No enfrentes a Pablo contra Pablo, y eso otro es feminismo
1TIMOTEO 2:11-15
“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la
mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que
la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará
engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia”.
Aquí no se refiere
específicamente a la salvación de la mujer, aunque se hace referencia (v.15),
sino a su posición dentro de la iglesia. Pablo está pensando en el culto
cristiano, en la reunión de los hermanos como iglesia. Su pensamiento con
respecto a la posición de la mujer en la iglesia es bien clara, va después
del hombre, porque Dios hizo a Adán primero y porque ella fue engañada.
¿Discriminación? No, es organización. Así Dios lo organizó, así el Espíritu
Santo lo declaró, ¿qué argumento podemos levantar en contra que no sea tomado
como rebeldía? No se deben tomar estas palabras y enfrentarlas con otras
escritas por su mismo autor en otra parte; por ejemplo, “pues todos sois hijos
de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados
en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay
esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en
Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois,
y herederos según la promesa” (Ga.3:26-29), eso es enfrentar a Pablo contra
Pablo; ni sacar fuera de contexto aquellas que escribió con respecto a ellas en
relación con el uso del velo, “pero toda mujer que ora o profetiza con la
cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese
rapado. y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por
causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su
cabeza, por causa de los ángeles. Pero en el Señor, ni el varón es sin la
mujer, ni la mujer sin el varón” (1Co.11:5-11). En esta última ocasión el
apóstol no está hablando sobre la organización en la iglesia sino sobre la
salvación. La mujer es igual que el hombre ante Dios, pero evidentemente que ni
física ni espiritualmente fue hecha para la misma función. No es
discriminación, sino lo contrario, el liderazgo dado actualmente a la mujer en
la iglesia para que la pastoree y la cuide como un anciano o un obispo, es
feminismo, lo cual es demostración que el criterio de la iglesia en este
sentido ha claudicado enfrente de la fuerza social y las ideologías humanas que
la rodean.
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