El caso de Judy Kupersmith


Quiero compartir algunas reflexiones sobre el libro "Walking Away from Faith " (Dejando la Fe), escrito por Ruth A. Tucker. No es un libro para edificar a nadie (me falta la 3 parte). Está escrito como un testimonio contra Dios, por la selección de los testimonios, aunque esa no es la intención de la autora.

Ella como que se hace la voz impresa de muchos casos de decepción espiritual de la fe. Da la impresión, en su anhelo por entenderlos, que su deseo es ponerse de parte de aquellas personas que abandonaron la fe, o al menos parece reconocer que tenían razón para volverse incrédulas. Pudiera compararse su estudio a una autopsia de la fe muerta en el corazón de esos casos, valiéndose de biografías y testimonios, de muertos y vivos, sin cuestionar las razones que ellos decían tener. Mientras las leía en no pocos casos me parecían justificaciones, y en todos la asombrosa desconexión de cada uno en su proceso de caída y apostasía, de la Biblia. No leí de ninguno, y la autora pocas veces sugería alguna reflexión bíblica que pudiera haber servido como medicina, aliento y alimento a la tal y cual durante la crisis de su fe. Tragedia espiritual, pese a que algunos eran evangelistas o pastores, ocasionada por el desconocimiento e ignorancia de la Sagrada Escritura o la errónea aplicación de las pocas referencias que se mencionan y la absoluta y total falta de teología apropiadamente aplicada.

Ella escribe: "Este fue el caso de mi amiga Judy Kupersmith, quien abandonó la fe de su niñez-una fe que continuó hasta los años de su adultez. Su vida espiritual fue nutrida desde los seis años dentro de una congregación wesleyana y metodista, donde orar era tan natural como respirar:

"Para ser perfectamente honesta, oraba tanto o más que cualquiera otro de mi edad. Escuchaba con mis oídos y con mi corazón. Para decir la verdad nunca escuché nada. Siempre me maravillé de aquellos que decían "yo sé lo que Dios quiere que yo haga, me lo dijo cuando yo estaba orando, está dirigiendo mis pasos". Yo nunca escuché nada ni di por seguro lo que tenía que hacer...".

“Judy se acercó a Janet la esposa del pastor para que la guiara y le sirviera como modelo en su vida. En Houghton College conoció a un joven que estaba estudiando para ser pastor. Janet, escribe Judy, "pero todo era tan delicioso, pensar que ambas podríamos ser esposas de pastores, y eso me unió más a mi amiga. Yo sabía que haciendo a Janet feliz era como hacer feliz a Dios. Así el romance continuó". Se casaron y como Janet, Judy llegó a ser la esposa de un pastor wesleyano. Pero no por mucho tiempo.

"Ahora esta historia se vuelve más complicada. Dos años y medio más tarde nuestro matrimonio fue anulado porque nunca fue físicamente consumado... me encontraba en problema con mi denominación. Fue un escándalo. Pero yo fui una de las pocas muchachas en nuestra iglesia que estaba en problema por no hacer eso. Los años siguientes fueron los más miserables de mi vida, hasta el día de hoy. Esta experiencia no me hizo perder la fe pero yo estaba segura de que iría al infierno...".

"Después que su matrimonio fue anulado, Judy se volvió a casar y dice, "el fruto de esta unión fueron dos perfectos niños. Entonces el divorcio. Entonces un poco de marihuana, un poco de valium...", y un lento movimiento saliendo la fe. Pero el momento definitivo ocurrió en 1976 cuando yo regresaba de una convención. Cuando entré al apartamento había alguien allí para robarme, entonces me violó y me golpeó. Mientras me encontraba tirada en el piso vi las fotos de mis niños como si me miraran, luché, maldije y traté de salvar mi vida. Y lo logré. No fue hasta unas semanas después que me sentí capaz de reflexionar en lo que había pasado aquella noche. Había estado en peligro mortal, y no había pasado por mi mente ni siquiera orar a Dios. Era como una carga que había salido de mis espaldas. Ya no creía en Dios. Era libre. Me había salvado a mí misma en mi propia mente. Después de aquello, mis amigos continuaron su proceso de salvación, pero a mí no se me ocurrió ni siquiera orar".

"¿Dónde estaba Dios cuando ocurrió aquel asalto y violación? Para Judy su desencanto de Dios fue acompañado con el desencanto con el pueblo de Dios. Unos años después que su matrimonio fuera anulado, algunos de los líderes de la iglesia quienes se suponían que la ayudarían a sanarse se aprovecharon de su vulnerabilidad y sacaron ventaja de ella. Como una ex novata esposa de pastor tal hipocresía (de la cual habla con amargura hasta el día de hoy), contribuyeron mucho a la subsecuente pérdida de su fe. Se culpaba a sí misma, pero Dios, quien era representado por aquellos "hombres de Dios" en su vida, fue disminuido en estatura hasta llegar a ser para ella inexistente". (págs. 156-158).

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Reflexiones.

Por supuesto que es una historia triste y yo no juzgaré a alguien que sufrió tanto. Fue en la universidad donde conoció a su primer marido, también pastor. Fue que siendo esposa de pastor que todos sus sueños se nublaron. Sus dos matrimonios la devastaron. Cuando ocurre lo de la violación y no acude a Dios, su vida espiritual se halla en un nivel bajo. Y las insinuaciones de sus “ayudadores” la terminaron de matar. Un paquete mortal.
Supongo que por falta de ayuda no pudo mirar a su alrededor y dentro de la Biblia. No ha sido ni es la primera mujer que se casa con un marido impotente y se divorcia. Al contrario de ella, muchas que han vivido esa experiencia han encontrado otro, bien elegido, que las ha consolado como mujer. Un marido incapaz y un divorcio, son heridas que hacen sangrar enormemente, pero no mortales, de las cuales muchas hermanas se han repuesto. En cuanto a la violación. Fue algo terrible. Pero también recuperable.
Cayó víctima de ese maleante en medio de una crisis, supuestamente de desencanto con la religión y un profundo sentimiento de fracaso. Ya esas cosas habían mentalmente minado su fe. Cuando no ora en el instante de su tragedia es que su ruptura con Dios ha sido previa. El ladrón lo que hizo fue desgraciarla más. Su vida parece una cadena de infortunios, y mal ayudada. No vino a su mente ningún texto bíblico, no halló en la Biblia ninguna palabra o promesa que pudiera confortarla. Sentó a Dios en el banquillo de los acusados sin comprobar por la Biblia quién era realmente Dios.
La historia de Dina la hija de Jacob o Tamar la hija de David pudieron haberle servido para superar la violación, porque aquellas dos también lo fueron y con ellas tenía algo en común. Saltaba a la vista que otras mujeres también han sido violadas. Y que ambas fueron vengadas, y no por ellas sino por la venganza y justicia de otros. Eran dignos de muerte y sus abusadores fueron muertos. Hay mucho silencio en la Escritura en cuanto al drama interior que ellas vivieron, pero al ver a Dina rompiendo sus vestidos de señorita, gritando y arrojando tierra sobre su cabeza, no es difícil suponer que se sentía horrible.
Una mujer abusada no ha perdido su honor ni se lo han robado, empezando por eso, y lo que más desea de su atracadores es que sean golpeados por la justicia humana o divina o por los tribunales, o por Dios, y si en eso ella puede contribuir con declaraciones y descripciones del culpable, tarde o temprano quedará satisfecha.
Y en cuanto al futuro, la mujer de hoy no vive en un contexto social igual que aquellas otras dos; ésta de ahora tiene más probabilidades de recuperación que las de hace siglos, incluyendo el tratamiento que se les da y la posibilidad de un nuevo matrimonio. La Escritura no presenta a Dios como culpable de la violación de Dina y Tamar sino a los delincuentes. Ninguna de las dos tampoco clamó a Dios, pero ninguna le reprochó que él no lo evitara. Tampoco la familia. Nadie tuvo crisis teológica con respecto a la violación. La experiencia se volvió colectiva pero no produjo ni un solo ateo.

Todos estuvieron de acuerdo que era un asunto inhumano y social; y, con ese enfoque a la manera de ellos les dieron punitiva solución. Hoy en día, tal vez por el concepto más ampliado que tenemos de Dios, esta señora de la historia y otras, ellas mismas y sus familiares, inculpan a Dios y lo hacen responsable de todas las canalladas que los hombres cometen unos contra otros. Es cierto que Dios es omnipresente y omnisciente y le dicen, “tú estabas allí y no lo evitaste, ¿por qué?”. Es cierto que pudo evitar un secuestro y una violación, es cierto que es testigo de lo que pasó, y también es cierto que no lo permitió, y es cierto que no es un castigo lo que les pasó y aunque miraba no lo hizo él, y debiéramos mirar para otro lado.

Si todas las mujeres que han sido vilmente abusadas conocieran la Escritura habrían leído que vivimos en el mundo y en el mundo tendremos aflicción. En el mundo hay ladrones que minan y hurtan. En el mundo hay pecado. En el mundo hay tentaciones. En el mundo hay demonios. En el mundo hay de todo. Hombres perversos cuyas pasiones combaten en sus miembros. Este mundo está bajo el maligno. Y una violación es una de las tantas y miles de cosas que ocurren porque vivimos en este mundo pecaminoso donde todavía no es perfecto el reino de Dios, y cosas con las cuales Dios está en desacuerdo y por la cual ha de juzgar a los vivos y los muertos, y reprobará a los culpables con justa venganza; y es por esas maldades que han quedado impunes que ha de levantarse un día un tribunal blanco donde cada uno tenga que ser juzgado por los hechos grabados en la memoria de Dios y en sus conciencias, y en la vida de aquellos que han dañado.
Si Dios no ha intervenido por las razones teológicas que tenga, Dios sí interviene y ayuda a todas aquellas que sin perder la fe no le echan las culpas de otros a él sino que claman por justicia. Cualquiera que sea la razón que Dios tenga para permitir una violación también debe tener alguna razón incomprensible para permitirlo, cualquiera que sea la amargura y frustración, y odio que se sienta, no debe ser transferido desde los culpables a quien lo permitió. La verdadera prueba de la fe está en la providencia de Dios. El tamaño y la esencia de la fe no se miden ni se pesa por lo que se recibe de Dios sino en lo que se pierde con su permiso.

Son muy complejos los sentimientos de una persona victimizada. Culpa, vergüenza, desaliento, auto desprecio y suicidio, ni matar la fe para sofocar los comentarios de la conciencia. La medicina para curarse esas cosas no es odiar a Dios, al contrario, él es la única medicina, ni lo es la apostasía y el ateísmo que son más rabia que solución. La muerte de la fe y la muerte de Dios serán siempre resoluciones inolvidables que tarde o temprano pasarán a la memoria y le pedirán cuenta a la conciencia.

¿Dónde estaba Dios cuando tú eras violada querida Judy? Allí. Si hubiera evitado que tú entraras a la casa cuando aquél hombre estaba allí ¿habrías orado dando gracias a la providencia, y eso te hubiera devuelto la fe en su Palabra que ya la habías perdido? ¿No es tal vez que las culpas contra ti misma se las echas a Dios? ¿No pensaste que te iba mal con Dios y con la religión cuando naufragó tu primer matrimonio? ¿También de tu segundo matrimonio es él el culpable? ¿Sabes que mientras más triste e incomprensible sea tu historia, y que con más fe la expliques, más sanidad tendrás y más consolación y cura llevarás a los que te escuchen? ¡Qué bueno que hallas en tus nietos felicidad y tienes amigas verdaderas como la señora Tucker! Puede que un día te des cuenta que fue un error de tu vida haber borrado a Dios. Con lo Grande que es, quizás no lo hayas borrado del todo.

Comentarios

  1. ¡Vaya!, pues si que me causó un cierto impacto,el hecho de ver repetido lo que muchas veces he escuchado, no la violación, sino el echar la culpa a Dios de algo que uno mismo se ha formado.Y me gustó el pensamiento tan cierto: "...el tamaño y la esencia de la fe no se miden ni se pesa por lo que se recibe de Dios, sino en lo que se pierde con su permiso."
    Y como diría en su tiempo Job:"recibiremos sólo el bien y el mal no lo recibiremos?
    No juzgo, creo que quizá yo hubiese actuado peor que ella ¡sigh!(suspiro) pero sé que Dios nos manda de todo como a las plantas:sol, agua, vientos fuertes,tempestades,para fortalecernos, aunque ésto, para muchos se les haga icongruente.
    Saludos pastor.Su libro de Apocalipsis, está super interesante.

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  2. Gracias Isa por ambos comentarios. Que el buen Dios te siga bendiciendo. Disfruta Apocalipsis.
    Humberto.

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