Si Dios fuera una ilusión y el cristianismo supersticiones ¡ay de nosotros!
1TIMOTEO 6:16
“…el único que tiene inmortalidad
y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él
sea la honra y el dominio eterno. Amén”.
Oh Dios, eres
inmortal e inaccesible; y ninguna luz es menos accesible que los destellos de
gloria de Dios. La primera luz que, no la de brillantes soles, que alumbró el
ojo negro de la nada y empezó a verse el desorden, fue la de la palabra de
Dios, que se miraba muy “buena” (Ge.1:1-5). ¿No me has dado, Inmortal, inmortalidad
por el evangelio? (2Ti.1:10) Mi alma por sí misma no es inmortal, sin embargo
como los ángeles ¿no la has inmortalizado? Tú no mueres, tus años no acaban,
existes de generación en generación; y yo busco de ti “gloria, honra e
inmortalidad” (Ro.2:7) ¿Tiene algo de malo? Yo sé que eres esencialmente
inaccesible para los que están en el cuerpo pero no estás retirado del mundo
mientras tu Espíritu se mueva sobre este mundo caótico, en ti “estamos y nos
movemos” (Hch.17:17,18), y por medio de tu Espíritu tenemos acceso a ti (Efe.2:18;3:12);
atráeme hacia ti, fuente de la vida; inmortalidad y luz. ¿Hay algo más grande
en esta vida que hallarte a ti? He pasado de muerte a vida, no veré corrupción
perpetua, llegaré a la región de luz donde están "los santos en luz"
(Col.1:12). Si Dios fuera una ilusión y el cristianismo supersticiones ¡ay de
nosotros!, si Cristo no es la luz, Dios nos ha dejado en completa oscuridad. El
mundo está apagado aunque brille el sol. Dios es inmortal.
Es inaccesible ¿para quienes? Para el que permanece como hombre natural,
para el de mente carnal. Por eso necesitamos que él pase hacia nosotros que no
podemos cruzar el abismo que nos separa a menos que él lo cruce y se allegue.
De él es la iniciativa, él tiene la revelación para que lo alcancemos y la
presencia de su Espíritu para recibirnos “arriba en gloria” (1Ti.3:16).
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