Si no hay más remedio, confórmate con tu poca fe


Job 4:3-6


He aquí, tú enseñabas a muchos, y fortalecías las manos débiles; al que tropezaba enderezaban tus palabras, y esforzabas las rodillas que decaían, mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas. ¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?”.


No fue una consolación sino un ataque que empieza por su persona, juzgando la forma en que Job toma su tragedia; y lo primero que salta a la vista de ellos es la inconsecuencia de su fe. La vida ejemplar de Job.


¿Y quién no? Es más fácil aconsejar que seguir el consejo, además, las calamidades lo sorprendieron, no estaba acostumbrado a eso. Hace falta menos gracia para alentar que para alentarse. ¿Es cierto que creemos en Dios o “imaginamos” que creemos en Dios? Afirmamos creer en Dios, amamos su verdad, enseñamos con ella a otros y los fortalecemos en sus tribulaciones, sin embargo, cuando somos nosotros los que padecemos la enfermedad, la bancarrota, el divorcio, la muerte, la negación de los hijos, el desempleo, etc., reaccionamos en forma distinta a cuando no somos el objeto de esa suerte.


¿Es que somos hipócritas en nuestra confesión y nos engañamos a nosotros mismos afirmando que creemos en Dios, cuando nuestra fe no es más que un capricho, ansia por creer, antiateísmo? Es mucho más fácil creer doctrinas, vivir éticas, cumplir formalidades y ejecutar ritos, que practicar la fe en la providencia de Dios en la vida cotidiana.


La fe se mide precisamente ahí, cuando el mal ha venido sobre nosotros, ¿dónde está el temor de Dios en ese momento, y la esperanza que acompaña a la fe?. No se ve por ningún lado. ¿No hemos leído que todas las cosas ayudan a bien? Entonces, ¿por qué no lo creemos?, conocemos más cosas que las que creemos y no todo lo que sabemos lo creemos. Estamos convencidos que Cristo murió por nuestros pecados, que resucitó de entre los muertos, ascendió al cielo, está a la diestra de Dios, y ha de venir para juzgar a los vivos y a los muertos, entonces ¿por qué tenemos miedo morir? ¿No hemos leído que él es la resurrección y la vida, y que morir en Cristo es ganancia? De todo esto hay una conclusión que debiéramos sacar, ¿acaso es que no tenemos fe ninguna, que ella es una ilusión, y que mejor haríamos no intentar creer más?


No, porque esas vacilaciones y contradicciones no son reflejos de ausencia de fe sino de la pequeñez de ella; con esa cantidad pequeña de fe podemos malvivir, ser cristianos tristes y melancólicos, pesimistas, no reflejar victoria en el rostro ni ser de inspiración a otros, ser una carga a nosotros mismos, pero con todo, es suficiente para entrar con ella al cielo.

Comentarios

  1. Humberto:
    Estamos convencidos que Cristo murió por nuestros pecados, que resucitó de entre los muertos, ascendió al cielo, está a la diestra de Dios, y ha de venir para juzgar a los vivos y a los muertos, entonces ¿por qué tenemos miedo morir?

    Hace poco un hermano me dijo que su padre, creyente como él, había muerto.

    Me alegré por él -por el difunto- pues había partido y estaba con Cristo, lo cual era muchísimo mejor.

    Pero el hermano se tomó mi reacción como burla, falta de sensiblidad, o estupidez.

    Algo estúpido sí que fui, pa'que negarlo, pues olvidé que lo que el hermano buscaba eran palmaditas en el hombro y consuelo, no una sonrisa y unas frases que todo psiquiatra las calificaría como propias de un peligroso y desequilibrado suicida...

    Por otro lado, recuerdo que una vez escuché a James White decir que ser cristiano es como vivir en el mundo estando muerto, y es verdad.

    Cuando uno es consciente de que -al estar vivo- ha muerto al mundo, deja de temer a la muerte.

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  2. Pastor muchas veces el viejo hombre nos pone en la cuerda floja,y hacemos como Zedequias;
    nos ponemos triste cuando vemos la hora cerca
    o cuando nos azota otro tipo de problema.
    En casos como este,siempre salta a mi memoria
    lo que dijo el Senor "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia"; y mi
    pregunda es: No es parte de la vida abundante sentir la paz que nos da la fe en medio de las dificultades? Estoy equivocado pastor?

    Abrazos, Hno. Mejias

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  3. Renton, eso depende de la fe que esa persona tenga en la Escritura.
    Esto es parte de una carta que Calvino escribió como un consuelo a un padre que había perdido su hijo:
    "Cuando recién recibí la noticia de la muerte de tu hijo Louis, me sentí derrumbado por muchos días de modo que no servía sino para sufrir; aunque de algún modo también había sido sostenido por el Señor de la misma forma que sostiene a sus hijos en la aflicción, no obstante me sentía casi como una nada.... No obstante el fiel siempre siente suficiente alivio en su tristeza por medio de la providencia de Dios y su toda suficiencia, en cualquiera cosa que pase. No hay cosa que nos desaliente y perturbe más en esa situación que preguntarnos a nosotros mismos ¿por qué me pasa eso a mí?... Es Dios por lo tanto, quien has “recogido” a tu hijo, a quien antes te había encomendado para que lo educaras, con la condición, que siempre tu hijo sería suyo. Y por lo tanto, él ha llamado a su hijo, y de ese modo el joven ha ganado dejando este mundo, y por otra parte también tú al haber sido despojado de él, humillándote y ejercitando en ti tu paciencia. Si no comprendes la ventaja de esto, sin tardar, primero que todo, pon a un lado cualquiera otro asunto de consideración y pide a Dios que te lo muestre. Pudiera ser que él quisiera someterte a algún sufrimiento mayor de modo que llegues a ser capaz de ser más sabio y fuerte de lo que te proporciona tu comprensión"

    "Calvino le asegura al padre que sufre la validez de la promesa de que su hijo se encuentra en el cielo: ‘puedes estar seguro que no lo has perdido completamente sino que lo recobra las en la bendita resurrección en el reino de Dios’” (John Calvin, A Heart for Devotion, Doctrine &Doxology, pag. 88,89).
    En fin, el que padece espera no sólo que le recordemos la esperanza de la vida eterna, estoicamente, sino también que le mostremos simpatías con su dolor, y como se dice, "llorar con los que lloran”.

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  4. Hermano Mejías,

    Pienso que todos sentimos miedo a la muerte, o tal vez a la clase de muerte que Dios dispone; pero estoy seguro y confiado que cuando ya llegue la hora el Espíritu nos dará la fe y esperanza necesarias para tener fe.

    Uno tiene la fe cuando la necesite. Si usted no va a morirse tendrá miedo y si fuera a morir tendrá toda la fe que necesite. Yo no me preocupo por tener fe para morir ahora porque cuando me haga falta me la darán

    En cuanto a Ezequías cuando lloró,y los 15 años de más que le dieron, hubiera sido mejor que no los hubiera vivido. En ese tiempo nació su hijo Manasés, que fue famoso porque “derramó mucha sangre inocente…llenó a Jerusalén de extremo a extremo” (2 Re. 21:16), mejor se hubiera muerto cuando estuvo enfermo que ese poquito de tiempo que le dieron. Si Dios le extiende la vida a uno más de lo que él quiso, a esa persona le va a pesar no haberse muerto antes.

    Puede que cambie la forma de morir y cambien las circunstancias, y pudieran ser peores. Yo no quiero vivir más de lo que Dios me ha dado, ni un día más mi querido Mejias. Ya he vivido mucho, mientras otros han muerto jóvenes, tal vez he vivido tanto por lo poquísimo que he hecho para Dios y me extienden la vida por mis escasos logros. Me daría vergüenza pedirle a Dios más años. ¿Para qué?

    Cuando Agustín, Obispo en Hipona, le dijo a un enfermo que oraría para que no se muriera, él le respondió: ¿Para no morir nunca? Si no es así y moriré otro día, ¿Por qué no hoy?”.

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  5. Si, es cierto que en ocasiones nuestra fe es raquitica, no es lo mismo hablarle del senor a una persona para ganarla para CRISTO , que hablar de las escrituras cuando nuestro corazon lo necesita, cuando nuestro corazon hace que nuestra boca hable del SENOR, no me importa si la otra persona no lo sienta como yo, a fin de cuentas como dijo el PASTOR , todos conocen de DIOS, Siento mucho que la mayoria se pierda, incluso yo, mas en esta batalla por la fe , solo DIOS es nuestro amparo, pienso que llenandome de las escrituras, esta saldra por la boca, el que la desee oir, perfecto, y si no, entonces la hablo en casa , en familia, donde todos tendran que oir mi cantaleta, estoy seguro que muchas veces causo aburrimiento, mas me siento feliz al hablar de DIOS y sus maravillas, yo tengo que soportar a borrachos hablar estupideces, a los que tienen aliento a cebolla, a los sangrones, entonces, que se aguanten , no se si tengo mucha o poca fe, tampoco se si soy un cobarde, mas imploro a mi DIOS que sus pruebas conmigo sean suaves y rapidas, no me interesa llegar a DIOS como un General o como un teologo, solo me interesa llegar a EL y quedarme.

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  6. Eduardo, qué bonito está lo que has escrito, todo pero en especial, “no sé si tengo mucha o poca fe, imploro que sus pruebas conmigo sean suaves y rápidas, sólo me interesa llegar a él y quedarme”. Las he disfrutado porque contienen la ternura de Dios. Continúa adelante, gozándote y testificando del Señor, que si no creen al menos “sabrán que hubo profeta entre ellos” (Eze. 2:5).

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