los campos la llevó al culto público e incitó a Israel a que adorara a Dios como él lo adoraba; sus salmos eran sus oraciones (Sal.72:20), con tristezas, dudas, iras, cóleras, gozos y exaltaciones.
No buscaba el gozo per se en su adoración, era un sacrificio de alabanza lo que ofrecía (Jonás 2:9; He.13:15). Todo estaba lejos de ser pasatiempo y relax. Los profetas aprobaron esta clase de adoración musical para el tiempo de los sacrificios, si se hacía como David, inspirando al pueblo a la piedad del “dulce cantor de Israel".
No hay que ponerle un veto a la moción de David, Gad, y Natán, para cantar en los cultos cristianos si ellos están de acuerdo que la preeminencia la ocupe la predicación y no el salterio hebreo. Y si no nos obligan a calcar sus salmos con su contexto y vocabulario dentro del nuestro, y nos dejan en libertad para inspirarnos en ellos, extraerles la palabra de Dios y llenarlos más con Cristo, sana doctrina y con experiencia cristiana.
jueves, 12 de marzo de 2009
Gracia Preservadora
Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: no lo desperdicies, porque hay bendición en él, así haré yo por mi siervos que no lo destruiré todo (Isaías. 65: 8).
Mira por qué se salva el racimo. Por la gracia preservadora que Dios ve. Se le llama bendición. Lo que ha preservado en buen estado al racimo es su bendición. Sino hubiera sufrido el contagio de los otros y estaría enfermo con idolatría, sensualidad, vicios, incredulidad. Ves que la gracia preservadora es la misma gracia salvadora; la que salva preserva, porque la salvación es de una punta a otra una obra de gracia. Dios nos preserva para su reino celestial (2Ti. 4:18). Nuestra fidelidad debe total tributo a la gracia perseverante. No caemos en tentación porque él nos guarda del mal. Hubiéramos sucumbidos si no fuera por su bendición. Se puede decir bien que estamos siendo salvados. La gracia preservadora es la evidencia más clara de la gracia salvadora, como el fruto lo es de la savia. La gracia preservadora te salva el testimonio para que seas santo, la fe para que venzas la incredulidad del mundo, la esperanza celestial y triunfes sobre el materialismo, la vida espiritual del pragmatismo moderno, la pureza del evangelio de las herejías, de creer otro evangelio, de falsos apóstoles de Cristo, inventados, de falsos profetas, de la carne y del diablo. Cuando dice no lo tires porque hay bendición quiere decir porque hay Espíritu Santo que es el tope de la bendición de Dios, no podemos aspirar a ninguna mayor que él (Lucas 11:3).
Fíjate que la bendición de Dios en el racimo no es fácilmente notabledivinamente vista, y eso es un consuelo cuando los hombres nos condenan. Por su juicio es que somos salvos no por la opinión de los otros. Es el ojo del Señor el que mira la bendición y detiene la mano y dice “no, ustedes no ven mi bendición en él pero yo sí, no lo echen”. No es el ideal cristiano que las virtudes de Cristo sólo las vean Dios y los ángeles, no los hombres a quienes deben llegar porque se dice “te bendeciré y serás de bendición”. Pide a Dios que tu vida sea como un racimo de Escol, que se necesitaron dos espías y un palo para transportarlo. Y sobre todo si en tu vida el trigo está mezclado con la cizaña, el fruto del Espíritu con las obras de la carne, pídele que sean ángeles muy escogidos los que vengan a recoger de ti los frutos del Señor, no sea que tiren con la carne lo que es del Espíritu, lo que es de la gracia con lo que es de la ley, lo de Jerusalén la celestial con lo de Jerusalén la terrenal, y con la incredulidad la escasa fe.
martes, 10 de marzo de 2009
Si no puedes servir a Dios, eres viejo
1 Juan Mayormente el contenido de esta carta, si es que a pesar de la repetición de asuntos, se puede considerar de esa manera y no como...
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