¿Qué será de nuestra obra cuando hayan pasado los años, cincuenta, cien, doscientos?


Colosenses 4:10, 11
“…estos son los únicos colaboradores conmigo en el reino de Dios que son de la circuncisión, y ellos han resultado ser un estímulo para mí”.

¿Qué será de nuestra obra cuando hayan pasado los años, cincuenta, cien, doscientos? ¿Quedará algo de ella? Tenemos que pensar que sí; si hacemos las cosas bien, si sembramos la palabra de Dios, si el fundamento de lo que edificamos es Cristo, si sobreedificamos con el mejor material, oro, plata, piedras preciosas. Algunas veces pensamos que para que una obra sobreviva al paso del tiempo tiene que recibir un amplio apoyo humano. No, no siempre eso hace falta, puede andar solitaria y en la oscuridad, anónima y débil, enferma y desgarrada y sin embargo perdurar porque recibe el apoyo y la bendición divina. ¿Tiene algún significado trascendente lo que hacemos?

Mira que prácticamente dejaron al apóstol y a un puñado de hermanos la evangelización del mundo; el resto o la mayoría se dedicó a predicar a los judíos y a vivir como judíos, si por ellos hubiera sido, habrían continuado predicando sólo dentro de Israel y a lo sumo a los judíos en el mundo. Es cierto que el Señor en un principio les dijo que se ocupasen de los israelitas como él mismo lo hizo (Mt. 10:5,6; Mt. 15:.24), pero ya ese era un tiempo pasado, el plan divino de alcanzar a todas las naciones había sido dado, no sólo a judíos sino también a los paganos. Jesús al ascender al cielo se los indicó bien: “Id y haced discípulos a todas las naciones” (Mt. 28:19, 20); y hay otra cita donde bien les dijo que irían “hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8). Pero aquí usted puede ver como el apóstol confiesa que sólo un puñado de hermanos se dedica con él a la evangelización mundial. Mira este texto (Hch. 8:1).

En otro tiempo de su ministerio quizás contó con mucho más colaboradores, cuando estaba libre, pero ahora no. Se pueden contar con los dedos de las manos los colaboradores judíos que tuvo; a veces se quedaba solo, sumamente solo, con Cristo nada más porque sus pocos ayudantes eran enviados por él mismo a cumplir misiones en sitios lejanos (2 Ti. 4:9-11). Es en esta situación especial de prisionero que se siente solo evangelizando el mundo. Si muchas manos lo hubieran ayudado, muchísimo mejor, pero careció de la cooperación que quería, de modo que conocemos a casi todos sus colaboradores. El propósito de Dios, en el espacio de siglos, se cumplió, aunque inicialmente la evangelización del mundo tuvo poco apoyo porque lo que hizo y escribió a inspirado a millones en el mundo entero. Pablo nunca pudo imaginar que lo que su grupito comenzó, que sus escritos, jamás editados por ninguna editorial, veinte siglos después se publicarían por colosales editoriales en el globo entero.

No te desanimes si ves que muchas manos pudiendo ayudar se retraen, si teniendo los medios para apoyar la obra se los reservan para sí mismos y para sus necesidades y vanidades, mientras el bendito evangelio no puede ser ampliamente distribuido por falta de recursos y las almas inmortales mueren ignorantes sin el conocimiento de Cristo. Dios, a pesar de la falta de apoyo de los que pudieran hacerlo, continuará su obra sin las manos de ellos, sin los recursos de ellos, sin los talentos de ellos, sin la presencia de ellos, porque más importante que ellos es el Espíritu Santo.

Otros no dan apoyo a la obra a menos que se beneficien y por eso se aíslan y se colocan como espectadores; si no reciben alguna remuneración, dinero, reconocimiento, popularidad, no cooperan y dejan que los pecadores no se salven. De estos Pablo tuvo muchos y los menciona en Flp. 2:20, 21. Y hay quienes no apoyan la obra de Dios porque no comparten la visión apostólica de aquellos que han entendido mejor el plan de salvación de Cristo, que no es para un grupo solamente sino para muchos, que hay otras ovejas que hay que traer para que haya un solo rebaño y un solo pastor.

Y ¿cómo se sentiría el apóstol con toda esa falta de apoyo para la evangelización del mundo? Indudablemente que triste porque dice que los pocos que le ayudan son su único consuelo. ¿Impotente? ¿Frustrado, melancólico? No, no creo que tanto. Un magnífico proyecto inspirado en las palabras de Jesús, en el cumplimiento de sus deseos, aunque no tenga mucho apoyo humano, nunca muere. Aliéntese tu corazón para que no te detengas en tu comisión ni faltes a tu vocación porque tus ideas no sean populares ni se les ofrezca apoyo.

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