Nuestros amigos los ángeles

Mateo 24: 31

“Y El enviará a sus ángeles con una gran trompeta y reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro”.

¿Ves como los ángeles conocen a los elegidos? Saben quiénes son, dónde viven, dónde están; es de suponer eso cuando ellos toda la vida del creyente estuvieron sirviéndole providencialmente.

¿No son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir por causa de los que heredarán la salvación? (He. 1: 14).

A la orden de Dios, cuando desciendan con Cristo,

Cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego, [8] dando retribución a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús (2 Te. 1: 7, 8).

Irán directamente a buscar a los que siempre sirvieron, al sitio donde reposan sus restos porque sus almas llevaron al cielo,

Y sucedió que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico y fue sepultado (Luc. 16: 22).

O adonde se hallen trabajando en un molino u otra labor, y adorando; entonces "uno será tomado y el otro será dejado".

Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado (Mt. 24: 40).

Saben bien quién es quién. ¿No se nos dice que ellos se gozan cuando un pecador se arrepiente? Pues saben ya quienes se han convertido. Y también conocen a los infieles y los tomarán y los excluirán de la presencia del Señor.

Y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. [40] Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin del mundo. [41] El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad; [42] y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes (Mt. 13: 39-42).

Amado, es importante que Dios te conozca. Si él te conoce, sus ángeles también te conocen. Y dice Pablo que es mejor ser conocido por Dios que conocer a Dios.

Pero ahora que conocéis a Dios, o más bien, que sois conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis otra vez a las cosas débiles, inútiles y elementales, a las cuales deseáis volver a estar esclavizados de nuevo? (Ga. 4: 9).

Tantos millones que hay en China, en India y en todos los continentes y ¡qué Dios conozca a los suyos por nombre y dirección! ¿No es eso maravilloso a nuestros ojos? Si vives cuando venga Jesús, los ángeles saben bien quién eres y si estás enterrado, sabe en cuál cementerio o en qué mar porque ellos entregarán sus muertos (Apc. 20: 13). Adora a Dios en el conocimiento de esa doctrina, nuestros amigos los ángeles, y podrás creerla y disfrutarla.