La salvación de los antediluvianos y postdiluvianos

2 Pedro 3:1-9 (LBLA)

Amados, esta es ya la segunda carta que os escribo, en las cuales, como recordatorio, despierto en vosotros vuestro sincero entendimiento, [2] para que recordéis las palabras dichas de antemano por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador declarado por vuestros apóstoles. [3] Ante todo, sabed esto: que en los últimos días vendrán burladores, con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones, [4] y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los padres durmieron, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación. [5] Pues cuando dicen esto, no se dan cuenta de que los cielos existían desde hace mucho tiempo, y también la tierra, surgida del agua y establecida entre las aguas por la palabra de Dios, [6] por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado con agua; [7] pero los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos. [8] Pero, amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. [9] El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.


Voy a explicar el v.9 pero en su contexto porque queda mejor y salen a relucir varias doctrinas de la gracia. Así conociendo la familia se puede hablar mejor de un miembro particular de ella ya que llevan la misma sangre.

En el susodicho v. 9 el apóstol dice que Dios no quiere que nadie perezca por el fuego anunciado; y eso lo dice por causa de los burlones que se reían de la segunda venida y del juicio, alegando que desde que el mundo es mundo está igual y no hay tal cosa que se vaya acabar. Según Pedro en su tiempo está pasando lo mismo que siglos atrás encontró Noé cuando preparaba el arca con la paciencia de Dios cuando sus contemporáneos se burlaban de él, de ella y del juicio que les anunciaba, hasta que llegó el diluvio y perecieron (1 Pe. 3:20; 2 Pe. 2:5).

Dios estuvo 120 años ofreciéndoles la salvación a aquellos antediluvianos y hubiera querido que subieran al arca aunque sabía (presciencia) que no lo harían. Jehová deseaba que lo hicieran y ellos no lo hicieron. Y él les respetó el espantoso libre albedrío de ellos con que “celosamente” o “deseándolo” o “voluntariamente” no quisieran pasar adentro del barco. No se puede dudar de la sinceridad de Dios al ofrecerle la salvación mediante la predicación con un llamamiento general y con tanta anticipación si se arrepentían. Pero eran incrédulos y siguieron viviendo como Dios detestaba.

Cuando Pedro dice que Dios no quiere que ninguno de vosotros (como dicen los manuscritos más antiguos, siglos II, III), no nosotros (siglos IX, X) perezca se está refiriendo a ellos con los mismos antiguos sentimientos. ¿Era el deseo de Dios que aquella gente se ahogara? No. ¿Es el deseo que estos modernos burladores perezcan consumidos por el fuego? No. Es el mismo deseo que un juez tiene cuando condena a muerte a un reo. El deseo de Dios es que “todos” procedan al arrepentimiento; pero ya de antemano había (según su presciencia) decidido elegir para salvación los menos con un llamamiento especial, conociendo que ninguno querría subir y ninguno querría huir. La elección por gracia es el único medio de salvación, sin ella no hay salvación, o perecen todos ahogados o perecen todos incinerados. La salvación tiene llega en forma de decreto de Dios y no sólo como un deseo de él. Así Dios decide de antemano llevar a cabo su propósito y a los que antes conoció también los predestinó, para que subieran al arca, para que creyeran la palabra dicha por los profetas, el Salvador y sus apóstoles.

Noé y su familia suben al arca porque él “halló gracia ante los ojos del Señor” (Ge. 6:8). Se salva por gracia, es decir por la fe como un don de Dios. Noé “andaba con Dios” (Ge. 6: 9) y no como sus contemporáneos. Noé era el único “justo” y por eso entró al arca (Ge. 7:1); o sea, fue justificado por la fe y por medio de ella se salvó. Pasado el juicio y la destrucción del mundo “se acordó Dios de Noé y de los animales” y lo sacó de allí para comenzar un nuevo mundo (Ge. 8:1). Como si hubiera resucitado y Dios le dijera “hoy estará conmigo en el paraíso”.

En el arca no hubieran cabido muchos más además de Noé con su familia. Tenía una medida exacta dada al carpintero. Si cien o dos mil hubieran querido subir no cabrían en el arca. Ella estaba diseñada para que solo ocho personas se salvasen (1 Pe. 3:20); no tenía espacio libre “por si acaso”. Pero la presciencia de Dios, que actuó conjuntamente con la elección, contra el libre albedrío del hombre le dio al arca la eficacia que necesitaba para que sirviera a su propósito.

Del mismo modo, Cristo que es nuestra Arca de Salvación donde suben los hombres y mujeres elegidos en omnisciencia y predestinación, justificados por medio de la fe tiene la dimensión exacta, sin sobrarle nada, para ellos y para los animales de la creación que gimen por redención. En aquel entonces la iglesia tenía sólo ocho personas, luego 75 ó 76 judíos (Hch. 7:14), y tendrá “miríadas de miríadas” una “incontable multitud”. Por ellos murió Cristo y aunque su sangre vale para comprar a todos los antediluvianos y post-diluvianos, tiene la misma anchura de la elección, del llamamiento y del propósito de Dios. No más que eso. Su última gota llegó hasta los mismos bordes de la omnisciencia y de la predestinación.

Comentarios

  1. Yo creo que esta es una buena descripcion de este tema,por que todos pensamos que el arca fue construida para la gente pero no! por que claramente dice para Noe y los animales por que en su segunda venida Jesus el viene por los justo nada mas no por ambos malos y justos Ate. Rogelio Ambriz Martinez 06-01-13
    arogeliom@msn.com

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  2. Respuestas
    1. Creo que Dios en su presciecia, y en su misericordia no penso solo en Noe. Porque le ordeno que hiciera aposentos.Quire decir que podia haber otros
      Mas que podian creer en el mensaje de Noe.

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