Nuestras hijas, bíblicamente chapadas


SALMO 45: 9
“Hijas de reyes hay entre tus damas nobles” "está la reina a tu diestra con oro de Ofir". 

Esas son nuestras hijas que están entre las almas ilustres que acompañan a Jesucristo, las hijas de la iglesia. Esas hijas son también engendradas por el Espíritu Santo que están en las bodas de Jesucristo, junto a la reina ataviada con su ropa real y bordada en oro, el oro de Ofir. Las mujeres virtuosas que conforman nuestras congregaciones, y son la alegría de Dios en medio nuestro y que regocijan el corazón de Jesucristo, y lo sustentan con sus bienes (Luc. 8: 3); todas ellas santas, perfumadas con el mismo perfume de su Rey, dignas de hallarse en el palacio real, ilustres mensajeras y combatientes cuyos nombres están escritos en el libro de la vida junto a Loida, Eunice, y otras que también combaten en la guerra (Flp. 4: 2- 4; 2 Ti. 1: 5). Y son esas mujeres bíblicas, chapadas bíblicamente a la antigua cuando del comportamiento se trata, las primeras que madrugan y ven a Jesucristo resucitado, como María Magdalena.

                      

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