Caminando pensativos hacia el infinito de Dios


JOB 11:7
“¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?”. 

Es mejor la traducción de la LBLA que menciona los "límites" del todopoderoso porque la palabra lo que significa es completo, y da la idea de extremidad. La traducción de la RV sugiere como si Job quisiera ser tan perfecto como Dios, y esa no es la idea, sino que Job no puede alcanzar la
extremidad de Dios, porque Dios no tiene extremos pues es infinito y porque para el hombre sería eso imposible por la enormidad de la Deidad. No obstante, como más adelante dice, eso no invalida el hecho de que el Espíritu Santo nos exhorta a escudriñar, con él, aún " lo profundo de Dios" (1Co.2:10). Hay hombres que, sobre puntos teológicos difíciles, o sobre una ciencia escondida, hablan con la seguridad del mismo Dios, como si fueran el Espíritu Santo. He contado doce veces en este libro la palabra todopoderoso; nosotros tenemos también otras muy bonitas en nuestro lenguaje neotestamentario que no es sólo perfección, también son omnipotente, omnisciencia y providencia. Y cualquiera otra que se refiera a los atributos de Dios. Son sumamente deliciosas y de mucho consuelo en la aflicción, cuando uno se siente humillado y en la impotencia ante una situación incambiable. Descubrirás es una traducción menos exacta que investigarás, estudiarás. La palabra significa examinarás, enumerarás, deliberarás. La palabra “secretos” es añadida para aclaración, pero no se halla en el texto. Lo que quiso decir no es exactamente sobre los atributos divinos sino sobre la existencia de Dios; por supuesto que eso es un secreto, y el mayor de todos.

La respuesta a esa pregunta es “no”, no invalida el hecho que Dios sea el objeto de nuestra adoración y estudio, cuya existencia se halla en la revelación, y es esa revelación la que hay que examinar, enumerar y sobre ella deliberar con otros estudiantes y escritores sobre él. Más perfecta es nuestra adoración y la propia vida cristiana cuando le vemos como él es (1Jn.3:2). Es por indolencia y negligencia que nuestra vida cristiana se queda en la superficialidad, porque nos reunimos poco para examinar la revelación y deliberar sobre ella. Así estamos expuestos a que algún aluvión tentador derribe nuestra construcción espiritual rápidamente fabricada con heno, paja y hojarasca, y sin fundamento. No podemos jamás alcanzar los límites de Dios, pero eso no quita que caminemos con paciencia hacia el infinito.

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