¿Sufres Amnesia?


¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? (Numeros.14:3).

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No. No es para ti mejor regresar a tu cautividad. ¿Ya te olvidaste del pan de dolores que allí comías y como mezclabas tus lágrimas con tu sustento? Vano es ahora pensar en Egipto como si hubieras estado viviendo en un paraíso (Num.11:5-6), mejor preferirías comer un bocado seco y en paz, con la libertad que ahora tienes que regresar a la prisión donde te hallabas.


¿Acaso sufres amnesia? ¿No recuerdas los azotes que sobre tus espaldas caían y como estabas sometido a la más espantosa servidumbre? ¿Has olvidado como echaban tus hijos al río Nilo y los veías devorárselos los cocodrilos. ¿Cómo quieres volver a un mundo que venciste por la fe, y a preceptos tales como no manejes, no gustes ni aún toques? ¿Qué tienen los reinos de este mundo que no tenga el Reino de los cielos, el Sinaí que no halles en el Gólgota, Belial que no tenga Jesús?

Recuerda tu esclavitud mental, no podías ni de día ni de noche librarte de aquellos malos pensamientos, casi no podías orar ni pensar en otra cosa que no fuera en el árbol prohibido, y ¿ahora quieres de nuevo tomar de sus frutos y no poder vivir sin su sombra? ¿De nuevo quieres vivir aquellos tiempos de agonía cuando lamentabas que el pecado se te introdujera en los sacrificios más santos y no podíais evitar perder tu comunión con Dios? ¿Cómo puedes volver a lo que te avergonzó tanto? ¿Habrás perdido tu memoria?

Ahora que amas a Dios con toda tu fuerza y toda tu mente ¿echas de menos aquella servidumbre? ¿No sabes que libertarse del poder de una tentación no es cometer el pecado sino alejarse día por día de ella? Después de haber sido lavado en la sangre de Cristo y por el Espíritu Santo ¿volverías a revolcarte en el cieno como una puerca lavada? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu vas acabar por la carne? Como el perro vuelve a su vómito ¿volverás tú a aquellos pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos? (Números 11:5). Condimentar la vida y sazonarla con la sal de la gracia de Dios la hace más sabrosa que con las cebollas y los ajos del mundo, comer "pan de ángeles" y maná del cielo es mejor que los pepinos y puerros egipcios, beber del Jordán es mejor que del Nilo, no tiene cocodrilos que se coman a nuestros hijos (Colosenses 4:6). ¿Acaso perdiste la memoria?

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